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Novia pervertida, novio vengativo

en Amor filial

NOVIA PERVERTIDA, NOVIO VENGATIVO

Habían subido en el ascensor con impaciencia, entregados en una furiosa batalla de besos y resfregones: manos inquietas, bocas húmedas y calientes, dedos juguetones que buscaban desabrochar un sujetador…Rodrigo y Rocío, pareja desde hacía un par de meses, se dirigían a casa de ella.

¿Seguro que tus padres no están?.

-¿Bromeas?, los viernes se van de viaje o de copas con los amigos. La tenemos toda para nosotros…ya verás que bien nos lo pasamos.

Según entraron y comprobaron que en efecto la casa estaba vacía la sesión de los magreos siguió adelante. Por fin Rodrigo logró deshacerse de aquella prisión que retenía los pechos de Rocío, los más deseados de toda la universidad.

-¡JODER!, ¡LA OSTIA-sesorprendió al verlos-!...¡QUE TURGESCENCIAS!. ¡BUFFFFFFF MADRE DE DÍOS QUE TETAS!.

-¿“Turgescencias”?, ¿¡no serán turgencias-se rió ella-!?.

-¡LO QUE SEA-cortó de golpe-!. ¡DIOS, QUE MARAVILLA, ESTO TIENE UNA PINTA COJONUDA!. ¡MENUDOS 20 AÑOS QUE TE GASTAS!.

-¿Molan, eh-se rió-?, pues son para ti, campeón. ¿No te interesan?.

Aunque lo intentó, le fue imposible abarcar con ambas manos aquellas domingas de tamaño industrial. Eran redondas y firmes, pero a una escala poco habitual, y parecía que se mantenían bien sin sujetador. Los pezones, de un color canela, se le antojaron un manjar a Rodrigo, que se lanzó a comérselos como un niño glotón. Rocío resoplaba y gemía dejándose hacer mientras iban rumbo a la habitación de los padres de ella. Para cuando llegaron, las manos de Rodrigo ya estaban pegadas como con celofán a la entrepierna de Rocío, frotándola con avidez para excitarla más. Tenían toda la tarde por delante…y a sabiendas de la fogosidad de Rocío, él intuyó que aquella tarde se le iba hacer bastante larga, cosa que no le desagradaba. Las manos de Rocío, necesitadas de sentir la verga de su novio, se lanzaron a buscarla por dentro de la cremallera para sacarla de aquella celda de ropa en que estaba aprisionada. Al roce, Rodrigo emitió un gemido ahogado sintiendo como las expertas manos de su novia acogían cariñosamente su hombría para hacerla sentir bien.

-Te voy a echar un polvo que van a temblar los tabiques.

-¿De veras-desafió ella divertida-?, eso habrá que verlo, Superman. A ver que sabes hacer con este cuerpo-se rió-.

Terminando de sacarse la ropa, Rocío se mostró en todo su esplendor. Solo en ese momento fue capaz de entender todos los comentarios obscenos que habían llegado a sus oídos desde el instante en que se supo que Rocío y él se pusieron de pareja. Lo que más le había chocado era que los comentarios más disparatados habían provenido de sus más allegados y queridos amigos al verla pasar…Ahora entendía el porqué de aquellas guarradas por largo tiempo susurradas a sus oídos entorno a ella.

-Ábrete, quiero ver ese tesoro que tienes entre las piernas.

Rocío accedió y con las manos apoyadas en la cama detrás de ella, dobló las rodillas y se abrió todo lo que pudo para mostrarle a su novio su vulva de poco pelo y generosa abertura labial. Rodrigo casi sentía que podía olerla desde donde estaba.

-Esto tiene una pinta deliciosa. Me voy a poner las botas-rió él-.

-Pues come y calla-le ordenó-.

Rodrigo obedeció fielmente y sin ninguna prisa se dispuso a comer un suculento plato de almeja caliente y húmeda. Pasó la lengua por todo el labio vaginal y el clítoris, la acarició con la yema de los dedos en su chochito palpitante y dejó que ella devolviera el favor con una infinidad de caricias sobre su miembro enhiesto. Todo estaba a punto.

¡BAM!, se escuchó, y Rocío reconoció el sonido: era la puerta de casa.

-Hola-se escuchó de lejos-. ¿Hay alguien aquí?.

-¡No me jodas-se quejó ella-!, ¿¡papá!?.

-¿Tu padre?, ¿pero no dijiste que no estaba?.

-¡Mierda, sal de aquí o saldrás por la ventana, y estamos en un séptimo piso!. Ve al armario del pasillo, tendrás tiempo de esconderte antes de que venga aquí y nos pille. En cuanto esté aquí pírate, ya nos veremos.

Con la ropa en las manos y a toda prisa salió del cuarto de ella y se metió en el armario que estaba a un par de metros. Tal como dijo, al cabo de un par de minutos, los pasos de él se encaminaron hacia la habitación y allí Ufano se encontró a su propia hija tendida en su cama, desnuda.

-¿¡PERO QUÉ COÑO…!? ¡¡ROCÍO!!, ¿se puede saber que haces?.

-Tomando el sol, ¿no lo ves?. Desde la ventana entra muy bien el sol.

-¿Te quieres tapar, pedazo de cerda?. ¡Y no me mientas!, ¿tomando el sol, tú?. Ya estabas aquí con otro de tus novios ¿eh?.

Ajeno a la charla, Rodrigo, que pudo vestirse a duras penas, salió del armario y se dispuso a salir pero entonces se dio cuenta: le faltaba el reloj de pulsera. Acercándose a la habitación, miró por la rendija de la puerta para ver si lo encontraba: en efecto, lo vio en la mesita de noche de ella.

-Ni que fuera una golfa, sabes que apenas he tenido chicos con los que salir. Tú me los ahuyentas siempre. ¡DICTADOR, NAZI!.

-No quiero que vayas por ahí como una maldita perra en celo-y cuando él iba a la ventana del fondo, ella vio a Rodrigo, que le señaló al reloj con la mano. Ella, viendo que su padre estaba de espaldas cogió el reloj y lo escondió en el primer cajón, junto a tiempo-. ¡Eres mi hija, no una zorra!

-Soy tu hija pero ya soy mayor, y si me da la gana de tener un novio lo tendré, y si me lo quiero tirar me lo tiraré, y tú ni te enterarás!.

-¡ERES UNA GOLFA!.

Rodrigo, a punto de estallar de la rabia, se contuvo, estuvo a punto de irse para no ser pillado “in fraganti” por el padre de su novia…y justo en el instante de irse, por el rabillo del ojo, vio algo a través de la rendija de la puerta. Al mirarlo mejor, se llevó la impresión de su vida: Ufano se había abalanzado sobre su hija y le había estampado un enorme beso en la boca.

-¡Eres una cerda!, ¡estas tetas son mías!, ¡SOLO MÍAS!.

Como poseído por un sátiro, Rodrigo contempló compungido como padre e hija se liaban entre sí batallando furiosamente en una guerra de besos de tornillo.

-Cinco años-recordó Rocío-…cinco años follándome, ¿es que nunca voy a poder librarme de ti?, ¡yo quiero follar con alguien más que no seas tú!.

-¡NO!, ¡tu cuerpo es mío!, ¡tus tetas, tu culo, tu coño, todo es para mí!. Desde que echaste cuerpo no he dejado de desearte, de necesitarte!. ¡Si necesitas polla solo te daré la mía!. ¡Ábrete ya, zorra: te voy a follar!.

-Sí papá, fóllame…estoy muy caliente, necesito polla…dame la tuya, la quiero, la quiero ya mismo…fóllame y córrete en mis tetas…

Sintiéndose traicionado y herido, Rodrigo se obligó a contemplar como Ufano se desnudaba y masturbaba a su hija para que ésta le pajeara a él. Ella no luchaba contra lo que le estaban haciendo, si no que accedía de buen grado, y su novio, oculto por aquella puerta, vio como el padre se dedicó a magrear y tocar a su hija hasta que sin ningún tipo de miramientos la penetró tras ponerla a cuatro patas, penetrándola casi a la fuerza como si la fuera a violar. Rocío jadeo y se convulsionó mientras sentía a su padre dentro suyo incluso cuando éste se decidió a encularla tras el primer polvo que le echó. Con la mente destrozada, Rodrigo se marchó. Salió de la casa sin ser oído por los amantes que retozaban a pocos metros de él y con lágrimas en los ojos cogió el ascensor para volver a la calle, rumbo a su casa.

-Hija de puta-rechinó entre dientes-…cabrona…Esto no quedará así, lo prometo. Me vengaré por esto…juro que me vengaré…

Rodrigo llegó a la calle, y volvió a su casa taciturno. Por su mente solo pasaba un pensamiento: ¿cómo se vengaría de ella?.

Tiempo después de aquello, Rodrigo seguía sin encontrar su venganza. Lo peor de todo no era tener que fingir ignorancia, si no el enrollarse con ella sin poder evitar el recuerdo de verla con su padre, entregándose a él sin mucho reparo. Le dolía muy pero que muy amargamente, y sin embargo no le quedaba otra que aguantar. Acostumbrado a ir pensando en largas y sombrías dudas cuando estaba solo, era poco más que imposible darse cuenta si alguien le llamaba. Efectivamente, ni se enteró cuando una calurosa tarde Íñigo estaba llamándole varias veces.

-¡EH, MUDOOOOOOO-le dio un pequeño coscorrón en la nuca mientras se reía sin parar-!, ¿es que no me escuchas o qué?.

-¡Íñigo!...perdón, me quedé en Babia…¿Qué tal estás?.

-Bien, bien….oye, ¿podemos hablar en privado un momento?. Hay una cosa que me gustaría preguntarte.

Extrañado, Rodrigo y él tomaron un desvío por una calle poco transitada, lejos de la gente y del ruido del tráfico, en donde pudieron hablar sin comedimientos.

-Tú dirás…¿Qué es lo que te pasa, Iñi?, ¿va todo bien?.

-Pues…la verdad que esto es algo embarazoso, pero sé que puedo contar con tu discreción…Verás, quisiera pedirte una cosa: ¿tienes fotos de las tetas de Rocío?.

Rodrigo se quedó mirándolo como si no lo conociera. A pesar de la petición, el joven de pelo castaño y ojos verdosos se quedó estoico, sin amedrentarse por nada.

-Tendrás que repetirme eso-le señaló-.

-Ya me has oído: ¿tienes alguna foto de las tetas de Rocío?.

-¿Estás mal de la cabeza o que te pasa?. ¡TÍO, QUE ES TU HERMANA!.

-¿Y qué-y permaneció tan tranquilo-?. ¿Dónde está el problema?.

-No sé-ironizó-: es tu hermana, no es algo muy normal,…¿he dicho que es tu hermana-le preguntó con retintín-?. ¿A que viene eso?.

-Viene a que llevo meses enteros loco por ella-se relamió. Rodrigo no salía de su asombro-. Desde que un día la pillé por error saliendo de la ducha y la vi en bolas, no he dejado de obsesionarme con sus tetas. ¡Dios que tetas, se las quiero comer, quiero pillar esas domingas y estrujarlas!, ¡quiero follármela a saco!, ¡está buenísima!, ¡DIOS!...

-¡ÍÑIGO!. Tío, para ya. ¿Estás chiflado?, es tu hermana. ¿Cómo vas a querer follar con tu hermana?. ¡Joder!, ¿tú te oyes?.

-Ya lo creo que me oigo, pero es que me da igual. Tío, ¿tú la has visto?, ¿me vas a decir que no le harías nada de tener ocasión?, ¿te frenaría el que fuera tu hermana?.

Rodrigo se quedó mudo por lo que escuchaba de su amigo y hermano menor de su novia. De pronto sentía que estaba viviendo un extraño sueño del “mundo al revés” donde todos y todo era lo contrario de lo que él conocía.

-Sabes que no diré nada a nadie sobre esto, pero de verdad que no lo entiendo. El Íñigo que yo conozco nunca diría nada parecido.

-Ya, pero el Íñigo que tú conoces se encontró accidentalmente con su hermana y la vio del todo desnuda. Desde entonces no he vuelto a ser el mismo. No te haces idea de los sueños eróticos que he tenido con ella donde le hago de todo, por eso te pregunto si tienes fotos de sus tetas, de ese modo podría calmar mis ansias.

-No tengo fotos de eso, ¿qué te hace pensar que podría tener algo así?.

-Ah pero, ¿no eres el actual novio de mi hermana-preguntó sorprendido-?, ¿no eres el que se la está tirando ahora?.

-No, ella y yo no….¡Un momento!, ¿CÓMO SABES TU ESO?. Se supone que mi relación con ella es secreta, nadie sabe que salimos, ¿cómo te has enterado?.

-¿Bromeas?, soy su hermano y la conozco. No eres el primero ni serás el último que pase por su cama, aunque papá siempre los ahuyenta antes de que ella se los folle demasiado (si es que llega a tirárselos)…nunca he sabido porqué, algunos eran majos-se quedó pensativo-.

Rodrigo se mordió la lengua. Él sabía la razón, pero no lo podía decir. Primero porqué Íñigo no le habría creído; segundo, se habría enfadado con él por decir aquello sobre su propio padre; y tercero, necesitaba callarse para poder vengarse en condiciones, aunque apenas supiera como hacerlo.

-Pues no tengo fotos de sus tetas, y aunque las tuviera no sé si pasártelas, y no me pongas caras raras. No tengo ganas de aumentar tu perversión. ¿Sabes lo insano que es tener deseos de ese tipo?. No es normal.

-Yo ya no sé lo que es o no normal-se encogió de hombros-. Además, ¿importa en algo que sea mi hermana?. Es solo física, pura y simple. No tengo ganas de hacerle un niño, solo de penetrarla. ¿Tiene que ver el que tengamos los mismos padres?.

-Siguiendo tu razonamiento, entonces no tendrías problemas en buscar sexo con tu madre. Al fin y al cabo, solo es un cuerpo, ¿no-le desafió, en un intento por devolver  la cordura a la mente de su amigo-?.

-¡NOOOOO-se ofendió-!, ¡tío, que es mi madre!.

-“¡Tío, que es tu hermana!”-le replicó con malicia-. ¿No tienes reparos cuando se trata de Rocío pero sí cuando se trata de tu madre?. Eso es mucho cinismo.

Íñigo se quedó pensativo varios segundos pensando en lo que su amigo le había dicho. Rodrigo casi podía sentir todos los engranajes de su cabeza girando sin parar, trabajando a toda velocidad como si estuvieran en plena ebullición.

-Pues es verdad-y Rodrigo no salió de su asombro-. Sí, cierto, si tengo ganas de montar a Rocío, ¿por qué no a Mamá?, además, para la edad que tiene se conserva de lo más lozana y estupenda. Gracias por la idea…aunque sigo en mis trece con mi hermana. ¿De verdad no tienes foto de sus tetas?, ¿nada?.

-Iñi, que ni siquiera me la follado, y la única vez que estuve a punto de hacerlo apareció tu padre y tuve que esconderme y largarme antes de que me pillase. No tengo esas cosas sobre ella.

-¡Mierda-se quejó, pasándose la mano por su pelo-!. Jo, confiaba en que tú me podrías ayudar. Mi gozo en un pozo. Gracias igualmente.

Según se iba, la mente de Rodrigo se quedó un tanto en blanco. Algo de lo que se había dicho en la conversación había activado todos los resortes de su cabeza y quedó con sus ojos verdes mirando hacia el cielo abierto. La brisa que acariciaba su pelo negro renovaba el ambiente viciado de su cabeza…pero por poco tiempo.

-¡Iñi-y éste, a lo lejos, se giró y volvió hacia su amigo-!. ¿Puedes responderme a dos preguntas?.

-Tú dirás-hizo un leve gesto de indiferencia-.

-Primera: ¿soléis celebrar las Navidades vosotros solos, sin más familia?.

Íñigo frunció el ceño ante aquella pregunta. Mirando el calendario de su reloj de pulsera, inseguro de haber escuchado bien, comprobó la fecha.

-Sí, por lo general sí…pero faltan más de tres meses para Navidad-señaló a su reloj y la fecha que indicaba-.

-Lo sé…pero es que eso mismo tiene que ver con la segunda pregunta.

-Dispara-hizo un leve movimiento de cabeza-.

-¿Hasta que punto quieres follarte a Rocío?.

Íñigo no contestó, tan solo esbozó una sonrisa perversa. A Rodrigo no le hizo falta más. Era todo lo que necesitaba saber.

El tiempo que transcurrió hasta la llegada dela Navidadse le hizo eterno, en parte por la paciencia que tuvo que suponer el esperar al momento adecuado para poner en práctica su largamente acariciada venganza, en parte por tener que seguir frotándose con ella, pues Rocío era muy ardiente y siempre buscaba la más mínima oportunidad de hacérselo con él. Para más suplicio, él no pudo negarse a echarle algún que otro polvo pese al asco que le daba el recordar que su cuerpo llevaba cinco años siendo usado por su padre para satisfacer sus deseos, contando además con el consentimiento de ella.

-Va a ser una cena estupenda-decía la madre de Rocío mientras preparaba los diversos platos-.

-Estoy seguro, lo pasaremos genial-dijo Rodrigo ayudando en la cocina, dándole vueltas a la cabeza al plan que había trazado y a como llevarlo a cabo. Mirando hacia la mesa donde los demás estaban departiendo amigablemente, nadie diría que debajo de toda aquella amabilidad y jovial alegría se escondía una pervertida a la que la gustaba ser usada sexualmente por su padre-.

Ayudando a Camila con la opípara cena que había preparado para la ocasión, la pareja de novios no se prodigó más cariños de los estrictamente protocolarios para dar a entender que se querían, pero Rocío era ajena a la tormenta emocional que rugía dentro de Rodrigo cada vez que se besaban o lo cogía del brazo con gesto emocionado. Había aprendido a disimular tan bien, que nadie notaba si él se sentía asqueado o se encontraba asqueado por besar a aquella chica a la en su día vio tragarse el miembro de su padre. A los ojos de los además, solo era una familia cenando junta por Navidad, esperando una velada tranquila y apacible…pero nada más lejos de la realidad.

Conforme avanzó la velada, cercana ya entre la media noche y la una, Camila empezó a sentirse extrañamente somnolienta, y por más intentonas que ella tuvo para quedar despierta no lo consiguió. Íñigo se ofreció a llevarla a la cama, en tanto que los demás quedaron en el comedor viendo la TV y charlando de tal y cual cosa. Rodrigo se fijó que los ojos de Ufano no perdían detalle de los movimientos de su hija. Al principio intentó ser disimulado, pero a medida que iba pasando el tiempo su sutileza a la hora de mirar a Rocío fue desvaneciéndose poco a poco.

-Oye tú-señaló hacia su futuro yerno, con un tono de voz que parecía o bien algo embriagado o drogado…o algo parecido-. Espero que no se te haya ocurrido acostarte con mi hija. ¿Entendido?.

A Rocío, que estaba tomando una copa, el comentario la pilló tan de sorpresa que casi se empapizó. Su cara se desencajó totalmente y se quedó mirando a su padre de forma asombrada, incrédula de que él hubiese dicho aquello. Rodrigo cruzó un par de miradas con su novia como esperando saber qué decir, pero ante la estupefacción de la escena, se encogió de hombros con gesto atónito.

-¿Pero como se te ocurre decir eso-y en la voz de Rocío también se dejó entrever que el alcohol había hecho un buen efecto-?. Si es mi novio, lo que haga o deje de hacer con él es asunto nuestro. ¿A ti que te importa lo que hagamos?.

-Yo no he criado una hija para que se abra de piernas al primero que pasa por su lado-y dio otro largo sorbo a su copa-. Rocío no es ninguna zorra-y le envió una mirada glacial, casi cargada de ira-.

-Eso a ti no te importa lo más mínimo-replicó ella, y Rodrigo empezó a tener miedo de meterse en una discusión padre-hija, sabiendo además que el enfrentamiento era por lo que ella podía y no podía hacer. De pronto temió que su plan se hubiese ido al garete-. Lo que yo haga fuera de casa es asunto mío.

-Y mientras vivas en esta casa lo que hagas es asunto mío-se señaló Ufano a sí mismo con el dedo-. Chico, me importa tres narices lo bien que me caigas, como se te ocurra meterle mano a mi hija lo único que llegará a la luna antes que tú será la puta de mi hija de la onda expansiva por la patada que te voy a dar.

-Menos lobos, caperucito. Viviré aquí pero ya soy mayor de edad…y lo que haga o deje de hacer con Rodrigo es asunto nuestro. ¿Verdad que sí, cariño?.

Éste hizo un leve asentimiento, y cogido de improviso, ella llevó una mano a sus pantalones, acariciándole la polla por fuera de ellos. Los ojos de Rodrigo se abrieron de par en par. Aquello no era lo planeado...y viendo la mirada furiosa de Ufano, comenzó a pensar que quizá se habría metido en camisa de once varas. Por desgracia, parar aquella cadena de acontecimientos ya estaba fuera de su alcance.

-¡Rocío, basta!. No sigas.

-¿O qué?.

Con extrema habilidad y en apenas segundos, especialmente para enfadar a un padre en exceso protector y mandón, Rocío le fue comiendo la tranca a su novio, el cual no podía evitar excitarse ante las artes felatorias de la chica. Ufano apretaba el vaso con el que había estado bebiendo con tanta fuerza que Rodrigo temía que lo fuese a romper y que los pedazos de cristal volasen por todas partes. Sin que nadie se lo dijese y como fuera de sí, Rocío se sacó la ropa y quedó desnuda de cintura para arriba, frotando sus enormes melones contra el manubrio de su novio. Convirtiéndose en la gota que colmó el vaso, Ufano no se quedó más de mirón, si no que cogió a su hija, la detuvo y la llevó hasta el amplio sofá de la habitación, pero en lugar de regañarla, casi a la fuerza la hizo tragarse la suya.

-¡Pero por amor de dios-gritó Rodrigo-!. ¡¡Que es tu propia hija!!.

-¡Y antes de que te la coma a un extraño me la comerá a mí, que para eso soy su padre!. ¡A esta no te la vas a follar ni en un millón de años!.

-¡Porqué tú lo digas-logró hablar ella-!. Si a mí me da la gana me lo monto con los dos y ya lo creo que Rodrigo me va a follar como está mandado. Esta es la última vez que vas a impedirme nada con alguno de mis novios.

-¡Perra, eres una golfa, solo lo haces para fastidiarme!.

-¿Y de quien es la culpa-le recriminó-?, ¿quien crees que es culpable de impedir todas mis relaciones solo por envidia de que este cuerpo lo goce otro?. Rodrigo, vente conmigo cariño…que papá va a saber lo que es que me folle un hombre de verdad.

Cauteloso y temeroso de la reacción de Ufano, Rodrigo se acercó poco a poco a Rocío, que apartando a su padre bruscamente, tendió al joven debajo de ella y pronto se subió a su grupa para cabalgarlo. Sin casi tiempo para reaccionar y antes de que Ufano pudiera echarlo de allí, Rocío se penetró y comenzó a rebotar sobre las caderas de su novio en una cabalgada infernal.

-Mira papá, mira como me folla mi novio-lo miró-. Uffffffff como me gusta lo bien que me la mete, es una pasada…esto es una polla y no esa salchichita arrugada que tienes, que a poco más se te caerá a cachos.

-Rocío, no me tientes, para o te voy a castigar como no te imaginarás que soy capaz de hacerlo-dijo Ufano roto por la ira-. ¡¡He dicho que te pares, hija de perra!!.

-Ooooooooh…mmmmmmm que maravilla papá, al fin me folla alguien que no eres tú, por fin una polla que no es la tuya….y me hace gozar como una loca papá, voy a ser una guarra con él y te lo debo a ti. ¡Este es el precio de tanta represión que me diste!.

Rodrigo agarró con firmeza las tetas de Rocío a la espera del castigo que Ufano le daría a su hija. Quería saber que le estaría pasando por la mente. A pesar de no haber salido del todo como él esperaba, la situación se había salido de madre de una manera tan imposible que ya no había marcha atrás. Fijándose en los movimientos del que sería su futuro suegro, Rodrigo contempló casi con espanto como Ufano se colocó por detrás de Rocío rozando su ariete contra el culo de su hija.

-¡NI SE TE OCURRA-le espetó ella con una mueca de terror-!.

-¿¡QUÉ NO QUÉ…!?...

Haciendo presión y sin mediar palabra, Ufano apuntó entre las nalgas de Rocío y apretó tantas veces como le fue necesario hasta conseguir que su miembro se colase por el ano de su hija. Rocío no pudo evitar varios gemidos de dolor, casi con lágrimas en los ojos al sentir como su padre, más que follarla, la estaba violando analmente.

-¡Voy a reventarte tu puto culo de guarra!. ¿¡NO QUIERES POLLA!?....¡¡PUES TOMA POLLA!!.

En ese instante una lucecita se encendió en el cerebro de Rodrigo y una pregunta cruzó su mente: “¿Dónde está Íñigo?”. Tumbado como estaba en el sofá no podía mirar a la habitación y localizarlo, pero desde que había llevado a su madre a la cama, no le había vuelto a ver el pelo, aunque ahora eso daba igual con lo que tenía encima. Ufano parecía decidido a romperle el culo a su hija por la rebeldía de ésta al desafiarle, y él estaba atrapado en medio de una guerra entre voluntades. Rocío se contoneaba de lado a lado intentando librarse de su padre para así gozando con su novio, pero tal cosa era (o por lo menos así le parecía) un sueño muy lejano.

Rocío estaba fuera de sí, debatiéndose entre el placer y el dolor. Nunca le había a nadie que tomara posesión de su parte más íntima y reservada. De hecho, tenía pensado dársela a Rodrigo llegado el momento, pero su padre se le había adelantado. Cuando sus ojos se abrieron, mientras las manos de sus padres pugnaban con las de Rodrigo por el dominio de sus tetas, se encontró una visión que no esperaba: En el umbral de la puerta, observando en silencio quien sabe desde hacía cuanto tiempo, encontró a su hermano pequeño polla en ristre, masturbándose frenéticamente mientras veía encantado todo el salvaje trío que su hermana se estaba montando con su novio y su padre.

-¡¡IÑI!!. ¡Mirón pervertido!, ¿cuánto llevas ahí callado mirándonos?.

-El suficiente, hermanita-dijo éste-. ¡Ya sabía yo que mi hermana era una perra, pero no hasta el punto de dejarse follar por papá!. ¡Dios, eres la puerca más grande que existe, mírate: papá te está dando por culo!....¡Esto lo voy a recordar toda la vida, me la voy a pelar tanto que me saldrán callos en los callos en las palmas de las manos de tanta paja-dijo sin parar por un instante de masturbarse-!!.

-¡Iñi!, ¿no te gustaría follarte a esta cabrona?. A esta perra hay que castigarla por desafiarme. A mí nadie me desafía: ¡ven aquí, que se me ha ocurrido algo!. ¡Ahora vas a saber lo que es bueno-le dijo a su hija-!.

Íñigo obedeció a su padre y se acercó a ellos. Ufano puso a Rocío encima de su novio, con su culo destacando prominentemente. Saliéndose de su hija, le dio el revelo a su hijo. Este se montó encima de su hermana, qué quedó en mitad de los dos hombres como la carne de vaca en una hamburguesa. Rocío no comprendía por que una postura tan rara cuando bastaba con una simple sustitución de verga en su culito…hasta que una nueva presión le hizo comprender lo que le iba a pasar. Protestó, se retorció de todas las maneras posibles…pero nada evitó lo que sucedió.

Rodrigo, asombrado, apenas podía creer lo que había pasado porqué también era parte afectada en la nueva maldad de Ufano: ¡¡había penetrado a Rocío mientras aún era penetrada por Rodrigo!!. Éste, que no podía imaginar que algo así pudiera suceder, tuvo que quedarse quieto y seguir el juego sin salirse de lo que los demás dijeran. Dejando de lado la rareza que le provocaba aquella marea de carne entremezclada (y no solo por los cuatro cuerpos entremezclados, si no por sentir otra polla en el mismo coño en donde él la había metida), la situación, el castigo que se le estaba aplicando a Rocío provocaba en él un sentimiento de regocijo. Al fin estaba recibiendo su merecido.

Con su cuerpo violentado y forzado por todas partes, a Rocío se le iban yendo las fuerzas poco a poco. Que la estuviesen dando por el culo ya era malo, pero el tener que soportar dos arietes opresores al mismo tiempo era desgarrador. Le dolía, le dolía como si la estuviesen desvirgando nuevamente. Quería parar pero no podía, la forma en que se la follaban le gustaba. Le dolía admitirlo pero le gustaba. Nunca había probado el sexo violento como en esa ocasión, y ahora que lo había probado entendía a algunas de sus amigas al relatar sus polvos con el típico chico malo.

-No sabes que ganas de tenía hermanita, estaba loco por metértela. ¡¡Y encima te doy por el culo, esto es mejor que las fantasías que tenía mientras me pajeaba contigo!!.

Entre los comentarios de Íñigo, las manos de Rodrigo sobando sus tetas como buenamente podía y las de Ufano golpeando el culo de ella sin compasión alguna, Rocío sabía que aquella noche iba a ser la peor y la mejor de su vida, y que iba a tener no uno solo si no quizá una larga cadena de orgasmos seguidos. Por de pronto notaba que el primero de ellos ya estaba cercano a sentirlo a raíz del morbo que le provocaba sentir a tres hombres penetrándola y que ninguno fuese a ser benevolente con su cuerpo.

Dicho y hecho, su primer orgasmo llegó acompañado por un ronco y profundo  grito de placer que le vino desde lo más íntimo de su alma. También fue seguido por las primeras corridas de la noche, las cuales todas, cada una según llegó, fueron a pringar sus domingas hasta dejarlas bien embadurnadas. Tendida boca arriba en el sofá y con su cuerpo agotado, fue una muñeca en manos de Íñigo, que no lo dudó en tomar el relevo y penetrar a su hermana por delante para follársela como llevaba tanto tiempo deseándolo. Rodrigo, cansado de aguantar el peso de dos personas encima suyo, quedó echado sobre la alfombra jadeando para recuperar el aliento, mientras Ufano se empecinó de nuevo en porculizarla. A lo largo de aquella noche, varias fueron las posturas y los amantes que la gozaron…y él no se perdió detalle de lo ocurrido.

A la mañana siguiente, cuando Camila despertó, lo hizo en su cama. Llevaba el pijama puesto, pero tenía la extraña sensación de que antes de dormir algo había pasado. Recordaba imágenes vagas, sensaciones de un hombre encima suyo. “Ufano”, pensó de natural instinto, pero al girarse en la cama, no lo encontró durmiendo a su lado. Algo en su cabeza le decía que aquello no encajaba, pero no sabía porqué. Levantándose de la cama y poniéndose un albornoz, se fue a la sala de estar pero no encontró ni a su marido ni a sus hijos, y tampoco encontró a Rodrigo. Lo único que pudo encontrar era un DVD, puesto en el centro de mesa de la habitación. Grabado con rotulador ponía “mírame”. Camila no entendía nada, así que encendió la TV y puso el DVD para ver qué contenía. Al principio vio la propia sala en donde estaba. Se giró y miró hacia una de las repisas de adornos en busca de la cámara. Tan disimulada estaba que apenas la vio.

Volviendo a mirar al DVD, su expresión de extrañeza se tornó en asombro y por último en horror ante lo que vio: su marido, su propio esposo, estaba dándole por el culo a Rocío. En la grabación no estaba puesta la hora pero sí la fecha. ¡Había sido anoche!. Dada la ubicación del sofá respecto a la cámara, Rodrigo había quedado fuera de plano y Camila no lo vio tendido a la larga sobre él, debajo de ella mientras Ufano se afanaba, valga la redundancia, en destrozar el culo de Rocío. Escuchando lo que decían, entendió que Rodrigo había sido una víctima inocente atrapada en una red de perversión y depravación entre Rocío, Ufano….¡e Íñigo!. ¿Cómo podía pasar todo aquello?, ¿cómo pudo ocurrir?. Se llevó las manos a la cabeza y fue pasando rápidamente el DVD para ver todas las escenas, que la llenaron de asco al comprobar que Rocío no era la niñita inocente que fingía delante suyo, ni Íñigo el buen hijo que ella esperaba. Ni siquiera su marido era el decente padre de familia por el que ella lo tenía.

Pero la peor parte llegó cuando encontró otra cámara. De pronto el video cambió de habitación: ¡¡era su dormitorio!!. Al principio estaba vacío, pero al poco se vio a sí misma, casi inconsciente, llevada a la cama por Íñigo. Éste, tras dejarla en ella, la fue desvistiendo en la idea, pensó Camila, de que solo quería que no durmiese con la ropa puesta. Al igual que con la otra grabación, este contenía audio, y pudo escucharse a sí misma pidiendo a Íñigo que se quedase a su lado para que no se quedase sola. Camila no recordaba nada de lo que estaba pasando, tan solo creía que estaba del todo dormida. Íñigo empezó a sobarla y acariciarla y ella, tendiéndole la mano, recibió con los brazos abiertos a su hijo, que se convirtió en su amante. El disgusto de Camila no tenía límite, no sabía ni tenía ni idea de cómo reaccionar. Entonces, cuando Íñigo terminó de hacerle el amor y dejarla durmiendo, el objetivo volvió a cambiar y apareció Íñigo, a solas, con los demás durmiendo a su lado en la salita.

-Hola mamá-empezó a decir-. Si estás viendo esto es que acabas de ver que me lo he montado contigo. Te diré que eres una amante estupenda, follas como los ángeles. También habrás visto a Rocío montándoselo con todos nosotros. Rocío es una puta, papá un pervertido, tú una cerda y yo un salido. ¿A que es genial la familia?. Me había dicho de poner estas cámaras para ver Rocío y Rodrigo hacían algo a solas en su cuarto (allí también puse cámara), pero mira por donde no hizo falta. En cuanto a Papá…sabía que algo se traía entre manos con Rocío, pero que conste que nunca imaginé esto. No es que me queje, me lo he pasado de vicio. A ver cuando lo repetimos. Te quiero mamá.

-¿QUÉ HAS HECHO QUÉ-preguntó Rodrigo a Íñigo un par de horas más tarde, tras contarle este lo del video y la grabación que había hecho a escondidas de él-?.

-Te he salvado el pellejo, te he exonerado de toda culpa, y nadie nunca sabrá del estimulante que nos pusiste a todos en la bebida. Lo del somnífero a mi madre fue cosa mía, además. Quería quitarla de en medio para que la venganza fuese perfecta.

-Pero yo solo quería que al final se supiese lo de Rocío y su padre, quería que él y ella se muriesen de vergüenza. Me parece que te has ido de madre. Se te fue la mano. Podrían internarte por ello.

-Lo sé-se encogió de hombros-. Oye, no te preocupes por mí. Quería follarme a mi hermana y al final incluso me follé a mi madre. Aceptaré lo que me echen. Me siento contentísimo, en serio. Estaba muy harto de la imagen siempre perfecta e inmaculada de nuestra familia. Al fin nos reducimos al denominador común de las miserias humanas. Tú tranquilo, ya seguiremos en contacto. Cuídate.

-Te echaré mucho de menos Íñigo. Sabes que quizá no nos veamos más.

-Sí-asintió-. Lo sé. Haz algo más y nunca te arrepientas de nada lo de que hagas jamás. Yo no lo haré nunca. Gracias a ti he pasado la mejor noche de mi vida y te estoy agradecido por ello.

Fue la última vez que Rodrigo vio a Íñigo en muchísimo tiempo. Según supo, la madre de Rocío se había encontrado a su marido y a hija juntos en la cama de ella tras acabar de ver el DVD. Rodrigo e Íñigo se habían ido a pasear, sabiendo que era el paseo del condenado antes de ir al patíbulo. Camila no solo se divorció de Ufano, si no que lo denunció por violación e incesto entre otras cosas. El escándalo del juicio fue tan grande que Camila tuvo que mudarse al otro lado del país. Ufano fue condenado a varios años de prisión. Rocío fue encerrada en un internado considerando que tenía trastocadas sus facultades mentales, e Íñigo fue también encerrado en un internado diferente, a fin de que ambos hermanos no se encontrasen ni contactasen entre sí. Pese a ser participe de lo ocurrido, Rodrigo no se vio involucrado en el juicio debido a la declaración de Íñigo en el DVD incriminatorio donde éste exoneraba a Rodrigo de toda culpa en los hechos.

Ambos amigos siguieron en contacto por carta, y a pesar de las insistencias de Rodrigo de decir la verdad para sacar a Íñigo de internado, éste jamás le permitió que lo hiciese, pues como le dijo en el último paseo que dieron juntos aquella mañana de 26 de diciembre, aceptaría lo que le echasen por lo ocurrido. Salpicado del escándalo, incluso Rodrigo tuvo que irse con el tiempo, teniendo que partir de cero en otra ciudad tras terminar los estudios, y eso a pesar de ser único libre de todo cargo o imputación en el escándalo. Jamás pudo recuperarse del todo de lo que vivió aquella noche, no solo por lo amoral de la situación si no porqué en el fondo lo había gozado. Si Rocío había sido una novia pervertida, él había sido un novio vengativo. Se había vengado, y aunque le costaba reconocerlo, lo había disfrutado, y tendría que vivir con ello el resto de su vida.

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