YAZIFAR, EL SASTRE
Un E-Mail de un lector trajo a mi memoria un hecho que sucedió hace mucho
tiempo, espero recordarlo con todos sus detalles para poder contarlo lo mejor
posible, para que lo disfruten todos, aunque sean leyéndolo ya que yo lo
disfruté en su oportunidad con mucha intensidad.
Un gran revuelo en la famiia causó la decisión de mi hermano Leo de casarse e
irse con sus suegros a vivir a Australia.
Tal acontecimiento ocasionó una suma de dinero bastante grande y por suerte para
mis padres el traje que yo debía ponerme para su casamiento me lo trajo Leo de
regalo, como un atenuante para que lo perdonase porque me abandonaba y se iba a
vivir lejos con su esposa.
El saco me quedaba bien pero el pantalón era un poco grande para mi que en esa
época era muy delgado, no porque comiese poco sino por el gran desgaste que me
ocasionaban las grandes encamadas con Leo, con Renaldo y con todos los qe se
pusiesen delante de mi pija o boca o detrás de mi culo, a esa edad la mano está
siempre dispueta a pajear a los muchachos calientes en demasía...
Leo me había comprado ese traje en una sastrería de la Calle Colón en la Ciudad
Vieja, a un judío llamado Yazifar que era conocido de su futuro suegro y le
había hecho precio porque era el último traje que le quedaba en esa tela.
Tuve que ir a visitarlo para que me lo ajustase, fui solo porque Leo no me pudo
acompañar por causa de los últimos detalles para su boda.
Don Yazifar era una tipo de unos 45 años, muy apuesto y cordial, nada que ver
con la idea que teníamos en esa época de que los judíos estaban para hacer el
peso sin importarle la forma en que lo lograban.
Dejó el local a cargo de un empleado y me hizo subir a su taller, allí me hizo
pasar a un probador y cuando salí me revisò, comprobó que el saco me quedaba
bien, luego revisó el pantaló y como todo sastre experto inmediatamente se dió
cuenta del defecto.
-Esperá que voy a buscar el centímetro y tomo las medidas necesarias.
Empezó a medirme la entrepierna y noté que demoraba mucho en hacerlo, su mano
parecía que sopesaba mis bolas o esa impresión me dio lo que estaba haciendo.
Yazifar tenía unas manos suaves que más que medir daban la sensaciín de que me
acariciaba las pelotas, me calentó un poco el morbo de estar con ese desconocido
que me estaba manoseando por arriba de mi ropa.
A lo mejor eran imaginaciones mías, el tipo hacía su trabajo y yo como todo
joven fantasioso me imaginaba que el tipo tendría otras intenciones.
-Ya está, volvé mañana que te lo pruebo nuevamente y si te queda bien podés
llevártelo.
Esas fueron todas las palabras que oí de su boca, nos despedimos y me fui.
Salí de allí bastante avergonzado y supongo que con la cara ardiendo de lo
colorada que estaría, mi mano iba en mi bolsillo tratando de sostener a mi pija
que iba casi a 1000 por hora.
No aguanté mucho me metí al baño de un bar que había por la Plaza Zabala y me
pajeé a toda velocidad imaginando que era el sastre que me apretaba las bolas,
hasta que mi leche salió muy violentamente, la cual terminó estrellándose en la
pared arriba del inodoro no me calmé.
A la noche estaba solo en mi cuarto esperando a Leo para contarle lo sucedido y
como no llegaba me quedé dormido.
Me desperté a la madrugada de pija dura porque había tenido un sueño erótico en
el cual Don Yazifar me acariciaba los huevos y con el más leve roce de sus
suaves dedos me hacía excitar lo suficiente como para despertarme transpirado,
agitado y de verga dura a más no poder.
Leo estaba durmiendo en su cama y al meterme en ella me dijo que me dejara de
jorobar que estaba rendido porque había tenido dos polvos infartantes con su
novia y no quería más joda por el día de hoy.
Como insistí y se dio cuenta de que la tenía muy dura me pajeó para que se me
bajase mientras se la chupé un ratro sin que se excitara y como un final feliz
(para mi), mi leche cayí toda sobre su pija por lo que tuvo que levantarse
bastante malhumorado para ir a lavarse.
No eran imaginaciones mías!!! Al otro día volví a lo del sastre y mientras me
probaba el pantalón noté que sus dedos más descaradamente tocaban mis bolas, sus
toqueteos me producían una sensación muy placentera y lo dejé hacer sin oponer
resistencia ni quejarme de lo que estaba tratando de hacer.
Me agité mucho y me puse muy nervioso, pero él al darse cuenta trató de calmarme
y me dijo que lo dejase hacer su trabajo con comodidad, que no me iba a doler o
algo por el estilo fue lo que me expresó para que me sosegase.
Comenzó a sacarme el pantalón con la excusa de que estaba bien pero necesitaba
planchado, luego me sacó la camisa y finalmente el slip hasta que me quedé en
bolas mientras mi pija corcobeaba porque aunque no estaba parada en su totalidad
ésta se encontraba estirada pero hacia abajo al quedar desnudo frente a él
exclamó: -Nunca vi un "goy" con una verga tan larga!!! Claro que parecía mas
larga porque estaba estirada hacia abajo, con una ganas tremendas de levantar la
cabeza e izarse hacia mi ombligo.
Mi ignorancia me llevó a confundir el termino goy por gay por lo cual le dije
con toda la altanería de un jovenzuelo muy orgulloso de ser de esa manera.
-Usted cree que los gay por ser gays tienen solamente pijas chicas? -No, mi
niño!! Yo no dije eso, dije goy no gay.
Y mientras sacaba su pija hacia afuera del pantalon me dio una clase de lo que
significaba goy, que para no extenderme mucho en aclarar que es, diré que los
judíos llaman goy a los que nos son judíos.
En su taller tenía varios sillones, me tomó de la mano y me llevó hasta uno de
tres cuerpos y me hizo recostar allí con la pija totalmente parada apuntando
hacia mi ombligo.
-Cálmate niño, vas a ver que lindo lo que te voy a hacer..., no tengas miedo y
disfrútalo en su totalidad.
Mientras se sacaba la ropa me iba diciendo que yo era lindo , suave tierno y un
sinfin de palabras dulces y alagadoras, hasta que cambió de vocabulario
diciendo: -Vas a ver que lindo te voy a romper el culo, te voy a enseñar a
disfrutarlo y ninguna verga logrará satisfacerte después que Yazifar te haga
gozar con esta hermosa herramienta.
Me mostró un verga chica con la cabeza al aire en su totalidad por la
circuncisión que le habíian efectuado a los pocos días de nacido.
Se paró delante mío, inclinándose para que su verga llegase a la altura de mi
boca donde apoyó esa cabeza olorosa sobre mis labios, con una mano me abrió la
boca y con la otra agarró la pija y la empujó dentro de ella hasta hacer pasar
más de la mitad.
A pesar del tamaño era un pedazo de carne muy dura, senti una molestia pero el
expertamente la empezó a meter y sacar hasta que mi lengua empezó a lamer y mi
boca comenzó a chupar con bastante rapidez.
Me excitaba tanto ese mete y saca y los movimientos de mi lengua sobre ese
glande pelado que mi mano no soportó más y comenzó a tocarme la verga a toda
velocidad.
-Largá tu verga!!! No te di permiso para hacer eso!!! Quiero que disfrutes un
rato antes de romperte el culito!!! No sé si se enojó o fingió enojo por lo que
me dediqué solamente a su pija y desatendí la mia.
A los pocos minutos de estar chumpando, sentí que estaba saboreando un néctar
delicioso, el sabor de esa verga pelada era muy diferete a las que había probado
anteriormente, todas ellas con el prepucio cubriéndolas integramente.
Don Yazifar gemía y esos gemidos me llevaban a gozar cada vez más intesamente
por la satisfación ególatra de que estaba haciendo gozar a un tipo mayor que yo.
En algunos momentos en que me detenía, él me besaba el cuello y se dedicaba a
recorrer mi cuerpo con esa manos suaves que me daban cada vez más excitacción
por las zonas que ellas recorrían y que decir de sus dientes que eran muy
fuertes y me arrancaban ayes de dolor y de placer cada vez que me mordía o
tiraba de mis pezones.
A la vez que podía sentir esos mordisquitos, su mano corría el forro de mi verga
con una fuerza tremenda como queriendo arrancármelo para que ella quedase tan
pelada como la suya.
Casi acabé entre sus manos, pero al notar la agitaciòn que tenía mi verga, él me
hizo doler muchísimo con una fuerte jalada de mi prepucio hacia atrás, fue tan
intenso el dolor que sentí en el frenillo que mi verga se bajó instantaneámente
como se desinflan los globos al ser pinchados.
Quedé de verga baja y babeante mientras el me acomodó de rodillas sobre el
sillón con los brazos apoyados sobre el respaldo y la cabeza apoyada sobre las
manos.
Me separó las nalgas y dijo: -Tenés un agujerito muy lindo, pero está muy
contraído, será por los nervios.. aflojate un poco que voy a buscar una
"cremita".
Volvió enseguida con un pote de crema, vaselina o lo que fuese, metió los dedos
en ese recipiente e inmediatamente pude sentir una frío grasoso que pugnaba por
entrar en mi rozagante esfínter que estaba siendo dilatado por los dedos del
sastre que ocupaba mis pensamientos desde que lo había conocido.
Me fui calmando esperando lo que vendría después, su glande fue untado con la
misma mixtura y acto seguido fue apoyado en esa resbalosa superficie que es la
parte de salida de mi aparato digestivo.
-Putito, ha llegado la hora de que tu culo goy sea partido en cuatro y desde hoy
no podrás vivir sin la verga de Yazifar.
No terminaba de decir Yazifar cuando sentí que el exterior de mi orto era tocado
por algo caliente y chorreante de crema, no me dolió cuando pasó esa cabeza
porque era pequeña pero mientras esta se abría camino en mi interior sus manos
pellizcaron mis bolas de una manera salvaje que nada tenía que ver con la
suavidad con la cual habían sido tratadas mientras me probaba el pantalón.
Intentó meterla en su totalidad de una sola estocada y lo logró mientras mi culo
se contraía tratando de expulsar al intruso que había entrado tan violentamente
sin siquiera darle el tiempo suficientee para que se acostumbrase al visitante.
Sintió la contracción y el rechazo pero no se inmutó, empezó a bombearme a
velocidad lenta hasta que logró vencer la resistencia interior y aceleró la
marcha.
Con todo ese incómodo proceder mi verga fue estímulada desde dentro por algun
remoto resorte, se endureció prontamente y al mismo tiempo como autodefensa por
la tirantez anterior del frenillo presionado por sus dedos empezó a emitir hacia
el exterior una cantidad increíble de pre-cum que la suavizó lo suficiente para
que no me ardiese el lugar que había sido maltratado.
Don Yazifar no escuchaba mis súplicas para que no fuese tan rapido. De un
movimiento más enérgico logró que sus bolas tocaran mis nalgas; había logrado su
objetivo; me había taladrado el culo y se regocijaba de su hazaña.
Solté un grito de dolor y hasta lágrimas de mis ojos; me ardía mucho el culo y
su interior, no por el tamaño de su verga ni por falta de lubricación sino por
las embestidad sin piedad con las que fue tratado.
Sentí que su verga latía mucho y me di cuenta de que comenzaba la explosión
final y el derrame violento de semen fue depositado dentro de mi recto con unos
fuertes.
-AHhhhhhhhhhhhhh...!!!YYYyyyyyyyyyyyyyyy.......Uffffff..
Los cuales salieron de la garganta de Don Yazifar como final de su tremenda
gozada a costa de mi recto!! Esos monosílabos guturales acompañados por bufidos,
resoplidos y otros movimietos pélvicos me calentaron muchísimo y lo que fué
dolor pasó a ser placer y el mete-saca fue placentero, sentía como llegaba en
cada embate hasta mi estómago, estaba recaliente y le pedía más y más. Don
Yazifar me taladraba, me perforaba y en un momento me cambió de posición.
Había eyaculado no sé que cantidad porque quedó dentro mío, pero esa verga no se
le bajó, en cambio cobró más fuerza.
Se sentó en el sillón y yo frente a él con las piernas al costado de su cuerpo,
me sentó encima de su pija hasta que nuevamente estuve ensartado hasta las
bolas. Subía, bajaba, subía y bajaba, Don Yazifar me empezó a besar como loco y
nuestra lenguas se entrelazaron produciendo un grado de excitación máxima, hasta
que no lo resistí más y una eyaculación increíble y maravillosa terminó con tres
chorros de mi leche que cayeron en su estómago.
Quedé tendido en su pecho tratando de tomar aliento.
El no eyaculó dentro mío, me deslizó hacia el piso y quedé entre sus piernas con
la boca a la altura de su pija la cual prontamente desapareció dentro mi boca.
Tenía un gusto muy extraó, mezcla de semen, crema, fluídos del interior de mi
cuerpo pero era deliciosa dado el grado de calentura que había logrado conseguir
de mi persona.
Su verga me inundaba con su leche caliente a la que quise evitar, pero tomándome
fuerte de la nuca, se aseguró que hasta la última gotita pasara por mi garganta,
riéndose de satisfacción y gozo mientras su mano trataba de producir otra
eyaculación de mi pija, que no tardó en producirse nuevamente sobre su vientre.
Quedé totalmente desfallecido y satisfecho por ese intenso tratamiento, ese
judío sabí lo que era gozar y lograr que otros gozaran con el dolor alternado
con el placer.
Por suerte tenía baño allí arriba, porque los aromas característicos del semen
al contacto con el aire se hicieron sentir y tuvimos que quitarnos todo eso de
nuestros cuerpos.
Al estar nuevamente vestidos como si nada hubiese pasado en esa hora y pico que
duró la "prueba del areglo", me dio el pantalò y me dijo que cuando quisiese que
me rompiese otra vez el culo que lo visitase, me estaría esperando.
Bajé la escalera un poco temeroso, porque en el local estaría el dependiente, y
a lo mejor sospecharía algo de lo sucedido arriba o tal vez supiese lo que hacía
su patrón con algunos clientes??? -Buenas tardes.
Lo saludé de esa forma y pasé hacia la calle oyendo su amable respuesta, que por
el tono de su voz burlona intuí que sabía lo que había pasado allá arriba.
Leo se casó, se fue para Australia y yo me quedé sin la verga que más quería y
la que disfrutaba más por eso o por despecho volví un día a lo de Don Yazifar.
Pero eso es otra historia, que tal vez algun día que disponga del tiempo
necesario para recordarla la escribiré para compartirla con todos ustedes.
OMAR
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