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Al fin localicé al policía de la tormenta!

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AL FIN LOCALICÉ AL POLICÍA DE LA TORMENTA!!

Después de tan maravillosa experiencia de andar de noche sobre una moto por el Parque Rivera clavado sobre la verga de Carlos el policía aquel que había conocido en la tormenta de Rocha me quedé esperando su llamado el cual nunca llegó.

Cuando se despidió de mí apresuradamente porque el trabajo lo llamaba intercambiamos teléfono, me dijo que quería sentir nuevamente mi pija en su orto, cosa que le creí pero me desconcertó tan prolongado silencio por eso saqué la conclusión de que solamente había querido sacarse las ganas conmigo y nunca me llamaría.

A pesar de estar indignado porque no me llamaba lo hice yo en varias oportunidades porque quería clavarlo como lo había hecho tantos años atrás en mi auto bajo el torrencial aguacero de esa tormenta de verano.

En casi todas esas oportunidades el teléfono estaba apagado, fuera de servicio o fuera de radio por eso nunca pude comunicarme con Carlos hasta hace unos días desde Piriápolis fui hasta José Ignacio a visitar esos hermosos lugares.

Esa tarde busqué en el celular el teléfono de un amigo del cual me imaginaba que estaría veraneando por Punta del Diablo y fue en ese lugar y en ese momento que apareció en la pantalla del celular el teléfono de Carlos, el cual me dejó pensativo porque no recordaba de cual Carlos se trataba.

Cuando me di cuenta de que era el número del policía de la tormenta pensé en hacer un último intento y si no lo localizaba borraría el número porque a lo mejor era falso y no quería encontrarse más conmigo.

Esas cosas que tiene el destino al primer intento de digitar el número oí que sonaba en otro teléfono y a los poco instantes me contestaron, por suerte era el policía que al principio le costó bastante tiempo identificarme por mi nombre, pero cuando le dije:

-¿No te acordás que me llevaste clavado sobre tu verga por el Parque Rivera?

-Se acordó inmediatamente diciéndome que con ese dato me identificaba porque era la única vez que había hecho eso en ese lugar.

Le reproché que por qué no me había llamado nunca, para darme su culo como me lo había prometido cuando tuvo que irse tan rápidamente a trabajar.

Ignoro si fue cierto pero la excusa que me puso fue que había extraviado el papel con mi número y por esa razón nuca me había podido buscar porque ignoraba mi apellido, además cuando había vuelto a Rocha se había olvidado de todo eso porque allá tenía una nueva novia.

 

Le planteé de vernos porque aun ansiaba perforarlo nuevamente y me dijo que ese día era imposible porque estaba trabajando cerca del pueblo 18 de Julio, pero que sí al otro día quería hacerlo que fuese por Castillos porque era su día libre y le diría a su novia que tenía un trabajo extra por allí donde sus tíos tenían una chacra.

Por supuesto que acepté hacerme esos 150 kilómetros hasta allá porque no tenía nada que hacer, solamente descansar y realmente estaba cansado de descansar, necesitaba acción y los recuerdos de Carlos y de su verga me hacían intuir que con él la tendría en gran cantidad.

Luego me dijo que lo llamase antes de salir por las dudas de que no pudiese arreglar las cosas y no pudiese encontrarse conmigo.

Al otro día como al mediodía lo llamé para saber si todavía estaba interesado en que yo fuese por allá.

Demasiado"interesado" lo encontré por la voz que puso al contestar el teléfono, diciéndome que casi tenía la verga en la mano porque hacía muchos meses que no hacía nada con ningún hombre solamente con su novia y que el culo se le había puesto virgen nuevamente fue lo que agregó casi a último momento para hacerme desear más una penetración es esa parte de su anatomía.

Acordamos que alrededor de la cuatro de la tarde nos encontraríamos porque un par de horas me iba a llevar ir hasta su encuentro.

Según sus explicaciones no iba a tener ningún contratiempo en encontrar el lugar de la cita, por supuesto para él que se conoce todas las rutas por su trabajo y principalmente todos los caminos de Rocha porque es de allí, no había ningún problema pero para mí...

Es muy fácil decir:

-Tomá la ruta 9 en Piriápolis, seguí por ella hasta Castillos, cruzá el pueblo para tomar la Ruta 16 y seguí por esta hasta que se encuentre con la 13, allí te espero a las 4 de la tarde.

Antes de salir de Piriápolis pasé por una farmacia para aprovisionarme de condones y de una crema de ordeñe que me recomendó mi amigo Radamés, pero la que había tenía marcela, no sé si esa es la que usa Radamés cuando se hace clavar vergas hasta lo más profundo de sus entrañas pero igual la compré porque crema al fin tenía que servir para humectar el culo de Carlos que según sus palabras era virgen nuevamente por la abstinencia tan prolongada en hacérselo perforar otra vez.

Hasta Castillos no tuve ningún inconvenienten porque la 9 es una Ruta Nacional y no secundaria como las que me había indicado que tomase después de atravesar Castillos, pero allí tuve que preguntar porque ni idea tenía de como encontrar la Ruta 16.

Gente muy amable me indicó que fuese hacia el nordeste de Castillos y que allí encontraría la ruta que buscaba.

Por esa ruta solitaria avancé como unos 15 kilómetros en los cuales me topé con muchos caminos secundarios o de tierra que la atravesaban pero en ninguno de ellos estaba la moto de Carlos, cosa que me puso muy nervioso porque si no lo encontraba que iba a suceder conmigo en ese lugar tan apartado de la civilización, hasta que vi una entrada que supuse que sería la buscada ruta 13 y por suerte allí estaba mi amigo esperándome montado en su moto.

En cuanto Carlos vio que me acercaba me hizo señas agitando sus manos y a los pocos instantes detuve el auto al lado de su moto, inmediatamente él se acercó para meter su cabeza por la ventanilla dándome un ósculo impresionante el cual me dejó sin respiración porque casi me succionó la lengua por el ímpetu ansioso de tener algo de acción conmigo.

Casi terminamos haciéndolo en mi coche porque Carlos estaba tan caliente que no quería separarse de mí, pero finalmente me dejó luego de lamerme el glande por unos segundos y me dijo que lo siguiese hasta la casa de sus tíos.

Lo seguí por esa ruta hasta que dobló a la derecha por un camino de tierra bastante arbolado y al final de ese camino vi que se encontraba una portera la cual estaba abierta porque él la había dejado así cuando había a llegado a esperarme.

Bajó de la moto para cerrar la portera aunque comentó que por allí no pasaba nadie era costumbre mantenerla cerrada.

En cuanto divisamos la casa nos salió al paso una jauría de perros impresionante ladrando a más no poder ante los visitantes, aunque Carlos los corrió no se dieron por enterados ya que siguieron merodeando alrededor nuestro.

Sus tíos vivían allí cultivando la tierra de ese predio de terreno pero en esos momentos se hallaban veraneando en una playa llamada Pinares Oceanía de la cual yo nunca había oído hablar.

Esa familia había comprado un terreno en esa playa a unos 45 Km de allí cerca del Cabo Polonio y había hecho una vivienda para veranear mientras Carlos les vigilaba la chacra de vez en cundo, aunque a veces el tío se hacía una escapadita para mantener todo en orden los días que el policía estaba trabajando lejos del lugar.

Muchas veces venía con su novia en la moto pero ese día le había dicho que no podía traerla porque después tenía que hacer un procedimiento y no podría llevarla de vuelta a Castillos donde actualmente estaban viviendo en la casa de ella.

El día estaba terriblemente caliente y nosotros aún más por lo que le pregunté dónde quedaba el baño, porque quería refrescarme la transpiración que mojaba mi cuerpo por doquier la cual se acentuaba más en mis glúteos y bolas las cuales de tan empapadas que se encontraban dejaron unas manchas húmedas en el asiento del coche.

-Vení, vamos al tanque.

Ni me imaginaba que me quería decir con eso pero antes de ponerse a caminar se quedó totalmente desnudo para luego dirigirse hacia atrás de la vivienda donde se encontraba un tanque lleno de agua de regadío.

Mientras se dirigía hacia el tanque yo me regocijaba mirándole el trasero de nalgas firmes, blancas y carnosas las cuales iba a tener el privilegio de perforar por segunda vez en mi vida.

Yo disfrutaba mirándolo y él sin darse vuelta se metió en ese tanque gritándome que me dejase de boludeces y me metiese con él.

Muy agradable fue ese chapuzón que nos dimos allí dentro porque además de sacarnos la transpiración sirvió como preámbulo a lo que sucedería después dado que Carlos muy descaradamente comenzó a tocarme la pija por debajo del agua mientras me besaba acariciando mis nalgas.

Su verga estaba muy linda porque se había levantado dentro del tanque y estando dentro de mi mano latiendo muchísimo por lo que le propuse ir a otro sitio donde estuviésemos más cómodos.

Salió del agua corriendo hacia la casa, yo lo seguí admirando nuevamente sus nalgas tan carnosas y tentadoras, siguió corriendo hasta que se detuvo debajo de un parral que formaba un patio techado detrás de la vivienda de sus tíos.

En ese lugar había una mesa y varias sillas alrededor pero Carlos no se sentó en ninguna de ellas sino que ubicó su trasero (del cual aun chorreba el agua del tanque) sobre una mesa con las piernas abiertas invitándome al festín.

Los perros ladraban muchísimo por eso se tuvo que levantar y gritándoles un poco los ahuyentó de allí diciendo:

-Perros de mierda! Que ganas de joder que tienen... si hace un rato que vine y les di comida... ladran porque no te conocen y están alerta...

Cuando los perros se alejaron volvió a sentarse sobre el charco de agua que había dejado su cuerpo sobre la mesa y como su verga se había bajado un poco con su mano comenzó a apretarla hasta que logró que se pusiese dura nuevamente.

Realmente era un festín por eso no me hice rogar me agaché entre sus piernas y me la tragué luego de haberle hecho unos mimo previos con mis labios y mi lengua.

Estaba deliciosa porque el agua esa la había dejado muy suave a pesar de que antes de meternos había notado que su pija estaba completamente limpia y sin rastros de transpiración..

Carlos comenzó a gemir cada vez más fuerte sin importarle el alboroto que pudiese hacer con sus sonidos, porque allí no había nadie más que nosotros, salvo los perros que inmediatamente que oyeron esos balbuceos de placer volvieron a husmear alrededor de nosotros, por lo que tuve que dejar mi labor por suerte antes de la explosión final en la cual su de leche aparecería y a la cual quería hacer salir en otro momento.

Cuando abandoné la mamada que le estaba haciendo a su verga él se levantó puteando y corrió nuevamente a los perros hasta varios metros lejos de la casa.

-Vení, vamos adentro así allí podremos estar tranquilos porque los perros no entran a la casa, mi tío los acostumbró así para que no ensucien dentro.

La casa me maravilló porque tenía unos muebles muy antiguos de esos que no veía desde el tiempo de mis abuelos o bisabuelos, y en el dormitorio lo que más me llamó la atención fue el ropero casi negro de aquellos que tenían un espejo en la única puerta que cubría el frente.

Como no habíamos ido a contemplar el mobiliario Calos me arrastró hacia la cama para hacerme una gran mamada en la cual se acomodó encima de mí lo cual me incitó a hacer un 69 con él, pero no comencé por chuparle la verga porque eso ya lo había hecho cuando los perros nos interrumpieron, por eso me dediqué a lamer su hoyo el cual estaba deliciosamente mojado por el agua del tanque donde un rato antes nos habíamos dado unos refrescantes chapuzones.

Mientras apretaba mi verga con su mano se la iba tragando al mismo tiempo gemía algo por el gran trabajo que mi lengua hacía en su entrada trasera, no solamente con mi lengua lo iba dilatando sino que yo mismo me chupé los dedos para impregnarlos de saliva para luego ir aplicándolos en su cada vez más húmedo agujero.

Era regocijante ver como se abría su hoyo con el contacto de mis dedos y como los apretaba cada vez que ellos querían pasar más hacia el interior de su sacrosanto lugar.

Por suerte los perros habían quedado afuera porque si hubiesen sentido los gemidos, bufidos y otras demostraciones de placer que emitía la garganta de mi amigo el policía me hubiesen atacado creyendo que le estaba haciendo daño.

Carlos no aguantaba más tanta tensión y yo tampoco por eso detuve el trabajo de dilatación de su orto para chuparle un poco la verga la cual estaba totalmente mojada porque el precum había fluido hacia el exterior en gran cantidad, tanta que parecía que había eyaculado por el placer inmenso que demostró con sus gemidos cuando mi lengua pasaba por allí.

Estaba listo para ser penetrado por eso le dije que lo iba a hacer, como los condones y la crema lubricante habían quedado en mi auto le pedí que los fuese a buscar porque los perros no me dejarían llegar hasta el coche para recogerlos.

Con un desesperado susurro me dijo:

-Clávamela ahora!! No aguanto mááááás..... no puedo ir a buscar los condones, metéeeeemelaaaaa yaaaa!!!

La excitación de ambos era extrema, mi pija casi había escupido su lechada dentro de su boca, porque me la había chupado tan golosamente y me la había estrujado de una manera fabulosa.

Por el estado en que me encontraba ni me puse a pensar nada la escupí a pesar de tenerla empapada por la saliva de Carlos y luego se la metí toda dentro de su culo el cual la recibió muy placenteramente dejándome acomodarla sin problemas antes de comenzar un mete y saca que nos dejó ambos al borde del paroxismo.

Carlos estaba en cuatro patas y yo montado sobre él cabalgándole, dándole estocadas cada vez mas fuerte por lo que no fue necesario mucho tiempo de penetraciones porque rápidamente eyaculé dentro de su culo empapándole las entrañas con mi leche ya que los condones habían quedado en mi coche no pude ponerme nada que aislase mi carne de la suya.

Sus rebuznos fueron muy agudos en el momento en que sintió que mi verga se ampliaba dentro de su recto para dar salida a mi esperma, por eso en esos instantes se pajeó más fuerte logrando con esa acción largar unos sendo chorros de leche los cuales saltaron tan furiosamente que fueron a mojar el respaldo de la cama de sus tíos.

Luego de que nuestras vesículas seminales quedaron vacías nos desplomamos y en la caída mi verga casi se salió de su recto pero ágilmente la empujé hacia dentro antes de que se saliese por completo desplomándome sobre él, dejándole un rato más mi verga mustia dentro de canal dilatado.

Fue un polvo extenuante, no por la duración que tuvo sino por la intensidad que pusimos ambos en lograr tanto placer y en darnos tanto placer uno al otro.

-Carajo!!! Omar que manera de coger que tenés!! Me dejaste con las bolas vacías y con el culo lleno!!. mirá como se sale tú leche!!

Después de decirme eso separó las piernas y con sus manos abrió sus nalgas mostrándome su hoyo semiabierto el cual se encontraba muy colorado y repleto de leche que se asomaba por ese oficio tan magistralmente dilatado por mi persona.

Estaba realmente divino ese hoyo con algunos pelitos como marco y con mi espumosa leche asomándose en el medio por eso le di un beso de agradecimiento por el placer que me había dado.

Carlos río muchísimo con el contacto de mis labios en su hoyo húmedo y sensible diciéndome:

-Vení dame un beso en la boca y descansemos un poco porque no puedo ni moverme porque me duele todo el cuerpo y dentro del culo ni te digo como me arde.

Lo complací dándole el beso el cual no tuvo ninguna pasión porque el agotamiento había sido total y además yo estaba molesto porque la transpiración que había fluido por nuestros poros había mojado toda la colcha de sus tíos y me sentía incómodo mojado sobre esa tela húmeda.

Reposamos un buen rato en el cual algo dormitamos porque cuando recuperamos la total conciencia mi boca estaba reseca como si hubiese dormido toda la noche.

Después del merecido descanso Carlos comenzó a acariciarme las pelotas y a besarme en la boca diciéndome que quería ponérmela en mi culo, porque la última vez cuando me la había clavado sobre su moto había disfrutado muchísimo y quería hacerlo nuevamente a lo cual me negué diciéndole que no tenía ganas de corretear sobre su moto por el campo de sus tíos.

Siguió besándome un rato, luego fue descendiendo con su lengua juguetona por mi pecho lamiéndolo afanosamente hasta que se encontró con mi verga completamente dura la que se tragó sin pesarlo un instante y mientras me la succionaba me metía dedos ensalivados en el orto para excitarme al extremo de que accediese a dárselo nuevamente.

Por supuesto que no tardé mucho tempo en acceder a sus deseos pero antes le pedí que trajese la bolsa con las cosas que había comprado en la farmacia.

De mala gana se levantó mostrándome como tenía la verga terriblemente dura y mojada de precum, salió hacia el exterior de la vivienda y a los pocos segundos pude oír sus gritos ahuyentando a los perros que al verlo comenzaron con sus ladridos infernales.

-Acá tenés la bolsa con lo que me pediste, pero con tus pavadas me hiciste enfriar, mirá como se me bajó la pija, ahora chupámela para que se ponga dura de nuevo.

Era verdad!! Quizás por ese paseíto hasta a mí auto o tal vez por la bronca o por los perros tan molestos o todo eso junto había influido para que se le bajase la pija quedando pesada pero estúpida o bobona como le dicen por algunos lados a ese estado de las vergas en semireposo.

Tuve que hacerle un trabajo muy delicado de lamidas, chupadas y dedos en el orto para que nuevamente Carlos lograse una erección digna de un policía de la caminera, pero no pude lamerle el orto y las bolas porque estaban empapadas por el líquido de mi eyaculación que a esas alturas se había licuado aflorando hacia exterior del recto de mi amigo mojando todas las carnes que había en sus adyacencias.

Con esa erección que logré producirle su verga no aumentó tanto en tamaño como la que había tenido entre mis manos y mi boca antes de la tremenda eyaculación que tuvo al estar clavado en mi pija, pero igualmente era digna de un buen culo que necesitase una estimulación interior de la próstata, por eso se la embadurné toda con la crema de ordeñe (recomendación de mi amigo Radamés) y luego de cubrirla con el condón nuevamente recibió otra porción de esa crema antes de que le pidiese que me dilatase el otro con sus dedos.

Carlos me hizo poner de espaldas sobre la cama con las piernas en alto y así me fue trabajando el orto con sus dedos gruesos y con ellos me fue introduciendo la crema por mi abertura posterior hasta que finalmente acercó el glande cubierto por el látex, presionó y de a poco me lo fue empujando hasta que ni un milímetro hubo quedado fuera de mi ser.

Esperamos unos segundos hasta que mi recto se adaptó a la gruesa verga del policía y luego comenzó un frenético mete y saca con el cual logró sacarme ayes de placer con decibles muy altos porque allí me di el gusto de expresarme con total libertad porque no había nadie salvo los perros que podrían oír mis gemidos.

El también gemía muchísimo con cada empujón que daba metiéndola cada vez más en las profundidades mi recto, hizo eso un buen rato hasta que finalmente cubrió mi pija con la crema de ordeñe y mientras metía y sacaba su verga de mi orto me pajeó incesantemente hasta hacerme expulsar algo más de semen sobre mi vientre el cual se encontraba echastrado por la crema de ordeñe.

Cuando no pudo más entre gemidos y convulsiones sacó la verga de mi interior, tiró el condón bastante sucio por lo que había extraído de las profundidades que había visitado y apretando su verga con la mía se terminó una paja expulsado su nueva eyaculación sobre mi vientre.

Gocé muchísimo porque luego de que su verga no tuvo más semen para expulsar Carlos desparramó su leche sobre mi estómago entreverando la crema de ordeñe con nuestras respectivas eyaculaciones quedando el condón pegado sobre mi cuerpo.

Después de un rato que pasamos descansando en ese sitio me dijo que tenía que ir hasta la casa de Doña Venida antes de que se hiciese la noche porque sus tíos habían dejado una canasta de huevos recién puestos y él debía llevarlos hasta allá.

Nos dimos una ducha muy rápida pricipalmente para sacarnos los rastros de semen que cubrían nuestros cuerpos y luego de pasar por entre los perros los cuales ladraban a más no poder me subí a mi coche.

Me dio un beso a través de la ventanilla y en eso se acordó que el condón había quedado en el piso del baño, corrió a buscarlo y al volver me lo entregó para que lo tirase por cualquier lado porque si sus tíos o su novia lo encontraban se iba a armar la de San Quintín.

Me escoltó con su moto hasta el lugar donde se encuentran la Ruta 9 con la 16 porque esa tal Doña Venida vivía por la Ruta 16 hacia el lado de Aguas Dulces o sea hacia el otro lado de esa ruta donde tuvimos una magnífica doble vuelta de placer.

Allí en la mitad de la ruta nuevamente nos besamos y luego vi como desaparecía hacia el sur, luego yo tomé hacia el oeste por la Ruta 9.

Quedamos de vernos en cualquier momento para repetir todo nuevamente aunque dicen que segundas partes no son buenas, esta fue la tercera vez que tuve sexo con él y creo que fue la mejor de la tres ya que lo disfrutamos plenamente en un lugar tranquilo y solitario.

OMAR

Como siempre espero comentarios en omarkiwi@yahoo.com

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