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Viaje en tren

en Gays

VIAJE EN TREN

Corría el año 1987 y en aquel entonces yo contaba 28 años. Mi trabajo de abogado me obligó a irme a otra ciudad para llevar un caso y además había aprovechado el tiempo para visitar a unos parientes, por lo que mi estancia se prolongó más tiempo del necesario. Por suerte no hubo consecuencias por ello y una vez cumplí con unos y otros, emprendí camino de vuelta. Como siempre he sido un fanático de los trenes, nada mejor que volver en uno, a pesar de las seis horas que tenía de trayecto, que esperaba aprovechar para dormir un poco ó trabajar revisando los expedientes del caso. El tren en que viajaba tenía suficiente categoría como para albergar compartimentos privados, y yo cogí uno de ellos con la intención de estar totalmente a solas centrado en mis asuntos, ó al menos eso esperaba. Al cabo de dos horas, minuto arriba minuto abajo, el tren hizo una de las escasas paradas, y al reemprender la marcha, vi que por el pasillo dos jóvenes me estaban mirando. Saludé con un gesto de cabeza y ellos hicieron lo mismo, para seguir su camino a sus asientos. Volví a agachar la cabeza para revisar un informe cuando vi que pasaban de nuevo, y delante de mi puerta se pusieron a hablar algo que no conseguía entender. Me hizo gracia ver como gesticulaban mientras hablaban, y al final el más alto, como tragando saliva, llamó a mi puerta. Con la mano le dije que entrase.

-Hola-saludé-.

-Hola. Eeeh, disculpe señor, pero es que el tren está casi a rebosar de gente y nuestros sitios están ocupados por las enormes mochilas de unos tíos de al lado. Nos preguntábamos si usted permitiría que nos sentásemos aquí.

Por encima de las gafas de leer que llevaba, eché un vistazo a los dos chicos: uno, el más pequeño, era de pelo rubio y ojos azul marino, un tanto flacucho y con una cara algo aniñada; el otro, el que me había hablado, era castaño claro y ojos pardos, bastante más corpulento en físico. Me lo pensé un par de veces antes de contestar.

-De acuerdo, podéis pasar, pero no arméis mucho ruido. Tengo mucho trabajo.

-Muchas gracias señor.

Ambos chicos pusieron su equipaje en el maletero y se sentaron enfrente de mí. En ese instante apareció un revisor.

-Eh, vosotros dos. Vuestros sitios están más adelante. No podéis estar aquí.

-No se preocupe, revisor-le corregí-. Estos chicos tienen mi permiso y pueden quedarse si lo desean. No hace falta trasladarles.

-¿Está seguro señor?.

-Sí, lo estoy. Gracias por todo.

El revisor se fue y los dos chicos suspiraron aliviados.

-Buffff, muchas gracias. Ya creíamos que íbamos a tener que trasladarnos con toda la gente.

-No os preocupéis. Por cierto, soy Gerardo.

-Yo me llamo Pedro, y éste palillo mudo que tengo a mi lado se llama Benjamín. Encantado de conocerte.

-Igualmente-contesté al tiempo que nos dábamos un apretón de manos-. ¿Y adonde vais?.

-Al final del trayecto. Volvemos a casa después de una gran fiesta.

-Yo también voy hasta el final del trayecto. Parece que iremos junto el resto del viaje…¿a qué clase de fiesta habéis ido que está tan lejos?.

-A la mejor-nos interrumpió Benjamín-: un concierto del mejor grupo que existe. ¡Los grandes y los únicos Neil Tennant y Chris Lowe!.

-¿Quiénes-pregunté sin entender-?.

-¡¡PET SHOP BOYS-gritaron a dúo-!!.

-Aaaaaah….jajajajajajaajaja. Parece que os gusta mucho ese grupo.

-Son los mejores tocando, son insuperables. ¿Tú no los conoces?.

-No mucho la verdad. Debo deciros que tengo 28 años, yo soy de la época disco. Los Bee Gees, Boney M, pantalones de campana, chaleco, patillas y todo eso…Esto me queda fuera de lugar.

-Una pena, son geniales…¿Qué son todos esos papeles que tienes ahí-preguntó Benjamín-?.

-El expediente de un caso en el que he estado trabajando. Soy abogado.

-¿De los que encierran a los criminales?, ¿ó eres como Arnold Becker, el de "La Ley De Los Ángeles"?.

-No, para nada…soy abogado familiar y mi bufete me mandó a otra ciudad para un caso de herencia: la típica disputa entre hijos por el dinero del padre.

-Ah, vale.

-Una curiosidad: ¿cómo es que os han dejado ir tan lejos a un concierto?. No parecéis ser mayores de edad.

-Yo sí lo soy-contestó Pedro-. Tengo 18 cumplidos de hace un mes. El enano éste aún tiene 16, pero en donde hacían el concierto él tiene unos tíos y nos dejaron a condición de estar bajo vigilancia suya mientras estuviésemos allí.

-Aaaaaaahh…ahora entiendo jejejeeje, pues espero que lo pasarais muy bien escuchando en directo a vuestro grupo.

-Eso sin dudar-contestó Benjamín-…everything I’ve ever done…

-Everything I’ll ever do…

-Everything I’m ever been…

-Everything I’m going tooooo…

-¡¡IT’S A SIN!!-corearon-.

El verles cantar a dúo hizo que me riera con ganas. Por desgracia sus voces tan altas fueron escuchadas por otra persona, que entró en el compartimento con mala cara.

-¿¿¡¡QUE ES ESTE ESCÁNDALO!!??.

-Lo siento señor revisor. Los chicos se han desmadrado un poco, pero no se preocupe. No volverá a pasar-expliqué-.

-¡Eso espero, ó la próxima vez les echaré del tren en la próxima parada, ó en marcha si me tocan mucho las narices!.

-Con su permiso-dije en tono ofendido-, quisiera que no se me molestara durante el resto del viaje y que pusiera un cartel en la puerta para que así sea.

-Sí señor-me contestó algo agazapado-.

Cerré la puerta, eché las cortinas y quedamos totalmente en privado. Los chicos me dieron unos pequeños aplausos.

-Gracias por bajarle los humos. Nos la habían tomado jurada.

-De nada-contesté a Pedro-, pero por favor, tengo bastante que hacer y me gustaría poder acabarlo. Si queréis hablar no hay problema, pero no muy alto, ¿vale?.

-Vale-contestó Benjamín por los dos-.

Durante un buen rato, una hora más ó menos, hubo un sensacional silencio en aquel tren que me permitió, de un tirón, terminar casi todo el papeleo que más tarde se me pediría en cuanto llegase al bufete. En el tiempo que estuve trabajando, no paraba de percibir por el rabillo del ojo como Benjamín me miraba y susurraba algo a su amigo. No fue una vez aislada si no muchas, y no dejaba de preguntar a que venía tanta fijación en mí. ¿Qué le pasaba a aquel chico para que no me quitase los ojos de encima?.

-¿Es que tengo monos en la cara-pregunté metiendo mis gafas en el bolsillo de la camisa-?. He notado que no dejas de mirarme.

-¿Te diste cuenta-preguntó todo sorprendido-?.

-Sí, y lo cierto es que empiezo a estar un poco con la mosca detrás de la oreja. ¿Qué es lo que está pasando?.

-No creo que quieras saberlo…

-Pues sí, me gustaría-dije cruzándome de brazos-. Quiero salir de dudas.

-Pues que eres muy guapo.

-Ah, bueno…¿y tanto secretito solo por eso-pregunté en mi inocencia-?.

-No, es que hay algo más, pero no es algo…fácil de explicar…

-Tú dirás.

-Bueno…yo…es que me pareces muy guapo Gerardo. Mucho-recalcó-.

El tono con que lo hizo me llamó poderosamente la atención. De repente la bombilla de las ideas me iluminó el cerebro y ellos lo notaron.

-Sí-dijo Benjamín-. Es cierto, lo soy.

-Espera que me aclare…¿tú eres…bueno, "de la otra acera"?.

-Sí, lo soy. Por eso temía decirte algo así y que lo malinterpretaras.

Aquello me dejó de una pieza. Nunca me había ocurrido algo parecido y quedé sin saber que decir. Una vez me recompuse, pude hacer la típica pregunta:

-¿Desde cuando lo sabes?.

-¿Qué soy gay?, desde hace un par de años. Me costó admitirlo, pero luego fue mejor, pero no te pienses que soy una de esas mariquitas afeminadas que parecen clichés de película. Ser gay no tiene nada que ver con eso.

-¿Y tu familia lo sabe?.

-No, aunque espero poder decírselo algún día. Me cuesta tanto guardarlo en secreto…

-Ya llegará el día, y espero que para entonces no te rechacen.

-Gracias.

Se me acercó de golpe y me dio un beso en la mejilla. Alertado por el tono que aquello estaba tomando me fui al baño a lavarme un poco la cara y poner los pies en la tierra. ¿Cómo era posible que aquello me estuviera pasando a mí?. Despejé mi cabeza, me sequé y volví al compartimento, donde vi a Benjamín leyendo una de mis tarjetas de visita.

-¿No te habrá molestado el beso, verdad?.

-No, no te preocupes. Es que me cogió un poco de sorpresa, pero no pasa nada. Si tanto te gusta la tarjeta quédatela. Tengo más en el maletín.

-Gracias. Quizá un día te necesite…estooooo, Gerardo, ¿puedo preguntarte una cosa?.

-Sí, claro.

-¿Me encuentras guapo?.

-¿Cómoooo?...eh, sí, muy guapo. Eres un chico muy atractivo-contesté para agradarle-.

Se levantó de su asiento y se sentó en mi regazo. Quedé tan impresionado por su osadía que no supe reaccionar, y mucho menos cuando se abrazó a mí y me besó en la boca durante varios segundos. Permanecí como paralizado hasta que le aparté ligeramente para no lanzarle contra el otro banco.

-¿¡Se puede saber que haces!?.

-Yo…lo siento mucho…pero es que necesitaba hacerlo…me gustas…

-Benjamín, yo soy hetero…tengo una novia esperándome…

-Tú no eres hetero-me espetó-. Si lo hubieras sido ahora mismo me hubieras mandado al infierno llamándome "cerdo marica", "maricón de mierda" ó algo parecido, y por supuesto me habrías echado de aquí. Ó bien eres un gay que no lo sabe ó un bisexual, pero desde luego de hetero tienes bien poco.

Tan fulminante fue su respuesta que me dejó sin argumentos para poder contraatacar. Benjamín volvió a sentarse en mi regazo y en tono desafiante dijo:

-Vamos a ver lo hetero que eres…

Y volvió a besarme. Su boca era cálida, tierna, muy fresca. Aquellas sensaciones me habían conmocionado y no supe que hacer, pero él sí supo. Cogió mis muñecas y me hizo abrazarle mientras nuestras bocas se fundían. No sabía porqué le dejaba hacer conmigo lo que quisiera, quizá era que no podía pensar claramente. Además, él era un adolescente, era menor de edad, y yo como abogado sabía las consecuencias de seguir aquello. ¿Entonces por qué seguía con ello?, ¿qué me estaba pasando?.

-Mmmmmm mmmmmm mmmmmmmm…me gustas mucho Gerardo, me excitas…uuuummmm ya se me pone dura por ti…mira como se me nota…

Miré a sus pantalones y efectivamente un bulto en ellos destacaba de forma notable. Aquel niño del demonio me iba a llevar por el camino de la perdición.

-Esto no está bien, tú eres menor…¿y tú, Pedro, no tienes nada que decir?. Has estado muy callado.

-Déjale, él no intervendrá. De momento es algo entre tú y yo, y no te preocupes que él no dirá nada. Para algo es mi novio.

-¿¿TU NOVIO??.

-Sí, mi novio, desde hace año y medio. ¿Sabes de que discutíamos cuando nos veías al otro lado de la puerta?. De ti, de si podríamos montárnoslo contigo porqué nos gustabas mucho, y yo le dije que sí, que seguro que podríamos. Sé cuando alguien está a mi alcance…

Un nuevo beso, esta vez con lengua, me dejó con todos los esquemas hechos trizas. El cabroncete del Benjamín me había conseguido seducir a base de un toque de ingenuidad e inocencia. El calor de su boca con la mía, de nuestras lenguas fundidas saboreándose la una a la otra, pudo conmigo. Mis bajas pasiones se encendieron como mecha de pólvora que siguiera un rastro para acabar explotando. Sus manos desabotonaron mi camisa y acariciaron mi pecho, el cual excitó al joven por tanto pelo que tenía(no era un pecholobo, pero tampoco estaba con un par de pelos). Le correspondí con mis manos en sus hombros, deslizando su camisa ya desabotonada y admirando su juvenil cuerpo. Mi mano derecha lo acarició y bajó lentamente hasta sus pantalones, deteniéndose en aquel bulto que tanto me excitaba saber que estaba así por mí.

-Adelante, no tengas miedo. Míramela, tócamela, haz lo que quieras con ella. Gózala tanto como yo gozaré de la tuya.

Aquello me armó de valor para bajar la cremallera de sus pantalones y admirar su verga ya empinada. Posé mi mano sobre ella y Benjamín cerró los ojos lanzando un suspiro de placer. Deslicé la piel y pelé la cabecita de su verga en ristre. Mi forma de masturbarle le ponía en trance hipnótico. Apoyó su cabeza en mi hombro, acercándose a mí tanto como pudiera, besándome de nuevo. Su mano izquierda acarició mi nuca y la derecha pasó por mi pecho y bajó hasta mis pantalones, quitando el cinturón y quitándome los shorts para dejar al descubierto mis 22 centímetros de erección. La cara de Benjamín se iluminó como si le hubiesen tocado millones.

-Oh por dios que grande, y va a ser toda mía.

Se arrodilló en el suelo del compartimento, bajó del todo mis pantalones para dejarme desnudo, abrió su boca y sacó la lengua para ponerla en mi verga y lamer aquella masa de carne que lo tenía excitadísimo. Su lengua era un ascensor que iba de arriba abajo, saboreándome, deleitándose con su sabor. Luego subió a la punta de la cabeza y la estuvo lamiendo repetidas veces, arrancándome gemidos de placer que me llevaron a cogerle de la nuca para que ni por asomo parase.

-¿Tú no vienes-pregunté-?. ¿Prefieres quedarte mirando?.

En respuesta a mi pregunta, Pedro vino con nosotros y se sentó a mi derecha, sonriendo al ver a su novio lamiéndome. Nos abrazamos y nos besamos largo y tendido, descubriendo nuestros sabores mientras yo aprendía lo rico que era besar a otro hombre. Con una mano acercaba a Pedro y con la otra sujetaba a Benjamín. Me sentí un verdadero pervertido por estar montándomelo con dos chicos en aquel tren, pero me era imposible pensar en algo que no fuera seguir aquello hasta sus últimas consecuencias. Para rematar la situación, Benjamín dejó de lamerme y se metió mi polla en su boca.

-Aaaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh…mámame bien mi niño…chúpala toda golosón…uuummmmmmmmm oooooooooooooohhh…

-¿Es increíble lo bien que se siente, verdad-preguntó Pedro con sarcasmo-?. ¿Quieres que siga hasta el final, eh?, ¿lo quieres?.

-Sí, lo quiero, lo deseoooooooooooo…ooooooohh ooooooooooh oooooohh ooooooooohh…aaay que mamadita hace este niño…es un experto…

Al haber escuchado eso Benjamín cambió de táctica y en vez ir arriba y abajo varió meneando la cabeza y aspirando muy fuerte. Aquella maniobra de ventosa me cogió por sorpresa pero me puso más cachondo aún. Llevé mi mano derecha a los pantalones de Pedro y se la sobé por encima de ellos, para luego bajarle la cremallera y meter la mano dentro, sintiendo maravillado lo gruesa que la tenía y lo caliente que estaba. Se la saqué y pelé lentamente, viendo como su cara se relajaba y su cuerpo se dejaba hacer. La escena que estábamos viviendo era increíble.

-Vamos Gerardo, házselo, lo está deseando…la quiere dentro…la necesita…y tú también…dale lo que tanto quiere…

Las palabras de Pedro me hicieron dejar de masturbarle para levantar a Benjamín y sentarlo sobre mi regazo, no de lado como antes, si no cara a cara. Nuestras vergas se encontraron una con otra al abrazarnos y besarnos un poco, con mis manos en su culo, sobándolo y preparándolo para mi llegada. El roce de su piel me ponía a mil por hora. Rebasados todos los preliminares, Benjamín se arrodilló en el suelo, apoyando una mano en el asiento de enfrente y separándose los glúteos con la otra. Su invitación hizo que me relamiera y me puse detrás de él, apuntando con mi tranca a su ano perfectamente cuidado e impoluto, con una mano en ella para ayudar a la penetración, y la otra en su hombro para que no se me escapase. Hice un esfuerzo bastante grande, y por fin, le enterré toda mi virilidad.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhh…uuuuuuuuummmmmmmmm que ricoooooooooooooo…ooooooooohh virgen santa, que maravilla…como anhelaba este momento…vamos Gerardo, dame duro…fóllame bien…

Me curvé para estar pegado a él, meneé las caderas y así se inició mi primera relación homosexual, que era una auténtica gloria celestial. Jamás hubiera pensado que fuera tan sensacional probar aquello. Puse una mano en su pecho y con la otra, sin saber como lo hice, la llevé a su polla para pajearlo mientras me lo follaba. Con cada bombeo aprendía algo nuevo, a cada momento sabía mejor como hacerlo, y su culo…dios que culito tenía aquel chaval, era lujuria en estado puro. Era perfecto, ni grande ni pequeño, ni fondón ni raquítico…tenía la proporción justa para que una buena polla se colase y le hiciera gritar de placer, algo que yo estaba queriendo hacer a toda costa.

-Mmmmmmm mmmmmm mmmmmm mmmmmm mmmmm…ooooohh ooooohh oooooh que bien me follas…dame más, máaaaaaaaaaaaaaaaas…oh sí, oh dios…que polla, me vuelve loco esta polla…

-Pues toma mi polla…goza de mi polla mi niño…que culito tienes, es perfecto…me encanta follarte…yo sí que estoy loco, loco por tu cuerpo…quiero que te corras conmigo…quiero llenarte el culo de lefa…

Benjamín se derretía oyéndome decirle cosas como aquellas. Pedro, por su parte, prefería esperar su turno, pasando el tiempo haciendo de voyeur, viendo como me estaba tirando a su novio. Le besé el cuello haciéndole chupetones, haciendo también que chupara mis dedos mientras le seguía pajeando con fuerza. Mis acometidas eran rítmicas, secas, duras, luego cambié y eran profundas y lentas, luego rápidas…no sabía como pero había aprendido a alternar la penetración y prolongar el acto amatorio. Aquel chico me estaba enseñando placeres que nunca pensé que existieran.

-Aaaaaaaahh aaaaaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh…Gerardo, Gerardooooooooooo…voy a correrme, voy a correrme yaaaaaaaaaa…encúlame hasta el fondo, destrózame mi culito adolescente…que vicio hacerlo con un adulto…soy un perro vicioso…dame más…aaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaahh…

-Yo también estoy a punto…falta poco…casi está, casiiiiiiiiii…eres una fiera Benjamín, un verdadero huracán…aaah aaaaaahh aaaaaahh aaaahh aaaaahh aaaaaaahh-gemí cada vez más alto-…

-Oooooooooohh me voy…me voy todooooooooooooo…me corro…no puedo aguantar máaaaaaaaaaas…AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH…

-Ooohh síiiiiiiiiii...yaaaaaaaaaaaa…OOOOOOOOOOOOOOOOHH…

Mi lefa salió disparada y se lo eché todo dentro tal como deseada. Benjamín también gozó por partida doble pues también eyaculó, solo que en vez de caer al suelo, cogí con la mano que tenía libre todos los chorros que soltó. Dada su juventud, se corrió abundantemente, casi me llenó la mano, y viendo lo que había hecho, él cogió mi mano, la llevó a su boca y se bebió su propio semen con una perversa y divertida sonrisa. Me quedé alucinado. Al ver mi cara Pedro se rió con ganas, y me volví a sentar tras salirme de Benjamín.

-¿Qué tal la experiencia?, ¿gusta, verdad?.

-Síiiiiiiiiii…uuuuuuuuff-resoplé-…ha sido increíble…debo confesarte algo Pedro, y a ti también Benjamín: realmente he disfrutado…

-Pues no te canses demasiado, que todavía queda mucho por hacer.

Pedro se echó sobre el asiento, con su polla en vertical apuntando al techo. Libre de cualquier pudor existente, me agaché, cogí su tranca e imitando a Benjamín puse mi lengua sobre ella. Mi inexperiencia fue desapareciendo conforme los gemidos de Pedro me indicaban que lo estaba haciendo bien. La maniobra de ascensor fue seguida por la de lamer la punta, e incluso me atreví a lamerle los huevos. Su excitación era tremenda y la alegría de Benjamín al verme aprender todo aquello era desbordante. Agarrando con firmeza la base de su miembro me tragué su miembro y me encantó sentir aquel calor abrasador.

-Mmmmmmmm mmmmmmm mmmmmmm mmmmmm mmmmmmm mmmmmmmmm mmmmmmmm…que polla más rica…y que grande…

-¡Calla y chupa!.

Obedecí de forma sumisa. La mamada que le estaba dando era de impresión, y eso que era la primera. Benjamín se acercó a nosotros y se besó con su novio, con pequeñas risitas de complicidad. Después se puso en posición para que éste se la mamara y al tiempo que yo se la estaba chupando a Pedro, éste se la mamaba a Benjamín. Menudo trío estábamos haciendo. La visión de ver como la verga de Benjamín desaparecía dentro de la boca de su pareja me excitó y me pareció que no era Pedro el que se la estaba jalando si no yo. Se me humedecían los labios solo de pensar en chupársela.

-Mmmmmm mmmmmm mmmmm mmmmmmmm…Benjamín ven aquí…quiero chupártela a ti también…os la mamaré a los a la vez…quiero chupártela…

Él quedó sorprendido por mi petición, pero luego se rió divertido. Se acercó a mí y puso su polla junto a la de Pedro, y estado a mi alcance se la agarré con firmeza. Pasaba de una a otra con rapidez, alternaba la mamada para hacerles gozar de mi boca. El traqueteo del tren me ayudaba en la tarea y las engullía hasta la campanilla, luego las sacaba toda excepto el glande y volvía a meter. Los jadeos de uno y otro acompasando mi mamada doble llegaban a mis oídos como música celestial.

-Mmmmm mmmmmmm…ooooooohh oooooohh oooooooohh oooooooohh oooooooohh…basta ya…te toca una nueva lección: fóllate a Pedro…

-Sí…está muy bueno, y menudo cuerpo. Ponte a tiro que te voy a dejar el culo como un colador.

Pedro no habló, si no que se relamió y se dio la vuelta sobre el asiento, acercándose un poco para tenerle a mi disposición. Su culo era más musculoso que el de Benjamín, parecía como si hubiese sido esculpido a golpe de gimnasio. Separé sus glúteos, ensalivé un poco su ano y mi verga se empezó a colar cual serpiente en su madriguera. Cuando le tuve penetrado Benjamín se puso a mis espaldas.

-Gerardo, ¿quieres que te encule?, ¿quieres saber lo que es cuando te dan a ti?...¿te gustaría correrte como tú lo hiciste conmigo?.

-Uuuummmmmmmmm…oooooooooooohh-gemí mientras éste me tocaba por todas partes para que no pudiera rechazar su petición-…sí…házmelo…

Note sus manos en mis nalgas haciendo lo mismo que yo acababa de hacer pero con mucha más facilidad. Resoplé un poco pues siendo mi primera vez era algo extraño, pero muy excitante. Benjamín me penetró hasta el fondo y se rozó contra mi espalda.

-Mira que sándwich nos hemos montado, y tú eres la carne entre el pan…

-Síiiiiiiii…soy carne caliente…aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahh…

Benjamín se puso a darme como un loco poniendo sus manos en mis caderas, y sus movimientos hacían que yo estuviese enculando a Pedro. El rubiales me tenía perforado a base de bien, ¡¡y que gozada de polvo!!. De haber estado otro chico aquello sería una orgía en toda regla. El dolor de mi culo al ser desvirgado desapareció al poco tiempo y solo quedó el placer, placer por todas partes, placer cubriéndolo todo, placer a cada instante que pasaba, placer total. Las enculadas de Benjamín hicieron que las mías fueran mucho más fuertes, y llegué a pensar que más que follarme a Pedro parecía que lo estaba violando. Menuda maravilla de culo, y de polla, la cual, por supuesto, tenía bien sujeta para masturbarle frenéticamente.

-Aaaaaaaah aaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaahh…oooooohh me duele…me duele pero me gusta…méteme ese pollón que tienes Gerardoooooo…métemelo hasta los huevooooos…córreteeeeeeeeee…por favor córrete ya…ooooooohh oooooohh oooooooohh oooooooooohh…

-Ooooooooohhh síiiiiiiiiiiiii…quiero correrme en tu culo…vamos Benjamín, ayúdame a encularle…fóllame….por amor de dios fóllame…

Mi rubio amante renovó fuerzas para cumplir mis plegarias, follándome tan fuerte como podían sus fuerzas. En mi mente me había convertido en una vagoneta de mina, enganchado por detrás y por delante, y como me gustaba esa imagen. Las manos de Benjamín subieron por mi cuerpo para acariciarme y yo hice lo mismo con Pedro. Nuestra pasión estaba consumiéndonos en los fuegos de la lujuria, nuestros cuerpos parecía que iban a saltar por los aires. Ya se acercaba, se acercaba…

-Ooooooohhh ooooooooohh oooooohh oooooooohh oooooooohh…me voy a correr…oooohhh me corro…me corro Gerardo…voy a embarrarte de semen…aahh aaaaaaahh aaaaahh…AAAAHH AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHH…

-Córrete ya Gerardo…quiero tu semen, lo quiero dentro…lléname el agujero de leche…aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaaahh aaaaaaaaaaaahh…

-¡¡OOOOOOH OOOOOHH OOOOOOH OOOOOOHH OOOOH OOOOOH OOOOOOOOOOOHHH OOOOOOOOHH!!...me…me corro…oh por dios me corroooooooooo IIIIIIIIIAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH…

-Aaaaaaaaayyyyyyyyyyy ay aay ay aayy…ay que no puedo más…ya no aguantooooooooo…oooooooooooooooooooooooooooohhh…

Uno detrás de otro nuestros orgasmos acabaron por chocar entre ellos como coches en un accidente en cadena. Los tres cuerpos se habían unido como si fuera el mismo y quedamos extenuados de tanto esfuerzo. Cuando nos sentamos los tres juntos placer me enseñaron un nuevo placer, cuando cada uno se bebió el semen del otro y luego me dieron a probar el suyo. Instintivamente tuve una arcada de rechazo, pero me enseñaron a repelerla y en la siguiente ocasión pude beberlo con más facilidad. Su sabor era muy diferente: uno era casi dulzón, el otro más salado y espeso. Allí en el compartimento tuve la experiencia más radical de cuantas había tenido. Estuvimos un buen rato los tres esperando que el revisor viniera a regañarnos por nuestros gritos, pero misteriosamente no apareció, ante lo cual lanzamos un común suspiro de alivio. Pedro me miró con cierta cautivación y le guiñó un ojo a su rubio novio.

-¿No te puedes quejar de pasarlo mal, verdad?.

-No, para nada. ¿Y tú, "nuevo gay"?.

-Jaajajajajaajajajaja…no, tampoco me puedo quejar, aunque sí diré que jamás hubiera pensado en hacer todo lo que hemos hecho.

-Y lo que te queda. No sé si te diste cuenta pero nos enculaste a los dos, y solo Benjamín te enculó a ti. Falto yo para probar ese culito que tienes.

-Pues vamos.

Cambiando los papeles de aquella primera vez, Benjamín quedó al margen para disfrutar haciendo de voyeur, y Pedro se puso detrás de mí para cogerme. El que yo estuviera a cuatro patas a punto de ser follado como aquel monstruo de un solo, con marcadas venas por él me excitó más de lo que hubiera sospechado, y después de la follada de Benjamín mi ano estaba dilatado para recibir sin problemas una nueva verga, pero incluso así costó que entrara. Su fuerte mano agarró la mía y comenzó un nuevo baile amatorio, pero ésta vez me tocaba recibir en vez de dar. Yo era el sumiso y él el amo, y mi amo me estaba cabalgando que era impresionante. Creí que iba a perder la cabeza. Era puro delirio.

-Mmmmmmm mmmmmmmmm mmmmmmmm mmmmmmm mmmmmm mmmmm mmmmmmmmmm…eso es Gerardo, toma polla…voy a acabar de inundarte el culo…que rico lo tienes, que fácil entra…eres todo un mariconazo…

-Aaaah aaaaaaahh aaaaahh aaaaaaaaaaaah…uuuuuuuuummmmmm síiiiiiiii lo soy…me gusta…me vuelve loco…pero no pares…haz lo que quieras pero no pares…

Pasó sus brazos por debajo de los míos y me agarró de los hombros. Una vez estuve inmovilizado, se lanzó a penetrarme como un animal. Su fuerza me dolía pero también me gustaba, y esa mezcla tan confusa y caótica enervaba mis pasiones hasta cotas inimaginables. Largos minutos estuvo dentro de mí, tomándose su tiempo para hacer que todo mi cuerpo sintiera placer con solo una caricia suya. Su ritmo de penetración se ralentizaba, se aceleraba, se hacía profundo, se quedaba en la superficie…aquel polvo me volvía loco de sexo.

-Oooooooooohh oooooooohh ooooooooh ooooooh ooooooh ooooooh ooooooohh ooooooohh ooooooohh ooooooooooh ooooooooooh…

-Aaaaaaaaahh aaaaaaahh aaaaaaaaaah aaaaaaaaahh aaaaaaaahh aaaaaaaaahh aaaaaaaahh…me vengo, ya me vengo otra vez…sigue sigueeeeeeeeeeeee…que pollaaaaaaaaa…estoy loco por la pollaaaaaaaaaaaa…

-Vamos "señor hetero"-ironizó-, córrete…córrete como el gay que eres…eso es, gózalo…así, asíiiiiiiiiii…ooooohh oooooohh ooooooohh ooooooooh…

-¡JÓDEMEEEEEEEEEEEEEEEEE CACHO GAAAAAAY!...OH DIOS ME CORROOOOOOOOOOO ¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!…

-MMM MMM…OOOHH OOOH OOOHH OOOH OOOOOH OOOOOHH…¡¡OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOHH!!..

Nuevos chorros me llenaron el culo de semen hasta que acabó saliéndose y resbalando por mis nalgas. Aquel orgasmo me transportó hasta el mismísimo cielo. Yo no podía más y como pude me senté para intentar recobrarme. Era incapaz de hablar. Solo podía mirar a mi amante de soslayo, el cuales estaba enfrente de mí, igual de cansado. Benjamín le hizo bajar la cabeza hasta quedar encima de su polla y cuando acabó de masturbarse lo hizo tragarse los pocos chorros que le salieron. Durante varios minutos hubo un silencio sepulcral en aquel compartimento. Menos cansado que nosotros, el pequeño rubiales se me acercó y volvió a sentarse en mi regazo de lado, acariciándonos, fundidos en un largo abrazo. Más adelante Pedro se nos unió y los tres nos abrazamos, besándonos unos con otros. Fue un momento precioso.

-Ha sido la experiencia más fabulosa que he vivido nunca…

-Ya te dije que disfrutarías-contestó Benjamín-.

-Se nota que ha disfrutado. Mira que cara de satisfacción tiene-añadió Pedro un tanto sarcástico-.

-¿Puedo preguntaros una cosa?.

Ambos asintieron con la cabeza.

-Benjamín, dijiste que Pedro era tu novio, pero también que tu familia no sabía que tú eras gay.

-Sí, y tampoco saben que él y yo somos amantes, naturalmente. Saben que somos íntimos amigos, pero nada más. Como todo, espero con anhelo el día en que pueda decírselo todo. Quiero dejar de fingir, quiero ser yo mismo.

-Ojalá lo consigas…

Después de aquella maratón, yo estaba sin fuerzas, pero a ellos aún les quedaban algunas y me tocó hacer de voyeur a mí para variar. Primero se hicieron un 69 que me la puso muy dura aunque mi cuerpo estaba derrengado, y luego se follaron el uno al otro por turnos, primero Benjamín dio a Pedro y luego se cambiaron. Después de aquello tuvimos que vestirnos, ordenar todo aquello e ir al baño para acicalarnos y arreglarnos. El resto del viaje lo pasamos charlando y los tres nos hicimos íntimos amigos. Las horas pasaron fugaces hasta que llegamos al final de trayecto y bajamos del tren. Cogí mi equipaje y en cuanto salí del vagón encontré a mi novia esperándome.

-¡¡Gerardo!!.

-¡¡Luisa, cuanto te he echado de menos!!.

Nos dimos un fuerte abrazo y ella cogió una maleta para ayudarme a llegar al taxi que nos esperaba fuera de la estación para llevarnos a casa.

-¿Gerardo, conoces a aquellos chicos?.

Me giré y en compañía de sus padres estaba el joven Benjamín y Pedro, que me saludaban en la distancia.

-Unos chicos con los que vine en el tren, que habían ido a un concierto.

No tuve que explicar más. Luisa y yo nos fuimos a casa y esa noche ella y yo la pasamos follando como locos, pero ya no era lo mismo. Conforme los meses fueron pasando nuestra relación fue decayendo hasta que quedó como una gran amistad, momento en que le confesé mi condición sexual, lo que la hizo entender el porqué de la ruptura. Tras unos días de reflexión volvió y nos dimos la mano como grandes amigos que hemos sido desde entonces. A las dos semanas de aquel trío en el tren recibí un regalo en el bufete de abogados, envuelto con una tarjeta que decía "para que nunca estés fuera de onda". Lo abrí y era el cassette del álbum Actually, de Pet Shop Boys, donde, entre otras, estaba la canción It’s A Sin. En cuanto lo vi no pude si no esbozar una amplia sonrisa. Una vez al mes los tres nos poníamos en contacto para ver como iban nuestras vidas, y seis años después el destino nos juntó cuando, tras enterarse la familia de Benjamín de la condición sexual de éste, denunciaron a Pedro de corruptor de menores. Yo mismo llevé el caso y conseguí su absolución tras dos semanas de testimonios y alegatos. Lo celebramos rememorando nuestro primer encuentro, aunque Benjamín ya no era un chico de 16 años si no un joven de 22 bien formado, mucho más corpulento que entonces. En cuanto a mí, encontré a mi actual pareja en el juicio de Pedro: era el mismo ujier de la sala donde se celebró el juicio, un macho de 1’85 de alto con más músculos de los que yo podía imaginar que tuviera un hombre. Los tenía en todas partes…en todas jejejejeje. A Simón le encanta escuchar la historia de cómo supe de mi homosexualidad, y más de una vez me ha sugerido la idea de juntarnos los cuatro, de montarnos un fiestorro a cuatro bandas que durase toda la noche. De hecho, se lo sugerí hace poco a ellos y están de acuerdo. Nos juntaremos el mes que viene, y ya estoy deseando que pase el tiempo para juntarnos y volver a hacerlo con ellos, al igual que aquella vez, hace ya tantos años, en aquel viaje en tren…

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