La Moza
Las fiestas ya estaban sobre los argentinos y yo andaba con ganas de dejarlo todo a causa de los problemas en casa. Mucho peor fue el asunto, cuando tuve que llevar a mi padre a su ciudad natal para que pudiera recuperarse de tan duro trance.
Para el año nuevo decidí ir a verlo y así pasar tiempo con el, tras varios percances; tales como que el colectivo salió una hora y media mas tarde y el tener que viajar 100 kilómetros parado porque los asientos estaban todos llenos pude llegar a Bahía Blanca.
Así, nueve horas de viaje después me bajaba del condenado ómnibus. Cargué el bolso y el equipaje y me dirigí hacia un teléfono publico para llamarlo a mi tío avisándole mi llegada:
Eh, ¿Vasco?
¿Quien?, ¿aah, sos vos loquito?
Si, ya estoy en la terminal... recién llego.
Listo, ahí voy a buscarte.
Ok
Al poco rato, un destartalado Ford F100 modelo 75 apareció en la playa de estacionamiento. Era "el vasco", con él andaba mi padre; quien bajo a saludame y de paso a darme una mano con el equipaje.
Fuimos a la pensión donde residía mi papá y ahí deje los bolsos y salimos afuera. Ya en la calle, le pregunte:
Bueno, ahora; ¿vamos a lo de la tía?
No, no vamos a ir.
¿Por?, si la idea es festejarlo y pasarla bien.
Yo no tengo que festejar... lo perdí todo, hijo.
Luego ese hombre duro prorrumpió en un amargo llanto que me impresiono, muy raras veces ha llorado delante de mi. Intente consolarlo y por eso le propuse otra cosa:
Vamos a cenar al centro, ¿que te parece?
Si, vamos. Musito.
Luego de un rato de caminar y tres restoranes abarrotados después, mi padre estaba a punto de rendirse. Sin embargo yo le insistí y gracias a ello pudimos ver frutos, algo alejada de la ciudad encontramos una parrilla libre donde cenar.
Entramos en el local, un lugar amplio y espacioso sin mucha decoración pero agradable; mesas y sillas hechas de caño estructural pintadas en gris metalizado. Mantel blanco sobre otro amarillo.
Sin embargo, no tarde en descubrir la particularidad del lugar; era atendido solo por mujeres. Ni un solo hombre a la vista, incluso la parrilla era manejada por una mujer.
Una de las mozas se acerco a atendernos... sus ojos celestes como el cielo despejado me llamaron poderosamente la atención. Labios carnosos, nariz respingada y tez trigueña ya bronceada por el sol; todo ello bajo mechones de pelo rubio que caían de su frente.
El uniforme se componía de una prenda anudada al cuello que dejaba su espalda descubierta color blanca y unos pantalones de bambula en tonos pasteles. La seguimos a la mesa y en ese momento hablo.
¿Que desean pedir?
Asado con papas fritas y una gaseosa.
Ok, las ensaladas y las entradas pueden servírselas en las fuentes que tenemos a su disposición. Nos informo mientras señalaba el mueble atestado de gente eligiendo aperitivos.
Muchas gracias preciosa. Acote... La verdad es que tenia ganas de pedirla a ella, pero no podía decirlo así nomás.
Pero, aun sin decirlo me era imposible dejar de mirarla; recorriendo cada uno de sus contornos con ayuda de mis lentes ya que mi vista dista de ser de las mejores. Ella se percato al instante de mi mirada, pero pareció no darle importancia.
No me importo que se diera cuenta, es mas... creo que deseaba que lo notara. Me acomode los lentes y me dedique a levantarle la moral a mi padre... varios chistes después, su humor había mejorado sensiblemente.
Las fugaces pasadas de la moza no eran desapercibidas para mi, que sin mirarla ya sabia a que distancia se hallaba de mi. Me moría de ganas por besarla y esperaba secretamente la oportunidad para hacerlo.
Luego de haber acabado con la parrillada y la casatta helada, ambos nos quedamos riendo, mientras mirábamos el informativo que ya empezaba a marcar los últimos segundos para el año nuevo.
El personal del lugar se reunió en una mesa junto con los demás clientes y, mientras las mozas repartían por las mesas platitos con turrón, pan dulce y garrapiñada. Ella paso dejándonos uno de los platos, las miradas se cruzaron por un instante.
Por una fracción de segundo pareció como si nos conociéramos de antes, una sonrisa apareció en nuestros labios. Fue algo imperceptible, efímero; pero me dio esperanza.
Con la copa de sidra en la mano, brindamos con mi padre:
Feliz año, papá.
Feliz año, hijo.
Vamos papa, ya veras que este año será mejor que este que ha pasado. Le dije yo animándolo.
Ojala así sea, hijo.
Veras que si. Dije yo, mientras lo palmeaba.
Nos sentamos a saborear los manjares que habían servido para nosotros, en eso la vi pasar... iba hacia la parte de atrás, justo donde estaba el baño. Me levante de la mesa y sin mas explicación que decir que iba al baño, la seguí.
Para mi sorpresa, ella me esperaba tras la puerta. De un tirón me metió dentro de la cocina y sin dar una sola explicación comenzó a besarme. Correspondí a sus ósculos mientras con mis manos acariciaba sus pechos puntiagudos y tersos.
Nuestras lenguas jugueteaban, las caricias y arrumacos sobreabundaban. Sin hacer ruido desocupamos la mesada y ahí la subí, para continuar con mi tarea. Ella se soltó el cabello, dejándolo caer sobre su espalda.
Mi remera voló hacia el piso, al tiempo que mis manos aferraban la cintura de mi moza sintiendo así su piel mas cerca de la mía. Su aroma a flores la hacia aun mas deliciosa y agradable.
Ambos estábamos mas que colorados y deseosos de llevar nuestra pasión hasta el final, pero no preveíamos que su madre iría a ver porque tardaba tanto su hija. Solo tuvimos un instante, yo para esconderme y ella para arreglarse.
Mientras ella le daba las explicaciones a su madre, yo acariciaba su sexo por sobre el finísimo pantalón que llevaba. La barra de la cocina me servia de refugio, mientras esperaba llevar la aventura a su desenlace.
Ni bien se fue la mujer, yo salí de mi escondite; para fundirme de nuevo con ella mientras me decía no muy convencida:
Casi... nos agarran, esto es.... muy arriesgado.
Mmm, aha.
Si... seguimos... así, seguro... la... próxima ...nos agarran.
Si quieres lo seguimos en otro momento, ¿te parece?
Si, pero que sea lo antes posible; amorcito.
¿A que hora salís de acá?
A las 3 de la madrugada ¿podes a esa hora?
Algo me recordó que no, además de venir a ver al viejo; un gran amigo necesitaba mis servicios. Y esa noche me daría la info de mi misión, era indispensable verlo; había mucho en juego.
No, no puedo venir; discúlpame. ¿Y que tal a las 5?
No, a esa hora no puedo, ya estoy dormida. Confeso ella
Bueno, entonces para mañana a la misma hora.
Ok, te voy a estar esperando
Fui al baño, a lavarme la cara un poco y a bajar la temperatura; luego volví a mi asiento.
Invente una excusa a mi padre por mi tardanza, para que no me molestara con sus averiguaciones. Estuvimos un rato mas en la parrilla, así que pude apreciar por unos instantes mas a esa beldad fruto de mi tierra natal.
Al irnos, pague la cuenta aunque mi padre insistía en pagarla. Le deje una buena propina, con un pequeño papel que decía: espero verte pronto.
El reencuentro fue antes de lo esperado, esa noche; mientras mi padre dormía. Me escabullí de la pensión para ver a mi antiguo compañero. En un bar de la periferia nos encontramos, el ambiente oscuro apenas alumbrado por un foco sucio y las paredes gastadas fue el escenario de la transacción.
Tiempo sin vernos
Es cierto, ¿como esta tu mano?
Bien, y no gracias a ti.
No hay de que amigo, cuando quieras volvemos a repetirlo. Le dije en broma.
Ambos nos miramos, para luego estallar a carcajadas. Hacia ya tres años que no teníamos noticias el uno del otro, era una ocasión especial y por eso celebramos.... unas copas después; me dio el sobre mientras me decía:
Esta persona me es mejor en otro lugar, tu me entiendes.
Uh, no me estarás pidiendo eso. Tu sabes que yo no...
Me debes una, amigo. O ya te olvidaste de lo bien que la pasamos aquella vez en corrientes.
No, no lo he olvidado. Pero solo será esta vez.
Ok
Salí del bar y ya en el baño de la estación, abrí el sobre. Mi sorpresa fue mayúscula al ver el rostro de mi blanco... era ella. No había nada que hacer, solo terminar rápido con esto.
Tome mis ropas y mi arma, me cambie y desaparecí por la ventana que daba a la calle, algo dentro mío taladraba mis pensamientos. No quería hacerlo, no a ella. Sin embargo, uno no elige el blanco, solo decide si la persona muere o vive.
Llegue al techo de su casa, había luces en la habitación. Por lo visto aun estaba despierta, me puse la capucha y anude mi arma. Camine sin hacer ruido hasta su puerta.
Parece que salía, porque en ese instante la puerta se abrió; ahí estaba ella con un vestido negro, una liga que asomaba por el tajo del vestido dejaba a la vista que llevaba encaje y liguero.
Llevaba el pelo suelto, el aroma de su cuerpo era embriagante. Los aros plateados y la pulsera a tono completaban la figura elegante y espigada de ella. Ambos quedamos frente a frente, su primera reacción fue saltar hacia atrás porque la mía fue desenvainar.
El acero se presento muy sutilmente, el temor en ella la hacia retroceder de mi presencia. En sus ojos temblorosos y su cuerpo palpitante podía ver su inocencia, una lagrima comenzó a bajar por su rostro pálido.
Un paso, otro mas me acercaba centímetro a centímetro a ella. Ella quería gritar, pero no podía, era como si sus cuerdas vocales hubieran enmudecido. Levante el tachi por sobre mi cabeza, era su fin; sea lo que haya hecho todo terminaba ahí.
Tenia que terminar con su vida, pero en el fondo yo no podía hacerlo; no a ella... ahí lo recordé, ella me hacia evocar muy vagamente a mi chica. El acero descendió con velocidad, pero me detuve a unos escasos milímetros de su cabeza.
Envaine el arma y en el acto de estupidez mas absoluta hable:
Me enviaron por ti, es mejor que desaparezcas de aquí por un tiempo. Desvanécete ya, si no quieres verme nuevamente. ¿Has entendido?
Ella no respondió, solo asintió con la cabeza, por un momento sus ojos se posaron en los míos. Solo ese instante le basto para percatarse de que debajo de la capucha, yo también era presa de las lagrimas.
Desaparecí entre las sombras de la noche, la misión fue cumplida, aunque no como esperaban que lo hiciera. Volví a mi cama vacía a soñar con mi chica, esa que solo puedo ver cuando cierro los ojos porque se encuentra muy lejos para mis brazos.
También pensé en ella por un momento, y se que a pesar de incumplir con mi deber creo haber hecho lo correcto; no lo se... el tiempo lo dirá.
Aquí les dejo mi relato, disculpen si no puedo mandarlos tan seguidos como antes; pero ahora no tengo tanta disponibilidad horaria como quisiera. ^^