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Radamés y la lluvia dorada

en Gays

RADAMÉS Y LA LLUVIA DORADA

Generalmente relato cosas que me han sucedido a mí, pero en esta oportunidad quiero relatar lo que me contó mi amigo Radamés, como lo que le sucedió es muy excitante quiero compartirlo con ustedes.

Mi amigo se llama Radamés como ya he dicho, lo conocí hace unos cuatro años por medio del Internet, ahora andará por los 60 años, es abogado de una empresa que tiene su escritorio en Atlántida, está casado con una doctora del Hospital de Pando, tienen una hija de unos 28 años y un nieto de dos.

Esa descripción es una generalidad, ya que no quiero entrar en más detalles innecesarios, solamente diré que estuvo exiliado en Sâo Paulo, Venezuela y otros sitios donde no dejó títere con cabeza puesta, ya que sus ansias de verga lo llevaron a buscarlas en todos los lugares donde residió.

A su regresó al país se establecieron en el balnerio La Floresta desde donde se desplazan a sus respectivos lugares de trabajo y desde donde Radamés se traslada también a la búsqueda de nuevas vergas con las cuales calmar su deseo de disfrutar con ellas.

Hace un tiempo comenzó una relación de sexo con el repartidor de una conocida agua de mesa que compran en el estudio donde trabaja, primero comenzó como una simple relación de sacarse las ganas pero con el tiempo se convirtió en algo muy necesario para ambos.

Han probado tríos con otro repartidor pero lo que más les da placer son los dúos que hacían en el camión de José Luis (el repartidor de unos 38 años) hasta que Radamés comenzó a frecuetar la casa de éste en Salinas

Voy a tratar de narrar la última experiencia que me contó Radamés a través de la línea telefónica.

Un viernes como a las 3 de la tarde estaba trabajando desganadamente en su oficina de Atlántida cuando sonó el teléfono, pensó que sería algún cliente pero al levantar el tubo reconoció la voz de su amigo–amante la cual le hizo sentir un tremendo cosquilleo en la verga y en el culo, excitándose tanto que aceptó la invitación de su amigo para encontrarse alrededor dela 18 horas para tener un poco de "acción".

Salió de su oficina un rato antes con la idea de pasa por la casa de su amigo en Salinas, para estar un rato con él y luego de haber recibido el semen de éste irse calmado para su casa de La Floresta.

Le molestó un poco que José Luis estuviese tomando mate con un tipo desconocido para él, ya que estaba desesperado por tener entre sus labios y sus nalgas la verga generosa del repartidor de agua, tuvo que aguantarse la charla de ese tipo que por un rato siguió tomando mates con José Luis hasta que al cabo de unos veinte minutos se levantó para irse porque tenía que esperar a su mujer.

José Luis lo acompañó hasta la puerta y al volver se sentó nuevamente junto a Radamés que estaba con una rabia bárbara por los veinte minutos de sexo que habían perdido, pero el repartidor al notar su cara de mal humor le pasó un brazo por los hombros y le dijo:

-Sé que tenés razón, pero es un buen vecino y no podía decirle que no podía recibirlo porque te esperaba a vos.

Radamés no aguantaba más su calentura, empezó a apretar la pija de José Luis por encima de la dura tela de sus jeans y casi instintivamente le fue bajando la cremallera en busca del pedazo de carne que lo hacía gozar tanto.

Al tener entre sus manos y su vista tan delicado manjar Radamés comenzo a pajearlo lentamente dejándole el glande violáceo al descubierto metras su amigo le preguntaba cosas como:

-¿Te gusta mi pija? ¿Querés la lechita? Sácasela toda y háceme gozar como lo hacés cada vez que estamos juntos

Radamés se excitaba cada vez más al sentir esa verga húmeda, palpitante y realmente caliente entre sus dedos y como no aguantaba más su deseo de tenerla entre sus labios para luego deslizarlos sobre ella hasta que le llegase a la garganta, fue bajando su cabeza en busca de la verga tan ansiada.

José Luis no permitió que sus labios se posasen sobre su glande porque antes de que estos llegasen al tan deseado pedazo de carne le tomó la cabeza entre sus manos y le dijo

-No tan rápido! No sé como lo vas tomar pero hace tiempo que tengo una fantasía...

Ante eso Radamés al cual le encantan las fantasías y las innovaciones no siguió intentando llegar a su objetivo simplemente lo miró y le preguntó:

-¿Que querés hacer?

Titubeando el repartidor de agua le contestó:

-Hace tiempo que tengo una fantasía pero no me animaba a proponértela porque tenía miedo de que te ofendieses conmigo...

Mi amigo estaba que bufaba de tanta excitación y a la vez intrigado por conocer esta fantasía que tal vez lo hiciese disfrutar a él también de una nueva forma de tener la verga de José Luis en contacto con alguna de sus partes por eso lo animó a que le develase su deseo oculto por tanto tiempo.

-Decime que es..., soy capaz de cualquier cosa por verte gozar plenamente y al mismo tiempo recibir tu lechita caliente en cualquier lado de mi cuerpo en el cual la quieras derramar.

Ante tal respuesta José Luis se animó y le dijo que su fantasía era tenerlo de rodillas en el piso del baño para después mearle encima y para terminar largándole toda le leche sobre su cara pajeándose sobre él.

Radamés me contó que hubo un silencio prolongado en el cual él no salía de su asombro porque casi en sus 60 años de vida nadie le había propuesto hacerle una lluvia dorada, cosa que además de espantarlo le destapó el morbo y aceptó hacerlo para descubrir que se sentía al recibir el orín caliente sobre su cuerpo.

Como estamos en invierno y hay unas temperaturas rondando los cero grados el repartidor se levantó para ir al baño para prender una estufa que caldease el ambiente porque con el frío que había en todo los balnearios costeros la iban a pasar muy mal si no caldeaba un poco esa habitación.

Al volver se paró junto a Radamés pasándole le verga por la cara refregándosela por los labios hasta que éste no aguantó más y comenzó a chupársela como un poseso.

En el living el ambiente estaba tornándose más caliente por lo que Radamés no quiso esperar hasta que la estufa hubiese calentado el baño y le propuso pasar a los hechos porque ya que José Luis lo había entusiasmado con la idea de la lluvia dorada quería desfrutarla ya sin dilatar más el momento de gozar descubriendo esa nueva manera de hacerlo.

Mientras se desnudaban Radamés le lamía las tetillas, le mordisqueaba todo el pecho y el vientre mientras José Luis se dejaba hacer le metía un dedo en el orto para ir dilatándolo para que lo vendría después.

Llegaron al baño desnudos, acariciándose los glúteos al mismo tiempo que el cuerpo de José Luis brillaba por la cantidad impresionante de saliva que las lamidas de Radamés habían dejando sobre su piel.

El baño estaba un poco más cálido, pero no lo suficiente como para disfrutar de la experiencia que iba a ocurrir entre esas cuatro paredes por lo que José Luis aumentó la potencia de la estufa y luego le ofreció la pija a su amante para que se la mamase de rodillas mientras esperaba el momento propicio para derramar sobre él la lluvia dorada.

Con tantos lengüetazos a José Luis se le puso dura como un garrote por eso le era imposible expulsar la orina, Radamés miraba su rostro desde debajo de sus huevos y dejó de prodigarle esos agasajos a la herramienta porque así no podría mearlo, que era lo que más ansiaba desde que se lo había propuesto su amigo.

-¡Méame! Estoy desesperado por sentir tu orina caliente sobre mi piel!

-¡No puedo!! Está muy parada y dura, aunque hago fuerza no puedo mear!!

La pija de José Luis estaba en su mano apuntando hacia el rostro de Radamés pero ni una gota de orina salía de ella, solamente algún rastro de precum fluía por su uretra, por eso Radamés de rodillas debajo de él se puso a lamerle las bolas para ver si con ese cosquilleo podía hacerle perder la dureza a la verga de su amigo.

Dio resultado porque al rato un chorro de orina dorada comenzó a salir de la pija de José Luis, cayendo este néctar sobre la cara el pelo y los hombros de Radamés que lo disfrutaba intensamente esparciéndolo con sus manos sobre todo su cuerpo, especialmente entre los vellos del pubis hasta llegar a su propia verga no cesaba de masajearse el cuerpo con ese fluido oloroso y caliente.

José Luis gemía muchísimo a la vez que le decía que no iba a detenerse hasta llenarle la cara de leche.

Cosa que en ningún momento asustó a Radamés porque a él le encanta sentir la leche sobre cualquier parte de su cuerpo incluso dentro de él.

Según sus palabras Radamés me dijo que sentía asco y morbo al mismo tiempo que su cuerpo estaba mojado por todo ese torrente de orina que José Luis le había desparramado sobre él.

Las últimas gotas de orina cayeron sobre su nariz ya que el repartidor se sacudió la pija justo sobre este prominente órgano que tiene Radamés entre sus ojos, golpeó con su verga que aun estaba bastante dura los ojos de mi amigo y luego se la metió en la boca diciéndole.

-Ahora chupámela que te voy a regar con mi leche.

El cuerpo de Radamés hervía por el calor de la orina, hedía bastante porque la orina de José Luis era bastante aromática pero igual accedió a chupar el pedazo de carne tiesa que le habían metido en su boca

La pija de José Luis tomó ritmo, comenzó a ir y venir dentro de su boca a una velocidad asombrosa, ésta lo cogió por la boca frenéticamente dándole lugar a que sus manos se dedicasen a pajearse a la misma velocidad que sus glándulas salivales degustaban de ese trozo de carne con sabor a orina y precum..

Su verga parecía un hierro candente quemándole la lengua al mismo tiempo que lo hacía gemir de placer por el disfrute que estaba recibiendo al saborear esa barra de carne al mismo tiempo que su propia verga estaba siendo estimulada por sus dedos arrancándole ayes de gozo.

Cuando la verga de José Luis estuvo a punto de estallar por lo excitado que lo habían puesto las succiones que le realizó la experta boca de Radamés, se la sacó y comenzó a pajearse a dos manos sobre el rostro de mi amigo que muy rápidamente apretó su mano comenzado el también a pajearse a toda velocidad y pidiéndole que le largase la lechita caliente sobre su boca.

A los pocos segundos comenzó a refregarle la pija chorreante de precum por toda la cara y empezaron a salir unos interminables chorros de leche blanquísima que con esos disparos violentos pegaba fuertemente sobre la cara satisfecha de mi amigo Radamés.

Con una mano sostenía su verga y con la otra esparcía la leche por todo el rostro de Radamés a la vez que le decía:

-Querías leche!! Tómala toda!

Radamés en la gloria!!

Despidiendo olor a orín por todo su cuerpo, con la cara llena de leche y con la verga al mango entre sus manos se terminó la paja que estaba haciéndose tragándose las últimas gotas de semen que salían por la verga del repartidor de agua.

Fueron tantos los gemidos que salieron de su garganta que José Luis se retiró un poco para ver como se terminaba la paja y para ver la enorme cantidad de leche que Radamés depositaba en el piso de su baño.

Cuando mi amigo se hubo calmado sacó la mano de su verga completamente pegajosa por la gran cantidad de esperma que había depositada entre sus dedos y fue a abrazar muy fuertemente a José Luis, tratando de darle un profundo beso de lengua que su amante le retribuyó a pesar de que no lo hacía habitualmente.

José Luis habrá quedado muy satisfecho con la lluvia dorada que había derramado sobre el cuerpo de Radamés porque en vez de resistirse, le clavó la lengua muy dentro de la boca de mi amigo haciendo un inusitado intercambio de fluidos.

Luego le pregunto si lo habia disfrutado y Radamés le contestó.

-Sí, muchísimo, aunque nunca lo había hecho gocé como loco.

-Al fin pude enseñarte algo a ti, porque te cogieron tanto que te las sabés todas.

Rieron por la ocurrencia de José Luis y porque a los 60 años mi amigo Radamés había probado algo que nunca se le había ocurrido que iba a experimentar.

Lo que puede una buena verga joven, lograr que los veteranos hagan cosas inusitadas para dar placer y por qué no para recibirlo.

Desde el cuerpo de mi amigo manaba el olor al orín que se iba secando y era muy desagradable por eso José Luis abrió el grifo de la ducha y lo enjabonó por todos lados siendo él también partícipe de las manos enjabonadas de Radamés el cual se excitó nuevamente a tener sus dedos enjabonado en contacto con el culo virgen y con la verga de su amante.

Mientras los dedos de José Luis jugaban con el orto de Radamés, éste se dedicaba a enjabonarle las bolas y la verga de una manera furiosa pero suave a la vez, logrando con estos masajes que la pija que antes lo había meado se pusiese otra vez en estado de ataque.

Al terminar de enjuagarse se secaron para luego irse a recostar en la cama de José Luis donde Radamés siguió acariciando con sus dedos el glande de la pija de su amigo mientras hablaban de la experiencia vivida un rato antes en ese baño que fue fiel testigo del debut de ambos en la lluvia dorada.

Tendidos boca arriba José Luis le confesó que siempre había tenido esa fantasía de mear sobre otra persona, que nunca se había animado a proponérsela a nadie hasta que había llegado Radamés a su vida y dada la confianza que había nacido entre ambos se había animado y lo había concretado gracias a la aprobación de éste.

Radamés también le confesó sobres sus temores y su rechazo, pero el morbo había podido más que sus miedos, dejándolos de lado lo había hecho logrando un goce muy profundo con esa nueva experiencia.

Con la charla y las caricias que las yemas de los dedos le hicieron a esa verga que lo había meado, ésta estaba nuevamente en acción de ataque por lo que Radamés le preguntó:

-Que querés hacer ahora?

Radamés estaba desesperado por pija, a pesar del goce que había tenido él quería sentir esa verga en contacto con su cuerpo o dentro de él, pero José Luis no le contestó que quería cogerlo como él estaba esperando, simplemente le dijo:

-A mí me encantó como un par de veces me chupaste el orto, quiero que me lo hagas ahora que estoy caliente... haceme gozar con tu lengua entrando entre mis pliegues a la vez y lámeme las bolas pajeándome con tus manos.

Radamés gozaba mucho cuando su amigo le chupaba el culo y le metía los dedos dilatándolo antes de que le metiese su verga por ese agujero tremendamente visitado desde su juventud, por eso le propuso hacer un 69 de lamidas de orto y con la aprobación de ambos se pusieron a realizar ese acto.

Radamés se puso de lado ofreciéndole su orto para que su amigo chupase mientras él se deleitaba lamiéndole nuevamente las bolas y la pija, pero como sus nalgas estaban cerradas José Luis las separó con sus manos dejando expuesto el agujero que iba lamer con sistemáticos lengüetazos a la vez que su verga muy dura comenzaba a latir dentro de la boca de mí amigo.

A mi amigo le encanta la verga en todas las formas posibles por eso metió la cabeza entre las piernas de José Luis para lamerle las bolas y desde allí hacer el recorrido hasta llegar al hoyo de José Luis que lo recibió con fuertes contracciones a la vez que de su boca salían unos fueres gemidos de placer que por momentos le hacían abandonar el culo de Radamés que se dilataba cada vez más con los estímulos que esa lengua le prodigaba.

 

Radamés me dijo que estaba en la gloria porque muy pocas veces había tenido la oportunidad de visitar con su lengua el culo de su amigo y en ese momento estaba tremendamente limpio porque él se lo había enjabonado muy minuciosamente bajo la ducha que se dieron después de que su cuerpo había recibido la lluvia dorada.

Sentir que los dedos de su amigo se habrían camino penetrando su esfínter y a la vez su lengua hacía lo mismo con el esfínter de José Luis hicieron que la verga de Radamés latiese desaforadamente pero como nadie le prestaba atención pajeándola solamente sintió el cosquilleo pero no fue el suficiente como para producirle una eyaculación que lo hiciese gozar antes de tiempo.

Cambiaron de posición varias veces en las cuales Radamés se subió sobre su amigo apretándole sus nalgas contra su nariz para que la lengua se le metiese lo más adentro posible a la vez que la verga de José Luis le tocaba la garganta porque se la tragaba con toda la desesperación y la calentura del momento.

Las suculentas bolas de José Luis impedían que la lengua de Radamés penetrase el hoyo como él quería hacerlo, por lo que le pidió a su amigo que hiciese lo mismo que él le había hecho, con el culo de su amigo sobre su boca se dio un banquete arrancándole todos los ayes posibles de placer a la vez que con su mano lo pajeaba a toda velocidad.

Para José Luis fue demasiado se excitó al máximo, su culo era estimulado por la lengua de Radamés su pija era apretada por esas manos que por momentos la dejaban para dedicarse a apretarle los huevos como queriendo exprimirlos para arrancar de sus profundidades el jugo que allí se concentraba.

Le avisó que no parase porque estaba gozando como un chivo loco, cosa que no le dio tiempo a Radamés para detenerse y pedirle que se la metiese porque estaba muy caliente, simplemente mientras sentía en su mano como se agrandaba la verga de su amigo con cada espasmo que producía la eyaculación se aceleró una paja sobre su pija pero sin éxito porque no logró acabar mientras su amigo lo mojaba con su leche a la vez que su lengua era apretada por el esfínter que se contraía con cada chorro de esperma que expulsaba la verga de José Luis.

José Luis se dio cuenta de los vanos esfuerzos que hacía la mano de Radamés sin lograr la eyaculación tan ansiada y se dedicó él a pajearlo para tratar de sacarle le leche que ni se asomaba

Con toda la barriga llena de la leche de José Luis Radamés levantó las piernas y le pidió que le chupase el culo porque estaba por reventar de placer y quería lograrlo antes de que su cuerpo desfalleciese sin la tan ansiada expulsión de su semen.

No solamente la lengua de su amigo recibió en esa posición con las piernas en alto sino también un trío de dedos le estimularon la próstata haciéndolo acabar una gran cantidad de esperma blanquecino sobre su propio cuerpo, terminó mezclándolo con su mano con el de José Luis que ya comenzaba a derretirse.

Con semejante enchastre nuevamente recurrieron darse una ducha donde se masajearon todos sus cuerpos intercambiando alguna metida de dedos en los ortos que ya no respondían a ningún estímulo porque sus bolas habían quedado vacías por el gran esfuerzo de dos orgasmo en una hora de tiempo robado a la esposa de Radamés que ni se imaginaba lo que su marido estaba haciendo en horas de trabajo.

Era increíble como lo pasaba José Luis con Radamés y se lo hizo saber bajo el chorro de agua caliente, a lo que mi amigo le respondió que hacía tiempo que no cogía más de dos veces con el mismo hombre y que en él había encontrado el compañero ideal para dar rienda suelta a todas las fantasías que se le antojaba hacer.

Cuando se vistieron José Luis lo acompañó a la puerta y como despedida mientras se daban un beso en la mejilla le palmeó el culo diciéndole:

-Hoy no pude comérmelo pero la próxima vez te lo voy a destrozar todo..., me sacaste toda la leche y no me quedó más para llenártelo con ella.

Radamés estaba sexualmente agotado por eso solamente le sonrió picarescamente sin decirle que le encantaba como se la metía su amigo.

Cuando me contó todo eso me dijo que nunca pensó que a los 60 años iba encontrar un macho tan completo como José Luis y que si se lo pedía tenía ganas de irse a vivir con él así tendría pija para comer a diario, pero que no quería perder su status y su familia, por eso se contenía de no hacer una locura porque a lo mejor José Luis terminaba por aburrirse de él y se iba a quedar solo.

 

Ahora espera el llamado telefónico de su amigo para correr al encuentro de esa verga que le da tanto placer.

OMAR

Como siempre espero comentarios en: omarkiwi@yahoo.com

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