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La vida secreta de Ron Weasley

en Parodias

LA VIDA SECRETA DE RON WEASLEY

Prólogo: Hola a todos. Me llamo Ronald Weasley, Ron para los amigos, y estudio en la escuela Hogwarts de magia y hechicería. Mis amigos son el famoso Harry Potter y la engreída y petulante Hermione Granger, y mis enemigos acérrimos Draco Malfoy, el profesor Severus Snape(que además dirige la casa Slytherin a la que pertenece Draco) y las arañas. Soy el sexto de mis hermanos(Bill es el mayor; luego va Charlie; detrás de él Percy; después George y Fred, yo, y luego está Virginia ó "Ginny", la pequeña del grupo). Mi preocupación principal es no meterme en líos ni enfadar a Mamá(una vez lo hice y me mandó una howler(ó carta chillona) como reprimenda). Para que me veáis mejor, aquí tenéis algunas fotos mías.

Lo que he venido a contaros fue una de las cosas que jamás pensé que podrían ocurrirme. Pensándolo bien, me cuesta recordar como empezó todo. Creo que fue por casualidad, al poco de iniciarse el nuevo curso de Hogwarts. En aquel preciso momento no puedo negar que las chicas comenzaron a gustarme, pero nunca he tenido mucho valor como para acercarme a ellas. En Hogsmeade(la aldea de los magos) estaba Madame Rosmerta, que me gustaba mucho, y alguna compañera de clase como Parvati Patel de Gryffindor(la casa a la que pertenezco). Incluso he tenido momentos en que me fijaba en Hermione(no se lo digáis ó quizá me convierta en tetera). Por fortuna, entre tantas clases que teníamos y tantos deberes y estudios, no tenía mucho tiempo para pensar en ello.

Y sin embargo, comencé a notar algo raro. No sabía lo que era pero lo notaba, cuando veía a mi hermana. Ginny tenía una actitud muy extraña y cada vez que veía a Harry ó a mí salía corriendo ó bien agachaba la cabeza. No era ningún secreto que Ginny bebía los vientos por Harry desde hacía ya mucho tiempo, pero aquello rayaba la estupidez. Una tarde que estábamos en la sala común, Ginny entró limpiándose la varita con la túnica, y en cuanto nos vio, abrió los ojos como platos y salió corriendo rumbo a su cuarto.

-Oye Ron, ¿qué le pasa a Ginny-me preguntó Harry-?.

-Ni idea. Para mí que está chiflada-respondí con desaire-. Desde que empezó el curso no deja de poner caras raras.

-El año pasado ya hizo algo parecido, pero éste ya es demasiado. Hace un par de días que la vi la saludé y en vez de devolverme el saludo se quedó muda y se fue muerta de miedo. Es todo muy raro.

-Ella es así-volví a decir-. En fin, no le des importancia. Ya se le pasará. Seguro que en cuanto tenga a otro tío al que adorar te olvidará completamente.

Harry frunció un poco el ceño, dubitativo. Luego prosiguió estudiando el libro que teníamos para el examen y yo también. Aquella pequeña charla me hacía pensar, y mucho, en lo que le pasaba a Ginny, y tomé la determinación de averiguarlo…en cuanto hubiéramos pasado el examen.

Dicho y hecho, aprobado el examen de encantamientos, comencé a seguir a Ginny, queriendo saber que se traía entre manos. Me hice el disimulado unos días y esperé la ocasión propicia. Un día que tenía poca tarea ella pasó delante de mí como si no me viera. Tras unos segundos me levanté del asiento y comencé a perseguirla. Tuve que ir con mucho cuidado. Como si fuera una espía ella miraba en todas partes cada dos pasos y estuvo cerca de descubrirme. Lo extraño es que a veces baja y subía pisos como si fuera sin rumbo. Finalmente llegó a la torre de astronomía y se encerró allí. Me pareció raro porqué a esas horas no había clases, salvo que quizás algún profesor le diese clases particulares. Confuso, me quedé esperando hasta que saliera de allí y me dije que no me movería hasta verla de nuevo. Casi me dormí esperando, pero al cabo de unos tres cuarto de hora, salió con la cara totalmente cambiada: sus mejillas estaban sonrosadas, su expresión estaba muy alegre, casi absorta, y al igual que la otra vez, se limpió la varita con la manga de su túnica. Me rasqué la nuca intentando comprender, pero no había manera. Si quería saber cual era la causa de su actitud, debía entrar en la torre antes que ella y ponerme en un lugar donde no me viera ni en un millón de años.

Cada vez que tenía clases de astronomía, examinaba con cuidado la sala, buscando rincones ocultos ó puertas secretas, y miraba a Ginny con mucho cuidado. Siempre sonreía como si algo en ese cuarto la hiciera feliz, señalando con la vista hacia una de las ventanas que daba al exterior. Sin saberlo me dio la clave del lugar donde "ocurría" aquello que ella mantenía en secreto. Lo importante ya estaba hecho, y mirando a una de las cortinas, vi un pliegue bien grande donde poder ocultarme. La segunda parte ya estaba hecha. El problema era que Harry me necesitaba en esos días para que le ayudara(él estaba en serios problemas y no era cosa de dejar que se metiera en más) y no pude hacerlo hasta pasado mucho tiempo, pero busqué a Fred y George para que me echaran una mano.

-Fred, George, ¿podéis echarme una mano?.

-¿Qué pasa-preguntó Fred-?.

-¿Has vuelto a soñar con arañas gigantes Ronald-preguntó George-?.

-No, no se trata de eso-les dije casi como un reproche-. Es que Harry me necesita y a la vez me interesa mucho saber que hace Ginny. ¿Podríais seguirla?.

-Podemos hacerlo sin problemas-dijeron guiñándose un ojo-.

-¿Seguros?.

-Ella no notará nuestra presencia-dijo George-…

-…y jamás sabrá que la espiamos-terminó Fred-.

-No te preocupes, que dentro de poco…

-…sabrás todo lo que hace nuestra hermanita.

-Vale. Gracias chicos-respondí entusiasmado-.

-De gracias nada enano. A cambio nos tendrás que ayudar…

-…a robar algo del despacho de Filch…

-..que necesitamos con urgencia-me dijeron pisándose las frases entre ellos-.

Cara me salió la ayuda, pero mereció la pena. Fred y George siguieron de cerca los pasos de Ginny y me dijeron que casi cada tarde iba a la torre y salía al exterior. Se quedaba allí cosa de una hora ó menos y luego volvía. No me pudieron decir que hacía pero fue suficiente. Lo peor fue robar del despacho de Filch cuatro pergaminos y una esfera que a saber que sería, pero cuando lo tenía todo, una tarde de jueves me escondí tras la cortina media hora antes de que ella llegase. Me dieron calambres en las piernas de estar quieto, pero finalmente Ginny llegó. Se limpió la varita hasta dejarla brillante, como si la desinfectara, y luego se dirigió a la ventana, la abrió y salió al paseo exterior. Agachándome un poco la vi mirando al paisaje. "No puede ser que mirando el paisaje se quede tan feliz con las mejillas sonrosadas", me dije. Al poco se hizo a un lado y presa de mi curiosidad salí de mi escondite y con lentitud salí por la ventana al paseo. Miré a mi derecha y vi a Ginny de espaldas, sentada, y apoyada contra el inclinado techo de la torre. La observé un poco sin acercarme, y pensando que a lo mejor estaría viendo algún pergamino, comiendo dulces, ó algo parecido, me di la vuelta, pero a punto de entrar en la sala, escuché un gemido, al cual siguieron varios más. Poco a poco salí y me acerqué a ella. Cuando la tuve delante ella no me vio porqué tenía los ojos cerrados, pero los míos estaban bien abiertos de la sorpresa de ver lo que ella estaba haciendo.

Con su falda a la altura de sus caderas, Ginny estaba con las piernas abiertas, sus braguitas en uno de sus tobillos, ¡¡¡y su varita mágica la penetraba!!. ¡¡Por eso estaba limpiándola a cada poco!!. Tragué saliva incrédulo y sin saber como de mi garganta salió un grito entre incredulidad, sorpresa y terror.

-¡¡¡GINNY!!!, ¿¿¡¡PERO QUE ESTÁS HACIENDO!!??.

Pillada en un propio delito, Ginny abrió los ojos y me vio delante de ella. Inmediatamente se sacó la varita de dentro de ella, cruzó las piernas y se tapó, mientras se giraba, totalmente avergonzada. No me parecía que esa fuera mi hermana.

-¿Se puede saber que haces-pregunté de nuevo-?.

-¿A ti que te importa?. Vete. Déjame aquí Ron. Por favor márchate.

-No pienso irme, no hasta que me des una explicación.

-No hay nada que explicar-dijo en un hilillo de voz-. ¡Lárgate Ronald!.

-¡¡Te he dicho que no!!.

Me quedé allí, medio enfadado, medio intrigado. Ginny me miró y vi que estaba a punto de llorar. Abandoné la mueca de furia que tenía y me acerqué y la abracé. Ella se arrojó a mis brazos llorando desconsolada.

-Lo siento Ron-sollozó-…lo siento mucho…es que no podía contenerme…te veo a ti y veo a Harry…todos los días…y os veo ahí, tan centrados en vuestras cosas…y me sentía tan ahogada por lo que sentía…Ya no podía más…lo siento…

-No pasa nada-dije-…pero no es normal Ginny…se lo tendré que decir a Percy, o tal vez a Mamá…

-¡¡NOOOO-gritó, presa del pánico-!!. Me moriría si alguno se enterase. No puedes decírselo, ¿entiendes?.

-Lo siento Ginny, pero no puedo callármelo…

-Ronald por favor. No puedes hacerme esto. No he hecho daño a nadie.

-Ginny, lo que haces no es normal. No puedo permitir que sigas haciendo eso.

Ella me miró con reproche y entendió que estaba decidido a contarlo. Entonces posó su mano derecha sobre mis pantalones y comenzó a frotarme, mientras con la izquierda intentaba aferrarse a mi cuerpo. Intenté apartarla pero no pude, y vi un brillo malicioso en sus ojos.

-¿Pero que estás haciendo-pregunté escandalizado-?.

-Nada, solo voy a hacer que no puedas contarlo a nadie-me dijo irónica-.

Me cogió con fuerza y me bajó la cremallera, metiendo su mano dentro y acariciándome la verga. Su boca buscó la mía y antes de darnos cuenta estaba besándome con ni hermana, que estaba magreándome la polla, poniéndola dura como una experta. Ginny desabrochó mi pantalón y me lo bajó para tener más movilidad. Mi mente fue invadida por la lujuria que ella tenía y fui incapaz de oponer resistencia alguna. Puse mis manos en sus hombros para seguir besándola y luego desabroché su camisa, quedando a mi vista su pecho. Menudas tetitas tenía mi hermana: bien desarrolladas y firmes, con unos pezones pequeños y sonrosados. Guiñándome un ojo puso sus manos en mi nuca y me guió hacia ellas. Las acogí en mi boca y no negaré que su sabor fue como un pastel y yo un goloso empedernido. Sus pezones se pusieron duros a base de lamerlos tanto. Su mano mientras tanto seguía excitándome y yo ya estaba totalmente duro. Ginny se agachó un poco y me dijo que me pusiera sobre ella. Con toda su maldad, puso mi polla entre sus tetas y comenzó a moverlas, haciéndome algo que ni en sueños hubiera imaginado. No podía dejar de jadear presa de los deseos que me hacían arder por dentro. Tenía un calor que me ahogaba, me impedía respirar. Ginny acercó su cara y comenzó a darme pequeños lametones en mi polla. Viendo la cara que ponía, ella se movió un poco y se la metió en su boca de una sola vez.

Que placer sentí cuando Ginny comenzó a mamarme la verga como si la vida la fuera en ello. Su boca era tierna y cálida, y su aliento me hacía gemir entre dientes y resoplar un poco. Tragaba saliva con dificultad y apenas podía hablar. Miré hacia abajo, vi la cara de Ginny con mi pene en su boca y me sentí el peor hermano del mundo, pero mezclado con una pasión y lujuria indescriptibles. Sencillamente no podía parar. Me giré y viendo que Ginny estaba de nuevo de piernas abiertas, le pedí que se pusiera como hace unos minutos cuando la pillé. Me sonrió y se puso exactamente igual, bien abierta, separando sus piernas y, en un alarde de atrevimiento, separó sus labios vaginales con sus manos para que la viera bien abierta. Un aroma dulzón y embriagador llegó a mis narices y fui incapaz de pensar: me lancé de lleno y la penetré con la lengua. Sus jugos no tardaron en inundar mi boca y me los bebí con pasión desenfrenada. Mi hermana ya estaba fuera de sí y no paraba de pedirme que le diera más lengua, que la penetrase más aún. En nuestra perversión, los dos estábamos gozando como nunca.

-Síiiiiii Ron, así asíiiiiiiii…dame más…goza de tu hermana…vamos, gózame…siénteme, tócame, fóllame con la lengua, hazme tuya…mmmmmmmmmm mmmmmmmmmm aaaaaaaah aaaaaaaaaahhh aaaaaaaaaaahhh…

-Vaya guarra que eres Ginny. No sabía que fueras así de zorrón. En casa, tan modosita, nadie lo diría.

-No pienses en eso y mete lengua…mmmmmmmm síiiiiii esa lengua….haz círculos alrededor, haz círculos…ooooohhhh que gozada, que bien…venga hermanito, haz gozar a esta guarrilla…no te detengas….aaaaaaaaahhh….

-Si me buscas me acabarás teniendo-dije desafiante-…¿quieres verga?, pues verga vas a tener…Ya verás…

-Síii mi vida…quiero tu verga…dámela…la quiero dentro…

-¡Pídemelo!.

-Quiero que me la metas…vamos cariño penétrame…oh cielo fóllame…hazle el amor a tu hermana…te deseo Ron…te deseo…

Me puse encima de ella y con mi mano me la sujeté bien apuntando a su coño. Apreté un poco, y lentamente la fui penetrando hasta meterla toda dentro. Ginny dio un prolongado suspiro de placer y me retuvo quieto unos instantes, dejando que la sensación la inundara. Se relamió como una cualquiera y nos besamos largo y tendido. Después comenzó el lento pero ansiado "mete saca mete saca" que nos derretía de placer. Que caliente era mi hermana, como le gustaba. Asió sus piernas alrededor de mi cintura para no dejarme salida mientras yo la perforaba con saña. No podía controlar mi excitación y mucho menos mi ímpetu. Comencé a follarla casi con rabia y vi como se les resbalaban lágrimas de los ojos de puro placer.

-Ay síiiiiii síiiiiiiii…dame duro…más, más…aaaaaaahhh aaaaaaaaahhh…mi hermanito es un violador…casi parece queme violas…AAAAAAAHH AAAAAAHHH AAAAAAHHH…¡¡DÁME, DÁME MÁS!!....

-¡Te doy lo que te mereces!…¡¡Puta, que eres una puta!!...

-SÍIII….SOY UNA PUTA…SOY TU PUTA RONALD…SOY LA PUTA DE MI HERMANO…AAAAAAAHHHH SOY UNA GUARRA, TU GUARRAAAAA…

-GINNY LA GUARRA…LA PUTA…QUE BIEN SUENA….

-¡¡AAAAAHH!! ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHH!!! VOY A GOZAR VOY A GOZAR…AAYY RON QUE GOZO, QUE GOZOOOOOOOOOOOOOO…

-YO TAMBIÉN GUARRITA MÍA….ME CORRO…UUUUUUUUMMM ME VOY A CORREEEEEEEEEEEEERR ¡¡¡AAAAAAAAARRRRRRRRRGGGGH!!!...

Lanzamos gritos que seguro tuvieron que oírse por todo el castillo. Ginny y yo nos corrimos como verdaderos dementes y la inundé de todo mi semen. Nos dimos un largo beso y ella miró a su entrepierna, viendo lo abierta que había quedado y que un poco de mi semen había quedado fuera. La muy zorra lo recogió con los dedos y se lo tragó. Se chupó los dedos relamiéndose y con mirada alegre me dijo.

-Saladito, pero muy rico. Quizá tome más a menudo-y rió-.

Quedamos allí, medio vestidos, durante un buen rato, totalmente perdidos en una marea de sensaciones que nunca supuse descubrir. A menudo besaba su frente y su cara por todas partes, mientras ella me prodigaba toda clase de caricias.

-¿Sabes?, nunca me hubiera imaginado que mi hermano fuera un depredador sexual. Te aseguro que hubo un par de ocasiones en que parecías un violador.

-Es que no sé que me pasó, que no pude controlarme-dije esbozando una mueca de disculpa-. Cuando te tenía penetrada sentí un impulso y…

-Basta ya hermanito. No me ha molestado, pero me ha descubierto una parte de ti que no conocía.

-Lo mismo puedo decir yo de ti….¿Y ahora que hacemos-pregunté, confuso-?.

-¿Cómo que qué hacemos?. Pues callarnos y hacer que nada ha pasado…y si te necesito…ya te llamaré-dijo guiñando un ojo, con sonrisa picarona-…

Me dio un beso y se fue, no sin antes sufrir otro orgasmo a base de la follada con lengua que le di. Me dejó ver su abierto sexo durante un buen rato y luego se fue rumbo a su cuarto. Minutos después me marché para no levantar sospechas, y pasé aquella noche pensando en lo ocurrido. Me asaltaron dudas, miedos, temblé y en sueños incluso di un grito, pensando que nos habían descubierto. A la mañana siguiente, cuando Harry y yo salimos de nuestro cuarto, nos encontramos con Ginny en la sala común y nos sonrió alegre, como si no hubiera pasado nada.

-Hola Ron, hola Harry-saludó ella entre sonrisas-.

-Hola Ginny-saludó Harry-. Hey Ron-me dijo-, ahora tu hermana ya no parece tan tímida. Seguro que pasó lo que tú dices y ha encontrado otro a quien adorar. Lo cierto es que es un alivio.

-Ya te dije-contesté-, que ella es así. Por lo menos no se pondrá a correr ni se quedará temblando como de costumbre.

-Que raras son las chicas-pensó Harry en voz alta-…

-Ya, dímelo a mí…

Epílogo: A partir de ese día, Ginny y yo mantuvimos un secreto para todos, no solos a nuestros compañeros, si no también a la familia. Lo cierto es que ninguno nos arrepentimos en el fondo, solo disfrutamos de una relación de hermanos más íntima de lo normal. Con un sencillo guiño y un cruce de dedos de su mano derecha, Ginny me hace saber que necesita de mis servicios. Si estamos en casa sabemos donde estar sin que nos encuentren m y si estamos en la escuela, acudimos a la torre de astronomía, donde aparte de ver las estrellas del cielo y aprendernos la lección, vemos otra clase de estrellas y conocemos otras lecciones que, desde luego, nos gustan mucho más…

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