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Lo que no escribió Cervantes, lo escribo yo

en Parodias

Don Quijote hablando con Sancho a lomos de sus jamelgos camino a la posada de Calatrava.

D.Q. Amigo más que vasallo Sancho. Hoy que mal me hallo.

S.P. ¡Carallo! ¿Qué le sucede a vuestra merced, acaso le duele un callo?

D.Q. ¡Peor Sancho, peor! Recuerdas aquel mesón que más que mesón parecía un serrallo?

S.P. ¿Aquel mesón de Argamasilla, en donde pilló su merced las ladillas?

D.Q. ¡Más que peor Sancho! Aquellas ladillas me las quitó un matasanos de Motilla. Lo que pillé en aquel infesto mesón fue peor incluso lo que me pasó con aquel moro. Un malandrín sin hacienda y sin tino, bellaco, ruín y desgraciado que me tiene enajenado y muy cabreado.

S.P. ¡Bah! mi señor Alonso Quijano. Que vos desfacedor de entuertos, de espada triunfadora y lanza demoledora, no debe ser causa de castigo de que un mendigo os quiera comer de vuestro huerto los higos.

D.Q. No crea mi fiel escudero. Lo que más me solivianta de ese fullero que no ceja de tocarme los cojones con su descaro y desacato. Esperad un momento que me aprieta el meato.

Don Quijote se baja del caballo y acercándose a una encina para dar rienda suelta a aquello que tanta desazón le produce y que algunos llaman orina.

D.Q. Descansemos al pie de aquella acequia, que los sinsabores de mis pensamientos me producen estertores y remordimientos. Vayamos prestos a reponer lo que acabo de evacuar hace un momento.

S.P. Vayamos sin vacilamientos y repongamos sin miramientos; y de paso si a vuestra mercé le place, asaré  unos choricillos con aquellos sarmientos. ¿Le satisface?

D.Q. ¡Ah! Mi fiel asistente ¡Qué verdad que las penas con pan son menos! Eso del chorizo es un buen atino. ¿Traéis también vino?

S.P. Mi señor don Quijote. Una viandas sin vino es como tener un jilguero y no escuchar su trino. Traigo un clarete especial de Gerindote.

D.Q. ¡Buen vino! ¡Sí señor! Que este trago me ha quitado el mal trago que desde hace días ese villano que no sé lo que me hago.

S.P. ¿Y decid señor, que ese bellaco es de mala psicología?

D.Q. Mucho más grave. Lo que no puedo soportar es su osadía. ¡Qué tormento madre mía! ¡Qué tormento! Me tiene comido el coco todo el día.

S.P. Para mi que ese follón os vacila. Seguid el consejo de vuestra amada Dulcinea ¡Qué nada ni nadie perturbe mi alma tranquila!

D.Q. ¿Creéis Sancho que ese rufián me está tomando el pelo?

S.P. Seguro mi señor. Conozco bien a esa clase de villanos, a nada ponen reparos y lo mismo les da la Pepa que la Juana.

D. Quijote con gesto malhumorado.

Tenéis razón, ese cabrón se va a reir de la puta de su hermana.

 

Don Quijote sale del retrete. Antes de ir a fenecer bellacos tiene la costumbre de vaciar la tripa para que la armadura de hoja de lata por su cuerpo, aunque muy flaco nos le impidan sus mondongos por ella deslizarse.

Don Quijote a su amada.

¡Señora de mis desvelos!

¡Protectora de mis cielos!

¡Poseedora  de mis enhelos!

¡Congoja de mis demonios!

¡Suspiros de mi firmamento!

¡Mi eterno  atroz tormento!

Hoy necesito más que nunca vuestra bendición. Un villano que en mala hora conocí en una venta  ataca con vil fiereza y sin decoro a las buenas gentes que allí moran en alegre compadreo, dando cornadas a diestro y siniestro como un toro.

Su amada

¿Y quién ese bellaco que tanto os perturba, que refleja en vuestra tez otrora rosada, ahora con ese color tan amoratado que cual crisálida mariposa alfireteada? ¿O es debido a que no habéis hecho bien la defecada?

 

Don Quijote

¡Oh! no mi dama.

No, no, no, mis intestinos,

aunque algo intrincados por ese infame,

se han vaciado de antemano

a pesar de ser muy vago...

Sabed que antes de pelear con villanos:

cago.

Su amada 

¡Diga mi señor don Quijote que puede hacer por vos esta doncella...

Don Quijote

¡Bueno! ¡Bueno... !  Eso de doncella...

Es que no recordáis...

aquella noche que mirando a sus ojos

con la pasión que se mira a una estrella;

turbado por la protuberancia de vuestro senos,

en aquel lecho de heno,

de un meneo os arrebaté el himeneo.

¿De veras que no recordáis?

 Su amada algo turbada

Dejemos aventura aquella que no quiero recordalle.

Me tomaste  por el talle mientras mareada me halle,

Sirviendo aquel vahído para tomar la fruta de "mi valle".

No, mi señor don Quijote. ¡No me gustó aquel detalle!

Don Quijote

¡Viva el Cielo! ¿Decís que no os gustó aquel lance?

Por favor señora, que conmigo no sirven disimulos,

que mientras yo me esforzaba  en aquel gran trance

vos, mi amada, con que pomposidad moviáis el culo.

Su amada.

¡Calle! ¡Calle! Que aunque mi cuerpo bien gozalle,

mi alma en pena y mi corazón lánguido suspiralle.

Yo, una gentil pichona, mariposa de tierno talle...

No pudo al ver aquella cosa dura, evitar me escandilalle,

y al infierno de las pasiones mi alma al pecado llevalle.

 

Don Quijote

Cesad en el llanto y en vuestra derrama,

Mi hermosa y gentil dama,

que porque os hice mía en aquel lecho de heno y alfalfa,

que por cierto, ¡cuánto me costó quitaros la faja!,

no se os mancilló vuestro honor.

¡Miradme  a los ojos, por favor!

decidme:

¿No veis en ellos el amor?

Su amada dando un leve suspiro

Sí, mi caballero andante.

Y ahora decidme quien es ese tunante

que os trae a mal traer cual infierno del Dante.

Don Quijote

Es un conde de mala baba llamado Basaldúa,

ruin, bellaco y más pajarraco que una cacatua.

Por los prados cabalga el villano...

con aires del tirano Gargantúa.

Su amada

¡Coño! ¡Ay! Perdonad mi expresión,

pero es que yo tuve con ese fulano tiempo ha,

lides incruentas.

Don Quijote exaltado

¡Qué me decís señora! ¡Cuál fueron esas lides!

Su amada

¡Ya perdí la cuenta!

Don Quijote muy escamado

¡Sabed señora que eso muy mal me sienta!

 

Sale don Quijote del aposento haciendo cábalas más de la cuenta

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