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Mu Capitulo 52: Noche Salvaje

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Capitulo 52: Noche Salvaje

La espada gigante se movía rápido rechazando y atacando a ese barbudo. Este reía mientras evitaba los ataques y le devolvía los favores usando sus hachas. Si, ese guerrero usaba dos. Una para cada mano y lo hacia con tal facilidad. No había dudas de que era Thor de Penta Gama.

El barbudo se detuvo por unos momentos y poniendo sus hachas sobre los hombros habló:

Espera un instante pequeña. Quiero pelear contigo usando todo mi poder. Sígueme, no quiero ser molestado.

Bien, te dejaré elegir el lugar de tu muerte- Le dijo ella con sorna.

Heh, cuanta confianza- Dijo el guerrero mientras reía de lado.

La berserker envainó su espada y siguió al guerrero que riendo guardó sus hachas. Thor le dio la espalda por unos segundos y entonces comenzó a correr. Schekander lo seguía de cerca. Subieron por la ladera de esa cadena de montañas y cuando lo vio saltar también saltó. Salvaron dos ríos de lava y mientras el gigante corría le gritó:

Cuando pasemos de esta montaña. Veras el lugar en el que siempre entreno.

¿Ese es el lugar en el que quieres morir?- Preguntó ella.

Heh, allí te mostrare la verdad. El verdadero camino del berserker- Le dijo el guerrero con emoción.

¿El verdadero camino del berserker?- Inquirió la mujer.

Tu solo conoces la cara del guerrero dragón. Sin embargo, tras esa cara amistosa... existe también la cara del berserker oscuro- Le dijo el hombre mientras seguía avanzando.

O sea que tu...- Intentó acomodar sus ideas.

Si, yo soy la antitesis de Sigurn de Alfa. Y además, su maestro de armas- Dijo el barbudo con severidad.

Ante esa afirmación la berserker Schekander se detuvo. Sabía bien que ese era un guerrero legendario. Pero, desconocía que ese barbudo fue quien le enseño a pelear a su propio maestro. En ese instante se sintió superada, ni siquiera había sido capaz de superar a su mentor. Y ahora... una lucha a muerte con ese guerrero de excepción le aguardaba.

Thor rió y mientras gritaba de jubilo saltaba al vació. El hombre había pasado la montaña. Schekander quiso huir por un momento. Pero las enseñazas de su maestro le detuvieron. Por debajo del valor, no hay nada que valga la pena. Le pareció oír con el viento. Rió de buena gana, mientras daba un golpe con su puño en las rocas. Ya era demasiado tarde, ahora solo quedaba avanzar.

Corrió los pocos metros que le quedaban y se arrojó al valle. Ese lugar era diferente, había árboles y flores. Mucho color para un lugar tan apocalíptico. Demasiado suave para ser real. Sin embargo era cierto, ahí cruzado de brazos Thor esperaba por ella.

La berserker llegó hasta donde estaba su rival y unos metros antes se detuvo. Podía sentir como que algo había cambiado en ese hombre. Podía verlo calmado, pero a su alrededor podía percibir algo realmente peligroso. Mirándolo bien, pudo notar que sus hachas ya no estaban con él.

Un zumbido le alertó a su derecha. Lo que le pareció una centella en realidad era el hacha que girando venía hacia ella. Desenvainó su espada deteniendo el hacha, apenas a tiempo para esquivar la segunda. La mujer sonrió por un instante, ahora tenía en su poder un hacha de ese guerrero.

Pero solo bastó un chasquido de los dedos del combatiente para que el arma volviera a su mano. La germana se quedó perpleja, ese arma había obedecido una señal de su usuario... jamás vio algo parecido.

Thor se alegró al ver la cara de esa chiquilla, era interesante. Logró bloquear sus hachas en el mismo instante en que recibió el ataque. No quería admitirlo, pero Sigurn halló un buen discípulo en esa chica. Pero no estaba seguro, debía probar un poco más sus destrezas.

La mujer había aprovechado el lapso de tiempo para acercarse y atacar. Thor la esperó y cuando ya casi la punta de su espada lo alcanzaba... el gigante golpeó la hoja con su hacha derecha. De pronto el barbudo le estaba dando la espalda. Fue entonces que pudo sentir como ese puño de reverso llegaba a su rostro.

La fuerza de es golpe le mandó lejos pero no le hizo caer. Schekander se tocó la mejilla que ahora ardía por el ataque. Thor nuevamente estaba de brazos cruzados y los zumbidos venían a por ella. Sin embargo esta vez fue diferente el resultado. Fue la germana quien tranquilizándose rechazó ambas armas.

Su técnica distintiva había salido a la luz. Esto sorprendió a Thor que no pudo siquiera verle venir. Fue como una ráfaga de aire que abrió un corte en su armadura. La sangre salió de su pecho. Schekander estaba parada justo a sus espaldas, tomando el pomo de su espada aún envainada.

El barbudo se dio vuelta y apenas pudo detener el primer ataque con sus hachas. Esa joven evadió el ataque horizontal de ambas hojas y atacó desde abajo hacia arriba. Aunque Thor evadió la estocada, recibió un corte en la barbilla. La hoja de esa espada se volvía hacia un costado.

Esta vez fue ella quien atacó en forma horizontal, inclinó la balanza a su favor. El gigante estaba sin guardia, pero de un salto evitó lo peor del ataque. El barbudo rió, esa pequeña tenía talento. Para poder acortar el espacio y atacar de la forma en que lo hizo… si, era mas que buena. Seguramente esta Schekander también había pasado por numerosas batallas.

De nuevo ahora era ella quien atacaba y Thor evadía. Los cortes rasgaban la carne del gigante que solo reía. Esa era su manera de analizar al rival, recibiendo parte de sus ataques. Aunque ella no lo notaba, ese hombre ya había descubierto su técnica.

Los ojos de Thor, lo mismo que su cuerpo habían experimentado los ataques. Por esa razón ahora le veía con tanta claridad. Parecía como que su mano no se movía, pero la realidad era otra... el desenvaine era tan rápido que no daba tiempo a reaccionar. A esto además se le suma la velocidad adquirida por esa mujer. Si, esa dama no se movía como cualquier berserker. La forma de moverse, sus pasos, el equilibrio. Todo era perfecto y esto era lo que permitía en conjunto el éxito de esa técnica. Era digno de elogio, esa mujer había creado su propia técnica. Adaptó un ataque a su forma de moverse.

Thor rió y lanzó sus hachas de nuevo, esto no amilanó a la mujer. Ya había visto muchas veces ese ataque. Le sorprendió ver acercarse a la carrera a ese gigante. Atacó pero la espada quedó detenida por las manos desnudas del guerrero. Su rodilla dobló a la germana que caía al suelo. Una patada le mandó a volar justo hacia donde venían las hachas.

Schekander se vio obligada a usar la vaina. Esta se destrozó al detener ambas hojas afiladas. Pero al menos la germana se hallaba sin daños. La mujer se levantó mientras un hilo de sangre comenzaba a adornar su cara. Thor tomó la espada de Schekander, pero unas espinas salieron de la empuñadura. Tuvo que soltar ese arma que no le aceptaba como dueño.

Parece ser que estas calificada para pasar al siguiente nivel, pequeña- Dijo el gigante.

¿De que hablas, maldito?- Preguntó ella-

Tus capacidades técnicas son grandiosas. Pero aún te falta mucho como para pelear contra mí. De igual a igual, claro esta- Respondió el guerrero.

Puras habladurías, barbudo- Espetó la germana.

Bien, ahora veras la diferencia de poder entre nosotros dos- Dijo el barbudo.

El guerrero Thor desapareció de la vista de esa mujer para reaparecer ahorcándola. Su mano apretaba con fuerza el cuello de esa mujer que luchaba por respirar. Levantándola en vilo, le arrojó como si fuera un papel. Mientras ella flotaba este guerrero lanzaba sus hachas.

Schekander quiso detenerlas con su espada, pero fue inútil. Cuando adoptó la guardia, los cortes producidos por las hachas se abrieron sobre sus hombros. El dolor que le invadió fue intenso, pero ella solo hizo una mueca. Contraatacó pero ese hombre ya no estaba ahí. La palma le golpeó el mentón, conmoviéndole. Thor había franqueado su defensa muy rápido.

Una lluvia de puños retorció el cuerpo de esa mujer llenándolo de moretones. Cuando la mujer cayó de nuevo al suelo, Thor rió. Avanzó nuevamente a seguir aleccionando a esa pequeña. Pero dos cortes en sus antebrazos le detuvieron. Schekander rió mientras volvía a incorporarse.

Eres descuidado, Thor- Le dijo ella.

Por lo visto, me emocione mucho golpeándote. Grandioso, pequeña- Dijo el hombre mirando las heridas.

Me halagas, maestro de maestros- Contestó la mujer.

Hace mucho no me llamaban de esa forma. Gracias- Dijo el barbudo.

Lo lamentaras cuando mi espada atraviese tu corazón- Dijo la mujer con vehemencia.

Tu lengua sigue filosa, veamos si tu espada sigue igual- Le dijo el guerrero riendo.

Ambos desaparecieron en un instante. Los ataques hacían que la tierra se abriera y los montes temblaran. A cada corte realizado por sus armas, los vientos barrían el lugar con furia. Durante horas esa tempestad se cernió destrozándolo todo. Esos guerreros seguían luchando sin medir sus fuerzas.

Todo pareció detenerse, de pronto todo cesó. Los vientos se calmaron, los estruendos acallaron. Entonces ambos aparecieron, las sonrisas confiadas adornaban sus semblantes. La espada se detuvo en el cuello del barbudo que detuvo sus hachas en el punto crítico… antes de partirle la cabeza. Ambos comenzaron a reírse mientras bajaban sus armas.

Desde esa postura volvieron a atacar con esa misma velocidad de espanto. La hoja de Schekander golpeó las hachas, desviándolas. La mujer quedó bajo la guardia del gigante que vio ya impotente como esa estocada se ejecutaba. Esa espada no tuvo piedad, la punta salia por la espalda del gigante. Las hachas también hallaron su blanco destrozando las hombreras de la berserker.

La sangre brotó de la herida que atravesaba ese cuerpo fornido y macizo. El hombre rió, mientras el líquido vital escapaba por la comisura de sus labios. Su brazo derecho tomó la hoja intrusa. La germana miró al guerrero que ahora se veía haciendo un gran esfuerzo.

Las manos soltaron las hachas que cayeron al suelo. ¿Sería que acaso el guerrero Thor se había dado por vencido?. No, todo lo contrario, su puño golpeó a la mujer que salió despedida. El berserker se quitó la espada y suspiró mientras intentaba detener la hemorragia. Entonces ella lo vio, ese hombre extrajo un frasco parecido al suyo. Allí, había del mismo brebaje que ella utilizaba.

Si, ese hombre también entraba en estado de furia. Ese brebaje era algo que se había pasado de generación en generación. Solo quienes decidían seguir ese camino podían tener acceso a esa pócima. La tapa cayó al suelo, mientras el hombre ahora bebía todo su contenido.

Haz llegado mas lejos de lo que pensaba. Por eso, me veo forzado a mostrarte todo mi poder. Observa el verdadero orgullo de un berserker- Le dijo Thor.

Pero… la herida, eso fue mortal- Dijo ella azorada.

Tsssk, no sabes con quien estas luchando aún- Respondió el gigante.

Parece que me he lanzado muy rápido a luchar contra un monstruo- Dijo la mujer, sintiendo miedo por primera vez.

Heh, tarde te haz percatado de ello- Le dijo el guerrero.

El aire alrededor del guerrero comenzó a latir y a enrarecerse. Sus músculos comenzaron a congestionarse y las venas se hicieron más notorias. El suelo bajo sus pies se resquebrajó. Los dientes apretados le conferían un aire feroz al rostro de ese hombre. El vello de su cuerpo comenzó a crecer hasta cubrirlo por completo. Los dientes crecieron hasta volverse colmillos aguzados como dagas. Las manos se volvieron garras poderosas.

Esa era la forma definitiva del guerrero Thor. Cuando los ojos se abrieron, las pupilas ambarinas refulgieron en la noche. Schekander por primera vez en la vida tuvo miedo, estaba paralizada. Sus piernas no querían moverse, las manos le sudaban. Los ojos parecían salirse de sus cuencas en cualquier momento.

El monstruo se movió, provocando que la mujer retrocediera. Se agachó unos instantes y volvió a tomar sus hachas. La pobre germana no pudo atacar, las oportunidades las tuvo pero el terror le tenía obnubilada. Apoyando las hojas sobre sus hombros la bestia habló:

Tu cara es la misma que hizo Sigurn el día que le mostré mi poder.

¿Si... Sigurn le vio así?- Preguntó ella, sin creerlo.

Claro, se suponía que él seria mi sucesor. Pero el miedo le impidió siquiera medirse conmigo. Mi apariencia cambia drásticamente y… aparte, estoy haciendo un gran esfuerzo para mantener mi cordura. En unos instantes dejaré los pensamientos superfluos. La bestia se apoderará de mí y ya solo te quedará esperar la muerte- Dijo el monstruo.

Entones… debo… vencerte. Solo así… superare a mí... Maestro- Balbuceo ella.

VAMOS, A PELEAR CACHORRA- Gritó el gigante.

La bestia ya no pudo hablar mas, solo un gruñido salió de su boca. Este en unos segundos se transformo en un prolongado aullido. Schekander se puso en guardia, pero la fiera ya estaba sobre ella. Las hachas abrieron heridas en los brazos de la mujer que se vio superada. Esa germana se agachó al recibir otro ataque. Su hoja cortó parte del brazo izquierdo de la fiera.

Pero esta gimiendo le atacó con su zarpa, y aunque la mujer bloqueó el golpe la arrastró varios metros. Ante este hecho la berserker se alegró, esa bestia podía morir. Tuvo que reunir valor y atacar nuevamente. El escurridizo rival golpeó la hoja y le atacó, llegando a su costado. Los músculos habían sido desgarrados y la sangre se mezclaba con las astillas de su armadura.

Esa criatura era capaz de aniquilarle en un abrir y cerrar de ojos. Le superaba en fuerza y velocidad. Se hallaba en aprietos, de continuar esa situación, lo más probable era la muerte. Aunque… ella también tenía una salida. Como usuaria del mismo tipo de poción, su frasco estaba sin tocar desde hacia mucho tiempo. Si emulaba a Thor, tal vez alcanzaría a equilibrar la balanza.

Pero, al volverse una bestia solo se dejaría llevar como otras tantas veces. Tu forma de pelea es autodestructiva. Si sigues así, tus días como guerrero están contados. Las palabras de Diamante resonaban en su cabeza. Cuanta razón había tenido esa elfo, cuanto había sufrido en las luchas que tuvo. Sin embargo, ahora cambió y mejoró… aunque la realidad volvía a golpearle.

Thor de Penta Gama le estaba avasallando, aunque ella estaba peleando al limite de sus capacidades… no podía igualarle. El abismo entre sus habilidades parecía volverse insalvable. Por un momento perdió de vista a esa bestia que le rompió las protecciones de la espalda. Otro ataque le abrió una nueva herida en el muslo, obligándole a caer. Ese instante de debilidad fue aprovechado por el rival que se lanzó sobre ella.

Con la espada se cubrió de las garras que intentaban despedazarle. Las fauces babeantes buscaron su rostro. Al quedar frente a frente pudo ver que en esos ojos no había rastro alguno del guerrero. Con sus piernas se ayudó para proyectar al monstruo que cayó parado.

Se volvió a incorporar, aunque el dolor le aguijoneaba la pierna. La bestia se lanzó de nuevo, esta vez llegó al cuello. Pero Schekander pudo evitar lo peor para solo ser cortada levemente. Su mano buscó el frasco, no tenía más opción que emularle. Si no se arriesgaba, sería el final.

Evadió a la bestia nuevamente y abrió el frasco. Mientras se arrojaba a un costado para no ser alcanzada bebió el contenido. Su mente pareció dispararse, la furia ciega le envolvía en un torbellino. Sus músculos se congestionaron fuertemente. Las venas de su cuerpo se hicieron notorias, como si se tratara de serpientes. En sus labios una sonrisa feroz apareció.

La berserker mostraba su verdadera faz. Mordiendo la hoja de su arma se lanzó al encuentro de su rival. La bestia evitó la carga, pero fue alcanzada por el arma. Al girar para atacar tuvo que detener el puño de esa mujer. Pero no era suficiente, el cabezazo que le propino a esa bestia si llegó. Ese ser se conmovió por el daño recibido y ahí Schekander aprovechó. La espada volvió a sus manos y atacó con la velocidad del relámpago.

El corte en diagonal abrió el cuerpo de la bestia que gimió de dolor. La sangre brotó a raudales de esa herida espantosa. Sin embargo, la criatura respondió mordiendo hacia la cara de su agresora. Schekander interpuso su brazo para no recibir todo el daño. La mandíbula se cerró, rompiendo su protección e hiriendo el antebrazo.

Mjolnir- De pronto oyó salir de las fauces de la bestia.

Por fin vas a pelear con todas tus fuerzas. No lo puedo creer- Dijo ella recuperando su cordura por unos instantes.

MJOLNIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIR- Gritó la bestia.

El cuerpo de la criatura empezó a brillar de una forma cegadora. Vientos muy recios soplaron desde el cuerpo del guerrero Thor que finalmente mostró su cara más poderosa. Ahora si se veía como el verdadero y legendario guerrero de Penta Gama. Un aura poderosísima envolvía el cuerpo del hombre que ahora miraba a la mujer.

Las heridas que había en su cuerpo correspondían a las del monstruo. Esa faz tan lozana, si ese era el barbudo de joven. Las armas que tenía en sus manos eran dos hachas descomunales. Sin embargo, el brillo y la forma eran muy diferentes a las primeras. Ahora parecían tener la hoja curvada más hacia abajo. Con un destello ese hombre apareció ya descargando un golpe sobre la guerrera.

Las figuras encapuchadas de golpe se pararon, nunca habían sentido semejante energía… ¿en verdad ese era Thor? Porque le recordaban mas débil, si antes ellos le habían vencido fácilmente. Pero ahora, parecía ser diez veces más poderoso. Esa chiquilla estaba en apuros.

Pudieron ver como a lo lejos una montaña caía, si… ese había sido el poder de un golpe de esas Mjolnir. Schekander se quedó helada mirando el inmenso pozo que se abría ante ella. Era imposible que pudiera siquiera igualar a ese guerrero. Simplemente no podía igualarle, era demasiada la diferencia. El cielo y la tierra, en esa escala era la diferencia.

No quiero ser arrogante, pero esta espada es mi mejor creación. Si alguna vez en tus viajes te encontraras a un dios. Es seguro que esta espada podría cortarlo en dos. Esas habían sido las palabras de Peleo cuando le entregó la espada. Tal vez, esa arma podría soportar la magnitud de ese hombre. No lo sabía con exactitud, pero tenía que hacer algo si no quería morir.

De nuevo ese hombre de velocidad sobrenatural estaba sobre ella. Solo pudo responder con su espada que chocó su filo contra ese Mjolnir. Fue como si la hoja golpeara contra toda la montaña. Las vibraciones recorrieron el cuerpo de esa mujer que apenas podía creerlo. Una sonrisa en los labios de ese hombre le pusieron en guardia. Los golpes comenzaron a multiplicarse.

Minutos después, la mujer estaba en un cráter arrodillada con su espada en alto. No importaba cuanta resistencia ofreciera, la supremacía era obvia. Ese hombre le superaba ampliamente. No había nada que hacer, solo rendirse. Bajó la punta de su arma y comenzó a llorar.

Levántate, lucha, nunca renuncies a tu vida. Mientras halla vida en tu cuerpo, puedes seguir peleando. Arriba, maldita sea. Las palabras de su maestro, Sigurn resonaban en su mente ahora con más fuerza. Su mano volvió a aferrar con fuerza la espada, era cierto… todavía no estaba todo dicho. Tenía que vivir, sus amigos le aguardaban.

El centro de tu poder radica en tu corazón y en tu mente. Si lo piensas bien, podrás vencer a cualquier rival que se te presente. No tengas miedo, no dudes. Tu puedes, Schekander. Levanta tu Hulfernhart y muéstrame de que eres capaz. De nuevo la imagen de ese Guerrero Dragón volvía a golpear su mente. Tantas palabras y consejos, alguna vez le había ignorado. Pero ahora, que útiles le eran.

Se levantó ayudándose con la espada y ahí sobre el borde del cráter ese hombre le esperaba. En ese rostro curtido una sonrisa de satisfacción se dibujó. Schekander le sonrió y gritó:

VOY A VENCERTE, GRABATELO; THOR.

BIEN, VEN Y DEMUESTRAMELO- Respondió el aludido.

El símbolo de poder que había en la espalda de esa mujer se rompió. Por fin, luego de tantos entrenamientos podía usarlo. Los ojos se pusieron blancos, su capa se trocó en una piel de oso que le cubrió por completo. Sus tatuajes ahora brillaban y los cabellos que siempre habían sido negros, ahora se habían vuelto blancos como la nieve.

Ante este cambio, Thor se quedó asombrado. Nunca se imaginó ver a alguien alcanzar su mismo estado en tan poco tiempo. Sin embargo, se alegraba porque así al menos la lucha sería interesante. Se quiso lanzar al ataque, pero esa mujer ya estaba atacando. La hoja de esa espada se agitó hacia el costado.

Los aceros chocaron, las fuerzas estaban equilibradas ahora. Ambos cráneos chocaron una y otra vez. La sangre caía de las frentes de ambos contendores. Pero ellos lejos de sentir dolo reían socarronamente. El puñetazo del guerrero llegó a la cara de ella que le correspondió con una patada en el costado.

Thor fue arrastrado por ese golpe y eso lo aprovechó Schekander. La espada sobre su cabeza estaba lista para descargar con todo lo que tenía. Pero una de esas Mjolnir llegaba a su vientre. Ese golpe le llevó muy lejos, incrustándole profundamente contra una montaña. Si esa piel y su armadura no le hubiesen protegido, seguro no lo contaba.

El martillo volvía ahora con su dueño, pero Schekander aprovechó esto para volver al ataque. Su mano se aferró al hacha que le fulminó con una descarga de rayos. La germana soltó el arma y corriendo salió de allí. Su estocada no se hizo esperar, Thor evitó apenas el ataque. Pero eso no fue suficiente, la pierna de ella llegó duramente a su mentón.

Thor quedó aturdido, la sangre volvió a salir de la comisura de sus labios. El golpe había dolido. Pero Schekander ya estaba de nuevo al ataque con un corte ascendente que eludió a toda prisa. Evitó otro ataque más y le lanzó las dos Mjolnir que cortaron el aire.

Pero, para cuando había ejecutado esa acción. Pudo ver como esos brillos acerados pasaban a través de las armas. Lo siguiente que sintió fueron sus manos siendo cercenadas. Nervios, músculos, tendones, venas y arterias. Todo eso había sido cortado en menos de una fracción de segundo. Detrás de él Schekander clavaba su espada en la roca y se dejaba caer.

Las hachas ahora volvían a su dueño que con horror no podía detenerlas. Las hojas de acero lo partieron sin piedad. Destrozando a su propio dueño que gritó de agonía mientras un charco de sangre recibía su cuerpo.

La germana no pudo disfrutar de su victoria. No había podido evitar por completo el ataque de esas dos hachas y la sangre manaba de las heridas en su pierna. Vomitó sangre por los golpes recibidos durante el combate. Ahora, aunque vencedora su vida pendía de un hilo. El guerrero Thor se arrastró hasta donde estaba esa mujer.

Lo has hecho bien, pasaste a través de mi cuerpo. Venciste a mi monstruo interior y superaste a mi espíritu. Se orgullosa, Schekander. Haz superado mi leyenda- Dijo él con voz temblorosa.

Heh, maldito barbudo- Rió ella.

Pero Kundum es otra historia. Él esta por encima mío, aunque sería mejor que no te involucres tanto. Esto en realidad esta orquestado por él- Le dijo Thor.

¿Como dices?- Inquirió la mujer.

El guerrero Thor sonrió y ya ni una sola palabra salió de su boca. Una leyenda sobre un hombre que se volvió un dios llegaba a su fin. El más poderoso campeón de las tierras del Norte había caído. Pero con su derrota, una valkiria se levantaba poderosa. Aunque inexperta, la victoria le sonrió.

Schekander se quedó pensativa, las ultimas palabras de Thor no tenían sentido. ¿O tal vez si? El dolor le impidió pensar, las heridas de esa batalla ahora se abrían. Los ojos le pesaban, su vista se nublaba. Sonrió y esperó que sus amigos lo hicieran mejor que ella...

Continuará…

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