Capítulo VII

26 noviembre

Querido diario, el fin de semana ha sido fantástico. Cuando los recuerdos de anoche vienen a mi mente, mi cuerpo aún se estremece por el morbo de follar con mi abuelo y con Marta, las dos personas a las que más quiero en estos momentos, que llegan hasta lo más íntimo de mi y me traspasan, llenándome de toda clase de sensaciones y esencias, de placer. La verdad es que también he sufrido en los comienzos, pero qué le vamos ha hacer, la vida es una sucesión de sufrimientos y placeres.

Cuando nos despertamos mi abuelo ya había vuelto a encender fuego y nos estaba preparando una taza de café caliente. Marta me ha despertado con un beso y esa imagen de ella frente a mi, al despertar, ha quedado grabada "a fuego" en mi mente y ya siempre la recordaré. Tras desayunar hemos vuelto al barco, mi abuelo nos ha estado llevando bordeando la costa y de una isla a otra. Hemos almorzado al llegar a puerto y por la tarde hemos paseado por la playa. Marta estaba super contenta de estar con nosotros, ha estado cogida de mi mano todo el día y cuando estábamos solas no ha parado de hacerme carantoñas y darme besos furtivos. Mi abuelo el pobre a veces se ha sentido un poco incómodo pero bueno, ya se irá acostumbrando, supongo que esto es demasiado "avanzado" para su mentalidad.

Soy muy feliz.

05 Diciembre

Querido diario, ya han pasado casi dos semanas desde mi última anotación... ¡um! Aún recuerdo aquel fin de semana delicioso con mi querido abuelo y mi querida amiga Marta, los tres juntitos en la tienda de campaña. ¡Qué bien lo pasamos!

Este último fin de semana lo hemos dedicado simplemente a pasear por la playa y a estar juntos los dos. Marta se ha ido a ver a sus abuelos y hemos estado sólos mi abuelo y yo. No hemos tenido relaciones y lo cierto es que estábamos tan bien que no ha hecho falta. Paseábamos cogidos de la mano, como dos enamorados más, cenábamos a la luz de las velas y por la noche él me llevaba a la cama y se despedía de mi con un casto beso en la frente.

Mañana es festivo, tenemos por delante el puente de la constitución, cuatro días de fiesta nada más y nada menos. Mi abuelo me ha prometido un viaje especial, pero no me ha dicho donde vamos, dice que es una sorpresa. Así que estoy nerviosa pensando a donde iremos esta vez.

06 Diciembre

Querido diario, son las 11 de la noche y estoy muy cansada. Efectivamente el viaje ha sido toda una sorpresa, muy de mañana mi abuelo me ha despertado con un cariñoso beso en las mejillas, yo aún estaba dormida y entre sueños he notado sus labios sobre mi rostro y el olor de su cara recién afeitada me ha embriagado.

Hemos cogido un avión, y al ver la lista de vuelos en el aeropuerto se ha desvelado la sorpresa, he descubierto que veníamos a Cabo Verde, concretamente a su capital Prala. Para mi sorpresa nada más llegar nos hemos encontrado con una mujer negra y su hija que al parecer nos estaban esperando. Entonces mi abuelo nos ha presentado, ella se llamaba Cesária y la niña tenía un nombre extraño, creo que es Zouk o algo parecido. Aquí la gente habla portugués aunque no es difícil entenderse con ellos y algunos chapurrean español.

Mi abuelo me ha explicado que acabaron siendo muy buenos amigos desde la época en que era capitán de barco mercante y que cuando recalaba en el puerto de la ciudad siempre quedaban para tomarse unas copas en algún antro de por aquí. Al parecer Cesária tenía una pescadería junto al puerto y fue allí donde se conocieron.

La historia me ha resultado la mar de extraña, para mi que entre ellos hubo algo más que una amistad. He de confesar que estoy muy intrigada, pero bueno ya lo averiguaré. Han sido muy amables con nosotros, me han estado enseñando la ciudad con su mercado, tan lleno de gente y puestos que era fácil perderse entre la muchedumbre. Allí vendían de todo, desde carne hasta pescado, pasando por toda clase de frutas tropicales. Cesária ha hecho la compra y luego amablemente nos ha preparado una rica cena en su casa, un bungalow a las afueras de Prala.

Su hija es muy simpática, se reía un montón con todas las tonterías que le decía, creo que no me entiende del todo, pero si en lo necesario. Ella es un poco menor que yo, aunque al ser mulata no le sé calcular la edad. Cuando ha llegado la hora de dormir me he enterado que me tocaba compartir litera con Zouk y creo que ella estaba super contenta de compartir su cuarto conmigo ya que es hija única y según su madre siempre le ha hecho ilusión tener una hermana mayor, así que hoy es como si viera su sueño cumplido. Me ha estado enseñando sus posters de cantantes que le gustan, curiosamente son chicos blancos, creo que salen en canal Disney. En fin que hemos estado "comunicándonos" hasta altas horas, luego se ha quedado dormida y yo he aprovechado para escribir un rato en mi diario.

07 diciembre

Querido diario, hoy hemos seguido visitando la isla, en plan turista, nos lo hemos pasado también muy bien. Aquí es como estar en un país africano, aunque hay gente blanca porque hay mucho turismo, casi todos son de color. Hemos estado un rato en la playa y nos hemos bañado con nuestras anfitrionas. Cesária es una mujer que impresiona por su altura y tamaño, al verla en bikini creo que a mi abuelo le brillaban los ojos, sin duda estaban clavados en sus enormes pechos morenos y su culo redondo e igualmente descomunal. Definitivamente aunque tratan de disimularlo, sobre todo mi abuelo, entre ellos hay o ha habido tomate pues se les ve muy "familiares".

Su hija en cambio es alta y esbelta, más delgada que yo y su cuerpo es más bien menudo pero fibroso, es muy juguetona y todo el día hemos estado en el agua nadando y echándonos peleillas.

Por la noche tras la cena nos hemos acostado como ayer, y de igual modo Zouk y yo hemos estado viendo sus álbumes de fotos con una linterna para no tener la luz echada. Cuando de repente un gemido nos ha sorprendido.

Inmediatamente me he puesto alerta y he decidido investigar. Zouk me ha seguido también, así que las dos, vestidas únicamente con nuestras braguitas, hemos salido de la habitación a oscuras, como gatas en la noche. Ya en el pasillo hemos escuchado de nuevo otro gemido, esta vez un poco más flojo. Así que, con sospechas de lo que iba a encontrar he seguido avanzando.

La puerta del dormitorio de su madre estaba cerrada pero tras ella los gemidos y el típico muelle flojo que tienen todos los colchones antiguos delataban el acto sexual que tenía lugar tras la misma. Zouk ha tirado de mi mano y me ha conducido hasta las afueras de la casa, yo he protestado pero ella ha insistido, finalmente la he acompañado.

Nos hemos subido a un tonel o algo parecido que había junto al balcón del dormitorio de su madre y allí, aferradas a los barrotes del mismo hemos levantado los ojos lo suficiente para contemplar la escena en la penumbra.

Al parecer tenían encendidas un par de velas y en las sombras se dibujaban dos cuerpos sudorosos que estaban en pleno acto sexual, la verdad es que me ha impresionado ver desnuda a Cesária, con sus enormes atributos colgando, puesta a cuatro patas gimiendo como una descosida mientras mi abuelo le daba buenas embestidas desde atrás, chocando con tras su enorme culo negro, aferrándose a sus caderas con sus fuertes brazos.

"¡Qué hija de puta!" Ha venido a mi mente al ser consciente de que se estaba follando a mi querido abuelo, yo pensaba que sus ojos sólo eran para mi. Viendo la escena me he sentido un tanto despechada por mi abuelo pero no he podido evitar seguir mirando. Zouk estaba junto a mi, aferrada también a la barandilla, en un precario equilibrio sobre el tonel que estaba apoyado en la arena. Menos mal que su casa está a las afueras y no tiene vecinos, porque cualquiera que nos viese en ese momento se habría llevado una gran sorpresa, al contemplar a dos chicas jóvenes, en bragas, sin sujetador, colgadas de un balcón.

Luego han cambiado de posición, Cesária ha pasado a echarse encima de mi abuelo sentándose sobre su polla, sus enormes pechos han sido besados y degustados entonces a placer por mi abuelo, que se ha deleitado largo rato sobre ellos mientras Cesária se balanceaba suavemente sobre su polla, meneando su enorme cuerpo con cierta majestuosidad. Lo cierto es que en ese momento ya no me acordaba del cabreo que tenía, en cambio me he dado cuenta de lo mojada que estaba.

Zouk, tan cerca de mi, me clavaba sus pezones duros en mi espalda y en mi brazo, al estar colocada detrás mío, ligeramente a la derecha. Entonces me he apartado y le he cedido el puesto, ella se ha puesto delante y yo he ocupado su lugar algo más retrasado. No he podido evitar sentirme atraída por su cuerpo de piel color café, suave y ligeramente fresca por la brisa del mar de madrugada. He pegado mi coño contra su culo, la he cogido por la cintura y he comenzado a restregarme con ella.

Zouk estaba tan atenta a la torrida escena que se desarrollaba en la habitación que prácticamente no me ha prestado atención hasta que mi mano se ha introducido por sus bragas y ha explorado la flor de su secreto, tan húmedo y cálido como el mío, en ese momento no ha podido evitar dar un respingo al darse cuenta de hasta donde había llegado con mis acciones.

Con un gemido ahogado, se ha girado hacia mi. Yo le he hecho una señal para que callase, no nos fuesen a oír y le he señalado el cuarto. Allí los comensales del festín interracial ya habían cambiado de posición, ahora mi abuelo disfrutaba cuan misionero sobre su lozana hembra, que con los muslos abiertos y apuntando al techo se regodeaba cogiéndole el culo mientras éste hacia flexiones suaves y prolongadas sobre ella.

Yo he seguido a lo mío, frotándole los labios vaginales a mi nueva amiga y acariciándole sus duros y negros pezones. Ya había caído en este detalle al verla desnuda a la luz del dormitorio y me había llamado poderosamente la atención su belleza exótica. Creo que yo también la he impresionado a ella con mi piel blanca, mis tetas igualmente pálidas y mis pezones sonrosados. ¡Pero qué deliciosa flor tenía la muchacha, derramando sus jugos sobre mis dedos! Ella se ha mostrado algo incómoda por mis íntimas caricias, cerrando las piernas me ha impedido llegar a su flor con libertad, aunque la escena que estaba viendo parecía haberla hipnotizado, dejándola a mi merced.

De repente, los espiados, han acelerado sus movimientos, Cesária ha gemido más fuerte, los muelles de la cama se han agitado con más intensidad y para mi sorpresa en el último momento mi abuelo ha sacado su verga del coño y ha descargado su cálido néctar sobre el vientre de la hembra que yacía bajo él, seguramente también ha alcanzado sus pechos. ¡Qué excitante ha sido ver la escena furtivamente al tiempo que acariciaba a mi querida compañera de cuarto!

Cuando mi abuelo se ha girado hacia el balcón, Zouk y yo, anonadadas por la escena, rápidamente nos hemos escondido bajo él balcón, casi nos caemos del barril. Luego, hemos bajado y nos hemos vuelto a nuestro cuarto, cerrando la puerta al entrar. A oscuras la he buscado en el dormitorio y la he abrazado, ella ha protestado y se ha zafado de mi abrazo pero yo estaba desatada, la he perseguido por la habitación y tirándola al suelo de madera la he inmovilizado bajo mi cuerpo, ella ha protestado pero soy más fuerte y la he reducido, sujetándole las manos. Le he pedido que guardase silencio.

He buscado su sexo bajo las bragas y lo he cubierto con mi palma, ella ha vuelto a protestar y me ha sacado la mano de su intimidad. Entonces, bruscamente he cogido sus manos y se las he subido por encima de su cabeza y las he sujetado con una mía, con la otra libre he vuelto a bajar hacia su sexo, pero tal vez fruto del forcejeo, he sido algo brusca y mis dedos se han hundido de repente en su coño arrancando un grito entre el dolor y el placer a mi cautiva amiga. Le he pedido perdón y en ese momento he comenzado a frotar su clítoris y a acariciar sus labios vaginales. Mi boca ha capturado uno de sus duros y negros pezones y lo ha degustado con mis labios, mordisqueándolo suavemente con mis dientes.

Mi querida amiga ha vuelto a la carga con sus protestas, aunque con menos intensidad que antes. Entonces he bajado mi boca hasta su sexo, con ansiedad le he quitado las bragas tirando de ellas y he enterrado mi lengua en su coño, degustando el dulce néctar que brotaba de sus labios. Curiosamente su sabor era distinto al que yo recordaba de mi amiga Marta, yo diría que más dulce y salado a la vez, creo que he enloquecido y no he parado de chuparle sus dulces labios y lamerle su pequeño clítoris hasta que he logrado arrancar de ella unos suaves gemidos al tiempo que su cuerpo se tensaba como un arco en el suelo de madera. He apurado su orgasmo con mi boca hasta que ha dejado de moverse y en ese momento la he dejado descansando en el suelo.

Me he tumbado junto a ella, lamentándome porque aún esperaba mi turno y acudiendo a mis bragas he descubierto que estaban empapadas por la parte de abajo, me he desecho de ellas y mis dedos se han zambullido entre mis suaves y carnosos labios. Qué delicia, me he acariciado con frenesí buscando mi orgasmo.

Absorta en mis caricias he descubierto a mi amiga mirándome, tumbada en el suelo junto a mi, no lo he dudado, tomando su mano la he posado sobre mi sexo y cogiendo sus dedos le he indicado que me penetrara mientras yo me frotaba el clítoris, ella ha obedecido, aunque con cierta torpeza ha cumplido su misión. Unos momentos después el orgasmo me ha sacudido con tanta fuerza que creía que me había orinado, por suerte no ha sido así. Es la primera vez que me pasaba algo parecido, ha sido genial.

Finalmente nos hemos levantado y buscando nuestras camas nos hemos quedado profundamente dormidas... sin bragas ni nada.