miprimita.com

Memorias de una prostituta. Capitulo 63

en Grandes Relatos

Capitulo LXIII

 

Mismo Sábado

Inmediatamente después de hablar con Lope, y la propuesta que le hice de que mañana Domingo nos encontraríamos en Madrid para afrontar el reto de Ernesto en el programa Caldo Amarillo; pero que antes se follaría a "un bombón" (que ya se habrán imaginado que me refiero a Sonia); regalo que le iba a hacer como premio a sus grandes servicios prestados a mis causas.

La llamé a su apartamento, con la esperanza de que estuviera.

¡Menos mal, si estaba!

--Sonia. Hola cielo, soy Manolita

--¡Qué sorpresa, cariño! ¿Dónde estás?

--En mis casa de Los Alcores. Necesito que me hagas un gran favor.

--Manolita, sabes que lo que me pidas.

--Quiero hacer un regalo a un gran amigo.

--¿Y qué tengo yo que ver con eso?

--Mucho, el regalo eres tú. La hembra más hermosa de Madrid.

--¿Y qué tengo que hacer?

--Echarle tal polvo, que no se le olvide en su vida?

--Ya sabes que lo mío es follar ¿Y qué tal está el galán?

--Un cincuentón de muy buen ver. Tranquila que "el macho" merece la pena que te la meta.

--¿Y cuando va a ser "la boda"?

--Mañana por la tarde.

--¡Ufffff! Menos mal, porque hoy termino el periodo.

--¿Está contigo Oscar?

--¡Qué va! Si hemos terminado.

--Valiente Gilipollas.

--Manolita.

--Dime corazón.

--¿Y las dos solas no podemos estar? Me muero por hacer el amor contigo.

--Tú deja contento a Fernando, y...

--¿Se llama Fernando el novio que me has buscado?

-- Sí, te decía, que dejes contento a Fernando; y que ahora que has terminado con el cretino de Oscar, tengo para ti unos proyectos que te van a encandilar.

--¿Qué tipo de proyectos? ¡Anda! adelántame algo.

--Mañana donde ya sabes, en los apartamentos de la Plaza de España te esperamos.

--¿A qué hora?

--Sobre las dos de la tarde; y comeremos juntos.

--Un beso, mi princesa.

--Otro para ti, mi reina.

Al día siguiente. Domingo

A la 13:45 llegué a los Apartamentos de la Plaza de España, ya saben, donde suelo parar en mis viajes a Madrid. Sonia me estaba esperando en admisión charlando con un recepcionista más o menos de su edad.

--Hija, no pierdes la oportunidad, cuando ves un mozo guapo, se te erizan los cabellos.

--Y sobre todo los del chichi. Me dijo muy bajito para que no le oyera el recepcionista.

--Doña Manolita. Muy cortés y con una sonrisa de oreja a oreja, (porque son mil pesetillas las que le doy de propina) me dijo el conserje: un placer verle por aquí de nuevo; ya sabe, para lo que guste mandar.

--Gracias Paco. ¡Ah! Preguntará por mi don Fernando Lopetegui, que suba sin demora.

--Descuide doña Manolita, cómo usted disponga.

--¡Qué! ¿Tratando le ligar al mozo de la conserjería? Le dije subiendo en el ascensor a Sonia.

--¡Qué va! Haciendo tiempo hasta que tú vinieras.

A los veinte minutos llamaba a la puerta, era Lopetegui.

--Abre tú Sonia. Le dije desde el servicio.

Al ver Lopetegui a Sonia:

--Disculpe señorita, pero creo que me equivocado de apartamento.

--¿Eres Fernando, verdad?

--Sí. sí.

--Pasa, pasa, que no te has equivocado.

Quedó Fernando pasmado, no se podía ni imaginar que mi regalo pudiera ser de tanta belleza.

Al momento salí del baño, envuelta en una toalla rosa desde el pecho hasta las rodillas.

--Estás en tu casa, creo que por ahí habrá algo de beber, sírvete lo que te apetezca. ¡Bueno! casi no hace falta que os presente. Sonia, este es Fernando, ¿qué te parece?

--Mejor de lo que me figuraba; un cincuentón que seguro va a hacer "encaje de bolillos" con mi cuerpo.

--Lo que te voy a hacer es "encajar bien el bolillo"  donde tu sabes. ¡Bandida!

--La dos nos reímos de la salida de Lopetegui.

--Bueno niños, a comer. Que tengo reservada mesa para tres en Jockey.

--¿No había otro hombre en discordia, Manolita? me hablaste de un novio de Sonia, creo recordar.

--Un imbécil que ha dejado plantada a esta muñeca. Dije a la vez que acariciaba la cara de Sonia.

--¿Entonces no va haber "cama redonda" como tenía entendido?

--No, mira, os quedáis los dos en el apartamento, que no os va a faltar de nada; os comportáis como dos tortolitos, y allá sobre la diez vuelvo por aquí. Voy aprovechar la tarde para hacer compras en unos grandes almacenes de la Gran Vía.

--No gastes mucho Manolita. Me dijo Fernando.

--Lo que tienes tú que hacer, "es gastar" todo con Sonia.

--¡Pero que guasona eres, joia!

Salimos del restaurante y tomamos un taxi; a mi me dejó en la Plaza de Callao, y ellos siguieron más abajo hasta la Plaza de España.

En este punto de mi narración, he dudado si contar lo que hice visitando tiendas  por el Centro de Madrid, o la follada de Sonia y Fernando. He llegado a la conclusión, que tres narices les importa mis compras a los lectores.

Según me contó Fernando al día siguiente de su tarde de amor; (porque como saben yo no participé en "la fiesta"). dijo que fue apoteósica.

Fíjense ustedes la grandeza de la amistad. Puedo asegurar que está muy por encima del amor y de todas las pasiones. Me he follado en mi vida a mujeres y hombres muy hermosos; he querido con locura y me he entregado con pasión arrebatadora a Raúl, Adela y Margarita. He disfrutado con Sergio y José Antonio de polvos sublimes...

...Y sin embargo, al hombre que de verdad más aprecio en este mundo, el que me ha demostrado que su amor está por encima de las pasiones, mi gran amigo Fernando Lopetegui.

Su imagen está tan inmaculada en mi corazón, que creo que el acostarme con él rompería el cristal que evita se mancille nuestra amistad.  

¡¡¡Qué ideal es mi devoción por Lope..!!!

Pero dejemos los sentimentalismos aparte, y escuchemos las palabras de Lopetegui, contándonos lo acontecido con Sonia. Cuando a mi me lo contaba como se lo va a contar ahora a ustedes, me meaba de la risa.

Como ya les ha contado Manolita, fui el policía que "custodió" la Casa de Citas que regía en Madrid allá por los años sesenta en plena Dictadura. Casa que visitaban con asiduidad las más relevantes personalidades de aquel Régimen; y que un servidor era el encargado de que todo transcurriera con normalidad.

Esa actividad, digamos que me daba derecho a "probar la mercancía". por lo que "caté" prácticamente todas las niñas que por allí pasaron en aquellos años.

Pero resulta, que la mujer de hoy es muy distinta a la de aquella. Los roles de macho y hembra estaban antes tan definidos, que una mujer por muy puta que fuera, andarle en el culo a un tío, era algo impensable.

Sin embargo, la mujer actual, sabe muy bien que el ojo el culo de "los machos"  es una zona erógena llena de ricos matices sexuales, y cómo explotarlos.

Fumando un cigarrillo en la cama, le conté a Sonia la aventurilla que nos corrimos Enrique Puig Domenech y yo (Página 341)  en Barcelona, y como Silvia me anduvo con su dedo en mi ojete.

--¡Ah! ¿Pero te gusta que te anden por "el bujerito" ?

--Si hace años, una tía me anda en el ojo del culo, la hostio. Le dije entre serio y risueño.

--Dime la verdad Fernando. ¿A qué te gustó?

--¡Joder que sí! Pero si se entera algún amigo que me gusta, me va a tratar de maricón.

--¡Pero que tontos sois los hombres de antes! Mira Fernando, me consta que eres muy macho, pero hoy vas a ser puta.

--¡Pero que coño dices....! ¿Estás loca?

--Hoy vas a probar algo distinto, algo que en tu vida podías ni imaginarte: gozar como una mujer, porque las mujeres gozamos en la cama infinitamente más que vosotros. Tú déjame hacer.

Y le dejé hacer.

Me pintó los labios, me dio colorete en la cara, y me puso unas braguitas malvas que me quedaban muy monas en mi culete respingón. Sacó de su bolso cinco mil pesetas y dijo.

--Toma.

--Y esto que coño es. Pregunté asombrado.

--El pago de tus servicios, yo siempre pago con las putas que me acuesto, no como tú pedazo de cabrón, que te las follabas por la cara.

Quedé abducido ante actitud tan insólita, pero ver aquel pedazo de mujer como me estaba manejando y sometiendo a su voluntad, me entró como una especie de abandono a mis instintos de macho, y seguí haciéndome dejar.

Me situó boca abajo, y posó sus hermosas tetas sobre mis glúteos, diciendo a continuación.

--Pero que buenas estás, pedazo de zorra, tienes un culo precioso, te lo voy a follar hasta que revientes de placer.

No sabía que hacer ni decir, sólo me acuerdo que cerré los ojos.

--Aupa el culo, cacho zorra, que te la voy a meter.

Aquello me estaba empezando a gustar, así que aupé el culo tal como me pedía. No podía ver nada por la posición que me encontraba, pero notaba sus dos manos como bajaban hasta los tobillos la braga que me había colocado. Sentí como me abría la raja del culo, y en la embocadura notaba algo caliente y espeso que se deslizaba por todo su contorno.

El placer que sentía empezó suave, pero llegó un momento que no podía resistirlo. Notaba mis testículos como si se quisieran salir del escroto, y la polla me hacia daño debido a los reflejos nerviosos de la zona que tendían a liberarse por allí. Y Sonia que no paraba de lamerle el ojo del culo.

--¿Te gusta que te coma el coñito? ¿Eh? Cacho zorra.

Había perdido el control de mi mismo, estaba totalmente abandonado a sus caprichos.

--¡Me encanta cariño, que me lo comas! Pero para un poquito que soy multiorgásmica y me vas a matar de gusto.

 Ya no sabía lo que decía.

--Pues ahora verás.

Noté al principio algo duro, y supe inmediatamente que eso no era lengua. Cuando con mi mano derecha desde la posición que estaba, intenté identificar que era aquello que entraba por mis entrañas, fue tarde, estaba metido hasta unas bolas gelatinosas que semejaban un par de cojones.

--¡Mueve el culo, guarra!

Y la guarra de Lopetegui, moviendo el culo con aquella polla de latex bien metida por el ojo del culo.

No lo puedo explicar, dicen que si se roza la próstata, el hombre puede llegar a eyacular sin tocársela. Juro que a mi se me escapó un chorro de semen sintiendo un placer inmenso por el paso de la uretra.

--¿Te ha gustado el polvo. Fernando?

No supe que decir, al recobrar mi conciencia de macho, no tenía las cosas muy claras, y sentía algo de pudor.

Se dio cuenta Sonia, sólo me dijo:

--¡A ver si de una puñetera vez, derribamos el mito del machismo!

Mas de Galan Maduro

Historia de dos amores (en prosa rimada y verso)

Historia de dos amores

Raquelita y su despertar al sexo

El bien o el mal follar

Carta a una ex novia, hoy cibernovia

Reflexiones de un viejo sobre el sexo y el amor

Mi primer beso de amor

Recuerdos imborrables de mi primer amor

Mi noche loca con Adolfo

De cómo me hice maricón

Me gustan las pollas como me gustaban los coños

Relatos de un abuelete cahondo

El primer casquete que regalé a María

Mis epigramas sexuales

Clases de amores

Aventuras y desventuras de una ... Capt. 3º y 4º

Aventuras y desventuras de una meretriz de lujo

¡Qué asco que se depilen las mujeres!

Trío con Celia y Josefa

Lo que no escribió Cervantes, lo escribo yo

Vírgenes pero putas.

Historia de un maricón. Capítulo 10

Carta a mi ex novia después de 44 años

La historia de un maricón. Capítulo 8

Historia de un maricón. Capítulos 6º y 7º

Historia de un maricón. Capítulo 5º

La historia de un maricón. Capítulo segundo

La historia de un maricón. Capítulo 3º

La hostoria de un maricón. Capítulo 4º

La historia de un maricón. Capítulo 1º

Me vuelve loca este cura

La primera vez que fui sodomizado

Alfonsina y el verdadero amor

Diario íntimo de mi prima Marucha

La noche mágica y el virgo de Estibaliz

Noche de amor en el Puerto de Santa María. Cádiz.

El Demonio de los Celos

¡Qué bien se folla en la siesta!

¿Me estaré volviendo gay?

Cuento de fachas y rojos

Las dos hermanas aquellas

La noche mágica, y el virgo de Estíbaliz

Mi colección de pelos de coños

Mi vida: una vida llena de satisfacciones

Hoy me siento más realizado de hombre que nunca

El Café de Levante de Madrid. Donde conocí a Petri

Diarío íntimo de mi prima Marucha

Las locuras de la Marquesa de “Tócame Roque”

Mi último cliente

Ayudé a mamá a que recuperara su sexualidad

Lo que contaba mi padre

Los líos amorosos de un niño guapo

Mujer presa en cuerpo de hombre

Como fui purificado por una dama

Noche de bodas gay

¡Si yo fuera mujer..!

Novias anhelantes. Esposas y amantes. Madres ...

Mi hija es lesbiana

Cómo me dio por el culo Sonia

Las dos lavativas que me han puesto en mi vida

Historia de un transexual

Versos escatológicos

HIstoria de un transexual

El Obispo y yo

Daría mi vida de macho, por nacer mujer

Mi primera experiencia lésbica

Me vuelve loca este cura

Mi primera noche de amor

Mi segunda experiencia lésbica

Un polvo subliminal

Mis cuentos inmorales. Capítulo 8

Mis cuentos inmorales Cap. 7

Mis cuentos inmorales, Capítulo 6

Mis cuentos inmorales. Capítulo 5

Mi decameron. Capítulo 4

Los líos amorosos de un niño guapo

Los lios amoroso de un niño guapo. Capítulo 3

Recordando mi pasado sexual. Capítulo 2

Recordando mi pasado sexual. Capítulo uno.

Manolita. Capítulo 67 y epílogo

Manolita. Cap. 64-65-66

Manolita: Cap. 61-62-63

Manolita. Cap. 58-59-60

Manolita. Cap. 55-56-57

Manolita. Cap: 52-53-54

Subliminal escena lésbica

Manolita. Capitulos: 49-50-51

Manolita. Capítulos: 46-47-48

Manolita. Capitulos:43-44-45

Manolita. Capítulos: 34-35-36

Manolita. Capítulos: 37-38-39

Manolita. Capítulos: 31-32-33

Manolita. Capítulos: 22-23-24

Manolita. Capítulos: 25-26-27

Manolita. Capítulos: 28-29-30

Manolita. Capítulos: 10-11-12

Manolita. Capítulos 4-5-6

Manolita. Capítulos: 19-20-21

Manolita. Capítulos: 13-14-15

Manolita. Capítulos: 16-17-18

Manolita. Capítulos: 7-8-9

Manolita. Capítulos 1-2-3

Confesiones sicalípticas de un abuelo. Cap. 5 y 6

Confesiones sicalípticas de un abuelo. Cap. 3 y 4

Confesiones sicalípticas de un abuelo. Cap. 1 y 2

Memorias de una prostituta. Capítulo 65

Memorias de una prostituta. Capítulo 62

Memorias de una prostituta. Capítulo 57

Memorias de una prostituta. Capítulo 54

Memorias de una prostituta. Capítulo 48

Memorias de una prostituta. Cap. 47

Memorias de una prostituta. Capítulo 45

Memorias de una prostituta. 39.40,41 y 42

Como comerse un coño

Manolita y Sonia. Cap. 37 y 38

Memorias de una prostituta. Cap. 35 y 36

El cura pretende casarse con Manolita

Memorias de una prostitua. Cap. 22 al 26

Manolita y el cura de su pueblo

Manolita y el cura de su pueblo

La escena lésbica mejor contada

Memorias de una prostituta. Cap. 19.20.21

Memorias de una prostituta. Cap. 16-17-18

Memorias de una prostituta. Cap. 13,14 y 15

Memorias de una prostituta. Capítulos: 10, 11 y 12

Memorias de una prostituta. Capítulos: 7, 8 y 9

Memorias de una prostituta. Capitulos 4, 5 y 6

Mi primer ciberpolvo

Memorias de una prostituta. Capitulos 1, 2 y 3

Oda a Zaira. La Reina de Lesbos

La primera vez que hizo el amor

Manolita y Adela

Escena lésbica

Dichas y desdichas de una prostituta

Restregando la cebolleta

La mujer y el matrimonio

Me gusta como huele y sabe el coño de Sandra

Soy el mejor lamerón del mundo

¡Qué hermosas son las pollas!

Me lo tengo merecido por cabrón

Confesiones de la Marquesa de Tócame Roque

¡Juro que no me follé aquella burra!

Las cosas no son como parecen

Diálogos desde el Infierno

El coleccionista de pelitos de pubis

Diálogos de matrimonios

La isla de las delectaciones

El liguero negro

El arte de hacer una buena mamada

El arte de saber bajar unas bragas

Su Majestad: EL COÑO

De la desesperación a la felicidad en un minuto

Amar en San Seabastián antes de morir

Esperé a que fuera mayor de edad...

Asesinato en el burdel

Tres horas con Lourdes

Mis sueños de infante

Diversas formas de

El diario íntimo de mi prima Montsita

Mis ligues por Internet. Primera entrega

Anécdotas eróticas en la Dictadura

Mi primer polvo de 2011

El diario de un consentidor

Sobre el intercambio de pareja o swinging

¿Qué da más placer: la boca, la polla, el coño ..

El coño de Carmencita

Las Calientapollas

Me hago las “pajas” como las chicas; con un dedo

Por culpa de una almorrana no me la pudo meter...

La Pipa de la Venancia

Nunca creí que en mi ano cupieran 25 cm de polla

El dulce sabor salado de los coños

Chistes verdes

Aquellas enfermeras de Alicante...

Me gusta sentirme mujer y ser penetrada

Los besos de mi amor

Mi colección de vellitos de pubis

Soy un CABRON en potencia. Lo reconozco

Lluvia dorada de una nube sagrada

Como y donde tiré mi último cohete

Aventura en el expreso Madrid-Sevilla

Análisis de los diez Mandamientos.

Como fue mi primera experiencia homosexual

Proceso inevitable de los matrimonios

Como fui sodomizado por Sergio

¿Me estaré volviendo gay?

Una esposa puritana y un marido obseso