Me siento y leo y releo ese terrorifico artículo de periódico...

De tacto amarillento y con la tinta de la imprenta de tonos apagados por el paso del tiempo mis ojos se empañan, formando cortinas de rabia, de tristeza... formando las cortinas de una difícil identidad...

Descarnado relato, sórdido, humillante... La historia de lo que paso, las palabras de mi tio Joaquin y estas letras dibujan mi propia vida...

Esa noche oscura y solitaria, esa en la que parecían haberme arrancado la mitad de mi corazón. Cuarenta y ocho horas después de enterrarla, descubría en el cajón este pequeño recorte, entre cartas y postales, entre fotos de su juventud...

Que bonita se la veía, el blanco y negro de los retratos ocultaba el verde de su mirada, decorada a cada lado con una larga y espesa melena rubia, tan rubia como mi padre, con un corte un tanto hippie. Por detrás estaba dedicada a una amiga suya supongo...año 1960.

Lástima no haberme parecido físicamente más a ella, dulce, femenina, alta y esbelta, con unas curvas discretas y sutilmente delicadas.

Este artículo el cual leía con incredulidad, y pensando que no podía ser real. Con precipitación me dirigí a la salita y allí encontré a mi padre, con la mirada perdida en un punto del vacío, muerto en vida tras su pérdida. Estaba alterada pero esa imagen totalmente desoladora para mi paralizó mi corriente sanguínea y con la cabeza agachada volví a la estancía...

Mi tío Joaquín, el más pequeño de los hermanos de mi madre recogía toda su ropa con expresión triste. No pude remediarlo, no le dije palabra solo le mostré el artículo esperando cualquier tipo de respuesta por su parte, una mueca, una palabra, un gesto, un silencio...

Nada más entregárselo el mundo pareció parar, quieto como si con su mirada lo hubiera convertido en un tremendo iceberg en el océano del universo. Tras milésimas de segundo, me devolvió el viejo papel sin mirarme y siguió en la dura tarea...

Un escalofrío recorrió mi cuerpo en el silencio reconocí la afirmativa de mi tío respecto a lo que le había enseñado.

SOCIEDAD 15-Enero-1960

APARECE SEMIDESNUDA CHICA DE 17 AÑOS EN LA PROVINCIA DE EXTREMADURA APARENTEMENTE VICTIMA DE UNA AGRESIÓN SEXUAL

M. R.S es encontrada por un vecino de la zona inconsciente y semidesnuda en un parque de la capital. Al lado de la joven se encontraba amarrado a un banco el hermano pequeño de la victima de 8 años de edad, atado de pies y manos y amordazado con la ropa interior de la victima. La chica fue trasladada al hospital comarcal, con tres costillas rotas, hematomas diversos y signos de haber sido forzada sexualmente violentamente. Su vida no corre peligro. Su hermano tras ser sometido a una exploración ha pasado la noche en observación y a lo largo del día de hoy será dado de alta.

La policía esta rastreando la zona, mantienen la investigación abierta y en los próximos días procederán a interrogar a personas cercanas al ambiente de las víctimas. Será de vital importancia el testimonio del J. R. S, único testigo presencial.

No me hacía falta leer los nombres propios, la piel se me ponía de gallina, juntaba los dientes hasta hacerlos rechinar mientras las aletas de mi nariz palpitaban rápidas y furiosas...

Esa noche no paré hasta que obligue de forma egoísta a mi tio a que me hablará de eso, a que me narrará lo que paso, los gritos entre llantos de mis súplicas alertaron a mi padre, que pareció salir de su propio mundo para venir asombrado y alterado a nuestro cuarto para ver qúe era lo que pasaba...

Esas escenas dramáticas jamás las olvidaré, mi tío más demacrado que nuca miró mis ojos y acariciando mi mejilla musitó que eso fue algo que pasó. Miré la cara de mi padre, que se giró hacia la pared como si avergonzado se ocultara por algun extraño motivo de mi...

Mi tío pidió consentimiento a mi padre para narrarme la historia. Con un único gesto asintió. Antes de que empezara a hablar no dude en acercarme a la habitación donde dormía mi hermano pequeño, era justo que el se enterara igual que yo y que jamás me pudiera reprochar que algo le oculte...

Atontado, se incorporó y sentados los cuatro en la mesa del comedor, mi tío me arrebato el artículo de periódico de las manos... mirando hacia el amarillento titular comenzó su narración exigiéndonos que no le preguntáramos nada más allá de lo que él contará, dijo que intentaría contar todo con el máximo detalle para que no nos quedaran dudas, pero suplico que no interrumpiéramos su difícil y doloroso testimonio.

Desde esta mesita, y en el recuerdo aun me parece escuchar sus palabras como si se hubieran grabado de por vida en mi alma...:

" Esa tarde tu madre y yo íbamos a llevar una mantelería a casa de Paulina, una que le habían encargado a tu abuela, y ella bordaba de encargo. María siempre tenía que cargar conmigo, esa tarde la grite y lloré para obligar a mi madre a que le pidiera que yo la acompañara. Atravesamos el barrio, yo era en esa época muy travieso y desobediente, quizá al ser el pequeño estaba algo mimado. María siempre tan responsable me gritaba y perseguía, tan flaquita y con su larga melena entre los columpios del parque. Con algo de tardanza llegamos a la casa, allí nos abrió la puerta el servicio de la señora.

Era muy entrañable, nos hizo sentarnos y nos invitó a una estupenda merienda que todavía me parece poder oler, como una pesadilla. Una taza de chocolate caliente con unos tiernos bollos. Allí, tenía un piano que a María le encantaba, se acercó para tocarlo y al ver la Señora Paulina, soltera y sin hijos la admiración que en vuestra madre causo la invitó a sentarse y tocar.

María nunca estudio música, sus dedos golpeaban las teclas pero nada parecido a "música" salía. Yo me comporte, sentado en el sillón muy atento a todo lo que allí había.

En el invierno las noches caen rápido, y en un descuido se nos hizo tarde. Paulina al mirar por la ventana nos comentó que su chofer ya se iba a ir a su casa y podría acercarnos en unos minutos para no tener que ir solos. Mi hermana siempre tan formal insistió que no quería molestar, pero finalmente y casi obligada en la puerta nos esperaba el señor...

Yo estaba muy enfadado y mientras él abría la puerta del bonito coche yo lloriqueaba diciéndole a vuestra madre que me había prometido a la vuelta dejarme tirar dos veces por el tobogán, la gritaba que no cumplía sus promesas y nunca más confiaría en ella. Podéis imaginar la típica pataleta de un niño...

... y la que desencadeno toda esta pesadilla...

Nada más que montamos en el coche el chofer de la señora dijo que tenía una idea, pararíamos en el parque, me tiraría dos veces por el tobogán y me llevaría a casa. Mi hermana con una sonrisa muy dulce le dio las gracias. Nos caímos los tres muy bien.

Hacía mucho frío, salimos fuera los tres y nos adentramos en el solitario parque, donde una nieblilla se podía divisar alrededor del resplandor de la escasas farolas para ese frondoso lugar...

Mientras yo corría disparado hacia el tobogán solo sé que ellos se quedarón atrás, yo en la inocencia de mi infancia no reparé en que nada raro podría ocurrir. "

Las lagrimas de mi tío resbalaban por sus mejillas...

" No me tiré una vez, me tiré más de diez, al no ver a María me puse nervioso, todo estaba muy oscuro y empezaba a tener frío. Empecé a gritar su nombre pero nada escuché. Pensé que me estaba dando un escarmiento escondiéndose como otras tantas veces había hecho pero por más que gritaba su nombre nada se oía..., corretee por varios recovecos, entre los setos, entre los árboles, ni rastro de mi hermana. Como buen niño mimado poco tarde en echarme a llorar y a caminar sin un rumbo fijo. Desorientado llegue a una zona tipo alameda llena de bancos, en el suelo encontré a ese hombre grueso y grande sobre vuestra madre...

Inocente de mi me tire sobre él, supongo que pensé que así le aplastaría pero lo único que conseguí fue un bofetón, me cogió de una oreja y me grito que no pretendía hacerme daño y si no me estaba calladito se lo haría a mi hermana. Al ponerse en pie vi el cuerpo de María, tan frágil, con la falda tableada por encima de sus caderas rasgada por un lateral, sus finas piernas, delgadas y blancuchas totalmente abiertas y un chorrito de sangre entre ellas, su sexo desnudo parecía llorar...

Su cara estaba algo hinchada y amoratada, el pelo le cubría el rostro y parecía inerte en el suelo. De su camisa no quedaban más que un par de jirones, sus pechos pequeños eran azotados por el frío, tan pequeños tenían manchas de sangre de las gotas que caían de su labío.

No gritaba, solo sollozaba, ni siquiera se movía mientras ese repugnante hombre me ataba sin dificultad aprovechando como un trauma infinito se apoderaba de ese niño de 8 años. Cuando quise reaccionar, mi boca estaba amordazada con la ropa interior de mi hermana mientras él parecía disfrutar con tan repugnante perversión entre grotescas carcajadas...

Con la escasa luz de la farola vi asomar entre sus pantalones su pene, muy gordo, que a mi en ese momento me pareció inmenso, y que ya brillaba...

La cogió por el pelo y la forzó a sentarse, ella dejaba su cuerpo muerto, parecía estar rendida de haberse defendido, al ofrecer la resistencia de un cuerpo inerte dio dos patadas a sus finas costillitas arrancando gritos de amargura y desazón que dejaban lejos el dolor...

Era increíble ver como ese hombre mantenía todo su pene duro viendo a esa linda chica convertida en un trozo de carne sobre la tierra y aun niño asustado sin parar de llorar...

Cuando consiguió levantar el torax desnudo de ella metió todo su sexo dentro de la boca, provocando arcadas en mi hermana que tosía, y cuanto más lo hacía el con más fuerza la empujaba la cabeza al interior...

Pude ver como la boca de mi hermana se empapaba de la humedad de la amargura de sentirse apagar en plena juventud, del amargor del semen de esa basura que la lleno hasta hacerla rebosar por los laterales de sus labios como si revolviera sus entrañas, su bonita mirada se inundo de lo más sucio de él, y la sangre derramada por el dolor la tiño del color de la tortura... el dolor no físico, sino el de verme allí tan pequeño amordazado con sus bragas que entre sollozos me escondía como la más indefensa criatura aterrada...

No todo acabó aquí, la soledad de esa fría noche donde ya no podíamos ninguno tiritar hizo que la tortura se alargara, no contento con su placer se había quedado con ganas de más, pero el muy cabrón hijo de puta necesitaba un tiempo para recuperarse..

Para él fue sencillo hacerlo en un tiempo record, mientras insultaba a mi hermana con duras palabras, solo de ella se escuchaban sollozos mientras se recogía como si fuera un saquito de huesos magullado en una especie de bola.

El chofer la cogió del brazo y la hizo poner en pie humillándola con su mirada mientras sobeteaba todo su cuerpo, insaciable por mostrar todo lo peor de él... "te voy a joder viva pequeña puta" la repetía sin cesar... "a ver como le explicas esto al llorón de tu hermanito"... y pellizcaba sus pequeños pezones hasta amoratarlos mientras su sexo cada vez se iba hinchando más y más...

Tiró a María sobre el banco en el que yo estaba tumbado, ella pareció reaccionar y pataleo con energía, propinándome a mi una de sus patadas, él parecía aun más embrutecido y apasionado con esa reacción, y la abofeteo continuadamente, escuchamos pasos de una persona y mi hermana comenzó a gritar como si de repente la hubieran enchufado, él , nervioso cogió una piedra grande que había detrás del banco y golpeo su cabeza... la dejo inconsciente...

En esos momentos pensé que la había matado, creí que había acabado con mi hermanita por mi culpa, por querer ir al parque... desde la arena no veía su cara pero si escuchaba su silencio... y girando la vista divise un gordo y lechoso culo desnudo subiendo y bajando del cuerpo de María... pocos años después me di cuenta que aun inconsciente la estuvo violando...

También me enteré de que antes de que yo llegara la penetró analmente y de ahí procedía su sangre entre las piernas... me enteré que mi hermana no gritó para intentar que a mi nada me pasara si seguía en el tobogán...

El hombre tras un largo rato de cruel disfrute se alejo en la oscuridad subiéndose la cremallera...

Mi hermana no se movió durante horas... se la llevó un ambulancia, y a mi también. Nos encontró un vecino. Antes de irse me dijo que volvería si algo decíamos, y repetiría con mi hermanita y mi mama, y las mataría a las dos...

El miedo se apodero de nosotros. Vuestra abuela decidió cambiarnos de ciudad, la gente nos señalaba por la calle y se decían cosas horribles de tu madre según pasaban los meses, más que víctimas nos trataron de verdugos... y eso.. es todo"

Mi padre no aguantó el relato, a pesar de conocerlo huyó de la realidad escondiéndose en viejos recuerdos, no le culpó... mi hermano y yo llorábamos con la cabeza entre los brazos...

Besé a mi tío como si fuera el ser más debil del universo, con protección y todo mi amor. Me consta que se sentía culpable...

Quité el artículo de su mano y abandoné mi vista sobre ese conjunto de letras. No sé el tiempo que paso, quiza solo segundos, o igual minutos... o pudieran ser horas... y de nuevo vi "15 de enero de 1960", entonces fue cuando me creí morir... Hacía 45 años, la mitad de una vida para mi madre de este suceso, y en mi caso lo que equivale a una vida entera...

45 años de mi vida sin conocer este horror, 45 años de mi vida solo percibiendo ternura de mi madre... 45 años que tengo... bueno más bien 44, 45 cumpliré en octubre...

Guardé silencio, no quise pronunciarme, tenía miedo a que alguien ratificara la evidencia...

Siempre los vecinos se preguntaban a quien habría salido una niña como yo, con un pelo tan negro... siempre resultaba anecdótico...

Hoy leo y releo ese artículo... y me acuerdo de mi madre, de lo solita que me ha dejado y todo lo que me ha dado... Tantas veces me repitió que "si el año 60 fue bueno es porque nacio un angel"... y pienso en mi padre...

Ahora recuerdo mi carácter, difícil, caprichoso, con fuertes cambios de humor, tan diferente al de mis padres... ahora pienso en mis reacciones cuando algo me sale mal, impulsiva y furiosa la emprendo con objetos inanimados de mi alrededor... ahora me asusto y me odio...ahora me repugno, no encuentro mi identidad y no me atrevo a preguntar...

Me siento desnuda e indefensa, me siento golpeada, con un pene clavado en mis genes como un puñal...

Octubre del 60... nueve meses más tarde nací yo.

La pasada noche del 14 marzo la policía