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Benicio, el mozo de Recife

en Gays

BENICIO, EL MOZO DE RECIFE

Cuando nos fuimos de Porto Seguro la doctora siguió tirando sus dardos para ver a quien conquistaba porque tenía una incontrolable hambre de sexo y ese dardo cayó en la verga de Rodrigo por eso en Maceió ni lo vi porque andaba disfrutando de los favores de la cuarentona matasanos.

En realidad no me importó mucho porque yo había quedado saciado por lo que habíamos hecho en ese hotel de Cabrália y por eso me dediqué a disfrutar de los ignotos lugares de esa nueva ciudad que aun no conocía.

Pero antes de arribar a Maceió hicimos una breve parada en Ilheus para conocer la casa natal de Jorge Amado de la cual tomé varias fotografías así como del bar Vesuvio donde hay una estatua del escritor bahiano.

Recife me gustó muchísimo pero no voy a andar dando detalles turísticos de esa ciudad porque no quiero dilatar más el relato.

Nuestro hotel se encontraba en la playa de Boa Viagem, es un edificio muy alto pero el único inconveniente que tiene es que hay que entrar por el garaje con una recepción muy pequeña que desmerece toda la entrada.

Allí pernoctaríamos todos los días asignados en Recife y ese hotel sería nuestro lugar de salida para todos las paseos que haríamos, incluido el de Joâo Pessoa con el lugar más cercano al África desde el continente americano.

Al lado del hotel hay un restaurante en el cual cenaríamos todas las noches y allí conocí a Benicio uno de los mozos, el cual me pareció medio "rarito" el primer día que nos sirvió la comido nocturna.

Acá no estoy para hacerme el interesante ni para negar nada, el mozo me gustó y punto para que voy a andar con rodeos, pero ni idea tenía de como encararlo porque tal vez me equivocaba y se armaría un escándalo por eso decidí no intentar nada con él.

Al otro día hicimos un hermoso paseo recorriendo el litoral hasta Joâo Pessoa donde conocí el lugar más próximo al África y al volver nuevamente cenamos en ese lugar siempre atendidos por Benicio y sus compañeros.

En nuestro penúltimo día en Recife muchos pasajeros decidieron ir hasta Natal para conocer esa otra ciudad, mientras una media docena de excursionistas nos quedamos para hacer una visita por nuestra cuenta recorriendo los innumerables ríos de Recife u otro lugar que surgiera en el camino.

A la noche recibimos un llamado del guía que nos anunciaba que fuésemos a cenar solos porque se habían retrasado y por esa causa llegarían muy tarde por eso había optado por llevar a cenar a su grupo en algún restaurante del camino.

Como éramos pocos compartimos una mesa y a los pocos minutos de habernos servido las diferentes ensaladas aparecieron los mozos con las espadas conteniendo las distintas carnes para que eligiésemos las que íbamos a degustar.

Quedé un poco deprimido por la ausencia de Benicio pero no me animé a preguntar a que se debía su ausencia, pero los otros mozos muy amablemente me ofrecieron las carnes pero con tal mala suerte que una de las espadas chorreaba mucha grasa derretida y ésta fue a caer sobre mi mano y el puño de mi camisa.

Me dieron miles de excusas y después me indicaron donde estaba el baño para que fuese a limpiarme.

En el baño me encontré con Benicio que estaba orinando en un mingitorio adosado a una de las paredes, nos saludamos y él muy rápidamente guardó su verga mostrándomela muy disimuladamente antes de que yo me enjuagase las manos.

Comenté algo de lo sucedido mientras él se lavaba las manos y luego fui hasta el mismo mingitorio y me puse a orinar percibiendo su mirada a través del espejo.

Él había terminado pero no se iba porque seguía oteando a través del espejo por eso para provocarlo más cuando terminé de orinar me acerqué a él con la pija en la mano y me dispuse a lavarla en el lavatorio donde nos habíamos lavado anteriormente las manos.

Al verme así me dijo:

-Você tem un pau muito interessante e gostoso.

-Si você gosta, puede ser tuyo.

Pensó un poco y luego me contestó.

-Eu gosto, pero no aquí!!!

Finalmente me dijo que terminaba de trabajar a la 1.30 a.m. y su compañero de vivienda que era el que hacía la limpieza en el mismo restaurante llegaba a su casa como las 4 a.m.

Me citó para la 1.30 a.m. en la esquina del restaurante diciéndome que tendríamos casi hasta las 4 para brincar.

Cuando terminamos de cenar me fui a caminar un poco con los compañeros de viaje por la desértica "beira " de Recife.

A la hora pactada ya lo estaba esperando en el lugar indicado y a los pocos minutos apareció él con pasos firmes y apresurados.

 

Me dio un beso en la mejilla como si se tratase de viejos amigos o de viejos amantes y luego me indicó que los siguiese ya que ellos vivían en un monoambiente a cuatro cuadras de allí.

Mientras íbamos caminado me pasó su brazo por la cintura apretándomela con su mano y como vi que era en serio con mi mano le rodeé las nalgas, y fui casi todo el camino apretándoselas con mis dedos hasta que me animé a tantear su buraquinho por encima de sus cuecas

Gemía muy despacio cada vez que yo pellizcaba su agujerito y me decía que esperase porque me lo iba a entregar tudo pero en su cama porque no quería excitarse en la rua.

Llegamos en un santiamén, saludó al portero el cual nos miró como diciendo "este garoto se consiguió otro para que lo foda" y luego subimos en el ascensor hasta el cuarto piso besándonos a toa máquina.

Dentro del departamento Benicio me dijo que se iba al chuveiro porque hacía horas que estaba trabajando y quería estar limpito para mí.

A los pocos minutos oí su voz que me invitaba a bañarme con él, aunque ya lo había hecho antes de salir a cenar igualmente acudí a su llamado y allí pude verlo por primer vez "pelado" aunque su pau me había gustado cuando lo había visto en el baño del restaurante allí al verlo sin las ropas que ocultaban sus bolas me pareció más bonito y más apetitoso.

Salí del baño para dejar mis vestimentas sobre un sofá e inmediatamente acudí al llamado de Benicio que insistentemente bajo el agua clamaba por mi presencia.

La segunda vez que entré al baño, su cuerpo ya no estaba cubierto por la blanca espuma del gel que usaba para su aseo, esa ausencia me permitió apreciar el hermoso color tostado que tenía su cuerpo opacado por la blancura de la minitanga que seguramente usaba para ir a la playa.

Una vez que me introduje en su chuveiro muy apasionadamente me besó bajo el chorro de agua tibia e inmediatamente procedió a enjabonarme la pija la cual se encontraba en posición de ataque.

-Eu gostei da rola de você no banheiro do restaurante, mais agora que olho tuda pelada e muito melhor.

Mientras el se retiraba para que el agua la enjuagase le toqué los mamillos endurecidos y le dije:

-Você tambem tem uma rola gostosa.

Una vez que el agua ayudada por sus manos hubo diluido la espuma que cubría la parte baja de mi anatomía salimos de allí y parados sobre una alfombra de baño nos secamos mutuamente deteniéndonos en nuestras partes privadas más de lo necesario.

Con el cuerpo cubierto apenas por una humedad muy seductora me llevó hacia su cama donde se puso a besar muy suavemente mi glande dándome lugar a continuación para que yo le hiciese lo mismo o algo que quisiese hacerle a su pau ya que lo puso a la altura de mis narices en una pose muy parecida a un 69.

Abocané el bello balano que me ofrecía mi amante de Recife y sin dudar un instante me puse a degustar tan rica golosina de la cual emanaba el aroma del gel de baño, gozando al mismo tiempo por el placer que sentía a través de mi verga que ya había sido tragada casi totalmente por la ávida garganta de Benicio.

Poco a poco inconcientemente fue separando las piernas dejándome disfrutar del hermoso panorama de sus nalgas abiertas las cuales remataban en un pequeño orificio de color rosa coronado por unos vellos cobrizos muy brillantes aunque todavía estaban húmedos por el agua de la ducha.

No pude resistir la tentación y abandoné su verga para dedicarme a lamer y hurgar con mi lengua ese orificio que deseaba penetrar con toda mi alma y por suerte él comprendió mis intenciones porque lo aflojó dejándome penetrarlo con la sin hueso a la vez que aumentaba la presión de su boca sobre el capullo de mi pija.

Dedos, lengua, saliva todo eso alternado logró una gran dilatación de ese capullito rosa que ya parecía una flor deshojada, al verlo así suspendí ese tratamiento porque sentí que estaba por correrme dentro de su boca y no quería desperdiciar esa leche ya que la tenía reservada para descargarla en lo más profundo de sus entrañas.

Al notar la detención de mis agasajos en su entrada posterior él detuvo sus chupadas preguntándome que me había sucedido, como le expliqué que deseaba clavársela inmediatamente antes de correrme en su boca accedió poniéndose boca abajo con el culo en alto para que lo penetrase.

Me puse un condón de los que había llevado y después arremetí contra ese nuevo culito el cual estaba hermosísimo coronado por los vellos cobrizos cubiertos con mi saliva.

Benicio recibió espléndidamente a mi pija dejándola pasar sin ninguna dificultad, luego que ésta estuvo alojada en su interior comenzó a revolear su culo a la vez que lo contraía dándome un inmenso placer con cada mordida que le hacía desde el interior de su recto.

Gemía monstruosamente cada vez que mi glande golpeaba su próstata, por eso creí que había acabado cuando en una de las embestidas más fuertes se quedó inmóvil suspirando muy suavemente.

Le pregunté si estaba gozando y me respondió afirmativamente con un susurro de placer inconmensurable, pero al pasar mí mano por debajo de él noté que su verga seguía dura y no había derramado ni una gota de semen solamente la humectaba el precum que había vertido esa glándula productora de ese humor.

Sin permitir que mi verga se saliese de ese culito tan acogedor giré para que él quedase sentado sobre mí y así procedí a chupársela nuevamente a la vez que con unas embestidas muy violentas logré derramar mi esperma en los más profundo de su interior y cuando comenzó mi eyaculación pude ver que su pau no resistiría por mucho más tiempo tanta excitación porque se agrandó casi hasta reventar para luego expulsar sendos chorros de semen los cuales se estrellaron sobre mi frente para luego descender por mi nariz para finalmente perderse entres su pendejos.

Por unos largos minutos quedó sentado sobre mi verga apretando su esfínter, hasta que ésta se bajó completamente y se salió del interior de su hoyito divino.

Mientras descansábamos quise fumar un cigarrillo pero no me lo permitió diciéndome que su compañero de habitación no soportaba el olor del tabaco en el depto. y mientras charlábamos me dijo que había nacido hacía 32 años en Olinda (ciudad patrimonio de la humanidad) a pocos kilómetros del centro de Recife.

Nuevamente volvió a besarme muy apasionadamente diciéndome que le había gustado mucho sentir mi pau dentro de él y que quería regalarme su orto otra vez para que me llevase el recuerdo del placer que me había dado su terminal.

Le contesté que me había dado mucho gozo haber descubierto que su esfínter me mordía la verga, pero que deseaba sentir su pau dentro de mí para sentir sus golpes en mi próstata como seguramente él había percibido los míos cuando yo alevosamente empujaba cada vez más intensamente mi pija contra su glándula prostática.

Seguimos jugando un rato más hasta que nuevamente sentí deseos de visitar su agujero con mi lengua, porque realmente era muy cálido y además me gustaba sentir el perfume a almendras tostadas que emanaba de allí cada vez que mi nariz estaba cerca de ese lugar.

Ante mi indagatoria me dijo que era un gel lubricante con ese aroma que usaba cada vez que tenía un visitante, inmediatamente tomó un pomo de esa mixtura para acercarlo a mi nariz y haciéndome disfrutar de ese aroma, después se lo aplicó nuevamente pero esta vez ante mi vista para que viese como humectaba su hoyo.

Estaba realmente sabroso por eso me puse a lamer afanosamente esa parte por donde emanaba ese sabor tan agradable mientras él volvía a meterse mí pija semi-erecta dentro de su boca como el experto chupapijas que demostró ser la hizo poner dura con muy pocas succiones.

Cuando estuvimos muy excitados me colocó un condón antes de comenzar a cabalgarme furiosamente mientras yo le pellizcaba las tetillas y de vez en cuando le tomaba la pija para pajearlo interrumpiendo por momentos la manuela que el se estaba realizando a todo galope ensartado en mi verga.

Su leche saltó para los cuatro costados e inmediatamente me hizo una cabalgata más rápida haciéndome llenar nuevamente el deposito del condón pero alguna gota furtiva se salió de él mojándome los huevos y parte de su cama.

Le propuse bañarnos otra vez porque quedaba muy poco tiempo para la hora en que llegaba su compañero, pero no quiso perder ese tiempo en aseos porque quería que lo penetrase por tercera vez en menos de dos horas.

Mientras nos reponíamos del segundo polvo le pregunté que relación tenía con el limpiador de restaurante y me contestó:

-A Umaro lo conocí cuando entré a trabajar allí, él vivía acá y me propuso compartir los gastos así yo no tenía que ir hasta Olinda a la hora en que salgo de trabajar, tiene um bom pau preto, algunas veces me lo pone pero él tiene sus amigos y yo los míos.....

Aclarada mis dudas comenzó a chuparme nuevamente la verga pero sin conseguir una firme erección porque él tiene 32 años y yo 50, la diferencia se nota... ya que tres polvos al hilo se me hacen difíciles, eso no quiere decir que alguna vez pueda lograrlo pero ese día no fue posible o al menos hasta ese momento.

Hicimos otro sesenta y nueve en el cual pude sentir la dureza de su pau golpeándome la garganta por eso en un descanso lo saqué de allí para tomar aire y aproveché para decirle que ya que lo tenía más duro que el mío que me lo metiese así podía eyacular y nos quedábamos ambos tranquilos.

Con pocas ganas tomó su pomo de gel y con sus dedos humedecido en él me los fue metiendo en mi agujero de a uno por vez, dilatándolo los suficiente como para que cuando apoyase su capullo cubierto por el látex no me hiciese doler.

Cuando pude sentir que los daba vuelta sin ninguna dificultad me puse con las rodillas en mis hombros y así hincado detrás de mí fue acercándose con su vara en la mano y cuando tocó mi orificio con ella la empujó introduciéndome la mitad de una sola vez.

Con sus torpes movimientos me demostró que en eso no era tan experto como chupando pijas, pero una vez que toda su vara se alojó dentro de mi canal comenzó a empujarla y a sacarla a la vez que me pajeaba a toda velocidad haciéndome sentir muy intensos cosquilleos por delante y por detrás.

-Ahhhhhhhhhhhhhh!!! GuaaaaaaHHh!!

Jaleos, rebuznes, y un sin fin de sonidos incongruentes podían oírse en toda la dimensión de ese monoambiente y supongo que si algún vecino se hubiese puesto cerca de la puerta también pudo haberlos oído porque fue tanto el placer mutuo que nos dimos que a los pocos minutos pude sentir que mi próstata era golpeada fuertemente haciéndome gemir de intenso placer.

Benicio dio un grito lastimero, mucho más intenso que los que había emitido cuando le descargué dentro de su recto mis lechadas anteriores, luego se aflojó cayéndose sobre mi cuerpo pero sin sacarme la verga del interior de él.

Al caerse hacia adelante pegó con su boca sobre la mía, hecho que aproveché para besarlo e introducirle mi lengua mientras sentía que su mano aun no había soltado mi verga que en ese momento comenzaba a mojarle todo el pecho con una leche acuosa, sorprendiéndome de que había eyaculado nuevamente me abandoné al placer que ello me daba.

Agotado pero satisfecho me sequé con papel higiénico antes de abandonar el lugar porque eran las cuatro de la mañana y en cualquier momento llegaría Umaro del cual Benicio no quería que me sorprendiese allí.

Bajé rápidamente por el ascensor sin siquiera decirle a Benicio que al otro día me gustaría visitarlo un rato, no sabía si las fuerzas me alcanzarían para otra sesión de sexo... pero hasta el día de hoy me quedé con las ganas de tener una nueva encamada con él.

Abajo me encontré con el portero siempre con la misma cara burlona como diciendo: "casi tres horas estuviste clavándosela al Benicio y todavía podés caminar".

Como riéndome de él por sus sospechas fundadas le di las buenas noches y cuando abrí la puerta para salir me encontré con un negro muy alto que supongo que sería Umaro, pero como no nos conocíamos no nos dijimos ni una palabra.

Al llegar a mi hotel muy cansado me di una ducha porque mi cuerpo hedía bastante por el semen en descomposición y luego me metí a al cama viendo como mi tío roncaba sin sospechar nada de las andanzas de su sobrino.

Me despertó mi tío diciéndome que era tarde y que teníamos que desayunar para luego hacer el paseo de Olinda antes de ir a la Praia do Janga a la cual iríamos después de almorzar.

Lamentablemente se me veló el rollo de la máquina y me quedé sin las fotos de esos bellos lugares así como las de Benicio del cual había tomado unas bellas fotos de su cuerpo tostado como marco del culo blanquísimo que me hizo disfrutar enormemente y amar a la ciudad de Recife.

A la noche tuvimos la cena de despedida pero Benicio no aparecía por ningún lado del comedor por eso le pregunté a uno de los mozos por él y éste me contestó:

-Hoy es su día libre, por eso no vino a trabajar... pero si el señor desea algo en que yo lo pueda complacer...

Le di las gracias y le dije que simplemente me quería despedir porque las noches anteriores había sido muy amable con el grupo.

Al otro día salimos de Recife con todo nuestro equipaje con destino a Salvador, pero antes hicimos una parada en Porto das Galinhas, pero como llovía no pudimos apreciar ese lugar.

En Salvador tuve la mejor aventura de estas vacaciones con un sargento llamado Xeripé pero esa es otra historia.

OMAR

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