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Intercambio de venganzas (capítulos 5 y 6)

en No Consentido

INTERCAMBIO DE VENGANZAS 

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            5. La Venganza Final:

             Ésta última intentaba estar lo más cómoda posible en la fiesta de su ex marido, pero la presencia de Antonia y de su hijo se lo dificultaba. Era la destructora, la mujer que le había quitado a su marido, le que le había arrebatado su dignidad y su familia. A pesar de saber de los gustos de él, de la imposibilidad de que sentase cabeza y de que se comportase como un hombre adulto y responsable, para ella Antonia era el enemigo y siempre lo sería. Intentó complacer a su ex lo más que pudo, pero procuró mantener las apariencias en todo momento, y sobretodo las distancias, evitando acercarse a Antonia siempre que le fuera posible. La fiesta de cumpleaños tenía mucha gente, de manera que no era difícil irse con cualquiera de los otros invitados. Intentó distraerse hablando con su ex suegro, el cual se había caído en su casa y eso le había dañado un poco la salud. Ana nunca pudo entender como de su ex suegro, un hombre hecho y derecho de pies a cabeza, había podido salir un hijo tan descarriado.

            -Es lo que pasa con las nuevas generaciones-se encogió de hombros-. A mi hijo siempre le gustó la vida alegre-y le dio una palmada en el culo a su ex nuera-.

            -¡POR FAVOR!-se escandalizó ésta-. Que van a pensar si nos ven.

            -Oye, que esté en esta silla de ruedas no quiere decir que esté insensible como si fuese un parapléjico-bromeó-. Aún siento, y a mi edad ya no tengo que preocuparme por lo que piensen los demás. Me gusta coquetear con chicas jóvenes y guapas-guiñó un ojo con malicia-. Me hace sentirme joven de nuevo.

            Ella le dio un beso en la mejilla con cierta condescendencia. Un hombre hecho y derecho, sí, pero con una vena gamberra que su hijo no solo la había heredado, si no que lo había dominado por completo. Aunque los demás habían reído la gracia al padre del cumpleañero, Ana se sintió algo cortada: no sabía sido tratada así desde lo de la playa, meses atrás...y aquella vez no había sido en broma. Para disimular se hizo la inocente con él y se ruborizó un poco, aunque por dentro su cuerpo rugía en una batalla de muy intensas emociones al recordar lo ocurrido en vacaciones: el chico de la playa, la orgía con sus amigos...y el horror del perro al que aquellos chicos le habían dado carta blanca a costa suya, cosa que seguía provocándole pesadillas por las noches. Lo peor no eran las pesadillas, si no las sensaciones que le recorrían el cuerpo, debatiéndose entre placer y terror a partes iguales. Morbo y escarnio, vicio y vergüenza como jamás pensó que su mente podría sentir.

            -Bueno, con permiso, creo que he tomado un par de copas de más, así que no os marchéis, ¿de acuerdo?-bromeó con los invitados-.

            -¿Te sentarías luego en mis rodillas?-inquirió jocoso su ex suegro-.

            -Eugenio, no me sea viejo verde-le reprochó ella haciendo aspavientos-.

            -Es que no tengo más remedio, ¿si no como voy a divertirme?, ¿con el dominó?.

            La broma causó unas sonoras carcajadas de los que estaban cerca de él, mientras Ana entraba en la casa con intención de ir al baño para aliviar su cuerpo. En su mente se hallaban recientes todas las bromas de Eugenio y de las charlas que habían tenido antes. Se encontraba de lo más relajada cuando entró al baño, divertida por la actitud del padre de su ex marido, tanto que cuando intentó salir para volver a casa no pudo defenderse de alguien que con toda prisa le puso una especie de saco en la cabeza, dejándola la boca para respirar, y la metió para el baño con fuerza.

            -¡Ni se te ocurra gritar!-dijo el extraño, cuya voz afónica no reconoció-. ¿Eres tú de verdad la que sale aquí?.

            Le quitó el saco hasta dejárselo a la altura de la frente, donde vio con horror un móvil con el video maldito de ella con el perro. El acosador estaba justo detrás de ella de modo que no le podía ver, y la tenía bien sujeta para que no se pudiera girar y viese su cara.

            -¿Así que eres una puta a la que le gustan los perros, eh?. Con las zorras como tú solo se puede hacer una cosa: ¡JODERLAS!.

            Le volvió a poner el saco y le hizo darse la vuelta, quedándose frente a frente. El atacante le sacó el vestido por los hombros para dejarla desnuda de cintura para arriba, yendo a comerle las tetas de forma desaforada y violenta, tan humillante como amoral. El video se lo había mostrado como señal de sumisión, de que debía obedecer en todo lo que el extraño quería o de lo contrario todos verían el video y a ella ultrajada como no podían imaginar los demás.

            -Si te portas bien este video me lo quedaré yo y solo yo. Como no cumplas todo lo que digo, pienso buscar la peor página porno de Internet y convertirte en una estrella porno de fama mundial, y me importa una mierda que tu hijo se entere. ¡A TRAGAR!.

            La hizo arrodillarse en el suelo, justo donde estaba una de las alfombrillas del baño, y con el agujero que había en el saco se vio obligada a tocar, acariciar y meterse en la boca la verga de su violador. Le parecía imposible que en plena fiesta le estuviese pasando todo aquello: fuera de aquel cuarto todos estaban de festejo pero ella estaba en mitad de un abuso que la había cogido por sorpresa. Su agresor hizo meneos de caderas como si pretendiese follarle la boca una vez se la había metido. Era algo rápido, sin una pizca de cariño. Literalmente Ana se sentía rota por dentro, pues en su corazón llevaba largo tiempo temiendo que algo así pudiera suceder, que alguien quisiera aprovecharse de ella usando el video como chantaje...y ahora no le quedaba más opción que ceder y dejarse hacer.

            -Ufffff que coñito tienes putita-dijo una vez la puso en pie y le metió entre sus piernas-...¿así te la metía el perro, guarra?...¿así es como te lo hacía, perrita?...¡PERRA, QUE ERES UNA PERRA!...¡TOMA POLLA!...

            Con violentos empujones dentro de ella el agresor le penetró sin esperar a que se estuviese un poco lubricada. La seca y fuerte estocada con que la había penetrado cogió a Ana por sorpresa, e intentó aguantar lo más que pudo pero la rudeza de su violador era enorme, parecía odiarla profundamente solo por el hecho de haber tenido sexo con un perro, aún cuando ella no había deseado tal cosa. Era joven o por lo menos lo parecía, a tenor de la fuerza de sus acometidas. Vano dato, debido a la cantidad de gente joven de la fiesta. Le sería imposible averiguar quien sería el responsable. De hecho, apenas era capaz de pensar debido a la manera en que estaban abusando de ella. La manera en que la violaban era realmente perversa, tanto como lo era su agresor y las atenciones que le dedicaba, como jugar a arrugar/estrujar/pellizcar sus pezones, o meterle mano para ir a por su clítoris y excitarlo, buscando que ella se corriese...cosa que para vergüenza de ella, logró a base de unos dedos más que hábiles.

            -Ufffffffff, eso es...dios que ganas te tenía...sí que eres una buena putita...y te libras porque tengo un buen día, que si no te iba a estar follando lo que te quedase de vida...ahora me largaré por esa puerta, así que más te vale esperar un par de minutos: si me sigues, o intentas descubrir quien soy...ya sabes lo que haré...

            Clemente salió con rapidez del baño y volvió a la fiesta sin apenas despeinarse. Por su mente acelerada pasaban un millón de pensamientos, y poco a poco comenzó a retrotraerse a cuando aquella locura de plan se había creado y como tiempo, esfuerzo y paciencia habían dado sus frutos. Se dejó llevar por los recuerdos de cuando estaba allí, camuflado entre la gente del chiringuito playero, cuando uno de sus amigos comenzó a tirarle los tejos a Ana, a decirle lo joven que se conservaba y lo buenísima que estaba. Observó de lejos como Pedro lograba fácilmente acostarse con Ana en la duna, lejos de la gente, y les hacía gestos a Sergio, Andrés y David para que se esperasen hasta que al verles tan entregados, los hizo colocarse donde pudieran ser bien vistos por ella. Revisó como en efecto Ana los apuntó a la fiesta y como los cuatro se lo pasaban en grande, y esperó a un momento adecuado para soltar a Toro, que él mismo llevaba sujeto de la correa todo el rato y al que logró apaciguar para que no ladrara con un bozal que luego se metió en el bolsillo una vez lo soltó. Se regocijó enormemente al ver el terror en Ana (se lamentó no estar cerca para verle los ojos llenos de pánico) y se asombró al observar como el plan se cumplía mejor de lo previsto al ver a Toro convertir a Ana en una perra, literalmente. Lo que en su día solo había sido un delirio se hacía realidad ante sus ojos, y Toro se folló a Ana varias veces hasta dejarla exhausta. Contemplando como ella se quedó en la duna sola y agotada volvieron de nuevo al pueblo, pero jamás Clemente se acercó a Álex, pues no se arriesgaría a que alguien pudiera verlos juntos.

            Álex, que había visto salir a Clemente de la casa de su padre, intuyó lo que había pasado, cosa que se confirmó cuando vio salir a su madre como si acabase de levantarse de la cama. Dedujo con rapidez todo lo ocurrido y se limitó a sonreír y poner cara de sorprendido por ver como su madre había desaparecido tan súbitamente.

            -Mamá, ¡cuánto has tardado!-y le dedicó la mejor sonrisa-. ¿Es que has intentado desbordar el nivel de contención de un pantano o qué?-bromeó-.

            -Las copas-ladeó varias veces la cabeza, con gesto algo nervioso-. Ya sabes que tomo más de la cuenta y en seguida estoy que reviento. ¿Nos vamos? estoy cansada.

            -¿Ahora?-se quejó-, ¿para una vez que me lo paso bien en una fiesta de papá?.

            -Vaaaaaale-dijo con gesto apagado viendo la alegría de su hijo-. Si tan bien te lo estás pasando pues nos quedamos más tiempo, ¿te parece bien?.

            -Gracias mamá, eres la mejor.

            Y acto seguido le dio un beso en la mejilla que a ella le puso muy amargo, aún viendo que él lo hacía con toda la bondad de su corazón. Mirando en rededor, no dejó de contemplar a toda la gente que tenía, y su corazón comenzó a desbocarse. Su agresor se había llevado su ropa interior, dejándola desnuda por dentro del vestido. Se sentía tan violentada que por un instante esperaba que todos comenzaran a señalarla con el dedo acusándola de zorra no solo por ir sin ropa interior, si no por montarse una orgía y por haberse follado a un perro varias veces. Tan agitada estaba que fue a tomarse una copa extra para calmar los nervios. Álex prestó toda la atención a su madre pero también a la madre de su hermanastro, a la cual veía alejarse cada vez más como queriendo ocultarse de la gente y darse un respiro en un rincón aislado del jardín. Álex, que conocía a las mil maravillas el terreno, supo exactamente que ese era su momento, y mientras veía a su madre enfrascada en sus pensamientos, el joven se puso en camino y dando un rodeo a la casa logró pillar a Antonia por el otro lado del jardín. Ella no lo veía, pero él la veía a ella, y la vio colarse por el muro de maleza que separaba la propiedad de la colindante (que llevaba años en desuso) por el hueco que el padre de Álex y Clemente conocía y que usaba para ir a la otra casa, que utilizaba como picadero para amantes y prostitutas y por éstos para cuando iban a enrollarse con algunas de ellas a escondidas. Él hizo lo mismo y la capturó con rapidez, tapándole la boca para que no gritase.

            -¡Quieta!-amenazó a Antonia-. ¿“Esta” eres tú?-y al igual que Clemente había hecho con Ana, Álex estaba totalmente detrás de Antonia para que no le viese la cara, y alargando una mano le enseñó las fotos sacadas en los lavabos de la discoteca-. Así que te gusta que te monten todos en grupo, ¿eh putita?...¡pues ahora me toca a mí!...

            Álex había recibido de Clemente el saco usado para abusar de María y de Ana, habían acordado un lugar donde ir turnándoselo y cogiéndolo sin levantar sospechas. La cabeza de Antonia iba en ocho direcciones distintas, deseaba girarse y mirar a quien iba a abusar de ella, conocerlo, atacarlo, matarlo...pero su agresor era fuerte, más que ella. Se notaba que era joven, fornido, pero con esa descripción había más gente en la fiesta y en aquel rincón apartado nadie los vería. Ella misma se había metido en la trampa.

            -Mmmmmmm que bien la lames putita...así me gusta, que sepas chuparla como dios manda, pedazo de golfa...dale a la lengua y no pares, o mando las fotos a la revista más sensacionalista que se me ocurra y te arruino la vida...mmmmmm rica boca, torda, sabes como calentarme...

            Se pasó un buen rato dándole a la boca y a la lengua para satisfacer a Álex, el cual no se permitió ni un solo segundo perder el control. Clemente había cumplido su parte y ahora le tocaba a él, y su misión era someter a Antonia y abusar de ella, cosa que hizo obligándola a enderezarse, poner el culo en pompa arqueando la espalda, apoyando sus manos en el muro de maleza, y soportando que Alex se pasase varios minutos con la boca entre sus piernas. El saco que llevaba le impedía ver a quien tenía comiéndole el coño y no podía quitárselo, de hacerlo todo se sabría y el escándalo la humillaría de por vida. La vergüenza de que Ana y María supiesen lo que pasó con ella sería demasiado para soportarlo, antes se cortaría las venas que dejar que sus rivales descubriesen lo que le estaban haciendo y lo que le habían hecho.

            -Mmmmmmm ya lo tienes mojadito, calentorra...¿estás a punto, verdad?...sí que lo estás, se te nota...ya verás que bien, ¡te voy a poner a vivir, hija de puta!...¡ven con papá, muñeca!...¡ven que te doy a dar lo tuyo!...

            Se puso detrás de ella y de una sola estocada la penetró, manteniéndose juntos un par de segundos en regodeo de esa primera sensación al estar unidos. Antonia sentía que la estaba partiendo en dos una vez su agresor inició el bombeo, era igual que un martillo neumático de obra, era algo que la movía de adelante atrás de forma violenta, todo su cuerpo se agitaba. El baboso le lamía el cuello, apretaba sus tetas que él había sacado de la ropa y las estrujada con fuerza, y la forma en que la violaba...¡dios mío, no creía ella que fuera posible algo así!. Ese vigor, esa rabia, esa furia asesina de castigo, de sometimiento...Antonia no se había vuelto a sentir así desde la discoteca, cuando el que parecía ser el hombre perfecto con el que casarse resultó ser un inútil que nada pudo hacer cuando el grupito de chicos abusaron de ella en masa.

            -Diosssssssss que coñooooooo...así, muévete rápido nena, dale duro que se ve como te gusta...estás que chorreas...¡así, así!-y le dio fuertes, secas y rítmicas estocadas que le provocaban asquerosas y contrapuestas sensaciones-...mmmmmmmm que tetas tienes, me encantan...menos mal que me pillas en un buen día, que si no iba a violarte cada día durante el resto de tu vida...y ya verás, esto no es nada, a ti te tengo reservada una sorpresa...

            Antonia se temía la sorpresa, su mente comenzó a barajar posibilidades. ¿Sería otro violador?, ¿azotes?, ¿exhibición pública?, ¿revelación de secretos?, ¿sodomía?...su cabeza estaba cada vez más desquiciada pensando en esa sorpresa que al parecer le iba a reservar para el final. Sus pensamientos se veían interrumpidos y cortados por cada una de las embatidas que recibía dentro suyo, estaba literalmente como en trance, como si aquello fuese un delirio de su mente, una alucinación o un desvarío fruto del alcohol que había tomado (pero sabía que no había tomado el suficiente para eso). Y entonces, justo en el momento en que notaba como su agresor iba más deprisa penetrándola, de pronto se salió de ella, la hizo agacharse en el suelo, le quitó el saco de la cabeza y antes de que Antonia tuviera ocasión de abrir los ojos, escuchó un gemido ronco y asqueada sintió a su agresor corriéndose sobre su cara, y como la obligó a tragar los últimos chorros.

            -Eso es, así lucen las putas-se rió-...Pero que guapa está mi nena, si parece una actriz porno de primera...¡Escucha y escúchame bien!: ahora me voy a ir, así que más te vale esperar un par de minutos: si me sigues, o intentas descubrir quien soy...ya sabes lo que haré...

            Álex salió de allí como una exhalación, recorrió el camino a la inversa para ir al lado de su madre y sus amigos y fingir que nada había pasado. Nadie había visto nada. Excusándose en que quería ir a orinar a escondidas, volvió al ambiente de la fiesta en tanto que Antonia, quien se limpió de la mejor forma que pudo los rastros de semen de su cara, se negó a llorar por lo que acababan de hacerle. Si lloraba, Ana o María, o más bien las dos, sospecharían que algo le había pasado, y el odio que sentía por ellas era si cabe más intenso que el que sentía por su reciente violación o por la forzada orgía que le habían hecho meses atrás. Ella siempre se las había dado de gran dama, de ser toda una señora, y antes muerta que verse arrastrada por el fango por las otras mujeres de su ex marido. Se recompuso y volvió por donde había venido.

            -¿Qué hacías allí?-le preguntó Clemente al verla acercarse de nuevo a él-.

            -Un apretón-le dijo en voz baja, en confidencia y con tono afectado-. He tardado más de la cuenta, y como pensé que no me daba tiempo a ir al baño, usé el hueco de ese muro para ir a la casa contigua, como no vive nadie...

            -Ahm, vale, pues ten cuidado con beber demasiado-le dijo él-, que yo no tengo el carnet de conducir aún, a ver como volvemos a casa.

            Álex veía de reojo como Antonia y Clemente charlaban, como si no hubiese pasado nada. Fijándose en ella, rememoró las escenas cuando Antonia conoció al gigoló en la discoteca, camuflado en la pista de baile observándolo todo, escuchando con el móvil como la sedujo y como se la llevó al baño para montárselo con ella, y escuchó como el gigoló había logrado no solo follársela, si no darle por el culo. Supo encontrar el momento perfecto, justo cuando iban a correrse, en que Álex les dio un toque a sus amigos, quienes esperaban junto a la puerta del baño, para que entrasen, y escuchó también como abusaban de ella obligando al gigoló a que lo viese todo. Álex se había asegurado de no ser molestados poniéndose el mismo ante la puerta del baño para decir a cualquier que entrase que estaba lleno y que había que esperar, vigilando así a Clemente y a su novia Isabel, dándoles una coartada perfecta al estar besándose en el sillón donde antes estaban con Antonia. Y cuando sus amigos se dieron un homenaje con ella, Álex les explicó quien era...y lo que aún faltaba por hacer.

            Álex adelantó un poco sus recuerdos y en su interior recordó la visita fantasma que hizo a casa de su padre para situar una cámara justo donde más tarde Clemente y éste mantendrían la charla sobre las prostitutas, grabándolo y disponiéndolo todo para que María supiese la clase de hombre con el que se había casado y para que a Clemente le fuese fácil manipularla con el propósito de que ella misma se entregase sexualmente a los hijos de su marido como pago por los pecados de éste. Se complació cuando al ir a la bodega con María, después de haberse follado a su madrastra en la cocina (le parecía imposible lo bien que Clemente había acertado con ella), había visto el sótano contiguo en mal estado y la puerta agujereada y eso le había dado la idea definitiva para convertir el placer de María en terror. Al subir y salir del sótano había cogido el móvil y llamado a su medio hermano: “Escucha y no digas nada: María está sola en el sótano. Hay una puerta con un agujero por donde podríamos hacerla pasar y dejarla a la altura de la cintura. Al hacerlo podemos ponerla a cuatro patas y follarla a lo perro sin que nos vea al estar la puerta. Avisa a tus amigos y yo lo avisaré a los míos: que vayan entrando y saliendo, uno de cada bando por cada vez. Nadie debe darse cuenta de que falta uno de los grupos. No sé si tienes o no la máscara de la que me hablaste hace unos días, pero si la tienes úsala, así no nos verá si estáis delante de ella”.

            En efecto, Sergio y Rafael se habían encargado de María atando sus muñecas y usando la máscara (Clemente se la dio a Rafael a escondidas) para ponérsela y que no pudiera reconocerlos (sobretodo en la voz, pues los chicos llevaban ocultos unos distorsionadores de la voz para que al hablar sus voces sonasen diferentes). De forma alterna Álex y Clemente fueron controlando el tráfico de chicos y viendo que todos se follaban a la esposa de su padre. Al dejarla sola ocuparon sus posiciones en el jardín para cuando ella logró salir del sótano. Los amigos, al ser informados a posteriori del plan una vez abusaron de Ana y Antonia, solo debían fingir total normalidad. María jamás sospecharía que sus violadores eran todos los amigos de Álex y Clemente, los pobres hijos de un padre vicioso y degenerado. Los amigos de ambos sabían los motivos de aquella venganza y todos sin excepción habían aceptado vengar a su amigo del alma, pero no supieron de la mutua colaboración de Álex y de Clemente salvo en el caso de María. En los otros dos casos fueron inducidos a creer que cada uno de ellos actuaba por cuenta propia, en lugar de ser informados de que era una operación conjunta. “Cuanto menos sepan, mejor”, se acordaba Clemente que le había dicho Álex, al final de aquella reunión en la discoteca.

            El acto final que habían perpetrado había sido objeto de debate entre los dos por mucho tiempo, pues Álex no se veía dispuesto a llevarlo a cabo, pero tampoco se veía capaz de frenar la furia de su hermanastro, y finalmente había acordado que lo harían, y que en efecto ninguno violaría a su madre, si no que violarían a la madre del otro y que además, deberían hacerlo de tal modo que ambas pensasen que sería el mismo hombre, diciendo las mismas frases o usando un tono de voz muy parecido, de forma que jamás pudieran pensar que eran víctimas de dos personas distintas. Además, contaban con la ayuda de un enorme pasamontañas que Clemente había comprado y al cual había cosido los ojos, para que no se pudiera ver a través de él. De ese modo, y dejándolo tirado junto a una maceta de la entrada de la casa, bien escondido, ambos fueron usándolo a turnos para llevar a cabo su malicioso plan, y si bien Álex había cometido su misión con la fría profesionalidad de a quien hubiesen pagado por hacerlo, Clemente había disfrutado de tal modo que le dolía no poder repetirlo...pero con aquella vez era más que suficiente.

  

            6. Epílogo:

             Cuando la fiesta de cumpleaños se dio por acabada y poco a poco los invitados comenzaron a irse, los grupos fueron menguando hasta que la casa quedó de nuevo para María y su marital cumpleañero. Tanto Álex y Ana como Clemente y Antonia se fueron por caminos y coches diferentes, en tanto que los amigos cogieron unos taxis a los que pagarían entre todos para hacer la factura más liviana. Ambas madres mantuvieron, con escasa diferencia, una conversación paralela con sus respectivos hijos mientras volvían a sus hogares a seguir con su rutina cotidiana.

            -¿Te lo has pasado bien?-preguntaron ambas-.

            -A pesar de ver a cierta gente indeseable, sí-contestaron ellos dos-. Todos los años es lo mismo de siempre, aunque al menos esta vez he podido traer a mis amigos. Eso lo hizo más llevadero.

            -Ya, siempre es lo mismo-volvieron a decir ellas-. Y sí, fue un buen gesto por parte de tu padre...me alegro que lo pasaras bien-y mientras que Antonia le dio un beso a su hijo en la frente, al suyo Ana se lo dio en la mejilla-.

            -Y yo-volvieron a decir-.

            Y de manera casi simultánea, dejaron de hablar y no pudieron si no volver atrás en el tiempo a aquella discoteca en donde habían coincidido y donde habían fraguado la que sin duda era la venganza perfecta y más enrevesada que conocían. Sus mentes, cual DVD neuronal, reprodujeron todo aquel extraño y alocado encuentro y como una simple apuesta había desencadenado la cólera de los dioses:

            -De acuerdo-asintió con voz apagada-. Lo haré...¿en que has pensado?.

            -Tengo un par de ideas-murmuró en tono sombrío-.

            -Dímelas-le pidió Álex a su hermanastro para ver lo que tramaba-.

            -En verdad solo es una: ¿y si le damos a nuestras madres lo que más quieren, para luego quitárselo y darles lo que jamás aceptarían?.

            -¿Cómo?...no te comprendo, ¿me lo repites?.

            -Convertir su placer en dolor, su goce en pesadilla. Darles a probar el manjar más suculento del mundo solo para descubrir que está envenenado. Papá lo hizo con nosotros al llevarnos de putas, cuando lo que nosotros queríamos era otra cosa. No me parece que nuestras madres prueben un poco de esa medicina.

            -¿Me pones un ejemplo?. Solo para entendernos.

            -Muy sencillo: dime que es lo que tu madre (en cuestión de sexo) más quisiera probar en el mundo, la cosa que moriría por vivir por encima de todo.

            -¡Ja!, eso es fácil: una orgía. Varios hombres alrededor de ella y ella tirándose a todos como una puta troyana. Hasta pagaría por poder montarse algo así.

            -Muy bien...¿y que es lo que más teme en el mundo?. No ya en sexo, si no en general. ¿A que teme tu madre, que le angustia tanto que le corta la respiración?.

            -Los perros-contestó él-. Desde pequeña, les tiene un pánico atroz.

            -Pues mezcla ese placer y ese terror e imagina el resultado-sugirió Clemente-. Tu madre en mitad de una orgía, todos los hombres dispuestos a lo que sea por ella, y que de pronto se le corte el rollo por un perro y que salga corriendo...o que el perro llegase a lamerla-se rió-. Y si le tuviese tanto miedo, a lo mejor sus amantes podrían abusar de ella impunemente aprovechando su pánico.

            -¿Y el perro?, no me irás a decir que el perro también se follará a mi madre, que eso ya me parece un poco fuerte.

            -¿Qué?, no...no creo, vamos-titubeó-. No creo que un perro pueda montar a una mujer humana, nunca he visto algo así. De todos modos, con que lo tenga al lado ya me parece suficiente: su sueño convertido en pesadilla, su placer en terror. ¿Captas?.

            -Capto: ¿y tu madre?, ¿qué es lo que ella quiere?-preguntó Álex-.

            -Un príncipe-contestó-. Mi madre moriría por ese hombre de otra época que se desviviese por ella, por tratarla como a una reina, por que la agasajase y que la hiciese sentir en el cielo. Mi madre tiene complejo de princesa Disney: necesita ser rescatada. Y lo que más teme...la humillación. Que la degraden y la arrastren por el suelo como a una fulana, y no descartaría que eso pudiera ocurrir delante de su príncipe azul, que éste no la socorra como cuando papá nos dejó y nadie logró ayudarla ni sacarla de los apuros económicos que pasamos mucho tiempo por el divorcio.

            -Dicho de otro modo: tendría que aparecer un príncipe de brillante armadura que la cortejase, que la sedujese y pudiera dominarla...y en mitad de su sueño, cuando se estuviese liando con él (o algo así), que hiciesen acto de presencia un grupo de rudos violadores o parecidos y que la humillasen delante de él. ¿Lo he dicho bien?.

            -Perfectamente. Y no me parecen malos planes.

            -¿Y si eso hiciésemos, como lo haríamos?, ¿yo llamo a mis amigos par que se ocupen de mamá y tú a los tuyos para que se ocupen de Antonia?.

            -No, eso jamás, sería descubrir nuestro juego muy fácil. Tenemos que hacer un intercambio de venganzas: tus amigos darán cuenta de mi madre...y mis amigos darán cuenta de la tuya.

            -¿Estás de guasa?, es imposible.

            -No lo es: ellos no se conocen, ¿recuerdas?. Nuestros amigos y nuestras madres jamás han coincidido...y nuestros amigos no tienen porque saber quien es el objetivo, al menos no de primeras. Piénsalo bien-insistió Clemente-. Imagínalo: mi madre en un bar o una discoteca y entra el galante príncipe azul dispuesto a prometerle la noche de su vida, a darle el mundo por su amor. La seduce, la incita, se la lleva a una habitación de hotel o a los baños de la discoteca...y cuando esté disfrutando al máximo aparecen los agresores, reducen a su príncipe y le obligan a ver como ellos se la tiran y le hacen de todo. Mi madre jamás volvería a dirigirle la palabra a su amado: al no salvarla, le rechazaría de pleno.

            -¿Y como sabría el grupo de violadores cuando entrar en escena?. Si tardan demasiado ella acabará creyendo a su príncipe azul, y si entran demasiado pronto se olerá la trampa, así que repregunto: ¿como sabrían los otros cuando actuar?.

            -Bien pensado...un móvil-dijo de golpe-: el príncipe azul llevaría en un bolsillo un móvil encendido, conectado al móvil de uno de los agresores. Éste lo escucharía todo y sabría en que momento avisar a los demás para darle su merecido, y estarían lo bastante cerca para no tardar mucho en consumar el plan.

            Clemente y Álex se habían mirado fijamente tras escuchar aquel primer loco y disparatado plan de venganza contra sus propias madres. Álex no podía creerse todo lo retorcido que podía ser su hermanastro, pero recordando la familia en que se habían criado, comprendió que la manipulación y la mentira era el pan de cada día.

            -¿De donde sacaría a un príncipe azul para que cortejase a mamá?, eso es lo que no logro saber.

            -Putos-contestó Álex-. Te recuerdo que papá es un gran putero. Si conoce putas también conocerá putos y gigolos. Podemos contratar uno para la ocasión, alguien que aparezca surgido de la nada y que iniciase todos los acontecimientos. De ese modo, cuando todo acabase, podría desaparecer y volver por donde vino. Nunca sabríamos más de él.

            -Me gusta-le señaló Clemente-. ¿Y tu madre, qué?, ¿cómo ves su venganza?.

            -No sé porqué solo se me ocurre el pueblo donde acudimos por verano a pasar un mes, más o menos. Recuerdo unas dunas en el extremo más alejado de la playa, una vez me di el lote allí con una chica y es un sitio aislado, su hermano no me encontró y menos mal, llevaba un palo muy gordo para sacudirme. Era muy protector-rió-.

            -¿Y que más?. Sigue.

            -Conociendo a mamá, nada de príncipes. Algún chico de 17-19-21 años con un buen cuerpo y que le dijese guarradas en plan “que cuerpo tienes”, “que buena estás” o “que joven eres”, eso le encanta. Se la podría llevar a las dunas, si sabe comerle la oreja incluso será ella quien lo lleve hasta allí. Y mamá es de las lanzadas, iría a por él sin pensárselo dos veces. Si tu madre tiene complejo de princesa Disney, la mía tiene completo de Peter Pan: nunca ha querido crecer. Le gustaba tanto la vida de joven, de adolescente, que no encajó la vida adulta. Bueno, ya la viste-recalcó, y Clemente hizo un asentimiento al comprender a qué se refería-.

            -Antes has dicho un chico joven: ¿como entrarían en juego los demás?.

            -Voyeurs-contestó-. Que mi madre pillase a los otros en plan mirón, viéndolos masturbándose. Esto sería esencial, porque de lo contrario se le iría el rollo...pero de pillarles con la polla en la mano se volvería loca.

            -¿En serio?-se asombró-.

            -¿Un grupo de tíos jóvenes pajeándose mientras la ven follar?. Eso es como el foie-gras para un franchute. ¡OSTIA!, no lo había pensado: podríamos ajustar la vuelta de tuerca, hacer que los mirones sean los amigos del amante de mi madre. Que pasasen por allí de casualidad o que fuesen a buscar a su amigo al no encontrarlo.

            -Lo primero me parece un poco artificial. Me gusta más lo segundo-apuntó-.

            -Uhm, bueno-se encogió de hombros y entornó los ojos intentando imaginar sus palabras, dándoles forma en su cerebro-...sí, si los pillase en plena paja seguro que les diría de ir con ella, se los follaría a todos a la vez. El perro no podría aparecer hasta el segundo polvo, más o menos. En ese punto mamá estaría en éxtasis, como en una nube. Ver a un cánido justo entonces rompería todos sus esquemas.

            -Tengo un amigo con un perro, que lo llama Toro. Es perfecto para el plan, una vez viese al perro se le quitaría todo de golpe, y seguro que éste la dominaría. Quien sabe, a lo mejor incluso se pone a olisquearla...o a lamerla. Un polvo no lo concibo ni borracho, pero con un poco de lengua seguro que recibiría humillaciones a mansalva.

            -¿El ser más odiado de su vida comiendo el coño a mi madre?. De esa se mete a monja-bromeó, y ambos se rieron-. ¿Y como organizar todo ese pitote?, me parece un poco complicado.

            -Nosotros vigilaremos en la sombra, yo para la venganza de tu madre y tú para la mía, de ese modo tenemos coartadas perfectas. Es como esa peli antigua en que dos personas que se conocen en un tren intercambian asesinatos para no ser cogidos.

            -Al final acaban mal-le recordó Álex-.

            -Pues tendremos que evitarlo de algún modo-arqueó una ceja, divertido-.

            -¿Y papá?. Antes has dicho que hasta de papá nos tendríamos que vengar. ¿Qué hacemos, vaciarle la cuenta corriente o algo así?.

            -Tengo algo mejor en mente: María.

            -¿María?, ¿nuestra actual madrastra?, ¿vamos a vengarnos con ella?.

            -¿Por qué no?. Además, creo saber exactamente como vengarnos de ella. Dime una cosa, ¿tú la conoces mucho?.

            -Algo, pero no demasiado. Hemos coincidido algunas veces, charlado algo, pero no somos amigos íntimos si te refieres a eso.

            -Yo sí-se señaló-. La conozco bien y creo entender por donde podemos atacar, sobretodo teniendo en cuenta lo devota que es.

            -¿Devota?, ¿devota de quien?, ¿de papá?.

            -Esa clase de devoción no. La otra-precisó-. No es de ir a iglesias ni nada por el estilo, pero María es muy creyente...y más de una vez la he visto mirándome con ojitos de cordero degollado. A lo mejor digo un disparate, pero creo que nos compadece a ti y a mí. Nos compadece por el ambiente en que crecimos. Nos ve como jóvenes y perdidas almas por el odio de los adultos, y a papá como a la clásica oveja descarriada.

            -¡Espera un momento!-lo frenó Álex-. ¿Me estás diciendo que María solo se ha casado con papá porque quiere enderezarlo?, ¿para que vaya por el buen camino?.

            -Eso me temo...imagina su cara de sorpresa si descubriese los gustos de papá por las putas. ¡Mejor aún!-exclamó de golpe-, imagina que se entera de lo que nos hizo hace años para que perdiésemos la virginidad. Conozco a María: pecado, salvación, expiación, responsabilidad...Sé que estoy apuntando muy alto, pero creo que María se ve a si misma como una redentora de nuestra familia, tanto que quizá se entregase ella misma en sacrificio por los pecados de su marido.

            -No te comprendo-negó con la cabeza-.

            -Que si supiese lo que papá hizo con nosotros a lo mejor se entrega ella misma como ofrenda de reconciliación. Nos dejaría follarla como desagravio por los pecados que nos hizo cometer.

            -¿Vamos a abusar de la única persona que se preocupa por nosotros?-preguntó totalmente confuso, viendo la determinación de Clemente-.

            -No es por nosotros-le corrigió-. Es por papá, por querer redimirle, hacer de él un hombre de pro. Tiene ese ideal de querer enderezarle y nosotros solo somos unas pobres víctimas de su mala conducta.

            -Vale, ¿y la venganza?. Si eso es la parte “buena”, por así llamarla, ¿cuál va a ser “la mala”?, ¿o no le haremos nada malo?.

            -No estoy seguro-frunció el ceño-...pero con tanto sentido de la responsabilidad y de la devoción, me imagino que odiaría verse reducida a ser un simple trozo de carne para placer de unos desconocidos, al sexo por el sexo. Dudo mucho que ella acepte que la gente pueda follar por el simple placer de hacerlo. Para ella ha de haber amor, o un significado más profundo, como en nuestro caso si lo hiciéramos con ella. Sería una cuestión de buscar el momento adecuado.

            -¡Vale, ya he oído bastante!-le cortó Álex-. Te he dejado que me contases todo este estúpido complot tuyo pero tengo que frenarte. ¿De veras estás tan loco como para arriesgarlo todo por esto?. La venganza no hace prisioneros, tío. Aunque ese plan tuyo nos saliera bien, ¿seríamos capaces de vivir con ello, de mirarnos al espejo sin sentir asco de nosotros mismos por lo que haríamos?.

            -¿¡Y LO QUE NOS HAN HECHO ELLOS, QUÉ!?-se levantó de su asiento con el gesto torcido por la ira-, ¿¡VAMOS A DEJARLES IRSE DE ROSITAS DESPUÉS DE JODERNOS LA VIDA!?. ¡ANTES ME CORTO LA VENAS QUE SEGUIR VIVIENDO ASÍ!. ¡PIENSO ENDEREZAR MI VIDA, Y VOY A COBRARME CON INTERESES LO QUE PAPÁ Y MAMÁ ME HICIERON!. ¡Y UNA MIERDA QUE NO LO HARÉ!.

            Aunque llevado por el resentimiento y el rencor Álex se dio cuenta de toda la verdad que contenían las palabras de su hermanastro. Él mismo aún era víctima de lo que le hicieron: jamás había tenido novia y no se sentía capaz de mirar a una chica a la cara y entablar charla con ella...a menos que fuese una puta, cuando su padre y él se iban a los clubs de alterne. Era lo único que había conocido, y fuera de aquel malsano ambiente era pez fuera del agua.

            -Siéntate y cálmate. De acuerdo, tienes razón. Lo haremos, pero lo haremos a mi modo, no al tuyo. A ti te puede la ira y eso no es bueno. Si vamos a hacerlo habrá que cuidar todos los detalles. Todos, sin excepción.

            -¿Por qué?.

            -¿Es que no has visto CSI, cretino gilipollas?. Siempre pillan a los malos por los detalles más tontos. Cuidaremos todo milimétricamente, y estaremos en contacto en todo momento mientras ocurre. Tú has aportado el plan, el desarrollo de él es mío. Yo lo organizaré todo, ¿de acuerdo?.

            -De acuerdo. La ejecución del plan es tuya. Hazlo bien, Álex-le dijo con sus ojos encendidos como teas-. Hagas lo que hagas, hazlo bien. Necesito verlos bien jodidos, a todos. ¡Eso sí!, a mamá la quiero bien violada, quiero reventarla-y no disimuló un tono de desprecio nublado por la ira-.

            -¿Vas violar a tu madre?, ¿estás chiflado?-le recriminó-.

            -¿Y por qué no, después de lo que ella me ha hecho?.

            -Precisamente por eso, mamonazo-replicó Álex-. No somos como ellas...y desde luego no pienso caer en la bajeza moral de violar a mi madre, ni mucho menos.

            -¿Y si las cambiamos?-preguntó de sopetón-. Tú irás a por mi madre y yo a por Ana. Si tus amigos abusarán primero de mi madre, y luego mis amigos abusarán de la tuya, ¿por qué no hacer nosotros lo mismo como venganza final?. Tú te vengas de mí por ella, y viceversa. Dime que por lo menos lo pensarás, por favor. Necesito ese toque final. Haré lo que sea, te lo juro pero lo necesito.

            -¿De verdad quieres incluir eso en nuestra venganza?, ¿no parece que con todo lo que vamos a hacer ya es suficiente?-y la mirada de Álex reflejaba una preocupación más que sincera-. Me parece llevar el asunto al terreno de lo demasiado personal.

            -Precisamente por eso-le devolvió la frase-. Nos han jodido la felicidad, Alejo. Nos han jodido la vida a los dos, literal y metafóricamente. ¿No crees que eso merece algo muy personal por nuestra parte?.

            Dolorosa pero correcta, Álex comprendió a lo que Clemente se refería. Ambos deseaban fervientemente en sus corazones la felicidad, ansiaban una vida lejos de aquel ambiente malsano...y sabía que a menos que hiciesen algo de semejante envergadura, ninguno de los dos llegaría jamás a conocer la verdadera felicidad.

            -Lo pensaré-asintió él después de un rato de silencio-. No prometo nada, pero lo pensaré. Tenemos mucho en que pensar y que planear-se señaló a ambos-. Ya veremos.

            Durante un buen rato, ambos hermanastros estuvieron charlando, concretando detalles, puntualizando los defectos, corrigiéndolos, buscando el modo de cobrar lo que en justicia demandaban por el infierno que estaban viviendo. De toda la charla que los dos tuvieron lograron concretar un plan meticuloso pero ajustado, pues Clemente y Álex pusieron la misma fecha a modo de venganza final...que constaría de dos partes. Con el plan en marcha, los dos se dieron la mano y se pasaron sus respectivos teléfonos con cierto sentimiento de extrañeza entre ellos: de todas las relaciones que podrían surgir entre ellos, nunca imaginaron convertirse en cómplices de una venganza. Y a pesar de eso, no estaban contrariados con la idea: estaban encantados.

            -Alejo-lo llamó Clemente tras llegar a casa, comprobar que su madre estaba en brazos de Morfeo y luego salir fuera de casa para llamar-. ¿Puedes hablar?.

            -Mi madre lleva rato dormida y estoy en la calle de en frente. Me imaginaba que llamarías. ¿Todo bien?.

            -Todo bien. ¿Lo hemos hecho, no?. Quiero decir que ahora podemos empezar a vivir como queremos, ¿verdad?.

            -¿Tu madre ha vuelto a acostarse contigo porque necesitaba que su hijo de alma la ayudase a no sentirse un trapo viejo y usado?.

            -No. Desde lo de la discoteca no. ¿Y la tuya?: ¿tu madre ha necesitado follarte para volver a sentirse joven como cuando tenía 20 años?.

            -Desde lo del perro no. Me sorprende porque temí que después de todo eso fuese a necesitarme más que nunca, pero no, ya no lo hace. Está hecho-y se produjo una pausa silenciosa entre ellos, solo rota de nuevo por Álex-. ¿Y ahora qué?. ¿Qué pasa contigo y conmigo?, ¿vamos a ser amigos y querernos como hermanos?.

            -Sabes que eso es imposible, Álex-y se sorprendió de que por primera vez no lo llamaba “Alejo” para fastidiarlo-. El viaje solo era de venganza, no de reconciliación ni de amor. Mientras nuestras madres vivan lo que has preguntado jamás será posible. No podríamos hablarnos sin más sin que ellas recelaran.

            -Sí, ¿verdad?-y en el rostro de ambos se dejó ver la decepción por un hermano al que posiblemente jamás pudiera conocer y al que llegar a querer pero al que le hubiera gustado poder tratar como a un igual-.

            -Disfruta de tu nueva vida, Álex. Te la has ganado. Eres libre, hermano-musitó con cierto pesar, al saber que nunca o casi nunca podría volverlo a ver-. Eres libre.

            -Tú también, hermano. Tú también. Cuídate. Adiós.

            Acabada la llamada, Álex y Clemente acometieron el último paso de su plan y borraron el número del otro de sus respectivos móviles, dando por zanjado el asunto. No estaban orgullosos de lo que habían hecho, pero al menos lo habían logrado: se habían vengado y todo había acabado. Volvieron a entrar en casa y se metieron en cama. Los dos permanecieron un rato despiertos, mirando al techo repasando una y otra vez todo lo ocurrido, debatiéndose entre la felicidad por un trabajo bien realizado, el horror por la clase de trabajo que habían realizado y el sentimiento de redención con que lo habían hecho. Una nueva vida se abría para ellos a partir de mañana, ahora todo sería diferente, se habían liberado de las cadenas del pasado, de las aberraciones a las que habían sido sometidos. Por fin podrían conocer todo aquello con lo que soñaban, por fin sus vidas eran suyas...y con aquella esperanza se durmieron con una sonrisa en los labios.

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