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Puta: mi primer cliente

en Sexo con maduros

PUTA: MI PRIMER CLIENTE

(Traducción del original inglés Whore: My first money by sex)

Llamadme Olivia Stabbler (es un alias). Actualmente tengo 35 años. Vivo en Manhattan Center, Nueva York. Soy una ejecutiva de una gran compañía de finanzas, de clase medio alta, con una posición social muy acomodada…y un secreto que nadie, pero absolutamente nadie conoce (ni siquiera mis más allegados): soy una call girl, lo que comúnmente se dice "prostituta de alto standing".

Boris Sparkoritch y Marlon Kaszinski fueron, al mismo tiempo, mi primer cliente. Todavía hoy, algunas veces, desde mi elegante despacho del Distrito Financiero, me acuerdo de ellos con nostalgia y cariño, cuando aún era una doña nadie allá en Phoenix, Arizona, con mis 16 años recién cumplidos y aún cursando el instituto. Si los llamo "mi primer cliente" es que, precisamente, mi primer acto en el mundo del sexo por dinero fue con ellos dos. Recuerdo que aquella calurosa tarde del recién estrenado verano iba por el campus tan anodina como cualquier otra chica, cuando escuché que desde un coche me llamaron. Al girarme, me acerqué presa de la curiosidad.

-Hola bonita, ¿qué tal estás?, ¿cómo te llamas?.

-Olivia, ¿y tú?.

-Yo soy Marlon, y este es mi amigo Boris. No hemos podido evitar fijarnos en ti mientras conducíamos. Eres una chica muy hermosa, y muy sexy.

Me reí como una niña pequeña por aquel comentario. ¿Sexy, con aquel pantalón de chándal, la camiseta de tirantes sin mangas, el pelo algo lacio y mis entonces pecas?.

-¿Yo, sexy? no, que va, para nada.

-Lo decimos en serio-me dijo Boris desde el asiento del pasajero-. Nos pareces muy hermosa y que estás muy buena. ¿Ibas a alguna parte?.

-Eeeh sí, ya me dirigía para casa, que en un par de horas tengo visita familiar. ¿Por qué, necesitabais algo?.

-A ti. Queremos hacerte una oferta, y si no la aceptas, no pasa nada, ¿vale?.

-Vale, ¿que oferta queréis hacerme?.

-¿Te gustaría ganar un dinero extra-intervino Boris-?.

-¿Haciendo qué?.

-Poca cosa, solo tendrías que irte con nosotros. Te lo pasarías bien.

Intuí por donde irían los tiros y la idea comenzaba a resultarme algo asquerosa. Ambos daban la impresión de estar más cerca de los cincuenta que de los cuarenta.

-Te daremos mucho dinero-dijo Marlon de golpe, al ver que me iba sin decirles nada de nada-.

Me detuve. En aquellos años y para cualquier adolescente, el dinero es como una droga: ropa, juegos, accesorios…de aquella era una chica que ni destacaba ni era rica. El que dijera "mucho dinero" captó mi atención.

-¿Cuánto es "mucho"?.

-Pon un precio, y ya vamos negociando. No te preocupes, podemos pagar. Qué, ¿subes al coche y lo discutimos por el camino?.

Boris abrió la puerta del coche que estaba detrás de él como tentación. Más aún, debería decir más concretamente que salió del coche para abrirme la puerta y quedarse cual choffer a la espera de que la señora entrase en su limusina.

-Vamos linda, ¿no entras?, vas a pasártelo bomba.

Mamá siempre me decía que nunca entrara en el coche de ningún extraño…pero mamá no estaba allí en ese momento para verme. Finalmente subí y Boris se sentó a mi lado en el asiento de atrás, en lugar de sentarse al lado de su amigo. Por su mirada de lobos sabía que yo les había gustado (¿por qué?, me preguntaba), aunque el sentimiento no era del todo mutuo: el poco pelo de Boris lo hacía de escaso atractivo, mientras que Marlon tenía esa típica cara de pocas luces y a la vez de depravado sexual.

-¿Cuánto dinero quieres-preguntó Marlon desde delante, mientras iba dejando a Boris meterme mano por las piernas y el vientre-?.

-No lo sé, ¿pero por que me elegisteis?, había chicas más guapas que yo por el campus, de mucho mejor cuerpo.

-Culpa mía-dijo Marlon de golpe-. En cuanto te vi te señalé para que Boris te viera, y los dos estamos de acuerdo en que estás de toma pan y moja. Nos negamos a morir sin haberte follado-bromeó-. Tenemos que metértela como sea, nos da igual como o cuanto nos quieras sacar, que pagaremos gustosos.

Reconozco que la forma en que Marlon me hablaba me hacía gracia, se le veía realmente necesitado (¿o mejor desesperado?) por echarme un polvo. A él, que no me quitaba el ojo desde el espejo retrovisor, le di un poco de show cuando dejé que su compañero bajara mi pantalón hasta las rodillas, dejando ver mi tanga de playboy.

-Olivia, ¿eres virgen?, ¿ya sabes lo que es el sexo?.

-Sí, claro-contestó con soltura-. La perdí hace poco con un vecino del barrio, un chico que conozco con fama de modosito. Se portó como un campeón.

-Eso es bueno, aunque ojalá pudiera podido desvirgarte-se lamentó Marlon-. De todas maneras, estoy deseando comerte ese chochito que tienes ahí escondido.

-¿Qué te parecen 150 dólares-saltó Boris-?.

-¿En total o cada uno-pregunté sin ofenderme-?.

-En total. 150 pavos por los dos-corrigió-.

-No-sonreí-. Tendrás que hacerlo mejor. No pienso rebajarme por tan poco y con los dos a la vez. Seguro que podéis pagarme más.

-Me gusta-y me subió la camiseta para ver mis tetitas-. Esta chica tiene dignidad, no acepta la primera oferta. Vas a llegar muy lejos-y entonces no lo sabía, pero aquel depravado tendría muchísima razón-. ¿Qué tal 250?. En total.

Me quedé en silencio pensándolo. La cifra, para una joven como yo, era de lo más suculenta. A punto de contestar, Marlon remató la venta de mi coñito.

-¡500!. Te daremos 500 dólares, en total. 250 por cabeza. ¿Te hace?.

Creí volverme loca al oírlo. ¿¿500 dólares, lo decía en serio??, por dios, por 500 dólares les hubiera dejado violarme si hubiesen querido. Esperaba que la cifra llegase a 300 como máximo, ¿pero 500?. Joder, ya tenían coñito donde meterla.

-No soy estúpida, claro que me hace. ¿¿Dónde vamos??.

-A mi casa-dijo Marlon-, ya no está lejos…¿no te echarás atrás, verdad?.

-De eso nada: por 500 dólares ya podéis follarme hasta vaciaros los huevos.

Boris y Marlon se sonrieron con satisfacción. Yo me encontraba fuera de mí de contenta: nunca había visto tanto dinero junto en mi vida. La de cosas que podría hacer con 500 dólares en mi mano.

-Mmm que bueno es saberlo, de verdad te lo vas a pasar pipa. ¿Alguna vez has hecho un trío, Olivia?.

-Pues la verdad es que no-contesté mientras Boris acariciaba mi coñito por dentro del tanga para irme calentando-. Jamás me lo he hecho con dos tíos, pero tiene que ser divertido, ¿no?.

-Muy divertido-y el tono de Marlon sonó como si yo no fuera la primera en caer en sus planes…cosa que no me importaba lo más mínimo-.

Finalmente llegamos a casa de Marlon, una casa tan normal y anodina como la mía o la de los demás de aquel pueblecito perdido del mundo. Como no había nadie a la vista, me hicieron ir del coche a la casa así semi desnuda, cosa que me dio mucho morbo hacerlo. Según entramos, fuimos directamente al dormitorio. Allí me sacaron la ropa y me dejaron en bolas, con mis tetas al aire y abierta, enseñando mi rajita húmeda.

-Lo primero es lo primero-y Marlon sacó su billetera-. Aquí tienes, lo prometido es deuda y somos hombres de palabra: 500 dólares, todos para ti.

Quizá debería haberme sentido sucia de venderme de aquella manera, pero era adolescente y no pensé en ello. Solo sabía que tenía en mi mano más riqueza junta de la que jamás había visto en casa. ¿A quien le importaba la dignidad teniendo pasta?.

-Gracias, ahora sí que podemos ir directamente al grano. ¿Quién va a follarme primero?.

-Tranquila Olivia, tómalo con calma…tenemos mucho tiempo.

Ambos se tumbaron a mi lado, Boris a mi izquierda y Marlon a mi derecha, que fue quien empezó el trío metiéndome la lengua hasta la campanilla. De momento Boris se conformaba con masajearme las tetas y un poco el coñito. Aquel trato a mi cuerpo me estaba calentando con rapidez, no sabía lo excitante que era tener a dos hombres a mi lado dándome placer. La sensación era fantástica.

-Ya decía yo que esa ropa holgada engañaba mucho-me dijo uno, y ya estaba tan metida en faena que ni percibí quien era-. Estás buenísima, este cuerpo puede hacerte llegar a lo más alto.

-¿De veras te gusto?, si yo me veo feucha.

-Date tiempo, ya mejorarás al crecer.

Me cogieron de las muñecas y llevaron mis manos a aquellas dos pollas tiesas que tenía rodeándome. Solo de tocarlas me calenté mucho más. La de Boris era la ancha mientras que la de Marlon pecaba de larga. La diferencia de tamaños y formas (Marlon la tenía algo encorvada, por su longitud; la de Marlon era una perfecta recta) me divirtió y excitó a partes iguales. No podía negarlo: estaba deseando que me montaran esos dos.

-¿Alguna vez te han dado por detrás-preguntó Boris-?.

-¿Por detrás-y no supe de qué hablaban-?.

-Sí, por el culo. ¿Te lo han desvirgado o ninguna polla pasó por ahí?.

-¿Por ahí pasan pollas-quedé alucinada-?.

-Por ahí pasan con más ilusión que un goloso en una tiendas de chuches-se rió con ganas-. A los tíos nos encanta petar culos bien firmes y tersos.

-Ah, pues no, de momento y por ahora, el culito lo tengo virgen.

-¡Este culito es mío-se adelantó Marlon-!. Ya que virgen no eres, al menos deja que sea el primero que te deje el culo bien escocido. Te prometo hacértelo bien y que al final te correrás como una perra-dijo con mucha seguridad en sí mismo-.

Arqueé una ceja con algo de escepticismo. La verdad que él estaba convencido de sus habilidades y eso me ponía a tono. Siempre he adorado al hombre que sabe de lo que es capaz y que no duda de sus aptitudes.

-Eso depende de cómo me folles-sonreí-. Si me corro lo bastante fuerte, prometo que me pondré a 4 patas para que me des por el culo…pero tendrás que ser muy bueno en lo tuyo-le reté con risitas-.

-Esto está hecho.

-Pues empieza-intervino Boris-. Anda nenita linda, chupa y degusta.

Se acercaron para que me fuera más fácil mamárselas, y fui de una a otra sin casi tener tiempo para respirar. No sé porqué, la de Boris me daba más morbo con aquel tamaño tan grueso. Quizá fuera la sensación de no poder abarcarla en mi boquita de morros un poco gruesos lo que me excitaba. Con Marlon era diferente, de grosor entraba que era una maravilla, lo que pasa que por su longitud, no podía metérmela toda. Otra cosa que me hacía subir la libido, y para ese entonces ya estaba por las nubes.

-Chico, que razón tenías, esta nena es una mamadora de primera. Olivia, créeme si te digo que tu futuro va a ser espléndido. Con estas aptitudes serás alguien importante en el futuro, nunca lo olvides. Ufff que bien la mamas, sigue así...

Apenas podía hablar, pero escuchaba cada palabra que me decían, que iban todas encaminadas en ese estilo. No sabían que antes de perder la virginidad ya llevaba tiempo mamando pollas como una campeona, ¿pero quien ella yo para romper sus ilusiones?.

-Yo no me puedo contener más. Casi estoy que exploto de ganas. Te la quiero endiñar hasta el hígado, empalarte hasta sacártela por la boca-y Boris siguió diciendo muchas más groserías de esas, sin que yo protestase por ser tratada como un objeto sexual en propiedad-.

Apenas me comieron las tetas y la boca un par de minutos más, que Boris se me acercó poniéndome en posición, separándome las piernas listo para metérmela. Me era imposible negar mi alegría porque tras mi desvirgación, andaba como loca por un buen polvo…y mira por donde, tenía dos por el precio de uno. Boris no fue muy amable, pero yo tampoco le pedí que lo fuera. Marlon se puso a tiro para que se la siguiera mamando (parecía muy obsesionado con el sexo oral) mientras que su amigo me trabajaba. Mis tetas bailaban como flanes al ritmo de sus acometidas, y la verdad que sabía follar como dios manda, aunque se le iba la baba por ver que se estaba cepillando a una menor (con mi total consentimiento, que para eso acepté lo que me pagó).

-Olivia, ¿a que nunca había probado esto?, ¿verdad que te gusta-preguntó Marlon-?.

-Mmmm ya lo creo, es genial…dame duro Boris, no te cortes ni un pelo-dije, en una involuntaria broma sobre su calvicie-. Fóllame a saco.

-¿Prefieres que nos corramos en tu cara o en las tetas?, ¿qué me dices?.

-¿Y que más da-dije airadamente-?, ¿no me pagasteis para esto?, correos donde os venga en gana, a mí me da igual.

-Esta es nuestra puta favorita-dijo Boris-. Eres una verdadera cerda…y por eso nos encantas. Te vamos a dejar bien cubierta de semen, vas a parecer una momia.

Llevando una mano por encima de mi cabeza, me sujeté a la polla de Marlon (que se había puesto sobre mí para la mamada) porque la forma en que Boris me follaba me hacía menearme en todas direcciones. Normal: no es lo mismo líarme con un chico de mi edad que con un cuarentón experimentado y con ganas de jovencitas. La verdad que nunca supe si es que eran dos pedófilos o simplemente aquello fue una ocasión que no la volverían a hacer, pero que la aprovecharon al máximo, eso seguro. Con las ganas y la pasión que tenía el pobre Boris no tardó en correrse a gusto y dejármelo todo dentro, pero dado que yo les había dado permiso, no me molestó.

-Marlon, tío, tienes que probarla, esta zorra es una jodedora de primera, tiene un chocho que es una maravilla. Dale a gusto.

Saliéndose de mí, dejándome al borde del primer orgasmo (que Marlon me dio casi con penetrarme pero tras ese vendrían otros más), cambié de amante y me dispuse a saber como era Marlon como amante. Boris no me había sabido mal aunque sus prisas me habían dejado a mitad de camino. Por suerte, su amigo se ocupó de completar el trabajo. Mientras recuperaba energías, Boris se entretenía comiéndose las tetas, pasando su boca por la mía para buscar mi lengua y poniéndome su polla al alcance de la mano para acariciarla y pajearla en tanto Marlon me trabajaba a gusto.

Mis ojos azul claro, que mi melena color castaño a veces se me ponía por delante y me dificultad ver, no perdían detalle de cómo mi coñito dejaba paso a aquella polla que no conocía de nada. Decían que eso era sucio y feo…pero yo me sentía en la gloria. ¿Cómo podía ser malo cuando daba tanto placer?. Y placer era lo único que en ese momento deseaba, placer sexual, placer sin igual, placer desenfrenado, alocado y sin contemplaciones. Mi cuerpo pedía ser gozado, follado, penetrado, usado y beneficiado a raudales, sin detenerse en las típicas pajas mentales romanticonas (que tanto antes como ahora me siguen pareciendo una soberana tontería): quería sexo, y me lo estaban dando.

-¿Qué, como lo llevas-me sacó Marlon de mi retahíla de gemidos y jadeos-?, ¿no te dije que ibas a disfrutarlo como nunca?, seguro que nunca volverás a repetir como algo como esto, tan puro, tan simple. Aprovéchalo y vívelo a tope.

-Marlon, no seas idiota y sigue a lo tuyo, que si no me enfrío-bromeé-. Dale a lo tuyo, que lo demás me importa un bledo.

-Boris, ¿se la quieres volver a meter?, yo ando necesitado de algo más y no me apetece correrme ahora mismo, ¿te interesa?.

-Sí, claro. Interesarme siempre me interesa.

Se me turnaban como una muñeca hinchable y no solo de pollas si no también de postura. Boris se echó a la larga y yo me senté sobre su rabo, cabalgándole. Descubrir lo que era cabalgar a un tío me volvió loca, y nunca he perdido ocasión de repetirlo. ¿Y Marlon?, pues el bueno de Marlon se puso detrás de mí, con su cuerpo pegado al mío y su garrote entre mis nalgas. Intuí lo que pretendía, pero también que posiblemente iba a sentir un dolor como nunca lo había sentido…y por desgracia para mí no erré.

Mi culito estaba lo bastante cerrado para que su polla no pasara a los primeros intentos de barrenarme. No recuerdo cuanto tiempo estuvo abriéndose paso ayudándose por sus dedos expertos para dilatar mi ano, pero en el momento en que logró colarme su verga por mi culo, vi las estrellas. Los dedos me habían hecho disfrutar de un morbo de lo más especial, pero todo se fue a la mierda cuando me la metió bien metida a través de mi esfínter. Chillé de dolor al notar aquel intruso invasor y busqué el modo de librarme de él moviéndome de un lado a otro pero entre uno y otro estaba bien atrapada y allí me quedé, doblemente penetrada por dos desconocidos…y aún así, una parte de mí lo gozó.

Las manos de Marlon, grandes y fuertes, se acoplaron a mis tetas y las amasaron con mimo un buen rato mientras él se quedó quieto, dejando que mi cuerpo fuera poco a poco acostumbrándose a su polla en mis entrañas. Boris, en tanto, iba haciendo su parte con un meneo arriba y abajo que procuraba mantener el ritmo de la penetración que yo misma iba haciendo antes. Por orden de Boris, yo misma me acariciaba el clítoris con delicadeza para procurarme sensaciones nuevas, no dejando un solo segundo de gozar a pesar de tener aquello allí metido, que dolía de verdad…hasta que el dolor cesó.

Cuando se aseguró de que ya no me dolía, se puso a bombearme el culo, un poco lento al principio, comprobando como estaba la cosa. Me dolió el hecho de que yo le había dicho que mi culo no lo iba a ceder sin más, que se lo tenía que ganar pues no era parte del acuerdo, pero para mi desgracia el mal y el daño ya estaban hechos. Marlon se había ido de la raya y quizá por las ganas que tenía de encular a una tía me la metió bien metida, perforándome como un taladro minero. Antes de entender lo que estaba pasando me vi penetrada por dos pollas por mis dos agujeritos y puedo jurar que en ese instante de mi vida me sentí más fuerte y vigorosa que nunca. No me sentía una niña si no toda una mujer (chicas, ojo al dato: probadlo, aunque solo sea una vez, merece la pena).

Cuatro manos y dos vergas rodeaban e invadían todas mis intimidades, hasta aquellas que eran secretas para todo el mundo y que nadie antes conocía. Llegué a un punto en que no sabía si estaba teniendo un gran orgasmo continuado o varios pequeños encadenados, pero que me cuelguen si no estaba cada poco rato corriéndome a todo correr. Tanto Boris como Marlon flipaban en colores viéndome disfrutar, y encantados de la vida que estaban de darme caña. Me montaron, follaron y reventaron a pollazos como les vino en gana…pero aquel primer orgasmo anal fue épico, me corrí como una auténtica perra, gocé, grité y me desmelené como nunca. Marlon alucinaba.

Aquel desenfreno me pasó factura. Una vez caí rendida, agotada por el meneo y el sexo que me habían dado, el culo me dolía como nunca, noté como un ardor, como una quemazón, que precisamente resquemaba…pero eso no significó que mi sesión de sexo por dinero hubiera terminado. Si Marlon me había desvirgado el culo, Boris no se iba a quedar atrás a la hora de follármelo y tampoco le importó si mi cuerpo estaba para aguantar un nuevo polvo, él había pagado y por tanto no se iba a privar de ello.

-Sé que lo que hice no estuvo bien-me dijo Marlon al caer a mi lado, con una sonrisa de lado a lado de la cara-, pero es que no podía contenerme más, es que el culito que tienes me dominaba. Tus nalgas me vuelven loco, espero me perdones.

-No sé como…me duele mucho…me he sentido como si fueras a matarme, casi he sentido que me estuvieras partiendo en dos como si fuera madera podrida.

-¿Hay algún modo en que pueda resarcirme?, no quiero que te lleves un mal recuerdo de mí. Tú pide por esa boca y yo cumpliré.

-No sé…quizá un poco más de dinero…¿Qué tal 50 dólares?.

-Que sean 100-dijo Boris-. No seas tacaño tío, que esta chica merece más por habernos aguantado todo esto. Todavía tenemos juerga para rato.

Marlon aceptó y fue a buscar 100 dólares, que puso junto al resto del dinero que me iba a llevar cuando saliera de allí. Viendo aquellos 600 dólares juntos, esbocé una amplia sonrisa (lo mío me costó con el dolor que me atravesaba de parte a parte) y le guiñé un ojo a mi enculador desvirgador.

-Trae acá esa polla, que vas a correrte en mi boca. Perdonado estás.

Usando una suerte de servilleta o pañuelo que había al lado de la cama le limpié la polla hasta dejarla como los chorros del oro, y luego me la comí entera mientras que el bueno de Boris se seguía dilatándome el orto con tu grueso ariete. Boris era mucho menos amable que Marlon follando, y sí mucho más amoral. Eso hizo de su polvo algo más salvaje y doloroso que el anterior, y también me enseñaron el lado oscuro del sexo al demostrarme que a veces se hacen cosas un poco fuertes o poco honrosas (que eso ya no diré lo que me hicieron, intentad imaginarlo a ver quien acierta). El caso es que entre ambos me quedé casi comatosa, no me imaginaba que entre los dos lograrían dejarme al borde de la extenuación, pero así fue.

-Bueno…creo que deberíamos descansar un poco, ¿no? a este paso nos vamos a quedar en los huesos-bromeó Boris-.

-Yo no, si tengo hambre tengo dos chorizos para elegir, y si tengo sed, leche de sobra, yo me las apaño bien.

Tanto uno como otro, que me rodeaban abrazándome y besándome, se reían de lo más contentos. No sabía ni la hora que era, pero lejos quedaba aquella visita familiar a la que tenía que haber ido. Ya me las entendería con mis padres cuando volviera a casa. De todos modos, no sería la primera bronca que tendría con ellos, así que poco me importaba tener otra más.

-Espero que podáis llevarme a casa-supliqué-. Creo que me un poco el culo, aunque no sé porqué será-bromeé, y los tres nos reímos-.

-Eso dalo por hecho, reina. Te llevaríamos hasta el fin del mundo si quisieras.

No salimos de allí hasta haber comido un poco para recobrar fuerzas, y sin que les pagase un último servicio haciéndoles sendas pajas para darles una última alegría. Una vez estuvimos recuperados, volvimos a vestirnos y salimos de la casa de Marlon rumbo a la mía. Por el camino me fijé en mis dos amantes, dándome cuenta de la locura que había hecho. No sabía nada de ellos. Podían estar casados, con hijos, o incluso ser policías y yo no saberlo, y sin pensármelo dos veces me había ido con ellos a follar. De pronto sentí un arranque de pudor por lo que había hecho. Estuve tentada de preguntarles sobre sus vidas, de saber quienes eran de verdad, pero luego pensé que sería mejor así, guardando el misterio. No íbamos a ser amigos, y posiblemente no nos volveríamos a ver, ¿entonces para qué iba a querer saber más de ellos aparte de sus nombres?. Simplemente me follaron y luego fueron lo bastante amables de llevarme en coche y dejarme cerca de casa según mis indicaciones (el dinero ya estaba a buen recaudo dentro de mi chándal para que nadie lo viese). No podía pedir más de ellos.

-Espero que inviertas bien el dinero. Cuídate mucho linda, ha sido un placer.

Tras un par de besos de despedida, los dos se fueron y entré en casa. Las palabras de Marlon hicieron mella en mí, y sin saber por qué, usé parte del dinero ganado a cambio de mis servicios sexuales para invertirlo en acciones, pensando en que quizá en un futuro lejano pudiera serme útil o pudiera necesitarlo a pesar de la locura que me parecía, con mi edad de entonces, pensar en el futuro (¿hay algún adolescente que lo haga seriamente, con 16 años?). Con todo ese dinero podía haberme comprado todas las cosas que siempre deseé, podía haberlo despilfarrado en vanos caprichos infantiles y al poco tiempo me hubiera quedado como al principio, pero aquel arranque de cordura me salvó la vida porque, ironías de la misma, acerté en mi inversión. Pensado que quizá fuese casualidad volví a invertir, y cuando de nuevo el dinero se me devolvió multiplicado descubrí que tenía un talento innato para las manejar las finanzas y la bolsa, para aumentar los beneficios y eso me hizo ver que mi futuro estaba en el epicentro de la economía mundial (es decir, Nueva York), y no perdida en aquel sitio sirviendo mesas o ejerciendo de madre de muchos retoños.

Gracias a aquel encuentro con Boris y con Marlon, a los que después de aquella tarde jamás volví a ver, mi vida cambió para siempre, en todos los sentidos. En apenas cuatro años dejaba atrás mi vida de campesina del medio oeste para trasladarme a la Gran Manzana, en donde he ido subiendo puestos poco a poco (y si tenía que hacerlo a base de sexo, pues bienvenido fuese) desde lo más bajo y humillante hasta consolidar mi vida en lo que es hoy. Mi habilidad para compaginar mi vida laboral con mi vida secreta me asegura que nunca me pillarán y que con eso tengo bien apuntalado mi estilo de vida, al que no pienso renunciar por nada, para algo me lo he trabajado durante años.

A día de hoy llevo dos vidas perfectamente compatibles: en una soy una formal y elegante ejecutiva de una compañía de bolsa, con una buena cartera de inversiones y una reputación intachable de persona seria y responsable; en la otra, soy una prostituta de lujo que con nombre falso se anuncia en las páginas de contactos de los periódicos y que cuando recibe a sus clientes en casa finge que es "de alquiler" para que no sepan que es la mía propia (o voy de hotel para engañarlos y que no sepan de mí). Por nada del mundo renunciaría a mi segunda vida, pues me encanta el sexo y más aún cobrar por él. ¿Por qué no iba a hacerlo, si siempre se me he dado tan bien?.

Y sin embargo, a veces, cuando estoy sola en el despacho, me es imposible no ponerme a recordar las palabras de Marlon. Tenía más razón que un santo, y pensar que en su momento le mandé callar llamándole idiota: jamás volví a vivir una experiencia como aquella, tan simple y tan sencilla, tan pura y libre de problemas y consideraciones. He tenido toda clase de clientes con los años, con los que he hecho cosas que harían palidecer de envidia a Lucrecia Borgia, pero por muchos clientes (y clientas, que yo no hago distinciones) y situaciones que he vivido, cada vez que me acuerdo de ellos casi deseo volver a cuando Marlon y Boris me follaron. Fue el mejor momento de mi vida…

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La vida secreta de Harry Potter

Amada por Tiziano Ferro

Amantes

La vida secreta de Ron Weasley

Sara, la guarra de mi profe

Alyson y sus amores

La vida secreta de Draco Malfoy

Follándome a jennifer connelly (Ed. Especial)

Desvirgada

Follandome a Jennifer Connelly

La historia de Mary Kay Letourneau

La vida secreta de Hermione Granger

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La isabel

Juntos para siempre

Gabi, mi dulce amante peruana

Secretitos: Alicia en el jardin de las delicias

Raquel: entre la realidad y la fantasía

El pony que se folló a mamá

Mi adorado Sr. Sebastian

Mi dulce quiosquera: Un placer sin igual

Mi dulce quiosquera: Otra sorpresa

Mi dulce quiosquera: Inesperada petición

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Mi dulce quiosquera: Agradable sorpresa

Gemma, mi profesora particular

La dependienta: mi 1º vez con (toda) una mujer

Cynthia: lección de una anatomía precoz

Joyce

En el metro de japón

De cena con mi prima... y alguien más

De cena con mi prima