Es la historia de Don Juan Tenorio una historia sin igual,
no hay enredo mal entendido sino malentendido enredado,
no es conquistador ni galán el aquí bien relatado,
sino más bien un simple caballero de orgullo exacerbado,
presumido y enaltecido por su arte en el amor y tan irrespetuoso señor,
habla sin tapujos sobre nuestros muertos, bromeando tal bufón,
y ofendiendo a los ancestros
Atrevido caballero,
que reto a Don Luis a robarle a su amante prometida Doña Ana de Pantoja,
engreído el gran varón, que valiente se apostó conseguir ese difícil menester,
y es que, en aquellos lares no era ya secreto,
el tamaño de su estandarte,
lanza invencible y empinada casi como las espadas,
enfundada en sus oscuros pantalones,
que atravesaba sin dificultad las más espesas enaguas,
hasta clavarla en ellas
como mensaje en una botella,
dentro de sus cálidas cuevas hasta regar el terrario,
olvidando de inmediato a las damas,
que sin dudarlo se entregaban a su tarea de siembra, recogida y huida...
mas bien casi estampida...
Al oir tal desafío,
Don Gonzalo Ulloa, señor muy respetado,
padre de la hija a la que tanto había amado y futura prometida de Don Juan,
negará el consentimiento al futuro matrimonio planeado
entre la dulce novicia y el despierto embaucador:
Don Gonzalo: Quien creéis ser vos, Don Juan,? que a mi hija habéis faltado?
No consiento mientras viva, que a mi hija la amarréis cual dama de las que conocéis, sembrando su oscura cuevita, virgen y casta hasta estos días
por esa sucia verga... mojada en cualquier jardín y empapada de otras damas
que demuestra lo poco que a mi hija amas...
Don Juan: Más yo no acepto anciano señor, su propia decisión
, si bien yo amo a Doña Inés
en esta vida nadie negó que cumpliera mi propia decisión.
Si hasta el momento solo sus pechos roce,
le aseguro, Don Gonzalo,
que lo menos que le haré, será metersela por el ano...
y si la vida en ello me tengo que dejar antes que nada,
a esta novicia me la debo follar...
Don Gonzalo: Oh Don Juan, logra escandalizar
a este caballero con tanta experiencia rodado...
es usted un atrevido y un osado,
sin moral ni escrúpulos,
como pude pensar que a mi familia pudiese honrar tenerle como uno más?...
Si mi vida tengo que dar para impedir dicho casamiento,
no dude en batirse a duelo con este padre herido en su orgullo y sentimiento.
Don Juan: Qué es un duelo para este señor,
si más que una preocupación se me plantea como entretenimiento...
aguarda en mi haber dos situaciones parecidas,
no solo usted demanda mis embestidas
sino que también Don Luis,
ofendido por el adulterio sueña con desgastar sus suelas,
en este divertido encuentro...
Pero aviso, yo no juego a espadachines,
son mas serios mis combates, solo dos salidas tienen..
. es la vida para ver
o la muerte y a dormir,
no quiero que se engañen,
porque mientras en ello yo participe no habrá otro desenlace...
Y en espera de este encuentro y para demostrar al padre su poder,
es Don Juan quien sin dudar,
secuestra en su mocedad,
a la bella Doña Inés,
sacándola del convento.
Una huida lujoriosa,
donde con alta perversidad
Don Juan quiere probar
el dulce sabor de la inocencia de Doña Inés
Doña Ines: Que hace usted desvergonzado caballero?
Que me araña con el dedo entre mis piernas...
"mire uste"
Don Juan: Ay amada mia,
no sabes lo que me avivas,
que si en ascuas estaba,
es tu dulce sabor,
el que me convierte en llamaradas
Doña Ines: No se pase mi señor,
que esto es fruto del pecado
, si sus dientes me dan bocado
por favor!
Don Juan: Imparable es tu olor mi señora,
juro emplear mi neurona
en acariciarte mejor..
Doña Ines: Ay Don Juan que me humedezco,
pare ya en su osado intento,
yo soy pura y casta
del convento de las santas...
si en matrimonio no me hallo
no le daré a su falo un futuro prometedor
Don Juan : Juro amarte de por vida...
siempre me acompañes con corridas...
Doña Inés bien la agarras,
cogela con tu amor
y comencemos el revolcón
Es la dama otra vez rendida,
francamente enamorada de ese apuesto caballero,
que la rapta del convento y la llena con su... amor?
O quizá es otra cosa,
son sus besos que la plagan de incipiente excitación?.
Su virginidad enjaulada dentro de su mojadas bragas,
tarde o temprano liberada por la verga del señor.
Tras este apasionado encuentro
Doña Ines enloquece de amor,
escondida en su huida
mientras su amado concentrado y osado
se enfrenta al duelo con el padre de su amor.
Triste final para el padre,
al igual que le paso al anterior personaje que reto al gran señor,
Don Luis de Mejía.
Es así como éste y Don Gonzalo fallecidos de su mano
pasan a un mundo mejor.
Estas circunstancias,
difíciles para Don Juan
le obligan a huir del lugar
, dejando en plena soledad
a la mujer de la que había gozado.
Dice la historia que nuestra dama falleció de amor,
pero nunca nadie contó
cual oscuro fue su pasado.
Mientras amante de Don Juan fue,
perversiones sufrió en su piel
de tan oculto depravado,
más ella no sintió el sufrir
sumisa a su cruel amo...
Mientras raptada del convento
oponía resistencia tras el primer encuentro
vencida quedó a su verga,
despertó tal deseo en ella
que sin poder cerrar las piernas
cada noche le despertaba
pidiendo follar a ciegas,
atada de pies y manos,
por delante, por detrás
y saboreando sus líquidos salados..
Es por esto que al matar a su padre no se la llevo a Italia,
y huyó de solitario,
tenia el pene
prácticamente deshinchado
y viendo peligrar su título
bien logrado, de Don Juan y conquistador,
allí se internó en un balneario...
cinco años de abstinencia
necesitó el muchacho...
ya ni caballero ni galán,
simplemente un pobre desdichado
que perdió su orgullo viril
absorbido siendo el amo
de una inocente novicia
que él había desvirgado.
A su regreso a Sevilla
se entero de la muerte de Doña Inés,
y como bien dije antes
no fue tanto de amor como cuentan,
si no más bien de adicción al sexo de su amo,
que ante su abstinencia
tuvo que acudir a sus propias manos.
En principio satisfactorio placer,
que calmaba sus picores,
pero rápido se acostumbró
y necesitó otros .temblores
En la huerta no dudo
de acercarse a los limones,
pero chicos resultaban
para sus profundos sensores.
En seguida, con mucho mimo
se introdujo un chico pepino,
que en ella producía jadeos
y un gran gustirrinin
que se incrementó
al incorporar a sus placeres
un gran calabacín...
Doña Ines cada vez con mayor desazón
y en plena masturbación,
no dudo en debajo del habito
intentar introducirse
un hermoso melón.
Y en tan difícil hazaña,
fue nuestra bella
la que tras un gran sofocón,
atascado entre sus vellos
y bajo un gran dolor
sufrió un ataque al corazón.
Y así fue hallada,
en tan dura situación,
asi que la madre y hermanas
no dudaron en traducir este hallazgo
en una muerte por amor...
Cuando Don Juan se enteró de este suceso,
acudió a la tumba de su sumisa
y sin dudarlo suspiro
algo aliviado de su ausencia y sabiendo,
que de nuevo era el Tenorio el caballero de la villa de Sevilla.
Pero este,
a pesar de su audacia y larga vida recorrída
no sabia los peligros que escondía
la relación con novicias...
ya que esta antes de su muerte reto a su mismo Señor,
ese que desde el cielo nos creo,
fruto del pecado y desazón,
quien mejor la podría entender?
Que aquel que diseño su propio cuerpo del placer.
Tras una larga charla con él
le sugirió,
que si su amo y señor antes de fallecer
se arrepentía del abandono que en su chochito dejo al huir,
entonces perdonado por todos los males generados
tendría alojamiento en algo lejano
a eso que llaman infierno
y cercano al paraíso
donde desnudos se hallarían
por el resto de sus días disfrutando del placer...
Y si esto no ocurría eternamente se condenarían...
Según pasaba el tiempo
el Tenorio continuaba en sus andanzas,
sin ser consciente de cuanto corría el tiempo
y lo cerca que se encontraba su muerte.
Casí ya a punto de ser allí llevado
en la agonía de su espiritú depravado
Doña Inés aparece,
como un espejismo tratado...
su imagen resplandecía entre tibia nieblina:
Doña Ines: Oh don Juan mi amado
no sabes lo que te he añorado...
y a pesar de tu mal aspecto
en mi pensamiento aun albergo
lo mucho que te he deseado
Don Juan: Eres tu querida Ines?
Mas no habías fallecido por mi ausencia?
Como es posible verte tan bella, tras todo este tiempo que fue...
Doña Ines: Oh señor mio
no os arrepentis de tan desgraciado destino que por vuestra culpa corrí?
Don Juan: Mi verga estaba acabada
mi linda y bella amada
y no os podía pedir...
que renunciarais a esas corridas
que tan dulcemente gemiais
cuando con energía os llenaba de fuertes embestidas
, más por eso tuve que huir...
Doña Inés: Yo intente esperaros,
consolando mis dos labiós,
los mayores y menores
más dada vuestra tardanza
la ansiedad me hizo meter la pata...
Don Juan: Oh Doña Inés,
cuánto es mi arrepentimiento,
sobretodo cuando debajo de vuestro habito
veo ese dulce menester...
Doña Inés: Si es verdad vuestro deseo
y el corazón quien habla,
también es valida vuestra verga
si responde empalmada,
entonces...
durante la eternidad viviremos en el paraíso...
Don Juan: Oh Doña Inés, déjame que te vea....
No es cierto Angel de Amor
que en esta apartada orilla
me brindas tus dos tetillas
para que te lama el pezón...
Esta verga que veda llena
de tus sencillos olores
de las braguitas de colores
que asoman de tu actitud amena
Esta leche hincha mi vena
que atraviesa sin temor
ese habito de pecador
que esperas con alegría
No es cierto paloma mía
Que estas notando el picor??
Esa mirada de atento
recoge entre esos millares
de tus rítmicos malabares
y pronuncias con mucho tiento
ese dulcísimo acento
que susurra tu candor
Provocando en mi ardor
alzando mi verga altiva
no es verdad gacela mía
que estas respirando mi olor?
Y esos jadeos que están
sonando en mi mente
tu sexo ya pendiente
de los labios de Don Juan
Y cuyas ideas van
hinchando su pene abrasador
en su juego ganador
no vencido todavía
No es verdad estrella mia
Que estas gritando de amor?
Y brotán mis blancas perlas
de mi verga tranquilas
que observan tus pupilas
invitando a beberlas
y no rechazas la opción
de lamerlas con lascivia
No es verdad hermosa mía
Que te gusta su sabor?
Tras este ansiado encuentro
se despiertan sus pasiones,
sintiendo el Tenorio los horrores
de lo que su desatada perversidad causó.
Oleajes de arrepentimiento
abruman su pensamiento
y golpean el corazón,
es entonces cuando el cielo se abrió...
angeles celestiales surgieron
alzando hacia al firmamento
al Don Juan de la pasión...
Don Juan: Juro Doña Inés
jamás abandonar tu suave desnudez,
follaremos como locos,
entre San Pedro y los otros,
bajo sus miradas atentas
el cielo se lleva a dos prendas...
no sé donde descansa vuestro padre
pero le invitaremos a probar nuestras carnes
y si Don Luis desea,
que mire mientras se la menea
mientras su infiel amante con sus manos acaricia a tu padre...
Yo, por mi parte,
a mi señora daré placer
como durante mi vida fue menester
de este galan galante...
fin