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Restregando la cebolleta

en Autosatisfacción

Restregando "la cebolleta"

Los jóvenes de los años sesenta, llamada también "La Década Prodigiosa", nos contentábamos con "restregar la cebolleta" cuando íbamos al baile los sábados y los domingos, porque en una tarde, bailar, ligar y follar, era imposible.

Lo que más me jode, es que, la mujer de aquella época, tenía las mismas necesidades sexuales que la de hoy, pero se las aguantaba ¡de que manera! Voy a relatar un hecho tan real como mi vida, ya que fui el protagonista del mismo.

Antes de la boda ¡Por supuesto que por la Iglesia! Los novios se inscribían en el juzgado, en el cual se anotaban todos los datos de los novios; que realmente es lo que tiene valor jurídico en la Tierra.

Me casaba un sábado, y el jueves anterior, ya tenía todos los documentos fiscales registrados en el departamento de matrimonios del juzgado, y el libro de familia en la mano. O sea: que ya estábamos casados.

Le dije a mi suegro, más ateo y rojo que Zapatero, que me dejara a su hija esa noche del jueves que llegara más tarde de las diez de la noche, ya que quería celebrar el "matrimonio civil" con cena, baile y "polvo", pero me dijo:

-Pasado mañana os casáis, y podrás disponer de mi hija como quieras, pero hasta entonces sigue mis normas: a las diez, en casa.

Tenía a la sazón un Citroen 2CV, y durante los meses que estuvimos de novios, me fue imposible "metérsela". Besos, toqueteos, y alguna "pajilla" mirando "ella al tendido". Decía que le daba vergüenza.

Una vez casados, hablamos muchas veces de cuando éramos novios. Yo le decía:

-Joder Mari, la de veces que me dejaste con dolor de huevos.

-Y tú a mí con dolor de ovarios.

-Vaya. –Dije yo algo mosqueado. ¿Es que de novios te negué algún día esta polla? Tú a mi si que me negaste el chumino las mil veces que te lo pedí. Así que si te dolían los ovarios después, no me eches a mi la culpa.

-Ya lo sé cariño, pero comprende que de haberme quedado embarazada...¡Qué hubiera sido de mi...!

-¿Y tú crees que yo no te hubiera respondido como el hombre que te ama de verdad?

Calló. No dijo nada. Pero al rato dijo:

-¿Es que no te aliviabas cuando nos pegábamos en aquellos bailes de parejas, con poca luz?

-¿Joder cariño! Que "restregar la cebolleta" es un recurso, y de cien veces que la "pegues", dos te "corres" y noventa y ocho sales con dolor de huevos.

Volvió a callar.

"Restregar la cebolleta" era el recurso que teníamos la inmensa mayoría de los jóvenes de los años sesenta: primero porque las mujeres solteras decentes no follaban, y las que follaban, sólo servían para eso: para follar, no para llevarles al altar. Lo sabían muy bien las condenadas, y bien que se aguantan las terribles llamadas de sexo a los dieciocho años.

A los jóvenes de hoy, no les hace falta "restregar las cebolletas". Vivo cerca de un polígono de copas y de botellón; cuando voy a hacer footing los sábados y domingos por las mañanas, la ruta desde la zona de copas hasta el Parque de Polvoranca, está plagada de condones, tampax, compresas y toallitas de papel; no exagero, se pueden contar por cientos; y además todo "muy fresco", lo que se deduce, que para los jóvenes de hoy, ligar y follar la misma tarde/noche debe ser lo normal.

¡Qué pena no haber nacido en esta época!

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