miprimita.com

El viaje de Natalia: Mi amigo Carlos

en Gays

El viaje de Natalia: Carlos

Aquel día cuando encendí el teléfono móvil, después de tomarme unos cuantos cafés recordando tiempos pasados, empezaron a llegarme mensajes a montones. Solo me digné a responder al de mi madre, que en un estado de nerviosismo no hacía más que preguntar donde y con quien estaba.

Me ocupé de tranquilizarla dentro de lo posible. Hay veces que una persona se deja arrastrar por la corriente sin ser consciente de la dirección en la que se mueve. Aquella noche, había decidido romper en mil pedazos aquella cinta de video que quemaba mi alma, en la que estaba todo lo que mi memoria no podía recordar, una violación dura y complicada, que en mi solo existía, porque estaba grabada.

Decidí volver a mi ciudad, Madrid me esperaba, pero solo para darme la oportunidad de coger un avión y volar hacia otro lugar. Las penas, la tragedia y el dolor me estaban convirtiendo en un ser gris.

Por la Nacional II entraba al acceso de la Terminal 2 del aeropuerto de Barajas. Me acerqué al mostrador de una conocida compañía aérea para informarme si había algún vuelo con destino Ibiza. Minutos antes, y tras dejar mi vehículo en el aparcamiento, había llamado a Carlos, un antiguo compañero de trabajo que destinaron en otra firma a las islas. Era un chico divertido, de esos que adoran la noche por encima casi de cualquier cosa.

Pues claro que si Natalia, vente cuando quieras... Ya sabes que mi casa es pequeña, pero siempre habrá un hueco para la más simpática de las compañeras que he tenido, y la más monja, claro.

Eso me contestó cuando le plantee tímidamente la posibilidad de pasar unos días por ese lugar.

No me pudo ir a buscar, mi llegada rondaba las 22:00 horas de un viernes, y Carlos, como siempre hiperactivo, era una persona pluriempleada que los fines de semana trabajaba de camarero en un bar de copas. Pero detallista y cuidadoso, como siempre, había enviado a un mensajero para buscarme. Así que al salir por la puerta, encontré aun chico con un piercing en la ceja, camiseta negra entallada con el eslogan " I love your sex" y la cabeza casi totalmente calva, con una foto mía en la mano, dada la vuelta. No pude evitar sonreír ante tal situación...

Hola, creo que soy la chica a la que buscas- le dije con un tono divertido

¿Natalia?- dijo él poniendo cara de circunstancias – Joder, tía, Carlos me ha dado esta foto que es casi de cuando estabas haciendo la primera comunión y me ha enviado para acá, estaba todo agobiado, me llamo Alex- y se acercó a darme dos besos.

Los ojos de aquel chico eran ligeramente rasgados, y al mirar su ceja pude ver como aquel arito me traía antiguos recuerdos... Yo también tuve mis piercings...

Pues yo soy Natalia- le dije riendo

Mira, tengo el coche aparcado allí fuera, déjame que te coja la bolsa

Bah, si llevo dos cositas...

Venga, déjame-Y me arrancó la maleta de las manos- Carlos está currando ahora tía, si quieres, me ha dejado las llaves de su casa, dejas la bolsa y nos vamos a tomar una copichuela a su bar. Sale a las cuatro...

Yo, yo .. es que...

Ya me ha avisado Carlos de que eres una monjita, y que no te deje quedarte durmiendo. Que dirías que estás cansada y que se muere de ganas de verte.

Alex hablaba por los codos, era increíble, comenzaba una frase e hilaba las siguientes casi sin tomar aire. Resultaba físicamente muy atractivo, aunque mentalmente agotador. Por otro lado se le veía que debía tener una estrecha relación con mi amigo.

¿Una monjita? Ya verás cuando le vea- dije riendo- venga esta bien, dejamos la bolsa y vamos para allá, lo que no quiero es cortarte el rollo ni tus planes.

Para nada, tú tranquila.

Camino a aquel bar, Alex continuaba su charla con mucho dinamismo, y yo, a ratos, miraba por la ventana abstraída en mis propios pensamientos.

Natalia... ¿Natalia?

Eh... Perdona, ¿me decías algo?

Joder, tía, que llevo media hora preguntándote y no me haces ni caso

Ay perdóname, Alex, de verdad, es que estoy algo cansada- le miré poniendo cara de póquer

... A ver, te decía que si te ha contado Carlos de que tipo es el bar en que trabaja...

¿Cómo que de qué tipo?- le dije con curiosidad

En ese instante le sonó el teléfono, y él, imprudentemente, descolgó sin un atisbo de preocupación.

Aparcó el coche y me hizo unos gestos señalándome que habíamos llegado. Salí, y tras andar unas cuantas manzanas llegué a una zona poblada de bares de copas. El murmullo era intenso, y montones de personas, de diferentes edades y apariencias, se agolpaban en las puertas. Alex iba delante, amarrado a su teléfono continuaba con su "bla bla bla " incesante.

En la puerta un hombre dos por dos, saludaba con un guiño de ojo a Alex, que tapando el micrófono le indicaba que yo le acompañaba.

Al entrar un mundo masculino me rodeaba. Era complicado encontrar alguna mujer entre tanto adonis. Alex agarró mi mano y me fue metiendo entre la multitud. Sin previo aviso, me encontré algo que no esperaba, ese no era un simple bar gay.

Detrás de una barra iluminada con luces azules fluorescentes, estaba Carlos. Le vi más guapo que antes, su pelo engominado se colocaba desordenado, con un aire canalla, coronando sus dos preciosos ojos azules que siempre eran objeto de admiración por ellas y ellos. No sé si tantos días sumida en la más profunda soledad fueron los culpables, pero me tiré a sus brazos como si fuera la única persona en el mundo que pudiera darme un abrazo de verdad, y alguna lágrima se escapó por mi mejilla.

¿Qué te pasa Nati?- Me dijo, mientras estábamos abrazados, al oído en un medio grito, medio susurro, que intentaba esquivar el volumen escandaloso de la música...

No le contesté, solo me sequé la mejilla, separé mi rostro de sus hombros, le besé la cara y luego sonreí..

Bueno niña, sé que este local no es lo mejor para ti, pero te sientas en la barra y te tomas unas copitas para empezar...- me dijo mientras con maestría echaba unos hielos en mi vaso y rellenaba con la que, él sabía que, era mi bebida favorita.

¿Carlos pero esto qué es, niño?- le dije mirando a mi alrededor, donde lenguas masculinas se juntaban y enrollaban. Y hombres, muchos de ellos con un aspecto mas masculino del que ya habría deseado tener yo en mi cama, lascivamente se manoseaban.

Bueno, ya está la monja asustadita- dijo irónicamente despeinándome el flequillo.

Alex había colgado el teléfono y pude ver como hablaba con unos y con otros alternativamente. A simple vista no tenía el aspecto de gay que yo me había forjado en mi mente. Y me preguntaba, si él lo sería. Estúpida pregunta por otro lado...

Bueno cariño, ¿qué tal el viaje?- Eso me preguntó Carlos, o al menos eso entendí intentando leer en sus labios las palabras, ya que era prácticamente imposible oírle absolutamente nada.

Pero antes de que pudiera contestar, unos clientes reclamaban su atención. Giré en la banqueta que estaba sentada. Aquel bar no era excesivamente grande, y entre tanto hombre, se podía ver a alguna mujer camuflada. Algunos bailaban, otros, apoyados en la pared podía observar como se unían sus bocas, labios... Salvo en alguna escena de televisión, nunca había imaginado ver algo similar desde tan cerca.

Por primera vez estando en un bar nadie me prestaba atención. Volví la vista a la barra, para preguntarle a Carlos donde estaba el baño, pero él había desaparecido, intenté llamar a Alex, pero este, rodeado de tres o cuatro atractivos chicos estaba demasiado entretenido como para verme.

En mi expedición en busca de los aseos, pasé entre algunas pelvis que se rozaban inquietas. El ambiente sexual se respiraba y cuanto más me acercaba al ala izquierda de aquel lugar la temperatura iba subiendo.

Una pequeña puerta se abría alternativamente, de ella salían algunas personas abrazadas o solitarias. En la puerta solamente había un cartel que recordaba que en ese local estaba prohibida la entrada a menosres de 18 años. Algo me hacía pensar que si abría aquella puerta encontraría orgías masculinas y sexo a raudales entre hombres promiscuos... Pero me sentí intrusa, y no me atrevía a colarme allí.

Estuve unos minutos en el pasillo viendo como entraban y salían. Algunos me miraban de lado como preguntándose que hacía yo allí, pero tampoco parecían sentirse molestos ni ofendidos con mi presencia.

En un impulso, y aprovechando un instante en el que no venía nadie, abrí la puerta... Me quedé en silencio, navegando por cuerpos desnudos, espaldas, nalgas, falos erectos que se desafiaban los unos a los otros...

¿Natalia que haces aquí?- Me asustó una mano en la espalda y aquella boca pegada a mi oído. Me giré bruscamente

EH... ¡que susto, coño, Carlos! Solo buscaba los baños..

Anda vamonos, que tú aquí no haces nada, viciosilla- me dijo tirando de mi mano...

La cara se me puso roja de golpe, pero mientras salíamos yo no podía dejar de mirar atrás, me había dejado hipnotizada ver como un hombre, de mediana edad se arrodillaba delante del sexo de otro e hinchaba sus mejillas al engullir el miembro de su compañero. Esa imagen, me había provocado una especial excitación. Era extraño, ver como una polla llenaba la boca de aquel hombre, mientras con sus manos anchas, gruesas y grandes envolvía sus testículos... A la vez, no podía dejar de fijarme en como los glúteos del que estaba siendo lamido y relamido, se rozaban con cada espasmo de placer con las nalgas de otro caballero que estaba tras él masturbándose observando lo que le rodeaba...

Todo aquello me estremeció mientras era arrastrada como una niña pequeña a la zona inocente, donde no se veían más que pequeños tocamientos y besos absorbentes.

Estate quietecita en la barra, anda, - me dijo Carlos

Vino Alex a hacerme compañía, cuando llevaba tres copas ya no me resultaba ni agotador. Ese aspecto bohemio tenía un encanto especial, y sus ojos ligeramente achinados...

Oye... ¿tú eres gay, Alex? – le pregunté de golpe y casi sin venir a cuento...

Eh... pues si, creí que te habías dado cuenta- me dijo con naturalidad

Me excitáis los gays, cariño- le advertí con mirada seductora, y la lengua de trapo fruto de alcohol

¡Oye Carlos, que a tu amiga la monjita le excitamos!- dijo riendo mientras rodeaba mi hombro con su brazo

¡Joder, Natalia! Que calladito te lo tenías, guapa- me guiñó el ojo Carlos.

No, en serio, me pone cachonda veros- y mientras decía eso, giraba la banqueta de nuevo y miraba a mi alrededor, tapando mi naricilla con el vidrio de la copa de la que bebía.. – Y no ¿te ponen las tías, Alex?, mira que yo ya tengo experiencia en un trio eh... – Me miro casi con dulzura y me quito la copa de la mano

Anda, Natalia no bebas más...- me dijo

Me puse en pie y sentí como el suelo se movía, como si quisiera jugar al escondite conmigo.

Venga vamos a bailar, anda venga, ¡por favor, por favor!- le supliqué varias veces

Eso es lo último que recuerdo, las luces hacían que todo me girara y yo, alocada, agarraba del culo a mi pareja gay, en un baile probablemente torpe y algo obsceno, mientras que a mi alrededor, montones de parejas masculinas se divertían.

El alcohol no es buen consejero, y para cuando vuelvo a tener recuerdos estaba tumbada, sin mis vaqueros, y solo con la camisa en una cama de matrimonio. Me despertó un profundo malestar, entre ganas de vomitar, y una sed insaciable. Intenté recordar. Una puerta de libro estaba medio entornada, y cuando quise incorporarme la cabeza era mi peor enemiga.

Volví a tumbarme, a través de una pequeña ventana, podía ver que aun era de noche y se escuchaban unas risas que parecían provenir de una habitación contigua. Empecé a unir todos los cabos, y casi a ruborizarme de mis propios recuerdos. De fondo se escuchaba a Carlos hablar casi susurrante. Intenté volverme a dormir, pero el alcohol aun estaba dentro de mi y no podía más que dar vueltas de un lado a otro...

Un pequeño resplandor entraba dentro de la habitación, me puse en pie con intención de pedirles un vaso de agua, para aligerar la densidad de mi paladar. Mi camisa no era muy larga, y quedaba por encima de mi tanga. Busqué mi bolsa para ponerme algo, pero no la encontré...

Al acercarme a la puerta, mis pupilas hicieron un esfuerzo por adecuarse al nuevo caudal de luz. Durante esos instantes, mi propio ser empezó a ser consciente de lo que ocurría al otro lado de la puerta.

¿Así te gusta?- le decía Alex a Carlos mientras sacaba la lengua y pasaba un segundo piercing que la taladraba, por la zona que separaba el glande de su tronco, dándole pequeños golpecitos...

Mamamela Alex, asi, asi...- Carlos apoyaba sus brazos en las caderas, y empujaba la pelvis hacia fuera para insinuar sus ganas más explícitamente.

Se respiraba el morbo en esa escena...

Me gusta esta polla- le decía de forma ruda Alex a Carlos, antes de abrir la boca y absorberla hasta el final.

Estuvo un rato en ese movimiento ascendente y descendente, mientras que mi amigo jadeaba...

Shhhhhhssss... no hagas tanto ruido que la vas a despertar- dijo Alex apartándose un instante

Carlos vivía en un pequeño apartamento, en condiciones normales ellos habrían estado en el dormitorio, pero yo, había ocupado ese lugar en una baja por borrachera..

Alex se puso de pie, aun estaba vestido, Carlos agarró los bajos de la camiseta, y mientras que Alex levantaba los brazos, se la sacó por la cabeza. Sus manos comenzaron a envolverle en caricias, y la lengua a jugar con sus pezones...

El sexo de mi amigo parecía que iba a reventar, verlo tan hinchado, venoso, mientras se desvanecía en proporcionar placer a su pareja me hizo desear formar parte de ese instante. Pero no pude más que mantenerme al margen.

Luego las manos de Carlos, decoradas con un ancho anillo en el dedo más gordo, bajaron nerviosas hasta los vaqueros de su acompañante, y tiró hacia abajo del lote completo.

Alex, realmente era atractivo, con su piercing, aspecto bohemio, totalmente desnudo y un sexo que resaltaba por su grosor con respecto a la complexión de su cuerpo, lo convertían en una presa deseable no solo para ellos, puedo garantizar que también para ellas...

De repente pude ver como comenzaban a besarse, más que besos devoraban sus bocas, ambos sujetaban sus cuellos, y ansiosos dejaban escapar a ratos sus lenguas. Pero yo, ya poseída por el morbo de ver algo que entre chicas sería totalmente inconfesable decir que te excita, solo podía mirar como los dos sexos masculinos se corvaban hacia arriba hasta besarse los glandes el uno con el otro. Sexo con sexo, calientes, venosos, inflados, primero se rozaban sutilmente y luego pasaban a frotarse en un éxtasis arrebatador.

Las manos de Carlos, durante el beso bajaron hasta el pubis de su amante, que parecía medio rasurado. La mano masculina, con suavidad lo rozó, para poco a poco irse acoplando a su forma, hasta envolverlo, como zapato a la horma, y comenzar a masturbarle...

Alex tuvo que parar de besarle para poder respirar, Carlos parecía saber lo que se hacia perfectamente. Ponía la mano en la boca Alex la lamía, luego él lo imitaba y descendía de nuevo, para, lubricada, comenzar con un movimiento que se centraba en la cabeza del sexo...

Ahhhh, Dios Carlos, asi me voy a correr... qué bien lo haces... que bien...

Describir el tono de estas palabras sería imposible, la voz, en vez de las cuerdas vocales nacía de las entrañas...

Carlos en ese instante paró en seco, le agarró la cara:

Follame Alex

Los dos estaban desnudos de pie, frente a la mesa del ordenador, Alex se alejó regalándole una sonrisa y abrió el cajón de la mesita auxiliar. De allí sacó un preservativo. Era evidente que no era la primera vez que entre ellos ocurría algo asi.

Él mismo sujetó la base de su sexo y desenrolló el preservativo con bastante soltura. Mi corazón palpitaba rápido, casi me había olvidado del malestar, o de poder ser descubierta, una vez más me colaba en una experiencia ajena, pero esta vez haciéndola más mía de lo que podía imaginar.

Carlos se apoyaba sobre la mesa, mientras tanto Alex por atrás, acariciaba su espalda e iba agachándose poco a poco, llevando su mano por delante para comenzar a masturbarle, y aproximando la lengua a su esfínter, para dedicarle una serie de caricias bucales, que al otro parecían deshacer...

Qué cachondo me pones... así, méteme el dedo... venga...

Alex, mientras, con una mano continuaba masturbándole, y con la otra separaba las nalgas, alternando la lengua con su dedo en un juego de ocupación compartido, hasta proclamarse ganador su instrumento digital. Él pegaba la cara muy cerca de su esfínter, supongo que para poder ver hasta donde se dilataba...

Los jadeos eran más intensos, Alex, le dio un almohadón para que lo mordiera y no hiciera ruido, pero ya era tarde, yo había comenzado a sumergir mi mano por debajo del tanga ante tal situación.

De nuevo acudió Alex al cajón de la mesita, de allí saco un tubo. Por sus movimientos deduje que se trataba de lubricante. Volvió a colocarse entre sus dos nalgas, y extendió con cuidado la sustancia. Mientras tanto Carlos se masturbaba como un depravado...

Luego ya no había retorno, Alex comenzó a aproximar la cabeza de su sexo al trasero de Carlos, antes de intentar penetrarle restregó su polla por el espació que separa ambos glúteos...

Ya te voy a follar, ya....- dijo muy bajito y susurrante...

Desde atrás comenzó una penetración lenta pero continua, la cara de Carlos se estremecía mostrando una mezcla de dolor y perversión, mientras su mano no paraba de moverse de arriba a bajo a lo largo de su pene. Alex contraía los abdominales y gruñia, con las venas de su cuello hinchadas.

Ver aquellos dos hombres satisfaciéndose de placer mutuamente me enloquecía, Alex volcó su cuerpo sobre el de Carlos, puso la mano sobre la de él, y juncos acariciaron el sexo goloso de mi amigo, al ritmo de las embestidas. Sudaban, se adherían sus pieles, y los jadeos masculinos se entremezclaban para ser uno solo.

Hasta el borde de mi puerta llegaba ese aroma masculino intenso, que antecede al orgasmo, mi mano se movía nerviosa entre mis piernas cuando el esperma de Carlos salía disparado como si hubiera estado años encarcelado. Sus espasmos eran más que visibles, y aprovechándolos, Alex fue dejando que el esfínter, con cada una de las contracciones le guiara hacia la salida, para acabar explotando de placer sobre la espalda de su amante...

Los suspiros posteriores eran profundos, me puse de puntillas intentando volver a la cama. Mi entrepierna estaba húmeda ante las lascivas imágenes. Un pequeño traspiés con la colcha, caída en el suelo, me hizo pensar que había sido descubierta, asi que me tiré sobre el colchón haciéndome la dormida. Pero nada parecía ocurrir...

No podía dormir, estaba inquieta, mi boca seguía estando pesada, y un malestar general se apoderaba de mi cuerpo. Les oía hablar bajito, y yo intentaba concentrarme para olvidarlo todo y descansar aunque solo fueran unas horas.

Buenas noches, Alex- escuché a Carlos decir mientras los cerrojos de la puerta se ponían en marcha, y posteriormente la puerta hacía el ruido pertinente.

Cerré fuerte los ojos al sentir unos pasos aproximándose al dormitorio, Carlos se asomaba desnudo, con un sexo desinflado, convencido de que yo estaba sumida en un profundo sueño fruto de la gran borrachera. Se acercó al sinfonier que tenía al lado de la cama. Sus glúteos redondos y blanquecinos eran perfectos... abrió un cajón y sacó su ropa interior. Se la puso con rapidez, y no dudó en abrir la colcha y tumbarse junto a mi, sin prestarme el mínimo interés...

Tardó segundos en emitir esa respiración profunda, que no llega a ser ronquido, que caracteriza al sueño. Sentí la tentación, llevé mi mano bajo la tela de mi tanga cuando sentía su piel tan cerca de la mía, pero hizo un ligero movimiento que me asustó... y no volví a atreverme a intentarlo...

Mas de alesandra

El Viaje de Natalia: La fiesta

El Viaje de Natalia: Una obsesión

El viaje de Natalia: Soy tus ojos

Estando en flor...

Esclava de su esclavo

Un beso compartido

El viaje de Natalia: Háblale mientras te...

El viaje de Natalia: Te echo de menos

El viaje de Natalia: Un equipaje para siempre

El viaje de Natalia: La vida en el campo

El viaje de Natalia: Aquel último verano

El viaje de Natalia: Una bocanada de humo

El viaje de Natalia: Una extraña cita

Sueño Profundo

El viaje de Natalia (2)

El viaje de Natalia

El eco de mi fantasía

La moda llegó a TR...

El hermano sandwich

Dormía a tu lado

Tu verano en mi invierno

Despertares...

Háblame...

Tus palabras...

Encuentros multiples

No me atrevo

Bajo el Puente

Últimas páginas de un diario

... Y Dios lo vió todo

Preso en mi -universo-

Entre sábanas rojas

Aquella tarde de billar

Cada tarde en el parque...

No erótico: Radiografia del subconsciente

Falsas apariencias

Cuentos no eróticos: El aullido del lobo

El mudo -tic-tac-

En el otro lado...

Sota, caballo y rey

Loca

Los lectores contestan...

Mi -Todo a Cien- de TR

Especialmente... frustrado!

Vértigo

Destino prohibido

Adicción en Vanesa

Ravel; más que un bolero...

Atracción mortal (7)

Atracción mortal (8)

Atracción mortal (9)

Valladolid en silencio...

Juego de perversión

Unos ojos que te miran

Quizá...las lagrimas se vuelvan saladas...

María se despertó inquieta

Una tarde de pastas y té

Ismael cumple 32

Una vida de otoños

Siete Pecados Capitales

Instintos animales

El clítoris mental

Nuestra pequeña Lucía

Créeme... mañana no lo volveré a hacer...

Puñales en los genes

Seducción femenina

2= Infidelidad; 4; Intercambio

A ti.. mi mejor amigo, mi mejor amante...

A ti... autor de TR

Despedida de soltera

Remite: Desde la cuenta atrás...

Fotografia desde el tragaluz

Quiero comprarme una vida

Locura temporal

La última campanada de 2004

A 60€ la hora...

La llamada del Tabú

En clave de sol

Un lienzo en blanco para ti

El amigo de Laura (5)

El amigo de Laura (4)

El amigo de Laura

El amigo de Laura (2)

El amigo de Laura (3)

Amor complicado

La cara oculta de la novicia Doña Ines (inedito)

El iman de un buen tacón...

A lo hecho... pecho?

Buenos dias!

El viaje a Kerala

Buen vino de reserva!

Ahora solo pienso en pollas Ales

Una amistad dificil de llevar

Puta de uno

En menos de 24 horas...

Por qué rizar el rizo?

Una chica dificil

Dulce tortura

Mi 23 cumpleaños!

Dificil final!

Juego de mesa

Tengo que confesartelo

Anécdotas del piercing...

Carta a un gigolo

Desde mi ventana...

La venganza de mi hermano... el final!

La venganza de mi hermano (3)

La venganza de mi hermano (2)

...en la cabina...

La venganza de mi hermano...

El piercing

Desesperados (2)

Que eres bisexual?

Desesperados

Un trastero, mis vecinos y yo quería ser mayor...

Mi primera vez

Una mañana en la playa nudista!

Poema al amante

Mi tio es un maestro!

El regalo a Sergio

Mario, Susi y yo

El profesor de Autoescuela

El eclipse solar

Mi marido esta enfermo?

Aprendiendo en clase...

Una cena de negocios

Viaje en el Metro

Aprendiendo en clase... (2)

La lengua tan preciado musculo!

Un verano inesperado!

Sorpresas te da la vida!