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Memorias (1)

en Voyerismo

MEMORIAS

1

         Tom y Cathy exploraban su nueva casa, había multitud de habitaciones en las dos plantas de la mansión e incluso un sótano donde se apilaban sin orden ni concierto, muebles viejos y cachivaches de todo tipo, todo cubierto de polvo, y en el mejor de los casos protegido por sábanas blancas que por el paso de los años se habían vuelto grises por la capa de polvo acumulada, quedando la tela amarillenta y quebradiza por el paso de largos años.

         Sin duda estaban excitados ante su nueva casa, habían estado correteando por los pasillos con sus padres viendo todas las habitaciones y habían acabado finalmente en aquel sótano, que se mostraba en cierta medida misterioso y tal vez algo tenebroso, recordando a las pelis de “gore” donde la chica rubia y guapa entra al sótano y el psicópata de turno la está esperando para degollarla.

         Allí había un baúl, de madera con remaches de chapa metálicos en las esquinas y tiras metálicas circundándolo para darle mayor firmeza. Estaba colocado en el suelo, junto a una pila de otros objetos y muebles tapados con sábanas, pero destacaba sobre el resto, porque un haz de luz, procedente de una pequeña ventana que daba al exterior, se proyectaba sobre él, como el cañón que ilumina a la corista en un teatro.

         Cathy fue quien primero reparó en él y acercándose intentó levantar la tapa sin éxito. Tom se acercó a ayudarla y poniéndose en cuclillas concluyó:

-        Está cerrado Cathy, debería haber una llave en algún sitio que lo abra -dijo con cierta desilusión.

-        ¿Qué contendrá, no sientes curiosidad por saberlo? -preguntó Cathy excitada ante la idea de los secretos que contendría.

-        No sé, podemos buscar la llave a ver si está por alguna estantería o repisa -propuso Tom.

-        ¡Perfécto, hagámoslo! -exclamó Cathy ante la aventura que se presentaba.

         Revolvieron por todos lados, provocando que parte del polvo pasase a estar en suspensión y poco a poco una neblina gris se fue formando en aquel lóbrego lugar y tras mucho buscar y rebuscar no hallaron indicios de la supuesta llave que abría el cofre, el cofre del tesoro, como ya lo habían bautizado durante su búsqueda.

         Una voz se oyó, venía desde arriba, era su madre quien los llamaba anunciándoles que iban a a comer. Así que abandonaron la búsqueda y subieron las escaleras de piedra hasta la primera planta de la casa.

         Cuando su madre los vio aparecer una expresión de horror cubrió su cara.

-        ¡Pero chicos, qué habéis estado haciendo! -exclamó exaltada.

-        Nada mamá, sólo estábamos viendo el sótano -contestó Cathy con su voz dulce y aterciopelada.

-        ¡Pero mirad vuestras ropas, si tenéis hasta el pelo blanco! ¡Por dios bendito parecéis almas en pena! -añadió su madre.

-        ¿Pasa algo Karen? -preguntó su padre acercándose desde la puerta principal.

         Al verlos su padre no pudo evitar que una carcajada saliese de su boca ante el aspecto que tenían sus dos hijos. Karen se lo reprochó, pues aquello para ella no tenía nada de divertido. En ese momento Cathy se acercó a un espejo que había junto a las escaleras que subían a la segunda planta y entonces se contemplo con extrañeza y a los pocos segundos se unió a las risas de su padre...

-        ¡Es verdad, mira Tom, parecemos fantasmas! Fantasmas salidos de ultratumba, ¡buh! -explicó volviéndose a su hermano y poniendo sus manos en forma de garras amenazantes.

         Finalmente su crispada madre terminó por relajarse y se unió a las risas de todos. No tuvieron más remedio que cambiarse y asearse como pudieron pues la mudanza aún estaba sin hacer y sólo tenían pequeños equipajes que habían traído consigo.

         Los días pasaron, sus muebles y enseres llegaron y tras una limpieza a fondo de la casa, ayudados por gente del pueblo cercano a la que contrataron, terminaron de limpiar y arreglarlo todo. El resultado final fue altamente satisfactorio, la casa lució un aspecto  victoriano esplendoroso al terminar.

         Y así comenzó su vida en aquel apartado lugar, sin duda un cambio brutal desde la superpoblada New York a aquel pueblecito perdido en el condado de Kansas, cerca de Wichita, la ciudad más cercana a ellos.  Pero, ¿cómo habían terminado allí, en aquel lugar tan apartado, tras vivir en la cosmopolita New York?

         Su padre, Richard, era broker en New York, trabajaba 12 horas diarias y apenas veía a su mujer y familia. Únicamente se reservaba los fines de semana para ellos y en alguna ocasión ni eso. Trabajó de este modo durante años, perdiéndose muchos momentos familiares y gran parte de la infancia de sus hijos, hasta que un día casi llegó su hora. Un ataque al corazón, mientras trabajaba, casi se lo lleva por delante. Terminó postrado en un hospital durante semanas.

         Cuando salió su cardiólogo le recomendó altamente que cambiase de estilo de vida, y así lo hizo. Se despidió de su empresa y con la compensación económica que le dieron y sus ahorros decidió trasladarse a vivir al campo. Desde allí pensaba seguir invirtiendo, pero a más bajo nivel su propio dinero, para poder continuar con su vida. Así que ahora dedicaba algunas horas del día a informarse y mirar la bolsa, cambiar algunas acciones, comprar o vender, en fin, pero de un modo mucho más relajado y el resto del día lo empleaba en la granja que había comprado y que estaba decidido a cultivar para ocupar el resto de su tiempo libre que le quedaba y poder vivir con su familia.

         Karen tenía un trabajo menos estresante que el de su esposo, era secretaria en la empresa donde Richard trabajaba, allí se conocieron y se casaron. Así que cuando le ocurrió el incidente a su marido no dudó en apoyarlo y dejar su trabajo. De manera que pasó a ser ama de casa y a estar mucho más tiempo con su marido, en el fondo agradeció profundamente este cambio pues su relación de pareja se estaba resintiendo, debido al poco tiempo que pasaban juntos últimamente y al estrés que les había llevado a no tener relaciones de pareja.

         En cuanto a sus hijos, Tom y Cathy, eran adolescentes, se llevaban algo menos de dos años y desde pequeños estaban bastante unidos, peleaban con frecuencia pero en el fondo se querían y siempre hacían las paces tras un enfado. Iban al instituto así que con el cambio perdieron sus antiguos amigos y tuvieron que volver a empezar, ahora irían al instituto del pueblo más cercano, pero todavía les quedaba el verano de vacaciones por delante.

         Así que, sin otra cosa que hacer, se dedicaban a holgazanear, explorar los alrededores de la finca y a bañarse en pequeño lago cercano, donde había un embarcadero hecho de madera que se adentraba en el agua y que sin duda sería su diversión preferida en el caluroso verano que ya estaba aquí. Aunque ellos también habían acusado el cambio, en cierta medida el haber vivido siempre en una ciudad y ahora verse rodeados por campos hasta donde alcanzaba la vista, no les desagradaba como se podría pensar, sino todo lo contrario les gustaba su nuevo hogar.

         Trascurridas dos semanas desde su llegada, una calurosa noche en la que Tom no podía dormir, oyó un ruido, como un lamento, o bien un quejido. Curioso, pensó en que algún pájaro estaba en el tejado, pero no, porque volvió a repetirse y esta vez lo identificó como un sonido “humano” de mujer. Pensando en que fuese su hermana que dormía en la habitación contigua, se levantó y se asomó a la puerta que las dividía. Estas habitaciones tenían esa particularidad, aparte de las puertas que daban al pasillo, tenían una puerta que las comunicaba así que la usaban para pasar de una habitación a otra a veces, sin tener que salir al pasillo.

         El sonido de su respiración profunda le hizo deducir que su hermana dormía. Como hacía calor todas las puertas estaban abiertas, con la esperanza de que alguna racha de viento cruzara la casa refrescándola, así que estando junto a la cama de su hermana volvió a oír el quejido. Aún con más curiosidad decidió despertar a su hermana y contárselo a ver si ella también lo oía o era sólo el que se estaba volviendo loco.

         Efectivamente ella lo oyó igualmente, así que ambos decidieron investigar, lanzándose al pasillo de madera descalzos. Avanzaron por él hacia el fondo y cuando hubieron avanzado unos metros lo oyeron con más claridad. Sin duda procedía del final, justo donde estaba el cuarto de sus padres.

         Pensando en que alguno se encontrase mal, se acercaron y como sus habitaciones encontraron la puerta abierta. Allí, junto a la pared lo oyeron con más claridad, su madre era la que emitía aquellos “misteriosos” quejidos, luego el misterio había quedado resuelto, aunque no saciada la curiosidad de sus hijos.

         Tom quiso asomarse al marco de la puerta y ver lo que hacían. Tal vez sospechando lo que pasaba, su hermana en cambio le tiraba del brazo y le indicaba que se fuesen, en cierto modo sintiéndose avergonzada por lo que iba a contemplar su hermano. Después de todo ella era casi dos años mayor que él y su pubertad y por tanto conocimientos eran más avanzados. Pero no hubo manera, Tom se asomó y allí contemplo el panorama...

         De espaldas a la puerta, su madre estaba sentada sobre las piernas de su padre, que permanecía tumbado sobre la cama, viendo únicamente sus pies bajo el peso del cuerpo de su madre. La claridad provocada por la luna llena que lucía en aquella calurosa noche de verano y que se colaba por el ventanal del dormitorio marital, iluminaba a su madre en todo su esplendor con sus rayos plateados, ella estaba espaldas a su posición.

         Su cabellera rubia y rizada era sujetada por sus brazos, llevados a su nuca, mientras ella, con acompasados movimientos, subía y bajaba flexionando sus rodillas y caderas, sin duda follando dulcemente a su esposo y con gran placer por su parte. Giraba su cabeza y la pegaba a sus brazos mientras se sujetaba el pelo, luego cayó sobre el pecho de su hombre y se inclinó, levantando más su culo, pasando a follarlo con suaves movimientos de cintura.

         Tom, estaba anonadado, el culo de su madre, iluminado a la luz de la luna se mostraba esplendoroso, junto a su espalda bien formada, con las costillas y todos los huesos de la misma marcados. Pero su culo, ¡ay su culo!, aquello era otro cantar, le llamó especialmente la atención. En la posición actual, ligeramente inclinada hacia adelante, cuando subía se le venía con mayor claridad. Tan redondo, tan perfecto, tan sensual que Tom sintió crecer su pene bajo sus calzoncillos.

         Cathy mientras tanto estaba junto a él, detrás de la pared, pero viendo que no dejaba de mirar, la curiosidad la venció y apoyándose en él también asomó la cabeza, contemplando con cierto “horror”, como sus padres hacían el amor.

         Tom intentaba fijar la vista en la parte oscura bajo el culo de su madre, donde sin duda su coño era atravesado por el falo paterno y en los juegos de luces y sombras creía adivinar las formas de su coño, con la polla de su padre dentro, especialmente se hacía visible cuando su madre levantaba su culo y la polla salía casi completamente fuera de su raja, para acto seguido volver a caer sobre él, enfundándose en ella como un sable en su funda protectora.

         Cathy por su parte, aunque horrorizada y avergonzada, no dejaba tampoco de admirar el espectáculo. Ella era ya prácticamente una mujer, hacía años que tenía el periodo y había empezado a explorar su sexo, especialmente en los momentos húmedos de la ducha, usando la alcachofa y jugueteando con las presiones del agua sobre su clítoris, había conseguido orgasmos deliciosos. Y ahora, que contemplaba un acto sexual a unos metros de ella, precisamente de sus padres, aunque la idea la avergonzaba tremendamente, su sexo comenzó a humedecerse y babear, ella lo notaba, casi podía olerlo, pues ya lo conocía, el olor de la calentura que subía desde sus bragas hasta su pituitaria.

         Mientras ambos contemplaban el acto, extasiados, la acción comenzó a acelerarse, como si le hubiesen dado al avance rápido de vídeo. Su padre agarró por la cintura a su madre, y sujetándola con firmeza, empezó a dar fuertes embestidas a ésta, provocando sonoras palmadas, cuando su culo chocaba contra sus muslos, en tensión empujando su polla hacia el coño materno con gran rapidez y fuerza.

         Su madre gimió más fuerte y comenzó a girar la cabeza, lanzando su larga melena rubia hacia adelante y hacia atrás. Explotando en un orgasmo de placer, sudando por el calor, cayendo abatida sobre el pecho de su marido. Y así la acción, pasó a ser como a  cámara lenta, más lenta que al principio, mientras sus caderas y su culo seguían moviéndose despacio, aún con la verga clavada en su coño lleno de leche, extraída de ella con sudor y pasión desmeidos.

         Cathy, al contemplar esto tiró fuertemente del brazo a su hermano y se lo llevó de allí. Ambos volvieron, silenciosamente como gatos por el pasillo, hacia sus dormitorios.

-        ¿Has visto lo que hacían? ¡Qué polvo han echado!, ¿no? -exclamó exultante Tom nada más entrar al cuarto de su hermana. Cathy le ordenó silencio, temerosa de que los oyesen.

-        No hemos visto nada, ¿me oyes? No se te vaya a escapar delante de ellos -le advirtió.

-        ¡Si claro, es que es la primera vez que veo follar en directo! -exclamó Tom con sinceridad apabullante.

-        No seas guarro Tom, anda y acuéstate, ¿vale? -le apremió empujándole a través de la puerta intermedia hacia su cuarto y cerrándola cuando consiguió hacerlo pasar al otro lado.

         Ambos se echaron en sus camas, sin duda rememoraron las sensuales escenas contempladas y a su manera cada uno las disfrutó. Cathy se acarició su chochito sintiendo especial goce, aunque aún no conseguía correrse sólo con sus dedos, pero fue delicioso. Y Tom, que tenía su polla dura, aún no sabía masturbarse así que, echado con los brazos hacia atrás, en su mente recordó cada detalle y cada momento vivido, memorizándolos, como si temiera no recordarlos mañana y que todo hubiese sido un sueño. Con el tiempo sin duda, así sería, pero hoy era real y el recuerdo estaba fresco aún en su memoria.

Nota del autor: No olviden visitar mi blog “zorro-blanco2003.blogspot.com”, allí descubrirán más cosas sobre mi... ;-)

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