WALMIR EL GUIA CURITBANO
En mi relato titulado ANONIMO, les conté que había tenido tres encuentros en mi
viaje de Semana Santa, este es el tercero y último de esa semana.
Voy a transcribir aquí algunos párrafos del relato de mi segunda aventura para
no volver a describir como es Walmir, que en realidad fue el segundo que conocí
en esa Semana pero el tercero que terminó con su verga a mi disposición.
Al otro día nos levantamos temprano porque nos íban a llevar a un City Tour con
un guía local. Se presentó como Walmir, curitibano, bastante oscuro de piel,
pero no es precisamente "oscuro" la palabra exacta para describir el color de su
dermis, no sé exactamente el término para definir ese color por lo tanto lo voy
a comparar con algo para que puedan saber de que tonalidad se trata; es una
mezcla del color de las ollas de barro esas brillosas que tiran a canela y a
mostaza, bueno un color parecido a eso tenía el cuerpo de este tipo.
Bastante alto, corpulento y con una boca enorme y medio deformada o con el labio
caído, no era muy vistoso pero muy conversador en un portugués totalmente
cerrado, por esa razón la mayoría de las personas que íban en el tour no le
entendían mucho lo que decía, por supuesto me incluyo yo también en ese grupo,
porque nunca aprendí portugués pero de ir tanto a Brasil puedo entender lo
suficiente como para desempeñarme en el trato cotidiano de un turista.
No me extenderé más en hablar de Walmir porque ese día fue el primero y creí que
el último que lo vería, ya que terminado el City Tour, pensé que al otro día
llevaría a otro grupo de turistas a mostrarle los mismos lugares que nos estaba
haciendo conocer a nosotros.
Entre esos sitios que nos llevó, se encuentran: La Opera do Arame, El Botánico,
El parque Tanguay, Santa Felicidade, monumentos, plazas, universidades, etc.
Al regresar de ese tour, nos llevó a un restaurant cerca de la Plaza Tiradentes
donde almorzamos y se fue, ya que había terminado sus servicios.
Al otro día teníamos nuestro paseo en el Tren hasta la ciudad de Morretes y de
allí iríamos en el ómnibus hasta Ponta do Sul para embarcar en el scuna que nos
llevaría hasta la Isla do Mel.
Nos levantamos muy temprano porque el tren salía a las 8 a. m. y me llevé una
gran sorpresa cuando vi a Walmir subiendo a nuestro ómnibus.
El iría hasta la estación de trenes con nosotros, pero no seguiría el viaje en
el tren, no explicó la razón, pero sería para no pagar los 11 dólares que
costaba el pasaje, él nos esperaría en Morretes con los choferes y el ómnibus
para seguir viaje a Ponta do Sul..
Recorrímos el trayecto de Curitiba hasta Morretes disfrutando de los magníficos
e impresionantes panoramas que ese paseo nos brinda, por supuesto que yo no iba
pensando en Walmir, ni me imaginaba que pudiese pasar algo entre nosotros.
En Morretes subímos a nuestro ómnibus y ni intercambié palabras con él,
simplemente nos dijo a todos los pasajeros que iríamos a Ponta do Sul a tomar el
barco para la Isla do Mel y se encerró en la cabina con los choferes y el guía
sin prestar atenciín a nuestro grupo de excursionistas.
Hicímos un breve viaje en la barca y antes de una hora estábamos bajando en la
Isla do Mel.
Antes de ponernos a recorrerla almorzamos en uno de los restaurantes que había
al lado del desembarcadero.
Después salímos de excursión por la isla, cruzamos hacia el otro lado y nos
encontramos con la Gruta das Encantadas, un lugar my bonito con varias pasarelas
para poder acceder hasta en interior de la gruta.
Seguímos nuestro itinerario guiados por Walmir hasta una playa donde varios
pasajeros se bañaron en esas aguas oceánicas y los demás seguímos sus
indicaciones para ir hasta un lugar que nos dijo que era la Playa de la Bica.
Mientras recorrímos el camino él iba coqueteando con las mujeres que había en la
playa, se detenía les miraba el bumbum y a algunas les habló, pero no sé que les
dijo porque su portugués como dije antes era muy cerrado para mi oído.
Cuando nombró la Bica, quisímos saber que era eso, nos explicó en su lengua
natal algo que entendímos a medias, pero yo capté algo más de lo que dijo y le
pregunté si era como una cascadinha, él dijo que sí, pero no explicó más de que
se trataba.
Con la hija de la prima de mi madre lo seguímos y algun otro pasajero, varios se
cansaron porque era muy lejos, quedando Walmir y yo a la cabeza de la
expedición, mientras los demás venían despacio atrás nuestro hasta que los
perdimos de vista.
Finalmente Walmir y yo llegamos a la dichosa y milagrosa "Bica" a la cual había
que pedirle tres deseos y mojarse con su agua helada para que se cumpliesen.
Una decepción total!!!
La Bica era un caño de cemento por el cual bajaba un chorro de agua, viene a ser
como un desagüe por donde baja el agua del morro en el cual estaba esa cañería.
Miré para ver si venían mis compañeros y como no los vi, pensé que se habrían
cansado y habrían desistido de conocer la Bica milagrosa.
Cuando di la vuelta para mirar otra vez a la Bica, vi algo que me dejó muy
impresionado y al mismo tiempo anonadado.
Walmir estaba orinando sin ninguna clase de pudor con una verga maravillosamente
grande y de ese color anaranjado que mencioné antes de la ollas de barro.
Quien sabe la cara de anonadamiento que puse, que cuando él me miró y me vio tan
impresionado levantó la verga y me la mostró diciendo:
-Gosta? Me acerqué a él y vi como de adentro de ese pedazo de carne maciza
salían los últimos restos de orina que expulsaba su vejiga hasta el exterior.. y
no era un chorro fino!! Se notaba que tendría una gran abertura en ese glande
naranjado.
En su portugués me dijo algo como si gostaba de seu caralho que se lo chupase,
porque había quedado excitado con tanto bumbum que había visto en las playas de
la isla y al decirme eso su mano recorrió el largo de su verga sobándola de tal
forma que a los pocos segundos comenzó a pararse adquiriendo un gran grosor y
tamaño.
Instantáneamente mi verga se levantó de su letargo, me agaché cerca de él y
cuando acerqué mi mano para comprobar su consistencia y tamaño me inundó un
tremendo olor que lo más parecido que mis glándulas olfativas registran es el
olor al orín que hay en las jaulas de los camellos de Villa Dolores (el
zoológico de Montevideo).
De solo recordar ese olor tan penetrante para poder describirlo en esta
narración, me parece sentirlo en este momento.
Al percibir ese aroma tan fuerte mi cuerpo retrocedió instintivamente y él se
dio cuenta de que algo me había sucedido porque exclamé:
-Puf!! Que olor!!
Se llevó la mano a su nariz y luego de olerla me pidiò disculpas porque había
transpirado mucho en todas esa horas de viaje y su cuerpo despedía con el sudor
un aroma muy fuerte.
En eso oímos un grito, de alguien que nos llamaba, miramos y era mi prima que se
acercaba a la Bica.
Rápidamente Walmir guardó ese pedazo de verga dentro de su short, notándose
mucho el bulto que formaba pero no quedaba otra solución y para disimular le
explicó a mi prima las propiedades milagrosas de la Bica.
Cumplido el ritual de los deseos y de mojarse con esa agua nos retiramos a
buscar a los demás compañeros de la excursión ya que ninguno se había animado a
llegar hasta allí ya sea por cansancio o por falta de interés.
Dimos unas vueltas por la isla y finalmente volvímos hasta el embarcadero para
tomar el scuna que nos llevaría nuevamente al continente.
Walmir se las ingenió para separarse un poco del grupo, acercándose a mi, me
propuso ir a su casa al llegar a Curitiba para terminar lo que no habíamos
empezado en la isla, pero con un baño previo para sacarse todos los olores a
transpiración, que supongo que con las horas que faltaban para volver a la
ciudad aumentarían en intensidad.
Ni lo pensé una vez siquiera, ese "pau" curitibano me había impresionado tanto
que quería verlo nuevamente para comprobar si era cierto o había sido una
alucinación producida por el calor y por la Bica milagrosa.
Volvímos con el grupo a la otra parte de la isla justo para partir en el barco
que nos había traído a esa breve visita. Lo lamentable fue que con tan poco
tiempo de estadía no pudímos visitar el faro, el fuerte y el pasaje de arena que
une a las dos islas formando una sola llamada: Isla do Mel.
En el viaje de retorno Walmir se refugió en la cabina con los choferes por eso
creí que la invitación había sido una broma porque en todo el viaje de regreso
ni siquiera se dignó a echarme una mirada y ni se apareció por el interior del
ómnibus.
Cuando llegamos al hotel los pasajeros empezaron a descender y al bajar yo, me
encontré con Walmir que me dijo algo que entendí como:
-Vamos hasta mi casa que tengo los folletos para ti Le dije a mi tío que
enseguida volvería y el guía nos dijo que en una hora nos esperaba en el comedor
del hotel para la cena de despedida.
Salímos de allí muy apurados, los minutos apremiaban, yo tenía que preparar mi
equipaje para el regreso.
Walmir me llevó hasta la Plaza Osorio y luego por unas calles desconocidas hasta
que entramos en un edifico bastante viejo y mal cuidado donde me dijo que
esperase frente a una puerta azul, que él iría hasta su habitación a buscar
toallas.
Después él me explicó que en esa casa que nosotros llamamos "conventillo', el
alquilaba una habitación pero que el baño era compartido con los demás
inquilinos, porque no había piezas con baños privados.
Nos metímos a ese baño donde Walmir se desnudó muy rápidamente, dejándome
contemplar un gran cuerpo con una verga impresionante y ni que decir de su bolas
de gran tamaño acordes con todo su cuerpo.
En la playa de la Bica había visto su verga pero no en su totalidad como la
estaba viendo en ese lugar..
el olor se había acentuado por las horas de calor y transpiración que habían
transcurrido desde el encuentro en la playa.
Me dijo que me desnudase así nos bañaríamos juntos para luego ir a su habitación
a disfrutar un buen rato con una buena "trepada".
Dejé mi ropa sobre el lavatorio y me dirijí a la ducha dónde él me esperaba con
la pija en la mano.
En cuanto entré me puso de espaldas y comenzó a orinar sobre mis nalgas. Me di
la vuelta para ver que era ese líquido quemante y oloroso que calentaba esa zona
de mi cuerpo y pude apreciar que de su verga salía un líquido que le llaman
lluvia dorada, pero esta no era lluvia dorada era una lluvia cobriza, porque era
más rojiza que dorada.
Mi cuerpo quedó impregnado con ese olor a camello que era su caraterística pero
no por mucho tiempo ya que el agua que salía de la ducha y la espuma del jabón
con el cual se enjabonó muy fuertemente ka verga, diluyeron ese olor mientras el
se enjabonaba todo su cuerpo.
Yo no quería mojarme el cabello porque cuano llegase al hotel se darían cuenta
de que algo extraño me había sucedido porque esa noche en Curitiba no llovía y
no podía usar a la lluvia como excusa.
Pero fue imposible evitar que se mojase mi cabello porque Walmir me abrazó muy
fuerte y me metió bajo la ducha con él.
Estuvimos bajo la ducha unos minutos que me parecieron interminables por los
apretones que daba Walmir con su cuerpo sobre el mío haciéndome sentir su verga
dura contra la mía y su glande contra mi estómago.
Luego me dio una toalla para que me secase mientras él me contemplaba envuelto
en una bata de baño por la cual se deslizaba el agua contenida en su cabellera.
Me vestí apresuradamente y salímos al pasillo por el cual me condujo a un
escalera y descendímos a una especie de sótano que era la habitación que
utilizaba como vivienda.
Allí por unos ventanas cerca del techo se podían ver los pies de los transeúntes
que pasaban por la vereda frente a su edificio, pero yo no había ido a ver
pies!!!
Walmir se sacó la bata y su cuerpo aun estaba húmedo porque no se había secado
solamente el agua que había absorbido la tela de su bata era la que faltaba en
su cuerpo pero sus pelos púbicos estaba empapados y ni que decir de lo mojadas
que estaban sus bolas...!
Su enorme pija estaba apuntando hacia el techo y por esa razón podía ver
perfectamente sus huevos enormes chorrendo agua la cual se escurría por sus
piernas.
Se recostó sobre un camastro, me alargó los brazos como invitándome a
acompañarlo cosa que instantáneamente sucedió luego de quitarme toda la ropa.
Sostuvo la verga con una mano mientras que con la otra guíaba mi cabeza hasta
allí, donde empecé una sucesión de lamidas cada vez más aceleradas hasta qu
empecé a saborear el precum de aroma muy fuerte que empezó a fluir a
continuación por el meato cada vez que alguna lamida que tocaba el frenillo
inexistente lo excitaba cada vez más.
La lamí como un helado, pero en cambio esa verga no se derretía ni disminuía el
tamaño como esas delicias gélidas, este helado crecía y se ponía cada vez más
duro y caliente, con los minutos que pasaban e iba recibiendo mis agasajos
linguales.
Mis labios rozaron su glande muchas veces con esas continuas lamidas hasta que
fueron abriéndose para dar paso a esa enorme cabeza que a estas alturas hedía
bastante por el precum que estaba expulsando en una cantidad muy poco usual.
Cuando todo el glande estuvo en mi boca y el reborde pasó mis labios fue
imposible que su verga avanzara más porque no había lugar dentro de mi boca para
esa cantidad tan grande de carne palpitante, dura y exremadamente húmeda debido
a sus jugos naturales.
El se dio cuenta de que era imposible que avanzaran unos pocos milímetros más de
su herrmienta dentro de mi boca y me dijo que me pusiese boca abajo para
intentar una penetración.
El temor de una lastimadura o perforación me acosaban pero para eso había ido,
este tipo me había excitado lo suficiente como para no retroceder así que le
obedecí muy mansamente y me puse en la pose que me había solicitado.
Pude sentir como sus manos rudas separaban mis piernas, luego se acercaron a mis
nalgas y tambien las separó dejando mi hoyo expuesto al aire y a sus instintos,
lo tocó con la yema de sus dedos comentando que estaba muy seco y apretado, y a
continuación pude sentir algo tibio que caía en ese lugar haciéndome estremecer.
Walmir me escupió el culo para luego ir trabajándolo con sus dedos hasta que la
resistencia fue cediendo y se fue abriendo muy lentamente con cada metida de
dedos y con los diestros giros que estos hacían en mi hoyo cada vez dilatádolo
más.
Cuando detuvo la introdución de sus dedos comentó algo como que aún no estaba
preparado para recibir "a seu membro", caralho o como le digan en su lengua, por
lo que agarró un pote de crema e introdujo cuatro dedos allí extrayendo una
abundante cantidad de crema blanca que inmediatamante desapareció dentro de mi
recto.
Lo sentí helado y completamente resbaladizo cuando sus dedos entraron con
bastante comodidad, pero según él no estaba lo suficientemente humectado para
que entrase seu caralho.
Que querría hacer este tipo? Por que tanta preparación? Era cierto que su pija
era grande, pero por que tanto preparativo? Me dejó un momento con mis manos
separando las nalgas y fue hasta un mueble, abrió un cajón y volvió con un
frasquito con un gotero de plástico, me dijo que eran unas gotas dilatadoras, a
continuación me echó tres o cutror gotas en mi canal anal y me hizo cerrar las
nalgas para que hiciesen efecto.
No sé si era cierto lo de las gotas o fue una comedia para tranquilizarme,
porque mi culo pedía pero mi mente rechazaba por el dolor que se imaginaba que
vendría a continuación de que ese glande pasase por mi orificio distendiendo el
esfínter.
Vi nuevamente al glande chorreante de Walmir que se acercaba a mi boca para que
lo lamiese un poco antes de que desapareciese dentro de una camisinha extralarga
que Walmir tenía en su mano, así lo hice y esas gotas viscosas, de aroma
penetrante pasaron a ser parte integrante de mi saliva.
Cuando todo ese trozo de "pau" curitabano fue cubierto por el precum arrastrado
po mi lengua quedando totalmente embadurnado, Walmir se colocó la camisinha que
con un poco de dificultad se deslizó por su glande hasta cubrir totalmente su
pedazo de tripa colgante.
Bajo mi estómago puso un almohadon para permitir que mi cuerpo quedase un poco
más levantado y a los pocos segundos se colocó entre mis piernas abiertas
apuntando su ariete a mi dilatado hoyo.
Pude sentir cuando su glande tocó mi "rosa abierta" y fue metiéndose lentamente
sin ningun obstáculo que lo frenase, ignoro si fue la dilatación producida por
esas gotas o mi subconsciente creyendo eso lo dialató en tal forma que permitió
la entrada de su verga sin ninguna dificultad, Entró más de la mitad sin ninguna
consecuencia negativa, pero allí su miembro se engrosaba un poco más, me dolió
un poco cuando pasó esa parte pero una vez que atravesó mi esfínter el final del
tronco llegó a su destino produciendo mucha excitación en ambos.
Mi verga estaba muy dura acomodada bajo la almohada y cada vez que él me la
metía mi verga era empujada bajo la almohada frotándose con la colcha áspera que
cubría su cama y me producía un cosquilleo tremendo en los alrededores del
frenillo Cada vez que su verga se acomodaba plácidamente en mi interior y era
girada como un sacacorchos mi esfínter sentía ese cosquilleo delicioso y a los
pocos minutos de ese mete y saca percibí en mi glande el anuncio de que
inmediatamente iba a despedir unos grandes chorros de semen caliente y
efectivamente eso sucedió.
Bajo su almohada y sobre la colcha quedó una gran cantidad de leche recién
expulsada, él lo notó por mis gemidos muy altos y porque las convulsiones de mi
esfínter que quería expulsar hacia el exterior a la gran verga alojada allí.
Walmir luchó para mantenerla dentro mientras las contracciones de mi ano iban
disminuyendo al mismo tiempo que mi semen era expulsado en su totalidad.
Una vez que me hube calmado, quedé inmóvil sobre la cama con la pija de Walmir
clavada totalmente, nuevamente empezó un mete y saca furioso, violento y rápido
hasta que dijo que iba a terminar.
Ni falta hacía que me lo anunciase porque a pesar de la dilatación de mi
esfínter podía sentir algo de la agitación de esa verga, pero más evidentes
fueron sus bufidos los que me anunciaban lo que iba a suceder de un momento a
otro.
El rápidamente extrajo de mi interior esa "arma" que teníia adormecido el
interior de mi recto, me dio vuelta de un manotazo dejándome boca arriba.
Pude ver su cara totalmente congestionada por el placer y el morbo, se sacó el
condón todo manchado de lo que extrajo de mi interior y con una mano se pajeó a
toda velocidad hasta que en pocos segundos expulsó una interminable sucesión de
largos chorros de color ámbar sobre mi vientre.
Una vez que todo hubo pasado me toqué el culo porque no lo sentía y
efectivamente no tenía ninguna sensibilidad en esa parte!!!
Me dio un trapo para limpiarme un poco, pero no pudímos ir al baño porque no
teníamos más tiempo y yo debía estar en el comedor del hotel para la cena de
despedida.
Su verga hedía tremendamente!!!
Sería por el esfuerzo y al mismo tiempo por los jugos que había expulsado en una
cantidad tremenda pero dado el tamaño de su pija y de sus bolas no se podía
esperar un cantidad menor.
Nos vestímos rápidamente y cuando estábamos saliendo me acordé y le pedí los
folletos para que nadie sopechase de esa imprevista salida del hotel hacia su
casa.
Me dio una cantidad enorme de papeles, algunos muy interesantes con la historia
de Curitiba y una guía turística en la que figuraban innumerables lugares que
jamás imaginé que existían en los alrededores de esa ciudad.
Cuando llegamos al hotel los demás turistas estaban comenzando a devorar los
postres, nos acomodamos en nuestros lugares, ya que el guía había invitado a
Walmir para que compartiese nuestra cena de despedida.
Mi culo ardía, me quemaba y era imposible tenerlo mucho tiempo depositado sobre
la silla, esa incomodidad me impulsaba a moverme mucho para ubicarme de alguna
forma en la cual estuviese cómodo pero era imposible.
Terminada la cena nos condujeron a una sala con un gran piano para terminar la
noche cantando y bailando.
Me despedí con la excusa de que tenía que hacer el equipaje mientras mi tío y
primas se quedaron allí.
Walmir me acompañó hasta el ascensor y mientras lo esperábamos me dijo que el
casi nunca se acostaba con hombres, no le gustaban, pero esos bumbums de la
playa lo habían excitado mucho y me vio tan complaciente y como le demostré que
me interesaba su "pau" me lo había ofrecido para que lo probase porque no tenía
tiempo de buscar a alguna mujer para que calmase su calentura.
Lo dejé allí, subí al ascensor y rápidamente fui a mi habitación a quitarme toda
la ropa mojada porque mi esfínter trataba de volver a su tamaáo natural y con
cada contracción expulsaba líquidos de mi interior, que fueron producidos al
derretirse la enorme cantidad de crema que Walmir me había metido con sus dedos
y que luego su verga se había ocupado de llevar a las profundidades de mi ser.
Me senté en el bidet no tanto para higienizarme sino para calmar esa fiebre con
los chorros de agua fría que entraron a bastante distancia de la dilatada
entrada.
Un gran alivio acompañado por ardor sentí cuando esa agua fría recorría parte de
mi lastimado recto hasta que finalmente me di una ducha completa de agua tibia
para sacarme los aromas del néctar que la verga de Walmir había depositado sobre
mi vientre.
Luego me tomé un par de pastillas antidiarreicas para evitar que mi lastimado
esfínter me jugase una mala pasada y me sucediese algun accidente en el viaje de
regreso.
Cuando llegó mi tío, me encontró muy tranquilo haciendo mi equipaje, comentó
algo de la fiesta de despedida y de cuanto le había gustado el viaje hasta que
al final nos dormimos.
A la mañana siguiente fui despertado por unos dolores de barriga muy fuertes y a
pesr de las pastillas que había tomado la noche anterior no pude retener el
contenido de mis intestinos manchando la cama y yendo al baño a toda velocidad
para expulsar lo poco que no quedó depositado sobre la cama.
Por suerte en el viaje de regreso no me sucedió nada parecido y fue tranquilo
hasta llegar a Montevideo.
OMAR
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