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Una noche Marisa la invitó a cenar, de modo que como Lucía no tenía clientes ese día, aceptó encantada.
Cenaron los tres juntos y Fran, que estaba muy cansado se fue a dormir nada más terminar. Marisa volvió tras acostarlo y se sentó junto a Lucía para seguir viendo la tele y conversar un rato más sobre lo buen muchacho que era, lo que a Lucía le provocó algo de cargo de conciencia tras recordar cómo lo había liado esos días para aprovecharse sexualmente de él.
Pero la conversación que mantuvieron a continuación, fue por unos derroteros que no se esperaba en absoluto.
— Pues si hija, qué cansado estaba esta tarde. Claro como madruga y trabaja en el parque pues se habrá cansado bastante —explicó Marisa
— ¡Si claro, sin duda! —dijo Lucía algo nerviosa.
— Sabes, mi Fran ya tiene veinte años añitos y está hecho todo un hombrecito. Ya hasta me dice que él quiere una novia, que por qué no se la busco, ¿te lo puedes imaginar?
— ¡Eso te dice!— exclamó Lucía asombrada.
— Eso mismo hija, a mi me da un poco de pena, la verdad, porque el pobre no puede hacer esas cosas. Y yo lo entiendo, el sexo es una necesidad más, como el comer y sobre todo ahora que es tan joven.
Lucía pensó en confesarle lo que había hecho aquella tarde, pero esta intención de contarlo todo duró apenas unos segundos, en seguida la rechazó. En cambio pensó que si algún día él se lo contaba siempre podía utilizar aquella conversación para excusarse: “es que el chico estaba deseoso Marisa, y no me atrevía a confesártelo cuando me comentaste que te daba pena que no tuviese sexo, —se imaginó diciéndole.
— La verdad es que me imagino que ellos lo tienen difícil para tener sexo— admitió Lucía.
— Me da vergüenza contarte estas cosas, pero es que a veces, mientras me estoy vistiendo tras la ducha se asoma a verme desnuda y me mira, luego lo veo todo empalmado y me da mucha vergüenza, hasta pienso sino podría contratar una “puta” para que le haga un servicio o algo. Es que si no, ya me contarás —le insinuó para escándalo de la propia Lucía.
— ¡Oh Marisa, pues no sé!— respondió Lucía nerviosa.
— Si ya se que es una locura, yo nunca sería capaz de hacer algo así, y más con una extraña que a saber con cuantos tíos ha estado —dijo Marisa refunfuñando.
— Oye Marisa, y no has pensado en... bueno no quiero que te enfades conmigo es sólo una propuesta.
— ¿En qué hija? —preguntó sin entender lo que quería decir Lucía.
— Bueno pues, si no estás dispuesta a contratar a una “prostituta” para que se lo haga a tu hijo, pues yo creo que igual si tú lo masturbas un poco, pues lo mismo él descarga su libido y no tenías que llegar a ese extremo, ¿no? —se atrevió a proponerle.
Marisa se sorprendió al oírla y no se lo tomó mal, todo lo contrario, se quedó pensativa unos instantes, con lo que Lucía incluso se imaginó que igual le daba una bofetada por atreverse a decirle algo así, pero al final esto no ocurrió.
— Pues hija, la verdad es que eso también lo había pensado, pero es que me da mucha vergüenza hacerlo y luego una no es de piedra sabes, ¿y se me pongo a hacérselo y me excito? Pensaría que soy una guarra por excitarme al tocársela a mi propio hijo —se escandalizó de sí misma.
— Hombre Marisa yo no lo veo así mujer, si lo hicieras y pasara tampoco sería para tanto, aunque la verdad ahora que lo pienso no sé como he estado para proponerte algo así, perdóname —se disculpó Lucía.
— No hija, no tienes por qué pedirme perdón, la verdad es que esa alternativa parece más razonable que la otra. Porque hija… ahora soy yo la que igual dice algo que te puede molestar, ¿tú se lo harías?
— ¿Yo? —preguntó Lucía sorprendida por la propuesta e inmediatamente se acordó del día anterior, cuando le masturbó en el baño.
— Perdona la grosería Lucía, ¡si casi no nos conocemos!
— ¡Oh no, no pasa nada mujer! Antes fui yo la que te propuso algo más atrevido que esto, bueno pues la verdad es que no me importaría masturbarlo de vez en cuando —asintió Lucía.
— ¿Lo dices en serio?
— Bueno, si, Fran tiene algo que me atrae, es tan inocente y tan tierno que estaría dispuesta a hacerle ese favor.
Marisa tomó sus manos entre las suyas y le hizo comprender lo mucho que valoraba aquel ofrecimiento suyo, claro que ella no sabía que Lucía ya había intimado con Fran, pero daba igual, el hecho era que se había ofrecido a su madre y que esta lo necesitaba además de su hijo.
— ¡Oh pues no sabes lo que te agradecería la ayudita hija!
— Pero con una condición —advirtió Lucía antes de terminar.
— ¿Cuál? —dijo Marisa dispuesta a aceptar lo que le tuviese que proponer.
— Quiero que tú estés presente cuando lo haga, así él lo verá natural y tú también podrás acostumbrarte, ya que esto lo veo como algo temporal, luego se lo harás tú sola.
Marisa la escuchó atentamente y sopesó sus palabras, para al fin aceptar sus condiciones.
— Me parece justo, estaremos juntas en esto y yo intentaré superar mis miedos con respecto a lo que me has propuesto. ¡Oh, qué tarde es ya, mañana tengo que madrugar!
— ¡Oh si, yo también tengo clases a primera hora! —dijo Lucía mintiendo descaradamente, pero la tapadera era la tapadera.
Se levantaron y Marisa la acompañó a la puerta.
— Pues nada hija, me alegra mucho tener con quien compartir mis problemas, ¿sabes? —confesó Marisa.
— A mi también me gusta mucho tenerte como amiga, escucharte y que confíes en mi para contarme tus preocupaciones.
Antes de abrir, Marisa se acercó y le dio un beso en la mejilla a su amiga Lucía, esta se sorprendió un poco, porque no se lo esperaba, pero bueno, era su amiga y se sintió alagada en cierta medida por aquella muestra espontánea de cariño, así que decidió corresponderla con un fraternal abrazo.
Tras esto se dieron las buenas noches y se despidieron.
Una refelxión...
Como novela, Soy Puta no puede tener una ración de sexo en cada capítulo. De ahí que tenga esta reflexión con el lector o lectora a la vista de esta entrega. Creo que con las 6 primeras queda visto que el sexo no falta en esta serie, pero pienso que a veces el entrar en el terreno de las confesiones, aunque no haya sexo, también es interesante, sobre todo en la parte que anticipa el curso de la historia que continua.
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Como siempre se agradece desde un comentario a una valoración... "positiva", ¡gracias!