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Sorpresa en la consulta

en Dominación

SORPRESA EN LA CONSULTA

Maider había decidido ir a la consulta del ginecólogo a hacerse una revisión anual pero lo que iba a encontrarse allí no se lo esperaba ni por lo más remoto. Llamó a la puerta y le abrió la puerta una enfermera vestida con una casaca verde y unos pantalones del mismo color y la hizo pasar a una sala de espera completamente vacía. Era justo la última paciente del día.

Al de diez minutos de estar allí la enfermera la dijo que ya podía pasar a la consulta, abrió la puerta y entró en la consulta del ginecólogo. El estaba tras la mesa sentado y la indicó que se sentase en una silla delante de él. Ella en ese momento no se dio cuenta pero el médico sonrió de manera imperceptible, la había reconocido. La indicó que se desnudara y se pusiera la bata que encontraría tras el biombo.

Ella obedeció y lo hizo sentándose a continuación en la camilla. Oyó como el doctor hablaba con la enfermera y como ella se despedía hasta el lunes. El doctor llegó, la miró de arriba abajo. Maider sintió miedo, él entonces la ordenó:

Que hace una puta sumisa vestida y sentada delante de su Amo?.

Ella no reaccionó, solo notó como su coño se mojaba. Hasta que él no dijo que era el Amo que tanto la había hecho excitarse por Internet mandándole cosas ella no supo que hacer. Ahora de repente se desnudó completamente y se arrodilló delante de él levantando uno de los pies del Amo y cogiendolo lo empezó a lamer lentamente, dedo a dedo empezando por el pulgar. El sabía muchas cosas sobre sus gustos y a la enfermera no la había ordenado irse sino coger algunas cosas que tenía guardadas en una habitación cerrada bajo llave.

El, por fortuna, había conseguido que su enfermera fuera a su vez su sumisa, algo que le excitaba terriblemente. Ahora tenía a su otra sumisa a sus pies y la otra lo iba a ver todo. Alazne vino con toda una serie de objetos y retiró el biombo. Vió a Maider desnuda lamiendo los pies de su Amo. Ella dejó todos los objetos que iban a utilizar a un lado y se desnudó también para después desnudar lentamente al Amo y dejar todo bien doblado, también la ropa de Maider en tres montones iguales.

Zorrita Alazne, a que es muy obediente nuestra nueva perrita?----dijo Fernando a su enfermera.

Ella asintió mientras Maider esperaba en postura de espera, Alazne la observó. Maider era una muchacha de estatura media, morena de ojos verdes, de cuerpo voluptuoso, pechos con grandes aureolas pardas, culo redondo como un melocotón apetitoso y el pubis completamente rasurado. Alazne en cambio era una chica también de estatura media, morena, de pelo corto, se lo había cortado por orden de su Dueño, ojos negros, pechos pequeños con dos pezones en forma de pequeñas montañitas rosas que hacían que siempre que llevaba camisetas pareciera que estaba en permanente calentura, culo redondo duro y respingón y el pubis con una pequeña tira de vello negro.

Alazne acompañó a Maider al baño, sabía lo que su Amo iba a ordenar. La hizo tumbar dentro de la bañera boca arriba y bien abierta de piernas, cogió el grifo de la ducha y le instaló un artilugio especial de forma redondeada que después de aplicar algo de crema lubricante al coño de la otra sumisa introdujo. A partir de ahí dejó todo en manos del Amo que encendió el agua caliente y llenó la vagina de la chica de agua hasta que vió que desbordaba y entonces la hizo levantarse ligeramente para que cayera una pequeña parte.

Luego en el mismo instrumento puso un globo y volvió a meter el grifo en el coño y encendió el agua, ató el globo en el grifo con cinta aislante y volvió a encenderlo hasta que inflando el globo comprobó que la chica ya no soportaba la molestia. Luego ató el globo con un pequeño cordel y lo soltó del grifo dejándolo dentro. Después la hizo ponerse a cuatro patas. Al hacer esto, vió delante de su cara, a escasos diez centímetros, el coño de Alazne que había comenzado a acariciarse y masturbarse pero de manera muy suave como queriendo retardar el momento del orgasmo.

El Amo repitió en su culo la operación del globo pero esta vez sin llenarla antes el recto de agua, su ano se había dilatado terriblemente. Debía mantener los dos globos en su interior sino sería azotada por desobediente. El Doctor cogió una vela que encendió Alazne y pasándola por encima de su espalda comenzó a echarla cera de un color rojo en sus nalgas, dibujando con la cera unas braguitas y comentando en voz alta:

Unas braguitas rojas de putita como lo zorra que eres.

Esto hizo que ella se pusiera más cachonda y a duras penas pudiera mantener los globos dentro. El Doctor la hizo ponerse de pies y que Alazne la sacara los globos pero metiendo su mano dentro de ella. Alazne mirándola y dándola un suave y delicado beso en los labios la metió los dedos en el coño y en el culo y le extrajo los globos haciendo que con los dedos en el coño Maider no pudiera aguantarse y se corriera.

Ahora debiera hacerte azotar por correrte sin mi permiso pero no lo voy a hacer por ser novata.

Alazne lavó entera a Maider, se había masturbado pero como su Amo no la había autorizado no había podido tener un orgasmo. Como premio a Alazne, por ser tan obediente después de que la enfermera llevara a la nueva sumisa a la camilla y la dejara tumbada con las piernas en los estribos y con unos separadores en la vagina que la abrían la vagina intentando dilatarla al máximo, Fernando puso a Alazne de pies con las manos apoyadas en la camilla y desde atrás la penetró en el coño follandola sin miramientos ni preocupándose por el placer de ella eyaculando sobre su espalda en el momento que ella tenía un prolongado y dulce orgasmo permitido por él.

Ahora con Maider completamente a su merced levantó sus piernas atándolas con unas cuerdas que hizo pasar por unas argollas colocadas en el techo cogió un gran cirio de unos siete centímetros de diámetro y se lo introdujo en el ano. Hizo ponerse a Alazne debajo y que la cera rebosante de la vela cayera sobre su cuerpo llenándola de una capa de un color azul oscuro. El entonces se limitó a contemplar la escena mientras colocaba en los pezones de Maider una serie de pinzas de la ropa que luego sustituyó por una percha con pinzas y de la percha colgó pequeños pesos hechos artesanalmente con plomos de pesca tras haber incorporado el torso de la sumisa.

Estuvo un rato esperando hasta que Alazne estuvo bien cargada de cera e hizo que Alazne se levantara y con una fusta a pequeños azotes la quitó toda la cera del cuerpo. Luego ordenó que Alazne colocara a Maider donde ya sabía. Esta la acompañó a una habitación contigua donde en mitad de la misma había dos columnas de piedra con adornos arriba de madera y atándola la sumisa quedó expuesta en forma de aspa. Previamente la había retirado el cirio etc. Ahora su Amo le dio a Alazne la fusta y la dejó golpear a la sumisa como antes ella había sido golpeada. Alazne al principio golpeaba con miedo pero luego le dio unos buenos azotes que pusieron el culo rojo a Maider pero sin dejar marcas permanentes.

El Amo para premiarla la desató y la dio un gran muerdo para después ofrecerle su polla que la mujer lamió y mamó como una posesa hasta que el hombre estando al borde de la eyaculación hizo que Alazne que anteriormente durante la mamada se había estado masturbando observando la escena se uniera y echó todo su semen en las caras de las dos chicas.

Acabaron, se ducharon y a partir de ese día las dos fueron sus sumisas y entre ellas grandes amigas.

Este relato es imaginario pero va dedicado a una buena amiga mía, una sumisa navarrica muy simpática. Si queréis podéis escribirme a:

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La canguro

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Las vacaciones

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Sumisión en la granja (1)

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