Prefacio
La escritora fue una de las primeras historias que publiqué allá por 2006 en esta página. No llegué a terminarla y estaba en una carpeta olvidada de mi PC, y he pensado en publicarla aquí en TR. Lo publico a modo de curiosidad, sin más pertensiones que compartirlo, con vosotros. Supongo que si ya habéis leído otras historias mías se debe notar el estilo. En este caso la historia la narra el propio hijo en primera persona y eso creo que es una novedad respecto a mis otras historias.
En el futuro me gustaría revisarla y novelarla como es debido, pero me temo que la censura me la bloquearía, pues hay mucho puritanismo ahí fuera, así que espero al menos que se disfrute en la libertad que nos brinda TR.
3
Tras el día en la charca, al atardecer volvemos al cortijo, nos duchamos y nos vestimos para salir a pasear por el campo. El Sol está ya muy bajo en el horizonte y el cielo, después del calor que ha hecho hoy hay calima y ésto hace que el cielo no se azul sino más bien se torna pajizo. Subimos aun cerro para ver mejor la puesta de sol y nos sentamos en unas piedras salientes.
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¿Te gusta el espectáculo? -me pregunta mi madre cogiéndome la mano.
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Si, es una puesta de sol preciosa.
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Merece la pena aburrirse todo el día para ver esto, ¿oh no?
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Yo no me he aburrido mamá.
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Es que como decías que estar aquí era muy aburrido.
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Bueno, tal vez me equivocaba -admito yo finalmente.
Mi madre me echa su brazo por el hombro y se acerca más, entonces puedo oler más intensamente su perfume, es delicioso.
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¡Mm hueles de maravilla mamá!
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Vaya, creo que igual me he pasado, ¿te gusta el perfume?
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Mucho -reitero yo-, y no te has echado mucho, es que al estar más cerca huele más.
Mi madre sonríe y me da un sonoro beso en la mejilla.
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Ciertamente eres un encanto Guille.
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Oye mami, ¿sabes que te quedaste más flaca de tanto viajar?
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¿En serio? Y cómo me ves, ¿más guapa así?
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¡Oh sí, estás muy guapa mami! ¿Te has echado novio por ahí viajando? -le pregunto yo de sopetón casi sin pensarlo.
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¡Oh, no! No he tenido tiempo ni para eso hijo, ¿y tú, tienes ya alguna chica que te guste a la vista?
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¿Yo? Tampoco, la verdad es que me da mucha vergüenza hablar con ellas mami.
Ella me acaricia el pelo y suspira.
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¿Pero por qué, las chicas no muerden? Sólo tienes que hablar con ellas como si lo hicieses conmigo, sin vergüenza, no tienes nada que temer.
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Si, pero es que luego a la hora de la verdad me da corte, y más si es una chica que me gusta.
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Entonces, ¿te gusta alguna, no? ¿Y cómo es ella?
Parece que mi madre siente curiosidad por conocer mis escarceos amorosos con las chicas, aunque la verdad es que no hay mucho que contar, salvo claro, las pajas que les dedico en la intimidad, pero eso mejor que quede para mí.
-
Bueno sí, me gustan unas cuantas, porque son muy atractivas, tienen unas pedazo de... -dejándome llevar por la confianza meto la pata hasta el fondo, esto me pasa por no medir mis palabras.
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¿Sí, en serio? ¿Entonces te gustan las chicas con mucho pecho?
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Bueno sí, perdóname mamá yo no quería decirlo así, me refería a que son muy guapas y van siempre muy arregladas.
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No te preocupes Guille, es normal que te fijes en el cuerpo femenino, todos los hombres lo hacen.
Ella parece muy comprensiva, aunque yo estoy muy colorado, menos mal que está oscureciendo y no se me debe notar. A continuación nos quedamos cayados, limitándonos a contemplar la puesta de Sol.
Finalmente mi madre vuelve a interesarse por mi vida sexual.
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Entonces Guille no tienes ninguna amiga especial, ¿no?
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No mamá, ya te he dicho que me da mucha vergüenza hablar con las chicas.
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No sé hijo, me produce curiosidad saberlo, lo admito, quiero que sepas que cualquier cosa que quieras saber sobre las chicas, me la puedes preguntar con total libertad.
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Gracias mami, a lo mejor en otra ocasión se me ocurre algo.
El Sol ya ha bajado completamente tras la línea del horizonte, por lo que nos levantamos y volvemos caminando hacia la casa. Ya de camino me surge una pregunta que hacer a mi madre, pero me da un poco de vergüenza, así que dudo en si hacérsela o no durante unos minutos. Finalmente se la suelto...
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Oye, mamá, tengo una pregunta sobre las chicas.
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¿Sí, ya te has atrevido? Adelante, pregúntame lo que quieras.
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Las niñas a mi edad, ¿siente el mismo deseo sexual que los chicos?
Mi madre en principio se queda algo extrañada por la pregunta, pero reflexiona unos momentos y después contesta.
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Hijo, el deseo sexual a vuestra edad es cuando comienza a despertarse. Es normal que sintáis curiosidad los unos por los otros y que tengáis dudas en lo referente a este tema. El deseo es distinto en los chicos que en las chicas, por lo que yo se, los chicos tenéis normalmente un mayor deseo sexual a esta edad, las chicas en cambio no tanto. Pero eso no quiere decir que no lo tengan, sino simplemente que le dan un poco menos de importancia que vosotros.
Hay que admitir que se ha esforzado por aclarar mis dudas, tras explicármelo espera unos segundos antes de interesarse por si lo he entendido.
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No sé es a esto a lo que te referías hijo, ¿era lo que querías saber?
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Entonces es normal que los chicos pensemos mucho en el sexo, ¿no?
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Sí, es todo tan nuevo para vosotros que os apasiona, supongo que por eso lo “pensáis tanto”.
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Otra cosa mamá, es que algunos amigos dicen, que... bueno que masturbarse es malo, que se te puede caer el cabello, ¿eso es cierto?
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¡No, claro que no! Ese acto es también natural, os sirve para conocer mejor vuestro cuerpo y sobre todo vuestro pene.
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¡Ah, vaya, pues hay mucha gente que piensa que es malo!
Continuamos de regreso, los árboles ya son sombras en la penumbra que empieza a cernirse sobre el campo.
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¿Tú te masturbas mucho Guille? ¿No me refiero a que hacerlo mucho sea malo, sino a si lo haces con mucha frecuencia?
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Bueno mamá, pues lo normal supongo. A lo mejor un par de veces al día. Una por la mañana y una por la noche.
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Si, está bien -contesta ella dándolo por razonable.
Aunque en este punto me he permitido mentir un poco por vergüenza, pues no quería contarle que lo hago hasta cinco veces en un día, no tengo tanta confianza con ella.
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¿Y las mujeres cuanto lo hacéis? -pregunto yo ahora aprovechando para saciar mi curiosidad.
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Pues nosotras algo menos, digamos que dos veces por semana, a veces tres pero no te tienes que preocupar por eso, ya te he dicho que nosotras a vuestra edad somos distintas.
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¿Y tú lo haces ahora? Cómo me has dicho que no tienes novio.
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Hombre, pues sí, como estoy sola lo hago de vez en cuando, cuando siento necesidad.
La conversación está llegando a límites realmente morbosos y siento confianza como para continuar preguntando.
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¿Y eso cuantas veces es? -le pregunto yo presionándola a lo mejor en exceso.
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Pues vaya, ¿qué pillín estás hecho eh? Bueno una vez por semana más o menos.
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¡Qué poco, comparado conmigo! ¿no?
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Como ya te he dicho es distinto hijo en la mujer y en el hombre. No se puede comparar.
Desde luego mi madre se está portando, no tenía ni idea de que fuese tan liberal. Ya de pequeño cuando me explicaron de dónde vienen los niños, recuerdo que ella ponía mucho empeño en que lo entendiese y me hablaron de todo, del pene, de la vagina y de cómo se hace el amor.
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Oye Guille perdona si te parezco muy atrevida, pero es que siento curiosidad, ¿te han salido ya pelillos en el pene?
Ante esta nueva pregunta morbosa me quedo bastante pasmado, aunque decido contestar, después de todo la sinceridad es buena en familia.
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Sí, unos pocos me están saliendo ahora.
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Ah ya, sí es normal, las niñas a esta edad también es cuando les nacen en la vagina.
PD.: Si te gustá mi estilo tal vez te gusten mis novelas, puedes leer los primeros capítulos en mi página de autor aquí en TR. Saludos cordiales.