Por mas que fijo la mirada en el espejo es otra la cara que veo, no es de ojos oscuros y profundos, la tez más pálida de lo habitual y la boca más encendida de pasión...

Las manos no son tan anchas, su piel es más fina y en contraposición al tamaño de la palma, los dedos son gruesos, fuertes, capaces de envolver mis pechos sin dejar asomar un milímetro de su piel. De frente observo mi cara, que va dejando la juventud atrás, aunque todavía parece querer amarrarse a mi mirada, que en otras ocasiones centellea vivaz, y ahora frente a mi propia desnudez se empaña..

Alzo la cabeza impulsada por sus dedos que prenden mi pelo y tiran de la brillante melena hacia atrás con fuerza, y siento un bombeo continuo y permanente que me hace abstraerme en otros tiempos mejores, en los que hubiera vibrado, temblado y jadeado de placer. Pero puedo verme, con las nalgas semi abiertas y la pelvis de ese hombre pegándose alejándose de mi mientras clava su polla en mi interior como si fueran puñaladas en mi alma, de hoja afilada cuando en el espejo veo su cara, brillante de sudor, con expresión embrutecida mientras hunde sus dedos en la carne de mis glúteos, y con la otra mano los azota intermitentemente, y gruñe, gruñe igual que lo hacen los perros del barrio cuando montan a las perras en celo.

Quiero que se corra ya, que deje de mirarme, quiero romper ese espejo, en el cual veo mis pequeños pechos colgar mientras me encuentro a cuatro, quiero irme de alli, si dura es mi vida, más lo es ser espectadora de la misma.

Aprieto fuerte los ojos, muy fuerte cuando siento que riega mi interior y escucho su alarido. Su peso me hace caer sobre la cama, y su sudor impregna mi piel, mientras su aliento cubre mi cara cerca del cuello.

Llega el único momento por el cual todo esto tiene sentido, casi son las 20.00 de la tarde y tengo que irme. Con los 85 kg que tengo encima, intento revolverme y por un huequecito encuentro un espacio para salir de la jaula que me apresa. Una vez en pie, me veo en el espejo, mi pelo descansa sobre mis hombros, mis pezones sonrosados presiden mi palida piel, y me repugnan, porque aun veo un brillo en ellos que nada tiene que ver con lo que yo deseo...

Mi vientre, bastante plano para mi edad y un parto deja paso a la imagen de mi sexo, y es entonces cuando pongo atención a mi cara y me causo repugnancia porque no llego a reconocerme.

Ese, el mismo que gruño pegado a mi, el dueño de las gotas que resbalan entre mis muslos, parece ponerse en pie, abrir su cartera y darme 30 Euros y de propina un cachete en el culo. Me visto bajo la atenta mirada de él, que desnudo descansa sentado sobre la cama, con su pene en semi erección y mis bragas acariciando su rostro. Las nauseas se apoderan de mi, me pongo lo pantalones vaqueros sin ropa interior para intentar abandonar rápido ese lugar, y dejo la camiseta caer sobre mi espalda desnuda...

A solo dos manzanas esta mi casa, paso antes a recoger a mi niño de tres años a casa de mi madre, sin detenerme mucho tiempo voy hacia mi casa... mi niño me habla, y el mundo de un gris oscuro pasa a colores vivos, agradables, veo su carita... y esa sonrisa... ya nada importa!

Bajo la ducha, el agua parece limpiar temporalmente mi conciencia, envuelta en el albornoz, guardo los 30 Euros dentro de una de mis botas, alli se reune con otros tantos billetes... esos con los que voy a comprarme una nueva vida, comprare mi integridad, mi conciencia, comprare un buen padre para mi hijo y también comprare a un hombre que me quiera... comprare la felicidad...

La cerradura suena, ya llega mi esposo, el ladrón que fue usurpando cada minuto de mis últimos seis años, su expresión fría me mira con indiferencia, saluda al pequeño y se sienta en la cocina, esperando como cada noche la cena. Es impaciente, grosero, egoísta, se ha convertido en un ser irreconocible, su mirada oscura, antes embaucadora, conquistadora y atractiva, ahora solo me produce miedo. Sus gestos duros, enmarcados entre unas comisuras que parecen dibujar un mapa sobre su piel me humillan y acobardan, me quedo tan petrificada y anulada que parece que no encuentro solución a ninguno de mis problemas... pero esto acabará... cuando no sea él el unico que pueda comprar...

Sentados en el salón tras acostar al nene, la tele parece hablar un idioma que no conozco, abstraída en mi mundo me abandono a la fantasía, donde lo más característico de mi es una amplia y dulce sonrisa... pero algo hace que esa imagen se resquebraje... algo áspero intenta acceder a mis tetas, como casi cada noche esto se repite... no quiero, no me apetece... la ultima vez que me negue me dio un bofetón y fue casi peor... y de hecho la primera vez que me lo dio también fue por este motivo.

Alfonso no bebe, no es de nivel sociocultural bajo, que yo sepa no tiene traumas infantiles, tiene un buen trabajo y vivimos desahogadamente... bueno más bien el asi vive. Es muy conservador, y amigo de sus amigos... no entiendo nada de esto, pero lo que si se es que la resistencia no traera mas que problemas a mi y sobretodo a mi niño...

Veo como baja el pantalón de su pijama y asoma su verga, hinchada, muy morena, tan diferente a la de esta mañana, pero casi mas repugnante para mi... sus venas asoman formando relieves sobre la forma cilíndrica...

Al cerrar los ojos, recuerdo esa amplia sonrisa de mi fantasía, la misma en la que alguien me amaba, y los placeres del pasado llaman a mi memoria. Arrodillada a los pies de Alfonso abro mis labios y la siento cálida en mi interior, abandono el presente para recordar cuantas veces me volvía loca haciendo esto a él en otros tiempos y a otros novios que tuve...

Entonces mi fantasía parece ser mi angel de la guarda, ensimismada en mis imaginaciones, siento mis piernas humedecerse y la vulva palpitar, mientras la lengua pasa por su capullo masajeandolo como hacia años que no pasaba. Escucho sus jadeos, más dulces que otras noches. Su hinchado miembro llena mi boca... y mis párpados se abren temporalmente... cuando veo su cara, la ira vuelve a mi...

Pero encuentro la satisfacción de la venganza, mientras su mayor deseo es amarrame y hacerme presa de su vida yo me voy follando a vecinos suyos, algunos con los que juega a las cartas, otros tantos con los que se cruza en el kiosko, todos los que van a pagar mi libertad... todos los que me van a ayudar a comprar mi vida...

Sus jadeos se hacen crecientes, y me voy excitando con cosas que hasta el momento me habían repugnado, el recuerdo de esa tarde, carente de orgasmos para mi, ahora me iba a dar uno grandioso, mientras mi marido me esta follando veo mi imagen en el espejo, y mis pechos, ahora apresados por esas manos, y horas antes por otras que le enfurecerían me excita, su cuerpo cae sobre el mio mientras se agita sin parar...al mismo ritmo que los sonidos que emite...

Con los ojos de nuevo cerrados, me embarco en un viaje de ensueño, donde cada roce estremece mi piel, y le utilizo... tantas veces me masturbo en la soledad que ahora sus dedos y su sexo eran empleados por una vez en mucho tiempo para mi propia autosatisfacción, y pienso que un atractivo y desconocido hombre tras seducirme y conquistarme me hace suya en un acto de pasión desenfrenada.

Mi sexo empapado en humedad hace que mis caderas se contoneen y deje mi actitud pasiva abandonada en ese infernal presente para pasar a mi mundo paralelo, parezco haber contagiado a Alfonso que después de meses se sumerge entre mis piernas e inspira fuertemente... a pesar de mis duchas mi aroma debe ser a sexo, llevo más de un año prestando mi vulva a todo aquel necesitado de placer dispuesto a pagar y en mi piel se ha debido quedar impregnado el aroma...

Parece enloquecerle, y pasa su lengua por mis labios mayores y menores como si dibujara un cuadro impresionista, millones de colores inundan mis pensamientos y un calambre casi electrico me posee de cadera para abajo. En medio del shock noto su sexo entrar dentro de mi para llenarme del placer de una fantasía...

Al abrir los ojos, veo mi casa, más que la mia la de él, como todo lo que nos rodea, sudorosa y fatigada me doy cuenta que estoy en mi triste presente y que este momento de sexo no va ayudar a comprarme una vida, pero si a despedirme de la que actualmente tengo...