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El amigo de Laura (5)

en Sexo Anal

... Desperté sin saber bien donde estaba, él desnudo miraba por la ventana desde donde aun se veía la noche cerrada, no sé cuanto tiempo transcurrió desde que me quedé dormida...

Sus nalgas tan redondas eran estupendas, tenía un buen desnudo, recordé lo tirante y pegajoso que tenía mi sexo antes de dormirme, moví las piernas para ver que sensación me provocaba y descubrí que se hallaba perfectamente terso y suave, mientras tocaba esa delicada piel con mi mano él se giró al escuchar el ligero sonido que hicieron las sábanas al incorporar mi torso...

Ya estas lista para más nena?... no te he querido despertar, se te veía preciosa desnuda sobre mi cama... – se sentó en el borde- a que te he dejado muy suavecita reina?- puso su mano sobre la mía mientras reposaba sobre mi monte de venus...

Que hora es?- pregunté

Shsss... no hay prisa no?...- me dijo susurrante al lado de mi orejita mientras introducía su dedo corazón dentro de mi vagina...

Le noté mucho, no estaba muy lubricada en esos momentos... también me sentí algo alertada e inquieta, si en muchos momentos pensé que sexualmente éramos seres muy parecidos, en esos momentos sentí algo de temor... me pareció un ser algo obsesionado con el tema y esa cálida mirada que siempre le definió ahora parecía más fria y perversa...

Le observé mientras me metía su moreno dedo y lo movía, el sujetaba mi cara para poderla ver bien con la otra mano, mi vulva poquito a poco y bajo sus acertados movimientos comenzó a presentar los primeros signos que mostraría un hielo expuesto a los cálidos rayos del sol, que estando duro, frío, rígido y lleno de aridez, poco a poco va cambiando su forma, su volumen y empieza a transformarse de cuerpo sólido a liquido, escapando entre nuestros dedos en forma de agua, al igual que mi excitación lo hacia entre los de él...

Cuando ya estaba en el punto que él deseaba, mirando sus dilatadas pupilas mientras me hacía retorcerme con sus precisos roces, sus labios se aproximaron a los míos y me beso como ninguna de las otras veces lo había hecho, como queriéndome arrancar de las entrañas toda la pasión que mi cuerpo pudiera generar... no sé que pasaba por su mente pero ese beso en el cual su lengua acariciaba cada parte de mi boca, palpando mi paladar, investigando las encías, entrelazándose con la mía... salía para buscar mis labios y introducírselos en su interior donde los frotaba y mordisqueaba... quedaron más rosas e inflamados que nunca, sentía un hormigueo en ellos... me sentí prácticamente engullida por su lascivia y ansiedad.

Mientras sus besos me inundaban, sus manos como si llegaran tarde a una cita correteaban desordenadas por mi tronco, pellizcando mis pezones como si fuera el timbre que hay que tocar... los apretaba con intensidad, me hacía daño... pero por primera vez descubría el erótico placer del dolor...

Con mis ojos abiertos vi como su sexo volvía al estado en el que para mi era más familiar, poderoso y con autoridad, convirtiéndose en objeto del deseo...

La luz de la lamparita de al lado ambientaba la habitación sin privar a nuestras vistas del placer de este sentido y a la vez dotando al lugar cierta oscuridad que contribuía a hacer de su dormitorio el mejor lugar para desatar nuestras pasiones...

Mis manos por primera vez fueron participes de la rueda de reconocimiento, jadeante, con la respiración entrecortada conseguía liberarme de sus besos para poder ver su pecho sentado junto a mi, y pasar mi mano por él, poblado de poco vello, que se expandía a lo ancho como territorio virgen a punto de ser conquistado... mis manos como un ejercito intentaban abarcarlo dejando sus marcas de conquista conseguida con lo fuerte que podía llegar amarrarlo.

Sentados el uno frente al otro nos sentíamos invadidos por una pasión desatada... me ayudó a que me sentara sobre sus piernas, con la mano de nuevo agarrando su polla la acercó a mi sexo abierto, frotando el glande contra mi clítoris con mucha maña... ese movimiento me parecía delicioso, me masturbaba con su propio sexo, con la punta de éste parecía esparcir su líquido por cada pedacito de carne, sin dejar ni un solo espacio libre de su roce... cada vez la tenía más dura y sus venas parecían a punto de explotar de la congestión experimentada... la imagen de la berenjena volvió a mi mente...

Me cogió con su brazo y me devolvió a la cama, tumbándome en ella bocabajo... sus besos recorrían mi cuello, mis hombros, la espalda hasta su final donde tengo dos hoyitos, uno a cada lado, antes de comenzar mis dos redondas nalgas... me las cubrió de besos y de mordiscos... su lengua parecía saborearlo con total veneración... la introdujo entre mis dos nalgas... eso produjo en mi una excitante situación.

Resbalaba con facilidad, parecía que mientras yo había dormido el con tesón y delicadeza había limpiado mi cuerpo, sentí como sus manos se ayudaban para abrirse paso, abría mis dos glúteos y su lengua hacía circulitos alrededor de mi ano con gran velocidad y desparpajo produciéndome una sensación muy agradable...

A intervalos humedecía mi ano y alzaba la vista para observarlo... hundida su cabeza en él una de sus inquietas y traviesas manos se acercaba hacia mi sexo de nuevo, buscando nuevos sonidos que resbalaran por mi boca..., mientras uno de sus deditos giraba sin cesar el botón de mi máximo placer el otro, aprovechando las dilataciones propias que experimentaba mi ano por mi incipiente excitación, iba lentamente introduciendose intentando agrandar ese minúsculo espacio...

Yo sentía gran placer, casi en este caso más mental que físico... podía salirme de mi cuerpo para intentar observar ese recorte de mi vida como si fuera un tercero a ella, desde arriba divisaba a esa jovencita mujer desnuda, bocabajo con sus piernas abiertas hasta lo máximo que ella podía permitir, con su cadera contoneándose, mientras él totalmente desnudo tiene un dedo entre su empapada rajita y el otro por primera vez para él intentando abrirse paso en tan estrecho orificio, cerrado como si siempre hubiera sido virgen, sus dientes simultáneamente mordisqueando el interior del muslo que casi puede confundirse con su vulva...

Que perverso que es el sexo que a veces casi puede excitarte más salirte de tu propio cuerpo para observar, que disfrutar de los placeres físicos que te aporta...

Mis jadeos eran crecientes, su dedo ya estaba dentro, sentía un cierto escozor, con dolor, pero su dedo no paraba de explotar al máximo la mina de mi vulva, esa mezcla de las dos sensaciones hacía que moviera mi cadera para provocar que ese dedo que me ocupaba desde atrás adquiriera una actitud dinámica. Él, para no hacerme excesivo daño, lo había dejado quieto, y era yo la que me encargaba de subir , bajar y contonear las caderas para obtener mayor placer...

Mmmm... princesa... me encanta verte mover, desesperada, como zorrita serías una joya nena... veo que te gusta y que te desinhibe por completo... sabes todo lo que me encantas y lo bruto que me pones?

Sus palabras eran el reflejo de la excitación que mantenía en su cuerpo, quitó las manos de mi coño y con cuidado y lentamente intento meter el segundo dedo... di un grito de dolor... mis pechos caían hacia abajo en mi posición de casí a cuatro, sus dedos a la vez que chillaba suavemente me pellizcaban mis irritados pezones por los que parecía sentir devoción... era un dolor placentero, en el cual no sería capaz de separar que porcentaje de cada sensación sentía... solo sé que la una sin la otra no me habrían llevado a ese punto...

Con lentitud y aprovechando las contracciones naturales de mi esfínter fue sacando los dedos, se levantó y abrió un cajón, de ahí vi como sacaba un bote de lubricante que debía emplear habitualmente con su novia y a saber cuantas más... de reojo pude ver su polla, estaba tan dura y tiesa, tan hinchada... que sentí pánico de pensar como iba a entrar eso por mi pequeño agujero... pero a la vez y de nuevo me excito una barbaridad imaginarme como se movería y que sensación experimentaría cuando me dejara regada de su esperma... de nuevo mi lubricación era maravillosa...

Te acuerdas lo que te dije eh? Recuerdas mi mensaje? Cuanto más dulce la lengua... más afilado el diente...- su tono era perverso pero muy muy morboso y excitante...

Abrió el tapón, puso la crema sobre la yema de tres de sus dedos, y con mis nalgas bien abiertas la extendió por el agujerito metiendo un poco el dedo y resbalándolo por las paredes interiores, se notaba fría... con mi cabeza girada vi como embadurnaba su punta con esa brillante y aceitosa sustancia sin ningún olor aparente..

Desde atrás, metió su brazo por mi pelvis alzándome la cadera un poco más... lleno todo mi vientre con las almohadas y almohadones de la estancia, anticipándose de nuevo a que posiblemente por agotación, dolor o placer pudiera dejar mi cuerpo caer...

Como si en el practicante estuviera, me encontraba frente a él con todo mi culo en pompa, sobre el cual desataba algunos cachetes cariñosos, mientras me jadeaba todo lo bonito que le resultaba mi trasero... esa posición sumisa no dejaba de contribuir positivamente a mi estado de ansiedad, escuchaba como mientras lo hacía me iba relatándome lo que iba a hacer con mi culito.

Sentí como sus muslos rozaban a los míos y la punta de su sexo reposaba sobre mi esfínter, respiré hondo, pero antes de metermela, sus dedos se colaron dentro de mi vagina arrastrando parte de mi excitación hacia mi ano...

Suponía que la imagen que tendría desde atrás debía ser espectacular, estaba totalmente entregada a que me propinara unas buenas embestidas...

Su glande empezó a presionar, debía haber extendido una buena cantidad del aceite en ambos sitios porque la punta entró prácticamente sin dificultad, fue a partir de ahí cuando empecé a notar el dolor... con lentitud se iba abriendo camino por mi recto... ese hinchado sexo se estaba haciendo con su propio lugar... mientras escuchaba como me decía que tenía que relajarme para disfrutar... a la vez que esto ocurría sentía toda mi vulvita libre, abierta, húmeda con palpitaciones en total soledad..

Un brusco último empujón me sobresaltó, ya estaba entera dentro, contraí mis músculos y el jadeo muy fuerte, al repetirlo una segunda vez pude observar y sacar la conclusión de que esa sensación le embriagaba produciendo fuertes gemidos... cuando a la quinta o sexta vez repetí la operación mi culito ya se había acostumbrado a su tamaño y el comenzó ese movimiento constante y repetido de entrada y salida... que me producía una irritación que a la vez me gustaba...

Se agarraba a la carne prieta de mis nalgas para que me entrara todo su sexo entero, hasta que sentía en el comienzo de mi húmedo coñito como golpeaban sus testículos, se escuchaba el choque de nuestras carnes, y él entre jadeos balbuceaba palabras totalmente inteligibles.... llegó a adquirir tal velocidad que mi vista se torno nublosa y sentí que me estaba haciendo daño, por suerte esta parte fue en la que estaba a punto de irse dentro de mi...

Durante toda la penetración anal me pareció sentir que mi clítoris se inflaba como un enorme globo de los que hay en las ferias de barrio, cuando el aire lo rozaba sentía ya el placer. Empecé a sentir como llegaban los espasmos a su polla se estaba corriendo en mi interior, si antes dejo su leche reposando sobre mi sexo... ahora llenaba mi ano con ella y yo sentía como ésta rebosaba hacia el exterior cayendo por mis muslos.

En el momento del orgasmo, buscó de nuevo mi coñito para meter los dedos, sus movimientos dentro de esas hinchadas paredes fueron bruscos, llenos de tensión, como su cuerpo se encontraba antes de estallar en el climax... corvando esos deditos estimulo esa zona que en mi genera un placer inmediato...

Mientras sentía como mis muslos se tintaban de chorretones blancos... de nuevo veía estrellas, sentía cosquillas por mi vientre y caía desplomada, abandonando mi cuerpo físico para sentir como me elevaba hacia otro lugar....

En medio de mi orgasmo la saco para hacerme el menor daño posible... se dio cuenta que ya era demasiado tarde... dejo caer su cuerpo sobre el mio, beso mi cuello y se aproximo a mi cara...

No quise hacerte daño cielo... perdóname...dame un ratito y te juro que te compenso...- me llenaba de besos a la vez..

No pasa nada tranquilo- dije entre jadeos- no ha sido tanto, he sentido un placer que no puedo describir... por cierto como que un ratito?- reí, yo ya no puedo más, de verás que no...

Deja que pase un ratito y te prometo que no te arrepentirás... será la guinda del pastel... probablemente todo esto no se vuelva a repetir... pero no es hora de hablar de estó... deja que te cuide, descansa... shsss...

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