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La ardiente Elena

en Hetero: General

LA ARDIENTE ELENA

Elena era una mujer independiente trabajaba como comercial para así poder distribuís su tiempo a su gusto y tener cierta libertad, en su vida sexual era una mujer ardiente con bastantes fantasías y una por encima de todas, quería ser dominada. Tal vez fuera porque al ser tan independiente y no depender de nadie quería experimentar esa sensación de obediencia a una persona.

Para sus fines había buceado en Internet muchas veces y por fin creyó encontrar a la persona adecuada a su fantasía pero lo que no imaginaba era que se iba a llevar tanta sorpresa. Había quedado con su posible Amo en que ella le esperaría en la oficina, la verdad era bastante arriesgado pero sabía que un viernes a las seis de la tarde no había nadie y no podían ocurrir desagradables sorpresas. De todas formas para mayor seguridad entró en el despacho de su superior que quedaba lejos de miradas procedentes de la calle. Allí se tapó los ojos con una venda y cuando en el reloj daban las seis en punto se puso de pies con las manos en la nuca a esperar.

Pasaron varios minutos hasta que notó como una mano la daba un azote en las nalgas. Que silencioso era su Amo pero que equivocada estaba, luego le Amo la fue levantando la camiseta de algodón blanca que la había hecho ponerse y posteriormente las mallas grises hasta dejarla completamente desnuda, con una mano la hizo separar las piernas. Notó como con la mano jugaba con el tanga que la había ordenado estuviera dentro de su coño con solo la punta fuera. Lo sacó de allí, ella estaba desnuda delante de un hombre desconocido o no tan desconocido??.

Elena oyó como el hombre deslizaba una de las sillas del despacho y se sentaba en ella, seguramente estuviera observándola. Era una mujer de pelo castaño con melena leonada, ojos verdosos, pechos redondos de pezones rosados y ahora mismo duros, culo redondo y bien puesto, se notaban las horas de gimnasio pero blando al tacto, pubis ahora mismo completamente rasurado. El se acercó y empezó a palparla en los pechos y luego en el coño. Ella estaba mojada y la orden era no excitarse si no la daban permiso. Entonces él bramó:

Sucia perra, te he dejado yo que te mojes?.

Ella entonces no se estremeció solo por el grito sino porque reconoció la voz. Era su jefe, se sintió mal y quiso huir de allí y casi hasta cambiar de ciudad pero ya era demasiado tarde pero su Amo entonces la tranquilizó y la dijo que todo lo que la había dicho acerca de la discreción etc. Era cierto que ahora ella era la que debía decidir si seguir adelante o dejarlo, vestirse y el lunes seguir como una comercial más de la empresa. Ella dudó un instante pero se fió de él y siguió de pies.

El se acercó por su espalda y la ató las manos bien atadas por las muñecas, luego la hizo arrodillarse delante de él. El hombre se desnudó y sacando la polla se la metió en la boca de un solo golpe, empezó a follarla la boca, no era una mamada. La estaba follando la boca como si fuera su coño. Ella estaba muy mojada y sentía como se estaba calentando al máximo. El la sacó la polla de la boca y la soltó el pañuelo de los ojos y que ella viera la escena. Seguidamente cogió una percha con dos pinzas y puso las pinzas en los pezones de la mujer y puso otras dos pinzas unidas por una arandela que él había fabricado en los labios vaginales de Elena, con una cuerda ató todas las pinzas y rodeó el cuello de la muchacha. Le volvió a indicar que ahora se la mamara. Ella acercó la boca a la polla, la dio besitos suaves pero notó un dolor intenso en los pezones y en los labios vaginales. Eran las pinzas, él no la permitió agacharse más para la mamada , así que cada vez que salía la polla de su boca notaba el dolor. Tuvo que entonces clavarse la polla hasta la garganta y con la lengua sacándola hasta el glande lamer y ayudarse para que el Amo al de poco tiempo agarrandola del pelo se la sacó y eyaculó sobre sus pechos.

La levantó y la llevó a la mesa, allí la situó boca arriba, ató sus brazos a las patas de la mesa, las piernas a las otras patas pero sujetándolas desde las rodillas con el fin de que quedaran completamente abiertas y así sus dos agujeros estuvieran expuestos. Cogió un vibrador y un poco de vaselina, con un dedo fue untando bien el ano. Con el tiempo el dedo entraba sin dificultad por el esfínter para después introducir un segundo dedo, entonces agarró el consolador y lo puso en la entrada y lo metió de una vez, por la vaselina el aparato entró rápidamente y sin apenas provocar dolor a la chica. Ela entonces la fue limpiando los pechos del semen, recogió todo el semen con una galleta y se la dio a Elena para que la comiera.

Seguido la soltó las pinzas y masajeó la zona que había estado pinzada. Entonces la dijo que estuviera callada y que no dijera absolutamente nada. El fue a la puerta y la abrió y apareció un chico al que Elena inmediatamente reconoció, era Fernando su amante de Internet y al que durante muchas noches había deseado follar. La verdad es que eso la había hecho ponerse muy cachonda y estaba deseando ser merecedora de que el hombre se la metiera. Fernando se desnudó y se acercó donde ella la besó tiernamente pero con mucha pasión sus lenguas jugaban como si fueran dos llamas de un mismo fuego para después sustituir la lengua por la polla.

Esta vez si que ella se preocupaba de hacerlo bien. Lo estaba disfrutando. El salió de su boca y fue a su coño y la penetró fuertemente para empezar a follarla rítmicamente con penetraciones lentas y profundas acompañadas de movimientos circulares y con las manos el chico seguía el ritmo agarrandose de sus pechos. Ella se corrió con rapidez, no pudo evitarlo, su Amo se dio cuenta pero en lugar de castigarla la acarició y la dijo que a partir de ese momento disfrutase.

Ella entonces se dejó ir y empezó a enlazar un orgasmo tras otro. Su Amo la soltó y la levantaron antes de que Fernando eyaculara, quería esperar. Fernando se tumbó en el suelo e hizo que ella en cuclillas se pusiera sobre él montándole. Ella quería retardar el orgasmo del chico el máximo tiempo posible pero tampoco era muy capaz a veces de regularlo porque estaba demasiado cachonda como para hacerlo. El vibrador todavía estaba en su ano y la provocaba más excitación si cabe pero pronto sería sustituido por el pene de su Amo.

Estaban ahora follandola los dos hombres a la vez, estaba probando la doble penetración. Ella ahora ya botaba como una amazona galopa en su caballo. El Amo mientras la sodomizaba la azotaba con las manos en las nalgas. Luego cambiaron las posiciones los dos hombres y siguieron follandosela hasta que Fernando no aguantó más y se la sacó. Ella se levantó de su Amo y se puso bajo ellos para recibir todo su semen en sus pechos.

Ahora perra vete a la ducha con Fernando y lávale bien y deja que te use como él desee. Le ordenó su Amo.

Ella le llevó al gran baño que tenía su jefe en la habitación contigua, lavó bien a Fernando el cual la cogió elevándola del suelo y poniéndola de espaldas a la pared la dejó deslizar hasta que estuvo ensartada en su polla y la follo salvajemente. Los gemidos de Elena eran brutales y se corrieron los dos abrazados. Cuando terminaron de ducharse y de joder salieron y encontraron que el Amo se había marchado en su mesa había una nota.

Ahora ya no eres mi perra, eres la de Fernando y por tanto dejaras que él te use cuando lo desee y como el desee y te pondrá un tatuaje para que veas que eres suya. Te dejo estas bragas rojas para que al ponértelas te sientas lo que has decidido ser, una puta.

Fernando en el ángulo superior del pubis y con un rotulador le puso un simbólico collar dentro del cual iban dos letras símbolo de la pertenencia de ella a el como sumisa.

Este relato es imaginario pero va dedicado a mi amiga Esther, la cual me inspiró el relato. Si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a:

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Sumisión en la granja (1)

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Sumisión en la granja