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Ranma: el Corazón de los Deseos

en Parodias

RANMA: EL CORAZÓN DE LOS DESEOS

NOTA EXPLICATIVA: Algunos de los nombres de los personajes los citaré

tal y como los conocí cuando vi la serie de TV. De esa manera Happosai es el

Maestro Chen, Shampoo se convierte en Bambú y Ukyo en Federica (descartando

el Kaori por el que también se la llamaba y el propio Ukyo, su nombre original).

Del mismo modo Ranma chica se convierte en Ranko, nombre que tenía en la serie

para así disimular delante de su madre (las razones, si no las conocen, las diré más adelante) . Y sin más que decir, disfruten del relato.

 

Mochila al hombro y con un mapa en las manos, Ryoga iba por la calle en busca de un templo en el que podría aprender una nueva disciplina de artes marciales.

-Sí, está muy cerca-leyó las indicaciones-. Pronto podré derrotar a Ranma y por fin seré capaz de estar en brazos de Akane.

Corriendo los últimos metros para llegar lo antes posible tomó varias desviaciones, dio un par de giros y dobló dos esquinas, llegando al fin a su objetivo.

-¡Ajá!, ¡ya lo tengo, ya lo teng…! ¡NOOOOOOOOOO!.

Mirando el cartel del lugar al que había llegado, leyó el cartel que había encima de la puerta de entrada: "Neko Hanten (Café Gato)".

-Pasoooo-dijo una voz con tono musical-…

-¡AAAAAAAAH-gritó al girarse y ver lo que se le echaba encima-!...

Golpeado con toda la fuerza por una bicicleta Ryoga y su equipaje salieron disparados por el aire hasta perderse en el cielo, convertidos en un último destello en el cielo antes de desaparecer. A bordo de la bicicleta, con un rostro resplandeciente, Bambú acababa de llegar al café que regentaba con su bisabuela Cologne.

-¿Que era eso que estaba aquí-miró hacia el cielo, para después entrar en el café-?. ¡Ya he llegado abuela!, ¿abuela?.

Dejando la bicicleta y junto con las cajas vacías de lo pedidos, comenzó a buscarla.

-¿Srta. Bambú-escuchó, y ella se giró. Era un cartero portando un gran sobre lacrado-?.

-¿Si?.

-Tengo un paquete para usted. Firme aquí.

Bambú cogió el sobre y firmó el recibo de entrega. El cartero se marchó y ella se quedó sola abriendo el sobre, que en una letra perfecta ponía claramente "Ranma".

-¡¡¡RANMA-gritaba eufórica-!!, ¿Qué bien?, ¿que regalo me habrá hecho?.

Al abrirlo, se encontró con un colgante, un medallón circular un poco más pequeño que la palma de una mano. Era dorado: una rosa de los vientos con 16 brazos señalando los 16 puntos cardinales, y en el centro un gran corazón rojo. Al mirarlo del otro lado vio la misma figura, o casi: el corazón no era rojo si no violeta y estaba partido en dos. Y la rosa de los vientos tenía los últimos brazos cortados, de modo que solo estaba la línea central de ellos por la banda exterior del colgante, mientras que por la interior los brazos estaban intactos.

-¡Ranma-y corazoncito salieron de su cabeza-!...¡que bonito!...

Mientras lo tocaba, pasó el pulgar por el corazón rojo y brillante y pulsó. Entonces se oyó un "click", y la banda interior se abrió ligeramente. Bambú comprendió entonces que la banda interior, que giraba en una vertical perfecta por los brazos norte y sur de la rosa de los vientos, podía no solo girar si intercambiarla con el otro corazón para así dar una nueva rosa de los vientos.

Emocionada por el regalo y con una enorme alegría en el rostro, Bambú decidió que iba a ir a buscar a Ranma para agradecerle el regalo, pero entonces tropezó de bruces contra algo en la puerta: contra Mousse, el cual iba una vez más sin sus gafas, por lo que estaba más ciego que un topo.

-¡Oh perdón, señora anciana!.

-¡Yo soy, cretino miope-se enfureció ella-!. ¡Ponte las gafas!.

Mousse bajó las gafas que tenía puestas sobre el pelo y las bajó. Entonces se fijó en el colgante que llevaba al cuello.

-¿Y esto que es-lo tocó para verlo mejor-?.

-No lo toques, es…es…

De pronto se sintió extraña, y todo el habitual rechazo hacia Mousse empezó a tornarse en deseo. Un deseo cada vez más fuerte por él, tanto que acabó lanzándose a sus brazos y besándola intensamente. Mousse quedó tan atónito como estupefacto, tanto que no era capaz de saber lo que estaba pasando, pero antes de darse cuenta tenía a Bambú desnuda con la boca llena de él tras haberle quitado los pantalones y bajado la ropa interior.

-¡Bambú!, ¿que haces?, ¡Ay Bambúuuuuuuu!, ¡aaaaahhh!...

Subiendo y bajando sin parar Bambú chupaba la pija de Mousse totalmente golosa. En tanto seguía con la boca ocupada comenzó a desvestirse con más facilidad de lo esperado y dejando con el culo en pompa delante de Mousse. Éste, por una vez, agradeció tener puestas las gafas ya que así tenía aquella maravillosa visión ante él.

-¡Que bonito es esto Bambú!, ¡es mejor de lo que yo esperaba!...

-Pues tócalo tontito, no te cortes-se reía ella-…

Posando las manos con aquellas perfectas redondeles, las apretó un poco con las manos para luego meter la cabeza y darle un íntimo beso con los labios y la lengua. Bambú se estremeció ante profunda caricia sentida entre sus piernas. Su deseo se volvía tan fuerte y tan intenso que amenazaba con abrasarla en llamas.

-¡Te quiero dentro Mousse, te necesito dentro ahora mismo!, ¡te quiero todo-exclamaba mientras a ratos dejaba de chupar para pasar la lengua por el glande de él, al tiempo que imitaba como si comiera un helado, lamiéndolo con avidez-!.

Sentándose sobre él a horcajadas, Bambú se penetró ella misma exultante, sin importar que alguien entrara por la puerta y los encontrara. Quitándose el resto del kimono ella se echó sobre Mousse para que éste pudiera jugar a gusto con sus perfectas y redondeadas turgencias, acariciándole un pezón con los pulgares en tanto besaba el otro acogiéndolo en sus labios. En ese instante y usando su bastón para caminar Cologne entró en el bar, encontrándose como semejante escena justo cuando tanto Bambú como Mousse estaban camino del orgasmo.

-¡BAMBÚUUUUUUU-se escandalizó de ver aquello-!.

-Hola abuela.

Bambú no había reaccionado a la presencia de Cologne, ni tan siquiera había dado un salto asustada al encontrarla ésta en pleno frenesí sexual con Mousse. Extrañada por la conducta de su nieta (bisnieta en verdad) tardó un par de segundos en fijarse en lo que había producido todo aquello.

-¡NO PUEDE SEEEEEEEEEEEEEEER-gritó la anciana-!.

En ese momento Mousse y Bambú, totalmente desatados, llegaron a su ansiado cénit de placer y se entregaron en arrumacos y besos por todas partes. Bambú, agotada y puesta aún sobre Mousse mostraba una bellísima desnudez que a él encandilaba.

-Cariño-dijo la abuela con tono musical-…¿podrías darme eso?.

Complaciente y sin ningún problema Bambú se quitó el colgante que llevaba al cuello. En ese momento miró a Mousse extrañada, luego furiosa.

-¡DEGENERADO, PERVERTIDOOOOOOOOOOOO!...

Mojando a Mousse con un cubo de agua, lo convirtió en un ganso. Éste protestó dando gaznidos, pero Bambú se lo quitó de encima de un potente escobazo que lo propulsó a velocidad supersónica por el aire, desapareciendo tan rápido como lo había hecho Ryoga antes.

-¡NOOOOOOOO-gritó Bambú cuando Mousse, en el instante en que ésta lo golpeó, se llevó el colgante al cogerlo con el pico-!. ¡Tenemos que encontrarlo, se ha llevado el colgante que me regaló Ranma-!.

-¡Eso es imposible, mi futuro yerno no pudo regalarte el Corazón de los Deseos-dijo Cologne totalmente convencida-!, ¡solo Chen y yo sabemos lo que es!.

-¿Corazón de los Deseos-se cruzó de brazos-?, ¿qué es eso?.

-Uno de los objetos mágicos más poderosos que existen. Tiene tal poder que la Joya Reversible a su lado es un simple broche-explicó Cologne-…y él es la mejor manera de cazar a Ranma.

-¿Qué tiene de especial, abuela?. Me parece que la Joya Reversible es más fuerte.

-No te engañes nieta mía, Allá donde la Joya Reversible solo generaba emociones, el Corazón de los Deseos las amplia, aumenta lo que ya existe, tanto amor como odio, o invierte los sentimientos cambiando el amor por odio o al revés. El efecto es único para cada persona y se pasa cuando otra se hace con él, pero bien hecho podemos convertir a Ranma en tu marido antes de que nadie sepa lo que le pasa.

Bambú y Cologne se miraron con la misma idea en su cabeza. Ambas debían encontrar a Mousse a toda costa.

….

Caminando con una cara totalmente tranquila, y cercana a la clínica, algo la golpeó en su cabeza. No sabía muy bien que había sido pero algo le había hecho mucho daño.

-¡AY!, ¿¿Qué es esto??.

Con su habitual buena cara y su carácter afable, Kasumi miró en todas direcciones que era lo que la había golpeado. Tardó en ver el objeto que estaba en el suelo, cerca de ella. Era un colgante dorado, una rosa de los vientos con un corazón rojo brillante justo en el centro del mismo.

-¡Que bonito es-sonrió-!.

Poniéndoselo al cuello y considerando un golpe de suerte el encontrarlo Kasumi llegó a la clínica del Dr. Tompu donde estaban Akane y Ranma, éste último siendo objeto de un tratamiento de masaje.

-¿¿Quieres estarte quieto-le reprendía Akane-??. ¡Así no hay manera de que te cure!.

-¡Aaaaah-se quejaba mientras Tompu le hacía crujir varias articulaciones-!. ¡¡Es que me está haciendo daño!!.

-Hola-saludo Kasumi con voz musical-…¿qué tal?.

-Kasumi-y las gafas del doctor de repente se nublaron, poniéndose blancas-…

Perdiendo todo control sobre sí mismo y su cuerpo Tompu comenzó a retorcer a Ranma en varias partes de tal manera que estuvo a punto de dejarlo atado como los cordones de una playera deportiva. Akane logró frenarlo a tiempo para evitar que Ranma quedara del todo descoyuntado. Kasumi se reía viendo el espectáculo mientras sentía una cariñosa y sensible atracción hacia el doctor volviéndose un poco más intensa cada vez.

-¡Doctor pare!, ¡pareeeeeeeeee!...

-¡¡Akaneeeeee!!...

Pudiendo al fin liberar a Ranma del doctor ésta y él se fueron de la consulta.

-Nos vemos en casa Kasumi-le dijo a ésta-.

-Muy bien. Papá me ha dicho que te diga que no tardes en volver.

Quedándose solos, el dr. Tompu estaba echando humo por las orejas. Al verlo en aquel estado Kasumi estaba muy risueña.

-Que divertido es usted Dr. Tompu-decía entre risitas-…lo paso muy bien con usted.

-¿De veras?. Me alegro-decía hablando al esqueleto que tenía al otro lado de él, junto a la pared-. Me gusta que se lo pase bien conmigo-y su cara enrojeció. Luego quiso besar su mano pero en su lugar besó la del esqueleto-. ¡Vaya, si ha adelgazado!.

-¡Doctor Tompu-le llamó la atención en tono de broma-!. ¡Que está besando a Betsy, su esqueleto de medicina!. ¡Estoy aquí!.

Girándose a su derecha intentó ver mejor a Kasumi pero sus gafas, totalmente blancas como si estuvieran cegadas por un gran destello.

-¡Ah sí, perdone-se rió-!. ¿Quiere algo, Srta. Tendo?, ¿un té de hierbas, un café?.

-Me conformo con usted.

Llevada por un sentimiento de cariño mucho más grande de lo habitual a Kasumi le fue incapaz de resistir el impulso de echarse a sus brazos para besarse con él. Una pasión la cual encendió todas las fibras de su ser, y acariciando al doctor Tompu le quitó su traje para dejarle desnudo. Tompu, que veía realizado su sueño, estaba tan al rojo vivo que se creía el mismísimo Fujiyama en una erupción gigante.

-Kasumi-susurró, y al tocar el colgante de Kasumi él también se vio contagiado por el mismo sentimiento de pasión, centrando sus pensamientos e ideas a una sola cosa-…

Con mucho cariño y sin pudor alguno Tompu desnudó a Kasumi y admiró la belleza de de su cuerpo desnudo, besándolo y acariciándolo de arriba abajo. Acercándose a él la joven Tendo, ya desnuda, se sentó en el regazo del doctor y se dejó penetrar por éste. Al sentir que se había unido a él Kasumi lo abrazó y se dejó hacer por él.

-La amo Kasumi-susurró con voz melosa-…

-Yo también a usted Dr. Tompu…

Y aquella declaración fue todo lo que necesitaron para salida a todas las pasiones que estaban largo tiempo retenidas. Tompu no dejó un solo centímetro de Kasumi sin tocar ni recorrer, desde sus pies y sus bien picudas piernas pasando por un par de nalgas bien respingonas, un vientre liso, espalda delicada y un pecho bien dotado y firme sin falta de sujetador, que él besó con total devoción. Sus labios, carnosos y finos, recibieron los besos del doctor, largos y profundos, inacabables. Sus deseos y necesidades se veían del todo satisfechas por la boca del todo, por sus manos, sus besos, sus caricias hasta que al fin se vieron invadidos por el éxtasis con el que ambos soñaban. Cansados a la par que felices, Kasumi y Tompu quedaron mirándose extasiados.

-Lo he pasado muy bien-sonrió ella-…sería bueno repetirlo algún día…

-Cuando usted quiera, Kasumi-sonrió él todavía sin creérselo-…

-¡Que tarde es-miró su reloj-!. Tengo que ir a casa. Hasta luego doctor Tompu.

Vistiéndose en un momento Kasumi se marchó no sin antes darle un beso de despedida al doctor, quien quedó en la consulta preguntándose como había pasado todo aquello, pero sonriendo feliz porqué al fin había pasado. Kasumi, en cambio, nada más salir de la consulta y quitarse un momento el colgante para mirarlo mejor se vio dominado por un sentimiento de vergüenza. ¿Cómo había podido pasar aquello?, ¿de donde había salido aquel deseo tan desmesurado?. Absorta en sus pensamientos jugó con el colgante hasta que, justo al llegar a casa, pulsó el corazón y se dio cuenta de que lo podía girar, dejando el corazón partido como el centro de la estrella.

-¡Ya he llegado-saludó con voz musical-!…

-Hola Kasumi-saludó Nabiki-. Ranma y Akane han llegado hace poco, ¿por qué tú has tardado tanto en llegar?.

-Yo-se ruborizó-…me he entretenido con el doctor…me estuvo revisando…

Nabiki miró a su hermana extrañada, acercando tanto la cara a la de Kasumi que casi se tocaban. Entornando los ojos la examinó detenidamente.

-No pareces muy enferma-le dijo con cierto tono acusador-…

-¿Qué estás insinuando-se ruborizó asustada, e intentando quitársela de encima miró a su alrededor, encontrando que la habitación estaba totalmente desordenada-?. ¡NABIKI, te dije que ordenaras tu cuarto!, ¿o tengo que hacerlo todo yo sola?.

-¿Por qué me voy a molestar en hacer mi cuarto cuando ya estás tú para eso-preguntó airadamente?, además, ¿no querrás que los demás sepan lo tuyo con el Dr. Tompu?.

-No ha habido nada con él-intentó defenderse con voz nerviosa-…

-Lo habrá si lo digo por ahí. Solo tengo que ser convincente-volvió a insinuar usando su tono más malévolo-…claro, a menos que me des una buena suma de dinero…

Cada vez más furiosa por las palabras despechadas de Nabiki, Kasumi hizo una cosa impropia en ella: montar en cólera.

-¡Señorita!, ¿quieres que te dé un par de azotes?.

Nabiki, sorprendida por el tono enfadado de su hermana, se vio indefensa cuando una Kasumi más enérgica que de costumbre se lanzó a por ella y la desnudó de cintura para abajo, quitándole el mini pantalón que usaba cuando estaba por casa. Poniéndola en su regazo Kasumi comenzó a azotarla sin piedad alguna, dejándola ambas nalgas igual de enrojecidas.

-¡AAY!, ¡¡AAAHH!!, ¡KASUMI!, ¡BASTA KASUMIIIII!...

Pero Kasumi no solo no paró, si no que siguió aleccionado a su avariciosa hermana. Los cachetes de Kasumi resonaron por toda la habitación mientras Nabiki, sin dejar de patalear, conseguía sin querer que los largos dedos de su hermana mayor golpearan en su intimidad, golpes que de una forma no deseada la estaban excitando cada vez más, al punto de escapársele pequeños gemidos juntos con sus protestas. Al notar la incipiente humedad que empezaba a poner pegajosos sus dedos y entendiendo que necesitaba una lección mucho más severa Kasumi cerró el puño para intentar algo que a Nabiki le hizo saltar todas las alarmas.

-¡NO!, ¡eso no!, ¡el puño no Kasumi!, ¡no hagas eso! ¡el Puño del Castigo no!, ¡juraste no volver a hacérnoslo a nosotras!...

Pero ésta no escuchó las peticiones de Nabiki, y ejerciendo una gran presión logró su objetivo y con el puño cerrado Kasumi penetró a su hermana.

-¡¡Nooooooooooooo!!...

-¡Esta vez te has pasado-la reprendió-!, ¡y si no entras en razón entonces me obligas a castigarte como te mereces!. ¡Te lo tienes ganado por tu mala conducta!.

Usando la misma vena masoquista con la mano libre Kasumi le quitó la sudadera a su hermana para tener vía libre para manipular sus pechos, que retorció con especial saña, en especial en lo referido a sus pezones, los cuales estiró, apretó y pellizcó de tal modo que Nabiki se preguntaba si aquel engendro del infierno era su candorosa hermana. La furia de Kasumi era tan grande que comenzó a penetrarla de tal manera que Nabiki tuvo la sensación de que su hermana mayor quería lastimarla de verdad.

-¡Basta Kasumi-pidió con lágrimas en los ojos-!. ¡Por favor basta, bastaaaaa!...

Muy a su pesar los actos de su hermana provocaron que su cuerpo la traicionara y que reaccionara a la brutal violación a la que estaba siendo sometida, sintiendo que estaba a punto de llegar a un indeseado orgasmo. El puño de Kasumi seguía siendo tan violento y dolorido como antes, puede que más incluso, Nabiki no estaba segura ya.

-¡Así aprenderás a su manipular así a la gente-la recriminaba-!...¡TOMA, TOMA!....

-¡Basta Kasumi bastaaaaaaa!...¡nooooooooo!...

Los actos de ésta al fin llegaron a sus últimas consecuencias y Nabiki terminó por sufrir un orgasmo violento y amoral carente de emoción alguna. Caída al suelo agotada y con el cuerpo casi empapado en sudor por el brutal aleccionamiento de Kasumi, ésta casi la fulminaba con la mirada como si fuera un demonio. A Nabiki le dio la impresión de que centelleaban como si quisieran fulminarla con un rayo. Alejándose de la habitación fue a comprobar las demás habitaciones Nabiki permaneció en el suelo incapaz de moverse, derrengada y dolorida por la violación que su hermana le había hecho pero en el fondo, muy muy en el fondo, en una parte muy arrinconada de su alma, gozando por lo que le había pasado.

Por su parte Kasumi había llegado al cuarto de baño, en donde encontró a su hermana con Ranma, los dos bañándose en el jacuzzi en un raro momento en que no se estaban peleando, si no haciéndose carantoñas como si fueran auténticos novios.

-¿Entonces ya estás mejor de la espalda?.

-Claro que sí-sonrió él-, menos mal que la caída no fue tan grave y que el Dr. Tompu pudo volver a arreglármela…¡como descubra al que le dio la idea de poner una cáscara de plátano en las escaleras justo cuando salía de clase-se enfadó-!...

-No te enfades-y lo besó dulcemente, un gesto que Ranma respondió con un beso más tierno y cariñoso. Los dos parecían estar a punto de dejarse llevar por el momento-…

-¡AH NO, DE ESO NI HABLAR!.

Tanto Ranma como Akane miraron a Kasumi al escucharla. Ésta parecía rodeada por un aura de fuego, con la habitación totalmente sumida en la oscuridad. Sus ojos eran dos teas encendidísimas, y poseída por una furia aún más grande le dio al agua fría para que Ranma se convirtiera en Ranko.

-¡Ninguna hija de Naoko Tendo va a ser una facilona que se deja a la primera!. ¡Y a ti te voy a enseñar a ir seduciendo por ahí-gritó fuera de sí-!.

Incrédulos ante aquello ni Ranko ni Akane escaparon de la furia de Kasumi cuando ésta comenzó a dar fuertes cachetes en los culos de ambas. Parecía que tuviera una pala en la mano. Doblando sus esfuerzos después de los cachetes Kasumi el puño para penetrar a su hermana y a Ranko, sino que hizo una jugada relámpago y cambió el puño por tres dedos y la vulvas de ambas por sus respectivos ortos, mucho más cerrados. Tanto Akane como Ranko se vieron violadas por sus culitos, sufriendo lo indecible por la acción de Kasumi, que no dejaba ni un solo momento de menear los dedos por dentro para castigarlas a las dos.

-¡No Kasumi, el puño no!, ¡no hagas eso-gritó Akane-!...

-¡No hemos hecho nada-protestó Ranko-!, ¿qué es esto?, ¡para Kasumiiiiiii!...

-¡¡Ninguna hermana mía va a ir por ahí convirtiéndose en una chica fácil-dijo ésta con un gran tono de furia-!!.

Comprobando que sus respectivos ortos estaban más cerrados que el de Nabiki ("¿y por qué ésta lo tenía tan dilatado?", se preguntaba), Kasumi miró alrededor buscando alguna cosa que pudiera utilizar. Entonces se fijo: los cepillos de la ducha, cuyo mango era casi del tamaño de una pija en erección (o al menos así le pareció a ella, al comprarla con el miembro del Dr. Tompu). Sin dejarlas escapar cogió los dos cepillos e hizo presión para penetrarlas. Los ortos seguían resistiéndose.

-¡¡Aaaaaaaah duele dueleeeeeeeeeeeee!!

-¡¡Basta Kasumi-ordenaba Akane-!!...¡para, paraaaaaaa!...

Pero los esfuerzos de Kasumi seguían obrando la dolorosa maniobra dentro de Ranko y de Akane con la misma intensidad de antes cuando intentaba meterles el puño, dándoles un par de eternos e insufribles minutos hasta que tanto Ranko como Akane, penetradas y sodomizadas por los cepillos, dieron un grito a medio camino entre el placer y el dolor debido al brutal orgasmo que las había arrancado a las dos.

-¡Así aprenderéis-dijo limpiándose las manos y los cepillos, observando a las dos con severidad y dureza-!.

Saliendo de allí y jugando con el colgante que llevaba al cuello sin querer volvió a dar en el corazón del colgante, haciendo que la banda interior se abriera ligeramente. En ese momento se sintió como si acabara de salir de un trance, pero con la dificultad de que recordaba todo lo que había hecho tanto a Nabiki como a Ranma y Akane. ¿Cómo sería capaz de mirarles a la cara después de lo que les había hecho a los tres?.

En efecto, en la cena apenas podía levantar la mirada de la mesa lo mismo que Akane, Nabiki y Ranma, éste último con más dificultades para poder sentarse ya que estaba en su forma de chico, y todo pasó con una silenciosa y tensa calma.

-¡Felicidades Kasumi-dijo Soun, su padre-!. La cena estaba estupenda, como siempre. ¡Eres tan buena-lloró, un gesto sumamente habitual en él-!. No sabes lo mucho que me recuerdas a tu madre. ¡Eres la mejor de mi hijas!.

-Gracias papá-se sonrojó-.

En el momento en que Soun abrazó a su hija para felicitarla provocó que el colgante se cerrara con el corazón rojo en el centro de la estrella.

-Bonito colgante-vio él, cogiéndolo-…me recuerda a uno que le regalé a tu madre en la época en que éramos novios…era muy bonito…Ella era tan especial…

-Ya lo sé papá-sonrió Kasumi con dulce pose-…Ella era muy buena…

Volviendo a llorar y abrazándose a su hija ésta sintió el deseo de corresponder el abrazo para consolarle. Al mirarse a los hijos, y lejos de oídos y ojos indiscretos, Soun se vio con el deseo de besar a su hija, un deseo al que no se resistió. Kasumi accedió al beso y lo consintió sin reserva alguna, entregándose a aquel deseo y aquel cariño. Nuevamente con lágrimas en los ojos, pero ésta vez de felicidad, Soun admiró a su hija una vez pudo contemplarla desnuda.

-¡Siempre eres tan buena!, ¡no merezco tener una hija como tú-y se tapó la cara con el antebrazo sin dejar de llorar!...siempre tan buena con los demás, tan atenta, tan amable, sin hacer mal a nadie, sin lastimarlos…

-S–sí-vaciló ella recordando lo que había ocurrido con sus hermanas y con Ranma-…sí papá…soy una niña buena…

-Nunca te portas mal, ni te vas con cualquier hombre, ni te entregas al primero que ves. Eres tan buena…

Más impactada por las palabras de su padre, Kasumi, enrojecida de vergüenza, decidió hacerle callar con un largo beso de lengua para que no siguiera poniéndola en evidencia. Soun y ella se tumbaron en el suelo de la cocina ignorantes de que unos extrañados ojos miraban la escena, situados al otro lado de la ventana. A punto de saltar a por ellos para reprenderles su acción los ojos se fijaron en lo que Kasumi llevaba colgado al cuello.

-¡El Corazón de los Deseos!.

Dándose cuenta de lo que estaba pasando decidió cambiar sus planes de ir por las casas y se quedó a esperar. El plan que se presentaba si lograba hacerse con él era mucho más interesante. Así, sin que los amantes supieran que estaban siendo espiados Kasumi y su padre se entregaron al placer, besándose mientras se acariciaban y exploraban de forma febril. Sentándose él de rodillas en el suelo, Kasumi se acomodó para sentarse sobre las rodillas de su padre, de tal modo que enlazó sus piernas alrededor de él y se predispuso a sentir a tan bendecida penetración dentro suyo. Soun lloraba de tal manera que parecía ser una catarata humana.

-Soy tan feliz hija….me haces siempre tan feliz…

-Oh sí papá-dijo con vocecilla tierna-…me gusta hacerte feliz…¿eres feliz?...

-Mucho mi amor…soy tremendamente feliz…

Dando total libertad a sus deseos más ocultos Soun siguió haciéndole el amor a su hija de tal manera que Kasumi perdía el sentido de todo su cuerpo. La calentura y el ardor la poseían en grado sumo, tanto que cuando quiso darse cuenta su padre no estaba sentado alrededor de ella, si no puesto detrás de ella con su orto barrenado. Tan berrionda estaba ella que ni siquiera protestó ante la sodomía que le estaban haciendo.

-Sé feliz papá…no te preocupes por mí, goza cuanto quieras…gózame papá…

-¡Mi niña tan buena y hermosa!...¡siempre tan atenta conmigo-exclamaba sin dejar por un segundo de tener las mejillas mojadas por las lágrimas-!…

Poniendo las manos en las caderas de Kasumi Soun la embatió cada vez más rítmico y poderoso hasta que los dos, entregados en un largo beso de tornillo para hacer callar los gritos que hubieran despertado a todo el mundo, tuvieron un fuerte orgasmo y cayeron al piso abrazados y felices. Los ojos del árbol encontraron al oportunidad perfecta y de un fácil salto entró en la casa a través de la ventana abierta. Con un simple golpe en el cuello de los dos los dejó inconscientes.

-Así no recordarán nada-dijo satisfecho-. De esa manera no sabrán lo que han tenido en las manos. ¡Es mío-y levantó el Corazón de los Deseos como si cogiera un trofeo-!.

Subiendo rápidamente por la casas fue a la habitación de Ranma, que dormía de forma apacible. Usando la suficiente cantidad de agua logró convertirla en Ranko sin que se diera cuenta, y pensándose en la combinación que debía usar dio la vuelta al colgante para dejar al corazón partido en el centro de la estrella. Luego observó detenidamente a Ranko en cuanto descorrió toda la colcha: solo llevaba una camiseta de tirantes (que en su forma de chica quedaba totalmente holgada) y un pantalón corto que también le venía bastante grande como Ranko. Seguro de que ya nada podría pasarle el Maestro Chen se lanzó a por los pechos de Ranko, los cuales saco de su prisión y comenzó a sobarlos y lamerlos. Un escalofrío recorrió a Ranko y ésta despertó, encontrándose con el viejo pervertido abusando de ella.

-¡Viejo asqueroso!, ¡te voy a…!

Pero antes de que pudiera soltar el primer puñetazo Ranko se vio sometida por el poder del colgante y por el deseo que éste imbuía, quedando a merced de Chen.

-¡YUPIIIIIIIII-daba saltos de alegría-!. ¡Ha funcionado!.

Y dando un salto se pegó al pecho de Ranko como una lapa, baboseándola con avidez y lujuria. Notando como el olor a sexo impregnaba la habitación y con cuidado de no despertar a Genma, que dormía al otro lado del cuarto, Chen cambió de estrategia y se entregó en descubrir lo que llevaba queriendo conocer desde que conoció del cambio de Ranma a chica de mojarse en agua fría tras caer en una de las lagunas del Jusenkyo (las mismas en las que provocaron la transformación de Bambú en gatita, Mousse en ganso, Genma en un panda gigante y Ryoga en cerdito negro): descubrir la calidez de su vulva. Usando todas sus malas artes y sus conocimientos obtenidos de 300 años de experiencia Chen supo donde presionar para que Ranko mojara con mucha más facilidad. El viejo pervertido literalmente enloqueció de placer cuando pudo paladear los jugos de Ranko, mucho más sabrosos de lo que se había imaginado jamás. Los pezones de ella enseguida se erectaron de tal forma que amenazaban con estallar. Chen iba de un lado a otro como poseído: chupaba, lamía, tocaba, degustaba, acariciaba, pellizcaba…y todo mientras que Ranko estaba más exultante y excitada que nunca, permitiendo que le hicieran lo que le hacían sin problemas.

-¡Aaahh síi, síiiiiiiiii!...¡siga viejo verde!, ¡siga así, no se pare, no pareeeeeeee!...

-¡¡Iiiiiijijijijijijijiji-reía perverso-!!…tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien de ahora en adelante: pienso venir todas las noches para asegurarme de que duermas muy bien…

-¡¡Sí, todas las noches!, ¡lo quiero todo!, ¡todoooooooo!...

Usando sus conocimientos de acupresión Chen activó los puntos de placer de Ranko en los lugares precisos para que su goce fuera más violento y salvaje de lo que podría ser por sí solo, pero debido al salvajismo con que se retorcía el colgante se desquitó de su cuello, siendo lanzando por la ventana abierta y cayendo fuera justo cuando ella acababa de caer rendida ante un formidable orgasmo sin precedentes en la historia, pero al verse libre del influjo y dominada por el odio hacia aquel anciano se puso en pie con una aura de fuego tan brillante como el sol. Chen se echó a temblar al ver la furia que sin querer había desatado.

-¡Viejo verde pervertido-cerró el puño mientras sus ojos, ensombrecidos, solo eran dos pequeños puntos de luz como dos destellos-!.

Tras una paliza de la que Chen no pudo escapar usando sus manidas y gigantes bombas (que siempre le servían para librarse de toda situación) Ranma terminó por patearle con tanta violencia que la última lo sacó volando por la ventana, desapareciendo en el cielo nocturno con un último destello.

 

A la mañana siguiente, nada más salir de casa y disfrutando del día de domingo que se le presentaba, Akane estaba con ganas de disfrutar del día tan soleado y maravilloso sin darse cuenta de que al pasear por el jardín algo la hizo tropezar y caer al suelo. Entonces vio a varios metros de distancia de ella algo en lo que no había reparado: un hueco en el suelo de varios metros de diámetro. Volviendo un momento la vista atrás vio lo que le había provocado el tropezar: el mismo colgante que había visto en Kasumi la otra noche cuando los pilló a ella y a Ranma en la ducha. Cogiéndolo y fijándose en el corazón rojo brillante del centro de la estrella caminó hasta el agujero y se asombró de encontrarse a alguien allí.

-¡RYOGA-gritó aterrorizada al verlo tendido en el suelo-!. ¡Oh dios mío-bajó a ver que tal estaba, suspirando aliviada al ver que seguía vivo-!. ¡Despierta Ryoga!.

Tras un par de pequeñas bofetadas éste logró despertar, encontrándose tan extrañado y sorprendido como ruborizado al ver a una Akane aún en pijama.

-¡Akane!, ¿pero que hago aquí?.

-¡Eso me gustaría saber-le recriminó-!. ¿Qué te ha pasado?.

-Ayer estaba buscando un templo donde aprender artes marciales, pero me perdí por el camino y algo me golpeó…y no recuerdo más…

-¡Tienes suerte de seguir con vida!, ¿¿has estado aquí inconsciente todo el día??.

-Sí, supongo que…¡atchís!...

Aquel estornudo hizo que Akane se lo llevara al interior de la casa, con su familia aún durmiendo. Preparándole una tisana para evitar un resfriado Ryoga tuvo que hacer más de un esfuerzo para poder tragarlo. Ya había olvidado lo mal que Akane cocinaba.

-¿Estás bien ahora?.

-Sí, gracias-miró al suelo mientras se tocaba la punta de los dedos índices totalmente dominado por la vergüenza-…eres muy amable pero tengo que irme, he de encontrar el templo que me habían dicho y ¡atchís!...

-No vas a ninguna parte, te quedarás hasta que te recuperes-se enfadó ella-. Y no quiero que te preocupes por Ranma, yo me encargaré de que él no te moleste. Hablaré con papá si hace falta…

-Eres muy amable, gracias Akane-y cogió su mano sin querer en señal de gratitud. Ella se quedó mirándolo con aquellos grandes ojos y sintió un arrebato de cariño hacia él, un cariño ahora aumentando a la enésima potencia y que era compartido con él ya que en la mano donde él la había cogido tenía el colgante-…que bonita…

-Sí, lo sé es una medalla muy bonita-miró el colgante que tenían cogidos entre los dos-.

-No, decía que tú eres bonita…

-¡Ryoga-exclamó ruborizada-!. Yo…yo…

Ryoga no lo dudó a la hora de besar a Akane, de agradecerle el detalle tan bueno que había tenido con él. Acomodándola en su regazo como si fuera a acunarla Ryoga besó a Akane con lengua varias veces conociendo por primera vez el sabor de su dulce boca, la cual llevaba un tiempo inmemorial deseando paladear. Akane se sintió transportada por los besos de Ryoga, cada vez más fogosos y encendidos, y no tardó en notar como cerca de ella, dentro de sus pantalones, algo latía pugnando por salir de su cárcel. Akane fue quien la liberó y la vio totalmente erguida, acariciándola con cuidado con la mano para sentir su durez y su calor, que era abrasador.

-¿¿Eso está así por mí, Ryoga-preguntó con un ligero tono pícaro-??.

-Eh…sí-se rascó la nuca un tanto avergonzado-…sí, está así por ti-se puso digno-…

Akane respondió a aquella dignidad con un largo beso justo en la puntita de su glande. Ryoga gimió al sentir aquella caricia y Akane, que se dio cuenta del efecto que producía en él, le procuró mucho más besos hasta que éstos dieron paso a algo más profundo, y agachándose sobre él, la engulló toda como una sibarita. Ryoga cerró los ojos dejando a Akane proseguir con aquella infernal felación que lo tenía con el alma en vilo, cuando de pronto notó que la boca de ella dejaba de libarlo. Entonces notó algo cálido que le estrujaba su falo con fuerzas. Al mirar se quedó de piedra: ¡Akane tenía su tranca entre tus pechos!, Usándolos como una cálida manta, subiendo y bajando con la verga por su canalillo, se esmeraba en darle placer a Ryoga, que se sentía a punto de reventar.

-¡No, así no!, ¡no quiero terminar así!, ¡quiero hacerlo como es debido!...

Y tumbándose encima de Akane, que colocó sus piernas por encima de los hombros de ryoga para conseguir una máxima más profunda, dejó que ésta la atravesara de lado a lado y la extasiara. Iniciando un rítmico y amoroso bombeo Ryoga se prodigó en toda clase de caricias y mimos hacia el objeto de su adoración, quien se las devolvió con un largo beso de tornillo que casi les dejó sin aliento.

-¡No te detengas Ryoga!, ¡te quiero dentro!, ¡te quiero totalmente dentro de mí!...

-¡Te quiero Akane!, ¡siempre te he querido!, ¡quiero que seas la mujer más feliz de todo el mundo!, ¡la más feliz del toda la tierra!...

-¡Hazme feliz Ryoga!, ¡por favor hazme feliz!, ¡házmelo!, ¡házmelo yaaaaa!...

-Lo que tú mandes…te haré feliz…te haré feliiiiiizz….

Con el ferviente deseo de cumplir la petición de Akane Ryoga se entregó en cuerpo y alma (más de lo primero que de lo segundo) para que su amada llegara al tan necesitado y deseado orgasmo, acogiéndola en su cuerpo y entrelazándose con él para sentirlo con mayor intensidad. Akane respondió al deseo de Ryoga y metió la cabeza por el hombro de él, acurrucándose contra el cuerpo de su amante para que éste tuviera total libertad de movimientos, aunque ella sólo deseaba que él hiciera uno…y era exactamente lo que él estaba haciendo, moviéndose dentro suyo con ardor y locura desenfrenada hasta que ya no pudo contener por más tiempo la marea de placer que los sobrevenía robándoles la cordura y con un largo beso contuvieron el grito que ambos querían dar cuando al fin se vieron en éxtasis al llegar al cielo.

-Ryoga-susurró ella con ternura-…

-Mi amor-le dijo él-…

-¡¡Aaaaaaaaayyyyyymmmmmm!!...

Aquel enorme bostezo escuchado de lejos le hizo saber a Akane de quien se trataba y rápidamente se intentó vestir para ocultar lo que había ocurrido, logrando su objetivo en el último momento.

-Buenos días Ranma.

-Buenos días-dijo ella, puesto que seguía en su forma de chica-.

-¿Qué te ha pasado-se le quedó mirando al verla algo ojerosa y desaliñada-?.

-El maestro Chen he intentado propasarse conmigo, pero no lo ha conseguido…maldito viejo chiflado-y de pronto se detuvo olisqueando el aire-…¿qué es ese olor?...

-¿Q–que olor?, ¿de que estás hablando?...

Al mirar al suelo detrás de Akane vio el pañuelo amarillo y negro que Ryoga siempre llevaba en la cabeza y que a éste se le cayó mientras estaba con Akane. Al cogerlo del suelo y mirarlo atentamente se dio cuenta de que el pijama de Akane estaba puesto del revés, con las costuras hacia fuera.

-¡¡RYOGAAAAAAAAAAAA!!...

Estallando con furia al pensar que él había forzado o lastimado a Akane Ranko empezó a revolver la casa buscándolo. En su furia ciega tropezó con Akane y el medallón que ésta llevaba en la mano se le enredó en el antebrazo.

-¡Ya te tengo!.

-¡No Ranko, espera!...

Con un potente puñetazo dado en plena cara Ryoga salió despedido de la casa. Ranko salió detrás de él y ambos comenzaron una lucha por los tejados del vecindario. Ryoga se dio cuenta de que solo derrotándola podría hacerle comprender lo que había pasado, de manera que se entregó a la tarea de defenderse de la mejor manera que sabía: con un ataque. Enzarzados en una pelea Ranko, viendo que el colgante le estaba molestando en la lucha se lo puso al cuello para tener las manos libres. El brillante corazón rojo seguía en su sitio.

-¡Esta vez has ido demasiado lejos!, ¡propasarte con Akane!, ¡te lo voy a hacer pagar!...

-¡Te equivocas!, ¡no tienes ni idea de lo que sucedió!...

Dándole un fuerte golpe Ranko logró enviarlo contra el suelo, amortiguando la caída con un charco que había en la calle. Ryoga se transformó en C–Chan (el cerdito negro) y huyó con rapidez en una dirección desconocida. Ranko lo siguió perdiéndole la pista un par de veces hasta que al volver a verlo supo hacia donde se dirigía.

-¡Ah no, ni se te ocurra!...

Intentando llegar más rápido que él Ranko corrió con todas sus fuerzas pero al no haber desayunado éstas le fallaron y Ryoga llegó hasta casa de Akane, pero en el momento de llegar Ranko logró tirarle agua caliente de un cubo que una mujer estaba a punto de tirar a la alcantarilla y que él cogió al vuelo. Ryoga se vio súbitamente propulsado por Ranko hacia un callejón, tropezando con cubos de basura y otras cosas.

-¡¡Voy a darte una lección que no olvidarás!!.

-¡De eso nada!.

En el forcejeo entre los dos se produjo una especie de conexión mientras luchaban uno por apalizar al rival y el otro por librarse de su contrincante, una especie de rivalidad de un nivel que nunca habían tenido, un sentimiento que les hizo ir desvistiéndose según se iban peleando y que les llevó a una lucha de un nivel diferente: Ranko intentaba tumbar a Ryoga en el suelo y éste intentaba empujar a Ranko contra la pared por ver quien era el dominante y quien el dominado. Era como si el ganador fuera quien tuviera razón en lo de Akane.

-¡No vas a ganar!.

-¡Eso ya lo veremos-retó Ranko-!.

La batalla quedó en una especie de tablas cuando Ryoga logró tumbar en el suelo, pero ella se giró quedando sentada sobre él y empalándose sobre su miembro como dándose la victoria de la pelea. Dominados por un sentimiento de insana competencia por ver de los dos cual era el mejor y el que dominaba la situación el sexo que comenzaron a tener entre ellos era todo menos emotivo. Era algo fuera de toda moral, y sin embargo no les era posible dejarlo, y literalmente follaban con toda la pasión animal salvaje y sin tabúes de que podían.

-¡No forcé a Akane!, ¡no le hice daño!...

-¡Y yo te creo-le desairó-!...

Como queriendo ser ella la primera gozar para así ser quien llevara la razón Ranko se meneaba sobre Ryoga empalándose una y otra vez revolcándose con él sin dejar un solo instante de pelear, pues él tampoco quería perder la contienda y de vez en cuando iba de un lado a otro de aquel callejón aislado con Ranko aún penetrada.

-¡Voy ganar-gritó Ryoga-!.

-¡Yo ganaré!.

Llegando a la parte final y sin parar de forzarse entre sí, guiados por el deseo de ganar los unos a los otros y por culminar aquel encuentro sexual no deseado Ryoga y Ranko se cepillaron descocados totalmente hasta que usando sus caderas fue Ranko la que gozó en primer lugar y Ryoga instantes, recibiendo la semilla del luchador en su cara, tragándolo como si fuera el premio de la victoria sobre su rival. Ryoga, al verse perdido y derrotado por ella echó a correr.

-¡¡He ganado!!. Vuelve aquí maldito cobarde!.

Encontrando un charco cercano Ryoga pasó por encima de él y se convirtió en C–Chan a un par de metros de casa de Akane, lanzándose a los brazos de ésta nada más verla. La joven Tendo lo recibió con un infinito amor.

-¡¡C–CHAN, MI AMOR!!...¡¡NO LE HAGAS DAÑO!!.

Frenando a Ranko le dio un golpe tan fuerte que lo tumbó en el suelo y lo dejó con un enorme chichón. Ranko miró hacia Ryoga y éste sacó la lengua por encima del hombro de Akane sin que ella se diera cuenta.

-¡Y Ryoga no me ha hecho daño-protestó dándose la vuelta-!...se ha portado muy bien conmigo-y Ryoga, escuchándola, se acurrucó más entre sus brazos, donde era tan feliz a pesar de que Akane ignoraba que su adorada mascota y él eran la misma persona-…

Retirándose con su amado cerdito a la casa, Ranko esperó a recuperarse un poco de tan tremendo golpe y luego se metió en casa preguntándose a qué se refería Akane con lo de Ryoga y porqué pese al tono digno con que hablaba de él se notaba cierto aire de culpa o vergüenza, como si hubiera pasado algo que él ignoraba. Poniéndose a dormir un rato hasta que se sintiera mejor tras la caminata detrás de Ryoga en seguida quedó dormida del todo en la habitación. Minutos después de estar durmiendo al girarse provocó que el colgante se activara sin querer, y que el corazón partido fuera el centro de la estrella. En ese momento Genma, su padre, pasó por delante de la habitación de Ranma/Ranko y se fijó en que su ahora hija estaba recostada en el suelo en una pose semi fetal, con el culo ligeramente en pompa. Abrazada a la almohada de tal manera que el pecho se le salía un poco por la camiseta. La pose, ligeramente sensual, provocó en él el deseo de tocarla a fin de ver como era el cuerpo de su hijo convertido en mujer. Acercándose con sigilo a ella se acercó para poder toquetearla. Con mucho cuidado empezó por su culo, posando las manos sobre sus redondeces y descubriendo la suavidad de su tacto.

-Mmmmmm-gimió ella girándose, y dejando entrever su intimidad por el mini pantalón holgado-…mmmm…

Genma se quedó más que impactado cuando se dio cuenta del olor que Ranko expelía. No había duda alguna: era olor a sexo. Con su mente llena de dudas sobre quien sería el indeseable que había estado con ella su mano se guió sin proponérselo hacia ella, y con la yema de los dedos acarició sus labios vaginales aún dilatados por la actividad sexual frenética que había tenido con Ryoga. Aquello hizo excitarse más a Genma, quien dudó de atreverse a más, pero llevado por el momento probó a meterle un dedo, y descubrió para su asombro que no solo entraba fácilmente si no que era bien recibido, por lo que a ese dedo le siguió otro más y luego un tercero. Ranko entonces despertó pero Genma se percató de que estaba semidormida.

-Vamos a jugar Ranko…deja que papá juegue contigo…vuelve a dormirte…

Volviendo a echarse en la cama lo hizo dejando las piernas abiertas para su padre, que ya sin remedio alguno metió la cabeza entre ellas para ver también no solo como era al tacto si no también al gusto. Vainilla, dulce. Un olor agradable al olfato, una visión que a los ojos era como ver un desfile de ángeles cantando a coro. Genma ya no aguantó por más tiempo y se bajo el pantalón, buscando el modo más óptimo para pillar a Ranko tal como él quería. Haciendo un par de movimientos logró su objetivo y la penetró con ella aún dormida, sin inmutarse pese a que su padre estaba teniendo con ella una relación no consensuada. Genma se lanzó a gozar con aquella situación (le encantaba hacerlo con la chica dormida, era muy morboso para él) y pasó varios minutos bombeando en Ranko a buen ritmo hasta que al final y cerca de gozar hizo lo más osado de todo y se decidió en cambiar de agujero. Su orto ofreció menos resistencia de lo esperado, y se preguntó qué clase de zorrita tenía por "hija" si se dejaba del primer chico que pasara.

-Aaaaaahh aaaaaahh aaaaahh-gemía mientras penetraba-…

Por fin y con gran satisfacción para él Genma cumplió su más oscuro deseo y terminó dentro de Ranko, jadeando luego de placer una vez soltó todo lo que quería soltar y se desfogó a gusto hasta que quedó totalmente satisfecho. Mirando detenidamente a su hija le cogió el colgante y decidió quedárselo como recuerdo.

-Juraría que esto lo he visto en otra parte-se rascó la barbilla-…

En ese momento tropezó con Nabiki por el pasillo, quien llevaba un vaso de agua que había sacado de la cocina. El tropezón remojó a Genma y lo convirtió en panda. Éste se encontraba con expresión bastante resignada pero de mala manera. Nabiki se rió por la cara amargada del oso panda, y se rió al recordar lo divertido que era Genma cuando se transformaba. Éste se quedó mirándola con la misma pose de amargura de antes y fue a por ella, rodeándola y atrapándola en una esquina, momento en que el colgante se posó en sus manos y una idea se pasó por su cabeza.

-Si quieres seguir adelante tendrás que pagar: serán 10.000 yenes.

Genma protestó mediante pequeños carteles pero le entregó a Nabiki unos billetes que sacó de su barriga peluda, con lo que ella se puso de espaldas a él y de cara a la pared.

-Quédate como panda, eso nunca lo he probado…

Con actitud desenfadada y el colgante puesto en su cuello Nabiki se dispuso a dejar que Genma le hiciera lo que quisiera. Éste, aún con ganas después de lo que hizo a Ranko, no tuvo compasión con Nabiki y se dedicó largo rato a perforarla como lo que era en ese momento: un animal. Ella, llevada por la lujuria y más por la avaricia, tuvo una nueva idea para enriquecerse.

-Por otros 10.000 yenes te dejaré que me des por el culo.

Genma se los dio sin rechistas y al cabo de unos pocos segundos dejó de taladrarla por delante para endiñársela por detrás, cosa que Nabiki no vio peligrosa porqué sabía que el miembro viril de los pandas no excede de tres centímetros. Sin embargo no contó con la condición de Genma como transformado, no como panda nativo, por lo que se vio de pronto empalada por un oso panda cuya verga era del tamaño de una humana.

-¡Aaaaayy nooooooooo!...¡no sabía eso!...¡noooo no sigaaaaas!...

Genma volvió a recurrir a uno de sus carteles (siempre usados cuando era panda), en el que se leía: "era el trato: yo he pagado, así que puedo hacerlo", y eso fue exactamente lo que hizo, usar el orto de Nabiki a su antojo para su gusto y deleite, y perforada por el oso panda Nabiki aguantó las brutales acometidas que recibía hasta que Genma acabó y gozó tras la amoral penetración, tan fuerte que a punto estuvo de hacerla sangrar. Nabiki aprovechó que estaban en el baño para mojar a Genma con agua caliente, recuperando así su forma humana, cosa que quería para darle tal bofetada que lo hizo salir del cuarto de baño a la fuerza, y que de un nuevo golpe lo sacó de la casa, perdiendo ella en dicho golpe el colgante, que cayó en la cabeza de una Ranko recién levantada.

-¿¿De donde ha salido esto-y al mirar hacia arriba vio a su padre caer a peso de plomo al suelo, y en una ventana vio a Nabiki frotándose las manos como si hubiera hecho una limpieza-??...Seguro que se lo merece-dijo con mirada enfadada, y se fue de allí-…

Caminando por la ciudad mirando la extraña figura de la medalla, Ranko no estaba del todo segura sobre porqué el medallón ejercía aquella atracción sobre ella, pero lo cierto es que no podía dejar de mirarlo. La rosa de los vientos con el corazón rojo y brillante la hizo estar varios minutos mirándolo hasta que al darle la vuelta vio la otra figura, la de la rosa de los vientos con los brazos cortados al final, con el corazón partido en el centro de la misma. Tocándolo ligeramente, éste hizo un click y vio que la figura central podía girar, algo en lo que no estaba segura si se había fijado antes. Movida por la curiosidad cambió el corazón y la estrella pasó tener el corazón partido en el centro.

-Un broche muy raro-pensó en voz alta-…

Absorta como estaba no se fijó al caminar y chocó de lleno contra la espalda de alguien más alto que ella, cayendo al suelo y quedando sentada en él.

-¿¡Es que no sabes mirar por donde vas-le recriminó Ranko al extraño-!?.

Al volverse reconoció en el extraño a una de las personas que más le repudiaban en el mundo: Tatewaki Kuno, quien como de costumbre lucía su uniforme y espada de kendo, de los cuales nunca o casi nunca se separaba.

-¡Ah, es la chica de la trenza pelirroja-y en su corazón quedó una mueca de euforia e ilusión-!, ¡que afortunado que vengas a verme a mi casa!.

Extrañada por aquella frase miró a su alrededor y se dio cuenta de que sus pasos habían hecho que ella llegara sin querer a la gigantesca mansión de los Kuno. Traicionada por su propio inconsciente y queriendo largarse de allí cuanto antes fue perseguida por él, que logró hacerla caer con un golpe de su katana de madera dado al tobillo. Echándose sobre ella Kuno procuró que no se escapara.

-¡Tranquila chica de la trenza pelirroja, no te haré daño-la miró embelesado-!, ¡prometo tratarte muy bien!...

Y aunque era su más ferviente deseo irse de allí (para lo que tenía el puño cerrado, lista para propinarle tal puñetazo que lo pondría en órbita), algo en sus palabras hizo a Ranko creer a aquel petulante engreído que siempre se jactaba de ser mejor que ella pese a que jamás logró vencerla ni una sola vez (sabiendo ella además que en verdad su técnica de lucha era inferior). Posando las manos sobre su chaqueta roja deslizo los nudos de ella y sin pudor ni tabú alguno la abrió para él, mostrándole sus pechos al desnudo. Kuno la verlo se llevó la mano a la cabeza casi llorando.

-Que belleza ven mis ojos…eres muy hermosa chica de la trenza pelirroja…

Y bajando su cabeza besó los rosados y firmes pezones de Ranko, besó y acarició con la yema de los dedos, acogiéndolos entre el índice y el pulgar para jugar con ellos. Sin dejar de acariciarla la tumbó en el suelo y terminó por desvestirla, viéndola totalmente desnuda por primera vez.

-Te mereces un hombre de verdad….¡¡y yo soy ese hombre!!...

Su arrogancia, en otro tiempo algo que despreciaría al extremo, ahora mismo era algo que le gustaba y excitaba. Recibiéndolo con los brazos abiertos Kuno se sacó la ropa en un visto y no visto y con su pija bien en alza se la puso entre los pechos para que Ranko se los apretara y se la estrujara, cosa que hizo a las mil maravillas. En ese momento y en gran balcón del piso superior de la casa Kodachi, la hermana menor de Kuno, salió a dar un pequeño paseo recién levantada de la cama y contempló el soleado día. Tras dar un largo suspiro y esbozar una sonrisa un gemido la hizo mirar hacia abajo y ver con todo el asombro a su hermano y a su más odiada rival entregados a la lujuria. Casi montando en cólera corrió a vestirse para enfrentarse a ella, y en un segundo se puso su traje verde de gimnasta y su cinta de competición, lista para el combate.

-¡¡Prepárate para luchar!!.

Pero ni Ranko ni Kuno le hicieron caso. Kodachi, con una gran gota de sudor sobre la cabeza sintiéndole ligeramente ignorada, no sabía qué hacer.

-¡¡Eh, que estoy aquí-se quejó-!!, ¡¡maldita sea, hacedme caso!!...

Caminando hacia ellos estuvo a punto de golpear a Ranko pero en el proceso y para dar más fuerza al golpe puso la mano sobre el colgante, que estaba cerca del cuello, y se vio dominada por un súbito sentimiento. Era algo tan fuerte que el impulso ganó la batalla contra la razón y el deseo de apalizar a su rival, y de esa manera Kodachi se desvistió y desnudo sentándose sobre la cara de Ranko.

-¡Vamos esclava-la cogió del pelo-!, ¡mete tu lengua por mí!, ¡vamos, hazlo esclava!, ¡obedéceme!

Dando salida a una vena de dominadora y torturadora Kodachi tiró del pelo sin que ella se quejara, si no que más bien aceptaba el sexo violento que le ofrecían, y obedeciendo a la que se había autoproclamado su ama, Ranko hundió su lengua dentro de la concha de Kodachi hasta que con su nariz tocó el pubis de la hermana de Kuno.

-¡¡Eso es, sí!!, ¡házmelo fuerte!, ¡así de fuerte, así lo quiero!...

Mientras tenía a su rival sometida a sus deseos sus manos se posaron sobre sus propios pezones y los retorcieron a tal extremo que gimió de puro dolor, pero en su interior ese dolor se convertía en placer.

-¡Azótame Kuno-suplicó-!, ¡por favor azótame el culo, como cuando era niña!...

-¿¿Qué dices??, ¿¿quieres que te pegue??.

-¡Y muy fuerte!, ¡cuánto más mejor!...

Kuno, que hacía lo mismo que Ranko hacía con Kodachi, usó sus manos para dar unas tremendas cachetadas a las nalgas de su hermana. Ésta se estremeció de placer mientras sentía la lengua de aquella chica que tanto odiaba dentro de ella estremeciéndola mucho más. El placer y el dolor que sentía por uno y otro lado le gustaban tanto que se volvía loca con lo que estaba sintiendo, y lo mismo pasaba con Ranko, devorada entre piernas por Kuno y maltratada por Kodachi, que daba golpeaba un poco a sus pechos y mordía las puntas como podía, aunque más se limitaba a arañarlos.

-¡¡Vamos Kuno no pares, métela ya!!, ¡quiero que la metas!.

-¡Yo también Kuno!, ¡lo quiero dentro ya Kuno!, ¡dámelo, lo quiero!...

Sin impresionarse por escuchar aquellas palabras por parte de Kodachi, su hermano, ya preparado y totalmente erecto, penetró a Ranko con Kodachi puesta encima suyo con las lenguas enredadas en largos besos de tornillo y las manos de ambas chicas explorando los pechos de la otra. Turnándose ligeramente para cambiar de una a otra éste sentía que se iba a morir de placer.

-¡Quedamos en que no volviéramos a hacer esto Kodachi!, ¡dijimos que esto solo sería por tu 15 cumpleaños, en tu mayoría de edad-(no es un error, en Japón y China es a los 15 años)-!.

-¡Me da igual, me gusta, me gusta mucho!, ¡vamos hermano, móntanos a las dos, danos ese palo tan fantástico que tienes!.

-¿¿Palo??. ¡¡Qué idea-exclamó él-!!.

Y dando un nuevo uso a su espada de kendo la utilizó a modo de supletorio para tener así a las dos chicas penetradas, cambiando la auténtica por el sustituto a ratos para así complacerlas a ambas.

-Así Kuno-suplicaba Ranko-….sigue así, me gusta, penétrame más hondo Kuno, no te pares, no pares…oooohh sigue así, me gusta, me gustaaaaa…

-Dame duro hermano, dame sin piedad, méteme bien al fondo todo eso…¡¡más fuerte, más fuerteeee!!....

Esforzándose tanto como podía y atendiendo a las súplicas de ambas, que incluyeron sendas penetraciones anales (especialmente Kodachi, cuya pasión secreta casi enfermiza por el sexo anal la había llevado a probar toda clase de vibradores, incluyendo uno con estrías onduladas y varios intentos con un potro). Aunque con Ranko tuvo su dificultad también le fue capaz de lograrlo y penetrarla un poco, cosa que le supuso algo adicional al ya enorme placer que estaba sintiendo.

-¡Cómeme pelirroja, cómeme entera!, ¡así, más fuerte, más adentro!...¡síiiiiiiiiiii!...

Con la boca posada en los labios vaginales de Kodachi y la lengua entrando cuanto era posible Ranko penetraba a Kodachi y luego ésta volvía a tumbarse encima de su rival a fin de que su hermano pudiera penetrarla a la vez que Ranko. Ambas chicas estaban tan entregadas al placer que tuvieron orgasmos simultáneos segundos antes de que él gozara también, desparramando sus chorros encima de ellas, las cuales no solo recogieron una parte cada una, si no que jugaron a mezclarlo en sus bocas mientras se besaban. En ese momento Kodachi le quitó el colgante que Ranko llevaba al cuello para quedárselo de recuerdo de aquel trío tan estupendo, pero entonces ésta última salió del trance y quedó mirando tanto a Kodachi como a Kuno. El sabor en la boca que tenía le provocó un gran respingo en todo el espinazo.

-¡¡PERVERTIDOOOOOOOOOOOOS!!...

Y dándoles sendos puñetazos Kuno salió volando por el aire, mientras que Kodachi fue como un misil que atravesó la pared de su casa, más concretamente la de su habitación. El colgante se abrió debido al golpe y a punto de volver a tener al corazón rojo brillante en el centro Kodachi lo evitó. Le gustaba más el corazón partido. Al mirar a su cuarto, se encontró con Chen, con una máscara ninja sobre su cara y un enorme saco redondo más grande que él, todo lleno de ropa interior femenina. Los ojos de Chen quedaron en éxtasis al ver el pecho desnudo de Kodachi, mucho más bien formado que el de Ranko.

-¡Que maravilla-gritó al anciano-!.

Lanzándose hacia Kodachi, se pegó al pecho del mismo modo que lo hizo con Ranko la noche pasada. Ella, a punto de golpearlo por volver a pillarle robando su ropa interior, se vio sorprendida cuando la boca de Chen comenzó a usar sus pechos de chupetes, uno primero y otro después. Debido a la febril actividad previa que había tenido Kodachi se rindió fácilmente a los encantos del anciano, que demostró saber como debía jugar con sus grandes y bien formados pasteles, que devoraba como niño goloso. Usando labios y lengua Chen no paró de chupetearla de un lado a otro, haciéndole luego lo mismo entre las piernas.

-¡¡AAAAAAAAAAAAAAAHH!!...

Nunca había recibido semejante lección, aquel pequeño y anciano ladrón sabía como se debía devorar un buen plato de almeja, y ésta, ya dilatada por su hermano Kuno, estaba lo suficientemente húmeda para que no tuviera que tardar mucho hasta que estuviera de nuevo empapada del todo. Queriendo satisfacerse de lo que no pudo con Ranko, Chen se desnudó y usó sus conocimientos de acupresión para aumentar el tamaño de su verga hasta que ésta alcanzó los 35 centímetros de largo y los 5 de grosor. Su cuerpo era casi más pequeño que su propia poronga, literalmente hablando.

-¡Aaaaahh que fantásticooooooooo-y los ojos de Kodachi brillaron como perlas-!. ¡Lo quiero enterrad por detrás!, ¡¡dámelo por detrás!!.

Arrodillándose a cuatro patas Kodachi se abrió las nalgas para recibir a Chen, que se metió por ella con total impunidad. Ella se conmocionó al sentir como aquella gigante picha ocupaba totalmente su cavidad posterior, un deseo no cumplido hasta el momento.

-¡¡SÍ, POR FIN LO HE LOGRADO, ME ENCANTA, ME ENCANTAAAAAAAA!!...

Animado por los gritos de Kodachi y contento por poder satisfacer el deseo que en su ocasión no pudo con Ranko, Chen la enculó de tal manera que ella sintió que estaban a punto de matarla, de partirla en dos. Notaba como se rozaba contra las paredes de su ano y como entraba casi a la fuerza, como los 35 centímetros tan violentos y dolorosos pero muy placenteros al mismo tiempo. Feliz por poder sentir su culo lleno de polla Kodachi se limitó a dejar que el viejo pervertido satisficiera todos sus deseos hasta que la llenara de él, cosa que hizo a borbotones, dejándola pringada hasta la cara y dejándola con las piernas temblando tras la sodomizada que le había hecho.

-¿¿EH-se fijó-??, ¡¡EL CORAZÓN DE LOS DESEOS!!...

En un abrir y cerrar de ojos se lo quitó, y Kodachi volvió a la normalidad.

-¡VIEJO DEGENERADO!, ¡DEJA QUE TE ATRAPE!...

-Lo siento, pero tengo prisa. Con esto podré divertirme mucho, iiiiiiijijijijiiii…

Chen saltó por la ventana con el botín de ropa interior y del colgante rumbo a casa de los Tendo. Kodachi, agotada por los polvos con Kuno y Ranko y más por la tremenda enculada recibida, intentó levantarse para ir tras él pero no pudo y cayó en su cama con el cuerpo agotado. Más tarde le seguiría la pista. Por su parte Chen corría con todas las ganas para así volver a casa de los Tendo a fin de hacer lo mismo a Ranko que le había hecho a Kodachi. Su verga, ya con su tamaño normal, le devolvió la agilidad de antaño, pero en su felicidad no se fijó en lo que tenía delante y chocó directamente contra algo que iba con mucha rapidez.

-¡¡Mira por donde vas, estúpid…!!.

Clavando los ojos en quien estaba delante de él, se llevó el susto de su vida.

-¡COLOGNE!.

-¡CHEN!, ¡BAMBÚ-la llamó-, al fin lo hemos encontrado!. ¡Lo tiene Chen!.

-¡Déjamelo abuela, es mío-dijo llegando hasta allí con sus dos armas chúi a punto para la lucha-!. ¡Dame ese colgante vejestorio!.

-¡Ni pensarlo niñata!.

Y sacando una de sus habituales bombas la lanzó contra Cologne y Bambú, explotando y llevándose por delante a las dos pero también haciendo que el puesto de comida de Federica, que acababa de doblar la esquina, quedar reducido a cenizas.

-¡MALDITA SEA!, ¡TÚ!...

Sabiendo del mal carácter de Federica y de lo fuerte que podía sacudirle usando la pala gigante que siempre llevaba a la espalda Chen huyó despavorido.

-¡No corra abuelo, va a pagarme otro puesto de comida por lo que ha hecho!...

-¡Iiiiiijijijijiji tendrás que cogerme primero!...

-¡Abuela vamos-decía Bambú-, no podemos dejar que Federica nos robe el colgante-!.

Uniéndose a la persecución los cuatro llegaron a la casa de Ranma. Chen se vio frenado en su intento de buscar refugio por Cologne, que le bloqueó el paso. La anciana, que se movía usando el bastón que llevaba a modo de zanco (debido al metro y medio de alto de éste, mientras que ella era de la altura de Chen; 46 centímetros), sorprendía por toda la agilidad que mostraba al moverse de aquella manera.

-No pasarás-lo amenazó-. Dame ese colgante.

-¡Si yo no lo tengo no lo tendrá nadie!.

Y uniendo palabras a hechos cogió una de sus bombas y lo lanzó por el aire.

-¡Es mío-gritaron Bambú y Federica a la vez-!.

Mientras que Cologne y Chen se enfrentaron por ver quien ganaba ambas chicas fueron tras el colgante, que cayó al otro lado de un muro. Por desgracia lo cogieron cuando la bomba estalló, dejándolas carbonizadas. La detonación hizo que de aquella casa alguien saliera a ver qué pasaba.

-¿¿Pero que esto??, ¿Federica?, ¿¡BAMBÚ!?.

El colgante, abierto, giró lentamente sobre sí mismo mientras Bambú y Federica tenían el susodicho bien cogido.

-¡Es mío!.

-¡No, mío!.

-¡Míooooooooooo-volvieron a gritar-!.

Entonces el colgante se cerró. Esta vez tenía el corazón rojo en el centro de la estrella, y al mirar a la persona que había salido de la casa, vieron en ella al objetivo perfecto para descargar sus odios, especialmente sabiendo que ella era el motivo de sus desdichas y frustraciones: Akane Tendo.

-¡A POR ELLA!.

Poseídas por el espíritu del colgante Bambú y Federica, que tenían al mismo enredado entre las manos por la cadenilla, las dos se abalanzaron sobre Akane. Antes de que ésta pudiera hacer nada su ropa había volado de su cuerpo y estaba desnuda siendo besada por Bambú mientras que Federica le metía mano entre las piernas con furia.

-¡A Bambú le has quitado a Ranma-decía ella misma, que siempre hablaba de sí misma en tercera persona-!, ¡vas a pagarlo muy duro por quitárselo!.

-¡Dale duro Bambú, no le des tregua!.

Federica cambió sus manos, ya casi empapadas de jugos de Akane, que salían como un riachuelo, y puso su boca para bebérselo todo. Akane gemía y jadeaba intentando salir de aquella tortura, pero Bambú la tenía bien sujeta chupándole los pezones y usando los dientes para darle pequeños mordiscos que los pusieron muy erectos, tanto que le dolían de lo agrietados que se los dejaron entre ambas cuando Federica se unió a Bambú para abusar de sus perolas.

-¡Se lo vas a comer todo a Bambú!, ¡vas a ser una buena perra sumisa y vas a portarte muy bien con nosotras o ya verás lo que te va a pasar!.

Amenazada y vejada Akane se vio obligada a cumplir con todo los requisitos que tanto Federica como Bambú le mandaron. Por desgracia para ella la habían dejado indefensa a lo primero y por tanto no pudo defenderse como quería, teniendo que acostarse con ellas y que satisfacer tanto a una como a otra, y mientras Federica lograba meterle el puño en la pucha a Akane para hacerle un doloroso "fist fucking", Bambú no dejaba de sobarla y besarse con ella con lengua a sabiendas del asco que ella sentía, pasando luego a comer de sus pezones una vez más, mordiendo más fuerte para causarle más daño. Cambiando luego los roles, fue Bambú la que penetró con violencia a Akane (usando sus dos armas chúi: dos mazas de colores como pelotas de playa, sin pincho alguno, unidas a un largo mango) metiéndole el mago de cada una de ellas por cada agujero y haciendo el efecto "mete saca" con rapidez. Como el mango carecía de esquina y era redondeado entraba y salía mucho más fácilmente. Akane lamentaba enormemente que en ese momento todos se hubieran ido a hacer sus respectivas tareas y que la hubieran dejado sola en casa. No tenía a quien recurrir.

-¡Vamos Bambú, está a punto, vamos a hacer que goce esta perra!.

-¡SÍ, QUE SEPA LO QUE PASA CUANDO SE ANDA PROVOCANDO!.

Y entre las dos penetraron a Akane, quien tenía doce dedos dentro de ella forzándola y vejándola cada vez con más fuerza: ocho por delante (cuatro de Federica y otros cuatro de Bambú, y los otros por su orto dilatado). Tanto Bambú como su cómplice parecían exultantes y hasta reían divertidas por violar a su rival por conseguir el amor de Ranma.

-¡Dale, dale!.

-¡Más deprisa Bambú, dale más deprisa, ya está a punto!.

-¡¡Aaaaaah nooooo!!, ¡me duele, parad, me dueleeeee!, ¡aaayyyyyy basta, por favor no sigáis!...¡Aaaah!, ¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!...

Con un gran estruendo la violación de Akane se consumó y ésta terminó desnuda en el suelo de su propio jardín, con su cuerpo magullado y maltratado.

-¡Hola, ya estoy de vuelta-se escuchó de la casa, procedente de una voz masculina-!.

-¡RANMA, CUIDADO!.

El grito de Akane se saldó con un potente golpe de uno de los chúis que la durmió (más bien la dejó inconsciente). En sus intentos por llegar antes a Ranma, Federica apretó el botón del colgante y éste giró por inercia, colocándose el corazón rojo brillante. Ambas se vieron dominadas por un inmenso amor hacia Ranma, el cual, asomándose al jardín para ver que ocurría, se vio atacado por ambas. Éstas, ya desnudas, fueron a por él como posesas, quitándole toda la ropa y apoderándose ambas de su tranca a la vez, peleándose por ver quien se la chupaba por más tiempo. Ranma, que harto de las desgracias que le ocurrían siendo Ranko había vuelto a ser chico esperando que todo pasara, se encontró en la misma situación: ahora eran Federica y Bambú las que desesperadas de su amor y de su cariño se lanzaban hacia él como gatas en celo. Bambú, en una jugada relámpago, se montó sobre su enamorado y comenzó a cabalgarle, y como si fuera una competición Federica hizo lo propio sobre la cara del propio Ranma. Éste ya se encontraba perdido y rendido al pecado, de manera que se limitó a meter su lengua por Federica y menear un poco las caderas para ayudar a Bambú a cabalgarle.

-¡¡Bambú, ven aquí!!, ¡ven conmigo!...

-Sí, síiiiiiiiiiii…

Reclinándose ambas un poco hacia delante Federica y Bambú se enzarzaron de lleno en una pugna de besos con lengua cada cual más fogosos y apasionado. Las manos de la cocinera, demostrando su habilidad, jugaron con los pechos de Bambú de tal modo que ella se creía morir de placer. Ésta le devolvió el favor demostrando sus habilidades con la lengua, con la que podía enroscar un rabo de cereza en la boca dibujando una figura como un corazón. Federica soportó aquellos besos como podía, pero eran tan infernales que la acercaban al orgasmo de manera prematura y peligrosa. Ambas estaban del todo desbocadas y se exploraban sin parar entre sí en tanto que Ranma hacía lo mismo.

-¡¡Quiero cabalgarle yo también-le pidió-!!, ¡déjame cabalgarle!...

-¡Venga, ven a por él!; ¡yo quiero su boca!, ¡quiero gozar con su lengua!...

Cambiando la posición gustosamente, Bambú pasó a tener a Ranma como ella quería, con su cara entre sus piernas y Federica sintió en sus entrañas el amor de Ranma. Tras un par de segundos del shock que supuso para ella vivir esa plenitud comenzó a rebotar como una amazona salvaje, dejando que Bambú acariciara su clítoris con avidez para así ayudarla a gozar. Federica correspondía siendo ella ahora la que llevaba la voz cantante en cuanto a besos, demostrándole a Bambú que también sabía algo en la materia.

-¡¡Mmm dale duro Federica, móntalo fuerte, clávatela toda!!...

-¡La tiene durísima!, ¡me encanta, está ardiendo!, ¡quiero que me queme entera, quiero abrasarme en él!, ¡¡gózame Ranma, fóllame viva!!, ¡¡quiero que me goces!!, ¡gózame!...

-¡A mí también, Bambú quiere gozar con tu lengua!...¡que bien la clavas!, ¡clávame en tu lengua!, ¡húndela hasta el fondo!, ¡ooh que bieeen!, ¡así, húndete así!...

Los gritos y jadeos de una y otra hicieron que Ranma se envalentonara y hincara con más fuerza la lengua por la cuca ardiente de Bambú, que estaba anegada de ricos jugos que él bebía con glotonería. Federica también chorreaba pero sobre la misma verga que la estaba charlando tan ricamente, y animándose unos a otros Ranma, Federica y Bambú gozaron casi al mismo tiempo los tres, por unos segundos de diferencia no gozaron a la vez pero no les importó, pues la sensación fue tan larga que era como si en efecto ambos hubieran llegado al orgasmo juntos. Caídas ellas a cada lado de él, se repartieron todos sus besos a partes iguales, primero una y luego otra. Ranma se dedicó a darles largos y apasionados besos mientras ambas le toqueteaban llevando aún el colgante entre ambas manos. De pronto se vieron empapados cuando Akane, recuperada, les echó un cubo de agua helada, haciendo que Ranma volviera a ser Ranko y que Bambú adoptara su forma de gatita. Ranko, poseída por la tremenda ailurofobia (miedo a los gatos) que padecía y que se manifestaba más cuando estaba cerca de Bambú en su forma encantada, sintió un respingo por toda su columna vertebral y que le hizo huir de allí con tan mala suerte que en el proceso dio una patada al colgante, mandándolo muy lejos de allí.

-¡NO!. ¡Ranma, quiero ese colgante, me gusta-se quejó Akane-!.

-¡De eso nada, será para Bambú!.

-¡No, será para mí, así podré comprarme otro puesto de comida-gritó Federica-!.

Mientras las tres chicas se peleaban entre sí Ranko salió a recuperar aquel colgante no sin antes recuperar su forma de Ranma en caso de que tuviera que combatir, y nada más cerca de la realidad, pues en mitad del camino tuvo que esquivar a Cologne y a Chen, a los que vio enzarzados en una pelea, quien sabe porqué propósito. El colgante, según lo pudo ver de lejos, comenzaba a caer a un par de callejones de distancia de donde estaba.

-¡Ya te tengo!.

Dando un par de saltos bien grandes por algunas vallas y cercas para llegar a evitar que el colgante se rompiera con la caída (y es que le había dado con toda la fuerza, producto del miedo), Ranma no llegó a tiempo a evitar la tragedia, que por otra parte tampoco se produjo, pues una mujer que pasaba por allí se había fijado en algo cayendo del cielo y había cogido el colgante. Al pasar la mano por éste y tocar el corazón lo había abierto y girado sin saber lo que hacía.

-¡Noooooooo!...

Sin poder frenar a tiempo su marcha Ranma se estampó de lleno contra aquella mujer que había recogido el colgante, que del golpe quedó dado la vuelta, con el corazón rojo brillante en el centro de la rosa de los vientos.

-Lo siento, señora, ¿podría…?.

Un escalofrío de espanto le recorrió cuando vio quien era: ¡¡era Nodoka, su madre!!.

-¡Ranma-lo reconoció de aquella vez lejana en que él había surgido como un ángel para salvarle la vida cuando una boca de incendios había estallado y quedó atrapada en el chorro de agua vertical-!. ¡Eres tú!.

Ranma se quedó helado, y más helado miró la katana que llevaba entre las manos, con la que su padre Genma, cuando él apenas tenía un año de edad, había hecho prometer a su esposa que convertiría a su hijo en un hombre y que de no conseguirlo debían morir en el intento, promesa que ella decidió cumplir al no volver ellos de Jusenkyo (y aunque los buscó incluso en la casa de los Tendo, solo encontró allí a Ranko y Genma en panda, de modo que salvaron la vida esa vez). Ahora la tenía delante de él, mirándole muy pero que muy fijamente, con la espada en la mano a punto de desenvainarla. Ranma notaba la tensión en el rostro de su madre. Su mano temblaba tironeada por la duda. Finalmente Nodoka tiró la espada al suelo.

-¡No puedo-exclamó, y cayó de rodillas-!...no puedo-lloró-…te quiero demasiado para cumplir la promesa...no puedo…

Entre aliviado y compadecido por la dura decisión de su madre y lo que había hecho él se había agachado para aliviar su dolor con un abrazo y enjuagar sus lágrimas. Nodoka, conmocionada y avergonzada, se sintió contenta y orgullosa de ver a su hijo convertido en todo un hombre. De hecho se sentía tan contenta por poder volver a reunirse con él después de más de 15 años de espera que se sintió llevada por un sentimiento de amor y cariño tan grande que le dio un beso en la boca tan sumamente tierno que a Ranma no le desagradó. Todo lo contrario, le hizo llorar de euforia. Por fin podía abrazar a su madre, por fin podía estar junto a ella.

-Mi hombre-lo observó-, ¡como has crecido!...¡Sí que eres un hombre-lo desnudó, y lo observó más detenidamente-!...¡todo un hombre-expresó divertida-!...

Movida por el cariño y a sabiendas de que donde estaban no eran observados por gente que pudiera pasar por allí (debido al recoveco de la calle en donde estaban), añadiendo el hecho de que ya estaba casi atardeciendo y la gente iba poco a poco siendo menos por la calle, Nodoka exploró el cuerpo de Ranma con curiosidad y una extraña alegría. Al sentir su durez hizo una leve reverencia como si rezara, con las manos cruzadas (-signo japonés para bendiciones y/o agradecimientos-), y luego se agachó del todo para acoger en su boca toda la poronga de su hijo. Le impresionó el calor que sentía, era abrasador. Apostado contra la pared y dejando que Nodoka tomara el control de la situación, ella se deshizo del kimono violeta que siempre llevaba puesto y se mostró tal y como vino al mundo, poniéndose luego en pie para arrodillar a Ranma y que le devolviera el favor.

-¡¡OOOOOOOOOOOOOOHH-gimió cuando notó la lengua de su hijo recorriendo su interior de lado a lado-!!...¡mi amor, mi niño bienamado!, ¡haz gozar a tu madre!, ¡deja que goce, déjame gozar Ranma!, ¡así, empuja un poco más!, ¡sí, eso, asíiiiii!...

-Te amo mamá.

Por la cara de Nodoka corrían lágrimas de felicidad. Las manos de Ranma subieron por su bien torneado vientre y llegaron hasta sus erectos pechos, amasándolos y tocando sus pezones de tacto rugoso y delicado, acariciándolos entre sus dedos corazones e índices de ambas manos. Los jadeos de Nodoka eran apenas callados por ella, que casi se sentía incapaz de contenerse la oleada de placer que la envolvía como una cálida manta.

-Ven aquí mi niño, ven con tu madre-lo puso en pie-…

Abriendo un poco su pierna derecha, Nodoka dio facilidades a Ranma para que entrara en ella, y éste tuvo menos dificultad para hacerlo. Tras tenerla penetrada Nodoka puso sus piernas alrededor de la cintura de Ranma y se abrazó a él, que ya hacía el vaivén de arriba y abajo con las manos puestas por su espalda y sus nalgas, las cuales cogía con la fuerza de que disponía.

-Ranma, ¡Ranmaaaaaaaa!...¡sigue mi niño!...¡por favor sigue!, ¡no te pares-suplicaba su madre casi con desesperación-!...¡aaah sí, si mi amor, no te detengas, no quiero que te pares!, ¡Ranmaaaaaa!...

Cada vez con más ritmo y energía Ranma se dedicaba en cuerpo y alma al momento y acto que estaba realizando con total entrega. Deseoso de verla gozar y eliminar de toda su mente los años sola y triste le dio un prolongado beso de lengua que hizo que ella se metiera por él lo más posible, acurrucando la cabeza en el hueco del hombro para sentir aquella delicia con total intensidad.

-¡Así hijo mío!, ¡bien fuerte!, ¡fuerte!, ¡¡eso es!!...¡¡quiero gozarte contigo!!...¡¡quiero que goces conmigo!!...¡¡goza mi amor!!, ¡quiero que goceeees!!..

-Te quiero mamá te quierooooooo…

Y apretándose entre sí Ranma se derrumbó sobre Nodoka cuando el orgasmo sobrevino a los dos y los dejó varios minutos entrelazados, mirándose y acariciándose. Nodoka, a fin de no querer parar, se dio la vuelta y entregó su culo a su hijo, que lo penetró sin un miramiento. Puesta ella con la espalda arqueada y las manos en la pared, Ranma amasó las colgantes tetas de su madre mientras la sodomizaba, la besaba el cuello, la acariciaba el vientre, sus labios vaginales, su clítoris, y luego volvía a sus adorados pezones, de los que había mamado con gran placer. Tardando más tiempo que antes Ranma y Nodoka tuvieron su segundo y último orgasmo, más intenso que el anterior. Recuperando toda la verticalidad, Nodoka se incorporó y así Ranma pudo estamparla un último beso antes de coger el colgante que había venido a buscar y que ella había tenido en su mano todo el tiempo. Entonces ella se sintió como si saliera de un trance y se quedó impactada al ver que estaba desnuda delante de su hijo, y al recordar lo que había hecho con él.

-¡Ranma, vuelve!.

-¡No puedo, tengo que volver!, ¡ya tengo lo que Akane quería!.

-¿Akane-susurró-?, ¿Akane Tendo?.

Volviendo a casa de los Tendo, se encontró con Cologne y Chen aún enfrentados. Los dos estaban agotados y con la ropa hecha jirones.

-¡EL CORAZÓN DE LOS DESEOS-gritó la anciana-!.

-¡ES MÍO-gritó Chen-!.

-¡DE ESO NADA!.

Y en un afortunado golpe Ranma se deshizo tanto de él como de ella, lanzándoles por los aires. Al saltar la muralla de casa fue a darle el colgante a Akane.

-¡Ya lo tengo Akane!, ¡ya lo tienes!.

-¡NO, DETRÁS DE TI-le avisó ella-!.

Al girarse se vio sorprendido y aterrorizado: Bambú, Federica, Ryoga, Mousse, Kuno, Kodachi y Nodoka estaban corriendo tras él todos con la misma idea en la cabeza: tener el Corazón de los Deseos.

-¡ES MÍO-dijeron todos a la vez-!.

Huyendo de ellos, se produjo una situación delirante de persecución en que el colgante pasó de una mano a otra en un "pasa la bola" en el que Ranma se lo dio a Akane, y ésta a Kasumi, quien por error se lo dio a Bambú, quien se lo dio a Mousse, que a su vez se lo dio por error a Kodachi al confundirla con Bambú, para después ser Kuno quien lo tuviera, quien lo perdió a menos de Federica, a la cual Nabiki se lo quitó.

-¿¿Pero bueno que está pasando-llegaron Soun y Genma, alertados por el jaleo que oían al otro lado de la casa-??.

-¡TOMA PAPÁ!.

Nabiki tiró el colgante a su padre. Genma también lo tocó para ver que era. Quietos los dos sin saber lo que ocurría, todos se abalanzaron en tropel hacia ellos.

-¡¡LO TENGO!!.

Pero en su desesperación por cogerlo, todos (independientemente de sus motivaciones) lo tocaron a la vez. El Corazón de los Deseos comenzó a brillar y alcanzó a todos y cada uno de ellos, y por acción de Soun, que tocó el centro del mismo, ocurrió lo mismo a la inversa con el corazón partido. ¡El desastre!. Alcanzados aleatoriamente por los rayos del colgante, se produjo una orgía de lo más inesperado en la que hubo de todo: Akane violada por su padre y Genma, con los dos probando en ella la doble penetración y una doble penetración vaginal; Ranma y Ryoga envueltos en un duelo para ver quien era el más hombre (sodomizándose el uno al otro); Mousse, cegato perdido, arrinconando a Nodoka contra la pared para forzarla y haciendo que ella lo disfrutara; Bambú poseída por Genma panda y a su vez por Kuno; Kasumi forzada por Nabiki como venganza por lo que le había hecho la otra vez, sumándose Akane en el proceso; ésta cabalgando en el regazo de su padre mientras que Ranma la enculaba; Genma panda penetrando a Kuno y luego a Kodachi; Genma humano con Ranma y luego con Ranko, a la que primero folló y luego sodomizó alternativamente, consumando el hecho ayudada por Nodoka; Ranko poseída por Mousse, Soun y Ryoga, con Kodachi y Bambú lamiéndola de parte a parte; Akane tomando el relevo de Ranko, con Genma debajo de ella, Kuno detrás y Ryoga por la boca, y así en una larga marea de cuerpos y posturas donde era difícil saber quien hacía qué a quién y de qué manera. Al cabo de una hora estaban todos tirados por el suelo desnudos y agotados hasta extremos inimaginables. Fue Bambú la que rompió el silencio al coger el colgante tras quitárselo a Akane, que lo tenía fuertemente cogido.

-Gracias. ¡He recuperado el regalo de Ranma!.

-¿¿Regalo tuyo??, ¿desde cuando-se quejó Akane-?.

-Ranma me lo regaló ayer mismo por mensajería-le sacó la lengua-. ¡Me quiere tanto!.

-Eso es imposible, ¡yo no te he comprado nada-protestó Ranma-!.

-¿¿Cómo que no??, me lo enviaste con esto-y de la ropa que tenía a su lado sacó el sobre en el que había llegado el colgante, que ella había guardado como un tesoro-.

Ranma echó un vistazo al sobre y a lo que ponía en él. Akane estaba a punto de atizarle con un martillo gigante.

-¡¡Esta no es mi letra!!. ¡Akane tu lo sabes, yo no regalaría nada a Bambú!.

-¿Y como puedo yo fiarme de ti- le golpeó igualmente, casi clavándolo al suelo-?.

-Mphf-masculló con la cabeza entre el suelo y el martillo-…lf letr…¡¡lftrffff!!...

-¿Qué dice-preguntó Federica-?.

-¡¡Digo que Akane mire la letraaaaaaa-gritó tras quitarse el martillo-!!.

Akane comprobó la letra del sobre y la miró detenidamente. Perfecta letra china, sin un solo fallo en su trazo.

-¡Es verdad, no es la letra de Ranma, él tiene una letra mucho más horrible!.

Entonces Ranma se fijó en un detalle, un pequeño signo como de una vela en una de las esquinas del sobre, el mismo dibujo que había visto hacía un par de días, en el colegio: ¡el mismo dibujo estaba en la cáscara de plátano en la que había resbalado!.

-Yo conozco esta letra-y los ojos de Akane se encendieron como teas-. Ya sé quien te envió esto, Bambú. ¡No fue Ranma!.

-¿Y quien fue entonces?.

Fuera de sí, Akane contestó iracunda.

-¡¡HIKARUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!...

El vozarrón de Akane sacudió toda la propiedad, incluido el árbol del jardín. Tan fuerte era el grito que el árbol se sacudió y de él cayó un cuerpo enjuto, vestido de negro con un par de velas en la frente, sujetas por una cinta blanca para el pelo: Akane no tardó en reconocerlo: Hikaru Gosunkugi, compañero de instituto de Ranma y Akane, enclenque oficial del mismo y enfermizamente enamorado de Akane a tal punto que solo el mero hecho de que ella le gritara o pegara era suficiente para idolatrarla al hablarle o tocarle.

-¡¡HIKARU-gritó Ranma-!, ¡te voy a mandar a la luna de una patada!.

Corriendo hacia él, se vio sepultado cuando del cielo cayó algo tan fuerte y enorme que casi lo aplastó bajo sus pies. Logrando quitárselo de encima y moviéndose con rapidez logró identificar a quien estaba ante él: cruzado de brazos y con aspecto imponente, el toro con alas y puesto en pie sobre sus dos patas traseras le llenó de pavor.

-¡AAAAAAAAH!, ¡ES TARO!, ¡ES TARO, EL DIABLO NEGRO!.

Hikaru, que llevaba pequeñas bolsas en aquel traje negro, tiró una a Taro y éste cobró forma humana, mirando con desprecio a Chen y luego a todos los demás. Nadie de ellos lo había visto desde que, tiempo atrás, había desaparecido llevándose a Chen con él para que le diera un nuevo nombre y le quitara el antiguo, habiendo raptado antes a Akane a fin de lograr capturar al viejo.

-Ni se te ocurra tocarle. Hikaru está bajo mi protección Ranma-reveló-.

-¿¿Tú hiciste todo esto-se escandalizó Akane-??, ¿pero por qué?, ¿¿por qué??.

-Por él-señaló a Chen-. ¡No solo se libró de mí la otra vez si no que además no me dio un nuevo nombre como deseaba!, ¡quería vengarme por haberme dado este nombre tan horrible; "Taro el Diablo Negro"!. ¿¿A quien se le ocurre semejante monstruosidad??, ¡¡TE ODIOOOOOOO!!. Y dado que no podía castigarle a él pensé que sería bueno castigaros a vosotros en su lugar. A Hikaru lo encontré por casualidad espiando a Akane. Debilucho y enclenque, sí, pero sabe de objetos mágicos y tiene recursos cuando la ocasión lo requiera.

-¡Ah, gracias por tu ayuda Nabiki, sin ti no lo podría lograr!.

La frase de Hikaru hizo que todas las miradas se volvieran hacia Nabiki. Ésta mostró una revista en cuya portada se leía "Objetos mágicos del mundo y su ubicación".

-¡Gracias a ti por los 75.000 yenes, he podido comprarme toda la ropa que quería-dijo ella con total soltura-!.

Si bien Nabiki enfocó las miradas de odio de todos por su actitud, más aún ocurrió con Chen, quien cuando Taro era bebé, le había llamado "Taro el Diablo Negro" tras caer él en una laguna de Jusenkyo en la que había muerto un yeti que tenía sujetas a una grulla y una anguila mientras estaba a lomos de un toro (de ahí su anómala transformación en toro alzado y con alas).

-¡VIEJO CHIFLADO!, ¡TODO ES POR TU CULPA-castañeó Ranma-!...

Antes de que Chen usara una de sus bombas gigantes todos, sin importar que estuvieran vestidos o desnudos, se abalanzaron sobre él para golpearle generando una enorme nube de humo en la que se veían confusos cuerpos sacudiéndose de lo lindo. Taro e Hikaru se reían a mandíbula batiente viendo el espectáculo.

-Oye Hikaru, ¿por qué mandaste el Corazón a Bambú-le preguntó Taro-?. Tenías donde elegir, si no me equivoco.

-Porqué es la que está más chiflada por Ranma. Si lograba juntarlos me desharía de él y Akane sería para mí. Akane-susurró con tono enamoradizo-…y como la cáscara que le tiré para que se desnucara con funcionó tenía que usar algo mejor, ya no sabía que más podía hacer para librarme de él. Mis hechizos y conjuros nunca funcionan…Ah, gracias por volar hasta las montañas para dar con él.

-Ha sido un placer. Siempre he querido darles una buena lección a todos estos-se cruzó de brazos con orgullo-.

-Sí, hice una buena elección con Bambú, ¿verdad?. Con lo loca que está-se rió-…

-¿¿Loca-escuchó Bambú-??, ¡¡ven aquí, escuálido renacuajo!!.

Usando una de las muchas armas que Mousse era capaz de esconder bajo su traje (una cuerda en este caso) Bambú atrajo a Hikaru hacia ella para darle su merecido.

-¡He dicho que no le toques!.

-¡Tú ven acá, no he acabado contigo!.

Ranma cogió a Taro de la chaqueta y lo unió al grupo de combate, siendo una melé más grande y confusa aún y en la que todos y cada uno se repartieron golpes indiscriminada y salvajemente. Chen fue quien puso fin a aquella contienda al usar su técnica especial y sacar la bomba más grande que todos habían visto jamás.

-¡SE ACABÓ!. ¡YA HE AGUANTADO BASTANTE!, ¡FUERA TODOS!

Cuando la bomba estalló todos salieron en varias direcciones: Bambú, Federica, Kuno, Kodachi, Hikaru y Taro junto a Cologne salieron despedidos por el cielo en distintos puntos del mismo, convirtiéndose en fugaces puntos en el cielo nocturno. Por su parte Genma, Soun, Akane, Nabiki, Kasumi y Ranma fueron lanzados contra las paredes de la casa, estampándose contra ellas. El colgante, en posesión de Hikaru, se hizo pedazos en la mano de éste, y quedó reducido a polvo. Libre de ataduras Chen se fue dando saltos, de nuevo a la búsqueda de más ropa interior femenina que robar.

 

Apenas un par de horas después, aún resentidos de las heridas, Ranma y Akane se iban a la cama tras haber estado en reposo un buen rato asegurándose de que habían evitado la parte más fuerte de la onda expansiva de la bomba. Kasumi, Nabiki, Genma y Soun ya estaban en sus respectivas habitaciones.

-Por lo menos el Corazón de los Deseos está destruido-sonrió-. Ya no tendremos que volver a pasar por esto ni que preocuparnos por que vuelva a aparecer.

-Eso es verdad-confirmó él aliviado-. Que aparato más problemático.

-Buenas noches Ranma.

-Buenas noches.

Y en el momento en que se iban a dar el beso de buenas noches, el recuerdo de la otra vez pasó por sus cabezas. Interrumpidos por Kasumi, no habían podido consumar lo que habían empezado, y aún sabiendo que seguramente aquel colgante lo había provocado y no fuera real, en ambos el corazón se les disparó. Ranma giró la cabeza y en vez de dar el beso en la mejilla de Akane se lo dio en la boca. Ella no supo como reaccionar, pero sin duda el beso era embriagador. Sabía a deseo, a cariño. Si no lo conociera bien, diría que sabía a amor. Las manos de él se posaron en los hombros de ella y la llevó hasta su cuarto en volandas como si fuera una novia en su primera noche de luna de miel. Akane se sintió transportada y se dejó desnudar una vez ambos estuvieron echados en la cama.

-Ranma-susurró ella con los ojos centelleantes y vidriosos-…

-Akane…

Abrazándose a ella la volvió a besar pero esta con lengua. Aunque ninguno de los dos fue capaz de decirlo abiertamente, en ambos latían dos sentimientos encontrados: querer olvidar la amarga experiencia del Corazón de los Deseos y el deseo de dar salida a todo lo que sentían el uno por el otro, pese a las riñas y los enfrentamientos que tenían todos los días de manera continua.

-¡Ranma-volvió a decir al deslizar las manos y notar su hombría ya erecta-!.

Girándose sobre ella, le dio a probar su tranca mientras él hizo lo propio con su húmeda y palpitante cuca que la derritió al primer contacto de su boca con su sonrisa vertical. El esfuerzo de él se veía recompensado por la manera en que Akane, hambrienta del amor que necesitaba para volver a sentirse bien, se humedecía con cada lametada mientras se hacía dueña de la poronga del joven Saotome y la agitaba entre sus dedos juguetona, sin perderla del tacto de sus manos ni un solo segundo.

-¿Akane-dijo en un tono tan suave que casi era impropio en él-?.

Ésta no lo hizo con palabras, si no con un gesto rodeándole con los brazos y echándose a la larga dispuesta a que él lo hiciera encima. Éste empujó un poco y Akane estuvo con el alma en vilo al notar que se había unido a él, quien pese a las riñas mantenidas en el fondo lo quería.

-Ranma, mi amor…

-Akane…eres bellísima…

Besándola mientras le hacía el amor con ganas y casi con desesperación Ranma atraía a Akane hacía él para rodearla con sus brazos y sus piernas, entrelazándose con ella todo lo que pudiera. Los pezones de Akane, antaño maltratados por Bambú y mucha gente más, ahora eran tratados con exquisito cuidado y mimo. La boca de Ranma se posaba en ellos con lenta parsimonia, tomándose su tiempo para degustarlos y probar su tacto y su sabor. Sus penetraciones, rítmicas y lentas, anunciaban el deseo de alargar el momento de unión entre ambos, algo que ella agradecía. Besándolo, entrecruzó las piernas por su cintura para que él tuviera una penetración mucho más profunda y llegara más adentro. En efecto así fue, y Akane se metió por Ranma cuanto podía de la misma manera que Ranma hacía lo propio con ella. Pasando un brazo por la espalda de ella, Ranma pudo asirla con más facilidad.

-¡Ven conmigo Akane!, ¡por favor ven conmigo!...

-Ranma sigue, quiero que me hagas feliz…¡¡hazme feliz Ranma!!, ¡disfrútrame!...

-¡Claro que sí Akane!, ¡quiero hacerte feliz!, ¡ya estoy a punto!, ¡voy a correrme!...

-¡Pues hazlo!, ¡córrete Ranma!, ¡quiero que te corras!, ¡hazloooo!...

Empujando unas últimas veces para llegar al clímax Ranma obedeció todas las órdenes de Akane y enzarzados en un fuerte beso para contener todos los gritos los dos llegaron al cénit de placer que tanto buscaban. Akane notó como el fuego líquido de Ranma se descargaba en ella, recibiéndolo con exultante alegría. Por fin estaban satisfechos de su amor, o por lo menos eso creía, pues Akane mojó un poco a Ranma para convertirla en Ranko, dejándola de un palmo de narices.

-¡Te quiero como chica-le dijo-!, ¡quiero a Ranko, la necesito!, ¡me gustas tanto que no puedo esperar a tenerte!, ¡te deseo!...

Sorprendida, Ranko pasó a tener papel pasivo y Akane el de activo, acariciando aquel par de montañas bien puestas de Ranko y bajando hasta su monte de Venus para posar en él su boca, tomándolo como le vino en gana. Ranko ignoraba que en su forma de mujer despertase en Akane aquellos deseos lésbicos pero al parecer eran muchísimo, ya que Akane estaba totalmente fuera de sí, y no hacía otra cosa que devorar su cuca amén de poner la suya a tiro de Ranko para que le devolviera el favor. El 69 lésbico tuvo un efecto potenciador en las dos, haciendo que la excitación de una y otra subiera como la espuma a cada instante. Manos y bocas recorrieron centímetros y centímetros de piel sin control alguno. Todo era placer, todo era disfrutar, todo era fantástico.

-¡Tócame así, más fuerte!...¡¡mmmmmm que delicia, así Ranko!, ¡no te pares, menea la mano, méteme los dedos!, ¡mételos más, más! ¡más dedossssssss!...

Hasta cuatro metió, en que ella quedó satisfecha y se contorsionaba con aquella íntima caricia que la masturbaba y volvía a llevar al cielo. Y si Akane tuvo cuatro dedos en su pucha anegada en jugos Ranko sufrió otro tanto de lo mismo. Nunca había imaginado el placer que podría sentir en su forma de chico, tanto que hasta se planteaba la idea de que al hacer el amor fuera mujer y no hombre (con aquella cualidad las posibilidades a él se le disparaban hasta el infinito). Con ambas manos trabajándose la intimidad de la otra persona ambas procuraron darse placer hasta que persa de un orgasmo tremendo ya sin fuerzas para más cayeron rendidas en brazos de Morfeo abrazadas tras darse un último beso de tornillo. Aquello sí que era la culminación genial de un día horrible.

 

A la mañana siguiente despertó con Akane a su lado. Echando la vista atrás, le dio la impresión de que todo había sido un mal sueño, una pesadilla o algo parecido. La única cosa de que la se alegraba era de ver la cara de Akane mientras dormía. Si antes ya era bella, ahora parecía un ángel.

-Buenos días-sonrió al despertar-. ¿Qué tal has dormido?.

-Como un lirón y de un tirón-rimó adrede con una sonrisa-. ¿Y tú?.

-Muy bien. ¿Vamos a desayunar?.

-Vale.

Bajando las dos charlando amigablemente como si fueran íntimas amigas de toda la vida, en ambas se cruzó una mueca de terror cuando al pasar por el pasillo en dirección a la cocina vieron sobre una de las repisas un colgante: el Corazón de los Deseos. Akane y Ranma se miraron estupefactas.

-¡Se hizo añicos!, ¿cómo es posible?.

Entonces un ruido les hizo salir fuera de casa. Al hacerlo se tropezaron con un pequeño tenderete en donde Nabiki estaba agitando más Corazones de los Deseos. Al lado de ella puesta en la mesa había un pequeño libro titulado "Cómo replicar un objeto mágico".

-¡Adelante, compren un Corazón de los Deseos, sólo son 5000 yenes la copia-gritaba Nabiki con Hikaru y Taro a su lado haciendo las veces de vendedores-!, ¡el amuleto del amor definitivo!, ¡solo 5000 yenes!.

La gente, agolpada en masa para querer comprar el suyo, hizo saber a Ranko que las desdichas no habían hecho más que empezar al ver que Bambú, Federica y más gente conocida pugnaba por comprar uno para ellas. Akane y Ranko se enfurecieron al ver que todo volvería a pasar y se enfurecieron viendo a Nabiki recoger grandes cantidades de dinero con gran felicidad en su rostro.

-¡¡NABIKIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII-gritaron presa de la rabia-!!...

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