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El círculo de las viciosas

en No Consentido

EL CÍRCULO DE LAS VICIOSAS 

Traducido del inglés original: “The She-Vicious Circle”.

 10 eran 10, mis amigas en aquellos años. Diametralmente opuestas entre sí, tanto que nunca conseguí entender (a día de hoy, sigo sin entenderlo) como podía llevarme tan bien con todas. Es como Sex And The City (Sexo En Nueva York). ¿De verdad que esas cuatro, en la vida real, podrían ser tan amigas?. Pues lo mismo. Mis amigas eran de lo más variado, así que como me sería muy complicado y muy largo hablar de todas ellas, voy a dar un rodeo y describirlas mediante unas “mini tarjetas”, de forma que con pocas líneas se las pueda distinguir una vez se las mencionase. Estas eran las 10 amigas (no mencionaré su edad porque tenían la misma, con apenas meses de diferencia):

Becka: pelo negro, liso y largo hasta la mitad de la espalda (siempre impoluto); complexión delgada, sin muchas curvas; poco pecho; 1’67 de alto; ojos negros a juego con el pelo. Si tuviera que poner un símil, se parecería a Selena Gómez, aunque los ojos de Becka eran mucho más redondeados y grandes, y sus facciones más estilizadas. ¡Ah!, y carácter de buscona provocativa. La clásica calienta braguetas.

Tabitha: pelirroja de pelo liso, largo con tonos cobrizos; era más flacucha de lo que debería (más o menos como Keira Knightley). Medía 1’58 de alto, de ojos pardos. Su cara era parecida a la de Alicia Witt, pero mucho menos cándida. Lo que le faltaba de cuerpo, lo compensaba con astucia. Era la más falsa de todas, siempre metida en líos. Lo escuálido de su cuerpo lo compensaba con la malicia de su cabeza.

Molly: pelo castaño liso, corto hasta el mentón, con flequillo; ojos grises, con la mirada intensa; cuerpo carnoso, voluptuoso, perfecto se mirase donde se mirase, incluso los labios (tenía un lunar muy sensual junto a ellos). Similar de cara con Olivia Wilde, e igual de morbosa. 1’69 de altura, y un carácter a juego con todo lo demás: la zorrita que siempre iba caliente con ganas de restregarse contra todos.

Ione: muy rizosa, más aún que Chelsie, de pelo corto y con los tirabuzones que le caían por todas partes; ancha de cuerpo, con mucho pecho y un gran defecto a simple vista: los incisivos frontales separados. Parecida a Alicia Keys (Ione era de raza negra), excepto en que su cuerpo era más ancho que alto. ¡Ah! medía 1’59. Su carácter era la de la juerguista perpetua, siempre queriendo beber e ir de fiesta.

Dharleen: pelo castaño ondulado, tan largo como el de Becka; curvilínea, y bien proporcionada de pies a cabeza; pecho perfecto, redondito y prominente; 1’65 de alto; ojos verdes prado. Igualita que Alexis Bledel, excepto en los ojos, ya que de facciones eran idénticas, y en el pelo (que a Dharleen le hacía bastante onda). Era la animadora perfecta (y de hecho, lo era), siempre de buen humor, jovial y alegre.

Leah: pelo castaño liso, caído y lacio hasta el cuello. De cuerpo desastroso para su edad; obesa hasta tener problemas de sobrepeso, de culo grande y pecho aún mucho más grande. No llegaba al 1’61 de alto. Ojos castaños. Se parece a la actriz Lindsay Hollister, salvo en que Leah era algo más ancha que Lindsay. Para su edad era todavía ciertamente infantil, la niña acomplejada que no acaba de crecer del todo.

Chelsie: pelo castaño, rizado y largo hasta el cuello; algo ancha de cuerpo, con curvas pero sin ser obesa; de pecho bien formado; 1’60 justos de alto; ojos azules de un nítido color celeste. Su parecido sería con la cantante Thalia, salvo por el color de ojos y que las facciones eran una pizca más apelmazadas. Era muy vanidosa y prepotente, aún con su problema capilar (era muy velluda de cara).

Rachael: rubia rizosa, con el pelo hasta los hombros en grandes tirabuzones; de ojos color azul oscuro muy misteriosos; era un poco cabezona (y no por terca, si no por el volumen del pelo, que le hacía la cabeza más grande). Medía 1’64. Tenía bastante pecho para lo delgada que era. Se parecía en algo a Hilary Duff, aunque la dulzura de la Duff, Rachael no la tenía. Era muy hermética, muy privada en sus cosas.

Michelle: rubia despampanante, de pelo liso y ojos azules; un cuerpo de lo más apetecible, bien hecho, aunque le sobraba culo (no tanto como Jennifer López, pero ahí le andaba). Era la más alta del grupo: 1’73. Guardaba un tremendo parecido con Dakota Fanning, aunque los ojos de Michelle eran cristalinos (de esos que clavan a un hombre al suelo). Era muy humilde: la clásica cañón que no sabe lo buena que está.

Sybil: Morenaza rizosa de pelo cardado, de raza negra al igual que Ione; delgada de cuerpo y con pocas curvas (las justas, más bien), su tono de piel era más claro que el de Ione. Medía 1’71. Su pecho era pequeño también, y siempre me recordó a Thandie Newton por las facciones tan dulces que tenía. Sybil era la “loba solitaria” del grupo, su rollo era ir a su rollo, valga la redundancia. Pasaba de líderes o jefes.

Descritas las chicas, hay que mencionar un detalle importante: que las 10 fuesen amigas mías no quiere decir que fuesen amigas entre ellas, ni remotamente, y si no he puesto a las chicas por orden alfabético, que hubiese sido lo más normal, es por una buena razón: las cuatro primeras chicas (Becka, Sybil, Molly e Ione) formaban un grupo de amigos, el más selecto y más popular. Se hacían llamar The Fashion Girls, eran pijas, ricas, y las dueñas “de facto” del high school. Eran las jefas, ellas mandaban y los demás obedecían. Lo que ellas vestían era lo que todas imitaban. Lo que opinaban, era la opinión de todos…y si señalaban a alguien con el dedo, era el apestado del instituto hasta que dijesen lo contrario. Nada pasaba sin que ellas lo ordenasen.

El segundo grupo (Dharleen, Leah y Chelsie) era, por decirlo arquetípicamente, el de las nerds (las empollonas).  Estudiosas, aplicadas, la clase de chicas que lograrían tener un trabajo y una vida por sí mismas, lejos de ser la mujer florero de algún marido rico, como seguramente ocurriría en el caso de Becka y las otras. Esas iban a ser carne de abogados en divorcios millonarios y una vida vacía, no como Dharleen y las demás, y tampoco sería ese el caso de Rachael, Michelle y Sybil. Ellas iban aparte, cosa que a Becka y las demás les fastidiaba solo por el hecho de que no las idolatraban como sí hacían todas las demás y por eso eran las outcasts (las marginadas). Ellas vivían en su propio mundo, al margen de las fashion girls…o eso pensaba yo.

Como podía hablarme con todas eran una cuestión de cronología: había crecido con las chicas del segundo y tercer grupo, de cuando eran uno solo (partió en dos por un problema que nunca supe entre ellas), pero cuando en el high school me apunté para el equipo de baloncesto y me volví popular, entré a formar parte del equipo de las fashion girls. Como no soy de esos que reniegan de su pasado, me enfrenté con Becka y Tabitha (las jefas del grupo, algo así como Lennon y McCartney pero con muchísima más mala leche). Al no conseguir que dejase de hablar con ellas, vieron mi terquedad como si se tratase de un gesto de buena voluntad hacia los bichos raros del high school, como un rico de que vez en cuando hace un donativo para los pobres. No me gustó su comentario pero tampoco quería una pelea, así que las dejé pensar lo que quisieran.

Aunque ahora no logro entender como lograba mantener la amistad con todas, en aquel momento me parecía de lo más natural. Cuando no estaba con las fashion girls me gustaba mantener charlas y debates con Michelle y las otras dos, o me acercaba a Leah, Dharleen y Chelsie para estar un poco con ellas. Había dejado bien claro que yo no me metería en sus discusiones ni me pondría de parte de unas en detrimento de las otras, yo estaba al margen porque las conocía a todas y todas tenían algo que me gustaba, pero no me imaginaba que mi supuesta neutralidad se vería puesta a prueba de una forma que ni en más locos sueños hubiese imaginado, y todo comenzó el día en que iba con Becka y las demás hacia el campo del high school para ver partido de nuestro equipo de football americano. De pronto, y sin previo aviso, nos abordó Kate, la hermana mayor de Leah, una chica de las de armas tomar que sabía como imponerse. Recuerdo que agarró del brazo a Tabitha y la estampó contra la pared, señalando a las demás con furia para que se mantuvieran quietecitas.

-¡Suéltame o aviso al director, pedazo de puta!, ¡déjame en paz!.

-¡¡CIERRA LA BOCA-le gritó con una ira nada disimulada-!!. ¡¡Escúchame con atención porque no pienso volver a repetirlo!!. Aléjate de mi hermana, ¿entendido?.

-¿Tu hermana?...

-¡¡NO TE HAGAS LA TONTA CONMIGO!!. Sé que estáis haciendo otra vez lo de “El Anillo”, y sé que habéis abordado a Leal para que participe…¡¡COMO SE TE OCURRA METERLA EN ESA MIERDA TE OSTIO DELANTE DE TODOS Y ME IMPORTA UNA MIERDA QUE ME ECHEN DE AQUÍ!!. ¡Y tú, Ian-me señaló a mí-, no sé que pintas con esta panda de putas, pero hazte un favor y lárgate de con ellas!. No tienes ni idea de con quien te la estás jugando.

Sí, Kate tenía mucho carácter, una chica aguerrida y que siempre tuvo como su primer objetivo cuidar de su hermana pequeña, sabiendo de su carácter infantil. Becka y las otras se quedaron de piedra, incapaces de moverse. Ante una chica como Kate todas perdieron ese aire de superioridad y de prepotencia porque Kate sabía como amenazar de verdad. De todas maneras, en mi cabeza se quedó grabada una cosa: “El Anillo”. Por como Kate lo dijo parecía conocerlo muy bien, sabía de lo que hablaba. Tabitha fue a enfrentarse con las demás por no defenderla, y yo quise salir de dudas.

-Tabitha…¿Qué es eso de “El Anillo”?, ¿de que hablaba Kate?.

-No te importa una mierda-y me sorprendió lo soez de su lenguaje, ella que en su vida siempre presumía de hablar muy fino-. No es asunto tuyo, así que no te metas. ¿He hablado claro?.

-Cristalino-asentí algo alucinado-.

Las chicas se fueron a su aire todas molestas, hablando de cosas que yo no era capaz de entender. Yo pasé del partido y comencé a preguntarme si el que me acercase a las chicas pijas del high school era buena idea. Kate era de ira fácil, pero jamás la había visto tan alterada. Eso de “El Anillo” debía ser algo muy grave para que ella lanzase una amenaza tan flagrante y directa contra las reinas del lugar. Mirando a las chicas de lejos antes de irme, me propuse averiguar de qué iba la cosa. Tabitha no había tenido secretos para mí hasta ese entonces. ¿Qué podría ocultarme que fuese tan grave?.

Decidido a conocer el secreto de “El Anillo” (que casi sonaba a peli de terror o a uno de esos melodramas romanticones), quise insistir un poco más en el tema con Ione o con Becka, pero ellas me dijeron lo mismo que Tabitha, que cerrase la boca y pasase del tema, que estaba mejor calladito. Obedecí en parte: callé, pero no dejé de indagar. A falta de palabras, comencé una especie de investigación sobre las fashion girls, aunque ignoraba donde me llevaría eso. Como no tenía ni idea de investigar ni esas cosas no se me ocurrió mejor idea que ver series clásicas de detectives o crímenes tipo Murder, She Wrote (Se Ha Escrito Un Crimen), Miami Vice (Corrupción En Miami) y también una o dos más recientes como las diferentes de Law & Order (Ley & Orden). Con todo eso aprendí lo suficiente y me lancé en plan detective a ver que encontraba.

Fue más fácil de lo que pensaba: Tabitha y el resto de las chicas usaban un día, el viernes para ser más exactos, para quedar a solas. Siempre pensé que las chicas salían los viernes de fiesta, pues siendo quienes eran todo el mundo las querría de invitadas, o eso pensaba entonces. No era así. Las chicas quedaban en un lugar que me costó dar con él porque resultó que quedaban en el mismo high school. Contaban con la ventaja de saber por donde entrar sin que el janitor (el bedel) las viera. Antes de entrar las vi estar quietas junto al high school, como esperando algo. En efecto, a las cuatro que estaban esperando se unieron otras cuatro, una de ellas Leah (inconfundible debido a su físico). Las otras debían ser Dharleen y Chelsie, ¿quién sería la cuarta?. No lo sabía pero estaba claro que no me quedaría ahí parado en la duda. Las seguí a poca distancia y fui poco a poco tras ellas hasta que llegaron al cuarto de las calderas, en el sótano. Allí vi que acerté con al identificar a las otras chicas, eran Dharleen y Chelsie. La cuarta, según pude ver, era una compañera de clase de Leah, que me parece que se llamaba…Wendy, creo. Morena de ojos verdosos, de carácter era igual que Leah, pero era casi tan delgada como Tabitha excepto por su exceso de pecho. Era muy voluptuosa de tetas, y guardaba un cierto parecido a Mandy Moore, salvo que Wendy llevaba el pelo liso y caído hasta el cuello, con flequillo cubriéndole la frente.

El grupo de Tabitha se hizo piña y preguntó a las otras cuatro si aceptaban estar allí en la “sesión de iniciación” para ser una fashion girl. Las cuatro aceptaron con un leve asentimiento de cabeza y las ocho se sentaron en círculo, en el sentido del reloj y en orden alterno: Tabitha-Wendy-Ione-Chelsie-Molly-Leah-Becka-Dharleen y regreso otra vez a Tabitha. Ésta sacó en su bolso dos barajas de póker, las mezcló formando una sola, barajó varias veces, y repartió: 13 por cabeza, y luego se pusieron a jugar. Desde mi posición algo cercana aunque bien escondida quise ver a que jugaban para entender lo que pasaba, pero me costaba. No era póker, eso estaba claro, ni tampoco gin o blackjack. Me encontraba bastante confundido y me dio por pensar que todo era una travesura infantil entre chicas, un juego…hasta que en la primera mano, una de ellas perdió: Leah. Las demás animaron a Leah como si les debiera algo por haber perdido. Estaba muy nerviosa, pero entonces lo hizo…¡¡Y SE QUITÓ LA ROPA!!. Se quedó en ropa interior, un gran sujetador para sus enormes pechos y unas bragas que causaron la risa de Becka y las demás. Al perder Tabitha recogió cartas, las barajó y volvió a repartir. En esta ocasión fue Ione quien perdió, y también se sacó toda la ropa, quedando con un escueto tanga y un sujetador más bien escaso. ¿Qué diablos estaba pasando?.

¡¡EL ANILLO!!. De pronto me di cuenta al verlas allí, desde mi posición secreta de vigilancia: sentadas en círculo las ocho formaban un anillo o un aro. Ahora entendía a que se refería Kate, aunque no lograba entender el escándalo de ésta por lo del anillo, en apariencia solo era una especie de strip-póker, seguramente amañado. Conociendo a Tabitha como la conocía, sabía que de algún modo haría trampas para que el grupo de Chelsie perdiese más veces que el suyo. Solo era cuestión de que de cuando en cuando las otras también perdiesen para que no fuese muy evidente. Poco a poco vi como Leah y las demás se iban quedando en ropas menores hasta que mientras las demás estaban en sujetador o en topless (pechos al aire), las otras llegaron a estar desnudas del todo….y lo que pasó a continuación fue lo que me hizo comprender perfectamente la ira de Kate. Ahora lo entendía todo.

Dharleen, con Tabitha a la izquierda y a Becka a la derecha, fue la primera en que, estando ya totalmente desnuda, volvió a perder la mano que estaban jugando, y eso desató en mí una enorme tanda de preguntas: ya estaba desnuda, ¿qué iba a quitar ahora?. Habiendo vuelto a perder, ¿tendría que hacer algo humillante?, como si estar desnuda delante del grupo de las fashion girls no fuera ya bastante, por como la miraban y se reían (aunque los ojos de Tabitha indicaban algo más que simple cachondeo…o eso me parecía). Al ser las chicas de “cuerpo perfecto”, las demás, al no estar a su altura, eran objeto de burla y mofa por su parte. Las otras cuatro solo hicieron por aguantar el chaparrón de chistes y gracias hechos a mala idea. Chelsie estaba de lo más incómoda viendo así a su amiga, aunque nada comparado a Dharleen, que frenó en seco a Tabitha cuando ésta se acercaba demasiado a ella.

-¿Seguro que debemos hacer esto?, ¿es necesario-le preguntó-?.

-¿Te vas a rajar ahora-le cortó Tabitha-?. Sabíais a lo que veníais cuando todas aceptasteis acudir a “El Anillo”. Si queréis ser de nuestro bando haréis lo que nosotras digamos. No todas valen para ser una fashion girl. Si quieres irte adelante, hazlo, pero atente a las consecuencias: si te vas serás una marginada el resto de cursos que te quedan por hacer aquí.

-Por favor D, hazlo-le suplicó Leah-. Es nuestra ocasión, ¿no lo ves?, podemos ser populares, ser como las demás. Podemos encajar.

El tono desesperado de Leah chocó con las miradas cómplices de Ione, Becka y las otras dos. Al menos fueron prudentes en no reírse, pero conocía a las fashion girls: en la vida se dejarían ver en público con chicas como Leah o Chelsie. Estaban abusando de ellas, y usaban lo de “El Anillo” como excusa. “¿Por qué?”, me preguntaba entonces. ¿Diversión?, ¿por simple entretenimiento?, ¿por qué sí?. No me podía creer lo que mis ojos veían: Dharleen, (“D”, como Leah la llamaba) aceptó, se dejó hacer…y tuvo que soportar como Becka le metió la lengua hasta la campanilla mientras que Tabitha no se cortó un pelo y comenzó a masturbarla mientras con fuerza le pellizcaba un pezón. Si en ese momento me hubiesen pinchado, no me habría salido sangre.

Mi cuerpo se vio traicionado por mi instinto     , y noté como mi verga comenzó a palpitar dentro de mis pantalones. A pesar de estar viendo como amigas mías abusaban de otras amigas mías, la escena me causaba un morbo tan grande que antes de que me diese cuenta acabé totalmente empalmado. La forma en que Tabitha estaba trabajándose a Dharleen me hizo saber que para ella no era una diversión. Las otras se reían, Ione y Molly se lo pasaban en grande viéndolo, mientras que Chelsie, Leah y Wendy estaban obligadas por el juego a mirar como a su amiga la tocaban y excitaban. Aunque no me encontraba lo bastante cerca, podía intuir la furia en sus ojos pardos. Odio. Odio ciego y visceral. Tabitha odiaba a aquellas chicas. Las odiaba profundamente.

Se trabajó a Dharleen hasta el punto de que ésta terminó tumbada en el suelo con ambas chicas a su lado, comiéndosela entera hasta que lograron arrancarle un orgasmo. “¿Habéis visto como se ha corrido la bollera esta?”, se rió Tabitha, mirando a las demás. Acabó con ella como si nada y siguió el juego, volviendo a barajar y a repartir cartas. La siguiente en caer fue Ione, que fue tocada y sobada por Wendy y por Chelsie, pero con una diferencia: Ione parecía estar pasándoselo en grande mientras las otras se la follaban con sus manos. Podía ver el asco que sentía Wendy por tener que besar a una chica de aquella manera, y por hacer todo lo demás. Otro tanto pasaba con Chelsie, a la que se la veía muy insegura toqueteando a una fashion girl. Parecía que tuviese entre manos algo sagrado que temiera romper…pero el juego era el juego y tanto una como otra tuvieron que darle a Ione el sexo que “merecía” por “haber perdido” (y dudo que eso fuese una simple casualidad, conociendo como conocía el espíritu fiestero de Ione).

La tercera en perder fue Leah…y pobre de ella, fue sin duda lo peor de toda la partida que jugaron las chicas. Una vez se quedó desnuda intentó inútilmente taparse su desproporcionado cuerpo con las manos, pero Tabitha, que estaba casi enfrente de ella, pareció molestarse muchísimo por ello.

-¡Has perdido, nada de esconderse-y meciéndose un poco hacia ella le apartó las manos para destapar su cuerpo-!. Dios mío, ¿estáis viendo eso?...¡Mirad que pedazo de tetas!...seguro que podrías amamantar a un par de terneros con ellas.

-¿Terneros?...seguro que a ésta se la follarán los toros si va al campo, creyendo que es una vaca-bromeó Molly-. ¿Verdad que sí, “vaquita”?.

No podía ni imaginar la vergüenza y la humillación por la que estaban pasando las chicas, pero me parecía más increíble aún que no se largasen de allí en lugar de estar allí sufriendo aquellos abusos. Les podía tanto el deseo (vano) de ser cool que aceptaban aquello como algo natural, como una prueba que pasar para luego ser normales, y estar bien vistas por la gente de élite. No perdí detalle de cómo Molly, tras ese comentario, se acercó a Leah…y comenzó a tocarle las tetas con gesto de sorpresa no solo por su gran tamaño (ganaba a todas de calle), si no porque resultó que el cuerpo de Leah era muy sensible a las caricias y se excitaba con facilidad. Becka, que estaba al otro lado Leah, directamente pasó a hurgarle entre sus piernas mientras buscaba azarosamente excitarla con su otro pezón.

-Vamos, jodamos de una vez por todas a esta cabrona-se reía Becka-. Increíble, ¿pero estáis viendo eso?....ábrela bien Molly…¡dios mío, pero que coño más grande tiene-se rió-!. Seguro que hasta podría meterle mi mano entera si me lo propongo.

-Oye Tabitha-le dijo Ione, que no perdía detalle de todo-: ¿no será que lo tiene tan grande porque folla mucho?. Es más grande que el tuyo, que ya es decir.

-¿Estás loca?, ¿ella?...¿quien diablos querría acostarse con Moby Dick?. Mírala, es una cerda, es imposible. ¿Te metes cosas, verdad-preguntó de golpe-?, seguro que sí, seguro que buscarás en el cajón de tu madre un enorme y grueso dildo (consolador) y te lo metes hasta el fondo soñando que los del equipo de football se lo hacen contigo. ¿O acaso prefieres soñar con Ian, tu amiguito del alma?. ¿Estás enamorada de tu amiguito, gorda sebosa?. Apuesto a que sí…apuesto a que te pasas las noches abierta de piernas soñando con él. Perdedora…él nunca será tuyo. Es uno de los nuestros, perra…¿es que no te enteras?. Él es uno de nosotras. No es una perdedora como vosotras.

Las risas de Tabitha y las de Becka fueron acompañadas por las de Ione y Molly. Las otras cuatro solo eran mudos testigos del abuso, no reaccionaban, no se movían, no hacían nada, solo miraban como pasaban todo, al igual que yo. Siempre me maldeciré por no haber actuado, pero estaba tan asombrado que fui incapaz de actuar en defensa de ellas. Lo único que pude hacer es mirar como a Leah se la follaban dos de las fashion girls sin piedad alguna: la besaron, chuparon y pellizcaron sus pezones, la toquetearon por todas partes, la lamieron las tetas y la cara y a dos manos (una de Becka y otra de Molly), la masturbaron y penetraron con sus dedos hasta dejarla desmadejada por el suelo, con el cuerpo agotado.

-¿Ya hemos acabado-preguntó Wendy, en su inocencia-?.

-¿Acabado-le repreguntó Ione, divertida-?. De eso nada, zorrita. La partida no se termina hasta que todas hayan perdido una ronda completa por lo menos.

“Una ronda completa”, dijo. Es decir, que el juego no consistía en ganar, si no crear una serie de rounds hasta que todas ellas tuvieran como mínimo una tanda de sexo con las demás, y claro, hasta que eso pasase las chicas podían perder varias veces, como efectivamente pasó con Leah, con Chelsie y algunas otras. Hasta que finalmente Tabitha rompió la partida al ser tocada por Wendy y Dharleen, todas tuvieron como mínimo dos  tríos lésbicos, algunas incluso el doble, alargando la partida hasta bien entrada la noche. Al final, cuando todo acabó, las chicas aún seguían desnudas, aunque su aspecto nada tenía que ver con el que tenían al llegar. Estaban agotadas.

-Bien, acabado el juego, vamos a proceder a la votación-proclamó Molly-. Como siempre, ha de ser por unanimidad. Con que una esté en desacuerdo, no habrá nuevas fashion girls, ¿está claro?.

-¿Cómo?, ¿nos hacéis todo esto y todavía tenéis que votar por nosotras?.

-¿Y que te creías, que te aceptaríamos sin más-preguntó Ione a Wendy con un tono jocoso-?. Somos americanos, ¿vale?. Si votamos para que haya un presidente hay que votar para ser una fashion girl. No se puede aceptar a cualquiera sin votarle antes. Yo digo que sí. ¿Tabitha?.

-Sí. ¿Molly?.

-Sí. ¿Becka?.

-No-y se quedó tan natural-. No han estado a la altura, no han sabido hacérmelo como debían. Además, ¿ellas fashion girls con lo mal que visten?. ¡Ni hablar!.

-No es justo-protestó Dharleen-. Hemos hecho lo que habéis pedido, lo hicimos todo, nos lo hemos ganado.

-La votación está hecha-se jactó Becka-. No hay marcha atrás…pero si queréis podéis presentaros la semana que viene como candidatas, igual que ahora. ¡Ah!, y como siempre esto es secreto. Eso va por ti, bola de bolos-se dirigió a Leah-. Como tu querida hermanita se entere, filtraré el video al instituto y todos verán lo puta que eres.

Que la votación estaba amañada eso estaba más claro como que el sol sale por oriente y se pone por occidente. Todo había sido una estrategia, muy bien argumentada, para abusar de las marginadas del high school. Dado lo bien que les había salido todo aquello, y con la escenita que Kate había montado semanas atrás, deduje que lo del “El Anillo” no era nuevo, si no todo lo contrario. ¿A cuantas chicas habrían llevado a aquel sótano para someterla a sus caprichos y abusos?. No podía ni imaginarlo, aunque sí me podía imaginar que a todas les harían chantaje como les hicieron a Leah y las demás al grabarlo todo disimuladamente, como se demostró cuando Becka sacó una mini cámara que había mantenido escondida y que lo había grabado todo desde el principio.

Las chicas se volvieron a vestirse, intentando recuperar un poco de su perdida dignidad. Estaban avergonzadas por todo lo ocurrido. Las demás, por contra, estaban de lo más contentas con sus acciones. Eran las fashion girls, a ellas nada podía pasarles, la ley no iba con ellas, eran intocables, ¿quién podía discutírselo?. Tuve que salir con una gran rapidez el primero de todos por miedo a hacerlo el último y que quedarme atrapado allí todo el fin de semana. No recuerdo exactamente lo que hice después, sé que estuve largo rato deambulando con la mente en blanco…lo siguiente que recuerdo con claridad es que llegué a casa y me metí en cama intentando dormir, aunque me era imposible.

A mi mente acudían toda clase de imágenes morbosas y excitantes de cuanto mis ojos acababan de presenciar: la juerguista de Ione pasándoselo de miedo con Wendy y Chelsie a cada lado, disfrutando de sus caricias y de sus toqueteos; la primera vez (se le notaba) de Wendy con chicas, acorralada entre Tabitha e Ione como ésta última no solo le hizo unos dedos impresionantes, si no que llegó a poner la cara entre sus piernas y le dio lengua hasta que la hizo chillar de gusto (Tabitha se encargó de hacerla callar a base de largos besos de tornillo); el polvo final de la partida con Tabitha, que abusaba de sus amantes obligándolas a hacérselo “fuerte y violento”, en sus palabras, porque eso era lo que a ella le gustaba, haciendo que Wendy y Dharleen casi la violaran de tanta fuerza que tuvieron que emplear; el primero de la tanda, con Dharleen siendo vejada (y con un gran ensañamiento por su parte) por Tabitha y Becka y su furia sexual desatada; Becka, por su parte, fue tocada por Dharleen y por Leah, a quien hizo de sufrir también de una forma muy sutil: diciéndole que era una inútil y no lo estaba haciendo bien porque no gozaba….y así una y otra vez en una serie de tríos lésbicos interminables que llenaron mi cabeza de imágenes imposibles de quitar.

Bocas, tetas, culos (sobados y más que estrujados por las fashion girls) y coños desfilaban enloquecidos por mi cabeza…y no pude evitar por más tiempo el deseo de satisfacer a mi cuerpo, que clamaba por un desahogo. Me metí en el baño a toda prisa y me puse a darle como un mono. No sabía si era debido a la excitación, al morbo o a la depravación, pero estaba totalmente hot. Ardía por dentro de pura lujuria. Me debatía entre la culpabilidad por no haber intercedido y el placer de estar viendo una escena que superaba con creces mis mejores pelis porno: ver a la fashion girls en plan lésbico hizo volar mi imaginación. Siempre pensé que eran unas devorahombres, pero después de lo que vi…¿y si también se lo hacían entre ellas?, ¿y si Becka se follase a Molly, por poner un ejemplo, o a Ione?, ¿o Tabitha con Molly entre sus piernas y Becka sentada en su cara?. Todas aquellas posibles combinaciones entre ellas provocaron no una paja, si no varias seguidas que literalmente llegaron a dejarme vacío por dentro. En mi vida volví a lograr un hit semejante.

Cuando al lunes siguiente volví al instituto, me parecía irreal. Las fashion girls estaban como si nada hubiese pasado, como si lo que vi fuese un mal sueño Las caras de Leah y las demás eran otra cosa. Iban cabizbajas, como gusanos en presencia de dioses. Solo Ione se atrevió a lanzarles una fugaz mirada cuando coincidieron en un pasillo, el resto no dijo nada. No hubo burlas, ni bromas, ni humillación pública, solo una severa demostración de poder: ellas mandaban, las demás obedecían. Quise comprobar hasta que punto eso era real y me acerqué a Dharleen y compañía con mi mejor sonrisa.

-Hola chicas, ¿qué tal todo?.

-Hola Ian-me saludó Chelsie-. Bien, ¿como siempre?. ¿Ya te has cansado de tus amiguitas las fashion que vienes a compadecerte de las pobres estudiantes?.

-¡EY!, ¿a que viene eso-me hice el indignado-?. Oye, que nos conocemos desde niños y siempre os he tenido mucho aprecio, ¿qué te hecho para que me ataques así?.

Chelsie me miró como si de pronto hubiese reconocido en mí no al deportista ni al chico popular que era ese entonces, si no al vecino y amigo que había tenido siempre.

-Perdona-sacudió la cabeza-. Es que me he levantado de mala gana. Tú nunca te has metido con nosotras porque nos guste estudiar y sacar buena nota. Siempre te has portado muy bien con nosotras tres…incluso cuando éramos seis.

-Ya, una pena-me limité a decir-. Pero bueno, son cosas que pasan, ¿no?. Bueno, me voy a mi clase, así que ya nos veremos luego. Cuidaos chicas.

El resto de la semana fue sin incidencias, de lo más anodino. No lograba encajar que todo aquello que había visto ocurriese justo debajo de mis pies, era como si dentro del propio high school hubiese una versión retorcida y diabólica. Casi llegué a sentirme como si estuviese en la serie de Buffy, The Vampire Slayer (Buffy Cazavampiros), pero en vez de vampiros y licántropos tenía depredadoras sexuales en busca de carnaza de la que abusar, y yo me había convertido en involuntario testigo de todo aquello. Becka me había dejado intrigado con sus palabras a final de la “sesión de iniciación” sobre lo de volver a presentarse el viernes que viene. ¿Eso significaba que volvería a verlas a todas juntas el siguiente viernes, o que por el contrario todos los viernes había sesiones como la que había visto para las crédulas aspirantes a fashion girl?. Si volviese al mismo sitio de la otra vez, ¿qué me encontraría?. La idea se me hacía más insoportable conforme la semana fue pasando, el recuerdo de aquella orgía lésbica me dominaba. Tenía que salir de dudas. Tenía que saberlo. Tenía que volver a aquel cuarto de calderas.

Al siguiente viernes acudí al sótano convencido de que vería a Leah y las demás allí, intentando de nuevo aspirar al título de fashion girl. Me aposté en el mismo sitio que la otra vez y esperé, solo era cuestión de tiempo. En efecto, a los 10 minutos de mi llegada noté un crujir lejano y supe que estaban llegando las chicas. Las vi acomodarse al igual que la otra vez…pero me llevé una sorpresa al fijarme en sus caras: ¡NO ERAN MIS AMIGAS!. Las fashion sí, estaban, pero las invitadas eran distintas. No eran Leah, Chelsie, Dharleen y Wendy, si no otras chicas cuyas caras me sonaban…y tanto que me sonaban: ¡eran las cuatro cheerleaders del equipo de football!. Abby, Grace, Sharleene y Kim-Su. Faltaba Cory, la capitana, pero el resto estaban allí. Kim era de ascendencia china, aunque nacida en USA, de largo pelo liso y ojos negros rasgados, midiendo 1’62 de alto (las cuatro medían lo mismo, más o menos) y con un buen culito, se parecía a la actriz china Ziyi Zhang. Sharleene era irlandesa, estudiante de intercambio que estaba más que encantada con el mundo de las cheerleaders que no había en su Irlanda natal: pelirroja, ojos verdes como esmeraldas, de pelo corto, parecida a Alyson Hannigan de cara; Grace era rubia despampanante, de ojos claros, de cara resplandeciente y alegre como la de Amanda Bynes, muy buen cuerpo. La cuarta, Abby (Abigail), era latina, de ascendencia hispana, pelo negro como el petróleo y los ojos a juego, de aspecto como el de Ana De La Reguera. Las cuatro estaban de buen ver (por eso eran cheerleaders).

Aunque se daba por sentado que al ser cheerleaders se contaba con el favor de la gente y que eso hacía popular, pero eso no era así en este high school. Aquí las fashion mandaban incluso por encima de las cheerleaders. Eso justificaba lo que estaba viendo: incluso las cheerleaders ansiaban estar dentro del círculo de amistades de las fashion. La partida se rigió por las mismas reglas que la anterior, y también fue Tabitha la que se encargó de repartir cartas a todo el grupo, que por cierto, se sentaron en círculo en este orden (y siguiendo el sentido del reloj, al igual que la otra vez): Tabitha-Abby-Molly-Grace-Ione-Sharleene-Becka-Kim y regreso a Tabitha. ¡AH SÍ!. Se me olvidó este leve detalle: las cuatro llevaban puestos sus uniformes de cheerleaders, seguramente debido a una petición expresa de alguna de las organizadoras. Les faltaban los pompones, pero el resto lo tenían, aunque todo sea dicho, poco les duraron sus uniformes puestos. Una vez la partida dio comienzo, fueron cayendo como moscas.

El morbo estaba servido y yo de nuevo cachondo como un perro. Conocía a las animadoras un poco de los partidos, aunque no éramos lo que se dice amigos. Eso sí, me daban un morbo alucinante con sus trajecitos, sus mini faldas con las piernas al aire, sus jerséis y meneando sus pompones, con sus coreografías. Grace era la más morbosa, y en orden descendente, Abby, Kim y Sharleene. Eso sí, una vez llegué a verlas desnudas o en ropa interior, me daba igual una que otra. Me lo pasé en grande viendo como Grace era literalmente devorada a besos por Molly y luego por Ione, que se la turnaban como si fuese una prostituta por la que hubiesen pagado un servicio. Y cuando la usaron para competir entre ambas a ver quien lograba hacerla correr, las dos se ensañaron con ella de tal manera que la pobre de Grace se quedó con un par de marcas en sus tetas de los dientes de las otras dos y con su conejito que casi estaba echando humo de la fricción a la que fue sometido por ambas manos. Grace quedó tan exhausta que no pudo volver a incorporarse hasta pasados un par de minutos.

Sharleene, que no entendía si eso era una “costumbre americana”, se quedó tan blanca como la cal al ver como las fashion la habían tomado con Grace, y más alucinada quedó cuando le tocó a ella, bastante después, e Ione y Becka tuvieron vía libre para ir a por ella y hacerle lo que les viniera en gana. Tuve la sensación que de Sharleene quizá fuese lesbiana o que simplemente lo viese como una diversión, porque más que verla en plan humillada, en su inocencia se lo pasaba en grande (y las caras de Tabitha y las otras eran impagables, divirtiéndose a costa de la estudiante extranjera y abusando de ella con total impunidad). Se montó un trío con las dos que hizo las delicias de mi imaginación durante semanas. ¡Ah!, eso sí, ella no podía tocar a las otras, era una regla del juego: la que perdía debía ser tocada, pero no podía tocar a menos que fuese otra de uno u otro lado la que perdiese. Dicho de otro modo, se dejó follar por las fashion girls y pareció encantarle. La airada reacción de Tabitha sobre lo puta que era la extranjera me dejó de una pieza, lo dijo con tanta frialdad como si tuviese agua helada en las venas.

En cuanto a Abby, “la latinita”, como la llamaba Becka…Molly le dio un buen repaso, cierto, pero anda que no fue despiadada Tabitha con ella. Pasó de abusar de ella a una violación en toda regla. Hasta Ione y Becka se miraban alucinadas de la actitud de su amiga, y no era para menos: Tabitha dio rienda suelta a su furia interior y pasó de un simple manoseo a agarrones y tirones…a exhibir a Abby como “mirad que guapa es mi putita latinita”, dicho con un pésimo español. Y delante de ella se puso detrás de Abby y se dedicó a sobarle sus bien formadas tetas mientras le lamía el cuello y luego con gran furia intentó meterle la mano entera por su sexo. No lo logró, pero se desfogó a gusto y a lo grande, a la pobre la dejó dolorida por el orgasmo tan violento que le arrancó. Mi cabeza estaba que no estaba, no pensé que pudiera ver algo semejante. No pude reprimir mis deseos por más tiempo y tuve que masturbarme allí mismo, en el más absoluto de los silencios, mientras Tabitha daba cuenta de Abby. Gocé como un oligofrénico y con el deseo de gritar como un poseso, pero en lugar de eso tuve que aguantarme y no emitir un solo ruido. Todavía hoy no entiendo como logré hacerlo, con la sobreexcitación que llevaba al ver la orgía lésbica que tenía frente a mí.

Kim fue la penúltima en ser víctima de los deseos de las fashion girls. Tabitha y Becka se encargaron de darle lo suyo, y Kim, que veía eso como una aberración (era de lo más ultraconservadora y lo del lesbianismo para ella era un pecado), se portaba casi como en aquellos videos porno que había llegado a descargar por Internet en el que las orientales (chinas, japonesas…que más da), eran violadas en los trenes sin que nadie se dignara a ayudarlas. Me resultaba curioso como a pesar de sentir tanto asco, el deseo de ser aceptada en el grupo de las cool le hizo soportar todo aquello (lo mismo que a Leah le había pasado la vez anterior). Era casi como ver un video porno en vivo, como estar en China o Japón y ver todo aquello que antes solo vi por el ordenador. Solo de pensarlo ya me encendía de nuevo, no digamos el ver como a la chinese cheerleader le dieron un meneo de los que no se olvidan fácilmente. Toda lo que duró la sesión acabé por tener tres orgasmos monumentales mientras lo veía todo, incapaz de contener mis deseos. Lo dejé bien pringado y tuve suerte de llevar siempre a mano unos kleenex para limpiar las huellas de mi visita y que nadie me viese. Salí de allí escopeteado antes de que nadie se percatase de que no estaban solas…y volví durante varias semanas una y otra vez, y vi lo mismo una y otra vez. ¿Cuantas más hubo antes de que yo lo supiese?. Eso era lo que me quitaba el sueño por las noches.

-Ian, ¿estás bien-me preguntó Leah un día cualquiera en que me vio taciturno y más callado de lo habitual-?. ¿Te pasa algo?.

-¿Qué?…Sí, perdón…¿qué me decías?.

-Te decía que parece como si estuvieses en Portland-bromeó Chelsie-. ¿Te pasa algo?, estás demasiado callado, Mr. Popular. ¿Qué te ronda la cabeza?.

-Nada-negué con la cabeza-. Cosas que prefiero callarme. Estoy bien, de verdad. No os preocupéis por mí, ¿de acuerdo?.

-Como quieras, Mr. Pop-me dijo Dharleen-. Ya sabes que si necesitas algo nos tienes a nosotras, y si no, tienes a tus compañeros del equipo de baloncesto: ya sabes, David, Eddie, Charlie...

Y más amigos que tenía: Alex, George, Brian, Kelly (a pesar de su nombre, era chico), Rick…y curiosamente con ninguno de ellos había hablado del tema. Era como mi tesoro privado y cual niño egoísta no quería compartir el secreto de las fashion girls. Sabía que en cuanto se lo dijese a otra persona el secreto se había ido al traste, los tíos somos malos guardadores de secretos para esas cosas, y había otra razón para mi estado de ánimo tan decaído, algo que me había impactado profundamente y cuyo recuerdo no solo estaba grabado a fuego en mi cerebro, si no que lo quemaba y abrasaba por creerlo imposible que pasara.

Mientras estaba con las chicas en las mesas del campus comiendo tan ricamente, mi cabeza no podía si no repetir las escenas que había presenciado el viernes anterior. Había perdido la cuenta de las sesiones de aspirantes a fashion girl que vi en el cuarto de las calderas, pero aquella se había llevado la palma. ¿Qué distinguía a las aspirantes de aquella vez de todas las demás?. Precisamente eso, que no eran las demás: ¡¡ERAN Michelle, Rachael y Sybil!!. Además, iban acompañadas de Odette, amiga de Sybil de su clase de ciencias y parecida a Raven-Symone, por resumir un poco por alto su aspecto físico. Aún recordaba su orden dentro de El Anillo: Tabitha-Michelle-Molly-Rachael-Ione-Odette-Becka-Sybil y vuelta a Tabitha [PD: el que siempre empezase por ella a la hora de mencionar los anillos es por que ella repartía las cartas, como si fuese el croupier de un casino]. Recordaba con cierta pesadumbre e igual morbo como Michelle y las demás iban perdiendo su ropa hasta encontrarse totalmente desnudas, como Ione y Becka abusaron de la propia Odette, que no se podía creer que le estuviese pasando todo aquello (aunque no sé si lo decía en el mal sentido o en el bueno…si es que eso podía tener un lado bueno), como la masturbaron a dos manos al mismo tiempo jugando a ver cuantos dedos le podían entrar de una sola vez. Lo mismo habían hecho con Rachael, sometida a los caprichos de Ione y Molly; a Sybil, con Becka a su derecha y Tabitha a su izquierda, y a Michelle, que tenía a Tabitha a su derecha y a Molly a su izquierda.

No solo habían abusado de ellas, si no que incluso habían llegado a probar cosas nuevas que antes no había visto. Nunca supe de donde sacaban la inspiración, pero ellas fueron las primeras de todos los grupos que conocí (y fueron bastantes) con las que se atrevieron a usar enormes dildos de plástico, gruesos, largos…y que ellas metían hasta cuando parecía que la chica no daba más de si. A Michelle, Tabitha la hizo abrirse de piernas y entonces ella hizo lo propio, quedando juntas como dos tijeras entrelazadas. Recuerdo las risas de ella alardeando de ser un hombre y de que follándose a una tía buena que solo vale para el sexo. Rachael se llevó la palma del sufrimiento: no uno, dos dildos le metieron, y ninguno por su culo. Como habían logrado dilatarla tanto como para lograr aquella barbaridad no lo sabía, pero lo habían hecho. Ni que decir tiene que acabó derrengada, con pose de mujer violada en un callejón. Y en cuanto a Sybil…en fin, Becka no se lo pensó dos veces para humillarla abofeteando su pecho hasta dejarle unas leves marcas mientras Tabitha se la trabajaba dildo en mano, haciendo tan presión por meterlo que Sybil llegaba a arquear la espalda hacia arriba, enervándose.

-¿Qué pasó entre vosotras-pregunté de golpe cuando en mitad de mis fantasías distinguí de lejos a las que precisamente ocupaban mis desvaríos-?. Sé que nunca me he querido meter porque a las seis os aprecio…pero es que me pica la curiosidad.

Las tras se miraron entre ellas con gesto confuso. Leah asintió a Chelsie, y fue ésta quien me lo contó.

-Fue por Mickey. Mickey Stoletto-aclaró-.

-¿Cómo-pregunté asombrado-?. A ver que me aclare. ¿Todo esto por un tío?, ¿y encima por Mickey?. Vamos, chicas, por favor-sonreía con total incredulidad-, decidme que todo esto fue por algo mejor que Mickey “El Dientes” [NT: originalmente Mickey “Tooth”, un juego de palabras fonético con “Fairy Tooth” o “Hada de los Dientes”, el equivalente anglosajón al “Ratoncito Pérez” español]. Dios mío, si cada vez que sonreía los de urbanismo tenían que reparar las baldosas de la acera por donde pasaba-ironicé-.

-Pero a mí me gustaba-confesó Leah, cogiéndome por sorpresa-. Sí, sé que era un poco feúcho, pero me gustaba, y a Rachael también. Ella sabía lo que yo sentía por él pero no le importó, y quedó con él a espaldas mías, diciéndole que lo único que quería era acostarme con él porque quería perder mi virginidad. Mickey se enfadó muchísimo conmigo y me dijo que me olvidase para siempre. No pude perdonárselo a Rachael, ni tampoco a Michelle ni a Sybil, que se pusieron de su lado…¿ya estás contento?.

-¿Me ves contento-pregunté con mi tono más hierático-?.

En ese momento en que se produjo un silencio entre los cuatro, una chica pasó como una exhalación entre nosotros y dejó un papel sobre la mesa. Todo había ocurrido en un plis plas. Dharleen, que había estado al margen de la charla, leyó la nota y la pasó a las demás pero no a mí, aunque el papel era lo suficientemente fino (y mi vista muy aguda) para ver que estaba firmado por Becka. Reconocería su letra en cualquier parte del mundo. De pronto me asaltó una tremenda duda: ¿habían vuelto a pedirles a Becka y las otras una segunda oportunidad?; ¿es que habían perdido la cabeza?. No pude creerlo hasta que vi la cara de Leah, y entonces entendí lo que pasaba: era Leah la que quería encajar, y en su desesperación, arrastraba a las demás en su caída, incapaces éstas de hacerle entrar en razón sobre las fashion girls.

-¿Qué es eso-pregunté para no resultar sospechosa mi indiferencia-?.

-Nada, cosas de chicas-sonrió Chelsie-. Nada que te preocupe.

-Ah, bueno, si es de chicas-me encogí de hombros-…De todas maneras, y antes de volver a entrar en clase, os diré que no deberíais que un asunto de tíos os haga esto, es una niñería. Me parece absurdo que un tío se interponga entre dos buenas amigas del mismo modo que una tía que haga a dos buenos amigos romper la amistad. Pensadlo un poco, por amor de dios…¿no veis lo ridículo que suena?.

-Es lo que hay-me soltó Dharleen-. Además, ¿qué podías hacer tú?. Bastante has hecho por nosotras que sigues hablándonos, en lugar de repudiarnos como harían otros que tuviese el título de Mr. Popularidad, y bastante haces. No te preocupes por nosotras Ian, sabemos que siempre nos ayudarías si nos pasara algo y que eres de confianza. Tú no dejarías que nos pasase nada malo.

Al decir aquello, de pronto sentí mi cara convertirse en una lápida con un gran epitafio que decía “Villano de primera clase”. Reaccioné con rapidez para que no se me notase el cambio de actitud.

-Claro que sí-sonreí-.

-Eres nuestro héroe-sonrió Chelsie-. Nuestro único amigo que realmente vale la pena tener-me cogió la mano-. Por favor, que no te cambien esas idiotas-señaló con la cabeza a las fashion, que me saludaron desde la distancia-. Tú sí que vales mucho más que ellas.

En ese momento sonó el timbre y volvimos a clase. Mientras caminaba por el pasillo, de pronto entendí aquellas palabras que Kate me dijo tras enfrentarse a Tabitha delante de todos. No fue hasta que Chelsie me habló de esa manera que vi claramente como mi actitud y mi propia forma de ser estaba cambiando. No había sido algo rápido, no fue algo llamativo ni tampoco que despertase la más mínima alarma en mí…pero la realidad es que estaba volviéndome como las fashion girls. Lenta pero inexorablemente había sido arrastrado a su universo de ropa, dinero, lujo y popularidad (el santo grial para cualquier estudiante, sobretodo eso último), y con ello mi forma de pensar había empezado a cambiar sin que lo percibiese hasta entonces. Por eso no había ayudado a Leah ni a las demás aspirantes, por eso me había pasado aquella primera de noche mirón matándome a pajas sobreexcitado al llegar a casa…porque en el fondo estaba de acuerdo con lo que Becka y las demás habían hecho.

Tal aberración me hizo tomar cartas en el asunto…pero no sabía que hacer, y no podía pedir ayuda. Incluso mis padres se alegraban de que su hijo comenzase a ser muy popular en el high school, todo el mundo se alegraba por mí, y simplemente me había dejado llevar por toda aquella vorágine, cayendo en la seductora trampa de la fama. Eso debía acabarse, debía actuar con rapidez. Me sentía como en esa película de unos aliens que te suplantan al dormir: un día era Ian, el estudiante…y al siguiente, Ian el popular. Me sentía desplazado por un doble malvado de mí, sin corazón ni emociones. ¿Quién necesitaba sentimientos cuando se es tan popular?. Tracé un plan muy loco y arriesgado para terminar con los abusos de las fashion de una vez por todas, y eso incluía desvelar más de lo que hubiese querido, cosa que hice a la salida de clase, cuando abordé a Sybil en la calle.

-Tenemos que hablar-le dije-.

-Ian, ¿pasa algo?.

-Aquí no, nos pueden ver. ¿Puedes quedar en mi casa con Michelle y Rachael?. Es importante. Venid las tres, por favor.

Me fui y esperé un par de horas a que las chicas viniesen a verme. Una vez los cuatro nos juntamos en mi cuarto me aseguré de no tener espías indiscretos en casa (mi madre y su ansia de cotillear mi vida privada era imposible de aguantar) y entonces con más pesar les tuve que confesar que sabía lo que les había pasado, que tras lo de Kate me había dado por saber que pasaba y que sin quererlo las había visto en el cuarto de las calderas con Tabitha y compañía. Las pobres se quedaron totalmente avergonzadas, no sabían que decir, ni siquiera se atrevían a mirarme a la cara…pero peor se pusieron al decirles que ellas no habían sido las únicas y que Leah, Chelsie y Dharleen iban a ser sus siguientes víctimas el próximo viernes noche.

-No sé que os impulsó a participar en algo así-dije cuando terminé mi disensión sobre lo ocurrido-, y no quiero saberlo. Lo único que quiero es acabar con todo esto de una vez por todas. Necesito vuestra ayuda.

-¿Para qué?.

-Tengo una idea, Sybil, un plan, más bien…y necesito que hagáis algo por mí.

-¿Qué quieres que hagamos-preguntó Michelle-?.

-Que volváis a participar.

Las tres se me quedaron mirando como si fuesen religiosas a las que hubiese dicho que Dios era un delirio de su imaginación.

-¿Estás loco-me abordó Rachael fuera de sí-?. ¿Nos haces venir para decirnos todo esto y encima quieres que volvemos a pasar por esa humillación?.

-Y que coincida con este viernes. Le he quitado esta nota a Leah sin que ella se diese cuenta, donde se las cita para este viernes. Quiero que vosotras también estéis allí, yo moveré los hilos oportunos para que las fashion no sospechen. ¡Ah! otra cosa: debéis actuar muy bien. Es más, os necesito muy humilladas-asentí con cierta ironía-.

El fin de curso, ese año, se decidió que se celebrase en el campo de football tras una temporada magnífica (mucho mejor que la mía con el equipo de baloncesto), con un baile, la pantalla gigante recordando los partidos, cheerleaders animando, fiesta, alegría, bebidas…Era el punto y final a un curso por todo lo alto a nivel deportivo y académico para la mayoría, y el último para todos nosotros, ya que era nuestra graduación y por lo tanto una época que dejábamos atrás para siempre. El director y el consejo educativo se habían propuesto organizar una fiesta que fuese recordada durante años…aunque dudo mucho que deseasen el recuerdo que esa fiesta dejó en todos los presentes.

La fiesta transcurría con total normalidad y nada hacía sospechar lo que estaba pasando. Fue una cuestión de esperar a que se entregasen los diplomas para los chicos del último curso y a que Tabitha y las fashion girls hiciesen el discurso final, como les correspondía todos los años. No recuerdo ahora mismo en que momento de su discurso estaban, sí recuerdo que hablaban de algo sobre la honestidad y la bondad, algo de eso, cuando de pronto la pantalla gigante dejó de poner imágenes de los partidos del equipo y pasó a emitir imágenes muy distintas. Ellas siguieron como si no ocurriera nada pues estaban de espaldas a la pantalla, pero comenzó un murmullo entre la gente que se fue haciendo cada vez más intenso, hasta que la gente comenzó a ponerse en pie.

-De acuerdo, putitas-comenzó a oírse por los altavoces-. Si habéis aceptado el juego, podéis sentaros. Esta es una sesión extraordinaria de “El Anillo”, porque nunca habíamos tenido a ocho aspirantes a la vez. Ya sabéis las reglas si queréis ser aceptadas.

La grabación saltó de golpe, y mostró a las chicas desnudas o semi desnudas en círculo, todas ellas con las caras y sus partes pudientes difuminadas…todas excepto las fashion girls. Solo yo sabía que eran Tabitha-Leah-Wendy-Becka-Sybil-Rachael-Molly-Chelsie-Odette-Ione-Dharleen-Michelle. Según la grabación fue saltando y avanzando las escenas iban subiendo de tono. Como entre cada fashion girl había dos aspirantes en lugar de una, se había creado la regla especial de que si una aspirante perdía la mano, su compañera sufriría su misma suerte. De ese modo, Sybil fue abusada por Becka como Rachel lo fue por Molly. La gente vio las risas de las fashion girls, y sus comentarios de las chicas y lo zorras que eran.

-¿Habéis visto como gime esta cachorrita-decía Ione abusando de Odette, quien aparecía tumbada y desnuda mientras se dejaba tocar-?. Creo que la primera vez le ha gustado tanto que por eso ha querido repetir una segunda.

-Madre mía que perra eres-se reía Molly en otro momento de la grabación, en referencia a Rachael-. Parece que no pero seguro que le está gustando lo que le hago, sus pezones están que revientan.

-Pues anda que ésta-intervino Becka, que estaba abusando al mismo de Sybil-, está tan mojada que me parece nos va a inundar a todas-decía entre risas-. Nunca había visto a una chica chorrear tanto como esta puerca.

Y el video fue subiendo de tono. Las fashion girls quedaron petrificadas en el atril que no pudieron moverse, mientras la gente, viendo lo que estaba pasando, casi las mataba con la mirada. El video volvió a saltar y se veía a todas las chicas agotadas, con el cuerpo casi magullado y a las otras tan contentas, de pie con los brazos cruzados con actitud desafiante.

-Bien, y ahora la votación. Por mi parte, voto que sí. ¿Molly?.

-Sí, ¿Ione?.

-Sí. ¿Tabitha?.

-No, no les doy el visto bueno, no han estado lo bastante entregadas como para ser de las nuestras. Lo siento mucho chicas, tendréis que esperar a la próxima sesión del viernes si es que queréis presentaros de nuevo. O no…tenemos más candidatas para ser una fashion girl.

-Y ya sabéis-dijo Becka-. Más os vale estar calladitas o lo que he grabado en el móvil irá a vuestras casas, a vuestros novios y seréis las putas del high school.

-No te preocupes-dijo Ione-. Además, ¿quién va a creer a estas fracasadas antes que a nosotras?. Somos las fashion girls, ¿cómo podría alguien dudar de nosotras-y se encogió de hombros con gesto risueño-?.

Antes de que Becka pudiese evitarlo, el director la abordó cogiéndola del brazo con fuerza y apropiándose de su móvil, encontrando no solo ese video, si no otros que aún estaban allí. El escándalo que se había organizado canceló de súbito todo el evento, y provocó una reacción animal que sí que fue recordada durante muchísimo tiempo: Tabitha saltó del atril y se lanzó como una esquizofrénica a por Leah.

-¡HIJA DE PUTAAAAAAAA!, ¡GORDA DE MIERDA!, ¡PERDEDORA!, ¡TE ODIOOOOOOOOOO!...¡QUIERO VERTE MUERTA! ¿ME OYES?...¡ERES UNA FRACASADA!...¡UNA PUTA PERDEDORA!...¡OS ODIO A TODAS…OS ODIO A TODAAAAAAAAAAAS!...

Chelsie, Michelle, Rachael, Dharleen y Sybil salieron a defender a Leah y entre todas lograron reducir a Tabitha, que parecía estar en plena posesión diabólica. Todo era un caos indescriptible, los padres que habían asistido a la graduación hicieron llamar a la policía, que confiscó los móviles de las chicas e interrogaron a todo el mundo sobre lo ocurrido. Incluso a mí me interrogaron dada mi amistad con las acusadas, y aduje una total ignorancia, llegando a preguntarles si se había llegado a saber quienes eran las que habían sido víctimas, ya que en el video estaban con las caras borrosas. Me dijeron que por los móviles de las chicas sabían quienes eran pero que debían preservar su identidad y no me lo podían decir. Al final mi versión de los hechos les convenció, y me marché de comisaría tras dejar paso a mi compañero Brian, el siguiente en la lista de testigos.

Me costaba creer no solo que lo que pasó obra mía, si no que además me había salido con la mía al quedar libre de cargos por desvelar la verdad sobre las chicas más populares del high school. Era como el recuerdo de una vida diferente o una especie de Jekyll y Hyde, algo así. De camino a casa me puse a pensar en todo lo que pasó entre aquella sesión extraordinaria y la fiesta de graduación, en como tras la charla con Sybil y las otras había abordado a Odette y Wendy por separado y les había pedido ayuda en secreto para que me ayudasen a destruir a las fashion girls. Así mismo, había engañado a éstas cuatro falsificando mensajes particulares (sabía imitar muy bien las letras de las cuatro, cosa que ni a ellas revelé) acerca de que habían recibido una petición de antiguas candidatas y que se podía hacer una sesión con ocho candidatas en vez de cuatro (y que Tabitha debiese llevar cuatro barajas de póker en lugar de dos para que cada una tuviese sus 13 cartas correspondientes). Cada nota iba firmada y convalidada por las otras tres, de manera que no podían sospechar que era falso. El engaño estaba perpetrado, y ellas se lo habían tragado. Solo faltaba inmortalizar el momento.

El video que yo mismo grabé con una cámara recién comprada (en efectivo, para evitar dejar un rastro electrónico con la tarjeta) y que no había sido usada antes lo había ido a manipular con un programa de montaje y sonido en el estudio de un amigo mío que trabajaba para una productora, donde pasé el tiempo que podía editándolo para borrar todo rastro de la cara de las chicas, así como de sus partes íntimas. Él no supo que le había hecho una copia de la llave (que destruí en cuanto terminé el trabajo), y que iba a su casa a trabajar en ese video, procurando no ser visto entrando ni saliendo de su casa ni tampoco. Me preocupaba un poco el consumo eléctrico, que reduje a la mínima expresión: solo encendía su ordenador, trabajaba con una especie de resina sobre los dedos para evitar dejar mis huellas dactilares y luego me iba dejándolo todo tal y como estaba antes. Lo de la pantalla gigante ya fue más difícil, aunque eso la policía sí que lo encontró: al parecer, “alguien” había conectado la cámara de video al cuadro de mandos de la pantalla y la había activado con una especie de control remoto casero adosado a ella, de modo que al pulsarlo, ésta se activó y envío sus imágenes a la pantalla (dicho mando lo había despiezado de inmediato, tirando sus restos a una y otra papelera por toda la zona). Aunque casi esperaba que me pillasen, al final no fue así. No me imaginé librarme de aquella vorágine de locura, pero Dios al parecer se apiadó de mí.

¿Y que fue de las fashion girls?. Pues fueron acusadas de abuso sexual, delitos de violación, vejaciones, torturas, intimidación, chantaje…Por lo que pude saber, Ione y Molly acusaron a Becka y Tabitha de ser ellas las que tuvieron la idea, del mismo modo que Tabitha y Becka intentaron librarse aduciendo que actuaban bajo coacción de Molly e Ione. Dada la gravedad del caso, las cuatro fueron sometidas a un examen psicológico para determinar su estado mental, y entonces se llevaron la gran sorpresa: Tabitha tenía transtorno borderline de la personalidad, era una psicópata fría y despiadada, pero que era consciente de sus actos. En el juicio testificaron (a puerta cerrada y protegiendo su identidad) muchas de las chicas que habían sido sometidas por Tabitha y las demás. El juez no tuvo en cuenta la juventud de las acusadas debido a la naturaleza del delito, y considerándola responsable de lo ocurrido, Tabitha fue condenada a 12 años de prisión en una cárcel de mujeres, y a una revisión periódica de su estado mental. Becka corrió igual suerte: 12 años de prisión por autora material de los abusos, y lo mismo para las otras dos. Ione y Molly tuvieron reducción de condena al aceptar testificar contra Becka y Tabitha: 7 años de prisión para cada una. Después de eso, les perdí la pista. Sé que hubo apelaciones y esas cosas, pero creo que no había servido de nada, o eso había oído decir. Sea como fuere, ya no me importaba. Era agua pasada.

En cuanto a las chicas, pues debo decir que, irónicamente, gracias a todo ello no solo hicieron las paces si no que su amistad salió fortalecida, aunque a alguna de ellas le hizo falta ayuda profesional para superar o por lo menos sobrellevar los abusos a los que había sido sometida, y así conseguir una vida estable. Dharleen se convirtió en asistente social de mujeres maltratadas. Chelsie se doctoró en medicina general y actualmente es médico en un hospital universitario. Sybil fue la que más lejos llegó de todos nosotros, literalmente: se hizo misionera y colabora con ONGs a reconstruir países destruidos por huracanes y demás catástrofes naturales. Michelle se convirtió en agente de policía y en la actualidad se especializa en delitos sexuales. Rachael siguió los pasos de Chelsie y se convirtió en una psicóloga que trata a víctimas con estrés post traumático por abusos y secuestro. Y Leah…Leah perdió más de 40 kilos, abrió un gimnasio y se convirtió en nutricionista para ayudar a gente con problemas de sobrepeso. Nos casamos hace varios años y tenemos una niña en común, Kylie.

Nunca podré olvidar todas aquellas imágenes, por muchos años que pasen. Para bien o para mal aquellas sesiones de viernes en el sótano de las calderas vivirán dentro de mí y estaré por siempre gobernado por esa dicotomía de morbo y culpabilidad. Cada día pienso en ello, aunque solo sea treinta segundos, es inevitable, no es algo que uno pueda dejar atrás del todo. No es diferente de una depresión: por mucho que se salga de ella, el recuerdo de haberla vivido siempre marcará a uno de por vida. Eso me pasa a mí, por mucho que intente apartar mi mente de todo lo ocurrido. Estoy atrapado en un círculo vicioso del que no puedo escapar. Un círculo vicioso que empezó hace ya muchos años cuando, en un cuarto de calderas, descubrí “el círculo de las viciosas”…

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Saboreando del fruto prohibido

Mi tío, mi consejero, mi segundo padre...mi amante

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