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MU Capitulo 54: 800 Flechas

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Capitulo 54: 800 Flechas

Las saetas volaban de un lado al otro, atravesando el espacio en busca de sus blancos ya fijados. Pero, estos eran demasiado veloces para ellas. Mas rapidez, mas velocidad era necesaria. Los dos arcos volvían a tensar sus cuerdas, ojo verde y ojo negro. Sus brillos volvían a fijar su blanco. Parpados e irises se movían con una precisión mas que milimétrica. La mente fijaba recorridos, calculaba factores y velocidades. Los dedos entonces dejaban ir las flechas.

Los proyectiles confeccionados con madera resistente y armados con una punta acerada surcaban el aire. Las cerdas les proporcionaban una base cómoda para tomar cada flecha con rapidez. Y con ello evitaban que estas se resbalasen de sus manos mientras ellas se desplazaban.

Isis estaba sorprendida, esa mujer de cabellos rubios le igualaba en velocidad. Pero eso no era todo, precisión, reflejos, elasticidad. Sus movimientos eran poco menos que perfectos. En verdad esa hembra estaba a su altura, seguro ella también había pasado por mil periplos. Esa dama también se ha bañado en sangre durante sus batallas. Ambas pasaron una junto a la otra mientras extraían las flechas de los carcajes.

Las saetas chocaron al ser disparadas al mismo tiempo y con idéntico Angulo. Los proyectiles salieron repelidos, pero ambas tenían dos más en las cuerdas. Mientras dejaban salir esos disparos volvían a tomar las perdidas. Sus movimientos rápidos apenas podían apreciarse. Pero ellas estaban muy familiarizadas con la velocidad.

Evadieron las saetas con facilidad mientras tomaban la perdida. Isis disparo, pero Abigail ya tenía tres preparadas. Sus flechas salieron convertidas en rayos, estas rompieron la muñequera de su rival. La elfo quedo anonadada, era algo impresionante, esa guerrera le había superado.

Pero Isis se sonrió, esa mujer podía cargar de energía las flechas. Ambas eran capaces de generar saetas de penetración. Así que, ¿para que seguir fingiendo? Ahora Isis respondió al fuego con sus rayos. Abigail no se inmuto, solo evadió los ataques lo mejor que pudo.

Aunque, la sombra encima suyo le confirmo sus sospechas. Isis había estado probando sus habilidades. La flecha se clavo sin misericordia destrozando la hombrera izquierda y lastimando con ello el músculo. Abigail grito de dolor mientras se dejaba caer. Con ese dolor le seria difícil lanzar. De nuevo le vio aparecer pero ahora sobre su costado derecho. Las cuerdas se tensaron y ambas dispararon.

La rubia fémina se tiró hacia un costado, rodando. Isis disparaba flechas intentando atravesarla como a un gusano. Pero Abigail le respondió desde esa postura incomoda, el rayo salió poderoso. Atravesando la hombrera derecha de su rival, la situación se igualaba. Isis jadeaba, mientras intentaba no gritar del dolor. Aunque la herida en su hombro era profunda.

La arquero se levantó, mientras veía a su rival lanzarse a la carrera sobre ella. Isis tuvo que recibir el peso de Abigail que comenzó a golpearle. Sin embargo, esta se la sacó de encima rodando. Al invertir las posiciones, ella fue la que atacó. Con fuerza inusitada atacó a la rubia que se defendió eficazmente.

Y aprovechando un instante con sus manos tomó del pelo a la atacante. Le atrajo con fuerza, propinándole un cabezazo que la conmovió. Isis se alejó unos pasos confundida, no se lo había esperado. Abigail se paraba y se cuadraba ante esa dama con las manos acariciando los pomos de sus dagas. A pesar de hallarse herida, la expectación por ver la siguiente reacción de su rival le contenía.

La elfo buscaba pie confundida, esa mujer pudo matarle usando sus dagas. Ella no habría podido hacer nada mientras se levantaba. Abigail era una oponente de ley, no se iba a aprovechar de una situación para vencerle. Para la mujer vencer y superar eran cosas muy diferentes.

No lo haces nada mal, humana. ¿Cual es tu nombre?- Preguntó la elfo.

Abigail, ¿Cual es el tuyo?- Inquirió ella.

Isis. Quiero saber algo antes de matarte- Respondió la fémina.

Dime- Dijo Abigail.

¿Quién fue tu maestra?- Inquirió esa dama.

Skuld era su nombre. Hace unas ocho primaveras su fuego vital se extinguió. Le enterré en su paraje favorito, como me lo pidió antes de fenecer- Le dijo con gravedad la mujer.

HAHAHAHA no lo puedo creer, ¿La gran Skuld desperdició sus últimos años cuidándote? Ciertamente sus sentidos habían decaído mucho- Dijo esa elfo con sorna.

Calla, insensata- Le dijo la rubia con severidad.

Oblígame, humana- Le resplicó esa blonda.

Abigail se lanzó rápido sobre la mujer que sacó sus propias dagas. Las hojas se movieron en un espacio muy cerrado. La rapidez con que manejaban las armas marcaban la diferencia. Un planazo dio de lleno en la ceja de Isis que cerró el ojo. La rubia le miró llena de confidencia.

Vamos Isis ¿Que pasa?- Le dijo con malicia.

No esperaba que tuvieras tanta pericia- Reconoció esa doncella.

Muchas veces me quedé sin flechas. Por eso es que siempre llevo conmigo puñales- Le dijo Abigail.

A mi me pasaba igual, aunque luego de un tiempo pude administrar mejor mis saetas- Comentó con orgullo la elfo.

Yo lo hacia a propósito, el combate cuerpo a cuerpo siempre me fascinó. Es otra forma de pulir mis habilidades- Dijo la rubia, riendo.

Parece ser que ahora llevo las de perder- Le dijo Isis.

Tú lo has dicho, elfo- Dijo entre risas la mujer.

Isis comenzó a rodear a la mujer que permanecía inmutable. No se movía de su lugar, mientras la elfo le media. Luego de unos minutos que se volvieron eternos atacó. La hoja buscó la muñeca de Abigail que evadió el ataque rápido y le propinó un corte. El gesto de dolor frunció la faz de la elfo que se tomó la muñeca. Un silbido le sacó de la mueca que hacía. La hoja de su otra daga se clavó en la roca. Abigail riendo le dijo:

No te descuides, la próxima vez no avisare.

Y yo que pensé que era la mejor- Dijo la mujer suspirando.

Al menos con dagas eres la segunda- Le dijo con orgullo la rubia.

Oh, gracias por el consuelo- Se rió la chica.

Vamos, deja de hacer tiempo. Se que estas usando tus auras de curación para recuperarte de las heridas- Le dijo la mujer.

Eres más sagaz de lo que pensé- Dijo con sorpresa la elfo.

He luchado contra muchas de tu clase. Incluso he entrenado a algunas de las tuyas- Le dijo la rubia.

Entonces ya sabes que tienes las de perder a la larga- Dijo segura la mujer, riendo con maldad.

Si, pero veremos si dejo que esto dure mucho mas- Le dijo Abigail.

Ahora Abigail se lanzó rápida como una flecha sobre la sorprendida Isis. Intentó atacar primero, pero la blonda parecía una ilusión. Burló las dos hojas que venían por ella y mientras pateaba el pecho de esa mujer. La elfo fue arrastrada por el golpe y antes de que pudiera moverse... la hoja de esa daga se ensartó hasta la empuñadura en su pierna.

El grito y el dolor le hicieron arrodillarse, sus ojos azules se encharcaron de lágrimas saladas. Cuando miró hacia el frente, pudo ver a esa mujer tomando los puñales que le pertenecían a ella. Una sonrisa ladeada de su vencedora y por un momento le pareció ver a su tía Skuld. La renegada del clan de elfos de la luz, la única que usaba dagas aparte de su arco. Pasando así a ser considerada una intermediaria entre ellos y los elfos de las tinieblas.

Sin embargo, pese a haber sido relegada. Las fuerzas de Skuld como elfo eran muy superiores. Llegando incluso a competir con las del patriarca de su clan. Ella era pequeña cuando le vio competir contra los cinco mejores del clan en arco. Le asombró ver con que facilidad los superó. Incluso el patriarca la tuvo difícil para vencer y no fue luego de varios empates que pudo alzarse con la presea.

Como castigo por su arrogancia fue desterrada del clan. Siendo condenada a vagar por todo el continente. Viviendo en continuas luchas hasta que la muerte llegara a reclamar su vida. Ella la vio partir con el arco sobre su espalda, dos dagas y sus petates. La elfo sonrió de la misma forma que esa mujer al decir adiós. Con su mano poderosa acarició los cabellos de su sobrina y luego abrazó a sus hermanas. Luego ya sin mirar atrás inició su viaje sin retorno.

Desde ese entonces en el clan solo podía usarse arco y flecha. Según las palabras del patriarca, si no conseguían dominar un solo arte. Mucho menos podrían volverse maestros de dos. Nunca más se volvió a hablar de Skuld, aunque las noticias de sus hazañas llegaban a oídos de todos. Sin embargo, nunca creyó que su tía eligiera una discípula que no fuera de su raza.

A Skuld le debo mi vida. Por esa razón, no puedo permitir que vuelvas a hablar mal de ella. Vuelve a insultarle y conocerás mi furia- Le dijo Abigail.

¿Que sabes tu de ella? Maldita engreída, no hables como si le conocieras- Le espetó la dolorida elfo.

Skuld me salvó cuando yo estaba flotando en la orilla con dos flechas clavadas en mi espalda. Destruyó a mis verdugos y me trajo de nuevo a la vida. En ese entonces tenía yo cuatro años. Desde el momento en que mis ojos se abrieron le debí mi vida. Esta vida que ahora tengo, es un regalo que ella me dio- Dijo la rubia con vehemencia.

Basta, maldita sea. No hables así de mi tía- Le contestó la elfo, irritada.

Parece que al fin la verdad salió a la luz. Ella me contó sobre su estado, no necesitas decirme nada. Siempre que hablaba de ello su semblante se ensombrecía. Quizás fue por eso que me entrenó con tanto ahínco. Para demostrarle a los demás que las disciplinas suyas. Podían ser superadas por cualquiera- Dijo Abigail pensativa.

Heh, supongo que así fue. Lastima que ella no estuvo cuando me proclamaron Matriarca del clan- Dijo riendo la elfo.

Que apropiado, mírate ahora. Si Skuld te viese ahora seguro se reiría. Su propia sobrina vencida por una humana. Pero bueno, este no era mi deseo. Mi único objetivo es ayudar a Diogenes a vencer a Kundum- Le dijo la mujer.

¿En verdad creen que podrán lograrlo? Pobres ilusos HAHAHAAHAHAHA- Rio con sarcasmo la elfo.

Veras que seremos capaces- Dijo convencida la guerrera.

Una luz sorprendió a las mujeres que miraron en esa dirección. Parecía como si el sol saliese en esa tierra maldita. Era increíble, pero cierto para el pesar de ambas. La intensidad de la luz les encegueció y entonces la onda expansiva les golpeo. Los vientos trasformados en huracán no les dieron tiempo a nada. Ni siquiera podían oír sus propias voces gritar dentro de ese vendaval.

En un instante Abigail se percató de que esa energía liberada pertenecía a Baiken. El mago había utilizado sus últimas fuerzas en crear ese poder horroroso. Sin duda él también había tenido una batalla impresionante. Para darlo todo, su rival de seguro era alguien de otro mundo. Lo mismo le pasaba a ella, aunque no quisiera reconocerlo. Esa chiquilla era impresionante. Le había herido el hombro y se las había arreglado para ponerle en aprietos.

Sin embargo, por su pericia Abigail contaba con ventaja y eso se notaba. Ninguna de las dos supo por cuanto tiempo estuvieron envueltas en ese torbellino de vientos, flamas y piedras. Pero ambas cayeron al suelo yermo y fueron arrastradas unos metros. Cuando el polvo comenzaba a descender ambas se pararon.

Abigail pudo ver su arco y corrió a tomarlo, cuado estaba a alcance. Pudo sentir como esa saeta le atravesaba la pantorrilla. Otra saeta rompió su hombrera y la pechera. Abigail gritaba dolorida, ahora Isis se levantaba y le tiraba la daga. Si, ella ya se había recuperado de sus heridas. Con sadismo le golpeó la flecha, haciéndola salir de la pantorrilla. Sonrió altiva, saboreando el cambio de roles.

Te lo dije humana, no puedes vencernos cuando se trata de batallas largas- Le dijo con maldad.

Tienes razón, Isis- Reconoció la humana.

Entonces, ahora resígnate y se una buena chica. Muere- Dijo la elfo riendo.

Lo siento, pero no puedo morir- Le respondió la chica.

Sacando fuerzas de flaqueza la blonda se levantó. Esto atemorizó al elfo que retrocedió. Tomando el arco, Abigail sonrió esta vez ella también lo daría el todo por el todo. Pero su llama se estaba apagando, tomando el arco gritó:

VAMOS ISIS, TE ENSEÑARE LA ESENCIA DE LA ULTIMA TECNICA DE SKULD.

¿Cómo dices?- Preguntó la elfo.

Enfréntame y veras la técnica que creo tu tía- Le respondio la rubia.

Te venceré, lo siento Abigail- Le dijo esa elfo.

Isis tensó su arco, mientras Abigail volvía a tomar sus dagas y las unía con las vainas, formando una saeta. Con esfuerzo tensó las cuerdas del arco, mientras cerraba los ojos enfocándose en la flecha. Sus brazos temblaban, por la fuerza que ejercía. Los átomos alrededor de ambos arcos comenzaban a brillar.

Sin embargo, del lado en que se hallaba Abigail la situación era diferente. Cristales de hielo envolvían el ambiente. Vientos gélidos soplaban envolviendo la flecha, haciéndola parecer irreal. Alrededor de la mujer, los vientos se movían a la saeta que comenzó a brillar. Las cuerdas estaban congeladas, pero tirantes para dar un rápido desenlace.

Ambas se miraban a los ojos, eran conscientes de que ese era el último duelo. La técnica más poderosa de cada una de ellas. Esta vez, el choque definiría a la vencedora. Ambas sonrieron y las saetas salieron como rayos de sus arcos. La velocidad fue monstruosa y cuando ambas energías chocaron la onda barrió con todo. Los vientos hicieron subir todo por los aires.

Abigail todavía estaba parada, sus piernas comenzaron a flaquear. Bajó su arco y lo clavó en la roca y luego se dejó caer. Allí sentada sobre ese improvisado sillón la mujer comenzó a llorar. Había vencido a la sobrina de su maestra, la actual matriarca de su clan. Había vengado a su mentora esforzándose hasta el límite.

Los ojos ahora le pesaban, las heridas comenzaban a doler con mayor intensidad. Los golpes recibidos ahora comenzaban a sentirse. Esa elfo en verdad había sido terrible, la herida en su costado lo dejaba claro. Su mirada se dirigió al frente...

Allí estaba Isis, convertida para siempre en una estatua de hielo. Encerrada en un ataúd helado por el resto de la eternidad. Ese hielo no podía ser destruido por saeta o proyectil alguno. Su expresión de asombro e impotencia sería la única que tendría de ahora en más. Sí, Abigail había apagado el fuego vital de esa dama. Ahora solo quería descansar, recuperar fuerzas para lo que viniera. Su mente le dedicó un último pensamiento a ese idiota de Diógenes...

Continuará...

NOTA: Disculpen me salió de golpe un viaje y no me lo pensé. Siento no haberles enviado los relatos. Pero no había Internet HEHEHE. Saludos ^^

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