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El panzón y la niña

en Hetero: General

El panzón y la niña

La historia le ocurrió a un compadre, él pobre tenia varios kilos de mas. Desde chico fue el blanco de las más despiadadas burlas y del desprecio de sus compañeros.

Mira, ahí va el gordo Sánchez, Eh... gordo pelotud... ; jajaja ni se ve con que mea juajuajua, estos comentarios era algo común para sus oídos.

Pero a pesar de todo esto, Heriberto Sánchez... si se llama Heriberto, ¿y que? Solo con todo esfuerzo y empeño logro terminar el secundario, para luego comenzar a meterse en su gran sueño: la docencia. Ingreso en la facultad con ese objetivo, convertirse en profesor... pero el camino no le seria fácil, pero el "gordo" ya estaba acostumbrado a esto.

Sin embargo nadie esperaba lo que estaba por sucederle en su primer trabajo. Logro recibirse con uno de los mejores promedios de la facultad y sin esperar un instante fue a inscribirse en los listados. Al poco tiempo salieron horas como titular y Sánchez tomo esas horas; ese mismo día fue al colegio para tomar conocimiento del grupo.

Llego al colegio, este se encontraba en un barrio periférico... el edificio se caía a pedazos, literalmente. Encontró la dirección, y con sus nudillos golpeo la desvencijada puerta. Al rato una señora de rostro hundido lo mira por encima de unos anteojos sucios y de marco desgastado.

Aaah... Ud. es el nuevo profesor, pase, pase. Le dijo la mujer.

El se agacho para pasar su corpulencia por la puerta, una vez dentro del despacho, la directora paso a comentarle sobre el grupo que tendría a su cargo. La amargada mujer se despacha a su gusto:

Esos vándalos son de cuidado, Ud. Vera, él ultimo profesor renuncio por culpa de estos borregos malcriados. Debe tener especial cuidado con el grupito de varones del salón, son terribles.

Finalmente la entrevista termino, nuestro amigo se despidió de la directora y se encamino a su domicilio. Le esperaban varias horas de viaje por las calles de Buenos Aires. Cuando por fin llego a su casa, se tumbo en la cama y penso:

La p...Que lo parió en que me metí. Bueh... ahora solo me queda meterle para adelante.

Sus palabras, no eran para nada erradas... le esperaba todo un suplicio con esos chicos. Al día siguiente comenzó la prueba de fuego... bien temprano entro en el salón, un tercero de polimodal; sintió la misma sensación que todos los docentes al principio: treinta pares de ojos observándolo de arriba abajo. Lo median, lo estudiaban; estaban a la defensiva. El los saludo... silencio; inicio la explicación del tema mientras ya un par comenzaban a conversar entre sí; el gordo paro de hablar y algo mosqueado se dirigió a los jóvenes.

Disculpen, pero aquí vienen a aprender, no a hacer sociales... así que dejen la charla para el recreo.

Eeeh... ¿vos quien te pensas que sos, gordo?. Le dijo en tono despectivo el alumno.

El que te va a poner en tu lugar si no te callas, maleducado. Le retruco Heriberto.

El joven se queda callado y en el molde, la clase siguió normal como él lo había previsto, al final de la clase les dejo varias lecturas para la próxima clase. Sin embargo a la salida del colegio paso algo inesperado; un grupo de jóvenes entre los que estaba el alumno al que callo le cerro el paso, desafiantes.

Así que vos me ibas a poner en mi lugar, gordo de mierda. Le dijo el joven mientras escupía al suelo.

El hombre no podía huir, se quedo a pelear y tomando al borrego del cuello lo levanto con una mano mientras los otros se corrían. Uno de ellos le pegaba en la pierna diciéndole:

¿Que te crees que sos?

El dueño de la escuela. Espeto el hombre.

Sabes que tenes razón. Dijo el muchacho mientras huía del lugar.

El gordo soltó al pibe, este sin esperar un segundo salió corriendo. Volvió a su domicilio y se acostó a dormir; al día siguiente sonó el timbre... ahí se acordó que tenia que dar clases de particular; cual fue su sorpresa al encontrarse con una alumna particular: para mas detalles, una morocha de ojos verdes con labios carnosos y abundantes y equipada con unas curvas peligrosisismas y encima con solo 19 años... su nombre, Viviana.

La chica paso y se sentó, la brevisima falda escocesa dejaba a la vista sus piernas. El trago saliva y comenzó a preguntarle el motivo de su visita.

Vine para que me expliques estos temas porque no cazo una. Le dijo la chica, mientras se le acercaba.

Heriberto, estaba que ardía de la calentura que tenia... encima la borrega consciente de su belleza, se esforzaba mas por calentarlo. Él mantuvo estoicamente la compostura hasta que la chica se fue, una vez que se cerro la puerta el gordo dijo:

Que pedazo de yegua la put... que lo parió. Mejor me voy a cocinar que sino no como nada.

El almuerzo fue fugaz, ya que aun lo esperaba una ajetreada jornada de trabajo. Se puso en camino hacia la escuela; hoy los tenia tempranito así que volvería a las 21:00... por esto se hallaba contento. A las 15:00 se encontraba en la puerta del colegio; cuando iba entrando sintió que alguien le tironeaba de la manga cuando se dio vuelta quedo perplejo; era ella, su alumna particular que lo miraba clavándole sus ojos verdes.

¿Que hace acá, profe? Le pregunto la chica, extrañada.

Lo mismo puedo preguntar yo. Le contesta rápidamente él.

Y si yo curso acá. Le respondió ella.

Jajaja... ahora estoy dando clases aquí. Comenta él, con algo de vergüenza.

Aaaah... entonces voy a verte seguido. Dijo Viviana en tono sospechoso.

El no le respondió y entro en el edificio, una vez en el aula comenzó con la clase... el tema era Invasiones Inglesas que apropiado ya que al rato entro quien iniciaría su pesadilla. La vio entrar al salón, y escucho a la preceptora que le decía:

Es la nueva alumna, la transfirieron.

Bueno... puede sentarse en cualquier asiento vacío. Dijo secamente.

La joven se acomodo en uno de los pupitres de la ultima fila y así Heriberto pudo continuar con la clase... por supuesto que tuvo que llamarles la atención varias veces a los que se pusieron a molestar en el aula. En la segunda hora lo mismo... los jóvenes estaban incordiosos ese día.

Salió del salón con un dolor de cabeza que ni un puré de aspirinas podría con el... volvió hecho una ruina a su casa. Se estaba desvistiendo para darse un baño... se metió en la ducha y el timbre de la puerta sonó. Con el apuro solo alcanzo a secarse un poco y a ponerse la toalla, mientras el timbre volvía a sonar.

- Ya vaaaaa... ya vaaaaaaaa. Dijo Heriberto.

Cuando abrió la puerta... ahí estaba Viviana, esperando, él abrió grande los ojos... recién ahí se dio cuenta de que estaba solo con la toalla; ella aprovecho y le dijo:

Que lindo que estas papito... ¿queres que te haga un cambio de aceite?

El intento cerrarle la puerta pero ella entro igual, el la tomo del brazo y la saco afuera... estaba de muy mal humor por todo lo ocurrido en el día. La joven desde la puerta le decía:

Déjame entrar, quiero que me expliques porque estabas tan frío conmigo hoy en la escuela. ¿Y Ud. Que mira?, Vieja chusma.

Mientras, el gordo se vistió... así antes de que volviera a gritar le abrió la puerta y la hizo pasar.

Dale... entra antes de que me arrepienta. Le dijo el gordo.

Bueno... gracias, que te pasa, che; Pareciera que no te alegras de verme. Comento Viviana, haciéndose la enojada.

 

Che, ¿qué vas a tomar?. Le pregunto Heriberto.

Un café bien cargado. Dijo ella.

El dueño de la casa se puso a preparar las cosas... a pesar de todo era muy bueno cocinando, pero tenia sus manías como la de que no dejaba cocinar a mujeres en su cocina... ni a su vieja. Pero con esta jovencita se había creado una confianza que quizá ya era excesiva, pero ninguno de los dos se daba cuenta o no se querían dar cuenta.

Hirvió el agua y preparo los cafés para Viviana y él, después los llevo a la mesa y abrió un paquete de masitas dulces para comer algo. Después se desplomo en la silla, y la miro largamente y ella que no tenia muchas pulgas le dijo:

- Que tanto me miras, tengo monos en la cara?

El no le contesto, solo se limito a tomar despaciosamente el café. Ella le clava la mirada mientras trataba intimidarlo... finalmente lo consiguió; él aparta la vista, algo sonrojado. Viviana disfrutaba con esos juegos de miradas, sentía que lo tenia al alcance de la mano a Heriberto. Él habla:

No, solo pensaba que ahora con vos dentro del aula, las cosas se me van a hacer más difíciles; ya que vos me conoces más.

Puede ser... pero por ahí te puedo ser de utilidad. Le comenta ella.

No sé en que puedes ayudarme. Le retruca él.

Aaah... no sé, si vos pones algo de tu parte, por ahí te ayudo. Contesto Viviana haciéndose la interesante.

 

El gordo se queda meditando, evaluando las posibilidades que tenia de mejorar el manejo del curso con la ayuda de ella; pero todo eso quedo en la nada al sentir las manos de la mina tocar su pierna, para comenzar a subir hasta llegar a su entrepierna.

Miro a Viviana con cara de no lo hagas, no sabes en que te metes, la chica sin pudor alguno tomo la iniciativa sacándole la herramienta y masajeandola con sus manos. Él soñaba con esto desde la primer vez que la vio aparecer en su vida... pero que nunca se atrevió a decirle por temor a su rechazo.

La chica aplica sus labios a esa poderosa barra de carne que aun creció mas dentro de su boca; ella, lameteo y chupo con desesperación como si fuera una posesa; mientras el gemía de placer.

La tomo de la cintura y comenzó a recorrer el firme cuerpo de ella a besos, la chica se tiro sobre él... la débil silla se rompió pero ellos no dejaron de besarse y acariciarse.

Viviana lo miro a los ojos y sin decir una sola palabra se ensarto lentamente en la gruesa cuña del hombre que a esta altura se sentía en la gloria, dentro del apretado coñito de la chica; que con sus gemidos ya todo el barrio se estaba enterando que en lo del gordo había "acción".

Ella lo montaba, moviendo con cadencia sus caderas... aprovechando para controlar a su amante; pero todo había que decirlo; ella también estaba gozando con la herramienta de ese hombre que sin querer se hizo un lugar en su corazón. Él se corrio dentro de ella, llenando su cueva de todo lo que acumulo durante todo ese tiempo; con esto Viviana

se vino, colmando todo de fluidos vaginales que se mezclaron con el semen de él. Se quedaron los dos abrazados en el piso, como si fueran dos novios de secundaria.

Che, papi... ¿hoy tenes que dar clases?. Pregunto Viviana.

No, linda ¿por?. Respondió el.

Ah... porque sino podemos ir a la cama un rato. Le contesta ella.

Bueno, vamos nomás... eso si, no te pongas nada. Le dijo Heriberto.

Siiii... de paso me libero un poco mas, es que estaba muy nerviosa. Afirmo la joven.

Ah... bueno (uh oh ^ ^¡).

Acá les dejo el relato, espero les guste. Los comentarios serán bienvenidos.

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