Usted será mío
Me llamo Oscar Steckler, y me recibí de profesor de Lengua y Literatura hace ya un tiempo. En busca de trabajo, subí mi currículo a Internet y para mi sorpresa recibí varias propuestas. Entre ellas una de la Universidad de Tokio, luego de evaluar las cosas decidí probar con esta oferta. Y me contacte con las autoridades de dicha universidad.
Me informaron que necesitaban de mi presencia, ya que no habían profesores de Español en esas tierras. Sin embargo tenia estar allí antes de Septiembre, momento en que iniciarían las clases.
Así que me dispuse a realizar mi visa y mi pasaporte. Con todo esto listo, el 8 de Agosto deje la Argentina lleno de esperanzas. Luego de 18 horas de viaje, por fin llegue al país del sol naciente.
Cuando salía con los pasajeros, vi a un hombrecito que sostenía un cartel con mi apellido. Me acerque a el y le dije:
¿Ud. Me estaba esperando?
Hai. Fue la respuesta del hombre.
Lo seguí, no entendía mucho. Luego de viajar una hora en taxi, llegamos a la Universidad de Tokio. Allí las cosas se simplificaron, ya que uno de los decanos sabia algo de español.
Luego de una animada entrevista, fui aceptado en la institución. El decano se me acerco con un papel, escrito en español había una dirección y pegada al papel una llave. Yokosuka, Han 98. Piso 3. Ap. 3.
Su departamento. Me dijo el colaborador del decano
Una vez fuera del edificio, busque un taxi por los alrededores. Cuando al fin encontré uno le di el papel con la dirección, haciéndole señas de que quería ir al lugar.
El taxista me llevo a una construcción llena de duplexs. Le pague con dólares, ni se cuanto le tenia que dar, pero el hombre me miro con una cara de agradecimiento. Busque mi apartamento, cuando lo encontré, inserte la llave y gire; la puerta se abrió y pude entrar a mi nuevo hogar.
Para septiembre comencé con mi cátedra en la Universidad, aun no comprendía mucho el idioma local.
En uno de mis turnos de la noche tenia un grupo de jovencitas, de cara aniñada por estudiantes. Una de ellas, de mirada muy picara. Siempre que yo entraba al salón decía:
- Kimi wa Watashi no Mono
Yo solo sonreía y empezaba con la clase. Les hacia repetir la pronunciación de nuestro alfabeto. Cuando por fin lo comprendieron, comencé con las primeras palabras.
Una noche decidí salir, a conocer un poco la ciudad. Me dirigí a un local, y al entrar me di cuenta que se trataba de un karaoke. Mi sorpresa aumentó al encontrarme a mi alumna, cantando junto a tres compañeras.
Al verme, ella se acerco y me dijo en un español algo mascado:
Ven...nga con nosotras, profe.
Yo, sin nada mejor que hacer. Me uní a ellas. Cerca de las 2 de la madrugada salimos del karaoke. Esta mujer me dijo:
Chiaki Fujimoto, mussho gus..to
Oscar Steckler, ese es mi nombre. Le dije yo.
Ella me miro, sin entender mucho. Sonrió y se fue, no sin antes repetir lo mismo que me decía cada vez que entraba al aula.....
Me dirigí hacia mi casa, pero al poco rato me di cuenta que me seguían. Acelere el paso, intentando perder a mi perseguidor. Cuando llegue a mi domicilio gire, pero ya no vi a nadie.
Al día siguiente, luego de mi clase decidí anotarme en un dojo con el fin de aprender defensa personal. Allí comencé a asistir regularmente...el 9 de noviembre, durante un combate de practica, mi rodilla se quebró. Escuche un ruido, como de una rama cuando se rompe !Crack¡.
Tuve que pedir licencia, ya que el medico me pidió reposo absoluto por la gravedad de la quebradura. Estaba en casa con un sendo yeso en la pierna, que me impedía moverme. Sin televisión y sin conocer a nadie. Estaba destinado al aburrimiento, eso era lo que yo pensaba.
El 11 de noviembre tuve una visita inesperada, Chiaki vino a verme.
Estábamos preocupadas por Ud. Me dijo
¿Como llegaste aquí?. Le pregunte yo
Eso...es secreto. Respondió ella, mirándome a los ojos.
Su mirada estaba llena de deseo, me estaba desnudando solo con verme. Sentí una insólita vergüenza, Mi alumna se paro y volvió a repetir la frase Kimi wa watashi no Mono
Luego saco una cuerda de su bolso, me dio un golpe y luego ató mis manos.
¿Sabe que le estuve diciendo todo este tiempo? Pregunto la mujer.
No se. Le respondí con franqueza
Que Usted era mío. Me respondió ella, con algo de enfado.
A partir de este momento las palabras sobraron. Ella me desabrocho el pantalón y saco mi miembro afuera. Y comenzó a mamarmela con desesperación.
- Hace dos meses que no tengo sexo, así que imagina como estoy. Comento ella.
Yo solo podía disfrutar, no tenia forma de resistirme. Además la chica no lo hacia tan mal. Ella me decía cosas que yo no entendía. Al cabo de un rato ella se paro y comenzó a desnudarse ante mi.
Y pude contemplar su cuerpo al completo. Las facciones suaves de su rostro le daban una apariencia de niña, pero ella ya contaba con 23 años. Su cuerpo frágil se estrechaba, en una fina cintura, de la que bajaban unas marmóreas piernas todo ello en una tonalidad cobriza. Sus pechos constituían un capitulo aparte, eran pequeños, pero bien firmes y coronados con unos pezones respingones.
Yo solo le dije: - No esta bien que hagamos esto
Lo se, ahora lo único que me preocupa es poder soportar su miembro. Dijo, a la vez que situaba sus caderas encima de mi hinchado falo.
A continuación, se metió mi mango dentro de su ser, al tiempo que comenzaba a moverse lentamente para acostumbrarse a ese duro instrumento. Mientras realizaba esta operación ella profería grititos, dado el tamaño de mi falo.
A medida que se iba acostumbrando, aumentaba el ritmo de su bombeo y las evoluciones de su cuerpo. Chiaki se aferró a mi cuerpo, besándome y mordiendo suavemente mi pecho y mis brazos. Ella continuaba cabalgándome, mientras me decía vaya uno a saber que.
En un momento, yo solo sentía un gran calor, estaba empapado de sudor...ella también, y eso realzaba aun mas la escena. Estaba a punto de explotar, cada fibra de mi cuerpo estaba por salirse. De mas esta decir que la mujer se encontraba aun mas excitada que yo, ya que me encontraba a su merced...eso le daba aun mas morbo.
Ella, me tomo del pelo y me susurro:
Ai Shite, Oscar- San.
Luego se corrió, sentí sus jugos colmar su ser y yo también me corrí. Vaciando por completo mi carga dentro de su delicada estructura. Ella aun arqueaba su cuerpo, disfruto a mas no poder de su locura.
Ella seguía encima mío, jadeante. Rato después, ella se bajo de mis muslos. Se vistió y me desato las manos, trabajosamente me levante del sillón. Y me dirigí al baño y ahí la encontré dándose un baño. Ahí mismo quise besarla, pero ella me detuvo, al tiempo que me decía:
Por lo que veo aun no tienes mucha experiencia...tienes muucho por aprender. Pero por suerte yo solucionare eso.
Esta fue la primer vez que saboree una mujer oriental, y la verdad no me arrepentí de ello, ya que a esta le siguieron muchas otras.