¿Un sueño o tal vez una premonición?

Masaru salía de clases, ya era de tarde y muy pronto tendría clase de Kendo con los del club del instituto. Por un momento se quedo absorto mirando ese hermoso atardecer de verano... el sol, con sus rayos dorados bañaba las aguas del Pacifico y las nubes iban tomando coloraciones rojizas. Mientras el astro rey desaparecía en el horizonte, la alarma del reloj lo trajo de vuelta a la realidad.

Corrió cuesta abajo el monte, saltando de a dos los escalones de piedra. El complejo se encontraba en la falda de esa elevación; sin embargo el tiempo corría. Entro en el gimnasio y ahí los encontró a todos esperándole... tuvo que disculparse por la tardanza; cuando el asunto quedo aclarado, pudo unirse a la clase.

Luego de un extenso calentamiento, comenzaron con los golpeas básicos... el shinai de Masaru estaba muy descuidado y gastado por el uso. Comenzaron con los combates, pero solo podrían utilizar el golpe descendente. Por ahora no utilizarían protecciones, así que; a la orden del encargado tuvieron que comenzar.

Cada pareja atacaba varias veces, mientras el otro se defendía; para luego pasar al ataque y el otro a defenderse. Con esta tarea estuvieron durante quince minutos, cosa que terminaba por agotarnos. Luego descansábamos un minuto y el entrenador nos cambiaba el ejercicio... cada vez eran mas exigentes y agotadores.

Al cabo de dos horas, la clase termino...todos estábamos cansadísimos, agotados. El Maestro nos despidió y la clase finalizo, la mayoría corrieron hacia las duchas. Masaru fue de los primeros ya que tenia mucho apuro, en quince minutos entraba al trabajo de mozo que había conseguido en un restaurante de Yokohama.

Con todo el apuro, salió cambiado y a las corridas tomo el bolso y enfilo hacia el restaurant. Llego justo a tiempo, y sin mas explicaciones del dueño se puso a trabajar en la cocina esperando para llevar las ordenes. Por el resto de la noche se la paso llevando y trayendo platos y pedidos de los clientes.

A las tres y media de la madrugada salió del trabajo... estaba molido, literalmente; en ese momento solo pensaba en el cálido y acogedor futon de su apartamento. Iba arrastrando los pies, subió las escaleras del edificio; extrajo la llave de la puerta de su bolsillo y una vez que abrió la puerta penetro en su hogar.

Se descalzo los pies y tiro la ropa donde pudo...acto seguido saco el futon y se durmió en el acto, el cansancio pudo mas. Sin embargo, a las diez de la mañana se levanto; tenia que encontrarse con Akira para practicar un poco.

El lugar de encuentro era uno de los tantos templos de la región, este tenia además un enorme cañaveral ideal para entrenar sin ser molestado. El sol estaba en lo alto y el día era espléndido. Pero Akira no llegaba y el estaba cansándose de esperar, estaba cómodamente apoyado sobre la enorme entrada del templo, luego comenzaban las escaleras. Como la paciencia no era su fuerte y tenia mucho sueño, acabo durmiéndose...

Una sedosa y cálida mano le despertó, un rostro algo pálido de rasgos delicados; armado de unos grandes y expresivos ojos color negros lo despertó. Unos labios carnosos...su larga, brillante y sedosa cabellera color castaño oscuro atada con un moño rojo completaba el cuadro.

La joven sonrió, su sonrisa termino por cautivar al muchacho que la miraba con asombro. La muchacha se alejo un paso, mientras el se preguntaba si se había quedado dormido; miro a su alrededor y recién serian las once.

Los jóvenes llegaron a la pintoresca playa que se extendía sin fin, solo unas elevaciones cársticas interrumpían el paisaje, obstaculizando la visión. La arena de la playa y el sol estaban muy agradables para caminar, ambos se descalzaron y tomándose de la mano comenzaron a moverse.

A los rayos del sol, su pelo parecía dorado, y sus ojos se tornaban color café; la sonrisa de sus labios iluminaba su rostro... la muchacha se reía con las ocurrencias de Masaru, y él se deleitaba viendo como el pelo de Ayame ondeaba con el viento golpeando su faz.

La charla prosiguió, como si se conocieran de toda la vida... mientras dejaban sus huellas sobre la arena, el mar se encargaba de borrarlas. Cuando llegaron a un recodo, él se lo pregunto:

Él se ruborizo, mientras la miraba con la mejor cara de estúpido que tenia (personalmente, no necesitaba mucho ^^); ella lo tomo del brazo y con presteza lo llevo a un morro para ocultarse de cualquier inoportuno curioso.

Una vez allí, él la atrajo hacia si y le dio un beso en la boca; los labios de ella eran tan suaves y ardientes que deseaba besarlos para siempre. Ayame no se resistió, ese joven realmente sabia como besarla. Entre beso y beso sus manos se regalaban caricias y mimos.

El ocaso los encontró como dos apasionados enamorados, sus cuerpos victimas de la pasión se fundían en un solo movimiento, mientras él acariciaba los firmes muslos de la joven. La jovencita se abrazo a Masaru, mientras él la sentaba sobre una roca; con suma delicadeza deposito a la joven para luego desvestirse, cosa en que la mujer lo emulo.

La chica se abalanzo sobre su amante y ambos cayeron al agua, mojándose la ropa. Una vez en el agua, ambos reían de buena gana. Ella se bajo de encima de él, Masaru se quedo ahí mirándola; extasiado.

El muchacho se incorporo despacio, mientras observaba como el uniforme mojado resaltaba las curvas naturales de la anatomía de esa preciosidad. Salieron de la playa, con la ropa mojada y el corazón lleno de felicidad. El joven se acerco para besar a su novia, pero solo escucho un grito:

Cuando miro, vio la cara de Akira que lo miraba con el ceño fruncido; del susto perdió el apoyo y se cayo. El somnoliento joven se levanto en el acto, estaba avergonzado...se había quedado dormido de nuevo. El recién llegado lo tomo de la remera, mientras lo zamarreaba.

El otro lo soltó y rascándose la cabeza le dijo:

Ambos se dirigieron a las antiquísimas escaleras del templo y comenzaron a subir... mientras subían, una persona venia bajando del templo, una bonita colegiala de uniforme verde oscuro y pelo castaño, atado con un moño rojo.

Cuando se cruzaron, él la miro...era tan bonita. Unos escalones mas abajo, la joven se sonreía, enigmática.

El relato me quedo corto, pero es que quise mantenerlo simple (aunque creo que no lo logre ^^). Preferí dejarlos con la incógnita...con el tema del "asunto sabroso", bueno... este es un relato bien erótico, sin llegar a lo pornográfico.