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Mi primera vez con una marimacho

en Hetero: Primera vez

Mi primera vez fue con una marimacho

Hacia poco que había ingresado al colegio Industrial de mi ciudad, yo contaba con 16 años; en este lugar conocí a muchos que hoy siguen siendo amigos míos y otros no tanto. Como podrán imaginarse, el colegio tenia un único defecto... la casi nula presencia femenina. Y las pocas mujeres que había, estaban tan embrutecidas que sus modos de comportarse eran iguales a los nuestros.

A pesar de esto, una de estas chicas por así decirlo atraía poderosamente mi atención. Era la peor de todas, era una mina de pocas palabras... se anotaba en todas las pulseadas por plata que hacíamos y en las peleas también... estas eran las formas de recrearnos que teníamos ^^. Aunque era una mujer, nos ganaba a todos... era demasiado fuerte para nosotros y por eso la respetaban todos.

Una vez, durante uno de los tantos recreos que tuvimos me le declare:

Me gustas mucho, ¿y yo a vos?

!PAF¡,!PLAF¡...!SOCK¡. Esa fue la respuesta.

Desde ese momento yo intente por todos los medios conquistarla, pero no había caso... yo solo ganaba palizas pero nada me haría cejar en mi objetivo. La conquistaría como sea. El tiempo paso y una de esas tardes de Noviembre, en el taller me le acerque y le dije:

Te juego una pulseada, si gano salís conmigo a una cita... y si pierdo me rompes la cara.

Acepto. Respondió ella.

Puse mi mano y ella acomodándose, aferró su mano a la mía... la lucha de fuerzas empezó, yo me jugué la vida tratando de vencerla, pero no lograba hacerla tocar la mesa; ella sin esforzarse mucho dio el revés de mi mano contra la mesa... perdí una vez mas frente a ella y sin pensarlo salí corriendo del taller, temiendo las consecuencias. Marina, la castaña de mis sueños y pesadillas me seguía de cerca.

Procure esconderme detrás de un galpón abandonado que había en el campo vecino, una vez allí pegue mi espalda a la pared y busque recuperar el aliento. Al rato seguí avanzando por la pared hasta llegar a su fin, repentinamente una mano me tomo por la cabeza e impacto mi cráneo contra la pared. Marina apareció dispuesta a romperme la cara, sin embargo la expresión de su rostro se demudo al ver caer un tímido hilo de sangre que comenzaba a bajar de mi cabeza.

Perdóname, no quise darte tan fuerte. Me dijo ella preocupada, mientras me rodeaba con su brazo.

Yo veía triple, el suelo se me movía y todo el cuerpo me temblaba; como pudo la maciza castaña me llevo de nuevo al taller. Una vez allí, mis compañeros y los profesores me alejaron de ella, mientras uno de ellos la increpaba:

!Mira lo que le hiciste¡,!Casi lo matas¡. Gritaba el maestro Coscia. Sin percatarse de que la joven estaba con los ojos muy húmedos.

Yo, no medí mi fuerza... es mi culpa. Comento Marina mirando al suelo.

Por esto serás amonestada. Dijo Coscia sin vacilar.

Quise intervenir, pero no podía articular palabra, mucho menos levantarme. Solo me quede mirándola, multiplicada por tres. La sirena de la ambulancia fue lo ultimo que escuche antes de desvanecerme.

Una vez en el sanatorio, me hicieron todo tipo de estudios para asegurarse de que mi vida no corriera peligro, por el tremendo golpe. Tenían razón, solo los preocupaba que yo aun me encontraba en coma. Unas seis semanas después, continuaba mi convalecencia en el Hospital...ya estaba mejor, durante ese tiempo tuve la visita de muchos de mis amigos; pero yo quería saber que había sido de Marina.

Un buen día, estaba matando el tiempo ahí, tirando papelitos en un vaso. La puerta de la habitación se abrió y una figura desconocida hizo acto de presencia... yo la mire y no la reconocí, por lo menos hasta que hablo:

Hola, quería verte. Y pedirte perdón, fui una bruta.

¿Marina?...¿sos vos?. Pregunte yo incrédulo.

Si, soy yo. ¿No te diste cuenta?

La verdad, es que no la reconocí; estaba cambiadísima: con el pelo recogido en una trenza, unos mechones cayéndole en la cara. Estaba bien arreglada y limpia, vestía una holgada blusa color roja y un vestido al tono. Me quede como un nabo mirándola, estaba tan linda, y con el reflejo de la luz en su cara parecía de otro mundo.

Un incomodo silencio se apodero de la habitación, no nos atrevíamos a mirarnos, a mi las manos me sudaban y me puse de todos colores... a ella le ocurría algo parecido, porque su rostro estaba colorado y se sonreía. Finalmente ella rompió el silencio:

Me sacaron de la escuela, ahora estaré sin hacer nada hasta que las clases arranquen de nuevo.

Lo lamento, no quería que pasara esto... yo.

Con sus dedos tapo mi boca, en ese momento si hubieran medido mi temperatura, creo que el termómetro habría estallado.

No digas nada, sé lo que sientes por mí. Me encantaría corresponderte, pero creo que tu mereces algo mejor. Me dijo ella.

Pero yo solo tengo ojos para vos. Le dije, mientras apartaba sus dedos con delicadeza.

Ella me mira, en un intento de leer mis pensamientos. Sin decir nada se levanto y se dirigió a la puerta de la habitación, se volvió a mí y tomándose de la blusa me dijo:

Ahora vas a saber porque no me acerco a los chicos.

Yo seguía sin entender, ella se saco la blusa y me dio la espalda. Yo me quede helado, ella me comento:

Como ves... mi masa muscular esta al limite. No creo que quieras acercarte a alguien así. Dijo, mientras prorrumpía en un sordo llanto.

La chica no mentía en nada, su espalda estaba toda marcada, era rocosa y con esa musculosa blanca daba la impresión de que en cualquier momento hacia trizas la prenda... Yo no podía moverme de la cama, solo le dije:

A mi solo me gustas vos, no quiero a otra y no me interesa como estés.

¿De veras? Inquirió ella mientras se daba vuelta para mirarme bajándose la blusa.

Claro, no me pareces desagradable... me gustas así como sos. Corrobore yo.

Nuestros cuerpos se fundieron en un abrazo, y movidos por instinto, nuestras ávidas bocas se encontraron en un apasionado beso. No tengo la menor idea de cuanto tiempo nos estuvimos besando, pudo haber sido un instante o una eternidad pero ambos disfrutamos ese encuentro que solo fue un preludio de lo que vendría.

Me quede en la cama, ardiendo de deseo mientras ella se arreglaba y sacaba la traba de la puerta del cuarto. Con un pequeño beso se despidió de mí, y prometio volver a verme cuando hubiera salido de ahí, le tome la palabra... y Marina prometio que cumpliría.

Unos días después, ya estaba fuera del Hospital y por fin podía comer una buena comida casera y no esa porquería de gelatina y sopa. Lo primero que hice fue ir al parque... ya habían empezado las vacaciones de verano y todos estabamos haciendo la nuestra. Me interne en el parque y llegue hasta la laguna, saque la mojarrera y me puse a pescar...no había un maldito pez pero como estaba aburrido me quede ahí.

Dos manos me taparon los ojos y escuche una voz que me preguntaba:

¿Quién soy?

Marina. Respondí al instante.

Las manos me soltaron y mi vista quedo libre, ella se reía detrás de mí...yo la atraje hacia mi y para mi sorpresa, no encontré resistencia alguna; solo unos divertidos ojos café que miraban mi cara. Sin decir nada, sus labios encontraron los míos en un beso apasionado. Ella me abrazaba con sus manos, como si de una boa se tratara. Sentía su cuerpo ardiente tan cerca de mi, esto era algo que había deseado desde la primera vez que la vi, bese su cuello con ansias mientras ella intentaba sacarme la remera. La detuve, todo estaba pasando muy rápido y tenia miedo de pasarme de la raya.

¿Que pasa?. Pregunto ella.

Es que no quiero que sea así. Deseo esto, pero me gustaría que fuera especial para los dos. Le dije yo.

Ah...es que me apasione demasiado. Lo siento. Dijo ella con pesar.

La abrace, mientras le susurraba al oído: No te sientas mal, sabes lo que te deseo. Esto encendió un brillo en sus ojos...me dio mala espina, y no estaba errado. Me tomo con fuerza del brazo y me llevo a un monte cercano, una vez internados en lo mas profundo del lugar, ella se quito la camisa manga corta...casi me caigo de espaldas al verla sin ropa. Todos sus músculos estaban marcados, como si los hubieran tallado en madera, aun así sus curvas se conservaban; yo hice lo propio con mi remera.

Marina se acerco a mi, y me dio un beso al tiempo que me tomaba de la cabeza. Me deje llevar, mientras masajeaba sus pechos lentamente, con dulzura...me enloquecía la idea de tenerla junto a mi. Una vez que me soltó, pude besar cada rincón de su piel, ella suspiraba. Mientras el calor sofocante del verano envolvía nuestros cuerpos, la recosté en el suelo mientras exploraba su anatomía con mis manos, sus carnes prietas, ardientes y sudorosas me provocaban a poseerla de mil formas posibles, sin embargo los planes de ella eran diferentes. Me tumbo en el suelo y luego me dijo:

Ahora serás mío.

A los tirones, me saco el short dejando libre mi polla que para estas alturas se encontraba dura como una roca. Ella se saco el pantalón y las escasas braguitas que llevaba y en un solo movimiento se enterró mi mástil; ella dio un grito y yo también. El golpe de sus caderas, pronto adquirió un ritmo delicioso que me puso a mil; su pelo revuelto por el continuo movimiento y sus manos acariciando mi torso hacían la escena mas excitante. Quise dar vuelta la situación, pero no pude...espere a que se corriera, ya que en ese momento ella se abrazo a mi, al tiempo que sus fluidos mojaban su entrepierna; en ese instante aproveche para voltearla...ella no se opuso. Me quede sobre ella por un instante contemplándola; que bella se me hacia. Comencé con mis embistes de forma pausada, ella disfrutaba de esto...así aumente la velocidad de mi mete- saca hasta que finalmente los espasmos de mi cuerpo me alertaron de que me corría, saque mi falo del orificio de Marina y cuando estaba por correrme, ella se incorporo y engullo mi hinchado pene...quise resistir pero ya no podía mas, largue todo lo que había acumulado durante tanto tiempo.

Nos quedamos los dos tendidos, uno al lado del otro....estábamos transpirados, cansados...pero muy contentos. Me gire a mirarla; su cuerpo estaba tendido muellemente, como si de una náyade se tratara, me acerco y la abrazo; ella acaricia mi cara, mientras sonríe. El sol sigue castigando el ambiente, pero a ninguno de los dos nos molesta.

Me visto sin prisa, ella me emula... lo hacemos sin prisa, como queriendo prolongar el encuentro, volvemos a donde estaban mis cosas...pero no encontré mi caña. Volvimos caminando a casa, mientras el sol se ocultaba. Le prometí volver a verla, al día siguiente...nos despedimos con un beso en los labios.

Ignorábamos que ese mismo día, los padres de ella se separaban y su madre se la llevo fuera del país. Al día siguiente, no la encontré y me sentí muy mal....varios meses después me llego una carta suya explicándome lo ocurrido, me emocione mucho y hasta llore.Ahora espero su visita, me ha prometido que en agosto viene a verme.... espero que para ese entonces aun me quiera.

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