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En el festival de rock de Durazno

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EN EL FETIVAL DE ROCK DE DURAZNO

El año pasado se desarrolló en la ciudad de Durazno un Festival de Rock con mucho éxito para sus organizadores, ya que fue tanta la gente que concurrió que ellos terminaron ganando muchísimo dinero y por rebote los habitantes de la ciudad vieron acrecentadas sus ganancias.

Ni la más remota idea había pasado por mi mente de que yo iba a ser testigo de ese grandioso acontecimiento dedicado a los jóvenes.

Pero como siempre digo el destino teje sus hilos y cosas que jamás pensamos que nos iban a suceder ocurren como la cosa más natural del mundo.

Dos alumnos de unos 1

8 años me comentaron sobre ese Festival que se iba a realizar, ellos querían ir pero no tenían para el pasaje, aunque no era muy costoso, me dijeron que no podían pagar alojamiento y pasaje.

Me despedí de ellos, subí a mi coche y no los volví a ver hasta el día siguiente, en el cual volvieron a hacer comentarios sobre el mismo tema, para luego agregar que si yo no los llevaba en mi coche.

La idea me agradó por ser algo diferente a lo que habitualmente hago y les dije que sí, uno de ellos llevó a un primo de unos 19 años y salimos los cuatro en mi coche rumbo a la ciudad de Durazno y a la habitación que ellos habían alquilado en una de las casas que rentaban habitaciones para el Festival.

De la casa lo que puedo decir es que a pesar de ser muy antigua estaba limpia y en uno de los dormitorios con balcón a la calle nos ubicó la señora que nos recibió diciéndonos que uno tendría que dormir en el suelo porque había puesto una colchoneta allí.

Al entrar vimos una cama de matrimonio, una cama turca y la colchoneta, uno de ellos se apresuró a decir:

-Al profe le damos la cama turca...

El de 19 no quiso dormir con su primo porque dijo que era "peligroso" por eso eligió la colchota así que por descarte los que tenían que compartir la cama matrimonial eran los dos amigos.

Me quedé pensando que habrá querido decir con eso de "peligroso", pero no comenté nada y luego de acomodar el poco equipaje salimos a dar una vuelta para hacer el reconocimiento de la ciudad.

A la noche lo encontré en el lugar donde se desarrollaba el festival pero como me aburrí porque esa música no era para mi edad me fui a cenar en un restaurante que había visto cerca de la plaza.

Cuando el Festival estaba en todo su apogeo cerca de la media noche me fui a dormir, cosa que no lamenté porque estaba muy cansado no solamente por haber conducido hasta allí sino por el trabajo que no me había dado descanso en los últimos días.

Inmediatamente después de haberme introducido en el blando lecho de la cama turca me quedé dormido y sin saber nada más de ese mundo hasta que me despertaron los sonidos de los muchachos que volvían de su fiesta.

Entre sueños oí las voces de mis alumnos que se disponían a dormir y luego de una ausencia total de sonidos pude oír nuevamente que unos de ellos le decía la otro:

-Déjate de joder ¡! ¿Qué querés hacer?

-Déjame que te la meta... la tengo parada...

-Sí, ya lo noté porque me la estás pasando por el culo...

-AHHHH... Que lindo lo tenés!!!

-Salí de arriba mío!!!

El primo se había acostado en la colchoneta y roncaba, tal vez porque estaba más alcoholizado que los otros dos por las cervezas que se habrían bebido en el Festival.

El que estaba con la verga dura seguía insistiendo y el otro siguió negándose hasta que finalmente le dijo:

-Hacélo rápido, pero no me la metas refriégamela por el culo solamente.

Pude oír claramente como la cama de elásticos de resortes cimbraba con todo el movimiento que hizo el chico al subirse arriba de su amigo y refregándole la verga por entre las nalgas acabó entre gemidos y protestas de su amigo.

-Me llenaste le culo de leche... ahora pajeáme a mí porque me la dejaste dura...

A pesar de que miraba para ese lado al mismo tiempo que me acariciaba la verga la cual se me había puesto más dura que la de ellos, no pude ver nada porque ni un haz de luz se filtraba para dejarme divisar algo de tan erótica escena.

Podía decir que mi mano subía y bajaba a lo largo de mi pija al mismo compás que la de ellos porque pude oír perfectamente los golpes que le daba a su amigo al pajearlo y luego supe cuando terminó todo porque el muchacho gimió con unos agitados espasmos de agitada respiración.

Yo lo hacía muy despacio para no emitir sonidos delatores pero mis amigos ni se percataron de lo que sucedía en mi cama porque siguieron protestando acusándose uno de tener el culo y las bolas mojadas y el otro de tener toda la mano llena de la leche de su amigo.

Finalmente se limpió las manos en el vientre dejándolo con el culo y el vientre pegajoso por la leche de ambos pero como estaban muy borrachos se durmieron quedándose todos empapados sin siquiera atinar en ir a lavarse al baño.

Yo también quedé con mi mano mojada pero como tuve pereza de levantarme par ir al baño la sacudí dejando caer al suelo los restos de mi eyaculacción que supongo que habrán caído muy cerca del muchacho que dormía en el suelo casi al lado de mi cama...

Al otro día me desperté primero que ellos para satisfacción de mi vista, porque lo primero que vieron mis ojos ese día fueron las nalgas blancas y lampiñas de mi alumno el cual dormía boca abajo casi totalmente destapado, pero lamentablemente no pude saber si la lechada de la noche anterior había caído sobre esa nívea parte o si él había descargado su semen entre los "cachetes" del otro chico...

Inmediatamente fui a bañarme pensando en ese hermoso trasero, luego desayuné antes de salir para conocer la Playa El Sauzal de la cual me habían hablado maravillas.

El puente carreteo que está sobre el Río Yi fue tema de muy lindas fotografías, las cuales están almacenadas en mi colección, después de tomar varias panorámicas del lugar seguí por la ruta hasta que me encontré con un río muy ancho el cual ya conocía y es el Río Negro que divide al Uruguay a en dos.

Ya que estaba allí sin tener nada que hacer porque los muchachos que había traído no eran amigos míos y no tenía ningún compromiso con ellos, nada más que llevarlos de vuelta a Montevideo me decidí a cruzar el río e ir hasta Paso de los Toros.

Di unas vueltas por esa ciudad del centro de la República y cuando vi una parrillada detuve el coche y me dispuse a almorzar en ese sitio donde tuve que soportar las quejas de los mozos diciéndome que allí no iba nadie porque todos estaban en el Festival de Durazno.

Antes del anochecer ya estaba nuevamente refugiado en la habitación de esa familia que nos la había alquilado, pero allí ni había rastros de los muchachos, por eso le pregunté a la dueña por ellos y ésta me dijo que los había visto muy poco pero que no me preocupase porque todos los jóvenes se estaban divirtiendo en el parque donde se desarrollaba el evento.

Por eso después de cenar fui a dar una vuelta por allí, donde ellos me vieron y vinieron a ofrecerme cerveza y a decirme que al otro día temprano partiríamos de vuelta par Montevideo porque seguramente yo tendría que trabajar aunque ellos no pensaban ir a clases porque iban a dormir todo el día.

Estuve con ellos hasta la 1 a.m. y de vez en cuando de reojo miraba el hermoso trasero cubierto por los jeans recordando el hermoso despertar (que sin saberlo su dueño) me había provocado, lo disfrutaba en silencio pero sin darles a entender que yo sabía lo que había sucedido la noche anterior cuando había sido empapado por una eyaculacción juvenil.

Los dejé en lo mejor de su fiesta para ir a dormir porque al otro día tenía que manejar unas cuantas horas hasta Montevideo.

Como a la madrugada me despertaron sus voces porque uno de ellos había bebido tanto que estaba casi dormido y por eso sus amigos lo tuvieron que traer para depositarlo en la cama donde se puso roncar de inmediato sin percatarse del lugar donde se hallaba.

Por suerte esa noche no habían cerrado bien los postigos y por esa hendidura se filtraba algo de la luz de la calle dejándome ver algo de lo que acontecía en nuestra habitación.

El que menos tambaleaba era el que dormía en la colchoneta porque el otro chico se cayó sobre la cama justo al lado de su amigo sin siquiera quitarse la ropa y se puso a roncar al unísono con su compañero de lecho.

Yo muy ávido de ver lo que sucedería miraba desde la penumbra donde estaba mi cama turca y para regocijo de mi vista y de todos mis sentidos vi como Álvaro se quedaba completamente desnudo para luego acostarse sobre la colchoneta y cubrirse con una sábana.

Ese panorama de ver tanto vello púbico cubriéndole sus partes pudendas me dejó muy excitado por lo que tuve que apretar mi verga para que no hiciese un bulto delatador levantando mi frazada en esa zona.

Álvaro ni se imaginaba lo que sucedía en mi cama pero como por arte de magia comenzó a jugar con el arma que no pude ver por impedírmelo ese inmenso matorral de vellos y con sus movimientos agitados la sábana se fue deslizando dejándome ver un voluminoso glande morado que sobresalía ampliamente dentro de su mano, estando cubierto por una generosa cantidad de precum, sé que no era saliva porque en ningún momento había llevado su mano a su boca para humedecer su balano.

Comenzó a dolerme la pija porque estaba moviéndose mucho bajo el peso de mis manos y al tratar de apretarla más ésta se convulsionó estrepitosamente con tan hermosa visión.

 

Me delató un quejido que exhalé cuando me apreté un huevo tratando de contener la excitación por eso mi acompañante súbitamente se cubrió con la sábana y luego me pidió disculpas por el espectáculo que había estado protagonizado.

-No te preocupes a todos nos pasa, mirá como la tengo yo...

Me destapé exhibiendo por primera vez ante sus ojos mi verga enhiesta como el mástil de un velero.

-Profesor!!! Qué verga grande que tiene!!

-Creo que la tuya es más cabezona, mostrámela otra vez...

Con un poco de temor acompañado por vergüenza accedió y me mostró lo que había ocultado dentro de las sábanas, no estaba tan grande como un rato antes pero igualmente se me hizo agua la boca al ver como el precum aun cubría el glande oscuro como una remolacha dejándole ese manjar brillante como si se tratase de una joya de alguna piedra de la India.

Bajé de la cama para ver más de cerca ese color morado que me atraía demasiado y al estirar mi mano para tocarla, Álvaro me dijo:

-¿Qué piensa hacer?

-Quiero tocarla, porque no puedo creer que ese color y esa cabeza tan gruesa sean reales...

De ahí en adelante sucedió todo muy vertiginosamente, no solamente se la toqué, quedándome al hacerlo los dedos empapados de ese viscoso precum sino que me animé y comencé a lamerla saboreando con mi lengua ese delicioso almíbar.

Él comenzó a gemir sin importarle que sus amigos pudiesen oírlo, aunque ellos estaban roncando a pata suelta y por eso jamás se iban a percatar de lo que sucedía los pies de su cama.

Con la excitación que mi experta lengua le produjo a ese glande éste llegó a un tamaño considerable por eso tuve que sacarlo de mi boca porque me ahogaba y comencé a lamerlo por todo su contorno como si se tratase de un helado palito.

El cuerpo de Álvaro se contrajo para luego expulsar desde su garganta un gemido muy fuerte y al mismo tiempo un chorro de leche caliente golpeaba fuertemente mi mejilla para finalizar con tremendas expulsiones del líquido contenido en sus bolas las cuales me dejaron la cara completamente impregnada de ese delicioso néctar.

Al finalizar su eyaculacción su cuerpo se aflojó dejándome a mí con la verga a punto de estallar dentro de mi mano por lo cual seguí lamiendo el tronco que comenzaba a decaer con la esperanza de que ese lamer me hiciese gozar a mí también.

Todo ese jugueteo no me produjo la eyaculacción buscada sino que mi ano comenzó a contraerse y a distenderse al mismo ritmo que mi lengua trataba de revivir al órgano que recién había expulsado una generosa cantidad del líquido blanquecino que algunos llaman semen o esperma.

Álvaro pasó sus manos bajo su nuca y con su cabeza apoyada en ellas me miraba con cara de borrego degollado, como no creyendo lo que estaba sucediendo en la penumbra de esa habitación casi silenciosa, solamente alteraba ese silencio los ronquidos de sus amigos embriagados los cuales se podrían oír en varias habitaciones de esa casa.

Me esforcé tanto lamiendo y succionando la herramienta que recién había desfallecido hasta que logré una nueva semi-erección y así como pude me humedecí dos dedos con mi saliva y luego los llevé hasta mi ano donde los introduje para humectarlo.

Luego me agaché sobre esa verga medio dura pero sostenida por mi mano para que no perdiese la poca rigidez que había alcanzado, me fui acercando sobre ella hasta que pude sentir como ese calor tocaba mis pliegues.

-Que vas a hacer?

Muy tímidamente me preguntó Álvaro como si no se hubiese dado cuenta de lo que iba a hacer.

No contesté nada porque su gruesa cabeza ya estaba pasando y cuando iba a hacerlo él dio un suspiro de alivio porque no le dolió ni a mí tampoco cuando ésta hubo pasado y antes de que siguiese bajando sobre el mástil que estaba recuperando la salud me dijo:

-Es la primera vez que un hombre se clava en mi pija...

Comencé una feroz cabalgata pero casi inmediatamente que mi próstata percibió los golpes que la visitaban desde el interior hizo que mi verga despidiese una tremenda cantidad de lechita caliente sobre el pecho y parte del cuello de mi nuevo amante.

Por las contracciones de mi ano gemí muchísimo a la vez que las contracciones de mi verga dentro de mi mano me hicieron gozar inmensamente desparramando todo ese brebaje sobre el virginal pecho de Álvaro.

Cuando el frenesí de mi placer hubo pasado me di cuenta de que no habíamos usado un condón, pero esa barra de hierro candente comenzaba a darme molestias dentro de mi recto el cual comenzaba a sentir el ardor que producía el calor de esa verga que había revivido en todo su esplendor.

Por suerte no era muy larga porque con esa enorme cabeza me hubiese producido algún hematoma interno ya que mi partenaire había recobrado toda su virilidad y me hacía subir y bajar de esa barra a toda velocidad, manifestando con gemidos acompañados por contracciones cada vez que su balano lo hacía percibir el cosquilleo clásico de que estaba gozando.

Milagrosamente mi verga también se había puesto enhiesta después de esa grandiosa eyaculacción por eso comencé a sobarla nuevamente en busca de más placer, estaba en eso cuando Álvaro me hizo pone boca abajo montándose a horcajadas sobre mí para darme una tremenda cabalgata a toda velocidad la cual me arrancó ayes de dolor y placer.

Su verga se hinchó de una manera espantosa haciéndome doler muchísimo cuando la enterró hasta el fondo descargando allí todo el poco contenido que aun quedaba en algún recóndito lugar de sus vesículas seminales.

Mi pija no se quedó atrás respondiendo a esos latidos vergales con otros anales que terminaron en una explosión de semen, el cual comenzó a salir de una manera desaforada manchando el piso al lado de la colchoneta donde dormía mi nuevo juguete de dar placer.

Mientras le limpiaba el semen que le había descargado sobre su cuerpo le pregunté si alguna vez había hecho algo parecido y me respondió que no, solamente había tenido apretadas con algún amigo o alguna vez se la había chupado algún compañero, pero nunca había penetrado un culo.

Con el recto dolorido lo abandoné para ir a dormir a mi cama, por supuesto que boca abajo dejando mi ano al descubierto para que los aires mañaneros refrescasen el fuego que por allí fluía.

Si Álvaro hubiese estado acostumbrado al sexo anal lo hubiésemos gozando más, pero hicimos lo que pudimos en esa alocada e inesperada sección sexual.

No creo que sea necesario decir que dormimos hasta muchísimo más tarde de la hora en la cual habíamos programado salir para Montevideo.

Inmediatamente después que me desperté me di una ducha para limpiar todo el semen que tenía adherido a mí cuerpo y por supuesto limpié muy exhaustivamente las paredes de mi flor, la cual estaba muy irritada por lo acontecido unas horas antes.

Al volver del baño vi que mis tres párvulos aun dormían, desperté a Álvaro al cual le costó muchísimo despabilarse y para mi placer pude verle a la luz del día su herramienta tiesa en todo su esplendor porque había dormido desnudo.

Mientras él se bañaba, traté de despertar a los otros dos pero como estaban muy alcoholizados apenas se vistieron y al volver Álvaro entre los dos los metimos en el coche y luego de despediros de la dueña de casa partimos rumbo a Montevideo.

Arribamos a nuestro destino después del mediodía por eso perdí algunas clases que no pude dictar, pero valió la pena haberlas perdido porque gané mucho más con lo que me hizo sentir Álvaro, pero lamentablemente no se repitió en todo este año que transcurrió desde ese inesperado acontecimiento.

Como el no concurre a ningún instituto de los que yo frecuento no lo volví a ver, aunque a su primo lo veo en varias clases y cuando le pregunto por él me responde que está de novio pero supongo que no le habrá contado lo sucedido en ese amanecer en Durazno cuando finalizó el Festival de Rock.

OMAR

 

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