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Manolita. Cap. 58-59-60

en Grandes Relatos

Capítulo 58

 

Lopetegui llama a una Comisaría de Barcelona.

--Comisaría del Distrito. Diga.

--Hola buenas, soy Lopetegui, Comisario de Madrid.

--¡Hola, buenos días señor comisario! Soy Peláez

--Ex comisario, Peláez, ex comisario, que me han jubilado.

--Para esta Comisaría siempre será el Comisario Lopetegui. Las huellas que dejó aquí en aquel caso tan complicado que resolvió, no se han borrado.

--Gracias a vosotros también se resolvió, Peláez. Avisa a Enrique, dile que es urgente.

--¡Hombre Lopetegui! ¡Cuánto bueno! Se te echa mucho de menos. Dime que se te ofrece, ya sabes que aquí se te aprecia.

--Poca cosa necesito Enrique. Que me digas todo lo que tengáis de un tal Ernesto de la Flor Campillo.

--Tardaré unos minutos, ¿dónde puedo llamarte?

Le dio mi teléfono privado; línea ajena a la centralita del Hotel.

--Te llamo en media hora máximo. ¿Qué tal te va el retiro, Lope...?

--Muy bien, pero echo mucho de menos la actividad.

--¡Venga hombre, venga! ¡Si yo pudiera jubilarme...! te llamo enseguida.

A los veinticinco minutos llamo Puig.

--Dime Enrique. y gracias por la celeridad.

--Toma nota de los datos del "pájaro".

Los datos tomados eran los normales de un ciudadano de a pie. Lo que le llamó la atención a Lopetegui, que en la sucursal número 0256 donde era titular de una cuenta corriente con antigüedad de 1987 con movimientos alternativos, hubiera contratado hace unos días una caja de seguridad.

En los tres últimos meses los movimientos de la cuenta habían sido frecuentes, y el último de fecha de 25 de Agosto, (hace seis días); por lo que el domicilio de Barcelona que constaba en los archivos policiales sería el habitual, al menos desde hace años.

La jugada parecía clara, todo encajaba como un puzzle. Al ser elevado su hermano Sergio al cardenalicio, lo grabado en la cinta se había convertido en una bomba de relojería. ¡Joder que fuerte! El cardenal de moda y la puta más famosa de España, amantes en un tiempo atrás.

En manos del partido de la oposición la cinta, (y que no había que dudar de su autenticidad), podía socavar los cimientos de PPP hasta derribarlos. ¡El partido que defiende la ética y la moral de los ciudadanos! ¡Vaya ejemplo que les da!

 --Manolita, el tema es muy delicado políticamente; judicialmente nada tienes que temer. A la Manolita de ayer, hasta le hubiera beneficiado "este culebrón", y a nadie hubiera arrastrado. Pero a la Alcaldesa de Los Alcores y miembro activo de la Ejecutiva de tu Partido, esa cinta os puede hacer mucho, pero que mucho daño.

--No me asustes Lope...

--Tranquila Manolita. El asunto es muy simple en su concepción, pero de efectos muy nocivos para vosotros.

--¿Qué vas a hacer? Estoy muy asustada, no por mí, ya me conoces, es por el daño que le puede  crear a terceros.

--Me lo imagino, me lo imagino. De momento, al Cardenal de moda, Sergio de la Flor le hunde, y suerte tendrá, qué no le excomulguen.

--Y al PPP, ¿qué le pasaría?

--Pues que pedería la credibilidad de muchos ciudadanos, y las próximas elecciones legislativas podría perderlas.

--¡Jo! y todo esto por acostarme con un cura.

--Manolita, ya no sirven lamentaciones; tranquila, que aunque sea lo último que haga en mi vida, te sacaré de este apuro.

--Lope...

--Dime Manolita.

--Desde cuando nos conocemos.

--Ya hablamos de esto otra vez. Si la memoria no me falla, desde el año 1965, fecha que me hice cargo de la comisaría del distrito donde estaba ubicada "tu Casa", ¿Por qué lo preguntas?

--¡Más de treinta años! ¡Madre mía! Por nada Lope, por nada.

Era tal mi agradecimiento a este buen amigo, que a pesar de haberme prestado tantos servicios, y hecho tantos favores personales, ¡jamás! se me había insinuado en demanda de pagos sexuales. ¡Milagros de la verdadera amistad!

Estuve a punto de ofrecerle mi cuerpo, no como pago de un favor, no, ¡juro que no! Era como una muestra de mi más sincero agradecimiento. Pero me di cuenta enseguida de que hubiera sido una rémora para esta amistad tan limpia y pura.

--¡Venga niña! Dejemos los sentimentalismos para otra ocasión. Mañana salgo para Barcelona.

--¿Y eso? Pregunté sorprendida.

--Para empezar a devolverle la jugada a este desgraciado de Ernesto.

--¡Qué bien, qué bien! Ha salido el policía que nunca ha muerto en ti. ¿Tienes preparada ya una estrategia, verdad?

--Sí, y te aseguro que va a ser tan sutil, que le va a dar por el culo su propio cipote.

--Pues pobre de él, apañado va.

--¿Qué quieres decir?

--Que cómo se de por el culo con su propio pene se lo revienta.

 Se rió Lopetegui, había entendido bien la metáfora.

--Antes de partir, pasa por caja, y toma el dinero que necesites.

--Con 250.000 pesetas creo que me bastarán.

--¿Nada más? No, no... Te vas a alojar en el mejor hotel de Barcelona, y como me figuro que tendrás que hacer algún sobornillo que otro, te llevas medio millón. ¡Faltaría más!

--Tienes razón, igual tendré que comprar algún tipo de información.

--¿Te vas a llevar a tu mujer contigo?

--No, no creo que quiera venir; se lo está pasando aquí de las mil maravillas.

--Mira, hablando de Roma, por la puerta asoma.

En ese mismo momento, hacía entrada Antoñita en el despacho.

--¿Se puede?

--Adelante Antoñita.

--¿Qué? Conspirando a mis espaldas.

--Sí, estamos estudiando la forma de matarte.

--Pues si he de elegir, que sea "a polvos", como se mata a las cucarachas.

Reímos los tres de su salida.

--Mañana voy a Barcelona para hacer un servicio a Manolita, ¿me acompañas?

--No querido, no. Ve solo, aquí te espero, y tarda lo que quieras en volver. Además tengo a uno de los camareros a medio ligar.

--Ten cuidado cariño, no sea que te vaya a hacer una barriga. Que se ponga condón.

--Sí, trillizos por lo menos.

--Os dejo con vuestros secretos, me voy a darme un baño.

--Se os ve un matrimonio muy unido, Lope. Antoñita parece una gran mujer.

--Si, afortunadamente nos llevamos muy bien.

Capítulo 59

 

         A la mañana siguiente llegó Lopetegui a Barcelona. Pero dejemos que nos cuente él, los hechos allí acaecidos.

Lo primero que hice fue llamar a mi amigo y ex compañero de fatigas Enrique Puig Domenech, que me estaba esperando.

--Comisaría del distrito, diga.

--Quisiera hablar con el Comisario Puig Domenech.

--¿De parte de quien, por favor?

--De parte de Lopetegui.

--Un momento.

Después de esperar unos segundos.

--¡Caramba, caramba! ¡Pero cuánto bueno! Mi gran amigo y mejor compañero Lopetegui. ¿Has llegado ya a Barcelona?

--Hace un rato.

--¡No jodas! ¿Dónde te alojas!

--En el Hotel Claris.

--¡Hosti tú! ¿Tan bé et van les coses per a allojatjarte en aquest hotel de luxe?

--En castellano colega, en castellá, que jo no parlo catalá. Pero dime.

--Disculpa Lope... Aquí si no hablas catalán, lo llevas crudo. . ¿Dónde podemos vernos?

--¿Te viene bien en Comisaría?

--Es un asunto muy privado el que te quiero comentar. ¿Puedes venir a cenar al Hotel, y te cuento?

--Son las 17:45 horas, a las ocho en punto nos vemos en el Hotel. ¿te viene bien?

--Me viene perfecto.

A las ocho en punto de la tarde se presentó, tal como dijo.

El abrazo que nos dimos se escuchó hasta en Pernambuco, Puig es una persona tremendamente afectiva.

--Soy todo oídos Lope, tú me dirás.

Sé muy bien que a Puig le va la vida alegre más que una tiza a un tonto, y con una copa de más en el coleto, te canta hasta "la Parrala". Por eso me propuse, que durante mi estancia en Barcelona, no le faltara de nada.

--No hay prisa, antes prefiero disfrutar de la compañía de un buen amigo. ¿Tienes prisa, Enrique?

--No, "ni quien me la meta" ¡No me digas que me tienes preparada una farra como en aquellos tiempos! ¿Eh golfo?

--Hablando de "meter", si estás dispuesto, la preparamos con dos "periquitas" de "altos vuelos".

--Me tienes alucinado Lópe, Igual tienes un cura escondido en casa, y todavía no le has dicho que han entrado los Nacionales.

--¡Bueno... Bueno! No vas desencaminado. De un "cura" va la cosa. Pero a lo nuestro, que la noche es joven.

Cenemos en el Hotel, lo mejor de lo mejor; pedí una botella de Dom Perignón.

--Los buenos amigos se merecen estas celebraciones. ¡Dios sabe cuando nos volveremos a ver!

--Sabes que siempre vengas a Barcelona, aquí me tendrás siempre a tu disposición.

--Me consta, Puig, me consta. Y tú cuando vayas a Gandía, allí tienes tu casa.

--¡Ah! ¿Has cambiado tu residencia a Valencia?

--Sí, la vida en Madrid, es agobiante.

Puig Domenech ignoraba que había llamado al teléfono de contactos más prestigioso de Barcelona; información que me dio el conserje a cambio de un billete de mil pesetas.

Les dije, que sobre las diez de la noche, se presentaran en la cafetería del Hotel dos señoritas jóvenes y muy guapas, y que siguieran el juego al que se les presentara como Arturo.

A las diez, llamó la "madame" al Hotel para confirmar "el pedido", confirmación que le hizo el conserje, y que las sesenta mil pesetas, las podía cobrar en la Conserjería. Ni que decir tiene, que el conserje casi se parte el cuello, de las reverencias que me hizo cuando le di el billete.

A esa hora se presentaron las dos niñas. ¡Joder! qué dos pedazos de "titis", no se le podía más pedir a una mujer.

--¿Has visto que dos "tías", Lope?

--¿Quieres que nos las cepillemos?

--¡No jodas! ¿Crees que podemos?

--No ves que son "dos palomas de alto vuelos".

--¿Crees que follan?

--Ahora lo sabremos. ¡Ojo! si ligamos, yo me llamo Arturo. ¿Y a ti, cómo quieres que te presente?

--Como Luis, por ejemplo.

--Vale.

Me acerqué a las dos sisellas de lujo, con paso lento pero seguro. Enrique observaba con unos ojos que se le salían de las órbitas.

--Buena noches señoritas, me llamo Arturo. Le dije a la vez que les guiñaba un ojo.

--¿Habéis recogido el sobre en conserjería?

--Sí, sí. Somos toda vuestras esta noche, ¡Eh! pero otra, os cuesta otras sesenta mil.

--Luis, ven, que te voy a presentar a dos amigas.

¡Joder... Joder... Joder..! con este cabronazo de Lope, lo veo y no lo creo.

--¿Os apetece una copa de champagne?

--Sí, gracias. Después de la cena, una copita de champagne...(Al ver la marca) Y si es Dom Perignón, con más motivo  y placer.

--Su cara me es conocida, Luis. Dijo la que se presentó como Sonia.

No es de extrañar. que Puig Domenech sea conocido en Barcelona por su cargo de Comisario, aunque en Barcelona existan varias comisarías de distrito.

--No creo señorita, soy forastero y estoy de paso.

Y para reafirmarse en su afirmación, él, que conoce Barcelona como la palma de su mano, añadió.

--Vamos donde vosotras nos llevéis, porque como os he dicho, no conocemos apenas Barcelona; La Sagrada Familia, las Ramblas y poco más.

--¿Conocéis el Club The Morgans Girls? Dijo la que se presentó como Silvia.

--Hombre... Para Girls ya os tenemos a vosotras, para que queremos más. Si además sois las más guapas de Barcelona.

--Mira que galante es Luisito. Dijo Sonia sonriendo.

-¿Nos permitís que vayamos un momento al lavabo?

--¿A mear, o a sortearnos? Dijo Silvia con una cara de guasa que no se le podía aguantar.

--Bueno, yo si tengo ganas de mear. Y sobre la "elección de mis Barcelona", sin problemas, hacemos cama redonda y se aclaró el tema.

Enrique me miraba y se descojonaba de risa.

Después de tomar unas copas por diversos clubs, sobre las cuatro de la mañana, arribamos en el Hotel. Le di otras mil pesetas al vigilante de noche para que hiciera "la vista gorda", ya que la juerga la íbamos a correr en mi habitación.

--Señor Lopetegui; tendré que cobrarle habitación doble.

--Sin problemas; cobre la estancia de dos personas.

--Por la cara que puso al entregarme la llave, no sé si dijo de coña o en serio.

--Qué ustedes lo pasen bien, señores.

Para no dejar al lector con ganas de saber lo que pasó en la habitación del Hotel, si me prometen con contárselo a Manolita, lo narraré. ¿Me lo prometen? ¡Sí! Vale, entonces los voy a contar.

Enrique (ahora Luis) nada más cerrar la puerta de la habitación, ¡pero nada más cerrarla! Trincó a Sonia por la parte de atrás, y le "restregó la cebolleta" a la vez que le pegaba empujones.

--Pero qué haces cochino! ¿es que no tienes espera? Dijo sorprendida por la actitud del falso Luis.

--¡Coño Luis! Le dije aguantándome la risa. (me meaba al ver la escena) ¿Es que pretendes follarla sin desnudarte?

--Si es que tiene cachondo perdido la "rubia esta".

--Pues verás cuando me quede en pelotas, te vas a subir por las paredes. Dijo la "rubia esta" también riendo.

Silvia muy seria.

--Ahora las señoritas van a ir al baño a hacer sus cositas. ¡Por favor! los caballeros esperen fuera; son ritos sagrados en donde los varones sobran.

--Sin problemas, haced lo que tengáis que hacer, mientras voy a ver si puedo aplacar a "este aninal". Dije a la vez que miraba al faso Luis con cara de guasa.

Enrique (Luis) no lo pudo impedir, pegó la oreja a la puerta del baño.

--¡Joder cómo mea! No sé cual de las dos es, pero la que sea, debe tener el coño como el de una vaca.

--¡Calla! qué te van a oír, no seas tan descarado.

¡Bueno... Bueno... Bueno...! Las dos mujeres que salían desnudas del baño, eran de impresión. Fíjense cómo serían, que Enrique la "tenía" en el "ático", se le bajó al "sótano" de la emoción.

Dijo Sonia poniendo cara de guasa:

--¡Qué le ha pasado a mi pajarito! ¿Se ha desmayado?

Tomé a Silvia por el talle y le dije:

--Dejemos a estos dos que se las apañen como puedan; tú ven conmigo.

--Sí, cariño, que pareces más formalito que tu amigo.

No tengo costumbre de besar en la boca a las prostitutas, y mira que me acosté con todas las chicas de la Casa de Manolita, la mayoría verdaderas joyas de mujer, pero a ninguna le besé en los labios.

Sin embargo al ver la de Silvia tan jugosa y carnosa, y unos dientes tan blancos como la aurora, no pude evitarlos, pegué mis labios a los suyos, y busqué su lengua.

--No suelo besar a mis clientes, Arturo, pero tú, vas a ser un caso excepcional, me agradas. Me dijo con una carita tan tierna que me acrecentó ese deseo.

Pero que me estaba pasando, ¿Me estaba enamorando de esta niña a mis 58 años?

No folló conmigo como suelen follar las putas, ¡Si lo sabré yo! Me hizo el amor de una manera tan delicada y sutil, que me parecía que estaba echando ese polvo que se echa con la novia  a los dieciocho años. No me la mamó, me la veneró con sus labios, que parecían mariposas revolteando por mi capullo.

Con el dedo corazón de su mano derecha bien lubrificado de sus propios jugos, me lo introdujo por el ano sin dejar de lamerme el glande.

¡Joder que sensación más placentera! Yo, que decía que por mi culo no entraba ni "el bigote de una gamba", el dedo de silvia introducido hasta la última falange, me producía un estremecimiento extraño, pero no de dolor, era puro placer.

Se montó encima de mí; le tomé por sus pechos que parecían que querían romper el techo de la habitación, y me "corrí" como un irracional. No miento si afirmo, que, fue unos de los "polvos" más sublimes que he echado en mi vida.

Me sacó del letargo los gritos de Enrique:

--¡Qué me voy, qué me voy..! ¡Ah! que bien me lo haces cabrona... ¡Agggg!

Esto fue lo que pasó, contado a grandes rasgos. ¡Ah! y me han prometido con contarlo a Manolita.

 

 

Capítulo 60

 

Al día siguiente por la mañana.

 

Nos hallamos en la cafetería del Hotel, desayunando.

--¿Qué tal Enrique?

--De puta madre, Lopetegui, me lo he pasado de puta madre. En este plan, ven cuando quieras por Barcelona, que serás divinamente recibido. ¡Venga! y ahora dime que es lo que puedo hacer por ti, porque esta juerga me figuro que no me saldrá gratis.

--Muy poca cosa te voy a pedir Enrique; y la juerga ha sido para celebrar el reencuentro con un amigo, no para comprar un favor.

--Tú, siempre tan altruista. Pero "dispara" de una vez.

--¿Conoces al director del Banco de la Solidaridad de la Vía Cayetana 156?

--¡Pero coño, cómo no le voy a conocer, si es mi banco?

--Miel sobre hojuelas. ¿Sabes de que pie cojea  en política?

--¡Jordy Bofarull! ese, es más facha que yo, ¡y ya es decir!

No me lo creía, todo estaba saliendo a pedir de boca.

--¿Pero tú no eras un poco rojillo?

--Eso era antes, con el "Tío Paco. Pero después de ver lo que abunda en los partidos de izquierda, soy del PPP catalán hasta las cachas. Pero dime de una vez que es lo que tengo que hacer,

--Sólo presentarme a ese tal Bofarull.

--¡Nada más...!

--Y que estés presente en la entrevista que voy a tener con él, para que le impresiones. Sólo te pido un favor, que aunque no comprendas nada de lo diga, porque no vas a entender nada, sigue el juego, y refuerza mis argumentos.

--¡Pero leches! Adelanta de que va la cosa, para tener una ligera idea.

--Te prometo, que cuando esté todo solucionado, te lo contaré, y te alegrarás infinito de haberme ayudado. Pero ahora no puedo adelantarte nada.

--¡Si tú lo dices..!

--Dime algo sobre don Jordy.

--Bueno, que es de una familia tradicional catalana. Que se va a presentar como alcalde a las próximas elecciones municipales por Granollers, localidad donde reside, y que es economista licenciado en la Universidad de Salamanca.

--¿Obvio decir que se presenta por el PPP?

--¡Y tan obvio! Ya te he dicho que es más derechas que "la acera de los pares".

--Estupendo; concierta una entrevista.

--¿En su despacho del banco?

--Sí ¡por favor!

Al día siguiente: 10:00 horas

Despacho del Director del Banco Equis

 

         --Don Jordy, li va presentar el senyor Fernando Lopetiegui, el policia més sabueso d'Espanya.

Enmudecí, no dije que estaba jubilado, me interesaba que creyera que seguía en activo.

--Usted me dirá, señor Lopetegui.

--Voy a ser muy sucinto y grave a la vez. Saqué de mi cartera de mano una ficha y se la di para que la examinara.

--¿Conoce a este hombre?

Miró por encima, pero sobre todo se fijó en la foto, y dijo.

--¡Cómo no voy a conocerle! Si es don Ernesto de la Flor, hermano de su Eminencia el Cardenal de Cataluña.

--Eche un vistazo a su historial.

Durante un par de minutos lo estuvo leyendo, y a cada renglón que leía, más cara de estupor ponía.

--¡Pero... es increíble! Proxeneta, estafador, sablista, timador... En Cataluña no se le conoce nada de esto.

Puig Domenech, también me miraba con cara de alobado.

--Como verá, es una ficha de la INTERPOL, en Francia y en Italia es donde ha desarrollado sus actividades delictivas. Pero vamos a lo grave, y al motivo de mi visita a Barcelona.

Este señor, por llamarle de alguna forma, tiene un documento de audio que compromete de una forma indirecta al Partido Para el Pueblo (PPP), y que le puede hacer mucho daño.

--¿Por qué no actúa la policía?

--Muy simple. Porque no hay caso.

--No lo pillo, la verdad, no lo pillo. Dijo el Director del Banco poniendo cara de asombro.

Enrique como buen policía, tampoco sabía, pero como intuía. Dijo.

--Ara ho explica. Obertures Lopetegui, compti el senyor Bofarull l'assumpte

--Gracias Enrique, voy. Don Jordy: ¿Usted que haría, si un chantajista por un soplo de algo que le ocurrió a usted hace años; inofensivo y nada ilegal, derribara su candidatura a la alcaldía de Granollers?

--Intentaría por todos los medios silenciarle.

--Pues si quiere ser alcalde de su localidad, haga lo que yo le voy a indicar.

--¡Diga... diga! Poniendo  cara de asombro don Casimiro.

--El señor de la Flor, Ernesto, ha contratado una caja privada en este banco, ¿verdad?

--¡Cierto! hace escasamente quince días.

--Bien, o dejo de ser policía, o en esa caja esconde la prueba con la que pretende chantajear a su partido.

--¿Tan valiosa es esa prueba?

--El continente vale cien pesetas; el contenido, una bomba que puede hundir al PPP.

--Ahora si que estoy en fuera de juego. Pero diga... diga que hay que hacer, que me ha metido el miedo en el cuerpo.

--Muy sencillo, borrar lo grabado en esa cinta sin dejar huellas, y grabar otra cosa. ¿Tiene aquí algún disco o cintas de música?

--Sí, pero sólo marchas y canciones militares. Y quizás alguna sardana

--¡De perlas! Mejor imposible.

--Pero eso es ilegal, sería una falta gravísima por mi parte manipular la caja privada de un cliente.

--Vamos a ver si lo deduce señor Bofarull. Usted lo que tiene que hacer es borrar la grabación que le compromete y grabar las canciones esas que me dice; vuelve a dejar la cinta en su sitio, y se olvida del tema. Del resto me encargo yo. Usted se "llama Andanas". Nadie jamás podrá descubrir nada.

--Sí, pero las cajas llevan un control de aperturas, por lo que si la abrimos, contará una apertura más, y no creo que no lleve la cuenta don Ernesto.

Intervino Enrique muy oportuno.

-- Escolti Jordy, que collons va a denunciar la desaparició d'un cinta de casset que val vint durs

--¿Cuántas veces la ha abierto?

         --Me figuro que muy pocas o ninguna, además, desde que la contrató no ha aparecido por el banco.

            --Jo li avalo do Jordy, però anem a veure les obertures que té la caixa, si marca zero no és cap problema.

         Otra vez intervino Enrique muy oportuno.

         --¿Vostés em avalariem, Puig Domenech?

         --Totalment Bofarull, no aneu en compte.

         Efectivamente, la caja no la había abierto ninguna vez, se leía cero en el cuenta aperturas.

--Necesito un imán y un destornillador. Dijo Puch Domenech.

Con dos llaves, una que custodiaba el Banco y otra maestra para en caso de pérdida por el cliente, se dispuso don Jordy a abrir la caja de seguridad.

Enrique no sé lo que hacía; colocó el imán encima del contador (una serie de diez mil), y el destornillador obturando una especie de botón que se hallaba justamente entre las tapas que la cerraban y la abrían.

Al abrirla, se oyó un clic ¡Y voila! el contador de aperturas no la registró. Seguía marcando cero. El destornillador que puso Puch Domenech había obturado el cuenta vueltas, impidiendo que marcara.

La caja sólo contenía una cinta de audio marca TDK de 90 minutos.

         --¿I per guardar això, es gasta 2.000 pessetes al mes de lloguer?  Dijo estupefacto el Director del Banco.

--Amigo Bofarull, ha prestado un gran servicio a su partido y a usted mismo. Y sin hacer ningún mal a persona decente, ha truncado el chantaje de un indeseable.

--¿Podemos escuchar la cinta Lope? Dijo Puig con cara de pillín.

--Te juro por mi honor que después de las elecciones generales te lo cuento con pelos y señales; pero ahora no, y te vuelvo a jurar, que te podría comprometer conocer su contenido.

--Vale, Lope, como digas.

Borré la cinta asegurándome muy bien, y grabé las marchas militares. Y como quedaba un espacio todavía,  también grabé el himno de la Legión.

La cinta se volvió a colocar en la caja, y en su ubicación.

--Señor Director: aquí no ha pasado nada. "La bomba" se ha desactivado, y el interfecto cuando escuche lo grabado, en vez de lo que grabó a traición, ¿qué cree que puede hacer? ¿denunciar a la policía las marchas militares por antidemocráticas?

--No sé lo que te traes entre manos, Lope, pero eres un maestro de "la Pasma". Comentó Enrique.

Me despedí del Director del Banco no sin antes volver a reiterarle mi agradecimiento, y asegurarle, que Ernesto de la Flor Campillo, no podría hacer absolutamente nada contra el banco; su caja de seguridad estaba incólume, tal como la dejó.

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Memorias de una prostituta. Capítulos: 10, 11 y 12

Memorias de una prostituta. Capítulos: 7, 8 y 9

Memorias de una prostituta. Capitulos 4, 5 y 6

Mi primer ciberpolvo

Oda a Zaira. La Reina de Lesbos

Memorias de una prostituta. Capitulos 1, 2 y 3

La primera vez que hizo el amor

Manolita y Adela

Escena lésbica

Dichas y desdichas de una prostituta

Restregando la cebolleta

Me gusta como huele y sabe el coño de Sandra

La mujer y el matrimonio

Soy el mejor lamerón del mundo

¡Qué hermosas son las pollas!

Me lo tengo merecido por cabrón

Confesiones de la Marquesa de Tócame Roque

¡Juro que no me follé aquella burra!

Las cosas no son como parecen

Diálogos desde el Infierno

El coleccionista de pelitos de pubis

Diálogos de matrimonios

La isla de las delectaciones

El liguero negro

El arte de hacer una buena mamada

El arte de saber bajar unas bragas

Su Majestad: EL COÑO

De la desesperación a la felicidad en un minuto

Amar en San Seabastián antes de morir

Esperé a que fuera mayor de edad...

Asesinato en el burdel

Tres horas con Lourdes

Mis sueños de infante

Diversas formas de

El diario íntimo de mi prima Montsita

Mis ligues por Internet. Primera entrega

Anécdotas eróticas en la Dictadura

Mi primer polvo de 2011

El diario de un consentidor

Sobre el intercambio de pareja o swinging

¿Qué da más placer: la boca, la polla, el coño ..

El coño de Carmencita

Las Calientapollas

Me hago las “pajas” como las chicas; con un dedo

Por culpa de una almorrana no me la pudo meter...

La Pipa de la Venancia

Nunca creí que en mi ano cupieran 25 cm de polla

El dulce sabor salado de los coños

Chistes verdes

Aquellas enfermeras de Alicante...

Me gusta sentirme mujer y ser penetrada

Los besos de mi amor

Mi colección de vellitos de pubis

Soy un CABRON en potencia. Lo reconozco

Lluvia dorada de una nube sagrada

Como y donde tiré mi último cohete

Aventura en el expreso Madrid-Sevilla

Análisis de los diez Mandamientos.

Como fue mi primera experiencia homosexual

Proceso inevitable de los matrimonios

Como fui sodomizado por Sergio

¿Me estaré volviendo gay?

Una esposa puritana y un marido obseso