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Un soldado con un cartel que decia melo

en Gays

UN SOLDADO CON UN CARTEL QUE DECÍA MELO

El otro día me acordé mucho de un lector llamado Fausto, porque trabaja en Pando y tiene muchas aventuras por allí, me acordé de él justamente por eso porque pasé por Pando y tuve una aventura inesperada con un soldado que hacía autostop a la salida de esa ciudad.

Mientras atravesaba la ciudad iba pensando "por acá andará Fausto, si no está trabajando andará chupando alguna verga o dándole el culo a alguien que lo haga disfrutar con una apresurada y violenta cogida".

Pero antes de contar lo del soldado con ese cartel, debo decir el motivo por el cual pasé por Pando, un lugar por el cual en muy pocas ocasiones paso por allí.

Mi hermano Leo me llamó por teléfono desde Punta Ballena porque necesitaba unos papeles que se había olvidado en su casa de Montevideo; casi toda su familia estaba allá veraneando con él por eso no tenía a quien recurrir, pidiéndome a mí que se los llevase porque los necesitaba urgentemente.

Pedí la tarde libre en el trabajo, pasé por su casa, luego me encaminé en mi auto hacia la casa que mi hermano tiene en la playa, pero para ahorrarme un peaje se me ocurrió pasar por Pando y después de allí tomar por la ruta Inter-balnearia para pagar un solo peaje antes de llegar a la casa de Leo.

Como dije al principio casi nunca paso por allí, por eso me acordé de mi amigo Fausto, luego que la atravesé a la salida de esa ciudad vi a un solado con un cartel muy grande que decía "MELO"

Inmediatamente reconocí que era un soldado por su uniforme con manchones marrones y verdes, seguí de largo muy intrigado de "el por qué" de ese cartel, pensé que estaba anunciando algo.

Pero la curiosidad pudo más, di marcha atrás me estacioné frente a él y le pregunté que estaba anunciando.

-No es un anuncio, el cartel significa que voy para mi casa en Melo y si algún automovilista va para allá y me quiere llevar le agradecería el favor...

-Que lástima! Yo voy para Punta Ballena. Pero si querés te alcanzo hasta algún otro lugar más cercano a donde vas y de paso me hacés compañía...

-Me dieron libre en le ejército y me voy a mi casa... bueno si no es molestia déjeme cerca de Atlántida y allí si tengo suerte otro coche me llevará hasta allá.

Acepté llevarlo hasta allá porque allí yo tomaría la ruta que iba a Punta Ballena que era mi destino final.

Andaba con su mochila y una matera de cuero de la cual extrajo un mate y un termo pero antes de ponerse a tomar su mate, como soldado bien educado me convidó cosa que no acepté por no ser de mi agrado esa bebida tan habitual en los países del MERCOSUR.

Entre las chupadas que le daba a la bombilla de su mate me contó que tenía 28 años, una hija de tres años que vivía en Melo, pero no me habló de sí tenía esposa ni yo me atreví a preguntárselo.

A pesar de que yo iba conduciendo de reojo lo miraba, no era muy atractivo, de ese color indefinido que tiene la gente fronteriza, entre ocre y marrón, pero los soldados aunque no sean bonitos siempre tiene un atractivo especial...

Por eso en vez de detenerme y decirle que bajase, para luego doblar hacia Atlántida le dije que lo iba a llevar hasta San Carlos y de allí seguiría mi ruta hasta Punta Ballena.

-Se ve que mi charla lo entretiene y para no seguir solo y aburrido me acerca más a mi casa. Gracias por llevarme más cerca.

-Sí tenés razón para que voy a seguir solo si puedo ir en tan buena compañía...

Conversamos un poco mas mientras él seguía tragando agua caliente la cual se iba mezclando con la yerba de su mate, tomó tantos mates que en determinado momento dijo:

-Basta por hoy se acabó el agua!!

-Sí querés paro en alguna estación de servicio y te llenás el termo nuevamente.

-Nooo! Mi vejiga está por reventar, si podés pará en algún lado así puedo mear y descargar la vejiga estoy muy incómodo por las ganas de mear que me vinieron.

Más adelante de la carretera vi un grupo de árboles, estacioné el auto allí, él bajó rápidamente se notaba que no aguantaba más, aproveché y lo seguí para hacer lo mismo aunque no tenía muchas ganas de orinar si tenía ganas de ver como era la verga de un tipo de sus características.

Me llevé una sorpresa bárbara porque ni me imaginaba lo que iba a ver!!

Entre sus manos ocres sostenía el glande de su pija que era una cabeza enorme y oscura!!!

Ni lo pensé, al ver eso mi asombro me delató y mientras sacaba mi verga para orinar exclamé:

-Todo eso es tuyo!!!!

Él se habrá dado cuenta de mi asombro porque sonriendo y sin decir nada, la descabezó mostrándome como era el oscuro glande en que terminaba su pija, de la cual estaba saliendo un interminable y grueso chorro de orina que regaba los pastos que había entre esos árboles.

Terminó de orinar después la guardó, yo hice lo mismo pero con más dificultad que él, me costó un poco guardarla porque mi verga se había levantado por la excitación que me había producido ver ese espectáculo de esa verga tan extraña y no entraba por la abertura de la bragueta..

Subimos al auto sin decir una palabra de lo sucedido.

Pero después de arrancar el coche se puso a hablar nuevamente y me dijo:

-Vos te asombraste por lo cabezona que es mi pija, no sos el único allá en el cuartel a muchos les espanta y otros se desesperan por ella y me piden que lo coja aunque a muchos les queda el culo dolorido lo disfrutan como locos y cada vez me piden que los coja más seguido... yo no doy para tanto...

Adentro del coche las sacó para mostrarme la cabeza sin que yo sé lo hubiese pedido, comenzó a pajearse para mostrármela parada, no sé si con la intención de cogerme o de fanfarronear demostrándome lo orgulloso que estaba con su pija.

Un poco más adelante detuve el auto en un atajo que no pasaba nadie porque ese espectáculo así no me lo podía perder, la cabeza se le oscurecía cada vez más y la verga se le ponía más gruesa con las apretadas y movimientos de ir y venir que su mano le hacía a todo lo largo de ese trozo de carne marrón.

Hacia mucho ruido con las jaladas que le daba a su verga, no aguanté la tentación y ni pensé que él estaba acostumbrado a que se la chupasen los compañeros del cuartel, simplemente me agaché y comencé a lamer esa barra de carne sólida que estaba adquiriendo una textura y una rigidez hermosamente disfrutables.

Por suerte no era muy larga, porque con el grosor alcanzaba para que mi boca tuviese que hacer un gran esfuerzo par tragar eso y luego deslizarla dentro y fuera para chuparla como es debido.

Mientras yo seguía afanosamente tratando de engullir ese palpitante órgano él comenzó a tironear de mis ropas, intentando sacármelas lo más pronto posible, yo pensé "este anda caliente porque no ve a su mujer hace tiempo y cuando llegue allá no va a tener ganas si se desquita su calentura conmigo".

Pensé eso pero no me importó nada si cuando llegase a su pueblo no iba a tener leche para dársela a la que lo esperase allá, si lo esperaba alguien porque de mujer nunca me habló en el poco rato que incesantemente me contaba cosas suyas.

Dejé de chupársela, más bien de lamer ese enorme glande para quitarme la ropa, en realidad solamente me saqué el pantalón y el slip al unísono él se quedó completamente desnudo invitándome a que lo imitase.

-Dale, sácate todo... no vamos a coger con la ropa puesta... Hace días que no lo hago y ya que me calentaste no voy a esperar a llegar a mi pueblo para descargarme las bolas con una buena acabada ...

-¿Quién te dijo que vamos a coger?

-Nadie. Pero vos tenés una desesperación tan grande por pija como la que tengo yo por comerme un orto o cualquier agujero bien apretadito...

Miré su cuerpo todo parejo de ese color ocre amarronado que solamente tenía un tono más claro en las partes que le cubría su calzoncillo el cual le había dejado una marca muy excitante, ese marco claro contrataba con la oscuridad de sus bolas tremendamente alargadas y de su verga gruesa extremadamente dura y parada que permanecía apuntando hacia el techo de mi coche.

A los pocos instantes después de quedarnos ambos en bolas me dio la vuelta sin pedirme permiso y sin siquiera dejarme contemplar su cuerpo se puso a lamerme el otro desaforadamente, lo escupía y con cada escupitajo me iba introduciendo la saliva con los dedos hasta que tres de estos se perdieron allí dentro de mi estrecho canal el cual estaba siendo lubricado por sus jugos bucales y a la misma vez era dilatado por sus gruesos y ásperos dedos.

Nos bajamos del auto porque el calor allí dentro era demasiado agobiante y además porque la excitación fue tan elevada que no pudimos resistir más esa incómoda posición allí dentro.

Me puso sobre el capó separándome las piernas y siguió chupando mi orto como si se tratase de un caramelo, mi verga dura quedó apretada entre el frió del metal y la calidez de mí de vientre.

Sus lamidas fueron acompasadas por unos tremendos gemidos de agitación que demostraban que el soldado estaba recontra caliente, no sé si con sus compañeros se excitaría tanto, pero conmigo se puso como loco cada vez demostrando su excitación con lamidas más profundas en las cuales su lengua era arrastrada desde mi ano bajando hasta mis bolas las cuales quedaron chorreando la abundante saliva de este tipo la cual fluía a raudales desde sus glándulas secretoras de este líquido pegajoso.

Sus dedos entraban como nada de tanto que me había dilato el agujero, hasta que sentí que algo caliente me tocaba el orto y no eran precisamente sus dedos porque eso que había apoyado allí tenia un calor más intenso y además era mucho mas compacto y grueso que los dedos.

Con mi mano tanteé para saber de que se trataba, ya lo presentía pero al tocar me encontré con su verga completamente empapda por su precum y le dije:

-Pará, ponele un condón antes de metérmela!!

-No tengo ninguno... no importa dale que te estaba por entrar.

Lo deje de verga dura, me metí nuevamente en el coche, busqué una caja que siempre llevo en mi guantera y se la di.

Muy torpemente se cubrió el glande con el látex y lo fue deslizando hasta que éste llegó a tocarle los pendejos negros que coronaban tan gruesa verga, toda la humedad producida por el precum quedó atrapada entre la goma y la carne de su prepucio, por lo cual tuvo que escupir abundantemente sobre su pija encapsulada en el condón para que esta nuevamente quedase resbalosa y pudiese deslizarse hacia adentro de su objetivo que en es momento era mi ojete.

Cuando la fue a apoyar en mi agujero no sé si fue por la fuerza o por el grosor de su pija, que esta reventó el condón, le probé otro y antes de ponérselo también se rompió, no me quedó otra que arriesgarme y dejarlo que me la metiese como él quería sin nada de látex.

La apoyó en el lugar desde donde mi mano le había impedido la entrada sin protección, fue empujando despacio pero a pesar de eso me dolió enormemente cuando su glande hubo pasado venciendo la poco resistencia que mi esfínter dilatado por sus dedos y su lengua le opuso al invasor.

Después de la primera estocada mi esfínter se fue adaptando al grosor de su verga, cuando hubo pasado casi toda la longitud de este órgano que no tenía mucha, pero mi recto podía sentir su grosor como si le hubiesen puesto un tapón y se lo sacasen y pusiesen cada pocos segundos.

Cuando mi esfínter terminó de dilatarse por las idas y venidas por la forma que ese órgano era obligado por su dueño a entrar y salir de allí, disfruté como quince o veinte minutos de bombeo, porque el soldado a pesar de haberse puesto extremadamente excitado precisamente no sufría de eyaculación precoz, haciendo que sus embestidas fuesen al principio muy lentas para luego ir aumentando el ritmo de estas, arremetiendo con toda la fuerza y potencia de que es capaz un joven que no llega a los 30 años.

Yo acabé sin siquiera tocarme la verga, dado que esta permanecía apretada entre mi cuerpo y el capó, gemí como loco con la estocada final que fue la que me hizo expulsar todo lo que había acumulado en mis vesículas seminales.

-Dale, puto gemí más, haceme gozar con tu disfrute!!!

La carne de su verga parecía que con el rato de bombeo había adquirido más rigidez y más calor, sentí que me quemaba el recto por lo que después de acabar le dije que me la sacase porque no aguantaba más que sentía que me quemaban el culo por dentro.

Como estaba su carne en contacto con la mía podía sentir la quemazón y al mismo tiempo los latidos de su verga, pensé que estaba por expulsar su semen porque después que le pedí que me la sacase me la metió muy profundamente con un solo empujón, eso hizo que mi verga medio marchita por la eyaculación que había tenido se redujese al mínimo tamaño no sólo por el dolor que este empujón había producido en mi interior sino por lo cansada que había quedado por eyacular tanto.

Por suerte después de que estuvo enterrada en lo más profundo de mi ser, (es un decir porque otras vergas de mayor longitud han llegado más adentro), cuando me la sacó me di vuelta y pude ver como su oscura verga estaba totalmente enrojecida y babeante de fluidos anales y preseminales.

La tomó con su mano y con dos o tres corridas de prepucio su verga empezó a derramar leche pareciendo un volcán en erupción, su leche tan blanca en esa verga enrojecida era un espectáculo tremendo para cualquier buen catador.

Del agujero de esa cabezona brotaron unos interminable chorros de leche banca y espesa, al ver ese espectáculo no aguanté más metí mano a mi verga y me hice una paja antológica eyaculando por segunda vez, claro que en menor cantidad pero gozando por partida doble o triple, porque mi culo latía con cada contracción que mi verga producía con cada gota de semen que iba saliendo de ella y el otro gozo me lo produjo esa verga erupcionando de esa forma interminable.

Después que me había dado tanto placer, no podía decirle que se bajase porque me alejaba de mi ruta, no lo podía seguir llevando en mi coche pero igualmente lo llevé hasta Pan de Azúcar donde nos despedimos.

Al despedirnos me dio un beso en la mejilla y me dio las gracias por haberlo acercado a su destino y también me agradeció por el espléndido agasajo que mi culo le había dado a su pija hambrienta.

Por supuesto que yo también le agradecí los interminables minutos de placer que, me habían alejado de mi camino y que me habían hecho olvidar que mi hermano me esperaba con los papeles.

Después que se hubo bajado seguí mi marcha mientras él se quedó al lado de la ruta esperando que pasase algún otro auto que lo llevase hasta Melo, pero ese conductor no iba a ser tan afortunado como lo fui yo porque no creo que con semejante descarga de semen tuviese escondida otra reserva de iguales proporciones para agasajar a otro complaciente conductor que lo llevase hasta su casa.

Mi hermano me esperaba muy enojado y a la a vez preocupado por si me había sucedido algún accidente en la carretera porque llegué con mas de dos horas de retraso.

No le conté nada de lo sucedido, no porque él no supiese de mis aventuras sino para que no me pelease por lo irresponsable que era, en no dejar el placer para después del deber.

 

Esa noche la pasé muy mal porque mi culo ardía no solamente por el calor que había recibido a través de esa verga sino por el estiramiento de los tejidos y del esfínter, me lo tuve que untar con una pomada suavizante, pero por suerte al no tener ese soldado una verga muy larga las lesiones fueron bastante cercanas a la salida de mí aparato digestivo evitándome lesiones internas más difíciles de curar.

 

 

A lo mejor si hubiese usado la crema de ordeñe que me recomienda Fausto no me hubiese sucedido eso, pero yo no tengo esa clase de cremas y además cuando uno se calienta no mide las consecuencias y como todos los condones se le rompían lo dejé que me penetrase al natural.

No me importaron o más bien ni pensé en las consecuencias que podía traerme

ese bombeo que fue terriblemen delicioso y quemante a la vez.

Lamentablemente no tengo fotos del soldado ni de su verga pero busqué en mis álbumes y encontré una bastante parecida que quiero que la vean mis amigos y se deleiten viéndola como me deleité yo sintiéndola dentro de mi ser.

Aunque la verga del soldado era más oscura y más gruesa, creo que la que ese ve en la fotografía sirve para que se hagan una idea de bello ejemplar de pija que me encontré por haber cambiado la ruta habitual que hago para llegar a la casa que mi hermano tiene en la playa.

OMAR

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