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A 60€ la hora...

en Dominación

Llego a casa de trabajar, agotada, deseosa de una tibia ducha que llene todo el baño de vapor, y se respire la fresca fragancia de ese gel que tanto adoro. Sobre mi cama veo uno de mis tangas, ese azul brillante que tanto le gusta... ha venido a casa...

Ahí está arrugado y todavía fresco, un día más se ha masturbado dejando todas las muestras de sus deseos hasta entonces contenidos sobre mi ropa interior, la misma que hoy me pondré cuando quedemos a cenar...

Ha sonado el telefonillo, ya está abajo, llevo el tanga azul, se ha secado y ha quedado algo áspero pero sé que eso a él le enloquece... mi vestido a juego con la ropa interior es deliciosamente suave y fresco, quizá en exceso para la temporada en la que nos encontramos. Sus labios rozan los míos y bajo un casto beso coronamos nuestro formal saludo, huele maravilloso...

Una cena distendida, amena y agradable en un sitio refinado. Antes de que traigan el postre me levanto y voy al baño... allí no dudo, saco por cada una de mis piernas el tanga azul, y dejo mi cuerpo desnudo sobre la vaporosa tela... en mi mano hago una bola con la prenda interior y nada mas llegar a su lado lo planto sobre su mano...

Parece enloquecer, veo como escurre sus dedos para comprobar que es el mismo sobre el que esta tarde se corrió. Bajo la mesa y de forma discreta toca mi muslo, lentamente hace la comprobación de que todo marcha correctamente... está perfecto... mis labios a su alcance desprenden humedad... la misma que yo había extendido en el baño, para que las puntas de sus dedos quedarán perfumadas por mi almibar...

Creo que está encantado y todo lo he hecho correctamente... miró a mi alrededor esos camareros casi vestidos mas elegantemente que yo, y me siento pequeña, no acostumbramos a venir a este tipo de sitios... veo que sus impulsos se van disparando, su picara sonrisa preside su cara y su dedo corazón se mancha de helado de yogurt con arándanos. Con la yema recoge un poco y cuando parece que nadie nos observa...lleva la fría sustancia dentro de mi rajita...

Siento el frío y me incomodo pensando que pueda pasar la humedad a mi vestido en forma de mancha...él parece embrutecer ante esta situación... esa sensación me estremece y veo como su lengua muy sutilmente se relame el labio superior...

Tomamos el postre, muy dulce y suave, los cafés, él se pone de pie para ir al baño, y veo su pantalón, abultado, su polla se distingue perfectamente sobre esa tela... si todo va según lo planeado él tampoco llevará ropa interior.

Han traído la cuenta, no puedo ver a cuanto asciende, él educada y galantemente se hace cargo de la misma. No puedo parar de mirar la mancha que ha quedado a la altura de mi coñito por el helado, al ponerme de pie puedo sentir como más gente se ha dado cuenta me siento ridícula... mi acompañante parece disfrutar...

Es muy corta la falda y siento como el aire va a dar con mis pegajosos labios impregnados del dulce postre al salir al parking del restaurante... veo como tira las llaves al suelo, todo tal y como lo planeado justo en el momento que un grupo de hombres de negocios aparcan a nuestro lado... siento vergüenza, pero me agacho a cogerlas, con las piernas entreabiertas... dejo mi sexo abierto y pegajoso para que lo vean por detrás, la tela del vestido se queda por la mitad de mis nalgas... a mi lado está él que de forma vulgar me mete un azote en el trasero, rozando con sus dedos casi mi sexo como si se tratara de cualquier zorrita de la calle mientras les sonríe a ellos, que le devuelven la expresión con cierta complicidad...

Le doy las llaves y me abre la puerta del automóvil, dejo que sean mis nalgas desnudas las que reposen directamente sobre la tapicería y la falda deja entrever el comienzo de mi vulva...

Mientras conduce una de sus manos reposan sobre el interior de mis muslos, y me traslada palabras obscenas, diciéndome que soy una "guarrita que lleva el coño pegajoso"...

Empieza a excitarme esa postura suya, me siento realmente como tal, todo tan sucio... es entonces cuando me pregunta que es lo que voy a cobrar... pongo precio en función del tiempo, y él me dice que si no me importa que vayamos a su casa...

Llegamos allí, no pierde el tiempo, me ordena que le haga una mamada, pero antes que se la sujete mientras mea todo el vino de la cena. Me resulta algo violento, incomodo, debajo de su pantalón y sin ropa interior se encuentra una enorme e hinchada polla erecta... me dice que en ese estado es imposible que atine dentro del vater ... yo no sé que hacer... cuanto más me mira más dura se le pone... Al final, con dificultad logró apuntar todo lo posible dentro del retrete.

Ahí frente al espejo me pide que se la bese y mame durante un rato, no quiere perder el tiempo... ha contratado una hora de mis servicios e intuyo que no llegará a ocuparla entera...

Introduzco su glande en mi interior, tiene un extraño sabor que me resulta algo desagradable, el prueba a metermela más adentro empujando mi cabeza, mientras con sus brazos tira de mi vestido hacia arriba, quedando yo prácticamente desnuda de cuclillas ante su mirada. Mi lengua se mueve experta rozando cada una de las partes que a él tanto le agradan, succionando con fuerza y arrancandole sonidos que intentan transmitir placer, sus manos agarran mi pelo, que cae despeinado alrededor de mi cara, mi pinta labios ha quedado extendido por fuera de estos y no puedo parar de meterla y sacarla entre ellos, me encanta su sexo poderoso, que me tiene bajo sus ordenes...

Con un tironcito de pelo me obliga a parar, debe estar apunto de llegar al orgasmo y todavía no quiere, me pongo en pie siguiendo sus deseos y me hace que mire mi cara en el espejo. Tengo la mirada de una perra encelada, profunda y oscura, mis facciones están llenas de obscenidad y veo como saca mi vestido por la cabeza.

La imagen solo se refleja hasta la cintura, mis pechos quedán libres y veo su cara más ida que nunca abrazándome desde atrás agarrando mis dos pezones y agitando mis pechos con fuerza mientras arranca gritos de dolor...

Me desborda esta situación, sus dientes muerden mi cuello y dejan alguna marca sobre él, en el espejo veo su cara animal reflejada, y la mía, metida en el papel hasta sus ultimas consecuencias, no busco sus besos, solo quiero sexo y sentirme a su entera disposición...

Sus manos bajan hasta mi sexo, mi cuerpo se apoya sobre mis brazos que a su vez lo hacen sobre el lavabo, siento como su sexo entra dentro de mi de forma descabellada, y me repite la palabra "puta" sin cesar... toda mi vida esto me escandalizó, pero en ese momento nada podría haberme vuelto más loca que su sexo y su voz...

Me embestía fuerte y profundo, mientras sus manos se cebaban en mis pechos, estrujándolos, como si pretendiera obtener de ellos algún tipo de zumo o cocktail de pasión... ese ancho miembro dilataba como nunca mi vagina que estaba empapda de placer...

Me giró y se agachó , con su lengua golpeaba mi clítoris insistentemente, casi como una tortura, lo metía entre sus dientes y lo rozaba con sutileza, casi como un ligero arañazo, que me dolía, pero despertaba cada terminación nerviosa. Sus manos abrían mis dos labios, mientras los pellizcaba con los dedos... frotaba sin cesar, y relamía todo lo pegajoso que quedaba en cada uno de mis pliegues... estas húmedas caricias, las alternaba con azotitos con su palma abierta en el centro de mi vulva que me hacían enloquecer, mientras dejaba caer mi cabeza hacia atrás...

Durante un buen rato castigó mi sexo, pellizcando, mordiendo, azotando... y llevándome a dos o tres orgasmos casi seguidos que no puede contener y que el bebió de la fuente de la que emanaban... volvía a la posición inicial y de nuevo, como si de una muñeca hinchable me tratara me penetro fuerte y bruscamente, aprovechando todos los flujos que dentro de mi había de mis orgasmos, jadeamos fuerte a la par, y casi al unísono experimentamos el climax. Sentí su cálida leche como la de el mas lejano de los extraños, saco su miembro, ese tan poderoso, como un globo desinflado, brillante y me ordenó que lo dejara tal y como lo había encontrado... agotada, arañada y marcada por la intensidad del sexo, lamí las ultimas gotas que de él brotaban, mientras sus ojos se tornaban y cerraban.

Del bolsillo de su americana, sacó la cartera, y puso 60 Euros sobre el lavabo. Con la polla reluciente, como nunca la había tenido, subió la cremallera de su traje y yo tímida deje caer mi vestido sobre mi piel desnuda, cogí mi bolso y el dinero y salí a la calle en esa noche cerrada. Pasee por la manzana, no más de 5 minutos, mirando y observando a la escasa gente que recorría mi barrio. Un barrio residencial, de la llamada "gente bien" , me sentí extraña en él.

A pesar de llevar 8 años alli viviendo, por primera vez, parecía no tener nada que ver conmigo. La brisa de la noche hacía que notara la humedad que resbalaba por mis muslos, con mi mano la limpie, blanquecina y algo espesa... en la otra mano, hecho un burruño de papel arrugado dos billetes.

Delante de mi casa saque las llaves, entre sigilosa, un extraño aroma se respiraba en mi ordenado hogar, sobre la cama tumbado mi esposo, desnudo, con una polla pequeña y agotada, la lamparita encendida y mi tanga azul entre sus manos...

Saque mi vestido por la cabeza, me acerque a su cartera que estaba sobre la cajonera y devolví los arrugados billetes a su lugar de origen... desnuda me tumbe a su lado y nos besamos. Su sonrisa mostraba la felicidad, la mia también... liberada como nunca estaba deseando que llegara la semana que viene... en nuestro calendario ese día pagaré yo.

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