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Sometiendo a mi hermanita: segundo día (Sábado)

en Dominación

SOMETIENDO A MI HERMANITA: SEGUNDO DÍA(SÁBADO)

(co-escrito e ideado con Peli)

Cuando despertamos a la mañana siguiente todos lo hicimos con una confianza fuera de lo normal, con ganas de marcha y una espantosa necesidad de hacer lo que ayer no pudimos. Eran más de las 11, de modo que nos esperaba un largo día para planear un montón de cosas. Lo principal fue que Teo y Vanessa marcharon a comprar más cosas al pueblo para tener repuestos suficientes. María despertó poco después y bajó a hacerse el desayuno, comprobando a su pesar que estábamos allí y que no había sido un sueño.

-Buenos días hermanita. ¿Qué tal dormiste anoche?.

La mirada de miedo y odio que me lanzó me hizo darme cuenta de que si bien había dormido a gusto, hubiera preferido seguir así que despertarse y tener que suportarme.

-Lo primero, fuera ropa: tú aquí vas a estar desnuda todo el rato o si no pienso hacerte unos chupetones que te dejarán marca y luego a ver como se lo explicas a tu querido marido. Y dime hermanita, ¿ dormiste bien?.

Me miró con gesto interrogante y con el ceño fruncido.

-No, no te extrañes…simplemente lo pregunto porqué la colcha estaba un poco tirada por el suelo cuando despertaste ¿verdad?.

Mi ironía fue respondida con una mirada cargada de miedo. Arqueé las cejas con una sonrisa malévola y la miré de arriba abajo. Cuando Marcos entró en la cocina con nosotros la tocó el culo a conciencia y luego se fue a la nevera a coger algo para comer. Con la mirada a medio camino entre la sumisión y el terror María se fue despojando de la ropa que llevaba, quedando desnuda delante de nosotros dos e intentando taparse con las manos.

-¡¡Ni se te ocurra taparte por un solo segundo!!.

Desnuda delante de nosotros, Marcos se relamió como un demente y comentó: "Que bien nos lo vamos a pasar. Será mejor que los 3 orgasmos que te arrancamos mientras dormías, ¿o no te fijaste en lo mojada que estaba la cama?" preguntó partiéndose de risa a mandíbula batiente. María lo miró con la mayor de las sorpresas pues no se imaginaba que los demás también estuvieran cuando supuestamente solo yo estuviera jugando con ella en plena noche. Por su cara vi que quería decirme algo, pero en el estado de nervios en el que se encontraba no le daba cuerda para mucho.

-¿Creías que te dejaríamos dormir en paz sabiendo como sabremos el sueño tan pesado que tienes y las cosas que podemos hacerte mientras tienes el sueño de los justos?. ¿En que mundo crees que vives?.

Su cara fue una mueca de odio y furia que nos puso los pelos de punta, pero no de miedo si no de placer.

-Usa la imaginación, que nosotros no vamos a decirte nada salvo que nos los pasamos de vicio contigo, y ahora nos lo pasaremos mejor, en cuanto Vanessa y Teo vuelvan de comprar algo. Tenemos todo lo necesario para no salir hasta mañana de noche, y esa es la intención.

Quedó compungida pensando la clase de cosas que podríamos haberle hecho mientras dormía: obligarla a hacer felaciones, unas buenas comeduras de coño, probar a meter cosas de todos los tamaños por sus agujeros…las posibilidades eran ilimitadas. Vanessa y Teo llegaron en un par de minutos, así que, todos juntos, pasamos al comedor y todos nos bajamos los pantalones, todos excepto Vanessa, que quedó de mirona en un sillón diciendo que ya tomaría cartas en el asunto cuando viera el momento adecuado.

-Ya sabes por donde empezar y por quien empezar. ¡¡Chupa puta!!.

Acercándose a mí de rodillas, cogió mi tranca con dos manos y comenzó a pasar la lengua por el tronco para ponerme erecto del todo. Sus caricias no tardaron en hacerme efecto mientras los demás se tocaban un poco, disfrutando de recordar al igual que yo que cosas así ya las habíamos hecho antes pero con mucha más maldad, la propia que se tiene en la adolescencia cuando esas cosas se están descubriendo y uno prueba de todo para saber lo que le gusta, y María nos encantaba a todos.

Exactamente igual en este caso, ya que María me provocaba unas ansias terribles por hacerle de todo, y para cuando llegué a tenerla totalmente dominada, me encerré una tarde con ella en su cuarto diciéndole que me encontraba mal. Tras bajarme los pantalones y la ropa interior, le enseñé mi verga dura y le dije que me tocase, que la tenía mala y tenía que aliviarme. Su inocencia fue su mejor virtud, pues me dio una mamada que me dejó con la líbido por las nubes. ¡Jesús!, como mamaba la niña, y eso que lo hacía obligada. Su boquita caliente se tragaba todo mi sable hasta la base y sus manitas me acariciaban las bolas. Con lenta parsimonia María movía la cabeza adelante y atrás chupándomelo todo, lo recorría como si fuera un helado o algo parecido. Poniendo mi mano sobre su pelo la hacía seguir sin importar el asco que le pudiera dar. Era una mamada fantástica y no iba a quedarme a medias, además de que debía enseñarla a hacerme eso cuando me viniera en gana y no me cortaría un pelo para que aprendiera que debía satisfacerme a todas horas. Menuda chupapollas tenía por hermana. ¡Que rico me lo estaba haciendo!. Teniendo como tenía la boca ocupada no pudo protestar, solo podía seguir mamándome, y de hecho lo hacía tan fuerte que me provocó unos gemidos muy roncos cuando me arrancó el orgasmo y me corrí en su boca, llenándola de mi leche. Las arcadas que tuvo la hicieron intentar escupir mi lefa, pero no la dejé y la hice tragarlo so pena de una dolorosa bofetada. A regañadientes lo hizo, haciendo después una antológica mueca de asco que nunca jamás olvidé.

Con lágrimas en los ojos me dijo si ya había acabado todo, pero le dije que no, que los demás también esperaban su turno y tenía que complacerlos, y de eso modo, días después de estar chupándome a base bien, María fue conmigo a nuestro escondite secreto, el viejo caserón semi-derruido donde solíamos estar la peña a solas todas las tardes. Una vez estuvo allí fuera de los ojos del mundo, y bajo amenaza de que si no obedecía le contaríamos a todos lo que ocurría, la hicimos desnudarse delante nuestro, poniéndonos como motos al ver las tetas que se gastaba y la espesa mata de vello púbico que tenía, haciéndola parecer una mujer de 18 años en lugar de la niña de 13 recién cumplidos que en verdad tenía. Una vez desnuda nosotros nos bajamos los pantalones y le dijimos que nuestras erecciones eran culpa suya, que nos habíamos puesto enfermos y que ahora debía curarnos. La rodeamos entre todos y con cierto asco hice que empezase a chupárnosla. Los demás animaban la función diciéndola que siguiera hasta el final, que tenía que sacarnos el líquido blanco porqué tenerlo dentro era malísimo y que podíamos enfermar mucho, así que siguió mamándonos sin contemplaciones descubriéndonos una faceta suya que pensábamos explotar hasta la saciedad.

Los demás se lo pasaban de maravilla viendo a María realizar su primera mamada en grupo con el plus de que quien dirigía el show era yo, su hermano, maestro, amo y señor. La animaban con comentarios indecentes, la llamaron de puta p’arriba para someterla y que sintiera nuestra esclava. A mí me daba igual porqué con esa boquita chupando a unos y a otros ya me sentía en la gloria. Al abrir los ojos contemplé como los demás pasaron de tocarse y conformarse con insultarla a tocarla de un lado a otro: sobaron sus tetas, acariciaron sus muslos, recorrieron su espalda, y como no alternaban para apretarle el culo y sobarle el coño un poco por encima, y entre toqueteos y sobadas de toda clase, la perra de ella se acabó corriendo. Mientras ella se reponía de su orgasmo e intentaba en vano taparse su desnudez, le dije que si le contaba algo a alguien los trasgos le harían unas perrerías feroces mucho peores de lo que nosotros la haríamos, y que a cambio de alejarlos ella tendría que hacer todo lo que nosotros la ordenásemos, algo que con lágrimas en los ojos aceptó bajo juramento(y ella siempre cumplía su palabra). María se pasó toda la tarde siendo la chupapollas de la pandilla, comprobando la diferencia de tamaños y tacto de un hombre a otro y la diferencia también de sabor de uno a otro, pues la hicimos tragarlo en todas las ocasiones. Se dio un buen atracón de leche, pero a ella siempre le gustaron los lácteos jajaajajaja. Me encantó verla con la cabeza subiendo y bajando tragándose las pollas de mis amigos a la vez que pajeaba a dos de ellos con sus manitas cuando no estaba tocando los huevos y la propia verga que chupaba, sin olvidar los infladas y enrojecidas que quedaron sus mejillas a base de tragar y tragar. Puro morbo. El juego de intercambios resultó fantástico, y para cuando terminó la tarde, María ya era una profesional de la felación. Nos dejó bien secos, porqué no solo nos la chupó a todos ¡si no que la hicimos repetir!.

Al correrme ella se lo tragó todo, como siempre ha hecho y siempre hará. Luego los demás se la fueron rifando como en una tómbola, haciendo que ella los mamara a la vez que masturbaba a los otros dos. Yo me fui con Vanessa, la cual estaba con una cara de vicio que sin palabras ya lo decía todo.

-¿Te pone cachonda verla chupando pollas, verdad?.

-Oh Juan, no tienes ni idea. Ojalá hubiera estado allí la primera vez que la hicisteis mamaros a todos en aquel caserón.

-Sí, pero recuerda que poco después apareciste y eso fue toda una revelación para nosotros.

-Buuuuuuuuff que cachonda estoy, hacía tiempo que necesitaba ver escenas como ésta, me ponen salida como la cerda de soy. ¡Me encanta ser tan puta!.

-Y yo estoy deseando que dejes de estar pasiva y te pongas a darle caña.

-No tengas prisa. Yo sé cuando intervenir. De momento disfrutadla vosotros, que cuando yo actúe os lo pasaréis tan bien como me lo estoy pasando yo.

La maldad de sus palabras me hizo recordar un montón de cosas, pero ahora estaba atento a la mamada y a las pajas que estaba haciendo. Se la estuvieron pasando hasta que María, como aquella primera vez, tuvo ración extra de leche cremosa, y entonces volví con los demás ya que tocaba lo que más me gustaba: plato de almeja húmeda. Nada me hizo ponerme más ciego que ver su coño ante mi cara y pasar mi lengua por él esa primera vez. Fue como un shock que me recorría de arriba abajo ese sabor tan rico y excepcional en mi boca. Tal y como María sometida y acorralada no pudo gritar, ni gemir ni nada de nada. Todo lo contrario, tuvo que soportar que mi boca sedienta se pegase a su cuerpo y la devorase. Nada raro habida cuenta de los años que llevaba sin hacerlo. Mmmmmmm que delicia poder devorárselo todo como el cabrón que era, no podía aguantarme las enormes ganas, no quería. La tenía abierta de par en par y se lo estaba probando todito todo mientras los demás se lo pasaban de miedo siendo masturbados, pajeados o simplemente observando la situación. ¿¿Acaso había un lugar en el mundo donde pasarlo mejor??. Imposible: aquello era el paraíso de la perversión, y podía apostar lo que quisiera que la grabación que se estaba haciendo de aquello sería una excelente película porno amateur con la que ganar dineros a espuertas.

Usando mis dedos para abrirla más aún, mis índices se apoderaron de sus clítoris y su punto G, frotando y frotando como si estuviera limpiando la cocina usando un buen trapo. De forma exhaustiva la fui tocando y excitando alternando dedos y lengua hasta que probé a meterlo un índice para saber que tal y como yo pensaba María casi estaba chorreando jugos en su vulva ardiente. ¡Qué maravilla de hermana, que forma de mojarse, de ponerse cachonda, de ruborizarse con mis lametones!. Mis terribles ansías por follarla tuvieron que ser reprimidas para no despertar las iras de los demás, pues debíamos ir paso a paso. Además, como sobraba tiempo, ya habría ocasión de penetrarla a placer. Mmmmmmmm esa idea se bastaba y se sobraba para hacer que me pusiese furioso de sexo, casi en plan violador, justo como a mí me gustaba.

Y tal y como a mí me gustaba, María se convirtió en el juego favorito de toda la pandilla, siendo nuestra esclava día sí día no, pero tras un par de semanas de dedicarnos a usarla de ventosa en nuestras pollas, me dije que era hora de probar algo diferente, de modo que, de nuevo en casa y los dos solos en su cuarto, después de hacerme la enésima y descomunal mamada(ahora las hacía tan bien que había que contenerse mucho para evitar lanzar gritos de placer), la hice desnudarse delante de mí, viendo su increíble cuerpo en crecimiento. Con su carita ruborizada por la vergüenza estar en esa posición la abrí de piernas para admirar su pubis en primer plano. Para tan tierna edad tenía una mata impresionante, de mujer de 27 años o más, y unos labios finamente delicados y cerrados…Virgen, la pequeña María era virgen, aunque estaba claro que no lo sería por mucho tiempo. Pasando mis dedos por su piel suave y tersa, me relamí pensando en el sabor que tendría un coño de mujer, ya que nunca había probado ninguno, al menos hasta entonces que iba a salir de dudas. Agarrándola fuerte de los muslos para evitar que se cerrase puse mi cabeza entre ellos, me hundí un poco más, abrí la boca, saqué la lengua y entonces........mmmmmmm guauuuuuuuuuuu que riquísimo sabor a vainilla pasó a través de mis papilas gustativas. Casi enloquecí sintiendo ese sabor dulzón en mi boca e imparable comencé a lamer como un poseso, viendo como mis lamidas hacían un efecto increíble, pues se le ponía aquello más rosadito y dulzón, y había un olor a sexo en el aire que me embriagaba de pies a cabeza.

Ahora era mi momento de descubrir y gozar de esa maravillosa gruta de placer que era la puerta al cielo, y si el sabor ya era una delicia el probarlo de verdad sería una auténtica locura. Poniendo los morros hacia fuera chupé y besé a partes iguales, y a veces sacaba la lengua por fuera para recorrer su hendidura de un lado a otro y asombrarme por como se mojaba, era algo increíble. En esos instantes el mundo y todo lo que había en él no existían para mí, solo estaba aquella raja empapada en jugos que estaba devorando como si estuviese bebiendo el agua de mi fuente favorita. ¡Que fantástico era!. Su vulva casi me bañaba la cara y yo lamía, chupaba sin poder detenerme. No sé cuanto estuve haciéndolo, pero el tiempo se me hizo eterno hasta que entre gemidos y jadeos su primer orgasmo le llegó como si de una posesión demoníaca se tratase, pues se retorció y contoneó hasta que quedó casi desmayada delante de nosotros, jadeante y exhausta. Quedé en éxtasis admirándola, viéndola contonearse desnuda en la cama tras haberse corrido, y lo único que pensé era que semejante manjar tenían que probarlo los demás para que vieran que aún quedaban muchas más diversiones por hacer.

Esperé un poco a dominar mejor la técnica, para saber como hacerlo en condiciones, y una vez sabido, le conté a los demás todo lo ocurrido, dejándolos con una cara de lobos que asustaba, y a María con una carita de cordero degollado que apetecía hacerle guarradas todo el día, de modo que poniéndola desnuda en un amplio sofá viejo en el destartalado salón del caserón abandonado, la sobaron un buen rato hasta que me vieron comerle el coño para enseñarles como se hacía. Los demás, que por supuesto estaban contemplando toda la escena con la boca abierta y los ojos vidriosos, no paraban de animarme a seguir con sus vítores, diciéndome cosas como "sigue así, cómeselo todo", "chúpala bien, enséñale lo que es un hombre" y "a ésta le va el sexo duro, no te cortes y dale fuerte". Por supuesto me pedían que les dejara sitio libre para ocupar mi lugar, pero de momento no quería hacerlo, aunque les dije que cada uno tendría su turno. Una vez más y para deleite de todos, los gemidos de mi hermana eran tan increíbles que se ponían burrotes de verla retorcerse gimiendo y diciendo "no, no lo hagas…por favor para aaaaaaaahhh". Nos ponía malísimos verla jadeando como una perra cuando intentaba decirnos que la dejásemos, porqué eso nos hacía fantasear con la idea de que en el fondo le gustaba, y eso nos excitaba muchísimo. Se retorció y gimió largo rato, aumentando el ritmo, hasta que la vieron tener un orgasmo y quedar allí tumbada con los pezones duros y su rajita empapada, en una imagen sublime. El orgasmo fue una celebración para nosotros, y nos animó a seguir durante largo rato, de modo que apartándome y dejando que los demás se turnaran, les dejé que probaran las delicias de un buen cunnilingus.

El orgasmo arrancado a mi dulce hermanita(su primer orgasmo en grupo, a más señas) fue suficiente como para quedarme haciendo de mirón todo el tiempo que los demás, a su debido tiempo, estuvieron sacándole los jugos y provocándole más orgasmos de los que pudimos contar. Desde luego se lo tomaron con calma, e incluso hicieron pequeñas pausas para que recuperase fuerzas, pero a la pobre María la tuvimos aguantando lenguas y más lenguas durante horas: chuparon su clítoris, jugaron con los pezones, lamieron el vientre, las piernas, el cuelo…todo lo que hacían era lamer y chupar a la buena de mi hermana hasta saciarse, y se quedaron la mar de contentos cuando cada uno consiguió beberse en cascada los jugos de mi hermana. Quedó en un estado deplorable, allí tumbada, totalmente desnuda y casi sin poder moverse. Para rematar faena, fui el último en chuparla, pues quería ser el primero y el último en comérselo todo hasta no dejar ni gota. Su cuerpo sufrió nuestros caprichos hasta que no hartamos y concluimos que habría que repetir cosas de más, y por supuesto, ir a más con el tiempo, pero por ahora nos conformábamos con esa imagen de ella desnuda, abierta y agotada, a merced de lo que nosotros quisiéramos.

No fue hasta que tuvo su orgasmo que comprobé que nada había cambiado con el tiempo. María se corrió a placer en mi cara y su cuerpo se convulsionó en un tembleque terrible, parecía que la estaba sacudiendo un terremoto. No pude evitar lanzar un grito de júbilo por la alegría que supuso para mí el arrancarle un orgasmo, mi pasatiempo favorito de la adolescencia, y lo alargué con algunos frotamientos y tocamientos indebidos, haciendo que ella quedase como en coma durante unos momentos. ¡Alucinante, que forma de correrse!. Me había follado a un buen número de tías y todas ellas se corrían de diversos modos(chillando, botando a lo loco, gimiendo como perras, e incluso silenciosas) pero ver a María correrse era una cosa fuera de serie, nunca se vería nada igual. No dejé de tocarla, lamerla, mordisquearla y chuparla hasta que ella pareció quedarse dormida, aunque solo era su estado habitual tras un orgasmo. Era como un robot que se apagase instantáneamente y después sufriese una reactivación. Tanto a mí como a los demás eso nos chiflaba.

Cuando se recuperó tras ese primer cunnilingus, Teo y los demás tomaron cartas en el asunto para hacer lo mismo y recordar viejos tiempos, que ya lo echaban en falta. Nos los pasamos de miedo, y nada hubo mejor que ver a Marcos, pues para comeduras de coño él era el Nº 1 y podía hacer que una tía quedase como muerta después de una sesión con él, y así dejó a María. La chupó de tal modo que pensé que la iba a desmayar durante horas, y lo que en verdad consiguió fue que le hizo tal orgasmo que chilló por todo lo alto, resonando el grito por toda la case. ¡¡Mierda, que me empalmé al oír aquello!!. Vanessa quedó alucinada y Teo y Julio fliparon, pero yo me puse cachondo y se lo dije a los demás, riéndonos del efecto que ella provocaba en todos nosotros.

Debido al esfuerzo y al tiempo invertido, hicimos una pequeña pausa para comer, y por supuesto ella comió también aunque mirándonos con una cara de cordero degollado que a nosotros solo nos provocaba mirarla con furia depredadora para que se ruborizase. Todos estábamos a tope y queríamos llegar al gran momento, pero debíamos estar plenos, de modo que esperamos pacientemente a que pasara un poco la tarde hasta que, recuperados de la primera sesión, tocó la segunda ronda, así que volvimos a la faena poniendo a María en la cama y haciendo que nos la pusiera dura a base de mamadillas y pajas hasta que estuvimos todos bien duros y cachondos. Vanessa nos dijo con voz fuerte que nada de delicadezas con María, que no quería piedad ni compasión con ella, y desde luego, no la iba a tener.

Siendo como era el hermano me tocó el honor de ser el primero, así que, dejando a un lado los preliminares, me la cogí, apunté, hice fuerzas: ¡¡Y PENETRÉ!!. Con saña y rabia le metí todo mi ariete visigodo a esa zorra que tenía por hermana y me quedé quieto unos segundos degustando esa incomparable sensación. ¡Mmmmmmmmm al fin me la volvería a follar, de nuevo era mía!. En lugar de ponerla una mordaza para evitar sus gritos la dejamos con la boca abierta, y pudimos escuchar sus protestas y berridos para que todo aquello se pasase, incluso como intentaba convencerse de que todo era una pesadilla producto de su fantasía desbocada. Incorporándome de rodillas sobre la cama cogí a mi hermana de las nalgas y la atraje hacia mí como si fuera una muñeca, embatiéndola fuerte, duro, sin tregua alguna. Los demás ayudaban tocándola y haciendo que los pajease aunque sin llegar a correrse, pues no deseaban perder fuerzas para cuando les tocase a ellos. Vanessa seguía haciendo de lo suyo metiéndose mano y alentándonos con los insultos a María, insultos que hacían las delicias de nuestro lado más salvaje: "fóllala bien, méteselo todo ¡eso es, asíiiiiiii", "dale duro a esa perra, dáselo fuerte, reviéntala, ¡quiero que la revienteeeees!" y "puerca, puta de mierda, goza cabrona, sé que te gusta perraca, sé que te gustaaaaaa" eran las lindezas que se gastaba nuestra querida Vanessa, en un arrebato de locura sexual en el que todos estábamos metidos hasta el fondo.

En toda esa vorágine yo era el centro de atención y el que llevaba la voz cantante. Mis martilleos constantes dentro de ella y mis gemidos y jadeos no se quedaban cortos, y desde luego no iba a privarme de nada en ese fantástico primer polvo en el que casi me parecía alcanzar las estrellas. Estaba en la cúspide del sexo y quería llegar más allá incluso, "hasta el infinito y más allá" jajaajajaja. Mi polla entraba y salía que daba gusto, aquello se encontraba tan lubricado que prácticamente era "zona deslizante", pero yo arremetía con fuerza para llegar al final, para correrme. Afortunadamente tuvimos la prudencia de preguntarle si estaba en días de riesgo en la pausa que habíamos hecho anteriormente, y al contestar que no había peligro, tuvimos carta María para gozar del privilegio de corrernos en donde más nos gustaba y eso era algo que yo necesitaba hacer a la voz de "ya", así que me impulsé con todo lo que tenía a mano, incluso la cabecera de la cama, y me la estuve follando a base de bien, dándola caña de la buena y abusando de su cuerpo tal y como tenía que ser. ¡¡Que pasada de polvo, que morbo, aquello nos desbordaba!!. No podía contener las fantasías y perversiones que ella desataba en mi mente, así que en un último esfuerzo me agarré a ella y tuve mi debida recompensa cuando entre gritos y temblores ambos nos corrimos y descargue toda mi leche que largamente añoraba depositar en ella. Fue algo colosal y yo quedé empapado en sudor. Los dos últimos chorros procuré que fueran a su boca y me encargué de que los tragara. ¡¡Estaba en la gloria!!.

Para gloria el primer polvo que tuve con ella una vez que, harto de dedicarme a lamer y chupar, me decidí a que ya era hora de follármela. Lo hice pillándola por sorpresa mientras hacía los deberes en su cuarto, llevándola a la cama y desnudándola. Ella protestó y se resistió todo lo que pudo, pero tras una paja que le hice el orgasmo que tuvo la dejó preparada y a mí también. A sus 13 añitos, casi 14, María iba a ser lo que es un hombre, y lo iba a descubrir por la puerta grande. Como aún no había tenido su primera regla, no me preocupaba un embarazo, así que concentré todas mis energías en aquella niña a la que iba hacer mujer, me puse entre sus piernas con mi tranca bien cogida con mi mano, hice un poco de presión, y sin prisa pero sin pausa, fui metiéndome por ella hasta que noté un leve chasquido símbolo de la despedida de su niñez y mi pubis se encontró con el suyo. ¡Lo hice, la penetré, se la metí!. No tenía palabras para describir esa sensación de penetrarla, de estar dentro de una chica que jamás había hecho algo parecido, y el que fuera María lo hacía mejor, más morboso y sádico. No lo hubiera querido de otro modo.

Era mejor de lo que yo me había imaginado. Luego, cuando esa primera sensación desapareció, di inicio a un bombeo suave en su interior que fue como sentir pequeñas corrientes eléctricas que iban y venían. En su estado de agotamiento María no podía ni protestar, solo podía aguantar mis embestidas y dejarse llevar. Me curvé sobre ella y le pegué unos besos enormes de tornillo para saborear su rica lengua al tiempo que amasaba sus tetas, todo ello sin dejar de hacerle el amor a mi dulce y amada hermanita. Aquello era gloria bendita, era el éxtasis definitivo. "Dale que te dale, mete que te mete, sigue que te sigue"…el ritmo era infernal, abrasador, me consumía hasta la última fibra de mi ser. Sus carnes calientes me parecían divinas, su cuerpo era el una diosa y el vaivén de nuestra danza sexual una revolución para nuestros sentidos, llevándonos hasta el cielo tras poner la directa en la recta final y acabar gozando con gritos de placer que resonaron bien fuerte por todas partes, corriéndome como un loco y dándola a ella una primera vez inolvidable. Quedó en un estado entre la incredulidad de haber descubierto el sexo y la vergüenza de quien se lo había hecho, pero por la forma de gemir, juraría que le gustó o eso me pareció(y nada me excitaba más que pensar que quizá ella lo disfrutaba).

Me salí de ella pletórico como todo un señor conquistador, casi con lágrimas en los ojos. 20 años esperando…mereció la pena guardar la esperanza de que algún día esto ocurriese. Fue liberador, inmenso, más aún…una cascada de sensaciones me dejaron mejor que nunca, y diciéndoles a los demás que les tocaba, yo volví con Vanessa, la cual me dio un beso y un abrazo felicitándome por el polvo tan estupendo que le eché a mi hermana. Poniéndome al lado de ella y tocándola un poco, observé fascinado como Teo, Julio y Marcos se la estaban comiendo con patatas y todo, la tenían acorralada y no la iban a dejar respirar tranquila. El siguiente en follársela fue Marcos, que aplicó toda su maldad para arañarla las tetas a la vez que empujaba y empujaba. Por un instante pensé que la cama iba a caer hecha pedazos. ¡Que empujones, que fuerza tenía el tío!. Se la follaba a todo trapo y no quería bajar el ritmo ni por un segundo. Luego fue cambiando la marcha y de un traqueteo incesante pasó a golpes secos y brutos, casi como si quiera empalarla de verdad. Me puse cachondo viendo como se estaban follando a mi hermana, y María gemía y gemía sin parar dándonos todo un show de los gordos que no paraba de ser grabado para la posteridad.

Totalmente loco y fuera de sí Marcos se la tiró hasta quedar sin aliento cuando él también lo gozó y se corrió dentro. Sus tetonas quedaron aplastadas contra su cuerpo como flanes, y sus pezones amenazaban con explotar, ¡estaban enormes!. Todo su cuerpo tenía esa pinta de estar en su plenitud sexual y eso era un detalle que no podíamos dejar escapar. Cuando Marcos se salió de ella Teo ocupó su lugar y sin delicadeza ninguna le ensalivó un poco el coño(no sé para qué, si estaba lubricada a más no poder) la penetró y empezó a darle al "zaca zaca". Lo peor estaba por llegar, ya que Julio era el más dotado de los 4 y el cabrón se reservaba para el final a fin de que ella ya fuese como una muñeca en sus manos a la que pervertir con poder absoluto(que era lo que a él más le gustaba, el dominar a una tía así). Con deleite y radiante lujuria Teo estuvo martilleando dentro de María con buen ritmo, sin perder la energía ni el ímpetu, agarrándola del culo para entrar más aún o poniendo las piernas de ella por encima de sus hombros para conseguir una penetración más profunda. La tocó el clítoris, lamió su cuello y pellizcó sus pezones todo el rato hasta que agarrándose a sus tetas(y estrujándolas bien) él también se corrió de lo lindo y regó a María por dentro. Fue cuando, sin dejarla tiempo a recuperarse, Julio entró en acción penetrándola con su pértiga de 26 cm.(los demás ni por asomo la teníamos así) en una especie de violación que nos erizó la piel. Nada raro siendo él que más ansias tenía hacia ella. Le echó un polvo descomunal y cuando se corrió no lo hizo dentro suyo, si no que le echó todas sus descargas sobre el cuerpo, pringándola de tal modo que la dejó muy manchada. ¡Maravilloso, sublime!.

Igual de maravilloso y sublime fue para ellos el hacerlo con María la primera vez poco después de desvirgarla yo, solo en que lugar de usar el caserón ya fue cosa de tener el momento y lugar apropiados en nuestra propia casa y en su cama, para que nunca pudiera olvidarlo cuando se fuera a dormir. Lo mejor de todo era el morbo que ella solita provocaba con solo mirarla. En el barrio y de puertas afuera era la niña más encantadora y dulce que había, era la envidia de todas las madres, pero de puertas adentro era nuestra esclava sexual, nuestra putita particular, y sabíamos que en el fondo y de alguna manera ella podría estar disfrutando con nosotros tal y como nosotros gozábamos con ella, y eso alentaba a seguir, nos animaba a seguir dándola caña, ¡¡vaya que sí!!. Sus ojitos tiernos y tímidos, sus curvas, sus impresionantes y envidiadas tetas(no solo por las otras chicas, también por sus madres) y su eterna pose de "niña buena" era un imán irresistible para hacerle las guarradas más indecorosas que se nos ocurrieran. ¡¡María era el vivo retrato de la sumisión!!.

El primero de ellos que se la tiró fue Teo, ya que lejos de nuestras orgías que hacíamos, era frecuente que pasara por casa para estudiar conmigo para los exámenes, hacer deberes, escuchar música, etc., y como mis padres conocían a mis amigos y se fiaban de ellos, no les preocupaba dejarnos solos en casa. Una lluviosa tarde de Jueves, tras dejarnos allí diciendo "cuidad de María", que a poco nos hizo romper en carcajadas delante de ellos, fuimos a verla a su cuarto. Se encontraba jugando, como siempre, pero solo de vernos su expresión cambió y supo que iban a empezar otra clase de juegos. Me quedé al margen para dejarle paso libre a Teo, quien llevó a mi hermana a la cama para desnudarla y desnudarse él. Estuvo largo tiempo sobando y besándola por todas partes, deleitándose con las curvas de mi querida hermanita, disfrutando de ellas sin parar, para después someterla a una exhaustiva mamada a fin de ponérsela bien tiesa. La real mamada que le procuró lo puso tan duro que no se lo pensó dos veces y la hizo montarse sobre su verga, haciendo que ella quedase empalada. Y como si fuera una jinete, María empezó a saltar y brincar sobre la verga de Teo mientras éste la cogía de las tetas o del culo para ayudarse a fin de que ella cabalgase cuanto más salvaje mejor. Lo sensacional de todo eran los gritos y jadeos de María montando a mi mejor amigo como si de verdad estuviese disfrutando de aquello. Sus tetas se balanceaban de una manera que era increíble, iban arriba y abajo botando como pelotas de baloncesto, y Teo se encargó de amasarlas y jugar con ellas hasta que ambos se corrieron y quedaron tumbados en la cama. La cara de María era la viva expresión de placer, parecía en éxtasis, y tras dejarla recuperarse un poco, Teo volvió al ataque para divertirse con mi hermanita como tanto nos gustaba.

Días después de lo de Teo, Marcos vino para probar unos cuantos videojuegos que él se había traído y nos lo pasamos de miedo con los clásicos mata-marcianos y otros por el estilo, pero cuando escuchamos la puerta cerrarse, sabiendo con eso que los tres estábamos solos, pasamos de los videojuegos como de la mierda, yendo directamente a por María(quien en vano quiso acompañar a mamá para no quedar con nosotros). A diferencia de Teo, Marcos la hizo ponerse a cuatro patas apoyando sus manos en la cabecera de la cama, en una pose bastante humillante debido a lo abierta que quedó, perfecta para una exploración oral que no se hizo esperar: sacó la lengua y ésta fue directa a la concha de mi hermana, quien enseguida empezaba a derretirse entre jadeos y llantos(¿de vergüenza?, ¿de placer?). Lo que fue increíble era como la colgaban las tetas en esa postura. Marcos se percató de ello, así que tras un buen repaso a su cuca, llevó su boca a sus tetonas y se las chupó sin cambiarla la postura. Parecía un ternero que estuviese mamando de la vaca jajaajaja. En cuanto se cansó de preliminares, pasó al plato fuerte, poniéndose de rodillas detrás de ella y disponiéndose a tirársela por todo lo alto. Lo hizo con la pasión del chico que 16 años que era, con el vigor propio de la adolescencia, y no bajó el ritmo ni por un momento hasta haberse satisfecho y corrido a su antojo tras un polvo estupendo.

Pero lo mejor lo dejé para el final: Julio. Era el único de todos nosotros que aún seguía siendo virgen, y no porqué él lo quisiera, si no porqué las chicas se asustaban de su enorme polla, les daba miedo que las penetrara con ella(solo conseguía que se la chuparan, pero nada más), y ahora le estaba brindado la ocasión de liberarse y desvirgarse con mi hermana, algo que me encantaba. Con la excusa de un examen, vino a casa y nos pusimos a estudiar(o sea, a mirar revistas de tías famosas con poca ropa) hasta estar solos, y una vez tuvimos carta María, él fue a por ella, desnudándola con una rapidez pasmosa. Se notaba que le tenía muchas ganas a mi hermana, la cual, asustada por la corpulencia y gesto serio de Julio, era como una muñeca de trapo. Cogiéndose su pedazo de manubrio Julio hizo presión e intentó penetrarla sin siquiera lubricarla, pero como debido a ello costó que entrase, insistió e insistió hasta lograr su objetivo, haciendo que ella gritase al sentir semejante pollón dentro de ella(gritos rápidamente acallados por largos besos de tornillo). Al haberlo conseguido Julio se puso a vociferar lo a gusto que era aquello y que el polvo que iba a echar sería antológico. Me encontraba petrificado viendo la escena, totalmente alucinado: la pequeña María siendo empalada por aquella monstruosa, casi titánica polla, que por poco no le entró toda, y viéndolo en primer plano. Tras años de frustración Julio por fin tenía su momento de gloria y lo vivió intensamente, echándola el polvo más bestia de la tarde y corriéndose a trompicones en un orgasmo tan visceral como desgarrador(ni que decir tiene que fue el polvo más salvaje que jamás vi, ni también que esas juergas luego eran debatidas en grupo). Fue sencillamente asombroso.

Y recordando viejos tiempos todos nosotros repetimos la misma jugada, eyaculando sobre las tetas y la cara de María todo en tropel como animales en celo. Quedó fantástica cubierta de semen, lucía magnífica. Al correrme sobre ella e ir con Vanessa, le susurré una idea que se me vino a la cabeza(y que ni de lejos pensaba realizar) y que le pareció perfecta. Comentándolo con los demás, ellos también asintieron y fuimos donde María para cambiarla de postura y ponerla a cuatro patas como las perras, con sus tetonas de vaca colgando. ¡Vaya vaca lechera por hermana que tenía!. Ella intuyó lo que proponíamos pero a pesar de sus quejas lo cierto es que nada podía hacer. Durante largo rato probamos a meter dedos y luego otras cosas que se nos ocurrían(como el mortero del azafrán, un cucharón de madera,…) esperando que nosotros tuviéramos fuerzas para llevar a cabo lo que queríamos. Apenas nos íbamos a correr, pero nos daba igual. Era necesario, era indispensable, era vital tener de nuevo su orto solo para nosotros: ¡¡teníamos que darla por el culo!!.

Sabía perfectamente por lo pudorosa que siempre fue que aparte de nosotros nadie jamás la había enculado, ni siquiera su marido, mi odiado cuñado. Su culo fue un lujo exclusivo de nuestra pandilla, y después de 20 años aquello debía estar bien cerradito, como si fuera virgen anal otra vez. Después de nuestros experimentos con el mortero y lo otro, me sentía en forma para darle lo suyo a ese culito de nalgas grandes y apretadas. Me puse detrás de ella, acerqué mi polla a su ojete riéndome al ver como ella intentaba en vano evitarlo, y sin más dilación, me di el gustazo de ser el primero en darle por el culo. ¡Uuuuuuuuufff que gozadaaaaaaaaaaaa!. Poco faltó para sufrir una eyaculación precoz. El shock de volver a metérsela en el culo fue tremendo, increíble, una pasada y como no quería perder el tiempo me agarré a sus tetas colgantes para apretarlas cosa fina poniéndome a culearla como el salvaje que era. ¡Ella me ponía malo, muy malo!. Tal y como pensé era de nuevo virgen por el culo y sus paredes anales me estrujaban la polla rico rico, me la apretaban tanto que esa sensación de presión me procuraba sensaciones adicionales que no pensé que tendría de nuevo.

Los demás me miraban con celos pues deseaban ocupar mi lugar, pero sabiendo que cada uno tendría su oportunidad se limitaron a animarme como estuvieron haciendo todo el día, aunque no se cortaron a la hora de darle apretones, cachetes y sobeteos varios a María, amén de largos besos de tornillo con lengua incluida. Dejando que tuvieran sus tetas para jugar, dejé de cogérselas y puse mis manos en sus hombros para aferrarla más fuerte, evitar que se saliera y empujar con toda la fuerza de que disponía. Cierto es que no era mucha, pero no podía parar, no quería. Seguí empujando y enculando por espacio de unos cuantos minutos, regocijándome de lo apretado de sus nalgas, saboreando ese dulce momento de triunfo y acelerando como podía para gozar de ese culo de una vez. Así, más fuerte, más fuerte…hasta el fondo, luego sacarla casi toda, y vuelta a meter…hasta los huevos si hace falta…mmmmmmm que rico era todo eso. Sí, bien enculada, toda dentro, toda dentrooooooooo…y en un estertor cojonudo conseguí lo que quería, gozando de ella con gritos de esquizofrénico.

En un alarde de locura fue que pensé que, ya que había probado a María por delante, lo hiciera por detrás. Tras varios meses en que de simples mamadas y pajas habíamos llegado a polvos en serie, se me ofrecía el culo virgen de mi hermana para reventarlo a placer. Un día que María estaba de lo más normal la cogí y la hice limpiarse el culo en profundidad hasta que quedó impoluto, sin nada de manchas. Luego la metí en la ducha y yo detrás, rozándome contra ella sin poder mis ganas. La sobé largo rato por todas partes, ensañándome en su culo. Cuando descubrió lo que pretendía ya era tarde, pues la tenía con la espalda arqueada contra la pared con el culo en pompa esperando el momento, no sin antes hacer que me la chupara con ganas al decirle que cuanto más chupase menos dolería, y bien mojadita mi verga se fue a sus nalgas. Abrí sus cachetes, toqueteé su orto un poco para después arrimar la polla, apreté con fuerza al tiempo que apretaba los dientes, y lenta y dolorosamente la última zona virgen de María dejó de serlo. Ella lanzó un largo grito de dolor mientras se le escapaban las lágrimas por sus mejillas enrojecidas, sintiendo como su culo fue empalado y gimiendo como si se estuviese atragantando.

No podía creerlo: una polla tan grande en un culo tan pequeño. ¿Cómo diablos se la pude meter?. Si no lo hubiera visto no lo hubiera creído, pero ahí estaba, con mi polla toda metida en ese agujerito. Me puse a darle sin prisa, tenía tiempo y quería disfrutarlo. Sus paredes me apretaron más aún que su coño cuando la desvirgué, que increíble presión, que sensación de placer tenía, aquello era el paraíso. El agua mojando nuestros cuerpos me procuraba una sensación de total frescura, y no podía apartar la vista de su culo desvirgado ni de escuchar sus lamentos de dolor. Yo me reía y decía lo bueno que era el culo, que casi era mejor que el coño. Sus tetas estaban aplastadas por mis manos y se me salían por los lados, era algo cojonudo. Me apropié de ellas para estrujarlas como me vino en gana, jugando con sus pezones erectos, retorciéndolos y amasando esas montañas de carne. Ella gemía y se contoneaba. Podía oírla como si tuviera algo en la boca, y saber que eso era por estar enculada me hacía ponerme más cachondo aún. Apreté el ritmo, aceleré un poco, di más fuerte y con golpes secos, en plan bestia, logré que me sobreviniese el orgasmo como si fuera una tromba de agua y me corrí a base de bien en su culo, llenándolo de semen y viendo como éste se deslizaba entre sus nalgas y caía por sus piernas. Lo mejor fue que con eso ella se corrió, algo que no esperaba que ocurriera. ¡Guau, que pedazo de cerda, se corría con todo, lo gozaba la puta de ella!.

Después de unos apretones de manos, Teo se puso detrás de ella para disfrutar de su culo, penetrándola sin casi dificultad alguna. Se puso a encularla como si estuviese cabalgando un caballo a paso ligero, y sus caderas chocando contra el culo de mi hermana era algo que nos encantaba, un sonido que nos recordaba tiempos pasados(y mejores). Teo parecía estar en órbita, se lo pasaba de miedo con ella. Se la culeaba como él quería, y después de 20 años de espera esa liberación era arrebatadora, era una victoria sobre el tiempo en toda regla. La polla de él martilleó y martilleó durante no sé cuanto tiempo, pero sí se que para cuando se iba a correr, Teo no parecía Teo, parecía más bien un loco salido de una peli de psycho-killers. Su cara estaba retorcida de placer obsceno, de ilícita lujuria, y le encantaba esa sensación. Finalmente acabó dentro de ella, regándola nuevamente de semen(tampoco mucho, que no teníamos una reserva ilimitada). Marcos ocupó el lugar de Teo, penetrando a la primera de cambio sin hacer esfuerzo alguno, aplicando su propio ritmo y balanceo para disfrutarla. María estaba que no podía decir ni pío, se encontraba en un estado de agotamiento del que no queríamos sacarla ni mucho menos darle un pequeño respiro. Su culo ya volvía a estar abierto de par en par para que una buena verga se colase y lo disfrutase, y sabía que todo aquello era mi creación, lo que me hizo tener un enorme arrebato de orgullo.

La enculada que Marcos le dio duró más tiempo del debido ya que casi tuvo un gallitazo, pero consiguió sortear el obstáculo, obteniendo su anhelado premio con un orgasmo de largos y roncos gemidos, arañando las tetonas de María y dejándolas un poco marcadas. De todos modos, era nuestra posesión, y lo de marcarla no estaba tan mal jajajaajaja. Y de nuevo, lo mejor para el final: Julio se fue a darle por el culo, y tal y como pasó la otra vez cuando se la folló, aquello tuvo dificultades para entrar todo. Tuve la sensación de que realmente se la iba a acabar sacando por la boca, era una auténtica pértiga de salto de altura. ¡Madre de dios que potencia, y que tamaño!. Al conseguir encularla María literalmente se derrumbó y quedó desmayada, pero eso a Julio no le importaba, solo deseaba culearla y sabía como despertarla. En cuanto se puso a darle fuerte, las embestidas hicieron que lenta pero dolorosamente ella volviera a despertar, teniendo que sufrir en sus carnes la violenta entrada en su culo del Mágnum 44 por polla que Julio tenía. Su cuerpo estaba tan abusado, marcado, manchado y cansando que costaba reconocer en ella a esa "gran señora" humilde y recatada que fue desde los 18 hasta ahora. Tenía toda la pinta de ser una prostituta que hubiera sido de orgía o se hubiese metido en una bacanal romana. ¡Bestial!. Ya era de nuevo nuestra puta, más aún cuando Julio terminó y se corrió dentro, echando una enorme cantidad de semen(algo desproporcionada, diría yo) y obligándola a que lo recogiera con los dedos y se lo tragase todo con una cara de asco que era puro vicio.

Puro vicio fue ese momento en que mis colegas degustaron el estupendo culo de mi hermana. Teo pidió ser el primero de ellos, quería saber que se sentía y viendo las ganas que tenía no se lo negué. Como maestro de ceremonias yo decidía quien le hacía qué y como a mi "querida" María, que para algo era el hermano mayor, así que preparé el terreno para que Teo la diera por detrás aprovechando que la casa de éste estaba vacía(sus padres fueron a visitar a unos parientes y para entonces ya queríamos probar sitios nuevos). Ella fue engañada creyendo que iba a jugar con unas amigas de Teo que ella conocía, Tras hacer que ella se la mamase un poco, Teo se puso detrás de ella tal y como hizo la otra vez, poniendo el glande en la entrada del orto y apretando para penetrarla. María se revolvió pero no pudo escaparse, apretando los dientes para soportar semejante intromisión en tan cerrado terreno, pero lo cierto era que tras meses y meses ya se resistía poco, todo lo más era un leve forcejeo y luego se dejaba hacer(sobretodo por mí, que en casa procuraba acosarla y toquetearla sin que los demás se dieran cuenta, disfrutando de ver como ella se ruborizaba y no decía nada aún cuando la preguntaban si la pasaba algo), y ahora se estaba dejando de Teo y su enculada que ya se aproximaba al final. Él no paraba de decir lo bueno que era, lo mucho que debíamos hacerlo y por supuesto, más tarde, habría que inventar cosas nuevas. En medio de fantasear con esas "cosas nuevas" Teo se corrió con unos roncos gemidos, diciendo como punto final que la experiencia fue fantástica y que los demás no debían perdérselo, algo que ni por asomo iba a ocurrir.

Con Teo tachado de la lista, el siguiente fue Marcos, que no veía la hora de ver como era lo de dar por detrás a una tía. En esta ocasión, engañé a María diciendo que la madre de Marcos había preparado unos frisuelos(que a ella le volvían loca) y que quería dárselos a probar, pero cuando vio que una vez más la había engañado, ya era tarde para escapar de la encerrona, de modo que sin que dijéramos nada, ella misma ya se puso en posición sabiendo lo que le iba a pasar. Marcos no esperó ni un segundo y se puso a descubrir lo que era el sexo anal. Se encontró con que le gustaba más que el sexo normal, viendo que aquello prometía ser una experiencia que intentaría hacerle a todas las tías que pudiera para comprobar si efectivamente les gustaría hacer realidad la tan manida frase "que te den por culo". Por lo menos sabíamos que a María quizá le gustase en el fondo(pero muy muy en el fondo), y eso era lo que nos gustaba de ella, el llegar hasta el fondo. A diferencia de Teo, Marcos procuraba sacar toda la polla y luego la volvía a meter, en un juego que le gustaba mucho. Era como empalar una y otra vez, así hasta que se la metió bien metida y en lugar de sacarla se puso a bombearla histérico. No pudo seguir su propio juego y se lanzó de lleno a culearla, y le daba igual si la dejaba dolorida un mes. Él solo quería gozar de ese pedazo de culo y nadie se lo impediría, consiguiéndolo con unos estertores dignos de una película porno. Su orgasmo fue recibido con grandes chorros de semen directos a su orto, que tras salirse y resbalar, estuvo metiendo un poco más hasta que quedó agotado y con cara de haber ganado la lotería. ¡¡Dos de tres, y faltaba el mejor!!.

Teniendo a Teo y Marcos fuera de la ecuación, solo quedaba Julio y su monstruo de un solo ojo. Esta vez ni engaños ni nada: Julio se presentó en casa con toda su jeta diciendo que iba a llevar a María conmigo de paseo al parque, y mi madre simplemente lo creyó. Pasear paseamos, sí, pero acabado el paseo(una mera excusa para ver a María contonearse y hacer que Julio se pusiera a tono), fuimos directos a su casa sin hacer paradas, dispuesto a darse el gustazo del siglo. En la misma línea que Marcos, Julio no tuvo la más mínima delicadeza con ella: abrió, colocó, empujó, y penetró. María gritó de dolor, un grito surgido desde las entrañas más profundas de su ser, pero él solo podía reírse acariciándola por todas partes como un maniaco sexual, recorriendo su violentada anatomía y relamiéndose mientras su ariete entraba y salía del culo de su víctima como si la fuese a partir en dos. La culeada que estábamos presenciando era algo tan brutal y violento que casi no me lo creía. Julio se la metió a fondo largo rato hasta que dando gritos de loco se acabó corriendo dentro, y dejándome la enésima imagen para el recuerdo: la de María tendida sobre la mesa con el culo dilatado rezumando lefa, con una expresión entre placer, dolor, vergüenza y cansancio que rayaban lo indecible. Casi me dio ganas de reunir a todos y darle polla hasta el día siguiente. ¡¡Menuda ninfa tenía por hermana, era un vicio inacabable!!.

Y de golpe y porrazo, una voz nos dijo "¡basta!". Todos nos giramos al ver que la voz no era de hombre, si no de mujer. ¡Al fin Vanessa se había decidido a intervenir!.

-Relajad las pollas muchachos, es hora de que yo entre en acción.

Todos nosotros dejamos paso libre, quedando apoyados en lo primero que tuvimos más a mano y lo más cómodos posibles a fin de no perdernos nada del evento. Los cuatro pasamos de ser participantes a convertirnos en meros espectadores, lo que nos vino de perlas para relajar un poco y reponer fuerzas. Mientras tanto, Vanessa estaba ya en la cama sobre María y la ojeaba de pies a cabeza como el animal que estuviese comprobando su alimento. La miró un buen rato, tocándola un poco aquí y allá, viendo como había quedado la mercancía después de pasar nuestra revisión. Luego, sin previo aviso, le pegó un señor beso con lengua y todo de los que hacen época, dejándonos bien claro lo que es un beso de verdad y como darlo. Virgen santa, que morbo. Pocas cosas son más excitantes que dos lesbianas en plena acción, y más si una de ellas estaba dominando a la otra. Ver a Vanessa sometiendo a mi hermanita era un placer por el que había suplicado largas e interminables noches, y ahora mis rezos habían sido recompensados. No me perdía ni un detalle de cómo Vanessa toqueteaba a María, de cómo retorcía sus pezones y recorría su vientre, de cómo acariciaba sus piernas y recorría su espalda, de cómo iba tomando el control sobre ella para poseerla a su antojo.

-Que ganas tenía de echarte el guante. ¡Cerda cabrona!, ¡asquerosa!, ¡ZORRA!, ¡¡PUTAAAAAAAAAA!!...

Los insultos de Vanessa llegaron por sorpresa pero fueron bien recibidos, y todos sabíamos porqué esa furia tan agresiva. Eran celos. Celos de las tetazas de María y de su cuerpo(Vanessa no tenía ni de lejos semejante delantera). Con tanta rabia acumulada, Vanessa la hizo estallar de una sola vez, cogiendo a María con fuerza del pubis y pajeándola a toda velocidad. Literalmente la estaba violando con la mano, metiéndole dedos hasta el fondo y vuelta a la vez que daba cachetes en las tetas para ver como éstas se agitaban como flanes en un terremoto. Siguió pegando varias veces hasta dejárselas enrojecidas, y después se fue a apretarlas, lamerlas, estrujarlas, morderlas por todas partes, su mundo solo eran esas dos tetas que a María le había dado la madre naturaleza. A veces la hacía voltearse ligeramente para poder azotarla en el culo, aunque el final Vanessa la puso en su regazo boca abajo y la estuvo azotando largo rato, haciendo que su víctima gimiera de dolor. Y eso, como no, enseguida trajo estupendos recuerdos a mi mente.

Porque estupenda fue la llegada de Vanessa en nuestras vidas, más o menos a los 6 ó 7 meses de iniciar a María en el mundo del sexo y la dominación. Cuando la conocí solo era una compañera de clase más a la que me cepillé, pero tras sus ojos azules, su pelo rojizo(casi caoba) y su carita de buena se ocultaba un putón con la que descubrí placeres y posturas que fueron un soplo de aire nuevo. El día que conoció a María Vanessa se quedó hipnotizada por el tamaño de sus tetas, provocando en ella una insana envidia de no tenerlas tan grandes. Al confesarme que ojalá pudiera darle una paliza o algo parecido para darle un escarmiento por estar tan buena, se me abrieron las puertas del cielo. Primero me cercioré de que no hablaba en broma y luego, reposando tras un violento polvo en mi cama le propuse dejar que se divirtiera un poco con ella. Como no tenía muy claro como reaccionaria Vanessa al conocer las diversiones que mis amigos y yo teníamos con María, me limité a confesarle el interés que el cuerpo de mi dulce hermanita tenía para mis amigos y para mí, y me llevé la primera de muchas sorpresas al oírle decir que si la dejábamos ir con nosotros nos enseñaría encantada su cuerpo serrano.

Ni que decir tiene que acepté enseguida su propuesta, y tras informar a mis colegas de que debíamos guardar en secreto(por ahora) nuestras pasadas actividades con María a Vanessa, la incluimos en nuestros juegos y actividades de los últimos días del verano para alegría de la ingenua de mi hermanita, que creyó ver en su nueva amiga una oportunidad de librarse de nuestro acoso permanente. Durante los primeros días no pasó nada de nada y yo ya empezaba a creer que Vanessa se había olvidado de nuestro trato cuando nos citó a todos en su casa. Enseguida se disculpó por el retraso en cumplir el pacto pero alegó que no había tenido la casa sola para ella hasta ese día, luego nos llevó directamente al dormitorio de sus padres y nos hizo esconder a los cuatro en el interior del armario empotrado de sus padres(el primero que había visto yo en mi vida). Allí nos mostró como había que mover solo un poquito las tablillas de las puertas correderas para ver perfectamente todo el cuarto y nos dijo que prestáramos especial atención al gran espejo de cuerpo entero que había a un lado. No tuvimos que esperar ni veinte minutos antes de oír como acudía María a su trampa, pues Vanessa la había invitado a merendar y con la excusa de estar solas la invitó a probarse algunas prendas de ropa que a ella ya no le quedaban bien para regalarle alguna. Y claro, mi hermanita picó enseguida el anzuelo y pronto las tuvimos a las dos delante con un montón de ropa en las manos.

Desde el primer momento Vanessa sacó fuera sus dotes de mando, desnudando a María como si fuera una muñeca sin que mi dócil hermana atinara a reaccionar, despojándola incluso del sostén mientras charlaba con ella como si tal cosa. En cuanto la tuvo en braguitas la obligó a dar un par de vueltas como si fuera una modelo, halagando su cuerpo y mostrándonoslo en todo su esplendor. Luego empezó el desfile de prendas, encargándose Vanessa casi siempre de quitarle y ponerle la ropa, por lo que María pronto se acostumbró a dejarse hacer. No hará falta mencionar que nosotros cuatro nos la estábamos machacando la mar de a gusto viendo el espectáculo a escondidas, pero el espectáculo de verdad empezó cuando Vanessa le agarró las tetas con desparpajo sin darle importancia, y luego medio la obligó a que le cogiera las suyas por debajo de la blusa para que viera la diferencia. Desde ese momento el manoseo ya fue continuo, pues no había prenda que no se probara María sin llevarse un apretón, una palmadita cariñosa o un pellizco. Y cuando ya pensábamos que eso era el colmo del morbo Vanessa volvió a sorprendernos haciéndonos un gesto para que miráramos cuando mi hermana tenía un vestido tapándole la cabeza y, de un seco tirón, le bajó las braguitas hasta los tobillos haciéndolo pasar como una broma. Luego, con María aun atrapada por el vestido, se lió a hacerle cosquillas hasta revolcarse las dos por la cama entre risas.

La visión nos tenía a todos empalmados como burros viendo botar sus tetas y como Vanessa la seguía atosigando por toda la cama, hasta que en un momento dado María por fin se quito el vestido de la cabeza, con tan mala fortuna que lo hizo golpeando a Vanessa con el brazo en la cara. Y ésta, medio en broma medio en serio le dijo "Ah si, ¿con que quieres ser mala? ¡Pues veras tu lo que le hago yo a las niñas malas!"; y, sujetándola boca abajo sobre su regazo, se sentó justo enfrente nuestra y nos sonrió de oreja a oreja mientras nos guiñaba un ojo y empezaba a darle azotes a María en su culito desnudo. Mi dulce hermanita, aunque al principio se lo tomó como unas bromas más pronto trató de levantarse, sobre todo porque las palmadas cada vez eran más continuas y fuertes, empezando a poner de color rojo sus pálidas medias lunas. Para que no se le escapara Vanessa la sujetó con fuerza de un pecho(con bastante fuerza a juzgar por las quejas de mi hermana), que dejó de intentar huir y empezó a mezclar sus primeros pucheros con las súplicas de que la soltara. Pero la otra no solo no la soltó sino que además sus golpes se deslizaron más abajo por las nalgas, de tal modo que pronto oímos un curioso sonido húmedo de fondo sobre las palmadas, sonido que nos sonaba de cerca pero que no conseguíamos identificar.

Fue Teo el que adivinó, entre risillas apagadas y gesto perverso, que era debido a que le estaba dando con la punta de los dedos en el coño, y así nos lo susurró, alucinando todos al ver como María jadeaba con la boca abierta y los ojos cerrados mirando hacia nosotros sin vernos mientras separaba cada vez más sus piernas(a la vez que su ama centraba cada vez mas las palmadas sobre esa zona). Vanessa debía seguir jugando con su pecho todavía, pues aunque eso no lo veíamos lo suponíamos al ver la postura de su brazo bajo el cuerpo de María, y debía estar disfrutando más que ninguno de nosotros, pues se mordía el labio inferior repetidamente y tenía una mirada vidriosa de placer como pocas veces yo se la he visto. Y si todavía quedaba la menor duda al respecto, ésta se disipo cuando Vanessa abrió la boca de par en par y jadeó presa de un violento orgasmo al tiempo que metió toda su mano entre las piernas de María y le provocó a ésta otro orgasmo aún más intenso, pues los chillidos de placer de mi hermanita aún resonaban cuando todos manchamos las puertas de semen por última vez. Luego Vanessa se recompuso como si tal cosa y, tras regalarle un par de vestidos a María, se despidió de ella como si no hubiera pasado nada, aunque mi hermana(que todavía tenía el rostro arrebolado y las piernas flojas) apenas si le dijo dos palabras antes de irse de la casa. Y, claro, tardó bastantes días en volver a decírselas.

La escena era altamente morbosa y nosotros estábamos excitados, aunque no nos pusimos a pelárnosla ya que queríamos reservar fuerzas para mañana. Lo que sí hicimos fue disfrutar del show lésbico que Vanessa nos daba en toda su mordacidad y perversión. Nos enseñaba como debíamos dominar a una mujer y como hacerla sufrir, como castigarla y dañarla sin llegar a herirla. Abofeteó todo su cuerpo menos la cabeza(a fin de evitar males mayores) con la fuerza suficiente como para inflingir dolor pero no daño físico, y eso nos la puso muy muy dura. No todos los días uno podía presenciar algo semejante, y desde luego no podíamos perdernos ni el más mínimo detalle del evento. ¡Por dios que maravilla, que obscenidad, que placer!. La mezcla de morbo y sadismo era demencial, nos apetecía probarlo nosotros de no ser porqué ahora le tocaba a ella darse el lote. Y vaya sí se lo estaba dando. Vanessa tenía a María bien cogida y se la estaba cepillando tal y como deseaba, con mucha mala leche. La vimos meterle lengua hasta la campanilla y hacerle dedos hasta dejarlos pringados. De vez en cuando nos guiñaba un ojo mientras la abría de piernas y la masturbaba delante nuestro para provocarnos, en un juego que le encantaba.

Vanessa hacía con mi hermana lo que le viniera en gana, la dominaba como si se tratase de un títere, y se la follaba lenta y pacientemente, relamiéndose de gusto cada vez que pasaba las manos por los pezones y los retorcía. En ese instante Vanessa se puso detrás de ella haciéndola despegar una pierna ofreciéndonos una imagen divina de su panocha abierta de par en par, masajeó sus tetas y tras tocarla el coño un poco más llevó sus dedos empapados a la boca de ella, obligándola a tragar sus propios jugos. "Perra de mierda, esto es lo que sueltas cuanto te corres. ¡Trágalo hija de puta, trágatelo todo!", la decía, entre otras cosas. La trataba como un carcelero al preso que más odiara, la humillaba constantemente, y la estaba jodiendo una y otra vez con los dedos frotándola el clítoris y la cuca fuerte y rápido, fuerte y rápido…la cogida tan violenta de Vanessa provocó en ella espasmos y gemidos de todos los volúmenes e intensidades, así durante varios minutos en que la forzó hasta arrancarle un nuevo orgasmo. Al terminar de correrse Vanessa se sentó sobre su cara y la obligó a comérselo todo, teniendo que penetrarla con la lengua y haciendo que chorreara sobre su carita cuando la hizo gozar y Vanessa chilló de gusto. Una experiencia tan grata como estupenda.

Desde que había comenzado el nuevo curso, ya no teníamos tanto tiempo libre para estar con María, y el que justo después de desvirgar su ano tuviera su primera menstruación solo vino a empeorarlo. Ahora debíamos ir con cuidado de no preñarla, pero aún teníamos nuestros días de hacer con ella lo que queríamos y los aprovechábamos bien. Un día Vanessa me sorprendió diciéndome que desde lo de su casa deseaba volver a disfrutar de María y que la quería en exclusiva un día entero, que sería para ella y que ningún chico debía follársela antes que ella. La propuesta de Vanessa fue aceptada, aunque para eso puse la condición de que ella debería dejar que todos los demás se la pasaran por la piedra. Al ver que podía cumplir sus represalias hacia María aceptó a la primera y nos pasamos una tarde entera haciéndola de todo, montándonos una señora orgía con ella a base de enculadas y folladas varias, amén de otras cosas que descubrimos que jamás pensamos que se pudieran hacer.

Cando Vanessa pasó la prueba más que satisfactoriamente aceptamos de buen grado a condición de verlo todo, y cerrando el trato, en pocos días llevamos a María a la piscina que había en casa de Marcos, donde volvió a ver a Vanessa. Ésta se presentó como si no hubiera pasado nada entre las dos, y María, inocente como era, creyó a pies juntillas que Vanessa era una chica normal, y que lo ocurrido debía haber sido una especie de juego raro que ella no entendía. Vanessa no le hizo nada al principio, solo se limitó a jugar con mi hermana para descubrir hasta que punto continuaba siendo sumisa e inocente. Los juegos de salpicarse hicieron que el bañador le marcara los pezones de tal modo que Vanessa no podía apartar la vista de ellos, ni nosotros tampoco. ¡¡Vaya pedazo de pitones!!. Buuuuuuuff ya estábamos malos solo de verlo, se nos hacía la boca agua y lo peor es que teníamos que contenernos, aunque, cuando Vanessa se iba a la casa de cuando en cuando, en seguida íbamos a tocar a María para satisfacernos y parando antes de volver Vanessa, que fingía no entender las caritas de María(aunque claramente intuía qué estaba pasando y el ver como ella guardaba silencio la hacía retorcerse de sádica alegría por dentro). Al cabo de unas horas nos pusimos a jugar todos con mi hermana, y cuando María pensó que podría acudir a Vanessa pidiendo ayuda, ésta solo se abalanzó sobre ella para hacerle lo mismo, haciendo añicos sus esperanzas de tener una escapatoria a los abusos a los que era sometida. ¡¡Vanessa también era de los nuestros!!.

Mi hermana quedó intimidada por la rabia en los ojos de aquella chica que sin pensárselo dos veces la dejó desnuda delante nuestra y se puso a apretarla las tetas. ¡Era genial, una tía de 20 años tomando por la fuerza a una de 14 recién cumplidos y haciéndola toda clase de guarradas!. Vanessa era una joya en bruto y los demás nos la estábamos machacando como monos viendo ese porno-show en vivo tras quedarnos desnudos(ya que los padres de Marcos no estaban). Incluso hacíamos peticiones: "cómele el coño", "chúpale las tetas", "muérdeselas", "dale caña, fóllale el culo", y otras cosas decíamos. Vanessa se percataba no solo de la sumisión de María si no también de todas las cosas que nosotros ya habíamos hecho antes, de modo que no se cortó ni un pelo a la hora de satisfacer sus deseos con la buena de mi hermana. Poniéndola al lado de la piscina en una tumbona la abrió de piernas delante de nosotros y la metió mano para masturbarla y que viéramos su cara de placer y sufrimiento a la vez. Ante tal escena nos acabamos corriendo en seguida, la primera de varias veces en que vimos como Vanessa hacía con María lo que quería.

Deslizando sus deseos por la espalda de mi hermanita, Vanessa la puso boca abajo y jugó a lamerle el culo haciéndola algo llamado beso negro, que no sabíamos que se podía hacer pero que por la cara de María debía ser una gozada en do mayor. Al cansarse del beso negro metió dos dedos por su culo y con la otra mano le metió dos dedos por el coño, agitando a continuación sus manos a la vez, follándola sus dos agujeros de un tirón. ¡Guau, era alucinante lo que le hacía!. María se retorcía de dolor por la fuerza de la follada lésbica que estaba viviendo, pero su carita enrojecida y sus ojos cerrados nos decía que aquello posiblemente también lo estuviera gozando. ¡¡Uuuuff ya nos la volvíamos a pelar!!. Zaca zaca zaca zaca…nuestras manos nos la cascaban muy de deprisa, como si todos quisiéramos alcanzar un ritmo común, pero lo que alcanzamos fue un nuevo orgasmo al ver como María se corrió en un alarido digno de una peli de terror gracias a las caricias/abusos de Vanessa, nuestra nueva miembro en nuestro grupo. Y a lo largo de toda la tarde estuvo abusando de la pequeña Blanquita hasta que quedó sin fuerzas y desnuda sobre la tumbona, mientras que nosotros nos la estuvimos machacando sin parar viéndolo todo(incluso llegó un punto en el que ya ni eyaculábamos, algo que nunca volvimos a lograr). La imagen final fue toda una delicatessen: María desnuda tras ser forzada por Vanessa con los restos de semen de nuestras pollas por su cuerpo(¿dónde si no íbamos a descargar?), con la propia Vanessa recogiéndolo con la boca ¡¡y dándoselo de beber a María con un beso que nos dejó patidifusos!!. La mueca de asco de María fue todo un poema, y la de perversión de Vanessa, toda una promesa de futuras delicias. Aquello fue el cenit de una tarde tan cachonda como insuperable.

Deliciosa. Tendida en la cama, desnuda y con el cuerpo totalmente forzado y violentado hasta la saciedad, María no se movía, ni se quejaba, ni nada de nada. Estaba tan agotada que apenas si respiraba. Estaba deliciosa en esa pose, daban ganas de comerla, pero eso debía esperar a mañana. Teníamos que parar de una vez o no podríamos continuar. Cogiendo a María la hicimos la llevamos al piso de abajo para cenar(era increíble que entre una cosa y otra se nos había pasado la tarde entera), ver la TV y poco más, pero entonces María vio lo que ayer no había visto: vio salir del cuarto de invitados ¡a Valentín y a Hércules!, y se echó a temblar por los cuatro costados como quien hubiera visto su peor pesadilla.

-¿Qué pasa?, ¿no te gustan Valentín y Hércules?. Pero si son estupendos. Son unos boxers preciosos; y, aunque ya es un poco mayor te aseguro que no te decepcionará. ¿Y Hércules?, ¿no te gusta?. Que pena, es majísimo, tanto como su padre Valentín como su abuelo-dije airado, quedando ella extrañada-…¿Es que no les ves el parecido familiar?…¿o es que ya te has olvidado de Thor?.

Si bien la frase de Vanessa estuvo dicha con melodioso sarcasmo, la palabra Thor fue el detonante de un ataque de nerviosismo al cual tuvimos que cogerla entre varios y sujetarla, sentándola en un sillón. Valentín y Hércules fueron poco a poco hacia ella, olfateándola y relamiéndose, seguramente al notar el fuerte olor a sexo que María desprendía. Valentín enseguida se puso a husmear entre sus piernas cerradas a cal y canto, pero su hijo Hércules, más juguetón, puso sus dos patas sobre el regazo de María, intentó lamerle la cara y mi hermana casi sufrió un síncope, el miedo la atenazó más de lo que habíamos conseguido nosotros. Hicimos bajar a Valentín y Hércules del sillón y los llevamos a su sitio. Entonces le dije:

-Les gustas mucho. Si te portas bien, quizá desechemos la idea de que siga la herencia de su abuelo. Si no, ya sabrás lo que puede pasar.

María asintió con la cabeza con los ojos como platos, dominada por el pánico. Al rato, siendo ya de noche, todos nos fuimos a dormir, aunque no nos quedamos sin ver un sorprendente y último polvo pre-sueño de Vanessa a María usando una polla de plástico unida a un cinturón que ella había comprado hacía años especialmente por si María reaparecía. ¡Lo que vi no puedo describirlo, no podría aunque quisiera!. Al terminar de follársela(dos veces, una por delante y otra por detrás) nos fuimos a dormir con una plenitud enorme pero no absoluta. Aún faltaban cosas por hacerle, cosas que pondríamos en práctica a la mañana siguiente y que terminarían por consumar nuestra venganza. Cosas que serían mucho más sádicas que las hechas hasta el momento…

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