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Daría mi vida de macho, por nacer mujer

en Lésbicos

Daría mi vida de macho, por nacer mujer

Me subyuga tanto el mundo femenino, que ahora mismo daría mi vida y todo lo que tengo por volver a nacer, pero siendo mujer.

El caso es que no soy homosexual masculino, ya que la hembra me fascina físicamente, y feo está que lo diga, pero lo digo sin presunción, que he besado centenares de labios femeninos; he libado de los pechos de mil hembras, y he lamido y penetrado decenas de culos y coños. (De mujer, se entiende)

Soy... Bueno, he sido un hombre muy atractivo. Con 20 años: 1.85 mt. 80 kilos de peso, y una cabellera morena ondulada que era (y sigue siendo) la envidia de los calvos. Hoy sexagenario,  soy un abuelete guapete, con 15 kilos de más, y con "el muelle flojo"; y con "más esencias" femeninas que masculonas.

Sí, en mi cerebro vive una hembra que me atormenta, ya que no puedo gritar al mundo que soy mujer, puesto que sería un mamarracho, una cosa grotesca, el hazme reír de mi entorno social.

En mis delirios, me siento doncella, muy femenina, alta, rubia de ojos verdes y de medidas; 90.60.90. Vamos, lo que se dice una modelo.

Pero no sueño sólo con hombres, no, sueño con otras mujeres, o sea, que soy bisexual, tirando a lesbiana, ya que cuando veo a una enamorada que es abrazada y besada por su enamorado, de verdad "que me mojo". Lo que siente en ese momento el hombre, me lo sé de sobra; pero lo que siente la mujer, debe de ser algo tan maravilloso y excelso, que mi mente no es capaz de descubrirlo.

Y lo que me lleva a los suplicios mentales más escalofriantes, es cuando la mujer, rendida a los manejos de su hombre; por la vulva "escurriendo" sus deseos de ser amada. Ese abrirse de piernas hasta que no dan más de si... Ese coño expectante y delirante... El sentir los 80 o 90 kilos del macho cubriéndola... Y concebir como entran por su vagina esos 20 cm, de miembro viril buscando sus entrañas... ¡Joder! me vuelven loca. ¡Qué gusto os debe de dar... jodias!

¡De acuerdo!, al hombre también le da mucho placer tener su polla metida hasta el fondo de una vagina, Pero no hay nada más que observar las reacciones de los dos en el enajenación del orgasmo, como la mujer gime, grita, llora, araña, muerde y al final solloza ante tanto placer recibido.

¡Y los ritos diarios de poneros guapas...! Eso me lleva a la desesperación; sobre todo el rito de ponerse el sujetador y las bragas. A veces, en mi intimidad, me pongo un sostén y unas bragas de mi mujer, me miro al espejo... Y me dan ganas de devolver; pero cuando me pongo ese vestido tan bonito, y veo que no me cabe por el pecho, pero se me escurre por el culo y los muslos... Lo que me dan, son ganas de suicidarme.

Ahora voy a narrar algunos de mis sueños de lesbiana. Ya sabéis que soy una hembra preciosa y muy femenina, ¡eso sí! busco en mis quimeras la feminidad más absoluta. Tengo 20 años y suspiro por estar con una chica algo mayor que yo.

Entro en el chat de lesbianas, y escribo:

--Lesbiana de 20 años, muy guapa y femenina, desea relación con chica similar o algo mayor.

A los pocos segundos me entran varios privados; me decido por atender el nick que me parece más sugestivo: Rosa Blanca.

Le abro y leo:

--Hola.

Le respondo.

--Hola, me llamo Laura y soy de Madrid, Tengo 20 años, ¿y tú?

--Me llamo Sonia, tengo 23 años y también vivo en Madrid.

--¡Qué bien! ¿Y cómo eres?

--Si te parece no conocemos por MSN. ¿Tienes webcam?

Esto me da confianza, ya que los chats de lesbianas están plagados de tíos. ¡Si lo sabré yo!

--Sí, si tengo cam y micro. ¿Me agregas o te agrego?

--Dame tu correo, te agrego yo.

--Vale.

A los pocos segundos me llega la invitación de Rosa Blanca. Por si acaso he quitado mi foto del MSN y he puesto ese patito tan mono, nunca se sabe...

Abro el MSN y veo una foto, que se supone es la de Sonia, por lo que inmediatamente pongo una foto mía, me gusta jugar limpio con quien juega limpio.

--Hola Laura, que mona eres.

Evidentemente ha visto mi foto.

--Tú también eres muy guapa, Sonia. Le respondo.

--¿Te parece bien Laura que conectemos la webcam?

Me da más confianza, dar la cara a la primera, es síntoma de que va de legal.

--Me parece bien Sonia, ¿me invitas tú?

--Mira cariño. (Me gusta este tratamiento) y a continuación me dice: a mí me gusta mostrar la cara a la primera, nada tengo que ocultar, pero entiendo perfectamente a las que no la quieren mostrar.

Este detalle me convence del todo, y le respondo.

--Yo tampoco tengo nada que ocultar, Sonia, por lo tanto webcam con caras, ¿Qué clase de amigas íbamos a ser, si de entrada vamos con desconfianzas?

Me llega la invitación de la video conferencia; acepto. Son unos segundos excitantes. ¡Al fin se abre su webcam, y la veo!

Preciosa, simplemente preciosa.

--Hola cielo, me dice a través del micro y saludándome con la mano.

--¿Me ves bien, Sonia? Le pregunto.

--Perfectamente Laura, y eres más bonita que lo que das en la foto que tienes puesta. Me gustas, de verdad, me gustas.

--Tú también me gustas, Sonia.

--¿Qué es lo que más te gusta de lo que ves?

--Lo femenina que me pareces.

--Jajaja...

--¿De qué te ríes? Le pregunto algo intrigada.

--Qué también a mi lo que más me gusta de ti, es lo femenina que te veo.

La verdad; empiezo a excitarme, la imagen de Sonia me resulta tan agradable que empiezo "a escurrirme".

--¿Te gusto para novia, Laura?

--Me encantas Sonia, de verdad me encantas.

--Entonces... ¿Novias?

--¡Ummmmm! la idea me sigue excitando, ya no "me escurro", ¡chorreo!

--¡Novias corazón! somos novias.

Debo aclarar que las dos estábamos vestidas, yo con una blusa estampada azul, y Sonia con una especie de camiseta rosa de tirante finos. Y que este diálogo se desarrolla a través del micro; estoy sola en casa, y ella también, (según me dijo después) Su voz es dulce y aterciopelada, vocalizando de una forma melodiosa.

--¿Llevas braguitas o tanguita? Me pregunta con una sonrisa que hace que luzca una dentadura perfecta.

No me gustan los tangas, eso de que se me meta la tela por la raja del culo, no me mola.

--¿Las quieres ver, cariño?

--Claro mi vida, ver las braguitas de mi novia "me pone".

Yo, que ya estaba "encharcada", me pongo de pie, ya que al estar las dos sentadas, sólo nos veíamos las caras y los bustos. Me bajo los pantalones y me quedo en braguitas. Unas braguitas azules muy monas.

--Qué muslos más preciosos tienes Laura.

--¿A ver tú cariño?

Se pone también de pie, se sube la bata que llevaba, y me nuestra un tanguita rojo, con una rosa blanca al frente. Se da la vuelta, y veo un culo precioso. Redondo pero sin las temidas "cartucheras" que tanto odiamos las mujeres. Un culito de concurso.

--¿A ver tu culito, princesa mía? Me pide a la vez que me guiña el ojo. Me bajo la braga hasta los tobillos y me doy la vuelta.

--¡Toma mi amor! Todo para ti. Estoy tan cachonda que no resisto.

--Un silbido de Sonia, es más elocuente que mil palabras. Me dice.

--Mi amor, vamos a acomodar las webcam para masturbarnos. Yo prefiero correrme viendo tu coñito. ¿Y tu que prefieres ver de mí?

--También tu coñito, pero cuando estamos a punto de corrernos nos vemos las caras. ¿Vale?

--¡Maravillosa idea Laura! Quiero ver la cara de mi princesa cómo se corre por mí.

Fue mi primer ciberorgasmo, ¡maravilloso! Sonia se masturbaba de una forma que me hacía gracia; yo "me lo hago" con las yemas de los dedos índice o corazón, bien a la  vez o alternándolos, frotando el clítoris.

Sonia, lo hace con los mismos dedos que yo, pero de abajo arriba, es decir; los introduce entre los labios mayores y los menores, y se frota toda la zona con movimientos longitudinales.

Quedamos las dos exhaustas, rendidas, abatidas. Fue maravillosa esa experiencia, pero me quedó un sabor agridulce, ya que Sonia me dijo después, que había sido muy bonito, pero que ella nunca repite, porque tiene novia real desde hace dos años, y se van a casar.

La lección me sirvió para gozar del cibersexo sin hacerme ilusiones, ya que la virtualidad es así la mayoría de las relaciones.

Crean amigas y amigos lectores, que soy una mujer con cuerpo de macho que tira para atrás. Lo cual deduzco que el cerebro masculino es igual que el femenino. Son las sociedades y las culturas, las que se encargan de diferenciarlos.

 

 

 

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