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Ana, sexo en la madurez

en Hetero: General

ANA, SEXO EN LA MADUREZ

Ana era una mujer madura que se había quedado viuda hacía cuatro años, tenía dos hijos pero vivían a unos treinta kilómetros y salvo algún fin de semana que podían no acudían a visitarla demasiado. Solía salir con alguna amiga a ver tiendas, comprar o simplemente dar una vuelta pero sexo desde que falleció su esposo no había vuelto a tenerlo salvo de vez en cuando que se había vuelto a masturbar como cuando era joven.

A veces usaba alguna hortaliza pero no se atrevía a más, vivía en una pequeña ciudad de provincias que casi era un pueblo porque cada vez que ocurría algo extraordinario se enteraba todo el mundo. Pero al final decidió para pasar el rato aprender un poco de informática y colocó un ordenador en casa, en su dormitorio y comenzó por curiosidad a navegar por Internet y dio con varias páginas de relatos eróticos.

Curioseaba sobre todo los relatos de mujeres de edad madura que mantenían relaciones sexuales con hombres más jóvenes que ellas sobre todo si tenían entre 18-30 años, la hacía excitarse mucho, incluso se bajaba algún video sobre el tema, para ayudarse en su onanismo nocturno hasta compró por Internet un consolador a pilas pero se dio cuenta que no tenía bastante y que debía de entrar en algún chat para ver si ligaba. Las primeras veces entraba con nombre de chico para observar el ambiente y luego con nombres neutros que la permitían llevar el control de las charlas.

Pero el día que estaba esperando llegó pero de una forma inesperada. Una amiga suya la llamó para preguntarle si tenía unas agujas que necesitaba para una labor a lo que Ana dijo que si y que pasara cuando quisiese, su amiga la dijo que entonces si iba a estar en casa que a la tarde pasaría su hijo a por ellas que ella se iba a pasar el fin de semana con su marido.

A eso de las cinco de la tarde sonó el timbre, Ana acudió a abrir vestida como estaba con un vestido corto muy ligero en blanco con dibujos de grandes manzanas rojas, a pesar de su edad era una mujer que aunque no tenía la dureza en la carne de la juventud tampoco había perdido mucha tersura y se mantenía bastante atractiva o por lo menos apetecible, había tenido algún pretendiente de su edad pero ella no le había dado importancia, era morena de pelo liso por los hombros, ojos marrones, pechos medianos pero voluptuosos de pezones color marrón claro, culo ligeramente caído pero que con ese vestido aparecía bastante apetecible y coño recortado.

Abrió la puerta y evidentemente era el hijo de su amiga, era un chaval bastante atractivo que sin ser musculado no le sobraba ni un gramo de grasa por el ejercicio que hacía, ella se excitó porque imaginó los relatos que había leido, pero de manera consciente no pensó en lo que iba suceder. Ella entró a su cuarto a recoger las agujas, para hacerlo se agachó para sacarlas del cajón donde estaban, el joven desde su postura pudo observar buena parte de los muslos de la mujer y como la braga que llevaba se le marcaba en el culo.

Ella salió y se las fue a dar pero una de ellas se deslizó entre sus dedos y fue a parar al suelo. El se adelantó para recogerla y ella se agachó para lo mismo, estaban en cuclillas y al agarrar la aguja se tocaron en la mano y se quedaron mirando, sus bocas se fueron acercando hasta que se fundieron en un beso, primero tres o cuatro picos que fueron incrementándose en cantidad y en el tiempo en que sus bocas permanecían unidas hasta que se besaron de forma apasionada, sus lenguas jugaban, los dos estaban de rodillas, se desnudaron bruscamente, se deseaban, el deseo crecía por segundos, cuando los dos estuvieron desnudos, ella fue bajando con su boca por su cuello hasta llegar a los pezones, los dio suaves besos primero y luego algún que otro mordisco mientras le masajeaba la polla y le decía a él cuando liberaba la boca que la follase que la hiciera suya, vió la polla del chaval que estaba erecta y la fue acariciando con una mano mientras la otra acariciaba los huevos, la lengua se deslizaba por la piel hasta el ombligo dibujando un círculo en torno a él.

Llegó a la cintura y volvía a subir pero él la susurró que quería que se la mamase pero ella le contestó que no sabía hacerlo, Victor la cogió la besó y la susurró que la enseñaría, ella abrió la boca y el joven se la metió toda, ella cerró los labios en torno al glande y fue apretando, engullía la polla como si de una piruleta se tratase, cuando estuvo completamente dura la sacó y le cogió de la mano y lo llevó a su cama, allí se tumbó ella boca arriba con las piernas abiertas completamente.

Víctor se tumbó encima de la mujer y se fue besando con ella apasionadamente en la boca, sus lenguas eran una sola lengua de fuego carnal, su piel quemaba, alternaba con pequeños besos en los ojos, el cuello, las mejillas y de nuevo a la boca, en uno de estos besos en la boca succionó ligeramente la lengua de ella mientras la penetraba con su verga que entraba entera por lo mojada que estaba la mujer.

Ella sacaba la lengua y jugaba con la de él mientras él se sostenía solo sobre los antebrazos y elevaba su cuerpo hacia arriba con lo que conseguía que la punta de la polla primero y luego todo su tronco rozase con el clítoris en cada acometida.

Sacaba la polla, jugaba con el capullo sobre el clítoris rozándolo y masturbándolo para luego lentamente y tocando con al punta del pene toda la vagina la iba penetrando suavemente, muy lentamente, hasta estar toda dentro, repetía esto varias veces, la base del pene rozaba el clítoris sacando jadeos guturales de la garganta de su compañera de cama, la levantó por las nalgas ligeramente una de las veces que la descabalgó y la volvió a penetrar con profundidad y bruscamente haciendo que ella jadease y gimiese todavía más fuerte.

Ana lo hizo girar sobre la cama y lo colocó boca arriba cabalgándolo como una autentica amazona hasta que ella en un gran grito convulsionándose entera se corrió en un largo y profundo orgasmo que hizo contraerse involuntariamente los músculos de su vágina e hizo que él eyaculase, Ana se tumbó al lado de su nuevo amante y le limpió la polla de los restos de semen y se tumbó sobre su pecho, acariciándole el mismo y su polla, los huevos, etc.

La verga volvió a crecer y el chico la dijo que ahora la iba a follar por detrás que se la iba a meter en ese culito tan rico que tenía pero ella se asustó porque le aseguró que era virgen por ahí, Victor la tumbó boca abajo con las piernas bien abiertas y se levantó al baño, cogió un bote de crema de manos que ella guardaba allí y volvió con él, primero empezó a besarla en el cuello y fue bajando por toda la columna haciendo que ella volviera a estar excitada, llegó a la hendidura del culo y bajó hasta el ano, allí lo besó, lo fue lamiendo en círculos primero cortos y luego más largos, le fue dando punzadas y estocadas en el interior, entonces vertió una buena cantidad de crema y la extendió hasta que le iban entrando los dedos, primero uno, luego dos y por fin tres, los sacaba y los metía con fuerza, entonces sustituyó los dedos por la polla que ella notó doliéndole al principio pero convirtiéndose en un placer indescriptible luego, él mientras tanto la masturbaba a veces el clítoris y luego la empuñaba los pechos después de haberla colocado una almohada bajo el abdomen.

Victor comenzó un movimiento de mete y saca muy rápido y profundo corriéndose al mismo tiempo que ella y quedando los dos rendidos sobre la cama. Eran las nueve de la noche, se levantaron desnudos a cenar y estuvieron follando y amándose hasta que se quedaron dormidos. A partir de ese día se convirtieron en amantes que todavía hoy son.

Esta historia es imaginaria pero si queréis escribirme sobre todo mujeres lo podéis hacer a:

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Novata en el reino de sade (2)

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La iniciación

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Las vacaciones

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Sumisión en la granja (1)

Relato conjunto

Sumisión en la granja