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Oftalmólogo limpito

en Gays

OFTALMOLOGO LIMPITO

Hace como unos seis meses acompañé a mi hermano Leo al oftalmólogo, por rutina me revisó también a mí y me dijo que no necesitaba anteojos porque solamente me faltaba ver un renglón de la cartilla con la cual examina la visión de sus pacientes.

El Dr. me gustó mucho y entre otras cosas conversamos de lo extraño que era su apellido ya que este tiene solamente tres letras, Román (el oftalmólogo) me explicó que era de origen escocés pero que cuando sus antepasados emigraron a Galicia le habían sacado una letra y así había quedado.

En los últimos seis meses me quedé pensando en el bonito galeno de cabello castaño claro y de tez amarronada pero no tenía ninguna oportunidad de volverlo a ver, porque sus consultas eran de un precio muy elevado y para que iba a gastar esa suma de dinero si en mi mutualista tenía a otros especialistas pagando solamente el ticket.

Pero el destino siempre nos gasta bromas o jugarretas, comencé a tener dificultades para leer las letras más pequeñas y como todos dicen que pasando los 45 se necesitan anteojos me decidí a ir a consultarlo nuevamente.

Llamé a la clínica que había ido con Leo para concretar una cita y allí me dijeron que el Dr. atendía en su nuevo consultorio por la calle Ellauri en el Parque Rodó.

Esa secretaria muy amablemente me dio el número telefónico de esa clínica, pedí una cita y hacia allí me encaminé el lunes fijado para la consulta.

Al cruzar las puertas de vidrio me deslumbré porque era una clínica puesta a todo lujo, escritorios "volados", computadores de pantalla plana , máquinas de todas clases para revisar los ojos y quien sabe para que carajo serían todas esos aparatitos que había a diestra y siniestra.

Había como una docena de personas en la sala de espera, me dirigí a la secretaria la cual muy amablemente me dijo que esperase, que el Doctor llamaba por nombre.

Unas cuantas veces lo vi salir a la sala de espera, llamaba a los pacientes los cuales iban pasando de acuerdo al nombre que él decía, no sé si no me vio porque no hizo ningún signo de reconocerme, simplemente los hacía pasar desaparecía con ellos mientras yo seguía a la espera de que me llamase.

Como toda espera llega a su fin, el galeno nuevamente volvió salir con unos papeles en la mano, cuando leyó mi nombre me levanté de mi asiento fui hacia él, quien al verme muy gentilmente me hizo pasar al consultorio donde me dijo:

-Discúlpame unos minutitos enseguida estoy contigo.

Sucedió una de las cosas más extrañas que me han pasado en la vida, me senté en una silla frente al escritorio y a esperar los interminables veinte minutos que ese tipo se dignó en hacerme esperar.

A cada rato miraba el reloj, pensando que algo le habría sucedido, porque nunca antes un médico me había hecho esperar veinte minutos dentro de un consultorio y me había abandonado dentro quien sabe por qué.

Miles de hipótesis pasaron por mi mente, la más creíble es que se había ido a almorzar aunque eran como las dos de la tarde, pero esa podría ser la más lógica de las razones del por qué de su ausencia tan prolongada.

Cundo se le vino la real gana apareció por el consultorio con todo el pelo mojado y parte de su cuello en iguales condiciones, me pidió disculpas sin darme ninguna explicación y se puso a indagar el motivo de mi visita.

Aparentemente Román se había duchado en esos veinte minutos o al menos se había lavado la cabeza, la cara y el cuello porque su aspecto denotaba eso.

Cuando le expliqué el motivo que me había llevado hasta allí no le dio ninguna importancia, me hizo sentar en un sillón que estaba de frente a la cartilla de letras, las cuales leí sin ningún problema.

-De la visión larga estas bien, veremos la de corta distancia...

Me percaté inmediatamente de que cuando me cambiaba los cristales en el aparato para medir la visión, él apoyaba y arrastraba su "paquete " sobre mi brazo el cual estaba apoyado en el posabrazos del sillón.

Mi verga que no es perezosa con tanto frotar ese bulto sobre mi brazo comenzó a despertar justo cuando mi otra mano fue a rascar el sitio donde su bragueta muy insistentemente empujaba mi brazo, pero con tan mala suerte que en vez de rascarme el brazo le rasqué el bulto.

-Discúlpame, se ve que le erré a mí brazo me picaba y fui a rascarme...

-No te preocupés a mí me pica la pija, podés rascarla todo lo que quieras...

Fue decir eso y no hubo necesidad de postergar más lo que teníamos ganas de hacer, bajó la cremallera de su bragueta metió la mano y extrajo de allí una verga no muy larga pero sí muy gruesa.

-Ya que tenés ganas de rascar algo, ráscame la verga, me pica sobre todo en la cabeza.

Yo sabía que esa excusa era toda una mentira, no podía picarle porque recién se había bañado, la tenía muy limpia chorreando agua porque no se había secado bien, en eso había desperdiciado los veinte minutos de consulta haciéndome esperar, pero si era para eso bien valía la pena la larga espera.

Un glande maravillosamente formado sin ninguna imperfección tenía frente a mis ojos y al alcance de mis manos, para que se lo iba a rascar lo lamí para luego metérmelo en mi boca para deleitarme con él y saciar el deseo que me había producido ese galeno desde que lo había conocido unos meses antes.

Él guió mi cabeza en la forma que quería que me la tragase, su verga iba y venía dentro de mis fauces de una forma espectacular a pesar de los inconvenientes que se tienen con las pijas gruesas, pero con el ardiente deseo que tenía por la verga del doctorcito ni reparé en eso chupando, lamiendo todo lo que tenía a mí alcance.

Mientras seguía chupándosela, mi verga latía muchísimo dentro de mi pantalón por lo que procedí a sacarla, en eso él se dio cuenta y suspendió el trabajo bucal que le estaba efectuando a su pija para decirme:

-Esperá que voy a pasar el cerrojo, no me di cuenta de que puede entrar la secretaria aunque siempre golpea la puerta pero nunca se sabe.

Cuando pasó el cerrojo volvió hacia mi se bajó los pantalones hasta la rodilla y nuevamente se acercó a mí ofreciéndome la verga para que siguiese chupando.

Un buen rato chupé su verga sin importarnos que en la sala de espera había más pacientes, pero por suerte sus espasmos comenzaron a ser cada vez más violentos aunciándome que su eyaculación era inminente.

Mi nariz, labios y cuello recibieron una generosa cantidad de espuma banca que muy soberbiamente salió por el agujero de su pija haciéndome gozar con cada corcoveo que ésta hacía para ir expulsando por etapas el contenido de sus vesículas seminales.

Cuando se calmó me vio con la verga dura entre mis manos que muy afanosamente la trabajaban, y por fortuna me ayudó a terminar la paja que me estaba haciendo para poder gozar yo también.

Como pude con un pañuelo me limpié la leche de la cara mientras él guardaba toda su gruesa pija y luego muy apresuradamente con unos papeles limpió mi leche la que aun permanecía brillando sobre el piso de cerámica.

-Me hiciste pasar un buen rato, pero como tengo muchos pacientes para atender ahora no puedo seguir, vení a las 19 horas que termino la consulta y te hago una "revisacion más profunda", ah...y traé condones porque acá en el consultorio no tengo.

Me acompañó hasta la puerta del consultorio, se acercó a la secretaria y le dijo que me tenía que hacer otros exámenes a las 19 horas, que me anotase para esa hora y que los honorarios los arreglaría con él después de la segunda consulta.

Supongo que con lo pulcro que es, en cuanto me fui habrá ido al baño a lavarse las manos y la pija porque no iba a recibir a los pacientes con el olor a mi verga y a mí leche en ellas.

Ni que decir que me fui para mi casa lleno de gozo pensando en lo que había sucedido y en lo que sucedería después, descansé todo lo que pude y a las 18 horas salí de mi casa con mi cámara fotográfica con la esperanza de que por lo menos el Oftalmólogo me dejaría tomarle alguna fotografía par mi colección.

Me recibió la secretaria diciéndome que el doctor estaba atendiendo a una señora, que después tenía que atender al señor que había en al sala de espera, así que después que atendiese a esos dos pacientes me atendería a mí.

Salió la señora, el doctor llamó al señor y le dijo la secretaria:

-Susanita ya son las 19 y 15, podés irte tranquila que yo cierro el consultorio después que pase el señor a la consulta.

La secretaria acomodó sus cosas, se despidió de nosotros, luego se fue dejándome solo en la sala de espera, pero no por mucho tiempo permanecí así porque casi enseguida salió Román con el paciente y una vez que éste se fue cerró la puerta con llave haciéndome pasar al pasillo que conducía a su consultorio.

-Vení, vamos a bañarnos porque con tantas horas de estar atendiendo pacientes estoy muy transpirado.

Creo que esa fue una excusa porque a lo mejor quería lavarme para luego hacerme los "estudios" con total tranquilidad en cuanto nos metimos al baño, se sacó toda la ropa dejándome ver por primer a vez un cuerpo estupendo el cual hizo que mi verga se pusiese a mil.

-Dale, vení que esperás metete conmigo bajo el chorro de la ducha.

Prontamente me desvestí para ir a acompañarlo en ese baño delicioso en el cual me enjabonó minuciosamente el culo al mismo tiempo que yo me agachaba separando las piernas para que pudiese meter su mano lo más cerca posible de mi esfínter, que aunque estaba limpio me dio un gran placer sentir sus manos suaves deslizarse por ahí ayudadas por la espuma del jabón.

Me deleité viendo como se enjabonaba su pija, hasta los últimos rincones del prepucio fueron enjabonadas y luego enjuagados para que no quedase ningún rastro de polución ni de los componentes el jabón que habíamos utilizado en ese ritual tan exagerado de limpieza antes de quien sabe qué.

Nos secamos y desnudos salimos del baño rumbo al consultorio, donde me dijo:

-Lamento no tener una cama ni un sillón más cómodo, pero el consultorio lo diseñaron así...

Él se sentó en su sillón con la verga dura a pesar de que solamente se la había tocado un poco en el baño, ella creció hasta lo máximo que podía lograr en extensión mostrándome ahora que la veía en su totalidad lo corta y gruesa que era.

En vez de acercarme me dirigí a donde estaban mis ropas y volví con la cámara en la mano cosa que puso nerviosos al doctorcito.

-Que querés hacer!!!

-Nada... sacar una foto de tu pija como recuerdo...

No muy convencido, me dejó tomar la fotografía, agarró su verga con sus dedos para que quedase más parada y de esa forma poder correr el prepucio para que su glande quedase totalmente expuesto al aire.

Miro la fotografía y se me hace agua la boca, espero que a los que lean y vean esto les suceda lo mismo...

Inmediatamente después que oí el clic de mi cámara, la dejé sobre el escritorio y me abalancé a saborear esa verga que tan cálidamente me ofrecían.

Estaba deliciosa, la lamí desde la punta hasta la unión con sus bolas las cuales aun tenían algunas gotas del agua que las había lavado tan minuciosamente.

Román se agito lo suficiente como para gemir unos decibeles más altos que los normales, tomó mi cabeza entre sus manos y comenzó a hacer unos movimietos de sube y baja sobre su verga para que mi garganta no desperdiciase ningún milímetro.

Creí que iba a eyacular en las profundidades de mi garganta porque su verga comenzó a latir muchísimo a la vez que sus gemidos se hicieron más agudos, pero no hubo tal inundación en mi interior porque Román prontamente sacó mi cabeza de su verga tratando de calmarse para disipar su excitación.

Para calmar la excitación se puso de pie y comenzó a dar vueltas por el consultorio, cosa que aproveché par a tomarle una fotografía de la hermosa cola parada que porta en su magnifico cuerpo

-Pará con las fotos, si no te vas y no hacemos más nada!!!

Ese culo bellamente paradito merece ser inmortalizado en un lienzo pero como no tenía ninguno a mano me conformé con inmortalizarlo en una fotografía.

Lugo del incidente se sentó nuevamente en su sillón haciéndome acercar, me puso de espaldas a él para tener mi culo a la altura de su boca, luego me hizo agachar un poco hacia adelante para que le ofreciese en esta posición mi rosa recién lavada en todo su esplendor.

Con toda dedicación se puso a hacerme una lamida y posterior chupada de orto con la cual logró hacerme gemir altísimo al mismo tiempo que mi mano iba y venía a lo largo de mi verga, haciéndome lograr en esos poco minutos una fabulosa eyaculación que nos dejó asombrados a los dos por la cantidad y la calidad de la lechada.

Ni que decir del enchastre que quedó sobre la cerámica del piso del consultorio, no le habrá gustado para nada ya que es fanático de la limpieza, pero se aguantó sin decir nada, siguió metiéndome dedos y saliva por mi orto que a esas alturas punzaba mucho abriéndose y cerrándose por la agitación que le había producido la tenue visita de su lengua y labios.

Su verga seguía igual de gruesa y de dura que unos minuto antes cuando había

estado interiorizándose en conocer las profundidades de mi garganta.

Detuvo la maravillosa lamida que me estaba haciendo para decirme:

-Traé un condón y vení a sentarte arriba mío para cabalgarme, ya que no tenemos una cama me conformo con que me hagas eso, aunque quisiera montarte a lo perrito o de alguna otra forma más placentera.

Me separé de él para ir donde estaban mis cosas, saqué la caja de condones y vine con uno en la mano, me costó mucho trabajo ponérselo porque su pija estaba terriblemente dura y seca como consecuencia del fuego que emanaba de allí se había secado toda la saliva que momentos antes le había dejado como obsequio de una agotadora sesión de chupadas y lamidas.

Se lo dejé puesto por la mitad del glande para ir otra vez donde estaban mis cosas, volví con un buen pomo de crema lubricante porque advertí que me iba a doler mucho cuando entrase esa verga gruesa en las condiciones de sequedad que tenía.

Él muy pacientemente se dejaba hacer mirándome mientras yo le untaba su verga desde el glande hasta la raíz con esa crema, luego fue fácil deslizarle el condón, que bella parecía forrada de esa manera asemejándose a un extraterrestre con un capuchón verde oliva.

El condón la cubrió en su totalidad, luego le encremé la verga por encima del látex que la protegía y otra generosa porción de esa crema terminó dentro en mi orto dilatado por sus agradables dedos.

Me puse de frente a él y al bajar sobre su pija la mía que ya estaba nuevamente dura fue deslizándose por su pecho dejándole un fino hilo de precum mezclado con mi eyaculaciónn anterior.

Pude sentir como esa cabeza se abría paso ente mis pliegues auque estos estaban dilatados y embadurnados por la crema igualmente sintieron la agresión del visitante que invadía su santo sanctorum..

Instintivamente contraje el esfínter al sentir un poco de dolor pero inmediatamente lo aflojé para darle paso al visitante que intentaría darme placer y darse placer él mismo a costillas de mi recto.

Mis temores eran infundados porque había tanta crema en toda esa zona que por eso su verga entró rápidamente deslizándose con total facilidad haciéndome sentir un suave y húmedo picor dentro de mi anatomía.

Cabalgué todo lo que pude con mi verga apretada entre su pecho y el mío, lo abracé pero fueron vanos los intentos de besarlo en la boca porque siempre la corría para un costado cuando notaba que mis labios se posaban sobre los suyos.

Fue una intensa cabalgata de la cual ni puedo calcular los minutos que duró, pero en el momento en que él me mordió el cuello clavándome las uñas en mi espalda me di cuenta de que estaba produciendo su orgasmo al mismo tiempo que mi próstata no aguantaba más la cantidad de golpes que le estaba dando esa pija arremetiendo contra sus paredes interiores hasta que terminé regándole el pecho con mi leche no me di por saciado ni satisfecho.

Quedamos los dos extenuados, él con los brazos atrás de mi espalda y yo clavado en su verga la cual empezaba a desfallecer y por ende al perder la dureza comenzaba a salirse del sitio que tan ardientemente la había cobijado en todos esos minutos previos a que su eyaculación se produjese.

Román al calmarse de la agitación tan intensa que había tenido, notó mi semen sobre su pecho y vientre por lo que rápidamente me hizo a un lado dejándome con el culo abierto y chorreando la crema que se derretía y se fue al baño con el condón hecho un desastre entre sus manos.

Lo seguí porque me molestaba toda esa crema derretida y quería refrescarme el culo en el bidet para luego irme a mi casa, si él no quería una segunda vuelta, la cual me parecía imposible porque con la chupada de la tarde y esa cabalgata tan agotadora no creo que nuestros cuerpos respondiesen a otra llamada de los sentidos.

Cuando llegué al baño Román estaba abriendo la canilla de la ducha para darse un baño por enésima vez en esa jornada, mientras él se bañaba me refresqué con agua fría mientras la crema fluía entre mi esfínter deslizándose por mis bolas para luego perderse por la cañería al pasar por el agujero el bidet.

Me invitó a bañarme con él, cosa que no pude negarle y mientras me enjabonaba mi culo dolorido me dijo

-¿Dónde aprendiste a cabalgar así? Realmente me dejaste agotado.. Me duelen las bolas de tan vacías que quedaron, me hiciste acabar como un animal. !!!!

Simplemente sonreí y le contesté.

-Son años... de edad y de experiencia... Pero vos no te quedaste atrás me clavaste tanto la verga que la próstata me quedó adolorida y con tantos golpes la obligaste a expulsar los fluidos que aun no estaban listos para salir...

Ante de vestirnos sonó el celular de Román al unísono miramos el reloj, vimos que eran más de la diez de la noche, él rápidamente lo atendió, era su esposa, le dio una excusa de que aun estaba en el consultorio porque se había quedado dormido...

Al despedirnos muy amistosamente me dijo que cualquier día me llamaba para repetir el "tratamiento para los ojos".

Ignoro si fue una excusa de hombre casado para deshacerse de mí o si efectivamente esas casi tres horas que pasamos juntos le dieron el placer suficiente como para intentarlo nuevamente.

Si no recuerdo mal hace más de seis meses que sucedió ese episodio y aún no he tenido el gran placer de recibir su llamado para hacer algo más con el "Oftalmólogo limpito" o para hacer algo en un lugar más cómodo.

 

OMAR

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