EL PORTERO DE ROBERTO
El sábado último a pesar de seguir con la laringitis producida por la fenomenal
verga de Carlos, tuve que acompañar a mis tíos a una reunión de septuagenarios y
octogenarios melómanos.
La reunión se efectuó en un edificio de oficinas y consultorios dado que la casa
de la Señora que toca el acordeón es muy reducida y no cabíamos las quince
personas que aproximadamente habíamos sido invitadas a participar del evento.
El hijo de esa Señora se llama Roberto y es abogado, yo lo había visto un par de
veces en otras reuniones similares.
Es un tipo muy agradable de cerca de 2 metros de altura con una panza muy
prominente, es menor que yo andaráÿ por los 42 años pero como su cutis es muy
sedoso parece más juvenil.
Mis tíos no tenían quien los llevase hasta allí y fui con ellos aunque yo no
tengo cualidades musicales, solamente fui espectador y oyente.
Estacioné el auto y nos dirígimos a la entrada del edifico donde nos aguardaba
el otro hijo de la acordeonista que fue quien nos guió al depto.
Pasamos por un escritorio donde estaba el portero saludamos más por educación
que por otra cosa porque a ese señor no lo vi ya que estaba mirando televisión
semi-oculto entre las maderas de la portería.
La reunión se prolongó durante varias horas, me enteré de vida, obras y milagros
de montones de viejas y viejos que no conocía ni me importaban un pepino, pero
la sociabilidad es así...
Como a medianoche terminada la reunión descendímos para irnos, y nos encontramos
nuevamente con el portero que muy apresuradamente salió de su escondrijo y con
mucha amabilidad nos abrió la puerta para que pudiésemos abandonar el lugar.
Me molestó la confianza de ese portero comentándole al abogado de la gran fiesta
que había hecho y cosa que no creo que de planta baja hubiese oído la música y
los cantos que se produjeron diez pisos mas arriba!!!
Para mi que de chuzma fue al piso del abogado a escuchar tras la puerta cerrada
para enterarse de lo que sucedía.
El portero es un tipo cuarentón, bajito, regordete, con abundante cabello entre
gris y negro. Nada atractivo se podría decir, vulgar... del montón.
Estaba tomando mate al lado de una estufa eléctrica y mirando TV, cuando fue
interrumpido por los invitados que no íbamos.
Como correspondía le dimos las buenas noches y él muy atrevido salió tuteando a
unos cuantos de nosotros.
La noche terminaba sin novedes, dejé a mis tíos en su casa y a una amiga de
ellos en la suya y me dirijí a la mía para descansar y abrigarme la garganta.
Pero como siempre digo el destino nos tiene preparadas unas sorpresas bárbaras y
algunas espantosas, pero esta fue de las buenas.
Estaba llegando a mi casa, metí la mano en el gabán para sacar las llaves y me
di cuenta de que no tenía los guantes en el bolsillo.
Recordé inmediatamente que al abogado le habían gustado mucho y los quiso
examinar detenidamente y sin lugar a dudas habían quedado sobre su escritorio.
Di la vuelta con el coche y me encaminé nuevamente al lugar de donde había
salido con la esperanza de que todavía estuviese alguno de los dueños de casa
porque de lo contrario tendría que esperar al lunes siguiente para recuperar mis
guantes.
Llegué en pocos minutos porque a esa hora había poco tránsito. toqué timbre y
nadie me respondió, solamente me vio el portero que se acercó y al reconocerme
me abrió la puerta diciéndome: -EL abogado ya se fue. Necesitás algo? Me hizo
pasar a la portería donde le expliqué lo de los guantes y mientras seguía tomado
mate me contestó que él no tenía llaves de las oficinas que tendría que esperar
hasta el lunes, llenó otro mate con agua caliente que tenía en un termo y me
convidó, lo rechacé porque a mi no me gusta esa bebida.
Se puso a tomarlo él ya que no lo acepté y me comentó que estaba mirando un
programa en el Cable por el canal I-Sat de unas mujeres que se había puesto
tanta siliconas en las tetas que estas eran más grandes que pelotas de fútbol.
Era cierto, miré un poco y vi ese programa en el que aparecían unas mujeres que
con las nalgas doblaban tenedores y otras que se enjabonaban con un jabón en
forma de pene y se refregaron tanto las tetas que el portero terminó exclamando:
-Que hijas de puta!! habiendo tanta pija disponible estas "tortilleras" gozan
refregándose las tetas.
Reí por la ocurrencia y no pude dejar de notar que su mano acariciaba muy
lentamente su bragueta que parecía interesante.
Me despedí diciéndole que me iba ya que no podía recuperar mis guantes.
-Como te vas a ir ahora que viene lo mejor, anunciaron a unos tipos que hacen
marionetas con las vergas!!!
Me señaló un asiento al lado suyo y no me quedó otra opción que ponerme a mirar
la TV con él y ver como su mano aceleraba los movimientos sobre su bragueta.
Cuando aparecieron los tipos que había dicho y empezaron a hacer sus marionetas
el portero bajó el cierre de su pantalón sacó la verga para afurera, ya estaba
completamente parada y supongo que muy dura porque comentó: -No puedo hacer nada
de eso!! Ya la tengo parada, No sé como esos tipos juegan tanto con sus vergas y
no se les paran como a mi!!
Miré su verga y vi que era tremendamente gruesa pero extremadamente corta, yo
diría que no mediría más de trece centímetros, pero en grosor tendría como seis
cenmtímetros de carne oscura y palpitante.
-Vení chupámela así se nos hace más corta la ncohe.
Yo estaba con mucho ardor de garganta, pero esa verga oscura era una tentación
que no se podía dejar pasar, por lo que me agaché y me puse a saborear su cabeza
violácea con muchas lamidas hasta que abrí bien la boca y ella lubricada con mi
saliva y con sus jugos naturales que salían en abundancia pasó a abrirse camino
entre mi lengua y mi garganta.
-Seguí, puto!! Que bien la chupás!!
Me vino un ahogo producido más por esos jugos pastosos que por el grosor de esa
verga por lo que tuve que abandonar mi faena ya que mi irritada laringe no
soportaba más y me puse a toser desesperadamente.
El portero no sé si se asustó o comprendía que el grosor de su pija ahogaba a
cualquiera, porque fue a la cocina y me trajo un vaso con agua.
Tomé un poco del líquido y de a poco me fui calmando, él seguía sentado en su
asiento mirando la TV y pajeándose hasta que me dijo: -Bueno, ya que te ahogaste
porque es muy gruesa, dejame por lo menos que te la meta toda así me haces
acabar y gozamos los dos.
Mi verga estaba bastante dura, la liberé de mis ropas y él al verla exclamó muy
asombrado: -Es mas grande que la mía!!!!
Antes de que dijese algo mi pija desapareció en su boca, se puso a chuparla a
toda velocidad para hacerla poner totalmente dura en pocos instantes.
Chupó uno buen rato hasta que de mi verga empezó a manar abundante precum, hizo
un alto y con sus dedos lo llevó hasta su verga que seguía dura como una estaca.
-Vení vamos al baño así te la meto de una vez, porque acá a pesar de que es
sábado igual puede venir algun propietario y nos puede ver y... la gente que
pasa por la calle también nos puede ver.
Lo seguí al baño, un baño muy pequeño solamente había un inodoro y un lavatorio
de esos chicos pegados a la pared que era lo que cabía en esa habitación tan
pequeña.
Le propuse que yo se la metería primero, cosa que no aceptó por que no le
gustaba o por machismo, Me bajé los pantalones y me puse mirando al espejo que
había sobre el lavatorio.
-No date vuelta quiero chupártela un poco más. Todos los días no se encuentran
vergas como la tuya!!
Me sonreí y lo dejé hacer, mi culo quedó apoyado sobre la fría cerámica de esa
pileta mientras mi verga era agasajada por el calor de su boca que la tragaba
casi en su totalidad.
-Seguí chupando...!!!! Estáááááááá buenísssimo!! La chupas muyyyy
bieeeeeennnnn..!!!!
Pude sentir su respiración cada vez más agitada y cuando miraba hacia abajo vi
como su mano regordeta cubría toda su pija y le corría el prepucio dejando al
aire ese glande oscuro y totalmente empapado por mi precum entreverado con su
saliva que él muy diestramente llevaba con su mano libre hasta ese lugar.
-Date la vuelta.
Quedé de frente al espejo con mi verga chorreante apoyada sobre el borde de la
pileta mientras el seguía en cuclillas atrás mío tratando de separar mis nalgas
con su manos para luego introducir su cara entre ellas y comenzar una gran
cantidad de piruetas con su lengua intentando llegar hasta mi agujero para luego
someterlo a un sinfín de lamidas y metidas de dedos que me hacían ver las
estrellas del placer que me estaba dando.
Mi cara reflejaba en el espejo el gozo que recbiía en mi entrada posterior y ni
que decir de los movimientos que mi mano le daba a mi verga que era imposibe
separarla del borde frío de la pileta.
Sentí bastante molestia cuando el portero me calzó la verga en la entrada aun no
dilatada lo suficiente como para dejarla pasar pero con un poco de fuerza y un
empujón me hizo dar un sonoro grito de dolor.
Pasó el glande y venía lo peor esa parte del reborde donde se engrosa la pija,
porque los demás centímetros de su pija eran gruesos pero parejos, así que si
pasaba esa parte con lo demás no había problema.
Con un empujón mi esfínter cedió y a pesar del dolor con mucho deseo la dejó
pasar hasta el final.
La dejó un buen rato allí sin moverla diciendo que para que mi canal se adaptase
a su tamaóo.
Cuando no sentí más dolor y mis entrañas se dilataron empezó un furioso mete y
saca cada vez con empujones más fuertes hasta que sentí su mano que rozaba mis
caderas y se apoderaron de mi pija que con cada empujón de su verga en mi orto
ésta cada vez expulsaba más precum.
Sentí un gran alivio cuando la sacó totalmente pero ni bien esa pija vio la luz
de un solo empujón entró nuevamente en mi ser de tal forma que estimuló mi
próstata al máximo y de mi verga empezó a salir gran cantidad de leche cayendo
dentro de la pileta donde seguía apoyada.
Mi agitación y la suya aumentron haciéndonos gemir del placer que estábamos
dando y recibiendo.
El empezó a jadear, sentí que sacaba nuevamente su verga de mi interior y con su
mano me obligó a darme vuelta para que recibiese sobre mi pija toda la descarga
que sus bolas expulsaron ritmícamente.
Fue tan inesperado y precipitado el encuentro que ni me acordé de ir al auto a
buscar un condón ya que mi compañero ni me lo sugirió siquiera.
La "gordita" escupió lo suyo y nuestras leches se mezclaron cayendo al piso en
un interminable hilo blanco y brilloso.
Ya que estábamos en el baño nos lavamos para luego descanzar un rato antes de
volver nuevamente a la portería donde él se puso a tomar mate y mientras
mirábamos la televisión apareció un viejo bajito y pelado con una escultural
pelirroja.
El portero se apresuró en ir a abrirles la puerta a la despareja pareja que
entró directo hacia el ascensor y desapareció por alguno de los pisos
superiores.
Me contó que el viejo ese tenía como 82 años, era un ginecólogo jubilado y todos
los sábados a las tres de la madrugada venía con travestis distintos que
levantaba por la zona de la Terminal de Tres Cruces, él suponía que el viejo se
haría coger por los travestis, pero nunca pudo averiguar nada de las costumbres
del ginecólogo.
Conversando entre mate y mate me contó que se llamaba Donato, que era casado,
tenía 49 años y era de Salto.
Como a la hora de estar descanzando mientras él tomaba sus mates, apreció el
viejo con la travesti, Donato les abrió la puerta y se fueron.
-Ya es hora de irme...
-Espérate un poquito más...déjame chupártela otra vez.., sabés que la tenés muy
rica y con un sabor delicioso...
Ante su pedido no tuve otra opción que abrir nuevamente mi bragueta y sacar mi
verga por la abertura, él se hincó en el piso puso su cabeza entre mis piernas y
se puso a lamer hasta que mi pija adquirió el tamaño y la firmeza necesaria para
poder chuparla con toda vehemencia.
Mientras chupaba me fue bajando el pantalón y el slip hasta que mis bolas
quedaran libres, abandonó por un rato el "caramelo" y se puso a darles unas
colosales lamidas a lo largo y la ancho de mis bolas que me hicieron estremecer
ampliamente por el trato que estaban recibiendo.
-Ahhhhhhhhhhhhhh....paraaaaaaaaaaaaa un poccooooooo..!!!
-No acabés todavía!! quiero que me eches la leche arriba de mi pija!!
Salió disparado para el baño, porque allí solamente podía chupármela agachado o
hincado pero hacer cosas de pie no se podía porque si pasaba alguien por la
calle nos vería y ni que decir si entraba alguien al edificio.
Lo seguí con los pantalones sostenidos por mis manos y la verga hacia adelante y
cuando entré al baño lo vi sentando en el inodoro pajeándose a toda velocidad.
Me acerqué con la verga en una mano y con la otra sosteniendo mis pantalones y
se la puse a la altura de su boca para que comenzase a chuparla nuevamente.
Podía ver como se le había puesto el glande morado por la brusquedad y rapidez
con la que se pajeaba en su desesperación por gozar al máximo.
Repentinamente expulsó mi verga de su boca y dio un grito, se había apretado
tanto la pija que esta le dolió en el preciso momento en que unas gotas de leche
se asomaban por su orificio uretral.
-Daleeeee...!!! Echáme la leche arribaaaaaaa...!!!!!
Mi verga estaba pegajosa por su saliva mezclada con un poco de precum, la tomé
entre mis manos hasta que con las manipulaciones que estaba dándole empezó a
agitarse, me agaché un poco y la apunté hacia la cabeza gruesa y morada de la
verga de Donato y con una puntería digna de las olimpíadas mis chorros de
esperma dieron justo en su agujero mezclándose mi eyaculación con las pocas
gotas que emitía su verga que iba camino al reposo.
Lo complací mojándole toda su verga con mi leche como me lo había pedido.
Con su mano hizo deslizar toda la leche hasta que esta fue mojándole las bolas
para luego acercar su boca y con su lengua lamer hasta la última gota que
quedaba en mi canal uretral.
-Uhyyyy..!!! Estááá deliciosa.....!! que rica leche tenés...!!
No tuve necesidad de lavarme porque mi pija quedó bien limpita con sus lamidas,
pero en cambio su pija y sus bolas eran un enchastre total, el cual lo hacía muy
feliz.
Me levanté los pantalones y le dije que me iba porque ya eran más de las cinco
de la mañana y no habí podido dormir nada.
En realidad fue una excusa para irme porque qué más me iba a qedar haciendo
allí? El quedó agotado, dijo que iba a esperar que llegase el portero diurno y
que luego se iría a dormir.
Era domingo y yo no tenía nada que hacer, salvo ir a almorzar a la casa de mi
hermano, así que me fui directo a mi casa a dormir hasta el mediodía.
Donato me dio su número telefónico y me dijo que lo llamase cade vez que tuviese
ganas de agasajar a su pija con mi culo o de echarle una lechada sobre su verga
que eso era lo que más le fascinbaba.
El lunes alrededor del mediodía volví a buscar los guantes, pero Donato no
andaba por allí y al portero diurno no quise preguntarle por él para que no
sospechase nada, porque ya sabría de las "mañas" de su compañero y no quise
ponerme en evidencia.
OMAR
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