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Sonia, la gogo brasileña

en Sexo Anal

SONIA, EL CULO BRASILEÑO

Una vez al mes, entre los amigos y amigas de la pandilla, hacíamos un fin de semana de "puertas abiertas"(siempre el primero de cada mes). Así lo llamábamos. Básicamente consistía en "las chicas por un lado y chicos por otro", y todo estaba permitido, incluso la infidelidad, siempre y cuando no se dijera a la otra persona(en la pandilla éramos como 15 personas entre nosotros y ellas, donde había algún que otro noviazgo). Eso nos liberaba un poco de todas las tensiones y ataduras que teníamos a lo largo del día a día, y también nos daba la ocasión de evaluar lo que teníamos. En mi caso, tenía una pasión que llevaba meses y meses queriendo satisfacer, pero a la que mi novia no me dejaba: penetrarla por el culo. Ansiaba perforarla, destrozarla, dejárselo insensible a base de mandoblazos de verga, meterla en aquella parte tan secreta de la mujer, pero ella no me dejaba. Lo más gracioso es que se excusaba diciendo "es que me dolería mucho", y lo decía ella, ¡ella!, que se había quitado dos costillas, hecho cuatro piercings, seis tatuajes permanentes, dos liposucciones, una reducción de glúteos y una operación de bótox. Viendo que no habría manera de poder hincársela por aquellas preciosas nalgas operadas, decidí que al siguiente sábado de Puertas Abiertas buscaría una chica con quien satisfacer mi necesidad.

En cuanto los amigos nos juntamos, cogimos el coche de uno y nos fuimos a la ciudad vecina para irnos de copas, con la ventaja de que no nos conocían y así tendríamos un terreno virgen por explorar. Nuestra primera parada fue un local llamado "Eclipse", del que nos habían dado muy buenas referencias, y que además estaba en pleno centro de la zona de marcha. El local estaba lleno hasta la bandera y había unas jovencitas preciosas, de entre 15 y 20 años, que solo de verlas y ver sus culos prietos se me hacía la boca agua. Intenté acercarme a algunas, pero mis intentos fueron más bien torpes, y los de mis amigos también.

-Oye Iván, ¿y si nos marchamos?.

-Quedémonos un poco Jorge-respondí-, a ver si hay más suerte…

-Este sitio no me da buena pinta.

-Tranquilo Toni-le dije-, esperemos un poco, y si no nos vamos…

No negaré que todos íbamos cachondos por cogernos a una niñita de las que merodeaban por allí y saborear sus carnes hasta la saciedad: sus culos firmes y apretados, sus pantalones ceñidos marcando perfectamente sus labios vaginales, sus tops que casi enseñaban aquellas empitonadas tetas y sus caritas de ángeles viciosos me tenían como el lobo observando el rebaño de ovejas, y según vi, mis amigos estaban igual. Sumidos en nuestras fantasías, las luces de la disco y la música cesaron de golpe.

-Es el momento chicos y chicas, el gran momento, ¿la queréis verdad?, ¿la queréis con nosotros una noche más?.

Un gran "síiiiiiiiiii" gritado a coro nos pitó en los oídos.

-No os oigo-repitió el DJ-. ¿La queréis con nosotros?.

"Síiiiiiiiii" gritaron más fuerte aún. ¿A quien estaban esperando?.

-Muy bien chicos y chicas. Por qué lo habéis pedido, por qué lo habéis gritado, aquí la tenéis: el ardor del caribe, el cuerpo del sol tropical, la diosa latina de la pista de baile, el sueño húmedo del "Eclipse": SOOOOOOOOO-NIAAAAAAAAAAAAA…

Los focos enfocaron una gogotera, en la cual, de espaldas había una chica. Si bien al principio no di importancia, cuando se giró y la vi, perdí la cabeza: larga melena cobriza, cuerpo bronceado, ojos pardos, rostro aniñado, sonrisa dulce. No más de 20 años calculé. Era una Lolita, una yogurina, y además preciosa, sublime. Iba enfundada en un par de botas por la rodilla, un top y un minipantalón, todo en un reluciente blanco plateado estilo "Space Man" de Babylon Zoo. En cuanto comenzó a bailar, aluciné con aquel apretadísimo y súper respingón culo. ¡¡Que manera de bailar tenía la niña!!. Sus meneos me tenían loco, ¡¡y que culo!!. Ya había oído hablar del famoso "culo brasileño", pero verlo en persona fue demasiado para mí. Mientras la veía bailar sobre la gogotera lo vi claro: ese sería el culo que yo me iba a degustar. Presa del deseo hice lo que nunca me atreví: me fui hacia ella y me subí a la gogotera para bailar. Mis amigos alucinaban.

-Atención chicos, tenemos un espontáneo en la gogotera con nuestra Sonia-anunció el DJ-. Vamos Sonia, dale un buen repaso: enséñale quien manda.

La gogotera tenía el tamaño justo para que entraran dos personas. Puse mis manos en su cintura y empecé a bailar con ella, a menear el esqueleto. Sonia bailaba alrededor mío, me hacía juegos, se frotaba contra mí, se insinuaba e hizo el famoso rápido movimiento de culo que tan bien le salen a las brasileñas. Sus nalgas temblaban como flanes de gelatina. Soberbio. Me estaba poniendo muy duro dentro de mis pantalones. Su cuerpo caliente, sus carnes jugosas y frescas desataban mis pasiones más salvajes y viscerales. Bailábamos al ritmo de la famosa banda sonora de la película de Wesley Snipes Blade, muy pegados el uno al otro. Cuando me acerqué más ella me negó con el dedo con gesto pícaro y me hizo bajar.

-Un aplauso para nuestro espontáneo-gritó el DJ-.

Saludé mientras bajaba de allí y volvía con mis amigos, los cuales me recibieron entre vítores. El resto de la canción lo bailó sola, libre de obstáculos, con unas ganas y unos meneos que me estaban poniendo taquicárdico.

-¿Te ha dado fuerte esa tal Sonia eh?.

-Ferchu, yo de aquí no me marcho sin darle por el culo.

-¿Y Consuelo?.

-¿Mi novia?. A la mierda, ella no se deja que la enculen.

Los demás se partieron de risa oyéndome hablar. Mis ojos no podían apartarse del cuerpo de aquella brasileña de prominente culo y tropical cuerpo que me estaba pidiendo "cómeme". En cuanto acabo su número bajó de la gogotera y la vi irse al baño, momento en que me dirigí raudo hacia allí. Entró en el lavabo de chicas, y yo detrás de ella, cerrando la puerta después para no ser interrumpidos. Ella quedó sorprendida de verme allí.

-¿Qué haces?, esto no es para machos, es para chicas. Venga, váyase…

Su acento brasileño, dulce y aniñado, fue música para mis oídos. La abracé por detrás sobándole todo su cuerpo de yogurina. Sus esfuerzos por quitarme de encima suyo solo avivaban mis ganas de poseerla. Necesitaba hacerla mía. Probé sus labios y la dulzura y ardor de su lengua con la mía fue un soplo de aire nuevo. Ya no recordaba tal pasión. Minutos después ya la tenía derretida entre mis manos.

-Aaaayy no…ahora no puedo…tengo que bailar más…que vaina…

-Te necesito Sonia…quiero hacerlo contigo, ahora…quiero hacerlo…

-Aaayy no espera…aún debo hacer un par de números más y luego habré acabado, ¿podrás esperarme?.

-Eso ni lo dudes-contesté con mis dedos dentro de su minipantalón, sintiendo una débil humedad que anhelaba probar como agua de mayo-…

Salí del baño y al hacerlo, casi me di de morros con una chica, la cual me dijo enfadada que no entrara allí. Yo solo sonreí y le dije "¿Qué tiene de especial?, si ves una las has visto todas", con gesto airado. La chica se sonrojó avergonzada y se metió dentro. Volví con mis amigos, los cuales me estaban esperando en la barra.

-¿Ya?, joder que rápido.

-No te burles Toni, a esa me la paso por la piedra, te lo digo yo.

-Mmmmmmmm-se relamió Ferchu-, disculpadme, pero yo acabo de encontrar a la chica que se va a tragar mi polla hasta la campanilla.

Se levantó y se fue a la pista de baile con una mulata que estaba bailando con un ritmo tan sensual como diabólico. Al poco ya estaban bailando juntos con él rozando su paquete contra el culo de ella. ¿Dónde estaba Sonia?, ¿me habría dejado en la estacada?. Inmerso en mis pensamientos, mi anhelada brasileña volvió a salir a la pista de baile y lo hizo largo tiempo. Luego, tal y como dijo, volvió a salir, con lo que tenía terminada su actuación. Estaba bailando "My Heart Goes Bum", de French Affair, haciendo unos golpes de caderas matadores. De repente bajo un poco su minipantalón y asomaron los hilillos de su tanga.

-Wow wow woooooooooooooooow…¡¡atención chicos-gritó el DJ-!!, ¡¡SONIA SE QUITA EL TANGA!!, ¡¡POR PRIMERA VEZ SONIA SE QUITA EL TANGA!!. ¿¿QUIEN SERÁ EL AFORTUNADO QUE SE LO LLEVE??.

Mientras bailaba desató los nudos de su tanga y empezó a menearse de un lado de otro, haciendo giros, piruetas, sonriendo y meneándose provocando, seguramente, que todas las pollas del local estuvieran a punto de romper sus pantalones en que estaban enfundadas, y por supuesto que la mía no era una excepción. Finalmente se lo sacó y lo agitó por encima de su cabeza, provocando una oleada de gritos. Me salí de la barra para acercarme lo máximo posible a la gogotera y poder hacerme con él. Me batí a empujones con un montón de tíos hasta quedar más ó menos cerca. Los amigos me observaban desde la barra del bar haciendo coro con mi nombre para que lo consiguiera. Sonia siguió provocando, agitando el tanga, sonriendo, acariciándose con la otra mano, recorriéndose el cuerpo y haciendo ver que estaba excitando. Súbitamente, el tanga salió volando cuando ella lo soltó. Y de repente todo fue a cámara lenta: me fui como un poseso hacia el tanga, empujaba a los que tenía a mi lado. Casi me sentía como un jugador de fútbol americano que persiguiera el balón para marcar un touchdown. A mi lado tenía a otro con mis mismas intenciones y al verlo me di prisa. El tanga seguía volando, empezando a descender, directo hacia la gente. Salté con todas mis fuerzas, alargué la mano, me fui hacia delante haciendo caer a uno o dos, ¡¡y lo cacé!!. Cuando toqué suelo me pareció que todo volvía a la normalidad. Aquellos segundos me habían pasado como años. Al ver su tanga en mi mano grité a pleno pulmón.

-El afortunado ha sido nuestro espontáneo que bailó con Sonia-dijo el DJ-. Amigo, ya puedes decir que ha sido una noche con suerte.¡¡Enhorabuena!!. Te llevas una joya.¡¡UN APLAUSO PARA ESE CHICO!!.

Me aplaudieron algunos de mala gana y otros de buena. Saludé y me fui con los amigos. ¡Había conseguido su tanga!. Me lo llevé a la nariz y pude oler su fragancia. Olía a Sonia. Me lo guardé como oro en paño y esperé pacientemente. Los demás no perdieron el tiempo y pudieron encontrar una chica con la que disfrutar. Estando solo me fui cerca de los baños, esperando que Sonia pasara. Al verme me guiñó un ojo y se metió en el baño, conmigo detrás. Libres, dejamos salir la pasión reprimida, y nos devoramos el uno al otro. Sus besos eran fuego, su lengua ardía de lujuria. Llevé mis manos a su culo y se lo apreté con fuerza. ¡Que carnes más calientes, que perfección de nalgas!. Sonia palmeó mi paquete y se rió al notar lo duro que estaba.

-Ay que loco de hombre-bromeó-…señor guardia sálveme que hay un depravado que intenta violarme…

-Ya verás lo que te voy a dar…voy a ponerme las botas contigo…

Me rocé contra ella cuando quise. Le saqué su top y contemplé sus tetas. Eran más pequeñas de lo esperado, de oscuros pezones, firmes, duros, que no quedaron sin probar en mi boca. Bajé su minipantalón y contemplé su culo en pompa, esperándome. Me sentía en el cielo. Con mi dedo recorrí la línea de su columna de arriba abajo, llegando a sus nalgas y sobándolas. Le besé aquellos glúteos de perfección, los acaricié y amasé, e incluso pude hacerle un Beso Negro que la dejó en trance. Sin darle tiempo a que me hiciera una mamada previa me dispuse a encularla.

-Mmmmmmmm ooooooooooooohh…que apretada estás Sonia…uuuuuuff como me cuesta meterla…te voy a destrozar este culito tuyo…

-Aaaaaaaaaaayyyyyyy…no Papito no…se siente feo…se siente muy feooo…

-Aaaaaagggghh aaaaaaargghh aaaargghh…tanquila, ya casi está…aaaahh aaah ahora…uuumm ahoraaaaaaa…

-AAAAAAAAAAAYYYY DUELEEEEEEEEEEEEEEE…SÁCALO POR FAVOR…ME DUELE, ME HAS PARTIDO EN DOS…

Le enterré todo mi ariete vikingo entre sus nalgas, sin dejar nada fuera. El calor de su cuerpo me atravesó de lado a lado como una corriente eléctrica. Viendo que le dolía tanto me quedé inmóvil unos momentos para que ella se adaptara. En ese momento llamaron a la puerta del baño. Sonia fue presa del pánico, pero la tranquilicé. La hice decir "un momento", y con mi verga dentro de ella, la hice dar dos pasos a la puerta, quitar el pestillo y meternos en unos de los lavabos antes de que nadie nos viera. Por la cara de Sonia resbalaban lágrimas de dolor.

-Ssssssssshhh-susurré, dándole pequeños besos en el cuello-…tranquila Sonia…pronto ya no te dolerá…

-Sácalo por favor…me dueleeeeeee…me duele mucho…

-No…pronto gozarás, te lo aseguro…ya verás como gozas…

Lentamente y cuidadosamente el bombeo dio comienzo. Lo hacía sin prisas, disfrutando el más mínimo movimiento dentro de ella. ¡¡Su culo era incomparable, magistral!!. Se amoldaba a mi verga, la aceptada de buena manera y por los gemidos que Sonia emitía se notaba que aquello lo estaba disfrutando, tal y como le dije. Apreté con fuerzas sus tetas, metí mano en su vulva, la acercaba desesperadamente contra mi cuerpo, la atraía para darle un buen chupetón en el cuello mientras la enculaba.

-Aaaaaahh aaaaaaaahhh aaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaahh aaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahhh…ooooohh que culo tienes aquí Sonia…esto de placer de dioses…es el cénit del goce…tus nalgas me la están estrujandooooo aaaahh aaaahh aaaaaahh…

-Aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaahh dale papi dale…aaaaay papito lindo dale…que rica cosita…que rico se siente…dame más rico…aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaahh métela más adentro…más adentroooooooooo oooooooohh ooooooohh ooooooohh…

Con mis manos en sus caderas la aferré bien para iniciar el avance final. Acometía con mucha más fuerza, haciendo golpes secos, potentes. Su cuerpo temblaba con mis empujones, su cara se contraía de dolor, su boca gemía sin control alguno y sus manos iban locas por todas partes. Nunca había conocido una chica con tanta fogosidad en su cuerpo. Sentía deseos de pasarme la vida penetrándola.

-Aaaaaaah aaaaaaaaahh aaaaaahh aaaaaahh…ay mi cola…mi colita rica…la tengo toda llena de polla…¿te gusta mi cola, te gusta, papi chulo?.

-Tienes el mejor culo que yo haya probado en toda mi vida.

Sonia rió con un fuerte arrebato de orgullo latino, lo que también me hizo reír.

-Aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaahh te voy a llenar el culito de semen…voy a correrme….uuuuuumm uuuuuuuum uuuuuuummmmm uummmm…aaaaaaahh aaaaaaaah aaaaaahh…AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH…

-Ay papi papi papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii…AAAAAAAAAAAAAAAHH…

Me sentí explotar en un millón de pedazos al conseguir tan ansiado deseo: darle por el culo a una tía buena. Gocé, gemí y me retorcí como un loco mientras la embarraba de lefa. ¡¡Que gozada de mujer!!. Había probado el placer de las brasileñas y había sido algo increíble. Y para colmo llevaba su tanga en el bolsillo. Me salí de ella y me senté en la taza con ella en mi regazo, abrazándome. Su calidez me tenía absorto.

-Tú deberías ser chica Playboy.

-¿En serio-preguntó sorprendida-?.

-En serio. Tienes un cuerpo perfecto, un culo prominente, unos labios deliciosos, una cintura de avispa…lo tienes todo para ser chica de portada Playboy…

-Uuuuummm…dale duro papito…quiero probarlo otra vez…

-¿Eres toda una viciosa, lo sabías?.

-Eres tú quien me ha enviciado.

-Y orgulloso que estoy de haberlo-sonreí-.

Me levanté de nuevo, ella se puso posición apoyando las manos en la pared, para afianzarse, yo me coloqué detrás de ella con mi tranca bien preparada, y la volví a encular. Sonia lanzó un largo suspiro de placer al sentirse culeada de nuevo. Reí con mucha picardía viendo lo mucho que aquello le gustaba. Sus carnes prietas y cálidas envolvieron mi polla y con mis manos en sus tetas, acometí con ritmo de herrero loco. ¡Una vez, y otra, y otra, y otra vez!. Se la endiñaba dentro tal y como me apetecía. Sonia me dejaba cumplir todos mis caprichos que tanto llevaba queriendo realizar. Sus piernas temblaban a fuerza de mis enculadas. Por varios minutos bajé el ritmo para degustar unas lentas acometidas dentro de su ya dilatado ano. Sonia estaba fuera de sí, mis juegos la tenían chiflada perdida.

-Aaaaay aaaaaaaayy no esperes mas que lo gozo…quiero gozarlo papi…hazme gozar…quiero gozar yaaaaaaaaaaa aaaaaaaaaahh aaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaahh…

-Muy bien…vamos allá Sonia, hasta el final…¡¡así, así, asíiiiiiii!!...¡¡con fuerza, más, máaaass!!, ¿¡te gusta verdad!?, ¿¡te gustaaaaaaaaa!?...oooooooooh dios que pedazo de pandero tienes…es todo un tam-tam…mira como suena contra mis caderas…aaaaahh aaaaaahh aaaaaahh…

-Síiiiiiii me gusta…..me corro mi macho…me voy a correr…

-Dilo de nuevo…di lo que soy…

-Aaaaaaah aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh eres un macho…eres mi macho…vamos mi macho…gózate de esta perra…

-Allá vamos…vamoooooooos…me correré en tu culo…en tu culooooooooooo ooooooooooooooohh oooooooh OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHHH…

-Aaayy aaaay ay ay ay AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH…

Nuevamente le di un buen manguerazo de semen en su ano. Sonia estaba tan dolorida que le costaba moverse. La tuve un buen rato en mi regazo hasta que el dolor le acabó pasando. Se quedó abrazada a mí, cansada y extrañada por la amplia sonrisa y el brillo de mi cara.

-¿Tu chica no se dejaba verdad?.

-Eres una chica muy lista. No, no se dejaba…

-¿Te ha gustado?.

-No, me ha fascinado y sobrecogido hasta la última fibra de mi ser.

-Ha sido maravilloso Sonia. Eres la chica más excitante que he conocido nunca.

-Ay que cositas más lindas-respondió sonrojándose-…

Nos besamos largamente y como recompensa final me dejó follármela, con ella sentada sobre mi regazo. Ya no podíamos aguantar más de pie. Nuestros cuerpos gozaron la última vez, con un último(y muy débil) intercambio de fluidos que selló una noche de lujuria. Antes de irse Sonia me chupó la polla hasta dejármela impecable, y salimos juntos con una amplia sonrisa.

-¿Cómo te llamas?.

-Iván. Me llamo Iván.

Sonia me sonrió y se marchó. El "Eclipse" aún seguía a tope de gente. Los amigos habían triunfado cada uno por separado, consiguiendo buenas piezas: la noche había sido perfecta. Al reunirme con ellos, mi amplia sonrisa de victoria los dejó con la duda.

-No puede ser. ¿De verdad has conseguido tirarte a la gogo?.

Me limité a sonreír a Ferchu guiñando un ojo. Marcos, Toni, Benjamín y los demás alucinaban.

-Que puta suerte tuviste cabrón-me dijo Benjamín-. Pero que suerte…

Nos dimos unos cuantos vítores, saltos de alegría y apretones de manos mientras contábamos nuestras conquistas. El resto de la noche la pasamos de bares, tomando unas copas para descanses un poco entre baile y baile, y finalmente volvimos a nuestra ciudad, encontrándonos con las chicas a la hora de volver a casa.

-¿Todo bien Consuelo?.

-Sí, fantástico. Lo he pasado genial, ¿y tú?.

-Bien también. Las chicas y yo nos hemos divertido de lo lindo.

-Me alegro.

Nos dimos un largo beso y noté algo nuevo en ella. Aquel beso me decía que algo la había pasado, pero no pregunté. Los dos nos separamos del grupo, y volvimos a casa. La noche había sido agotadora.

Al cabo de un mes volvimos a la ciudad vecina y al Eclipse, pero para nuestra desgracia Sonia ya no estaba. Al parecer se había despedido drásticamente y se había largado de la ciudad. Aquello fue un bajón para mis ilusiones, aunque por lo menos me quedó aquella noche en que pude tenerla, y se quedó como un recuerdo bonito. Curiosamente, dos días después de mi escarceo con Sonia, Consuelo me dejó encularla por fin. No sé que le pasaría, ya que jamás pregunté, pero fuera lo fuera me permitió gozarme a mi novia por el culo. La experiencia fue sensacional y desde luego aquello nos unió más como pareja que éramos. Nos casamos dos meses después.

Al cabo de cumplirse los ocho meses de mi encuentro con Sonia, me encontraba en plenas compras navideñas con Consuelo, cuando, caminando juntos, me detuve al mirar el escaparte de un kiosco.

-¿Ocurre algo-me preguntó-?.

-¿Eh?. No, no pasa nada. Permíteme un momento por favor…

Me acerqué al escaparate, con un sentimiento de incredulidad: ¡Sonia estaba en la portada de Playboy!. Resultó que ni siquiera se llamaba así, con lo que supuse que Sonia sería su nombre artístico en el Eclipse. No podía creerlo, pero allí estaba, posando en la portada de Playboy. Entré en el kiosco y me compré la revista sin pensarlo dos veces, con Sonia con cara de estuco.

-¿Tanto te gusta esa chica?.

-Sí, es preciosa. ¿No te importara, verdad?.

-No, no demasiado…

Nos fuimos a casa sin hablar demasiado, ya que Consuelo miraba con gesto interrogante qué tendría esa chica para que me obsesionara tanto. Aquella noche ella y yo la pasamos follando como locos, y a la mañana siguiente guardé la revista como mi mayor tesoro en un forro de plástico, algo que a Consuelo siempre le ha parecido algo extraño. De cuando en cuando la ojeo, y cada vez que lo hago, me empalmo al recordarla apretada contra mí, suspirando de placer, mientras le daba por el culo…

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