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Follando con mi hermano

en Amor filial

FOLLANDO CON MI HERMANO

Me llamo Marcela, tengo 38 años de edad, soy casada, tengo dos hijos, mi hija Andrea de 14 y mi hijo Luisito de 10, mi esposo se llama Luís y tiene 42 años...No es la octava maravilla que digamos, me casé con él porque me supo enamorar. Ni a mí ni a mis hijos nos ha faltado nada, aunque tal vez a mí algo de sexo, pues él no es muy fogoso en la cama, si tenemos relaciones 2 ó 3 veces al mes es mucho y la verdad yo necesito de más, siempre he sido muy caliente. Físicamente creo ser una mujer atractiva, nunca me faltaron galanes y algunos guapísimos, pero el amor me llevo a casarme con Luís. Mido 1’71 de alto, pelo largo negro y ojos claros, soy llenita, piel blanca, senos más grandes de lo normal…Lo que más me gusta de mí son mis piernas y mi trasero, tengo unas nalgas duras y respingonas muy apetecibles. He mantenido así mi cuerpo gracias a mucho aeróbic, y más de una vez me han dicho que aparento menos edad de la que tengo. El caso es con los años me enamoré de Luís, todo iba muy bien y jamás pasó por mi mente alguna vez serle infiel a mi esposo. Éstos dos últimos años empecé a tener fantasías sexuales con otros hombres que llamaban mi atención, pero solamente en mi intimidad cuando me masturbaba, pues Luís, debido tal vez a su trabajo, ya no era el mismo amante de antes, así que tuve que empezar a darme satisfacción yo solita.

De mi familia les diré que es una familia tranquila y muy cariñosa, nos juntábamos muy seguido en casa de mis padres para comer o para alguna fiesta. Mi familia está formada por dos hermanas menores y Diego, mi hermano de 33 años, recién casado. Con todos ellos me he llevado siempre muy bien...Bueno, el caso es que un día que nos encontrábamos en una reunión familiar en casa de mi hermano Diego, subí al segundo piso al baño, pasé por un pasillo y vi a Diego que se estaba cambiando la camisa, vi su torso desnudo, además de que estaba en calzoncillos pues vi como se colocó después unos pantalones...eso me calentó...seguí mi camino hacia el baño y no podía borrar esa imagen de mi mente. ¡¡Estaba necesitada de sexo!!, pero era mi hermano, jamás había fantaseado con el, nunca en mi vida se me ocurriría tener relaciones con él, la palabra INCESTO no me atraía, pero mi hermano me trastornó de arriba abajo...

Toda la comida me la pasé observándolo, lo empecé a mirar de otra forma, pues mi hermano es un tipo que tiene un cuerpo fornido, hace muchísimo ejercicio...Tiene un cuerpo muy bien formado, fuerte, sus músculos lo delatan, su cara es preciosa, tiene muy finas las facciones…Total que para disimular mi calentura me acerqué a platicar con él y con su esposa Diana, por cierto una preciosidad de mujer, tal para cual. Toda mi vida había escuchado comentarios de mi padre que Diego era un mujeriego, que le fascinaba el sexo, que era un infiel por naturaleza, que atraía chicas a montón, cambiaba de mujer como si nada y supuse que sería un gran amante. Imaginé su miembro y mi pantaleta se humedeció. Transcurrida la reunión y le dije a ambos que haber que día iban a la casa a visitarnos.

Un Viernes por la mañana tocaron a la puerta y vi que era mi hermanito. Me puse nerviosa al verlo. Eran las once de la mañana y estaba sola, mis hijos se habían ido a sus diversas actividades y Luís se encontraba trabajando. Como pude me puse un short de mezclilla y un top, me peiné y me puse algo de maquillaje. Hacía un calor de mil demonios. Bajé, abrí y lo salude, pero me llamó la atención que no traía a Diana consigo. Le pregunte por ella y me dijo que se había ido hacer algunas cosas pero que le había dicho que lo alcanzara en mi casa. Me preguntó que si no era inoportuno, y le dije que no había problema y me daba gusto tenerlo en mi casa. No sé porque pero me empecé a sentir sexy, veía como se me quedaba viendo a las piernas así como a mis senos, y le dije que porque no me ayudaba por el momento a acomodar algunos muebles de la sala y arreglar mi cuarto, a lo que él me dijo que sí, así que subimos hasta mi recámara que estaba todavía tirada, nos pusimos a tender las sabanas y al estirarla pude ver como su mirada se fue a mi entrepierna como tratando de ver algo mas. Sus miradas me estaban poniendo cachonda, además Diego iba vestido con unos jeans ajustados que se le veían bien, sus nalgas resaltaban perfectamente, sus piernas musculosas, no exageradas, ¡ricas!. Su camiseta resaltaba aquellos brazos fuertes...empecé a ponerme nerviosa, mi mente estaba ya imaginando muchas cosas sucias, estaba muy necesitada de sexo, así que me levante y caminé rumbo al tocador, hice como que iba a sacar algo, pero lo que quería yo en realidad era que él me viera por detrás, pues siempre tuve unas piernas largas y torneadas además de mi trasero. Pude ver por el espejo como disimuladamente me observaba fijamente...

Me volví a sentar más cerca de él y empezamos a platicar de cosas banales, yo recargué mi mano en su pierna y mi mirada se me fue al cierre de sus jeans, no sé si era mi imaginación o que, pero veía que estaba creciéndole un bulto, y lo deseaba. Era mi hermano, pero necesitaba una follada, estaba completamente mojada y mi coño sentía sensaciones llenas de lujuria. Llegó el momento en que imaginé como aquello le crecería y posé mi mano sobre su bulto. Entonces me dijo:

-Marce, ¿que haces?.

-Perdóname hermano, pero es que...

No pude continuar, me sentía turbada y comencé a sollozar como una tonta. En pocas palabras le narré lo mal que andaba mi matrimonio en el plano sexual y que desde hacía tiempo mi marido no me tocaba. Él pareció comprender de inmediato: posó su mano en mi hombro atrayéndome hacia él y me dijo:

-Perdona, pero tu marido es un estúpido al no tocarte......si eres hermosa, siempre lo he dicho.

Me puse de mil colores, yo no le quitaba la mirada de encima, lo miraba fijamente a los ojos, él también y en forma retadora me sostenía la mirada....

-Marce, tú eres mi hermana mayor, pero no soy de palo, eres una mujer muy hermosa.

Me armé de valor, ésta era mi oportunidad, tal vez nunca se volvería a presentar y como ya lo dije me sentía muy caliente.

-Diego, ¿crees poder guardarme un secreto?

-Desde luego, dime...

-Siempre te admirado, no como mi hermano, sino como hombre-sin quitarle la mirada a los ojos, me acerqué y me oí decirle-: quiero cojer contigo.....

-¡¡¡Marcela!!!. La verdad...yo también...

-¿Si?, que cosas, pensé que solo yo era la que quería...Me gusta eso, será nuestro secreto. ¿Que dices?.

-OK, será nuestro secreto.

Me levanté, me dirigí hacia él y conforme me acercaba me iba desabrochando el short. Él se levantó y también se lo quitó, ambos nos quitamos la playera hasta quedar en ropa interior, la mía era muy sexy, pues acostumbro a utilizar ropa muy sexy y muy pequeña...

Nos quedamos mirando y como rayos nos empezamos a besar, vaya que rico besaba mi hermanito, que delicia, ¡¡que ganas!!. Nuestras lenguas se estaban entrelazando, nuestra saliva era caliente, nuestras manos recorrían nuestros cuerpos, me besaba el cuello, me quitó el sostén y empezó a besar mis preciosos senos....¡aaaahhhhhh!, ¡¡madre míaaaaaa!!, ¡¡¡me sentía en la gloriaaaaaa!!!. Le bajé sus boxers y entendí por que muchas mujeres lo buscaban: ¡que pedazo de verga!. Con mi mano le tomé su enorme verga, la tenía muy bien, larga y bastante gruesa, llena de venas…se sentía hirviendo, nada que ver con la de mi marido, ni punto de comparación, ¡aquello sí era una verga!. Mientras nos besábamos se la empecé a jalar suavemente, y por la forma de gemir de él sabía que lo estaba disfrutando, y yo, no hace falta decirlo, estaba cada vez más caliente...Me arrodillé y aspiré su aroma, mis ojos no podían creerlo, mi hermanito se mandaba severa polla, la mejor que hubiese visto. Se la empecé a lamer de arriba hacia abajo, empezando por sus testículos que por cierto también los tenía bastante grandes, para terminar introduciéndomelo en la boca(lo que podía), que rico sabía, hacía años que no practicaba el sexo oral, era la verga de mi hermano la que chupaba pero no pensaba en ello, solo deseaba comérmela, extasiarme con su barra candente y deliciosa...seguía mamándole la verga sin parar y le miraba a los ojos, sin que él dejara de gemir. Le preguntaba muy de vez en cuando "¿te gusta como te la chupo?", a lo que mi hermano Diego contestaba con la respiración agitada "¡¡síiiiii!! ¡¡daleeeeee!!, ¡¡uuummmmmmm!!". En respuesta yo dije "¡que rica la tienes!, quiero sentirla adentro de mí, ésta sí que está apetecible ¡¡ummmmmm!!. Así te había imaginado Diego…¡¡ummmmmm!!!"...

Después de darle una excelente mamada, me levantó y me recostó sobre la cama, me quitó el bikini y se fue directo a mi coño dándome lamidas rápidas y lentas directamente en mi clítoris, mientras con su dedo me acariciaba el ano.

-¡¡Aaahhhhhh!! ¡¡¡que forma de mamaaaaaaaar!!!, ¡¡que lamidaaaas!!, ¡¡ahhhhhh!! ¡¡asíiiiii!!, ¡¡asíiiiii!!...¡¡¡Diegoooooooooooo!!! ¡¡aahhhhhh!! ¡¡¡por dios!!! ¡¡ummmmmmmm!!!...¡¡Me vengooooo!! ¡¡¡ahhhhhhhhhh!!!...

Vaya orgasmo que alcancé, ya para ese entonces entre los besos y las caricias había tenido un par de orgasmos, pero este había sido divino. Inconscientemente levantaba las caderas y empujaba mi coño hacia su boca en señal de que no parara de lamerlo. Mi esposo tampoco me hacía el sexo oral pues no le gustaba, decía que le daba asco…Yo siempre había tenido la curiosidad por probarlo, pues mis amigas decían que era lo mas rico del sexo y al parecer no estaban equivocadas, yo estaba desatada, mi lenguaje no era el común porque a mi marido tampoco le gustaba que me expresara como "métemela", "quieres que te la mame" o cosas por el estilo, decía que eso era muy ordinario, pero ahora todo era diferente, me sentía como una adolescente en celo. Mi hermanito por lo que se veía era un experto en lo que se refiere a cojer, no paraba de lamerme y yo no paraba de gemir en plan ¡¡ummmmmmm!! ¡¡¡ahhhhhhhh!!!...

Mis manos las tenía sobre su cabeza acariciando su pelo, y estaba realmente muy excitada, juro por dios que tuve entre tres y cuatro orgasmos en todo el tiempo que me lamió el coño...finalmente le supliqué "Diego métemela" y él asintió. Me subí más a la cama y él se subió encima de mí. No hubo necesidad de guiar a su miembro, solito y totalmente erecto encontró mi coño y entró rápidamente. Estaba muy mojada, al sentirlo adentro me volví a venir y fue cuando empezó a moverse, rápido...¡¡¡ahhhhhhhh!!!. Yo le acariciaba su espalda, enterraba mis uñas en ella, las bajaba a sus nalgas que eran hermosas, duras y paradas, lo empujaba hacia mí, mi coño quería comérselo todo, quería que él se perdiera en mi concha, era grandioso sentirlo adentro, su verga estaba hecha a mi medida, era perfecta, del calibre que mi coño había añorado siempre, mi pelvis palpitaba de tanta excitación…Después él me levantó, me apoyó sobre la pared y me puso en posición, me abrió las piernas…y me la metió…ummmmmm que placer…

-¡¡¡Ahhhhhhhhh!!! ¡¡¡asíiiiii!!! ¡¡¡Diegoooooooooo!!! ¡¡¡ohhhhhhhh!!! ¡¡¡métemelaaaaaaa!!! ¡¡asíiiiiiiiiii!! ¡¡¡ahhhh!!!...La tienes grande, dura como a mí me gusta ¡¡asíiiiii!! ¡¡¡métemelaaaaaa!!! ¡¡hermanitooooo!!...¡¡¡oooohhhhhh!!! ¡¡¡ahhhhhhhhhh!!!, ¡¡síiiiiiiii!! ¡¡¡cójemeeeeeeee ahhhhhhhhhhh!!!...

-Me vengooooooo…¡¡¡aaaaahhhhhhhhhhhh!!!...

Las piernas me empezaron a temblar, producto del orgasmo que tenía en esos momentos. Después me puso en la posición de perrito, él de pie y yo sobre la cama, ¡que rico!. Me tenia agarrada de las caderas, me estaba cojiendo fuerte, muy rápido........su dedo me lo introducía en el ano, ¡¡que placer dios mío!!. Me decía: "¿Te gusta hermanita?" y fuera de sí respondía "¡¡¡Síiiiiiiiiii!!! ¡¡¡ahhhhhhh!!! ¡¡¡ohhhhhhh!!! ¡¡¡asíiiiiiii!!!"...

No tardé mucho en tener de nueva cuenta otro orgasmo gigantesco. Después yo le dije que se recostara y me monté sobre el, con su verga bien adentro empecé a mover las caderas. Diego me ayudaba y tomamos un ritmo muy sincronizado. Nuestras respiraciones agitadas, nuestros gemidos se escuchaban fuertes, el sudor corría por nuestros cuerpos...yo no paraba de contornearme fuerte, Diego empezó a gemir mas rápido y empecé a moverme más duro.....

-Mmmm… como deseaba tu piel, tu aroma…

-Ay Diego… te deseo tanto…bésame el culo…

Y diciendo esto me colocó de nuevo en cuatro patas como una perrita deseosa de sentirlo de inmediato y levantó mi culito hacia su cara, pues sé cuanto le gusta esto a los hombres. Separando mis nalgas comenzó a pasar sus dedos por mi vulva primero y por el culo después, impregnándolo por completo con mis flujos para así introducir un dedito suavemente por allí.

El siguiente paso fue la lengua, tanteando apenas con la punta para comprobar el efecto que producía en mí. La pasó tímidamente de la conchita al ano, tan delicadamente que me sentí morir de placer.

-Como me gusta tu espalda, y ese culo tan rico, ¡¡que banquete!!...

-Cómetelo entero…que esperas…

Él, ni corto ni perezoso, arremetió contra mis nalgas lamiéndolas, mordisqueándolas y separándolas con sus grandes manos, masajeándolas en círculos encendiéndome aún mas, haciéndome gemir y jadear de manera incontrolable para lo cual él es un completo experto.

Mi culo estaba completamente dilatado por sus caricias y lametones. Estaba tan excitada que mi panocha parecía a punto de explotar de tan hinchada y húmeda que se encontraba. Gotas de sudor descendían por todo mi cuerpo y sentía que el momento de un nuevo orgasmo se aproximaba, pero él se detuvo y se separó un poco de mi cuerpo.

-¿Que esperas-le pregunté, pegando mi trasero a su verga para frotarme contra ella-?.

-Marce, ¿te la puedo clavar por el culo?.

-Diego, uhmmmm, hermanito, ¡¡no preguntes y métemela por favooooooor!!...

Me da escalofríos recordar lo doloroso que fue al principio, pero el deseo le pudo al miedo y me coloqué en posición de recibir su verga curva de nuevo dentro de mí. Ésta vez los preliminares fueron más largos y mi culo estaba tan dilatado que sabía que no habría problema. Comenzó a introducir la punta poco a poco y luego el resto. Sentía que todo daba vueltas y quedé apoyada en los codos debido al dolor a pesar que él había sido tan cuidadoso. Empecé a gemir de dolor pero poco a poco me fui acostumbrando de nuevo a este intruso tan deseado y querido hasta el punto que yo misma comencé a moverme hacia delante y atrás pegando mis nalgas contra la parte baja de su abdomen. Sentí sus bolas chocar contra mi vulva y el dolor tornarse poco a poco en placer. Me apoyé en mis manos nuevamente para darle mas firmeza a mis movimientos, moviendo mis caderas en círculos y de vez en cuando Diego me decía: "me vengo, hazte a un lado, ya me vengoooooo"...."vente adentroooooooooooo, quiero sentirteeeeeeee ¡¡ummmmmmmm!! ¡¡¡ahhhhhhhhhhhhh¡¡¡". Aceleré el ritmo, soltamos un gemido al mismo tiempo, me tapé la boca y se la tape a él y ¡¡ummmmmm ahhhhhhh!! nos venimos juntooooos....nunca lo había experimentado, nunca me había venido al mismo tiempo que con mi esposo, el cual había sido mi único hombre en la vida. La dura verga de mi hermano palpitaba en mi ano entregándome deliciosos y calientes chorros de esperma y durante breves instantes permanecí ensartada, teniendo la verga de mi hermano dentro de mi ano.

Suerte tuvimos de que nadie nos descubriera, ya me imagino la escena si alguien hubiera entrado a la recámara...Después nos paramos y empezamos a vestirnos esperando para recibir a Diana, quien llegó 10 minutos después de haber recogido todo. Ella nunca sospechó nada, pero él y yo no podíamos dejar de mirarnos a hurtadillas con una sonrisa cómplice, sabiendo que aquel fue el mejor momento de nuestras vidas...

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