En algún lugar al oeste de Andalucía...
Como he comentado la serie está escrita desde 2006 y ahora la publico "tal cual" (sé que no es perfecta, ni pretendo que lo sea), mientras trabajo en mi próxima novela que ya está casi lista, y lo hago simplemente por compartir una historia que creo que merece la pena.
Aquí teneís un capítulo más (aunque como dije la serie original no está dividida, los voy publicando y cortando "para darles la apariencia de capítulos"...)
7
Tras la sesión de sexo me aseo un poco en el corral trasero de la casa, pues como yo esperaba mi madre tarda lo suyo en salir del baño.
Finalmente baja muy sonriente y para mi sorpresa con el bañador puesto.
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¡Vaya, al final aparte del pis también me he desalojado algo el vientre! —exclama justificando su tardanza—. ¿Oye, qué te parece si nos vamos a bañar, te apetece?
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Vale, me pongo el bañador y nos vamos —me limito a contestar mientras la miro de arriba a abajo, cómo intentando adivinar sus ocupaciones en el baño.
Al llegar a la apacible charca, un suave viento de poniente alivia los calores de esta tórrida tarde de verano. No tardamos ni cinco segundos en estar chapoteando en el agua, y una vez dentro decidimos sentarnos en unas piedras sumergidas cercanas a la orilla.
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Podemos hablar de lo que hemos hecho, mami, me gustaría saber tu opinión ahora que ya ha pasado y estamos más “relajados”.
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Pues claro Guille, a mi me ha parecido una experiencia muy excitante, nunca había visto nada igual.
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¿Te ha gustado? Me refiero a verme hacerlo con una burrita.
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Si, mucho.
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Ahora dime la verdad, cómo yo te la digo siempre a ti. Al baño no has ido ha hacer pis, ¿cierto? —le espeto sin rodeos.
Mi madre se limita a sonreír ante mi insolencia y tras unos segundos en los cuales debe de haber sopesado su respuesta, contesta con su amabilidad característica.
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Pues claro hijo, una no es de piedra, como ya sabes yo me masturbo y con lo excitada que estaba no me ha costado alcanzar el orgasmo.
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¿Te has corrido fuerte, porque mi corrida ha sido de las mejores que he tenido? Cuando yo me lo hago no siento tanto.
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Por todo lo alto Guille, ha sido una paja de lujo la que me has proporcionado. Oye entonces, ¿cuando crees que lo volverás ha hacer?
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¡Uf, pues mañana mismo! ¿Tú me prestarás tu ayuda, no?
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¡Claro que sí Guille, aparte de ayudarte disfrutaré viéndote hacerlo!
El resto de la tarde lo pasamos en la charca, y por la noche tras almorzar y sentarnos un rato a contemplar este cielo tan estrellado, nos vamos a la cama. Hoy, cómo hemos pintado mi cuarto voy a dormir forzosamente con mi madre, ya me estoy excitando de pensarlo.
Aunque estaba muy cansado y me quedado frito en unos minutos, a eso de las tres de la mañana me despierto, como si un reloj interno me dijese que es hora de experimentar.
Mi madre respira profundamente, mostrando el profundo sueño en que se encuentra inmersa. La observo, su camisón de seda es muy finito y al tocarlo apenas se nota que esté. Ella está recostada de lado, ofreciéndome su espalda y culito, así que pruebo a tocárselo suavemente por encima del camisón. Ella no se inmuta, por lo que aprieto más las manos y palpo la tersura de su carne redondeada.
No es suficiente, ni mucho menos. Le subo el camisón y ahora palpo sus bragas y sus muslos, suavemente, apretando un poco su culo justo donde se une al muslo y el pliegue de piel es más carnoso. Junto sus braguitas y las coloco en su raja, entre cachete y cachete como si de un tanga se tratase, y palpo a placer su culo semi-desnudo.
Estoy muy excitado, y tengo que dejarlo unos minutos para tranquilizarme, el morbo de que se despierte y me descubra hace que el corazón alcance ciento veinte pulsaciones por minuto como mínimo. Cuando vuelvo al ataque, introduzco un dedo entre sus muslos, justo en el hueco que se forma entre ellos y su culo, donde ella esconde su secreto más íntimo.
Palpo su coño y no me puedo creer que lo esté haciendo todavía. Busco el borde de sus braguitas y acaricio los pelillos que por éste se asoman. Noto su surco en relieve bajo la tela, donde ésta se hunde y le da la forma característica.
De pronto, cuando voy a destapar su almeja y tocar más íntimamente su secreto, ¡ella parece despertarse! Rápidamente me giro y le ofrezco la espalda, haciéndome el dormido mientras agudizo el oído para ver si se ha despertado realmente.
Falsa alarma aunque casi se despierta, al poco vuelve a resoplar profundamente. Aprovecho para contraatacar, ahora ella se ha vuelto boca arriba, por lo que sus pechos quedan a mi alcance. Los aprieto muy suavemente, sintiendo su tersura, su dulce tacto. Según he leído los pezones son la parte más sensible así que me abstengo de tocarlos, pues seguramente la despertaría. Pero me cebo con sus pechos en general, toco ambos y veo como mi mano se queda pequeña para cubrirlos, qué buen par de tetas tiene mi mami, con razón estoy tan bien criado.
Bajo la mano y le acaricio el Monte de Venus, pero en dos o tres segundos ella resopla más fuerte, indicándome que se va a despertar. Inmediatamente me doy la vuelta y la escucho bostezar, ahora sí se ha despertado. Así que doy por finalizados mis ejercicios expiatorios nocturnos, que han sido muy provechosos y me han ayudado a conocer mejor el cuerpo femenino y materno más concretamente.
A la mañana siguiente concluimos la rutina diaria y volvemos a colocar los muebles en mi habitación. Apenas la mesilla de noche, una cómoda y la cama tenemos que mover así que acabamos pronto. Hoy toca pintar el cuarto de ella, de modo que hacemos la misma operación que el día anterior y terminamos la faena cerca de la hora del almuerzo.
Comemos y algo cansados como ayer nos echamos la siesta, aunque hoy, con los cambios de ubicación del mobiliario decidimos echar el colchón de su cama en el suelo del salón y dormimos así más mosquitos. Realmente estoy cansado, anoche me desvelé un poco con mis prácticas nocturnas así que en la siesta me dedico a dormir y relajarme.
A eso de las seis de la tarde mi madre me despierta y me pregunta si quiere que nos vayamos a bañar. Yo acepto, por lo que ella se va al cuarto de baño a prepararse mientras yo me desperezo.
Cuando estamos saliendo de la casa el sol aún es muy fuerte, entonces me dirijo a ella.
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¿Oye, es que hoy no quieres que vaya con mi amiga la burrita?
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No se Guille, como tú no has dicho nada, he supuesto que no te apetecía.
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Pues claro que me apetece madre, por supuesto, ¿vamos?
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Vale, y después nos iremos a bañar.
Al entrar en la nave nuestros animalitos parecen estar esperándonos. Curiosamente me fijo en las cabras y me acuerdo del fracaso del día anterior y cambio de opinión, hoy intentaré de nuevo desvirgar a estas tozudas rumiantes.
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Oye mami, qué te parece si me echas una mano hoy con las cabritas, me gustaría intentarlo con ellas, pues la burrita tiene el chocho muy grande y apenas lo siento, ¿tal vez con las cabras sea mejor, no crees?
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Hay que ver en lo que piensas, hijo. Por mi vale, también me gustará.
Mi madre se sienta en el taburete de ordeñar y yo me despojo de las bermudas. Mi pollita está ya lista y esto parece sorprender a mi progenitora progenitora.
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¡Vaya Guille ya la tienes dura y aún no has empezado, qué barbaridad!
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Si, la verdad es que sólo viendo hacia aquí me he excitado. Bueno mami, perdona si soy grosero pero tendré que escupirle en el chichi para lubricarlo.
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Si, claro adelante hijo hazlo, no te apures por mi.
Escupiéndome en la mano embadurno con la saliva el chichi de la cabra, también me ensalivo mi pilila para que deslice mejor. Mi madre me observa, yo diría que atentamente incluso. Y tras estos necesarios preliminares intento la penetración.
El animal se altera en este momento, pero mi madre la tiene cogida por el cuello y la retiene con fuerza intentado tranquilizarla con caricias en el lomo. Tras una serie de intentos, como el otro día, sólo la punta entra.
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Es inútil mamá, aunque mi pene no es muy grande, no consigo que entre más que la puntita.
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Eso va a ser problema de lubricación, escúpele un poco más hijo.
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Es que se me ha secado la boca y no me queda más saliva.
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Te ayudaré yo —se ofrece amablemente ella.
Con algo de pudor mi madre escupe en el chichi de la cabra poniendo sus labios muy cerca del mismo, y con sus propias manos la extiende, incluso la penetra con un dedo comprobando su efectividad.
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Parece que la cabra sí está lubricada, es extraño. Oye hijo, y tu pollita, convendría también que la lubricases, pero con tu saliva.
Obviamente mi madre no está por la labor de ensalivar también mi pene, el pudor es muy fuerte ante esta posibilidad. Yo lo intento pero de la excitación apenas si consigo unas gotas de saliva. Entonces ella se da cuenta de que no ha a ser posible.
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Bueno a lo mejor se me lubrica con los jugos de la cabra, voy a probar mami sujétala.
Un nuevo intento, y aunque la situación ha mejorado algo tampoco consigo el ansiado objetivo de una buena penetración.
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Nada, no hay manera mami, mejor lo hacemos con la burrita.
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Vaya hijo, yo creo que tienes la pollita seca, te la lubricaré yo anda.
Yo opto por no decir nada ante su ofrecimiento, y ante mi asombro echa una buena cantidad de saliva en su mano y generosamente la extiende por mi pene. Siento un escalofrío recorrerme la espalda en el momento que lo hace y creo que mi polla va estallar.
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Venga inténtalo de nuevo —me anima dándome una palmadita húmeda en el culo, pues sus mano está mojada con la saliva.
Un nuevo intento y esta vez casi entra, aunque ahora es el chichi de la cabra el que parece haberse secado con el calor.
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¿Aún no hijo? Espérate un minuto que se me ha ocurrido una idea.
La veo salir de la nave de los animales mientras me siento a esperar, en un par de minutos vuelve portando en su mano lo que parece ser aceite de bebé.
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Este aceite lo uso para la piel y es muy lubricante, verás cómo con esto no hay problema.
Se acerca a la cabra y echándose una generosa cantidad de producto embadurna el coño animal. A continuación y sin preguntarme se vuelve a echar aceite en la mano y lo extiende por mi polla, con lo que nuevamente vuelvo a sentir escalofríos que recorren mi cuerpo. Tras la pausa la excitación había bajado pero al instante, con las caricias de mi madre no tardo en ponerme apunto.
Como una moto empujo con furia al dichoso animal y esta vez mi polla se clava en el chichi como una estaca provocando un berrido de queja en el animal. “¡Qué se joda, que ya me tiene negro esta maldita cabra!” —pienso.
Mi madre está asombrada por el ímpetu de mis acometidas y por lo bien que ha entrado ahora el tema. Yo encima con la excitación de sus caricias siento que hoy no podré aguantar mucho.
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¡Tranquilo hijo, no tengas prisa! Hazlo despacio como ayer —me pide ella poniendo su mano en mi vientre y frenándome—. Sácala un poco, te noto impaciente y así no lo disfrutarás, relájate.
Casi me obliga a retirarme, entonces mi polla queda en el aire, chorreando aceite y jugos animales, ante su mirada.
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Está bien mamá, es que estaba ya harto de no poder meterla.
Mientras yo recupero el aliento y ella me mira y mira a la cabrita. De repente opta por introducir su dedo en el chichi del animal. Yo atónito me quedo observándola sin comprender su interés, ella parece deducirlo por mi expresión de asombro.
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¡Uy cabrita, sí que tienes humedito el chichi! —exclama mientras introduce su dedo una y otra vez, aunque con suavidad—. A mi también me excita el hacérselo a la cabrita, así mientras tu descansas ella no se “aburre”.
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Oye, mamá y porqué no te masturbas mientras yo follo con la cabrita. Seguro que te gustaría hacerlo, por mi no temas estamos en familia —le ofrezco yo sin pensarlo dos veces.
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¡Pero hijo! Entonces me verás...
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Bueno, ¡tú también me estás viendo el pene a mi y follar con la cabrita y no me avergüenzo! —le digo mostrando mi indignación.
En el fondo estoy deseando ver su coño y con esta estrategia tan agresiva igual lo consiga, este es mi planteamiento y por intentarlo no pierdo nada.
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Está bien Guille, pero no me mires mucho el coño, ¿vale?, que a mami aún le da vergüenza.
Ante mis ojos sudorosos ella se incorpora y se quita el bañador, dejándome ver su coñito rubio depilado, aunque no rapado, con la cantidad justa de pelillos en su Monte de Venus para que sea más atractivo y sensual.
La veo echarse aceite en la mano, agacharse junto a la cabra y pringarse el chichi mientras cierra los ojos con cara de satisfacción.
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Vamos Guille, que mami está muy caliente y quiere verte follar a la cabrita mientras ella se masturba.
PD.: Si te gustá mi estilo tal vez te gusten mis novelas, puedes conocerlas y leer los primeros capítulos en mi página de autor, aquí en todorelatos.com. Saludos cordiales.