EN EL PULPITO
Cuando entré al Instituto de Profesores, conocí a nuevos compañeros que también
habían ido a ese instituto a estudiar profesorados y entre todos ellos el más
alegre y bromista era un chico llamado Xavier.
Su padre tenía una empresa de construcción, tenían mucho dinero y vivían en
Pocitos que en esa época era un barrio reservado para los más ricos.
Xavier era un chico malcriado, acostumbrado a hacer su voluntad y a llevarse
todo por delante, pero con sus compañeros de estudios, era muy amable y siempre
estaba de bromas Una de esas bromas sucedió una noche en que yo me iba para mi
casa, para tomar el ómnibus tenía que cruzar por el Palacio Legislativo, que
queda cerca del instituto.
Xavier que siempre iba en auto o a veces volvía para su casa en taxi, se ofreció
para acompañarme hasta la parada del ómnibus, como estaba sin coche me dijo que
tomaría un taxi por allí.
No he dicho la edad que tenía Xavier en ese entonces, pero calculando que era de
mi edad, andaría por los 19 años.
Cuando llegamos al Palacio me dijo que subiéramos la escalinata para ver la
ciudad desde allí.
Yo muy inocentemente acepté, pero al llegar a lo alto justo donde estaba la
puerta de entrada de ese recinto me empujó contra una columna y me dio un
interminable beso en la boca.
No sé si habría algun guardia por allí, todo estaba muy silencioso, Xavier
empezó a tocarme las nalgas y después me empezó a tocar el paquete que con ese
beso lo había despertado.
Pero fue mucho más allá de un simple manoseo, me bajó el cierre, se agachó y se
puso a chupármela con toda dedicación hasta que no logró extraer la leche que
estaba guardada en mis bolas no se detuvo.
Esa fue la primera de las audaces actitudes de Xavier, pero hoy quiero contarles
la que más me impactó de su locuras sexuales.
En el Instituto era capaz de hacer cualquier cosa, en el aula cuando no había
profesores, sacaba la pija y se pajeaba delante de todos, hasta una vez la
acercó tanto a una compañera que esta terminó chupándosela delante de todos.
Una tarde me invitó a ir a la iglesia, una que hay en el centro de Montevideo en
la Avenida principal de la ciudad.
Quedé un poco intrigado por la invitación, pensé que le habría dado por la
religión?? Tal vez quería confesarse o algo por el estilo...
Entramos a la iglesia en la cual había muy pocas personas, porque la misa
empezaba a las siete de la tarde y faltaba como media hora.
Me guió hasta el púlpito, subimos la escalera de madera, y supongo que nadie nos
vio por que las pocas personas que se encontraban allí estaban muy concentradas
orando y mirando al altar.
Desde arriba podíamos ver perfectamente toda la iglesia ya que estábamos sobre
las cabezas de los asistentes.
Nos sentamos en el piso del púlpito sin hacer ruido, Xavier se puso a besarme,
intenté rechazarlo pero con él todo era inútil porque cuando tenía una idea en
la cabeza, no se detenía hasta que conseguía realizarla.
Fueron tan intensas sus succiones de mi lengua atrayéndola cada vez más dentro
de su boca que no pude controlar a mi verga y esta empezó a moverse dentro de mi
ropa.
Xavier que con su mano la podía sentir a través de la tela, descaradamente me
bajó el cierre y se la metió en la boca y así estuvo un buen rato haciéndome ver
las estrellas de tanto placer que me estaba dando no solamente chupando mi
verga, también mis bolas fueron visitadas por su golosa lengua.
Intenté separarlo de mi pija porque ya no podía aguantar más la leche, la cual
sentía que subía y bajaba a lo largo de ella y además temía que en cualquier
momento no iba a poder contener mis gemidos.
Finalmente logré separarlo de la golosina que tan habilmente lamía y chupaba y
sin decir nada se bajó los pantalones y se apoyó en la baranda del púlpito
ofreciéndome su culo paradito que al separar sus nalgas con sus manos pude ver
un canal muy blanco y lampiño.
Yo seguía con los pantalones bajos, la verga dura estaba en mi mano y no sabía
que hacer con ella...
Mis ojos miraban ese hoyo que me llamaba y sin decir palabra acerqué mi cara que
quedó aprisionada entre esos dos cachetes porque Xavier sacó sus manos y estos
volvieron a su sitio.
Mi nariz olió ese aroma delicioso a jabón y a perfume importado que siempre
usaba él y mi lengua no pudo contenerse y comenzó a lamer esos cachetes hasta
que llegó al agujero y se puso a jugar allí hasta que logró meterse en su
interior.
Xavier suspiraba muy bajito y yo podía sentir como su pliegues anales respondían
al estímulo de mis labios con unos movimientos muy suaves casi impercetibles.
No soporté más tanta tensión, me senté en el piso del púlpito y atraje a Xavier
hacia mi hasta que logré sentarlo sobre mis piernas.
Mi verga se había secado, era tanto el fuego que irradiaba al estar tan caliente
que se secó muy rápidamente evaporando toda la saliva que Xavier le había dejado
unos momentos antes con su magnífica mamada.
Podía sentir a través de mis dedos que su culo permanecía húmedo por la saliva
que mi lengua había tratado de introducir allí un instantes antes, pero no era
suficiente para una penetración, por lo tanto llevé mis dedos a mi boca y los
humedecí todo lo que pude para luego introducirlos en el ano hambriento de mi
amigo.
Xavier se retorció de placer al sentir el contacto de mis dedos en su entrada
trasera y una vez que entraron gimió un poco, tratando de no hacer ruido para
que los feligreses no detectaran nuestra presencia allí.
Una vez que su ano estuvo dilatado lo suficiente para una penetración Xavier se
fue acomodando sobre mis piernas que estaban estiradas sobre el piso del púlpito
hasta que logró ubicar su agujero sobre mi verga la cual nuevamente estaba
mojada por los jugos pre-seminales que empezaron a salir en abundancia por la
excitación que me estaba produciendo todo ese morbo de oir al cura celebrando la
misa al mismo tiempo que Xavier jadeaba y gemía pidiéndome: -Verga... verga por
favor meteme la verga.
Lo calcé sobre ella y ese culo conocido se la fue tragando de a poco, hasta que
su cuerpo quedó apoyado sobre mi vellos púbicos y comenzó un delicioso sube y
baja alternándolo con movimientos hacia adelante y hacia atrás.
No por mucho tiempo permanecímos así, dado que Xavier se afirmó hacia abajo de
tal forma que mi pija no aguantó más y descargó una generosa cantidad de leche
en sus entrañas.
-La sientoooooo... siento que tu verrrga está por reventaaarrrrr.......! Y en
ese momento se disparó esa gran cantidad dentro suyo, luego el silencio fue
total, bueno total allí dentro del púlpito porque las voces de los fieles
replicando al cura se podían oir muy claramente.
Xavier quedó inmóvil por unos momentos parecía que descanzando de la cablagata,
siempre clavado en mi verga que se iba muriendo dentro de su recto, pero en ese
momento sentí unos movimientos muy agitados, era él que con su mano a una
velocidad supersónica manipulaba su verga y su ano me "mordía" la mía con
pavorosas contracciones.
Cuando Xavier gimió y jadeo lo suficiente miré hacia adelante y vi un
impresionante chorro de leche que salía de su pija en un disparo hacia arriba el
cual voló por los aires y fue a estrellarse sobre la escalera del púlpito.
Una vez que su mano exprimió los huevos en busca de más semen, Xavier se dio
vuelta y me dio un beso con gran intercambio de saliva.
Una vez calmados salió de arriba mío, como pude me limpié con un pañuelo y en
eso estaba cuando sentí una especie de explosión que provenía del lugar donde
Xavier permanecía agachado tratando de reponerse.
El se rió bastante por la niñería, sucedió que fue tanto el aire que le había
entrado con la cabalgata que me había hecho, que su cuerpo lo expulsó en una
interminable cadena de ruidos los cuales cesaron con la expulsión de un gran
trozo de materia fecal recubierto por una capa blanquecina que todos adivinaaán
que era mi leche que lo había recubierto.
El trozo quedó depositado sobre el piso mientras a Xavier se le ocurrió la idea
que que tenía que confesarse.
Sigilosamente bajamos la escalera del púlpito y nos sentamos en la última fila
de los asientos de la iglesia y vimos como los últimos fieles tomaban la ostia,
pero cuando miré a mi lado, Xavier no estaba!! Levanté la vista y lo vi
arrodillado frente al confesioanario, al rato vi que metía la mano y ni me
imaginé que estaría sucediendo.
Cuando la misa terminó, y el volvió a mi lado me dijo: -Viste le conté todo al
cura!, es un cura joven, se calentó tanto con lo que le dije que se le empezó a
parar y comenzó a gemir, yo de afuera veía como se tocaba y vi como se levantó
la sotana y se la agarró y bueno ya que estaba de joda, metí la mano y se la
agarré, él me la apretó con su mano y al final pude sentir su leche caliente en
mi mano, "leche sagrada" no se consigue todos los días....
Yo muy asombrado no supe que decir...
Luego reímos por su travesura con el cura y por la otra la del regalo que dejó
arriba en el piso del púlpito.
No sé si fue a consecuencia de eso o de que alguien más usó el púlpito para
encuentros carnales como nosotros, pero si van por esa iglesia van a ver que
sacaron la escalera.
Les pido que vayan y lo comprueben, me gustarí saber si lo que hicimos allí hace
tanto tiempo fue la causa por la cual la sacaron ????!!!
OMAR
Como siempre espero comentarios en omarkiwi@yahoo.com