El guerrero 5
- ¿Esta completamente seguro, general?. Pregunto el emisario.
- Si, completamente...ellos me deben un favor. Con esto quedaran a mano. Dijo Xinxiao con una sonrisa.
- No le aseguro nada. Pero al menos lo intentare. Dijo el resuelto el funcionario.
- Mas le vale. Dijo con sorna el general.
- Es Ud. un hombre fuera de lo común. Dijo el funcionario.
- Puede ser...Replico Xinxiao.
El hombre se retiro del campamento, tenia prisa en comunicarle al emperador las novedades; pero también iba con dudas sobre como tomaría el gobernante los pedidos de ese general. Pero ese no era momento de vacilar, había mucho por hacer aun.
El sol ya se ocultaba sobre el mar, tiñendo las aguas en tonos dorados. La embarcación zarpo nuevamente rumbo a China, había prisa en volver a la patria. El general había recibido los refuerzos y ahora estaba todo listo para el próximo enfrentamiento...
Lejos de allí, Mifune y Shinmen organizaban la defensa en el castillo y sus alrededores... reparando los muros y supervisando el entrenamiento de los nuevos soldados para la próxima batalla. Todo estaba saliendo bien, había que aprovechar el tiempo que tenían.
El único interrogante era: ¿contarían con el apoyo de los clanes ninjas?. Sin embargo había muchas cosas de que ocuparse.
Los dos viejos amigos se encontraban sentados sobre una roca saliente del valle... observaban con detenimiento el lugar en el que desarrollarían la batalla contra el enemigo. Evaluaban el terreno en busca de una posición ventajosa para cada una de las partes de su ejercito.
- Ey idiota, ¿recuerdas la batalla contra los Muromachi?. Pregunto Shinmen.
- Si, claro que la recuerdo. Ese día quede en deuda contigo. Dijo Mifune.
- Creo que esta vez, el oponente es mas duro que el de esa ocasión. Comento el hombre.
- Si, pero ahora solo nos queda luchar. Respondió Mifune con determinación.
- Si, si hemos vivido por la espada...
- ...debemos ,morir por ella. Completo Mifune.
- Peleemos con honor hasta que nuestro ultimo aliento de vida se acabe. Dijo Shinmen.
- Si, tendremos una muerte gloriosa, amigo. Respondió Mifune, mientras le daba un suave golpecito en el hombro.
Los dos viejos tigres miraban el lugar donde posiblemente lucharían por ultima vez...sin embargo, lo harían hasta que sus fuerzas cesaran. Sentían que sus días estaban llegando a su fin, ahora la decisión sobre como terminarían con ellos ya estaba tomada... lo harían luchando.
Los dos hombres miraban con calma la planicie que se formaba mas abajo... en eso, una figura apareció errando cerca de ellos. Un mendigo caminaba lenta y torpemente en dirección a un bosque que se hallaba un poco mas lejos.
Mifune y Shinmen se quedaron extrañados, se les hacia muy poco usual que un cobarde pordiosero anduviera por lugares tan peligrosos como un feudo invadido. A menos...que no fuera lo que parecía.
- Hey tu, acércate. Pidió Shinmen.
- ¿Me habla a mi, mi señor?. Pregunto una voz apagada.
- Si, le hablo a Ud. Acérquese. Dijo esta vez Mifune.
- No quedara muy bien que Uds. hablen conmigo. Replico el mendigo.
- !Acérquese de una buena vez¡. Ordeno Shinmen, impaciente.
- Bien, bien...no es para que se ponga así. Se disculpo el hombre.
- Ven acá. Dijo Shinmen, mientras tomaba al mendigo por sus ropas.
- Creo que eso no es conveniente. Dijo el extraño.
Sin embargo, los dos hombres no entendían razones. El mendigo busco soltarse, pero Shinmen lo tenia firmemente agarrado. El hombretón, atrajo hacia si al pordiosero al tiempo que corría los andrajos que cubrían su cabeza.
Cuando por fin vio su rostro, el mendigo abrió sus ojos... Shinmen palideció. Los ojos del mendigo...eran los mismos...los mismos que aquella persona. Los recuerdos comenzaron a agolparse rápidamente en la mente del noble.
- Jejeh...ahora me recuerdas ¿no?. Dijo el mendigo, mientras le sonreía desafiante.
- No...no puede ser...eres...tu. Balbuceo el guerrero.
- Aquella vez te perdone la vida, porque tenia esperanzas en que mejorarías. Pero si sigues en esta actitud, acabare contigo. Le respondió el mendigo.
Ese tigre que no temía a nadie, de pronto se sintió débil y sin mas soltó al hombre. Este, de un movimiento se mostró ante ellos... era un hombre de edad con el pelo encanecido recogido en una cola, vestía con ropas gastadas y andaba con una bolsa vieja, parecía volver de un largo viaje; los miro a ambos mientras se hincaba sobre su rodilla derecha.
- Vengo a comunicarles, que podrán contar con nuestro apoyo. Informo el hombre.
- Si, ¿podemos confiar en Uds.?. Interrumpió Mifune.
- En ese caso, esta visita no tendría sentido. Contesto el mendigo.
Luego se paro nuevamente ante los hombres y volvió a adoptar su disfraz, mientras les decía:
- No hablen con nadie sobre este encuentro, no hay gente segura entre sus filas. Ahora iré a unirme a los míos para decidir la estrategia para la batalla.
- Así lo haremos. Respondió Mifune.
El mendigo siguió su camino...interiormente se reía de la reacción de ese hombre ante su mirada. Lo de aquella vez fue por trabajo, esa era su misión. Ahora no había necesidad de acabar con su vida... se preguntaba como estaba la aldea y los demás, hacia tanto que no los veía.
Ye encontraba el sendero, todo estaba tal y como lo había dejado... por fin diviso la aldea, las casas pequeñas y bajas se encontraban iguales. Cuando lo vieron llegar, muchos se quedaron helados... otros corrieron a saludarlo, en su mayoría fueron los hombres de mas experiencia y algunas mujeres.
- Maestro, tiempo sin verle. Dijeron varios hombres.
- Es verdad, veo que nada ha cambiado. Comento el hombre.
- No es así, hemos logrado una unión pacifica con los Senin. Informo un anciano.
- Eso si es impresionante, mis felicitaciones. Dijo en tono afable el anciano.
- Shiro, tanto tiempo sin saber de ti; amigo. Dijo una voz.
Las personas se corrieron, ahí estaba el líder Ainu...
- Tanto tiempo, Karasu, viejo amigo. Dijo Shiro.
Los dos hombres se abrazaron,y luego se miraron largamente con seriedad...a pesar de su amistad, la vieja rivalidad no había desaparecido.
- Ven, hay mucho que contarte. Le dijo Karasu a su amigo.
- Ya me entere de algunas cosas camino acá. Dijo en tono enigmático el hombre.
- Jeh, típico de ti. Comento el líder, mientras meneaba la cabeza.
- Aun hay algo mas importante que la lucha entre los gobernantes y los Chinos... he venido a definir nuestro combate inconcluso. Comento Shiro, mientras caminaba a la par de su interlocutor.
- Me parece bien... definamos esto de una vez por todas, hace cuarenta años que esto ha quedado sin un claro vencedor. Estaba impaciente por este día. Dijo Karasu, mientras hacia tronar sus dedos.
Al parecer, una cuenta que saldar pronto quedaría resuelta. Sin embargo, primero tendrían que discutir sobre la estrategia a utilizar en caso de intervenir en batalla a favor de los locales. Había muchas cosas por sopesar y era necesario...luego podrían resolver su disputa.
Ya en la tienda del líder, los hombres se sentaron a discutir como llevarían adelante la empresa...
- Ya no aguanto mas. Dijo uno de ellos.
- Entonces anda al baño (lo siento, no me pude contener ^^). Respondió Karasu.
- Si los chinos atacan con un numero mayor al del ataque anterior, lo cual es muy probable es mas que obvio que Mifune y los Asano tendrán muchos problemas. Dijo uno de los hombres.
- Si, es cierto...pero si intervenimos, la victoria será alcanzada. Reflexiono el Líder.
- Sin embargo, es mejor tener una estrategia por si los chinos contasen con algo que nosotros ignoramos... ¿nuestros espías, siguen en sus puestos?. Inquirió Shiro.
- Si, nos enteramos que ya llegaron los refuerzos...sin embargo los alerto el que pidiera la colaboración de una secta asesina, conocida como Si- fan. Comento uno de los presentes.
Hasta aquí llega esta continuación, creo que esta vez no hace falta glosario. Me alegra mucho que sigan la saga, pero aun no decido como darle fin a esto...me he encariñado un poco con mi obra. ^^