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A sus pies Maria

en Dominación

A SUS PIES MARIA

Iba a ser el primer día en que me iba a entregar a mi Ama en una sesión real en que mi cuerpo y mi alma iban a ser de ella. Ella me había citado de una forma muy especial, debía de vestir con una camisa y unos jeans azules, debajo debía llevar un bóxer bastante ajustado que remarcase mis formas. Debía llegar a un piso y llamar a la puerta.

Obedecí y llegué a la puerta del piso, llamé a la puerta y me abrieron la puerta pero como me había ordenado mi Ama debía de esperar unos segundos y solo entrar cuando me hubieran ordenado, una voz femenina me conminó a traspasar la puerta, en el suelo pude ver un antifaz y una mordaza, los recogí y me los puse. Me coloqué en la postura de espera que tanto había practicado para ese día. De pies, las manos a la espalda y la cabeza agachada, unas manos me cogieron de las muñecas y me colocaron unas esposas.

Me llevaron durante unos metros hasta que me volvieron a ordenar quedarme quieto y me soltaron las esposas. Luego desde atrás me soltó el cinturón y me bajo los pantalones, me hizo encorvarme hacia delante y me bajó un poco el bóxer hasta que mi culo quedaba al aire, entonces noté como se separaba y de repente noté el primer azote, los daba con lo que parecía una caña flexible o una fusta, luego comprobé que era la fusta la que maltrataba mis nalgas. Me dio cinco azotes teniendo que dar gracias cada vez que su fusta tocaba mi piel.

Me vistió de nuevo regalándome una pequeña caricia en la polla cuando me colocó el pantalón, me quitó la mordaza y el antifaz y pude verla sentada en una sillón frente a mi, rubia de pelo largo, ojos oscuros y labios sensuales, pechos voluptuosos que destacaban por su complexión más bien delgada, el resto lo llevaba envuelto en un corsé que remarcaba y elevaba los senos y una braguita que tapaba las nalgas y el pubis lo mínimo imprescindible.

Me ordenó que la hiciera un striptease poniendo una música muy sensual, a la izquierda sobre el suelo había una gran sabana blanca que por lo que parecía escondía bastantes artilugios. Comencé a bambolearme con sensualidad mientras me iba desprendiendo de mis ropas hasta quedarme con el bóxer, entonces me fue agachando dándola la espalda y me lo baje hasta los muslos de golpe quitándomelo luego echándolo a un lado. Fui obligado a arrodillarme con las piernas bien abiertas y las manos sobre los muslos y la cabeza mirando al suelo como siempre.

Ella me cogió del pelo y me obligó a caminar a cuatro patas hasta llegar a los pies del sillón donde ella se encontraba, me pisó ligeramente el pene y luego me ofreció cada una de sus botas negras de cuero con un tacón muy fino para que las lamiera y las dejara inmaculadas, lo hice pasando la lengua por todo el cuero y quedando relucientes. En eso estaba cuando ella volvió a pisar mi miembro y a acariciarlo, la polla ya estaba dura, cogió de una mesita que estaba al lado unos anillos que colocó en la verga, hacían que estuviera más erecta y tensa todavía.

Me ató un collar de perro y poniendo la correa me hizo llevarla sobre mi lomo hasta una mesa baja que había en uno de los extremos de la habitación, allí me colocó sobre la mesa, era una mesa preparada para el sometimiento de sumis@s ya que tenía varios agujeros dispuestos que se adaptaban al tamaño de las pollas y a su situación y al tamaño de los pechos en el caso de posibles sumisas, en mi caso metió la polla en el agujero correspondiente y la sujetó fuertemente, luego esposó mis manos a las patas delanteras y las piernas que se mantenían de rodillas las sujetó a las traseras.

Levantó la sabana y ví una gran variedad de objetos e incluso alguna hortaliza, cuerdas y demás instrumentos sadomasoquistas. Cogió un tubo de lo que parecía una crema que luego me enteré que era un lubricante y untó con ella mi ano hasta conseguir que dos de sus dedos, primero uno y luego el otro entraran sin dificultad dentro de mi. Cuando lo hubo conseguido observé que había una colección de conos de color transparente y cogió el más pequeño haciéndomelo mamar, cuando lo hube ensalivado bien me lo metió y comenzó a follar mi culo con él. Luego cogió otro un poco más grande.

Se retiró entonces dejándome con eso dentro y volvió con un trípode y una videocámara que instaló detrás mío y la conectó a una televisión que yo podía ver desde mi posición atado. Acercó la cámara a mi culo y podía observar mi agujerito trasero a través del cristal del cono, entonces colocó la cámara en el trípode y siguió con otra serie de conos cada vez más gruesos. Paró cuando creyó que mi ano ya estaba bastante dilatado.

Fue a la cocina o eso supuse porque vino con un vaso con unos hielos, cogió uno de ellos y me lo pasó por mi estrellita trasera para que se contrajera de nuevo, cuando lo hubo conseguido se colocó un arnés y me liberó de la mesa y me quitó los anillos de la polla, me hizo colocarme a cuatro patas y poniendo la polla de látex en mi culo me la metió de una sola vez, con cuidado pero de un solo golpe ya que por el lubricante y los juegos anteriores entraba sin dificultad.

Me comenzó a follar lentamente recreándose para luego coger mi polla y adecuando los ritmos empezó a masturbarme, fue subiendo el ritmo progresivamente, el arnés tenía una pequeña polla que estimulaba su coño y un botoncito sobre su clítoris de tal forma que cada vez que me follaba y me masturbaba ella también sentía placer. Estuvo un rato masturbándome torturándome al impedir que me pudiera correr. Cuando notó que ya a pesar de mis esfuerzos no iba a tardar mucho en eyacular me dejó ir llenando el suelo de semen.

Luego me lo hizo limpiar todo ello con la lengua y quitándose el arnés quiso que la comiera el coño. Se tumbó en el suelo boca arriba con las piernas bien abiertas para que yo pudiera tener absoluta libertad para darla placer. Mi lengua llegó y la pasé muy suavemente por la cara interna de los muslos y el resto de los mismos, los acaricié muy delicadamente acercándome al coño, seguidamente pasé la lengua por la cintura y bajé por las ingles, cuando llegué al coño avancé con la lengua rodeando los labios mayores hasta el perineo, estando allí volví a los labios mayores y los dibujé con la lengua y llegué al clítoris lo soplé muy suavemente, lo cogí con los labios y luego con los dedos abrí el coño y lo follé con la lengua mientras de vez en cuando con el labio superior acariciaba el clítoris. Al mismo tiempo me iba ayudando con los dedos acariciando el perineo y el ano.

La lengua ya había cogido un ritmo frenético y mi Ama me decía:

Cómemelo perro, sigue así, te estás portando como un buen perrito.

Al final ella explotó en un prolongado orgasmo entre gritos de placer, me recompensó con una caricia en toda la espalda.

Continuara.........................

Este relato es imaginario pero va dedicado a una Ama llamada Maria. Si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a:

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Casa rural X

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La llave y el candado (3)

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La llave y el candado (2)

La llave y el candado (1)

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La coincidencia

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Novata en el reino de sade

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La canguro

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