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Hola vecino

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HOLA VECINO

Desde hacía ya bastante tiempo notaba que el vecino de arriba me miraba de forma extraña. Era un tipo de lo más normal, trajeado, elegante, bien parecido, pero siempre que me veía, los ojos le brillaban de forma extraña. Nos llevábamos lo mejor que dos vecinos del mismo edificio podíamos llevarnos, pero él hacía su vida y yo la mía. Éramos ligeramente parecidos: él tenía el pelo castaño claro y los ojos verdes, mientras que yo lo tenía castaño oscuro y los ojos pardos, y él debía tener 20, quizá 22 años, es decir unos 6 ú 8 años más joven que yo. No éramos amigos íntimos ni nada por el estilo aunque había hablamos de vez en cuando, pero he aquí que como por arte de magia todo eso cambió a lo bestia.

Un domingo de tarde volvía a casa de habérmelo pasado de miedo con los amigos, buscando un rollete aquí, otro allá…lo normal para divertirse. Fue una tarde muy divertida y volví a casa muy contento. Aparqué mi coche en el aparcamiento del sótano y cogí el ascensor. Al llegar a la planta baja éste se paró, y cualquier sería mi sorpresa cuando se abrieron las puertas que era mi vecino quien lo había llamado.

-Hola vecino, ¿sube-pregunté-?.

-Sí, gracias.

Entró conmigo, y aunque aparentábamos cordialidad, casi podía oír los latidos de mi corazón en mis oídos. ¿Por qué nos ponemos tan nerviosos cuando vamos en un ascensor con otra persona?. No lo entiendo, pero estaba como un flan de gelatina, aunque por fuera aparentaba estar bien.

-¿Qué tal?.

-Yo bien, gracias, ¿y usted?.

-Muy bien, gracias.

Cuando sonó el timbre se me abrieron las puertas del cielo, aunque en verdad solo eran las del ascensor jajajaa. Ni me giré para verlo, solamente recorrí el pasillo hasta mi puerta y estaba a punto de sacar la llave para entrar cuando escuché unos pasos detrás de mí, y al girarme ¡allí estaba!. En vez de ir a su piso, allí lo tenía, con una mirada de lobo furioso que me fulminaba y atravesaba de lado a lado. Yo no podía articular palabra de la sorpresa, estaba anonadado, y aprovechando eso, cogió y ¡ZACA!, me plantó un señor beso en la boca que me erizó de pies a cabeza desde los dedos de los pies hasta los pelillos de la nuca.

-Mmmmmmmmmmmm…esta boca es la gloria…

Volvió a besarme y sus manos empezaron a recorrerme el cuerpo como frenéticas. ¿Pero que diablos me pasaba?. Me estaban metiendo mano en el pasillo de mi piso, con el riesgo de que nos pillaran, y yo no hacía nada, pero nada de nada.

-Que buena estás zorrita, eres una putilla ¿verdad?. Eres un provocador ¿eh, perra?.

Oohh dios mío, nunca me habían llamado "putilla", pero aquello empezaba a ponerme a tono, me encantó que me lo dijera. Siempre tuve la fantasía de ser dominado, seducido, pero lo que estaba pasando me parecía como una alucinación. Sus manos me cogieron el culo y pasaron por mi pecho por dentro de la camisa. Sin darme cuenta estaba a medio desvestir mientras aquel tío me estaba tocando el paquete.

-Se ve que hay buen material, buena cosecha…¿te gusta que te toque putita mía?, ¿te gusta que te esclavicen?...claro que s텡chúpamelo ahora esclava!.

-¿¿¡¡QUÉEE!!??, ¡¡que estamos en el pasillo, nos pueden ver!!.

-Pues como en 10 segundos no abras esa puerta, se van a encontrar con su respetable vecino mamándome todo el falo como una chupapollas que es.

A toda prisa cogí la llave e intenté abrir mientras él iba haciendo una cuenta atrás a la vez que se bajaba la cremallera. ¡¡Joder, lo decía en serio!!. Cuando quedaban 2 segundos pude abrir, me empujó, cerró la puerta y como un auténtico tifón fue llevándome por la casa hasta mi cama, donde mi ropa voló en un santiamén, dejándome desnudo ante él.

-¡¡Vaya, si la zorrita está empalmada!!...lo que son las cosas, yo también...vamos putilla, ¡¡A CHUPAR!!.

Cuando se bajó los pantalones y me enseñó su aparato, quedé boquiabierto. ¡Menuda herramienta!. Como 20 cm. de largo y 4 de ancho, una auténtica viga venosa y monstruosa que se sostenía en una perfecta horizontal. Cogió mi cabeza con las manos y me la acercó a su tubería, restregándomela por las mejillas y luego metiéndomela en la boca, follándomela lenta y pausadamente. ¡¡Como ardía, casi me abrasaba en la boca!!.

-Mmmmmmm…que boquita tan linda…que bien chupas puta…jajajaja veo que eres una buena feladora…vamos guarra, que sé que gusta…¡¡chúpalo todo!!...

No dejaba de referirse a mía como si fuera mujer en vez de hombre, era como si estuviese marcando quien era el amo y quien el esclavo, en una especie de locura pasional que ya me tenía caliente como un cohete. Aquella verga se me hacía jugosa en la boca, empezaba a chuparla con glotonería, mientras él seguía diciéndome toda clase de obscenidades para hacerme saber que él daba las órdenes.

-¿¿Ya te has animado eh??...ya sabía yo que eras una zorra…eso es, chupa chupa-dijo con saña-…y más te vale prepararte, porqué te pienso dejar cojo de la follada que te voy a dar cacho zorra…

Uuuuuuuufff esa amenaza me puso en órbita. Jamás había tenido sexo duro y era algo que siempre había deseado conocer, y este tío ahora me decía que lo iba a hacer a lo bestia tal como yo quería.

-Acaríciame las bolas, masajéamelas bien zorrita, cuídalas como si te fuera la vida en ello…y lámemelas con mucho mimo putón…¡¡y como se te ocurra morder te meto un bofetón que te dejará la marca una semana!!...

Yo estaba perdiendo el sentido, no podía más que decirme que todo era una fantasía, una alucinación del subconsciente. No podía ser que me estuviera pasando aquello: dominado por mi vecino en mi propia casa, en mi cama. Tal como me ordenó desplacé mis manos a sus huevos y los acogí con mimo y delicadeza, lamiéndolos y chupándolos lentamente y cuidadosamente. No dejé un rincón sin probar en mi boca, mientras la cara de él, entre el placer y la perversión, era todo un poema.

-Mmmmmm…uuuuuuuuuuff eso es mi puta…que bien me lo haces…eres una experta ¿eh puta?...¿quien es mi fiel puta?...¡tú, por supuesto!...sigue así puta, ponme a tono, que ya verás lo que te voy a dar…

A pesar de ser homo, yo no era un transexual ni una de esas locas afeminadas que aparecen en la TV y que son pura pantomima tan ridícula como degradante para lo que es el colectivo homo, pero entre la sumisión que estaba viviendo y la forma de hablarme de mi amo estaba aflorando en mí a esa mujer que llevaba dentro, cosa que nadie había logrado: una mujer sumisa, dominada, fiel y obediente para con cualquier deseo de su señor.

-Uuufffff…¡para putaaaaaaaa-dijo apartándome-!...cacho cerda, casi me haces correr…esto merece un castigo ejemplar zorrita mía…¡vamos, a cuatro patas sobre la cama!...¡¡YAA!!...

Rápidamente me cogí a la cabecera de la cama mientras quedé de espaldas a él con el culo en pompa. Cuando me giré, me gritó que si le volvía a mirar me castigaría más, de modo que miré a la pared mientras notaba sus manos en mi culo, acariciándolo y acercándose a mi orto. ¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!. Yo apretaba los dientes intentando no gemir, pero las cachetadas que me estaba dando me hacían daño, realmente iban en serio.

-¡Has sido una niña mala, y papi tiene que castigarte!...¡esto es lo que les pasa a las niñas malas, putita!...

¡¡PLAS, PLAS, PLAS!!, volvió a azotarme, y lo hacía a mano abierta. No solo me sometía, también se atrevía a probar conmigo el sado, y lo peor es que me excitaba, me gustaba sentirme la hija mala de un papi furioso. Permanecí así varios minutos recibiendo cachetes hasta que las nalgas me ardían de tanto azote.

-Puedes girarte ahora putita…y dime ¿tienes el orto limpio, está impoluto?.

Me giré para ver mi culo dolorido y respondí un débil "sí, siempre me lo cuido mucho", a lo que él respondió "como debe ser en una zorra como tú, así me gusta". Sin ensalivar ni nada, metió dos dedos por mi orto y comenzó a explorarme a lo bestia, sin importarle que me pudiera hacer daño. Me apreté el labio inferior intentando aguantar la brutal intromisión, pero el dolor era muy grande, y llegado un punto empecé a gemir sin control.

-Aaaah, ¿¿te gusta que te lo hagan a la fuerza, eh??...pero que zorrona eres, se nota que a ti te gusta que te den caña…¡¡pues ya verás lo que te espera!!...

Sacó sus dedos, se subió a la cama justo detrás de mí y apuntó su venosa tranca a mi orto dilatado. Me quedé congestionado pensando si realmente iba a meterme todo aquello, era imposible que entrase con aquel grosor. Noté su glande tocando mi esfínter, recorriendo toda la zona hasta el orto, donde comenzó a ejercer presión de tal modo que sí que consiguió penetrarme arrancándome un ronco gemido de dolor. Nunca había sentido nada semejante en toda mi vida.

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH…

-¿¿Te gusta mi verga eh putita??...ya estás bien penetrada, y ya verás, te aseguro que este grito no será nada cuando termine contigo…

Comenzó un violento vaivén de mete y saca dentro mío, primero con empujes secos, luego continuados y luego secos otra vez. Me sentía violado, sodomizado como jamás me lo habían hecho. Sus manos me recorrían las piernas y subían a mi pecho, luego se detenían en mis caderas y después se paraban para palpar lo duro que estaba, estrujándomela con fuerza y masturbándome más fuerte incluso. ¡¡Que increíble polvo me estaba echando aquel desconocido, que forma de follarme!!.

-UUUUUUUUFF QUE NO ME ENTERE QUE ESTE CULO PASA HAMBRE…PIENSO DEJÁRTELO TAN ANCHO COMO EL GOLDEN GATE…

Oooooohhhhhh por díoooooooss que morbo, vaya vicio. Todas mis fantasías se realizaban de la forma más cruda y violenta que me pudiera imaginar, y aún así, me era imposible no gozarlo a cada instante que pasaba. Aquello tranca me estaba empalando, sentía como si me fuera a salir por la boca. Tuve que resoplar varias veces como cuando la primera vez debido a lo congestionado que estaba, parecía como si estuviera desvirgándome, ¡¡y que caña me daba, me estaba follando vivooooooo!!.

-¡Jodeeeeeeeeeeer que culoooooooooo!...¡¡TE LA VOY A ENDIÑAR HASTA LOS HÍGADOS!!...toma verga cacho guarra…puerca, zorraaaaaaaaa…ASÍ, ASÍIIIIII, GOZA CABRONA GOZAAAAAAAAA…

Todo mi cuerpo se agitaba bajo las salvajes acometidas que me estaba dando. Se curvó sobre mí y empezó a chupetearme el cuello, cosa que me siempre me pone a mil. Me puso tan caliente como un volcán, ya no podía más. Pasando sus brazos por debajo de los míos, se agarró a mis hombros y comenzó una recta final tan amoral y loca como apoteósica. Me follaba en crudo, con estocadas secas, brutas, me sentía totalmente humillado y dominado por él, en verdad ya me sentía su puta, su zorra particular.

-¡¡OH DIOOOOOOSS ESTO ES LA GLORIA!!...¡¡QUE CULO DE GUARRA QUE TIENEEEEEEEEEEEEEESS!!...¡¡NO PIENSO SACÁRTELA HASTA EL DÍA DEL JUICIO FINAL!!...¿¿TE GUSTA, ZORRA??...DIME QUE TE GUSTA, DÍMELO…¡¡DÍMELOOOOOOOOO!!...

-SÍIIIIIIIIIIIIII, ME GUSTA, ME ENCANTAAAAAA…¡¡FÓLLAME MI AMO, FÓLLATE A TU PUTA, EMPÁLALAAA!!...AAAAAAAHH AAAAAHH AAAAAAAAAHH…CÓRRETE DENTRO MI AMO, DAME TU SEMEN, LLÉNAME EL CULO, GÓZAMEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE…

No podía creer que yo había dicho todo eso, pero así era. Era mi voz la que había oído, las palabras eran mías. Él había triunfado, me había atado a su voluntad, y siguió dándome caña apretando más el ritmo y la follada hasta casi dejarme sin aliento, volviéndonos locos de sexo, estábamos esquizofrénicos.

-¡¡TOMA, TOMA TOMAAAA!!...¡¡PERRAAA, VAMOS CÓRRETE PERRAAA!!...¡¡TOMA PERRA!!...¡¡VAMOS, ZORRA MÍA!!...¡¡QUE TE CORRAAAAAAAAAAS AAAAAAAAAAAAHH!!...

-¡¡OOH SÍ ME CORRO MI AMO ME CORROOOOOOOOOO OOOOHH OOOHH OOOOOOOOOOOOOOOOOOOHH!!.

Con los espasmos más fuertes que jamás he podido recordar él se vino dentro mío con chorros largos y potentes. Lo increíble era que a la vez que él se corría yo también lo hice debido a la paja que me estuvo haciendo. Fue una corrida copiosa que culminó el encuentro sexual más increíblemente loco y salvaje de mi vida.

-MIRA COMO ME HAS PRINGADO LA MANO ZORRA…¡¡YA LO ESTÁS TRAGANDO!!.

-¿¿Cómo??.

-¿¡No es tuyo, no ha salido de tu cuerpo!?. Pues va a volver a entrar putón. Abre esa boca de zorra y trágatelo todo o tendré que castigarte otra vez.

Poniéndome su mano en mis mejillas, me abrió la boca y obedecí una vez más, tragándomelo por completo. Nunca había tragado mi propio semen, y lo cierto es que no me desagradó tanto como yo imaginaba, claro que con todo lo ocurrido ya nada me sorprendía. De repente noté sus dedos acariciándome las nalgas y pensé que a lo mejor estaba preparando el segundo asalto, pero no, me equivoqué.

-¿¿Te gustan los lácteos eh putita??...Si tanto te gusta tragar leche, entonces vas a tragarte toda mi leche que te está saliendo del culo…vamos, quiero ver como lo recoges con tu mano y lo tragas, ¡¡AHORA!!...

Llevé mi mano a mi orto y comencé a recolectar en mi mano toda su leche, que no fue poca que digamos. Delante de él, tal y como hice con la mía propia, me tragué todo su rico esperma, dándome un verdadero atracón de leche. Finalmente caí a la cama agotado, exhausto de la bestial sesión a la que me habían sometido. Literalmente me sentí como si todo un ejército me hubiera pasado por la piedra de una sola vez. Mi cuerpo magullado, mi culo casi destrozado, y mi dignidad por los suelos. De la noche a la mañana había pasado de ser un respetable señor a convertirme en la sumisa puta de un vecino al que de nada conocía. Lo miré con humillación, me habían denigrado más allá de lo que yo podía imaginar, y lo peor es que en vez de luchar y echarlo, yo se lo había consentido todo. Casi iba a llorar, pero entonces me cogió de los tobillos, me atrajo hacia él y ¡ZACA!, me plantó otro beso en la boca, el más húmedo y libertino de todos los que me dio ese día. Como al empezar todo, no sabía que hacer o que decir, cuando me espetó de repente:

-Venga, ¿ya pasó todo eh?. No te preocupes, que todo va bien-dijo volviéndome a besar-. Tenía que hacerlo-explicó-, tenía que follarte a lo vivo, ya no podía aguantarme más las ganas, te encuentro irresistible. Ya sabía yo que te gustaba la caña de la fuerte. Bueno, nos veremos mañana-dijo recogiendo su ropa-, y no te olvides de que ahora tienes novio.

Se vistió rápidamente y ¡POF!, cerró la puerta y se fue dejándome atónito. No podía creer lo que había vivido, ni entonces ni durante el resto del día. Cuando a la mañana siguiente volvió, supe que aquello iba en serio, y además me conquistó como nadie lo había hecho. De golpe y porrazo me había agenciado un novio que se desvivía por mí en atenciones y arrumacos. Nunca llegué saber como supo que yo era homo ni como sabía mis gustos, pero siempre pensé que quizá algún día habíamos coincidido en el mismo bar o discoteca sin que yo lo viera y que por eso lo sabía. Desde entonces que vivimos juntos me ha hecho sentir cosas que ni siquiera imaginaba, mucho menos soñaba, y me ha seguido haciendo las cosas más retorcidas y morbosas que su mente puede concebir. Él es mi amo, yo soy su perra, y me encanta…

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