Dos planetas
Anudas con los muslos mi cintura,
el sexo abierto al sexo y al combate.
Se estrella en ti la fuerza de mi embate,
domada por el beso y la ternura.
Mi instinto se despeña hasta tu hondura
y, en esta entrega recta y sin rescate,
la herida del deseo vibra y late
al ritmo de la recia encarnadura.
La fiebre se me enciende en los costados.
Me ascienden desde el fondo de la tierra
las savias de la vida y del ardor.
Conviven en el beso, entremezclados,
el planeta de amor en nuestra guerra
y el planeta de guerra en nuestro amor.